CAPÍTULO IX
-¿Seguros que están solos? - La voz de Tristan se escuchó del otro lado de la línea.
-Sí - Murmuró Lucian - Haggard salió y no se despidió de nadie. Dejó un escuadrón de seguridad con órdenes muy específicas y...
-¿Conoces a los integrantes del escuadrón? - Preguntó Tristan mientras trazaba sus planes.
-Los conozco a todos - Dijo el reptiliano - Son los mejores elementos de seguridad que se contrataron para...
-Bien, bien - Gruñó el cyborg - Por un momento pensé que había mandado llamar a alguno de sus agentes especiales, pero ya veo que no - Murmuró Tristan.
-Está muy confiado, cree que no pasará nada - Comentó Lucian en tono triunfal - Ellos creen que están a salvo y que no haremos ningún movimiento, ¡se llevarán una gran sorpresa!
-Perfecto - Dijo Tristan - Tengo los planos de la casa y los he estado estudiando. Conozco perfectamente las entradas y las salidas del lugar, también tu amigo Goodman me ha hablado sobre los puntos estratégicos de la casa, las cámaras y todo lo que debo saber para entrar sin ser notado.
-Goodman te estará esperando - comentó Lucian - Yo les daré el acceso y ustedes se encargarán del resto.
-De acuerdo - Exclamó Beckett - Y quiero mi pago cuanto antes - gruñó y terminó la llamada.
Stella escuchaba atentamente la llamada. La mujer estaba muy seria, pensando en lo que se avecinaba. Lucian tenía razón, ni Morrigan ni su tío se esperaban ese ataque. ¡Iba a ser tan fácil! Así que ella tendría el dominio de todo, le daría su parte a Beckett y ella podría llevar a cabo todos sus planes, vería a su raza resurgir y apoderarse nuevamente del Universo.
-Debemos irnos - Comentó Lucian tomándola de la mano - No es prudente seguir aquí.
Stella asintió, tomó su maleta y caminó velozmente hacia la salida. La mujer se sintió por fin aliviada, era como si le quitaran un enorme peso de sus hombros. Sabía que ni Morrigan ni su tío notarían su ausencia hasta que ya fuera demasiado tarde, ambos estaban tan inmersos en sus asuntos que se olvidarían de todo. En ese instante supo lo importante que fue ser invisible para ellos. Ahora les tocaba sufrir las consecuencias de haber desatado la ira de Stella Mayer.
* * * * *
Morrigan bebió un sorbo de humeante café, después tomó una galleta de chocolate y la mordisqueó como si se tratara de un ratón. La chica lanzó un suspiro y miró de reojo el asiento que Adrian solía ocupar junto a su tío. Liam fumaba una pipa electrónica, haciendo anillos de humo cada vez que exhalaba.
-Es extraño - Murmuró Morrigan.
-¿Qué cosa, princesa? - Preguntó el hombre dando una fuerte calada.
-Es extraño lo rápido que puedes acostumbrarte a la presencia de alguien - Respondió la chica - No importa si su semblante es hosco o tiene cara de pocos amigos - Exclamó y se encogió de hombros - Lo importante es lo que transmite o te hace sentir; la paz que contagia cuando estás a su lado.
Liam giró el rostro y miró atentamente a su sobrina, quién tenía los ojos puestos en el sitio vacío que se encontraba a su diestra. ¿Lo decía por Adrian? Apenas tenían un par de semanas de conocerse y de convivir. De hecho él creía que a ella no le agradaba el hombre y que continuaba disgustada porque Haggard era su nuevo guardaespaldas.
-Pensé que no te agradaba - Exclamó su tío - El día que te comuniqué que Adrian sería tu guardaespaldas hiciste una rabieta y casi estuviste a punto de morir.
-Quizá de momento no - respondió la chica mordiendo la uña de su dedo pulgar - Pero con el paso de los días he llegado a conocerlo un poco más y ya no me parece un tipo tan desagradable. - sonrió Morrigan - Es lindo cuando se lo propone.
