CAPÍTULO XIV
La chica se aferró a los brazos de Adrian que la envolvieron con calidez. El hombre lanzó un gran suspiro al escucharla llorar. A Haggard le pareció que jamás había escuchado un llanto como aquel, tan desconsolado y lleno de tristeza. Él la apretó contra su cuerpo y dejó que llorara, Morrigan había pasado por tanto en muy poco tiempo y de la chica fuerte e inquebrantable que solía ser, ahora parecía débil y frágil; llena de miedo e incertidumbre.
-¡Ya, ya, pequeña! - Dijo el hombre con ternura mientras frotaba su espalda - La vida te ha puesto una prueba muy difícil, pero sé que podrás superarla. - murmuró Haggard sin dejar de abrazarla.
La chica lanzó un sollozo profundo y se estremeció en los brazos de Adrian. Al menos tenerlo cerca y escuchar sus palabras de aliento la hacían sentirse un poco mejor. El experimentar esos fuertes brazos a su alrededor la llenaba de sosiego y paz. El hombre sintió cómo el cuerpo de la joven se sacudía a causa del llanto violento y la acunó contra su pecho.
-Si te hace bien llorar, llora - Dijo con voz profunda y aterciopelada - Eso te ayudará a sentirte mejor - Susurró y le acarició los rubios cabellos - Yo voy a estar a tu lado - Suspiró, ¡sé que no es un gran consuelo pero... yo voy a cuidarte!
La chica volvió a estremecerse en esos brazos tan fuertes y protectores. ¡En verdad le encantaba estar así! Ese abrazo la hacía sentirse querida, ¡amada! Quizá estaba loca, pero nunca se había sentido así en los brazos de otro hombre que no fuera parte de su familia. Morrigan levantó el rostro y miró a Adrian. Él también la miraba con ternura y le dedicó una sonrisa mientras le acariciaba el rostro.
Adrian la contempló en silencio, ¡esa joven lo alteraba! Lo hacía tener sentimientos que jamás había experimentado y eso lo inquietaba; se sentía intimidado y dudaba de todo aquello que consideraba correcto en su vida. Pero a la vez, también le gustaba sentir esas nuevas sensaciones hasta ahora desconocidas por él. Se llenaba de una inmensa alegría, un estremecimiento recorría su cuerpo. Experimentaba algo que jamás sintió, hasta ese momento. No sabía en realidad que era pero seguía alterando sus sentidos.
-Sé que tienes miedo - Le susurró - Sé que tu vida ya no será la misma y que todo ha cambiado para ti, Morrigan - Exclamó y continuó acariciando el rostro de la joven - Sé que no puedo cambiar lo que pasó, pero estoy aquí para acompañarte en tu dolor, en tus penas. Déjame estar a tu lado, mi niña bella - Dijo con emoción.
Morrigan volvió a estremecerse; esas palabras realmente habían llegado a lo más profundo de su ser. Además la emoción con la que él las pronunció hacía que sonaran aún más hermosas. La chica levantó su mano y la deslizó lentamente por el rostro de Adrian, colocándola detrás de su nuca, atrayéndolo hacia ella.
Adrian suspiró y se inclinó sobre el rostro de Morrigan para unir sus labios a los de la joven. Fue un beso muy tierno y dulce, en un principio. Adrian la envolvió aún más entre sus brazos para hacer ese beso aún más apasionado y vehemente. La chica se dejó llevar por ese beso, permitió que Adrian se apoderara del control y sólo se entregó a él, disfrutando de la presión seductora de sus deliciosos labios.
Después del beso, ambos permanecieron abrazados y en silencio, hasta que de nuevo, las dudas, los cuestionamientos y esa inquietud volvieron a despertar en Morrigan.
-¡No lo entiendo! - Murmuró la chica apartándose un poco de Adrian para mirarlo a los ojos - ¡Es que de verdad no lo comprendo! ¿Por qué nunca me dijeron nada? - Suspiró - ¿Por qué me ocultaron la verdad? - Bufó y se limpió las lágrimas - ¿Acaso he estado viviendo en una mentira?
-Primero - Exclamó Adrian - Trata de calmarte, yo sé que has recibido duros golpes y noticias que no esperabas - Comentó el hombre y volvió a abrazarla - Pero seguramente, tanto Jensen como Liam tuvieron motivos muy grandes y fuertes para ocultarte parte de la verdad - Dijo y le limpió las lágrimas - Yo sé que no fueron justos contigo, pero también sé que ellos pensaban decírtelo todo cuando demostraras mayor madurez.
