📘 Capítulo 60 | Estas Páginas Mías
MEINDERT
Lo he prometido.
Antes de partir dejaré por escrito una carta.
No quiero verle a la cara cuando la lea.
Han sido tiempos difíciles... Hoy por la mañana terminé de dibujar todos mis pendientes... El doctor vendrá a revisarme a mitad de semana... Estuve mareado por dos días, como si subiera a un juego mecánico... A veces se me iba la respiración y sudaba frío, preso de un terrible miedo... Tampoco tenía tolerancia a la luz.
Mandé a retirar el reloj y el calendario.
No necesitaba un recordatorio de ellos. Mientras esté enfermo, cualquier día sigue siendo el mismo. No tiene de especial los fines de semana. Desespero por curarme y empezar a vivir la vida que deseo... Hay momentos que tengo temor de salir fuera de casa, que los planes no resulten a lo acordado...
Bajé de la cama en cuando Vincent se fue.
Observo a mis hermanos desde la distancia. A cada uno en sus quehaceres rutinarios. No hice ruido para evitar que vinieran hacia mí. Hermes era el único que detectaba mi presencia. Ladraba. Muy escandaloso de su parte. Que bien que lo traían con correa o si no iría a jalarme del pantalón. Reconozco que he perdido relación con el perro, pero tampoco se porta amable conmigo.
Por desgracia, pierdo control en mis emociones. Ya no juego a la pelota ni mucho menos comemos juntos. Admito que su entusiasmo por revivir aquellos días me hizo perder los estribos y lo terminé golpeando con el bastón. Solo bastó un golpe para que saliera despavorido. Sé que no fue justo para un indefenso animal... Yo tuve la culpa de fracturar nuestra relación.
Espero que pueda perdonarme... y si es posible, olvidarme de una vez por todas.
Magno, por su lado, hablaba con el gato, como si fuese su confidente más leal.
El minino prestaba atención a lo que hacía e iba diciendo... Magno le confiaba su miedo más grande: presentarse ante la conferencia. No se decidía y solo se echaba la culpa de todo. Así como todos, por igual cambiaba de nombres, y presentarse como el descendiente Crin, le producía pánico, sobretodo por ser blanco fácil de sus enemigos.
Vulnerable, una simple persona... Ante nosotros era tirano e insensible. Ogro. Ante el gato parecía de gelatina, que daba lástima de trinchar con una cuchara... Y para hablar de esa forma se necesita alcohol, pero esta vez no encontré rastro de la botella sobre el escritorio. Hablaba con naturalidad, sin torpezas o exigencia... Vaya, volvía a ser el hombre que alguna vez tuvimos la fortuna de conocer.
No sé que cosa le provoque aquel felino como para entablar una profunda conversación consigo mismo.
A Margarito lo escuché tocar con más ánimo, o será porque ha colgado el dibujo que le di como obsequio. Las melodías van dirigidas a ese niño, cuál si lo tuviera de frente... Ya no mira al vacío ni suspira melancólico que antes... Por fin pierdo la pena que me daba y algo en me dice que va a recuperar al muchacho, a traerlo a casa... Todo un futuro por delante y por descubrir le esperan.
Me imagino los momentos que compartirán.
Aquel niño será su confidente y amigo.
Juntos van a construir un hogar y serán la fuerza del otro. Los tiempos oscuros acabarán... Tengo por seguro que al ver la cara de su hijo se dará cuenta que lo ha estado esperando de toda la vida... La sangre llamará, su garganta reclamará por él... El niño quizás se muestre temeroso y confundido, pero cuando conozca, no querrá apartarse de su lado.
¿Y por qué temer..? Va a ser dichoso de tener varios tíos y hacerles bromas... Espero con la oportunidad de ver sus ojos, para estar seguro que los dibujé a la perfección, o por mera coincidencia... Un nuevo integrante a la familia, un nuevo aire... No sé cómo le vaya a caer a Magno la tarea de abuelo. Jamás permitiremos que siga actuando cascarrabias.
Ya bastante tenemos de él, como para destruirle la inocencia a otro pequeño.
Sé que Vincent me echará de menos en cuanto llegue el niño... y yo echaré de menos el apellido Crin. Juro trabajar con Edmond de acuerdo a mis posibilidades... Hace tres semanas que le he mandado una carta confesando el amor que nos tenemos V y yo. Contando el día que nos conocimos y la fecha donde surgió la atracción... y demás acontecimientos.
La cautela que usamos para que nadie nos descubra.
Hace un día que recibí su respuesta. En verdad me hizo gracia la primera línea. "¿Y qué esperan para casarse? ¿Han pensado en los hijos que quieren tener? No duden jamás del cariño que les tengo... Este no tiene fronteras y nombre... Por supuesto que en Francia hay un lugar para ustedes, y en mi corazón... Espero que no tengas problemas con tu padre, sobrino, y si es posible, yo mismo inventar una excusa."
¿Y si le explico que estoy en tratamiento para erradicar la enfermedad que me lo impide? Lo que menos quiero es preocuparlo y provocar severos encuentros con MG. Quiero estar en excelentes condiciones para viajar... Ir por cuenta propia... Confirmar que el amor no depende de un papel y junto irán también las gracias... Sin necesidad de excusas o artimañas.
¿Y los hijos que queremos?
En ese entonces era niño y mendigo como para defenderla del crudo invierno, para procurar las necesidades de mi querida Marjolein, víctima de la orfandad y la guerra... No concluí el cariño que le tuve, y siento ese deseo voraz de ayudar a los huérfanos, a los desprotegidos, puesto que fui uno de ellos.
Quizás, cuando esté seguro, llegue a adoptar a una o dos pequeñas.
Hace mucho que espero con la llegada de nuevas experiencias.... Y tuve sueños de estas niñas, sueños que plasmé en formato de historieta... Quizás sea que exagero en la imaginación, pero de ahí viene el deseo de nosotros, los artistas incomprendidos... Permitiré las burlas sobre mi orientación sexual pero nunca que arranquen mi ilusión de ayudar a un infante.
Los verdaderos pedófilos viven en una familia tradicional, siendo benefactores de la sociedad... Un ejemplo son Richard y Mark.
¿Por qué negarme? No por tener una familia disfuncional y una pareja del mismo sexo deba ser cuestionado.
Hace rato que temo por el bienestar de aquel niño, hijo de Margarito. No quiero imaginar que sea cercano a estos hombres. Julieta tal vez sea amiga cercana a la familia. Desde la isla se merecían que yo les hubiera arrancado los ojos... Tal información solo la sé yo. No soy capaz de arrebatarle el sueño a la hermandad.
Margarito tiene la verdad y no es consciente de ello.
Magno debe saberlo, más que nada necesita un empuje para arremeter en contra de ellos... y nada hace con hablarle al gato. Nosotros merecemos una respuesta, una maldita palabra suya... No debe excederse al tiempo. La maldad nunca duerme y cada día cuenta para salvar la integridad de su nieto.
Aquellos fanáticos saben la procedencia de este y la seña del padre... Frederick espera el tiempo adecuado para disparar su malévolo plan.
En este instante debo volver a mi habitación.
Adelantarme a escribir la carta que tanto le prometí a Vincent.
Dar a conocer a Magno lo que sé.
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