-Adrian es un buen hombre - murmuró Liam dando un sorbo a su taza de café - También es admirable, pienso que no es fácil vivir tanto tiempo e ir perdiendo a tus amigos y personas que conoces. - suspiró - Haggard ha visto grandes cambios en la galaxia, en la ciencia, ¡es un conocedor! - exclamó el hombre - Pero también todo esto le afectado de manera emocional, por eso suele ser hosco y hostil.
-Lo imagino - dijo la joven - Por cierto, ¿no te parece que hay mucho silencio en la casa? - exclamó Morrigan levantándose de su asiento - No he visto a Stella durante todo el día, tampoco al asqueroso de Lucian.
-¡Es verdad! - respondió su tío - Es como si se los hubiera tragado la tierra, pero me imagino que Stella ha de estar muy molesta por todo lo que ha sucedido en los últimos días. - dijo el hombre - La lectura del testamento y lo estipulado en este la dejó en shock e imagino que seguramente está tramando algo para que las cosas estén a su favor, ¡no lo sé!
-Ella es capaz de muchas cosas, tío. - dijo la chica acercándose a Liam para abrazarlo - Por eso debemos tener mucho cuidado - murmuró antes de besar a su tío en la mejilla - Me voy a la cama - susurró - ¡Hasta mañana, Liam! - sonrió y volvió a besarlo - Dulces sueños - dijo mientras caminaba rumbo a la enorme escalera.
-Buenas noches, pequeña - respondió Liam y apuró su café para ponerse de pie y caminar detrás de la chica rumbo a sus habitaciones.
* * * * *
Liam revisó por última vez la casa antes de regresar a su habitación. En el camino se topó con Lucian, quién le saludó con una breve reverencia. El tío de Morrigan le deseó buenas noches, mientras lo miraba caminar junto a uno de los custodios.
-¿Sabes en dónde se encuentra Stella? - Preguntó Liam, en realidad, luego de lo dicho por su sobrina, el hombre había estado un poco intranquilo.
-En su habitación - Exclamó - Está muy cansada y bastante agobiada después de lo sucedido - Murmuró - Le afectó demasiado el hecho de que su esposo la dejara en la miseria - Dijo con desprecio - ¡Y luego las acusaciones de Morrigan! - Suspiró - Realmente está muy afectada por esta situación...
-Tendré que hablar con ella entonces - Respondió Liam rascándose la cabeza - Estaba pensando en hacerle una propuesta y...
-Stella duerme ahora - Dijo Lucian de inmediato - Espera a que sea de mañana - Le sugirió - Déjala que procese todo lo que pasó este día, es demasiado - Exclamó - Le di un calmante para que durmiera y se tranquilizara, así que no va a despertar.
Liam no respondió, se encogió de hombros y se retiró para entrar en el cuarto de vigilancia y hablar con el jefe de seguridad. Liam estaba intranquilo. Había una rara quietud en el ambiente que lo inquietaba.
-Esta es una casa de seguridad de primer nivel - Murmuró el hombre - No debe tener dudas y temores, señor Griffin. Esta casa fue diseñada por uno de los mejores ingenieros en inteligencia artificial - Sonrió - Es difícil que alguien penetre en ella.
-A menos que alguien lo deje entrar - Suspiró Liam y palmeó el hombro del guardia - Siento una rara quietud que no me tranquiliza - Bufó - ¡Pero supongo que se debe a mi cansancio! - Sonrió de medio lado - ¡Hasta mañana!
-¡Hasta mañana, señor Griffin! - Dijo el guardia dándole la mano - Que descanse.
Liam salió de la habitación y caminó lentamente hacia la planta alta. Se dedicó a revisar habitación por habitación en ese pasillo. Todo estaba tranquilo y no había nada fuera de lo normal. Se detuvo en el cuarto de Morrigan y escuchó con atención, la música era perceptible, colocó la mano en el pomo y este cedió suavemente al girarlo. El hombre miró brevemente la estancia, su sobrina dormía plácidamente en su cama, las ventanas estaban cerradas con seguro, nada fuera de lo normal.