-¿O sea que yo tengo la culpa? - Preguntó Morrigan, molesta.
-No, ¡por supuesto que no! Yo no he dicho tal cosa - Dijo el hombre y la tomó de la mano - Solo dime, ¿acaso querías escucharlos? - Exclamó y la miró a los ojos.
Morrigan lanzó un suspiro y también lo observó. En parte, Adrian tenía razón, hubo un punto en el que ella prefería ignorar a su padre y a su tío, sólo quería ir de fiesta, divertirse y hacer cosas que provocaran la ira de su familia. Simplemente fue muy ingenua al creer que la vida que tenía sería para siempre, que jamás tendría que enfrentarse con la vida real o los problemas. Ahora la crudeza y los duros momentos la golpearon en la cara, poniendo a prueba su carácter y entereza. De un momento a otro se encontró sola y sin nada; corriendo peligro acompañada de un completo desconocido.
Adrian no despegaba su mirada de la joven que continuaba sollozando. Los bellos ojos de la chica transmitían confusión, pena y mucho dolor. Se daba cuenta que Morrigan comenzaba a comprender ciertas cuestiones que, debido a su falta de responsabilidad, hubieran sido aclaradas por su familia mucho antes de que sucediera la tragedia. Quizá si ella hubiese tenido interés en las palabras de su padre y su tío, se habría evitado los problemas de los últimos días. Pero ya no tenía caso llorar sobre la leche derramada. Ahora sólo debía tomar al toro por los cuernos y enfrentarse a su realidad.
-Deberíamos hablar después - Continuó Adrian - Mañana dejaremos este lugar, nos espera otro viaje complicado - Suspiró - Además, tienes que comer y...
-¡No! - Gritó Morrigan - No puedo esperar a mañana para una explicación - Gimió y se aferró al cuerpo de Adrian - La quiero ahora...
-No vas a morir sólo porque tienes que esperar un poco más - Comentó Adrian intentado soltarse de los brazos de la joven.
-Quizá pueda morir mañana - Murmuró Morrigan sin soltarlo - Recuerda que mi madrastra quiere que caiga mi cabeza y ha enviado a un cyborg mercenario a asesinarme. - dijo la chica y frunció el ceño.
-¡No exageres niña! - Bufó Adrian - Eso no va a pasar, será difícil que nos encuentren. - dijo el hombre con confianza - Además ¡estoy yo aquí y voy a protegerte! - Exclamó y se incorporó - Ahora, come algo y ve a dormir - Dijo - Aún tengo que terminar de reparar el casco y afinar los últimos detalles antes de partir. - exclamó y se alejó de ella.
Haggard le dio la espalda y buscó una caja de herramientas para volver a salir y reunirse con AB. Ya tendría tiempo de hablar con Morrigan y aclarar algunas de sus dudas. La chica iba a llevarse varias sorpresas, pero era lo suficientemente madura para afrontar la verdad, pensó Adrian mientras abandonaba la nave.
-¡Pero yo...! - Exclamó la chica mirando cómo se alejaba - ¡No te vayas! - Le gritó, pero él la ignoro completamente.
Morrigan bufó y se cruzó de brazos. ¡Pero qué tipo más bipolar! Primero todo fueron cariños y mucha ternura, ahora sólo se limitaba a ignorarla y a dejarla a mitad de una charla sin más explicaciones. ¿Quién se creía ese tipo? Refunfuñó la joven mientras lo veía alejarse y lanzaba un hondo suspiro.
¿Por qué su tío y Adrian se negaban a hablar con ella? Pensó Morrigan y apretó los puños. Parecía que todos estaban evadiendo ese tema que era importante y que además cambiaría su vida en todos los sentidos. Pensar en ello la llenaba de pánico, ¿quién era realmente su tío Liam? ¿Qué fue lo que le ocultó durante todos esos años? Su cabeza comenzaba a llenarse de nuevo con interrogantes, pero era mejor no pensar en ello, no por ahora. De lo contrario, Morrigan iba a volverse loca.
