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Fin

Pasaron tres meses, la pequeña familia planeaba mudarse a otra parte, quizás otro país o continente o quizás galaxia, todo con tal de que su niño pudiera vivir en paz una vez más.

Michelangelo, aun procesaba todo lo que le habían contado, simplemente no entendía como su propia familia lo había abandonado, lo dejaron solo y a su suerte y en manos de quien no debían. Para su suerte su mejor amigo y hermano, lo había salvado. Ahora tenía una mejor familia, uno que lo ama incondicionalmente, una por la cual lo daría todo, pero antes quería saber por qué, porque tanto lo odiaban.

Mikey: tan mal hermano fui? –susurro viendo el techo- el me habrá querido? –pensando en su padre-

Suspirando se levanta y va a la sala, allí estaba su nueva familia, la que daba todo por el, aunque a veces se equivocaba, pero aun asi no habían gritos o golpes, solo caricias y comprensión. Se sentía tan bien estar con ellos, que no le importaba si los olvidaba para siempre.

Feliz corrió y trepo sobre Leatherhead, quien se dejo tranquilo, cuidando de que no caiga. Slash, le conto lo que pretendían, pero querían saber si él estaba de acuerdo. Miguel Ángel, se sorprendió al saber que se irían por un año entero a Francia, un lugar que no conocía, pero que lo llenaba de emoción.

Mikey: por supuesto que sí, me encantaría ir –muy feliz-

Los mayores sonrieron, al fin podían ver de nuevo aquella hermosa sonrisa, una que casi se extingue nuevamente por culpa de ellos. Slash le dijo que preparara su maleta, que mañana a la noche partirían, pero que no querían andar dando vueltas horas antes u olvidarse algo. Michelangelo asintió y tranquilo fue a su cuarto, tomo lo que creyó necesario y dejo la maleta junto a la puerta. Aun tenia curiosidad de saber porque lo habían abandonado, pero por alguna razón le aterraba querer escucharlo, tan sumido estaba en sus pensamientos que no noto cuando Mondo entro.

Mondo: Mikey? –lo llamo suave tocándole el hombro-

Mikey: ah –lo mira- Mondo –sonríe-

Mondo: -ríe suave- ya estás listo?

Mikey: si, ya guarde lo que quiero llevar –señalando la maleta-

Mondo: viaja ligero, ya que allí compraremos lo que necesitemos –sonríe- por cierto, ya está la cena

Mikey: oh –lo mira un momento- porque no me dijiste que me seguías?

Mondo: se que no estuvo bien, pero lo hice para protegerte –lo ve un poco nervioso-

Mikey: entiendo –sonríe- gracias –lo abraza feliz-

El gecko sonrió y correspondió el afecto, juntos fueron a la cocina, donde cenaron en familia, charlando tranquilos y animados. Al terminar ambos menores lavaron lo usado, mientras los mayores dejaban todo en la entrada, sería un viaje de siete horas, saldrían mañana en cuanto anocheciera. Después de que los menores terminaran, todos fueron a descansar, la tortuga pequeña, no podía conciliar el sueño, sentía que debía ir a verlos, pero le dolía mucho saber que podrían volver a herirlo, dando unas cuantas respiraciones relajando su cuerpo, empezó a dormirse, deseando de corazón, poder ser feliz.

En la sede del Clan del Pie, Leonardo y Donatello, estaban preocupado, ya que su hermanito no había aparecido hacia tres mese, tampoco lo habían visto en sus patrullas, realmente les preocupaba, pero no podían acercarse o ellos atacarían duramente.

Leo: crees que este bien? –viendo por la ventana de su cuarto-

Donnie: claro, está con ellos –susurra- jamás lo dejarían –murmura aquello último-

El mayor sabía a qué se refería, ellos lo protegieron y amaron, por más de diez años, algo que ellos habían dejado de hacer. Aun así deseaban aunque fuese ser unos bueno "amigos", al menos así lo podrían tener cerca. Escucharon la puerta abrirse y vieron a Karai entrando, los miro y suave negó, otro día mas que no lo verían, otro día mas que se alejaban de él.