Por fin pudo recostarse en su cama, pero no tenía sueño. El insomnio se había apoderado de él; así que decidió tomar un libro y leer un rato, esperaba que eso le sirviera para aletargarlo un poco y lograr descansar. Pasó un rato, Liam se encontraba inmerso en su lectura hasta que comenzó a cabecear, el libro cayó sobre su rostro y lo sobresaltó, en el momento justo en el que el sonido de algo rompiéndose llegó hasta sus oídos.
-¿Qué mierd...? - Murmuró al ver que las ventanas de su habitación comenzaban a cerrarse lentamente.
Liam se incorporó de un salto y tomó una de las armas que tenía ocultas en su armario y abrió la puerta de su alcoba para salir sigilosamente. La puerta también se cerró detrás de sí sin que él la hubiese cerrado. El hombre arqueó la ceja. Algo no andaba bien con el sistema de seguridad. ¡Tenía que averiguar que estaba sucediendo!
* * * * *
Tristan Beckett esperó a que la puerta trasera de la casa se abriera para entrar. Detrás de él, Goodman caminaba a paso veloz. El cyborg rodó los ojos, ese tipo era lento y torpe, pero lo necesitaba para poder llegar a Liam Griffin y asesinarlo mientras estuviese dormido. Estaba seguro que iba a ser una tarea muy fácil. Necesitaba sigilo y muy poca fuerza para ejecutar la tarea. Con Haggard ausente, las cosas se le facilitaban demasiado.
Lucian, o mejor dicho, la sonrisa de Lucian apareció en la penumbra, indicándoles que podían entrar, que todo estaba en perfecto orden y no había nadie cerca.
-Liam duerme como un bebito - Gruñó Lucian - Igual que la chica; ambos tienen el sueño muy pesado y no despertarán por nada. ¡Así se caiga la casa a pedazos! - Exclamó - Jensen era todo lo contrario, él...
Tristan le hizo una seña para que se callara. Detestaba la alharaca y la presencia de esos sujetos ahí que sólo entorpecían su misión. Él no necesitaba a nadie para hacer el trabajo, pero Stella había insistido en que los necesitaba para hacerlo.
-Largo - Gruñó Beckett mirando a Lucian y a Goodman - Me haré cargo de ahora en adelante - Bufó mientras miraba la estancia.
Los hombres asintieron y decidieron dejar la casa. No iban a oponerse a las órdenes de ese tipo, a pesar de lo que Stella les hubiese dicho. Tristan podía hacerlos picadillo. Sin embargo, antes de dejar la casa, Goodman tropezó con un jarrón y este cayó al piso con estrépito. Beckett le dedicó una mirada asesina, ¡ese tipo iba a comprometer la misión!
-¡Ya lo levanto! - Balbuceó Goodman, pero Tristan le impidió hacer un movimiento.
-Los quiero afuera, ¡ya! O los mato - Rugió - Vigilen los alrededores por si alguien intenta escapar.
Ambos sujetos salieron. Beckett estaba seguro que nadie escaparía. Él podía hacerse cargo con facilidad de todo el cuerpo de seguridad, ¡incluso de los androides!
Una vez que estuvo solo, ubicó el panel maestro del sistema de seguridad y levantó su brazo para conectarse a toda la red y hackearla. Durante algunos minutos estuvo intentando bloquear el sistema el cual estaba muy bien resguardado con varios candados y códigos anti hackeo, pero nada podía con él, así que rápidamente tuvo acceso al sistema y comenzó a hacer varios cambios en este.
Los guardias de la casa Stone se dieron cuenta que algo no estaba bien y comenzaron a movilizarse. Enviaron a un par de androides para dar con el enemigo, pero estos fueron deshabilitados y no ejecutaron orden alguna.
-¡Algo no anda bien! - Gritó el jefe de seguridad - ¡Revisen toda la casa!