La chica volvió a suspirar, mientras admiraba el porte de Adrian. Haggard era muy diferente a todos los tipos que había conocido. A pesar de su arrogancia y el misterio que lo envolvían, a Morrigan le encantaba. Ella estaba comenzando a sentir algo muy fuerte por ese hombre, una especie de cariño, afecto hacia ese sujeto que en estos momentos estaba cuidando de ella. Pero, ¿qué era lo que realmente Haggard sentía por ella?
* * * * *
Beckett hizo una señal de alto a sus compañeros. Goodman y Lucian se detuvieron a una distancia prudente observando el viejo cacharro en el que viajaba Haggard. ¡Esa nave iba a caerse a pedazos! Pensaron los dos hombres sin quitar la vista del sujeto que estaba muy concentrado en su labor de reparación. Al parecer, Adrian no se había percatado de su presencia y eso era bueno.
Adrian Haggard se encontraba solo, sin más compañía que ese ridículo androide de protocolo, el cual le ayudaba a reparar su vieja nave. No había señales de Morrigan por ninguna parte, así que era seguro que la chica se encontraba dentro de ese pedazo de chatarra. En esas circunstancias sería fácil emboscarlos y acabar con ellos. El hombre tenía la guardia baja y ellos le habían preparado una sorpresa.
Tristan los miró con los ojos entrecerrados. Sabía lo que sus compañeros pensaban, que Adrian estaba con la guardia baja. Pero era mejor no confiarse, Haggard jamás cometía el mismo error dos veces. Creían que AB era un simple androide de protocolo y reparaciones; sin embargo, bajo esa facha de inocencia y servicio se encontraba un mercenario que, en cualquier situación de ataque, se comportaba igual que su amo. Por ello Adrian le tenía mucho aprecio a ese pedazo de lata que él mismo había reprogramado.
-Sólo quiero decirles que no deberían confiarse - Comentó Beckett a Lucian y Goodman - Adrian es impredecible, al igual que su androide... ¡no los subestimen!
-¡Otra vez estás exagerando! - Gruñó Goodman - Esta es nuestra oportunidad de acabarlo, dudo que pueda contra un ejército de...
-¡Guarda silencio idiota! - Exclamó Lucian - Nos ha dicho que no los subestimemos, así que es mejor hacer caso. Tristan los conoce mejor que nosotros.
-Sólo son mentiras de ese cyborg ladrón - Comentó Goodman - ¿qué es lo que estamos esperando? - Bufó - ¡Es hora de atacar!
Tristan lo mandó callar. En definitiva, estaba rodeado de idiotas, comenzando por Goodman. Estaba claro que atacaría por sorpresa, les enviaría un distractor y después atacarían con todo su arsenal disponible. El cyborg tanteó el terreno y trató de analizar el interior de la nave.
-¡Carajo! - Dijo entre dientes - El material del casco del War Hawk le impedía rastrear más formas de vida. Aunque de sobra sabía que la mujer estaba dentro del vehículo, oculta en algún sitio. Beckett continuó con la valoración del terreno, no había trampas ni nada que les impidiera avanzar. Haggard estaba seguro de que nadie lo seguiría y...
-¡Desde luego, señora Mayer! - Escuchó la voz de Goodman hablando desde su localizador - Los hemos encontrado y será muy fácil terminar con ellos - Dijo ufanándose - ¡Pierda cuidado! En unas horas volveremos con la cabeza de ese imbécil y la de su hijas...
- ¿Pero qué mierda?
Tristan gruñó y de un manotazo destruyó el aparato de Goodman. ¿Qué se creía ese imbécil? ¡Iba a echar por la borda la misión! ¿Por qué demonios le estaba llamando a esa loca mujer?
-¿Qué acabas de hacer, grandísimo hijo de puta? - Rugió Beckett aplastando con su bota el localizador de Goodman.
-Más bien, ¿tú qué acabas de hacer grandísimo hijo de puta? - Dijo Goodman, un poco molesto - Estaba hablando con la señora Stella - Exclamó - Ella me pidió informes de la misión y...
-Yo le daría los informes de la misión - Bufó Lucian mirando con odio a Goodman - Tú sólo estás aquí como estorbo... apoyo - dijo cambiando inmediatamente la frase al sentir la mirada de odio de Goodman sobre él.
-La señora Mayer me dijo expresamente que debía enviar informes cada cierto tiempo para...