Una nueva mañana había llegado, Slash, preparaba tranquilo el desayuno, hasta que sintió a alguien abrazarlo del costado, con cuidado miro, viendo a su adormilado sol, gentil le alzo y siguió cocinando. El menor lo abrazo y se durmió sin querer, envuelto entre el dulce olor y el cálido abrazo de su único hermano tortuga. Después de unos minutos, todos estaban allí, la gran tortuga despertó amable a su pequeño, quien al abrir sus ojos, vio cada rostro que lo rodeaba, les regalo un tierna sonrió y luego froto sus ojos, quitándose un poco el sueño. Los presentes por un momento sintieron que sus corazones se detenían, una sola sonrisa y ya estaban a sus pies, tanto esfuerzo valía la pena si veían aquella cálida sonrisa en tan angelical rostro.

Felices comieron el desayuno, mientras planeaban que lugares ver en Francia, querían tener aunque fuese una vez una vida sin tantos problemas, después de terminar el desayuno dejaron todo lo que llevarían en la sala, Rockwel reviso la seguridad de la casa, no deseaba visitas mientras no estuvieran.

Miguel Ángel por su parte se había puesto a jugar video juegos, no sabía bien que hacer ese día y esperar a la noche era aburrido, pero pronto por el rabillo del ojo vio algo, así que lo pauso y miro, grande fue su sorpresa al ver a un par de encapuchados y peor al verlos acercarse, que grito llamando a su familia, mientras se escondía tras el sofá.

Mona: guau, tampoco tienes que ponerte así -quitándose la capucha-

Slash: aléjate salmandriana –la mira acercándose amenazante-

Mona: -toma su arma- cálmate Slash, no le estoy haciendo daño –un poco nerviosa-

Rockwel: Slash, déjame hablar con ella –viéndolo-

La tortuga grande gruño bajo y tomando a su hermanito se fue arriba, el mono se acercó tranquilo y sonrió leve.

Rockwel: es mejor que vayan a la sede del pie, allí estarán bien, Leonardo los recibirá –les abrió la puerta-

Mona: bien, pero vendré a la noche –seria marchándose con su compañero-

Rockwell: gracias por entender, Raphael –susurra-

El simio los vio irse hasta que los perdió, tranquilo fue y le informo a su líder, quien decidió partir antes del anochecer, no quería ningún retraso o sorpresa.

En la sede del pie, habían llegado después de 30 minutos, Mona y Raphael, como el mono les dijo, Leonardo los recibió, aunque se sorprendió un poco al ver la mirada ida de su hermano, suave lo llevo donde estaba Donatello, mientras Karai llevaba a mona al cuarto que ocuparían.

Leo: D? –haciendo sentar a un pálido Raphael-

Donnie: que sucedió? –acercándose rápido y revisándolo-

Leo: llego así, de casa de los Mutanimales –susurra-

Donnie: oh, entiendo –aun preocupado-

Raph: qué demonios hice? –murmura bajo- mi hermanito –sin poder evitarlo empieza a vomitar-

Donnie: -le pasa a tiempo un tacho- está bien, déjalo salir

Mona: no estaba muy bien antes de que volviéramos, aunque tampoco esperaba ese recibimiento –suspira acariciando la espalda de su novio-

Leo: te ofrecería una disculpa si pudiera –dándole un vaso de agua a su hermano-

Raph: se estaban por marchar –susurra y bebe el agua-

Donnie: te refieres a mudarse?

Raph: seguramente –serio-

Leo: tampoco es como que podamos hacer mucho –suspira-

Donnie: deberíamos decirle la verdad, que sepa quiénes somos y que queremos ayudarle –viendo suplicante al mayor-

Leo: bien, iremos esta misma noche –suspira-

En la guarida de los Mutanimales, los mayores estaban preparando todo. Con la llegada del rojo era probable que ellos vinieran para charla y quizás arrebatarles lo que tanto han cuidado. Miguel los miro un rato antes de encerrarse en su cuarto. Coloco traba y salió por la ventana, debía hablar con ellos aunque no estaba seguro de que decir, pero algo le pedía que lo hiciera.