Morrigan dormía plácidamente, pero el murmullo de los gritos de varias voces en conjunto la despertó. La chica se incorporó, sentándose sobre el colchón, mientras veía cómo el enorme ventanal que daba al jardín de la casa terminaba de cerrarse, así como la puerta de su habitación.
La joven Stone estaba algo asustada y un poco perdida. Tomó la tableta de mando para desbloquear la puerta y salir de su alcoba, pero esta no respondió, sólo aparecía un letrero de acceso denegado, así como la imagen de un cráneo negro con las cuencas en rojo.
Morrigan trató de bloquear esa intromisión en el sistema y deshacerse del hacker, pero no logró hacerlo, era demasiado bueno en lo que hacía y no, no se trataba de una inteligencia artificial.
-¡Con un demonio! - Bufó Morrigan levantándose de su cama y poniéndose la bata - ¿Qué está sucediendo? - Se preguntó - ¡Liam! - Gritó con todas sus fuerzas - ¡Liam! - Pero no hubo respuesta.
Liam caminaba sigilosamente por el pasillo de las habitaciones, ¡todo estaba cerrado! Trató de abrir las puertas de las habitaciones, pero le fue imposible. Suspiró y trató de escuchar lo que decían los guardias.
-Debemos informarle al señor Griffin - Decía uno de los guardias - La casa fue hackeada y hay un intruso - Murmuró el hombre.
Liam se acercó a la escalera, dispuesto a bajar los peldaños, cuando de las paredes surgieron varias descargas láser que terminaron con la vida de los guardias que intentaban buscar a los intrusos. Liam se agachó y reptó por el piso del pasillo. Recordaba que la casa tenía varios láseres que se activaban al movimiento. Seguramente alguien ya los había habilitado. ¡Debía tener cuidado!
Liam miró por el rabillo del ojo a los hombres que se retorcían malheridos en el piso, cuando la silueta de un hombretón imponente se divisó entre las sombras. El hombre abrió mucho los ojos al darse cuenta de quién se trataba.
-¡Tristan! - Susurró Liam - No puede ser, ¡maldita sea Stella! - Gruñó.
El sonido de unos disparos se dejó escuchar, el cyborg daba el tiro de gracia a los hombres que se encontraban moribundos en el piso.
-¡Señor Griffin! - Exclamó uno de los guardias - Venga con nosotros, por favor - Susurró.
Liam estaba a punto de decirle que se agachara, pero los láseres de las paredes se activaron, terminando con la vida de los hombres. Liam suspiró, si Tristan Beckett fue contratado para eliminarlos, ¡estaba seguro que lo lograría! Por eso Stella no estaba en casa. ¡Tenía que poner a salvo a Morrigan!
El hombre corrió por los pasillos rumbo a la alcoba de su sobrina, mientras detrás de él, los gritos y los disparos perturbaban el ambiente. Olía a sangre y muerte. Pero su prioridad era Morrigan, ¡debía ponerla a salvo!
-Liam- La voz que escuchó a través de su intercomunicador lo tranquilizó momentáneamente, ¡se trataba de Adrian!
-¿Vienes en camino? - Fue la respuesta de Griffin - Necesito... - Más gritos y disparos, Tristan subía la escalinata que llevaba a las habitaciones.
-¿Qué está pasando? - Preguntó Adrian, alarmado por lo que escuchó - ¡Liam! - Lo apuró a que respondiera - ¿Qué sucede?
-¡Está aquí! - Susurró Liam intentando abrir la puerta de la alcoba de Morrigan - ¡Tristan Beckett! - Bufó.
-¿Quién? - Gritó Haggard - ¡No, por los demonios del infierno! - Volvió a gritar - ¡Él no! No puede estar ahí.
-¡Lo está! - Se rió Liam con amargura - ¡Ellos lo contrataron! - Murmuró - Hackeó el sistema de la casa y mató a todos los guardias, ¡estamos a su merced!
-¡Pon a Morrigan a salvo! - Murmuró Adrian - Ella debe...
