⏳ Capítulo 70 | Cuida lo que Dices
THEO
Si Margarito se entera de la existencia de dicha caja, provocaría su destrucción. Concuerdo, es posible que atente contra su vida, sea cuál sea la información, no siempre son buenas noticias... Y si Vincent dijera lo que escuchó en la llamada, abajo planes, y no ahora que tenemos al patriarca en el bolsillo. Es perjudicial que vaya en contra nuestra.
Northon lo convenció de platicar. Una cita en el bosque, para mantener la discreción. Explica cuánto estábamos desesperados por ser libres, que la cabeza de la familia estaba destinada a Margarito... Quedó conforme, pero no si eso era equivalente a que Magno perdiera sus facultades por esa decisión. No encuentro otra salida.
—¿Quién es tu cómplice?
Yo, que escuchaba todo detrás del árbol, hice acto de presencia. No me gusta ser el motivo de su expresión indiferente, cansada, desilusionada de los que quiero... pero debo comprender el gran respeto que le profesa a MG, unque tampoco le debe dar importancia. Quienes van a ejecutar el plan somos Northon, yo, y nadie más.
—¿Y la hermandad está de acuerdo?
No tuve remedio que reafirmar. Todos a favor, hasta el mismo Meindert, menos Mandrú. Ya pensaríamos que hacer con él, en caso de oponerse al hermano menor. Por supuesto que era el primogénito, el mayor, el consentido, sin embargo, aquello no le da derecho a dormir entre laureles... Antes de darse por vencido, nos dijo:
—Muchas posibilidades y escogen quedarse con la muerte de un hombre en su conciencia... ¿o es acaso una más de tus enseñanza que me perdí estando en Suiza? Esperé la hipocresía del mundo, menos de ti, el hermano que se supone es como un padre afectuoso... ¡Qué tonto fui al considerarte uno!
A cambiado mucho, como si una parte de él se fuese con Meindert. Sus palabras atravesaron como balas, dieron al punto exacto, en mi raciocinio, ética... "Padre", la palabra que tanto deseaba obtener, oír de su boca, ahora la usaba para mostrar desprecio. Yo nunca podré sustituir a uno, pero si admitir que todo padre lleva sus errores.
Los ojos de Magno y los suyos reflejan lo mismo. Tienen en común la pérdida de un ser querido... Aunque es extraño porque no hay interés romántico a lado de V. En la libreta de Meindert encontré bocetos extraños. Al hombre misterioso, con traje y sombrero, no como los muchachos de la actualidad. ¿Cuál era la identidad y década de este tipo?
Algún empresario, bancario, oficinista... no lo creo. Luke no viste de cierta forma. Ni aquellos pretendientes del pasado. Meindert sabía ocultarlo, era un tipo de misterio, muy cuidadoso a la hora de confesarse... Hubo otra persona antes de Luke, los dibujos hablan por él. La inicial deja mucho que pensar. Su nombre comienza con "V."
¿Qué esconden los ojos de Vincent y los dibujos de Meindert?
El comportamiento de Vincent es inusual. No puede estar sufriendo solo por un hermano, teniendo en cuenta que somos varios de ellos... O será por la misma preferencia, el gusto por el mismo sexo. Aunque siempre estuvieran en desacuerdo, intentaron disculparse. Hasta crearon Vindert, con la intención de desenmascarar a los Cross.
Debo dejar de ser duro, y menos con lo que significó Meindert en su vida, a pesar de no estar conforme.
El eléctrico restablece la luz, y con ello nos ponemos manos a la obra para la reconstrucción de nuestro hogar. Magno está atento con Margarito, boquiabierto que en esas condiciones hubo sobrellevado la tarea de encargado. Se negó a creer, pero tampoco ignorar del todo. Había hecho un notable trabajo.
Situación que alguien "mal de la cabeza" nunca lograría completar, por más fácil que fuera.
Y cuando parecía ser un nuevo amanecer después de la tormenta, Vincent se puso a discutir en la merienda, con el mismo tema, sobre Lars. Pensé que ya lo habría olvidado cuando Mandrú se lo dejó claro: "los Cross tienden a imaginar con demasía..." Tantas semanas ausente, y al primer día que aparece, lo echa a perder por un rumor.
—¿Y qué ganas sabiéndolo? —pregunta Mandrú.
—¡Resulta que fue amigo de Frederick Cross! Significa que lo tuvo cerca. Aún así nada hizo para detenerlo, a pesar de ser enemigo de la familia.
—¿Puedes comprobarlo?
—El mismo Frederick le mostró el retrato. Meindert dejó por escrito el anécdota, al igual que la seña para identificarlo: un parche en el ojo izquierdo.