-¡Tú no enviarás nada hasta que yo lo diga, maldito chismoso! - Gritó Beckett y sostuvo a Goodman por el cuello con su mano de metal, apretando con fuerza - ¿Entendido? - Gruñó mirándolo a los ojos - Si abres la boca... - amenazó pero no terminó la frase.
-S-sí, s-sí - Respondió Goodman apenas, ya que esa increíble garra lo estaba asfixiando.
-Tú vas a hacer lo que nosotros digamos - Dijo Beckett - Así que mantén el pico cerrado porque la próxima vez no tendré piedad contigo.
El cyborg miró a Lucian, quién le sostuvo la mirada y asintió. Sabía que Stella no confiaba en nadie, excepto, y por increíble que pareciera, en Goodman. Tristan soltó al sujeto, que cayó sobre el piso como si se tratara de un costal de papas.
Goodman se quejó de dolor, pero se levantó de inmediato para no hacer enfurecer al cyborg. De alguna manera, mantendría informada a la señora Mayer de todo lo que sucediera en la misión. El hombre estaba seguro que Lucian y Tristan tramaban algo y él lo iba a descubrir.
Beckett miró de nuevo hacia donde se encontraba Haggard y su androide. Ambos continuaban con su trabajo de reparación y aún no se percataban de su presencia. ¡Era el momento de atacar!
-Es hora de entrar en acción- Dijo el cyborg - Suelten los androides. - ordenó mientras tomaba su arma y se preparaba para el ataque.
Goodman y Lucian sacaron varias esferas de metal de una bolsa de lona, las activaron y rápidamente las lanzaron hacia dónde se encontraban Haggard y AB. Al contacto con el piso, dichas esferas se convertían en pequeños androides de ataque.
-Me encanta la nanotecnología - Comentó Lucian.
-Y si es Haggard, es mucho mejor - Respondió Beckett esbozando una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Qué irónico! - Comentó Goodman - Se supone que es tu enemigo, ¿por qué compras su arsenal?
-Porque las armas diseñadas por Adrian Haggard son las mejores y más letales de todo el universo - Gruñó Tristan - Y no las compro, ¡las trafico!
Beckett y su pareja de idiotas permanecieron ocultos por un montículo de nieve, mirando cómo los droides de ataque hacían su trabajo. Los robots comenzaron a abrir fuego contra su objetivo, sorprendiendo de inmediato a Adrian y a AB, que de momento no alcanzaron a reaccionar.
-Estamos bajo una emboscada, señor - Dijo AB y se preparó a disparar.
-¡No me di cuenta, pedazo de chatarra! - Gruñó el hombre listo para el ataque.
Ambos sujetos comenzaron a repeler el ataque de los androides, pero eran demasiados. ¡Estaban por todas partes! Haggard estaba furioso ya que imaginaba quién podría estar detrás de esa emboscada. Sin embargo, surgía una duda, ¿cómo carajo Beckett se enteró de su ubicación? El War Hawk no era visible en ningún radar, así que por ese medio no era factible descubrir su ubicación.
-¿Tiene alguna idea de cómo nos encontraron AB? - Preguntó Adrian a su androide.
-Es posible que haya algún rastreador dentro de la nave...
-¡No hay ninguno! - Exclamó Haggard - Yo mismo revisé la nave en busca de alguno...
-No me refiero a que la nave tenga alguno en sí - Comentó el androide, derribando varios robots.
-¡Habla claro hoja de lata! - Exclamó Adrian sin dejar de disparar y miró a su compañero - ¿Qué me tratas de decir? - Murmuró Haggard observando cómo los androides caían - ¡Joder! Pero si se trata de mi propia tecnología - Bufó y disparó un rayo de pulso electromagnético que derribó a todos los androides de combate, poniéndolos en estado de hibernación.
-Decía, señor Haggard - Murmuró AB - Que la señorita Stone es portadora de uno de esos rastreadores - Exclamó el robot - Ella...
-¡Maldita mierda! - Dijo el hombre, debía ver a Morrigan inmediatamente.
* * * * *
Mientras AB y Adrian trataban de repeler el ataque de los androides, Beckett, Lucian y Goodman se acercaron sigilosamente a la nave. Tratarían de entrar en esta para buscar a Morrigan y secuestrarla para poner en marcha el plan de Lucian. Después se encargarían de Adrian y huirían muy lejos, dejando a Goodman varado en algún sitio del que no pudiera regresar jamás.