-¿Y acaso crees que no lo intento? - Exclamó Liam - Ella es prioridad, ¡ella debe estar bien! Morrigan es nuestro as bajo la manga - Murmuró el hombre pero...
Se escucharon los disparos, gritos, alborotos. Adrian gritó y trató de continuar hablando con Liam, pero perdió el contacto. ¡Eso no podía estar pasando! no en ese momento. Algo le decía que no debía salir, estuvo tentado a aplazar la misión que Jensen le encomendó para permanecer junto a Morrigan y su tío. Pero también estaba consciente de lo importante que era poner a salvo el trabajo de los Stone.
Adrian suspiró e intentó contactarse con Liam. Estaba a unos segundos de descender y tocar suelo marciano para dirigirse a casa de los Stone. No le tomaría más que unos minutos llegar a la casa y enfrentarse con su némesis. Haggard se tensó, estuvo aplazando el enfrentamiento contra Tristan Beckett desde tiempo atrás. Sabía que su antiguo amigo lo odiaba porque continuamente frustraba sus misiones. Necesitaba darse prisa, aunque estaba seguro que sería tarde. Esta vez Beckett podría salirse con la suya.
* * * * *
Morrigan gritó, desesperada ya que todos sus esfuerzos por acceder al sistema de la casa habían sido en vano. La puerta y las ventanas estaban selladas, la casa era una bóveda impenetrable. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Se preguntó la joven mientras trataba de encontrar una solución. De pronto, el sonido de varios gritos y disparos la sobresaltaron. Los gritos de la chica se mezclaron con el alboroto de afuera.
-¡Liam! - Gritó - ¡Liam! - Llamó a su tío pero no obtuvo respuesta.
La chica entró en pánico, ¿dónde demonios estaba? ¿Y si algo le había pasado? Morrigan trató de comunicarse con el hombre, pero todas las líneas habían sido bloqueadas o anuladas. Los canales de comunicación estaban llenos de interferencia. Ese ataque fue muy bien planeado, los iban a matar como si fueran ratas o alguna plaga, ¡no tenían manera de escapar!
-¡Adrian! - Gimió la chica y se frotó las manos - ¿Por qué carajo tuvo que irse? - Exclamó y comenzó a andar en círculos por toda la habitación.
Morrigan estaba muy asustada, su mente se bloqueó debido a la tensión provocada por estar encerrada en su habitación. Las ideas se le acabaron y no encontraba la salida, sólo esperaba su muerte. La joven Stone cayó sobre el piso de la habitación, completamente desesperada. Esperaría su final... de pronto, miró fijamente su alfombra afelpada, la trampilla en el piso le devolvió la esperanza. Recordó cuando su padre le mostró el lugar.
-Si algún día estás en peligro - Murmuró Jensen - Entra en los túneles y estarás a salvo.
Ella lo miró fascinada por la revelación. Tenía cinco años cuando los exploró por vez primera, armada de una linterna y una mochila llena de chucherías. Se extravío por los laberintos y no pudo encontrar la salida hasta bien entrada la noche, pero ni Jensen ni su tío la buscaron ya que pensaban que estaba en su habitación, jugando como de costumbre.
Morrigan se arrastró hasta la trampilla y abrió la puerta. El sistema de los túneles era muy rudimentario, sólo tenía un ducto de ventilación, pero carecía del sistema de seguridad con el que contaba la casa. Además ni siquiera aparecían en los planos de la casa, sólo ella, su tío y su padre conocían la existencia de esos túneles.
La chica entró en este y se aseguró de cerrarlo perfectamente para que no lo descubrieran y caminó a paso veloz por el lugar. Trataría de llegar a la alcoba de su tío para ayudarlo a salir. Seguramente el pobre estaba nervioso y asustado así como ella.
-Si tan sólo Adrian estuviera aquí - Murmuró Mor - Todo sería diferente - Bufó - Pero ¡claro! Tiene cosas mejores que hacer que cuidarme - Gruñó molesta - ¡Debí ir con él! Insistirle que me llevara a... ¡lo que sea que hubiera hecho! - Exclamó y continuó caminando en la penumbra.
