🥀 Capítulo 73 | Divagaciones
VINCENT
No puedes contigo mismo, menos con todo el mundo.
No convencí a Joseph de emprender la huida, y en vez quedé como el villano del cuento. Escondía al niño en el cuerpo de un adulto, negando ser víctima de pedofilia... Tampoco había sido castigado con la muerte de Marianita... Mucho menos los problemas le indicaban el camino devuelta a ese depravado sexual.
Luke acabó por escapar de las garras de Mark. La misión de Meindert estaba resuelta. Este ya no quería seguir con el juego, si no cambiar su destino... cosa que en el caso de Joseph no era así. Seguía insistiendo con ese amor enfermizo y obsesivo. Richard solo requería de sexo. No existía tal amor, solo manipulación para satisfacerse.
Un niño de diez años es inconciente de lo que está ocurriendo alrededor. Su perspectiva es diferente, guiándose por el infantilismo. Acata las órdenes de los mayores. Los respeta y obedece, porque sabe que es amado... pero ocurre mal cuando el adulto es malintencionado y le roba su inocencia bajo engaños.
"Ese hombre no me hizo nada que yo no quisiera, solo me mostró el amor que necesitaba..."
¡Basta de justificarlo!
La hermandad me quiere lejos. Ellos no entenderían este pendiente por cumplir. Ahora soy una aberración ante los ojos de MG, por amar a quién consideran como un hermano para mí... Pero es menos importante con la misión que debo llevar a cabo. Si muero, por lo menos hasta terminarla. Yo decidí meterme en esto, por el bien de la hermandad.
No voy a morir en vano hasta verlos en primera plana del periódico, y no en la sección de sociales.
Sé la verdad del por qué estamos encerrados y perseguidos. Ahora que sé la respuesta, hay un peso menos arrastrando. Aunque sigo sin entender la despreocupación con la que vive Magno año tras año. Seguro porque se siente intocable con tanto dinero. Y no debe quedarse en esa zona de confort. Debe usar a su favor la verdad.
El curso de nuestra cotidianidad podría caminar como si nada, sin embargo, los Cross continuarán lastimado a gente inocente, desde las sombras. A niños y animales por igual, bajo la moral y religión. Tienen al mundo bajo sus pies, con el disfraz de familia ejemplar. No son más que lobos disfrazados de tiernos corderos.
—Sigo reuniendo pruebas —aseguraba Magno.
¿Acaso con Joseph y Luke es insuficiente?
Magno pensaba en un punto débil, una estrategia... pero es perdida de tiempo, debe lanzarse cuando antes a luchar por la libertad, por el daño que nos hicieron, al de todas esas personas... Los Cross no pensaron el daño que provocaron en cada inocente. Tampoco conocen el motivo de nuestra inmortalidad y la búsqueda por revertirlo.
No voy a permitir que toquen a mi familia.
Aunque estemos en desacuerdo, nunca voy a olvidar lo importante que son en la hermandad. Todos la conformamos. Ahora poseemos una identidad, cuando antes solo parecíamos invisibles a los ojos del mundo. Y si tengo que defender a cada uno, sea con mi vida, lo será... aunque el impedimento sea lo avanzada que esté la diabetes.
Por supuesto que el miedo es mayúsculo, se apodera, y no me permite pensar con claridad. Hace que explote. Es injusto que Theo sea egoísta, una faceta tan poco conocida. No hace más que apoyar las decisiones de MG, cuando estas nos condenan al bucle. Ignora que al adoptar este apellido, se lleva arrastrado también la desdicha.
Hace cuánto estuviéramos difuntos, sin saber lo que es vivir como prófugos... De nada sirve vestir y comer a nuestras horas. ¿Y si se dejó seducir por el dinero? Pero nunca lo veo portando excentricidades... a menos que lo haya sabido ocultar muy bien. Lo único que lleva consigo es esa vieja navaja y la pistola que guarda celoso bajo el cajón.
De haber sabido, jamás hubiera aceptado su ayuda. Estaba a gusto con la cama de nieve y ese desperdicio que le tiraban a los cerdos del chiquero. Quizás no la estaba pasando mal. Quizás y con suerte hubiera encontrado a personas piadosas, solo era cuestión de moverse a otra parte... pero siendo tan pequeño no era capaz de ver más allá del pueblo.
Y entonces hubiera sobrevivido... aunque el precio fuera no conocer a Meindert. Por desgracia me dejé cautivar por tanta generosidad al tenerlo en frente. Era un infante, y como tal, era preso del hambre. No estaba acostumbrado a buscar mi propio alimento. Rodeado de tantos niños desapareció el crudo invierno...