—En aquel tiempo la usamos Otto, Jefrey, Anton y Mandrú, a excepción de mí, que lo llevo gran parte de la vida —Aclaro disgustado.
—En ese entonces estaba resolviendo en Venecia el asunto que me costó la mano —cuenta Otto—. El error fue enamorarme de la hija del capo Ricci, quién la terminó matando por celos... Es la triste verdad, la que quise no dar detalles, no obstante, quiero reconocer mi inocencia.
—Yo jamás conocí a un Cross... —le sigue Anton—, más bien trabajaba en la granja de los Schumann, al sur de Alemania... Causé mi desprestigio por hacer carreras ilegales con sus caballos, y vender algunas reces a alto precio, que me condenaron a prisión cinco años... Papá vino a rescatarme al tercero.
—Apenas vengo a enterarme del apellido de nuestros enemigos —dice admitir Mandrú —. Supongo que papá prefirió mantenerlo anónimo, por nuestra seguridad, pero era inevitable evitar la curiosidad de algunos cuantos... Y si tanto te interesa saber que hice en aquel tiempo, te confieso que daba clases a analfabetas. Nunca puse un pie fuera de España, no hasta que papá nos confinó a Stanley.
—Y yo... yo era bastante enfermizo, con miedo a los gérmenes y fobia social. Estuve entre médicos y psicólogos, por cierto. Desde aquella función de circo aterradora, no podía dejar de tener pesadillas... La pasé encerrado en mi habitación, justo los años que pasó encerrado Anton... Y no, no trates de encarar a Theo.
—No te preocupes Jefrey, no tengo mucho que decir... Vuelvo a rectificar mis viajes por el continente, aprendiendo uno que otro idioma y ayudando a los necesitados... Y lo admito, es y será el error más grande que pude cometer, porque si nunca lo hubiera realizado, de Margarito jamás se habría burlado esa familia.
—¿Ves lo que provocas?
—¡Imposible que no lo entiendan! El pasado tiene nombre y es Lars.
—¡Lars es imaginario! Ponte en los zapatos de los demás, a pensar un poco, Vincent.
—¿Y MG pensó siquiera un poco la consecuencia de guardar ese secreto?
—... Secreto que nos mantiene vivos —Vuelvo a entrar en la conversación.
—¡Mentira tras mentira!
—¿Y qué buscas a cambio? ¿Acaso derrumbar lo construido para ustedes? No sabes que es mantener sus miradas encendidas, soñando con un diferente mañana... Qué más hubiera preferido elegir el destino, pero para eso no hay opciones, estaba más preocupado evitando que murieran de hambre, que la gente volviera a tratarlos como apestados... Nada me costaba dejarme morir en medio de las ruinas del orfanato.
»Marjolein es prueba de la frialdad del mundo, la guerra, nuestras limitaciones... No era imposible haberlos repartido, cada uno con una familia ideal, pero era ahora o nunca... y punto. ¡El hubiera ya no existe! Ya no hay vuelta atrás para cambiarlo, aunque sí nuestro presente... Y hagan lo que hagan los Cross, no tiene que causar efecto. Unidos somos más que ellos en puño.
—No debes ser injusto, le debemos mucho a esta familia, y sobretodo a Theo —replica Northon—. ¿Cuándo te ha faltado comida, vestido y medicamento? La vida es dura, sí, pero podemos vivir con lo que tenemos. ¿Qué te cuesta ser paciente? ¡Lo hemos hecho toda la vida! Y seguimos tan salvos como ahora. Eso es ganancia.
No suelo lanzarme flores, solo cuando la ocasión lo amerita en extremo. Vincent tiene el privilegio de salir al exterior, cosa que los demás no... y no conforme, tiene el descaro de faltar al respeto, metiéndose en asuntos que no le corresponden... Deja para luego lo que importa: corregir su estado de salud y problemas emocionales.
—Si eso significa estar vivo, es preferible haber muerto de hambre.
Los demás se lanzan a favor. Otros en contra. Los esfuerzos de Mandrú, por poner fin, no sirven de mucho. Magno, que estaba en la oficina, vino con Margarito por causa del alboroto. Era el último a quién querían ver, por lo que le llovieron preguntas. Todos se le acercaron para buscar respuesta. Parecía que un remolino se lo iba a devorar.
... Y como Vincent siguiera insistiendo, lo obligué a ir conmigo, al invernadero. No quería ser agresivo, pero lo que provocó rayaba fuera de la línea. Quisiera o no era, yo era la figura autoritaria, y exigía consideraciones... MG no era el único lidiando por salir del problema. Lo que V pregunta después, me deja sin escapatoria.
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