Morrigan abrió la puerta del túnel y se asomó en la habitación de Liam, parecía que el hombre no estaba ahí. Eso la preocupó, su tío no era un tipo de armas o de luchar; ella estaba segura que su tío no sabía disparar. Liam era un ejecutivo, un genio de las finanzas, un hombre de ciencia incapaz de matar a una mosca, ¡no! Él no podía pelear y defenderse.
La chica lo buscó por toda la habitación, cada vez más preocupada por él. No había rastro de la presencia de su tío. Al parecer él si había logrado salir de la habitación, esa idea la puso tensa y ansiosa. Su tío debió quedarse ahí dentro y no salir a explorar. Era necesario encontrarlo y tratar de ponerse a salvo para encontrar la manera de contactarse con Adrian.
Morrigan salió de ahí, entrando de nuevo en el túnel. Caminó a paso veloz, escuchando las detonaciones y los gritos de los guardias de seguridad, de pronto, la chica se detuvo al escuchar la voz de Liam.
-¡Tío! - Dijo Morrigan echándose a correr hacia donde se encontraba - ¡Tío! - Le gritó tratando de captar su atención.
* * * * *
Liam se encontraba frente a frente con Tristan, el cyborg sonreía de manera socarrona, mientras se acercaba lentamente hacia él. Liam tragó grueso, lo conocía perfectamente y sabía la clase de rufián que era. Tristan había sido diseñado para matar y no iba a tentarse el corazón aunque le ofreciera el cielo, la luna y las estrellas.
Griffin escuchaba la voz de su sobrina, llamándolo. El hecho de escucharla lo llenó de tranquilidad. Ella estaba bien y era posible que se encontrara a salvo en el túnel. No iba a responderle, si lo hacía, llamaría la atención de Tristan, quién se encargaría de encontrarla y de asesinarla. Él no iba a permitirlo, protegería a Morrigan a costa de su propia vida.
Beckett lo miraba con atención. ¡Odiaba a Griffin! Tanto como odiaba a Haggard. Tanto Adrian como Liam siempre habían saboteado sus misiones y se interponían en sus planes. Jamás permitieron que consiguiera sus objetivos y eso lo enojaba. Él siempre estuvo relegado, era la última opción y terminaba arrastrándose a la sombra de ese par, ¡sobre todo de Haggard! Pero ahora estaban frente a frente y volvían a verse las caras después del retiro del Capitán Griffin.
-Nos volvemos a ver las caras, Griffin - Comentó Tristan sin borrar la sonrisa del rostro - Pero ahora estás a solas y sin nadie que pueda ayudarte - Murmuró - ¿Dónde está tu perro guardián?
-Lo despedí - Dijo Liam con tranquilidad - No necesito de alguien para que cuide mis espaldas, yo puedo cuidar de mi mismo. - dijo de manera seca - Así que estamos solos, ¿qué es lo que quieres? - Preguntó con brusquedad - Sabes muy bien que metálico no hay aquí...
-¿Crees que estoy aquí por un puñado de metálico? - Respondió el cyborg arqueando las cejas - Yo no quiero eso y lo sabes, ¡no soy un vulgar ladrón! - dijo con brusquedad - Ustedes tienen cosas más valiosas que podrán serme de mayor utilidad que el metálico - Exclamó con desprecio - Cosas por las que otros pelearían a muerte o entregarían toda su fortuna con tal de poseerlas. - dijo y sonrió de manera burlona - Por ejemplo, la fórmula de la vida eterna...
-¿La qué...? - Preguntó Liam echándose a reír - ¡No me vengas con eso! ¿Tú crees en esas tonterías? - Exclamó sin parar de reír - ¡Esas son mentiras! - volvió a reír - Esa fórmula no existe.
-¡Por supuesto que existe! - dijo Beckett seguro de si - ¿Acaso no te sometieron a ella? - preguntó arqueando las cejas - Tú fuiste uno de los afortunados en obtenerla...