Los sujetos se movieron con sigilo, mientras Adrian y su androide intentaban derribar a los robots. Tenían poco tiempo antes de que Haggard contraatacara. Sin embargo, se toparon con el primer obstáculo, la nave estaba cerrada herméticamente y no sería fácil descifrar el código para poder entrar.
-¡Yo lo haré! - Murmuró Lucian y se acercó al panel para intentar abrir la puerta.
-Date prisa - Comentó Goodman - Adrian ha logrado someter a los androides y en cualquier momento nos atacará.
Beckett frunció el ceño, él mismo podría abrir la puerta sin necesidad de Lucian, aunque sabía que el reptiliano era bueno para romper candados y acceder a los sistemas; por tal motivo había descubierto algunos secretos que sabía utilizar para su beneficio.
Adrian corrió hacia el lado opuesto de la nave, Morrigan corría peligro; él tenía que mantenerla a salvo. Cuando llegó a la puerta, se llevó una desagradable sorpresa: Tristan, Lucian y Goodman intentaban abrirla.
-¡Deténganse! - Murmuró Adrian - Ni siquiera lo intenten o se arrepentirán.
Por respuesta, Goodman y Becket comenzaron a dispararle, tratando de detenerlo y así dar tiempo a Lucian para que abriera la puerta.
-¡Yo te cubro, Beckett! - Gruñó Lucian al ver que no podía abrir - Quito un candado y automáticamente parece otro, ¡será cuento de nunca acabar!
-Muy astuto de tu parte, Haggard - Murmuró Beckett y disparó a su enemigo - ¡Pero no podrás contra mí!
-Es a prueba de idiotas - respondió Haggard mirándolo con odio.
Adrian bufó y se lanzó contra Tristan para derribarlo e impedir que se acercara a la puerta. No permitiría que él descifrara su código. De hecho, mientras vivían en la Tierra, él enseñó a Beckett el truco del loop de candados, sabía que Tristan conocía su truco secreto y lo utilizaría en su contra. Sin embargo, mientras Adrian y Tristan peleaban, AB apareció y comenzó a atacar a Lucian y Goodman, tratando de defender a su amo.
-¡Disparen en la cabeza al androide! - Gritó Beckett - Eso lo desactivará y ustedes podrán entrar a la nave - Comentó - Sólo tienen que...
Tristan no terminó la frase, pues un fuerte puñetazo en el rostro se lo impidió. El golpe fue tan fuerte que su piel se abrió y reveló parte de su esqueleto de metal. Haggard no se lo pondría tan fácil, él iba a defender a Morrigan.
Morrigan se encontraba en la pequeña cocina de la nave. Decidió comer algo ligero y leer un rato. La biblioteca virtual de Adrian tenía volúmenes muy interesantes y no le caería mal algo de conocimiento de épocas pasadas. Quería saber más sobre la Gran Guerra y la Tierra antes de que esta fuera invadida por los pleyadianos. La chica estuvo leyendo durante un rato, sin embargo, le parecía extraño que Adrian y AB no regresaran, así que optó por salir y ver qué pasaba con ellos. Al abrir la puerta, Morrigan lanzó un grito al encontrarse con el rostro de Lucian.
-¡Hola, encanto! - Dijo Lucian esbozando una sonrisa perversa - ¿Me extrañaste?
-¿Cómo llegaste aquí? - preguntó la chica llena de miedo. ¡No podía creer lo que estaba pasando!
Afuera todo era un caos, Adrian luchaba contra ese cyborg que parecía no darse por vencido, mientras Goodman disparaba una y otra vez contra AB que trataba de impedir que entraran en la nave.
-He venido por ti, niña mía. - murmuró Lucian - ¡Ahora eres mía! - dijo e intentó tomarla entre sus brazos.
Morrigan volvió a gritar y dio un paso hacia atrás cayendo al piso, no iba a permitir que ese asqueroso reptiliano le pusiera una mano encima. Pero era presa del miedo y su cuerpo no reaccionó para emprender la huída, permanecía estático y sin poder moverse.
Adrian volvió el rostro al escuchar el grito. ¡Morrigan había abierto la puerta sin querer! El terror se reflejaba en ella, que parecía estar paralizada.
-¡Ve adentro! - Gritó Adrian - ¡Es una orden!
-¡Vayan por la mujer, par de imbéciles! - Gruñó Tristan, intentando someter a Haggard.