Después de unos minutos llego a la sede del pie, entro por donde siempre lo hacía, el cuarto de Grover o más bien de Leonardo salió en silencio y busco al joven, aunque lo que vio lo sorprendió, allí estaban tres tortugas al parecer discutiendo, muy silencioso se acercó y los escucho, aunque no esperaba ser tomado por las dos humanas.

Mikey: suéltenme alejándolas con la menor fuerza posible-

Leo: suéltenlo –pide amable-

Ambas jóvenes lo sueltan y van con sus respectivas parejas.

Mikey: -los ve molesto- vine porque deseo saber... si lo que me dijeron es verdad

Leo: supondré que ya sabes nuestros nombres y lo que... deberíamos ser para ti –susurra- y... si, nos fuimos creyendo que uno de nosotros se quedaría contigo

Donnie: nunca fue nuestra intención abandonarte –lo mira triste-

Raph: y entenderemos si no quieres estar de nuevo con nosotros

Miguel suspiro y pensó un poco lo que debía decir o hacer, si se era sincero no los quería cerca, pero también sentía una gran curiosidad por ellos, pero también tenía miedo de que solo quisieran jugar con él.

Mikey: yo me iré, no creo que vuelva, pero sepan que me divertí con ustedes –sonríe-

Raph: -notando que sus hermanos no dirían nada- entendemos y esperamos que algún día vuelvas, aunque sea para una charla casual –sonríe leve-

Mikey: -asiente y se marcha tranquilo-

Los tres mayores se miraron entre sí, sabiendo que ya nada más podrían hacer, solo esperar a que el volviera y poder aunque sea una última vez velo aun a la distancia.

Cuando el menor llego, salió en silencio de su cuarto y bajo donde estaba su familia, los miro detenidamente y sonrió, ellos lo eran todo para él y no los dejaría aunque esas tortugas estuvieran allí.

Llegada la hora todos fueron al aeropuerto, donde un avión privado perteneciente a los Ultron los esperaban, todos subieron y esperaron a que despegara, la tortuga de naranja miraba por la ventana, estaba tan perdido en su mente que no noto cuando el avión despego.

Después de siete horas de viaje, al fin estaban en Francia, fueron llevados a una casa en donde pasarían su tiempo, habrían desempacado, pero estaban cansados de aquel viajecito, en cuanto estuvieron en sus cuartos se acostaron a dormir. Casi a inicio de la noche despertaron, el menor fue a la cocina, la cual tardo en hallar, pero al verla se sorprendió muchísimo, era mucho más grande que la anterior, emocionado reviso todo, memorizando un poco las cosas que allí habían, algunas no las conocía, pero aprendería, por el momento prepararía algo de comer.

Lo bueno era que los Ultron habían llenado las despensas con lo necesario, un muy lindo detalle de su parte, tranquilo preparo el desayuno y espero a su familia, mientras miraba un poco de televisión, el idioma lo enamoro por completo, aunque luego fue sacado de su ensoñación, por una cálida mano en su cabeza.

Mikey: hola chicos –sonríe-

Slash: -sonríe- veo que ya te las apañaste solo –mirando la comida-

Mondo: y yo que quería preparar mi especialidad –haciendo un puchero-

Mikey: jaja, lo siento hermano –sonríe animado-

Slash: vamos, comamos –sentándose-

El resto se sento y felices comieron, Miguel miraba a su familia, los amaba, ellos lo habían salvado de la soledad y lo cuidan con mucha devoción, nada de lo que haría pagaría todo ese amor que le estaban brindando. Suspiro suave viéndolos con mucho cariño, sin dudas vivir aquí con ellos seria magnifico.

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