-¡Basta! - lo interrumpió Liam - Sólo estás diciendo tonterías... ¡esas cosas no existen! - exclamó - La gente suele exagerar a la hora de escribir la historia, lo que tuvimos fue suerte, eso es todo. - sonrió - Y si existiera, ¿tú para que la quieres? - preguntó - Posees la vida eterna, aunque seas un cyborg.
-¿Te imaginas todo lo que pagarían por ella? - preguntó Beckett - Naciones enteras caerían a mis pies, sistemas, planetas, galaxias, el universo se arrodillaría ante mí para adorarme.
-Tú lo que quieres es poder - exclamó Griffin - Lo tienes y has sabido utilizarlo, aunque sea con malas intenciones.
-¡Quiero esa fórmula! - exigió el cyborg y apuntó con una de sus armas.
-¡No existe! - respondió Liam - Y de existir, ¿crees que la tendríamos en la casa? - dijo con burla - ¡Eres un idiota, Beckett!
Tristan abrió la boca para responderle, pero prefirió quedarse callado y comenzó a reflexionar. Si el perro guardián no estaba en la guarida, seguramente se encontraba custodiando otra cosa. ¡Pero si Jensen había sabido mover muy bien sus piezas! Adrian custodiaba las fórmulas e inventos creados por los Stone. Era el único que podía mantenerlos a salvo y llevarlos a un lugar seguro, ¿Por qué no se le ocurrió? Y él ahí perdiendo el tiempo con el imbécil de Griffin.
-¿Dónde está Adrian? - preguntó el cyborg acercándose a Liam sin dejar de apuntar su arma.
-Ya te dije - respondió el hombre - No necesito de alguien para que me cuide el culo.
-¡Mientes! - gruñó Beckett - ¡Tú sabes dónde está Adrian! - Gritó y lo golpeó en el rostro.
Liam se quejó y cayó al piso, retorciéndose de dolor.
-Vas a decirme dónde está ese maldito - Rugió Beckett - O si no... ¡morirás!
Griffin levantó el rostro y lo miró con odio.
-No sé dónde está Adrian - Exclamó el hombre - Lo despedí, ¿qué no entiendes? - Bufó - Se largó para siempre, así como suele hacerlo.
-Entonces, comunícate con él - Murmuró Beckett - Lo quiero aquí... ¡me pagarán mucho por su cabeza! - Dijo y se echó a reír.
Liam también se rió junto con él. Lógicamente no le iba a decir nada. En realidad no sabía dónde se encontraba Adrian o más bien dicho, a dónde había ido a cumplir su misión. Haggard le habló brevemente de lo encomendado por su cuñado, pero jamás mencionó destinos o coordenadas y él respetó eso. Era un secreto entre él y Jensen, así que no hizo preguntas.
-Si no me dices...- Dijo Tristan cada vez más desesperado - voy a tener que matarte...
-Adelante - exclamó Liam - hazlo, no te tengo miedo.
Beckett esbozó una sonrisa siniestra, levantó su brazo y disparó repetidamente en el pecho de Liam, quién cayó al piso. El cyborg se inclinó y lo miró, haciendo un reconocimiento del cuerpo, aún vivía, pero estaba muy lastimado. Después de todo, parecía que sólo era un humano común y corriente.
-¿Dónde está la chica? - Preguntó Tristan y tiró del cabello de Liam.
Liam lo miró con odio, ¡no le diría! Por suerte había disparado antes y su muerte era inminente. Tosió y la sangre brotó por sus labios, sólo reunió las fuerzas suficientes para escupirlo en el rostro antes de exhalar el último aliento.
* * * * *
¡Ahora si comenzaron los problemas!
¡Pobre Liam! Ha muerto a manos de ese cyborg asesino.
¿Haggard llegará a tiempo para rescatar a Morrigan? ¿Qué sucederá con ella? Beckett es demasiado listo y quizá la encuentre primero que Haggard, ¿ustedes creen que lo logre?
¿Qué les pareció el capítulo?
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¡Muchas gracias por su apoyo!
Maria Decapitated
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