Lucian trató de tomar la mano de la joven que, al escuchar la voz de Haggard, salió de su estupor y se levantó a toda prisa para emprender la huida, pero AB fue más rápido y le disparó, hiriéndole en el brazo, dando tiempo para que la chica buscara un sitio donde ocultarse.
-¡Tras ella! - Volvió a gritar Beckett y Goodman se adelantó para entrar en la nave.
AB fue tras él. El androide tenía órdenes específicas de proteger a la humana y rápidamente alcanzó a Goodman, lanzándole un par de pulsos eléctricos que rápidamente lo pusieron fuera de combate. Rápidamente, AB regresó a la salida, lanzando a Goodman fuera de la nave; entretanto, Adrian y Beckett luchaban con todo, tratando de derribarse.
-¡Voy a matarte! - Rugió Beckett.
-Creo que esta vez no - Dijo Adrian esbozando media sonrisa - Quizá la próxima vez - Murmuró y le lanzó una patada al rostro, desprendiendo su mandíbula.
Lucian trató de auxiliar a Tristan, pero al estar herido, estorbó más de lo que intentó ayudar. El cyborg miró también a Goodman que yacía inconsciente, en el piso helado. Tristan maldijo al ver cómo Adrian entraba en la nave, ¡su misión fallaba otra vez!
Adrian entró como un rayo en la nave, buscando a AB y a Morrigan. El androide se encontraba junto a la chica, que se había ocultado dentro de un armario. Haggard suspiró aliviado y después le dedicó una mirada a su compañero.
-Es hora de largarnos - Bufó Adrian - Caminando hacia la cabina de control.
Morrigan al ver al hombre, se puso de pie de un salto y corrió a abrazarlo. La joven estaba asustada. Tenía entendido que nadie los encontraría en ese sitio, que estarían seguros ahí. Pero no había sido así, de alguna manera habían podido dar con ellos y fueron atacados por sorpresa.
-¿Qué fue lo que paso? - Exclamó la chica aferrada al cuerpo de Adrian - ¿Cómo es que dieron con nuestro paradero? - Preguntó.
-Guarda silencio y siéntate detrás de AB - Dijo Haggard con seriedad - Abróchate los cinturones ya que daremos varios saltos al hiperespacio - Murmuró mientras hacía sus cálculos en la computadora central - Voy a tratar de ir lo más lejos posible - Continuó y miró a AB - Debemos perderlos y ganar algo de tiempo para...
-¿Para qué? - Preguntó Morrigan con curiosidad.
-Para que no nos encuentren y poder extraerte el rastreador que te implantaron - Dijo Adrian y se puso en marcha - ¿Por qué no me dijiste nada? - Preguntó molesto - ¡Por eso nos encontraron! Por ese maldito rastreador. - gritó demasiado molesto.
Morrigan palideció y después se puso roja como un tomate. ¡Lo había olvidado completamente! Debido a su actitud rebelde y su mal comportamiento, su padre había optado por implantarle un chip localizador. De esta manera, Jensen siempre sabía dónde se encontraba y con quién, además de mantenerse enterado de todo lo que su hija hacía sin tener que recurrir a las redes sociales. ¡Ahora lo entendía! Por eso Beckett y sus hombres los habían localizado con tanta rapidez. Lucian conocía el código de su rastreador, por eso tantas veces él había aparecido en los sitios donde ella se encontraba.
-¡Maldición, maldición! - murmuró la chica, ¡era una tonta! - ¿Y ahora qué vamos a hacer? - preguntó la chica con preocupación - Si no nos deshacemos de ese rastreador, van a dar siempre con nosotros.
-¡No será así! - dijo Adrian con firmeza - Porque yo me voy a encargar de quitarte ese chip. - murmuró mientras ella lo miraba con cara de susto antes de volver a dar otro gran salto en el hiperespacio.
* * * * *
¡Pobre de Morrigan! No recordaba que su padre le había implantado un localizador y por eso Beckett pudo dar con ellos en un dos por tres. Afortunadamente lograron escapar pero, ¿qué creen que les espere ahora? Quizá se enfrenten a algunos peligros antes de llegar a su destino.
¿Qué les pareció este capítulo? ¿Les gustó la acción? Espero incluir más escenas de batallas en los próximos capítulos.
Muchas gracias por su apoyo.
Maria Decapitated
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