Protección era lo que yo necesitaba en ese momento crucial en mi vida.
Olvidé el egoísmo cuando vi la precariedad en Marjolein. Era un ser que necesitaba más que nosotros... Y todos le procuramos calor y alimento. Robamos leche para ella, de cualquier animal, sustituyendo el seno de una mujer... Pero no fue suficiente, y llegamos tarde cuando golpeamos esa puerta. Ya estaba irreconocible, como una flor marchita que no le da agua ni sol.
Tampoco pude salvar la vida de Demian, que aunque no era mi sangre, consideré como un sobrino. No pude hacer nada por él, por ella... Solo estuve pensando en mis intereses, en si Meindert me quería o no. Margarito estaba pasando por un dolor importante... y en vez de ayudar, perdí tiempo en ese internado, al igual que la pierna en un estúpido accidente.
Tiempo valioso.
¿Y cómo voy a recuperarlo?
Necesito ir con tío Edmond.
Contarle todo lo que he descubierto.
Ahora que lo analizo, los Inquisidores andaban detrás de una familia... y la familia era Crin. Por ellos mataron a mi abuelo, la persona responsable de mi cuidado y único familiar. Estuve de testigo. Escuché la conversación y el forcejeo. No tuve oportunidad de ver su cuerpo, porque lo quemaron al instante junto con la casa. Todos en el pueblo clamaron de felicidad.
Bailaron como si se tratase de una fiesta con fogata. Los niños comenzaron a insultarme. Los adultos a reírse de mi mala estrella. La iglesia me tendió la mano, y no la acepté, sabía que aquellos hombres eran los mismos que mandaron la orden para la ejecución del abuelo... Y al simple hecho de morderle la mano, tuvieron el descaro de llamar poseído a un huérfano.
Demonio.
No tenía padres que me defendieran de los adultos. A ellos no les importó darme nombre y educación. Mi madre habrá pensando que me sonreía un futuro prometedor a lado del mezquino y acaudalado Rubens... pero el futuro es incierto y terrible en época de Inquisidores. No se imaginó que su hijo sería refugiado por una familia acusada de herejía.
Ahora un dolor tremendo invade en mi cabeza. Una punzada que quiero arrancar. Con fuerzas que no sé he tumbado la puerta a la recámara de Meindert. Vuelvo a percibir su olor de nuevo. Todo luce en su lugar como si jamás se hubiera marchado. No puede evitar abrazar la ropa del clóset. El sombrero y la gabardina colgaban en el perchero, simulando su figura.
Recuerdo las veces que estaba enfermo y le preparaba el té. Espiarlo a escondidas para verlo dibujando y escuchar la música que tanto disfrutó. Recuerdo sus movimientos, sonidos, suspiros... No logré descubrirlo en la esquina del cuarto, con un frasco de pastillas en la mano, y esconderlas debajo del colchón. Justo ahí mismo Mandrú halló la evidencia.
Meindert tuvo salvación, a excepción de mí, a punto de terminar los días restantes en la cama de un hospital. ¿Quién dice que sobreviviré? Ni con todo el dinero lo voy a lograr. No poseo la voluntad de otros por salir adelante... Ya no más doctores, medicinas y sufrimiento... Solo alargan lo que es inevitable. Son egoístas por la razón de negarlo.
Todo comprime, ahorca en este punto alto de la enfermedad... Cada día aumentan las neuropatías e insulina. Pierdo la sensibilidad, los sonidos, los sabores, el sentido... ¿Qué clase de vida es esa? Hasta los muertos descansan. ¿Pero qué hay de los que lo estamos en vida, experimentando el sufrimiento físico y moral..? A nadie parece importarle las decisiones de los enfermos.
Ya no estoy vivo, solo agonizante, moviéndose por el simple hecho de proteger a los demás.
Y si no tengo al alcance salvar una vida más...
¿Qué sentido tiene vivir así?
Ya basta de terminar postrado en una cama, fingiendo que alguien o algo me espera, porque esa persona que tanto amé ya no está. Es invisible a la vista y visible en sueños... Solo muerto volveré a no sufrir con su ausencia, sea la forma que muera. Antes que entren para detenerme, yo estaré a su lado, eterno en esta habitación. Su aroma y el mío se van a mezclar, inmortalizar...
Seremos uno mismo en estas cuatro paredes.
Contigo o sin ti, mi cuerpo no puede vivir, mon amour.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro