MEINDERT

La amputación era como su marca de guerra, de valentía... quiera o no. Tenerlo a lado era como un sueño, algo irreal y fuera de lo común... Ojalá que así como me siento amado, él logre lo mismo conmigo, y deje de cargar con la pena del mundo... Estamos lo bastante heridos como para contemplar lo que dicen los demás.

Ellos no viven bajo nuestra piel.

Nunca lo imaginé en mi cama, y sobretodo, desnudo. Nunca imaginé satisfacerlo, besarlo, mirarlo con detenimiento, contemplar su sueño y contar los lunares bajo su cuello... Cuando acabó el acto se sonrojó de sobremanera y escondió la cara en la cobija. Yo terminé riendo y apretándolo en mis brazos.

Todos me daban la espalda, añadiendo que no servía para satisfacer, ponerles la piel de gallina... Ellos querían intensidad, y a lo que me refiero es penetración... Los paraba en seco, era muy reservado en eso, yo no compartía esa comezón por hacerlo y que me lo hicieran. A los hombres les gustaba el morbo. El sexo anal. Yo siempre les respondía que buscaran entre las prostitutas.

Tampoco venderme por una suma considerable.

Eran despectivos cuando se referían de mi, descrito como un sujeto muy parco... No todos los hombres son iguales y las mujeres accesibles. Conocí ancianas sin esposo e hijos. A muchachitas castas esperando a casarse. A estas las defendía de los bravucones. En mis viajes por Estados Unidos y Londres, ellas llegaban pidiéndome ayuda. Las salvé de ser agredidas, violadas, asesinadas...

Conocido, desde 1850 hasta 1870, con el nombre de Peter Wester... Con la firme idea de que todas se le figuraban a su difunta hermana, la que hubiera rescatado de peligros similares.

No negaré que hubo más de una que se enamoró y las tuve que bajar a la tierra, contándoles mi secreto. En vez de denunciarme a la plaza pública y pagar una condena con trabajo forzado, me mostraron complicidad. Pensaron que yo vestía de mujer por las noches, pero claro que no. Yo era Peter (Meindert) y lo seguiría siendo a su merced.

Causé envidia entre los hombres al ser seguido por un grupo de 25 féminas. Aprovechaba su compañía para derrocar los chismes en contra, pero no tardaron en acusarme de liberal. De asustar a sus hijas con ideas estúpidas sobre el matrimonio. Una por una estuvo obligada a contraer nupcias y tuve que huir a París en buscar de trabajo.

Perdiendo a los matones que me seguían la sombra desde EU.

En 1888 formo parte del circo con mis hermanos y en 1897 ocurre su ruina total. En ese momento Magno tenía planes de reunirnos en un internado, al que no nos presentamos y ni siquiera le rogamos por dinero para sobrevivir en la siguiente década... Si no fuera porque de verdad desistimos... Regresé a casa en 1967 y escapo junto a Vincent en 1976.

Nos reunimos por la gravedad de Margarito aquel otoño de 1995. Quisimos hacer las cosas bien y esperar el tiempo adecuado para asentar cabeza. Dejar de hacer locuras y niñerías. Debido a nuestra mala experiencia en el amor, juramos nunca ir desesperados tras ello. Nos metimos la certeza de que nadie iría a rescatarnos de la monotonía...

Solo deseábamos con fervor que abriera los ojos.

Para distraerse de su desnudez, se armaba de valor para platicar. Otro me hubiera dado la espalda y sugerido una propuesta indecente. A sabido ganarse mi cariño y quiero compensarlo por el pasado. No todos llegan para quedarse. Los que se van dejan una lección y evitas caer en el error dos veces... o caes más de diez veces para entender el error.

Cubrí a Vincent hasta los hombros con el edredón. Mandrú vino a verme. Lo pasó desapercibido y de buen gesto. ¿Hasta cuándo nos mantendremos jugando a las escondidas? ¿De aparentar ser lo que nunca somos? Tengo miedo de explotar, de detonar con cualquier insignificancia... A la vez vergüenza con la hermandad.

¿Serán los mismos cuando sepan qué clase de relación mantenemos?

Otro Febrero que se va volando.

Gastando las horas en lecturas al pie de la ventana, en una cómoda mecedora. Una foto con Hermes donde yo lo cargo en brazos. La radio prendida y enseñándole a bailar... pero sin éxito. Vincent tiene dos pies izquierdos. Y ni hablar de su intento nulo por dibujar. Los contornos de la cara parecen al de una manzana y el cuello ancho como tronco, las extremidades de ventrílocuo...

Le sobra talento en los origamis.

Bienvenido Marzo.

A veces entro en la nostalgia de correr en un campo de trigo y nadar en el lago más puro... y es que de eso también se tratan mis sueños. Y soy dichoso por preservar aquellos sueños y alcanzar en pequeños pasos lo que parecía inalcanzable. Aún conservo la ilusión y del amor espero más que un simple "te amo." Espero no haberme equivocado.

A horas de la tarde, cuando el sol se escondía, nos besábamos, y lo hacíamos tan bien que nunca nos descubrían... Nos teníamos más aferrados, abrazados, inquebrantables... Vincent no tenía duda en darme un abrazo en cuanto a la oportunidad, de rodear mi cintura, de nombrarme "Amore mio."

Su mirada profesa amor.

Y lo asegura tanto que parece sueño.

No perdí momento de preguntarle el significado de lo nuestro, a lo que respondió sin inmutarse.

—Un novio no vive en el mismo techo y te lleva el desayuno a la cama.

—¿Y entonces?

—Los que apenas se conocen son novios, tú y yo nos conocemos de toda la vida.

—Sigo confundido.

—Ni novios ni comprometidos, más bien... esposos.

—¡Cero bromas!

—Más serio no puedo ser.

—¡Es muy pronto para algo así! ¿Lo entiendes, no?

—No le temo al riesgo y las pruebas que sucedan en el mañana... Si te cansas, no voy a impedir que te divorcies, estás en tu derecho.

—Primero que nada, gracias.

—Nunca he dado el siguiente paso... ¿Y tú?

—¿Y Suiza?

—Todo lo que necesito reside a lado tuyo y en esta casa.

—¿Soportar hasta el último de nuestros días?

—... En la adversidad, salud y enfermedad... En la riqueza y pobreza... A mil leguas en submarino, al centro de la tierra, al dar la vuelta al mundo en ochenta días...

—Lo último te lo sacaste de la manga, y sí, te cedo la palabra. ¿Ahora es donde huimos? Nada perdemos.

—Lo primordial es estar aptos en términos de salud y dejar para último lo demás, y cuando llegue ese tiempo, huir al sitio que te parezca.

Era una sorpresa. Venía pensando en Suiza. Lo decidí para limpiar recuerdos amargos en esa tierra, y que mejor que afrontar el pasado y reescribir nuevas memorias... A ese lugar iremos primero e imagino la sorpresa dibujada en su cara... o el disgusto. Suiza es bello para él, no se cansó de describirlo a la hermandad, y va a terminar por hacerse caso.

Al tiempo que termina de besarme, intercambiamos anillos.

Ahora símbolos de nuestro amor.

¡Feliz, feliz detalle!

A nadie más se le hubo ocurrido, ya sea por temor al compromiso. Necesitaba hechos fuertes y voluntades de hierro. Las palabras y el sexo se las lleva el viento. Parece que la enfermedad tocó a mi puerta para hacerme poner los pies en la tierra, para recordarme que soy humano, tenga los años que tenga, y deje de desperdiciar la vida con indiferencia.

Y si Luke viene, no lo echaré de menos, al contrario, será bienvenido. Los dos hallamos el significado de lo nuestro: una amistad recíproca. Tanta pena me da pensar de su posible recaída o muerte... Quedó en incógnita lo de asistir a terapia y sentar cabeza por Holly... Espero que Magno pronto tenga seña por su paradero. Ya mismo le indiqué la dirección en Quebec.

Llevo consigo la satisfacción de haber golpeado a Mark, pero temo represalias... Hasta que lo tenga en frente le pediré que se vaya del país. MG me ha jurado mantenerlo en resguardo en España, le he dicho que es víctima de los Cross, y cualquiera que lo sea, es fundamental para reunir pruebas en su contra... Le he prometido estar apoyándolo como testigo.

MG está harto de acusaciones falsas y teorías que rodean a nuestra familia.

Irrumpo en la habitación de Margarito. El piano melancólico me guió a la puerta correcta. Insiste que vuelva a descansar, sin embargo, me siento repuesto. ¡Puedo levantarme por mi propio medio! El tratamiento parece funcionar... Es importante lo que debo decirle. Me cede la butaca. Por lo menos el bastón de Vincent ha servido de gran ayuda.

Y que mejor que Vincent reanude la confianza en si mismo.

Lo que debo decirle es incómodo y es motivo de problemas, incongruencias... Hace años que guardo un dibujo del niño. Aunque nunca lo conocí, me guíe con los rasgos físicos de un sueño fantasioso que tuve. Sin rodeos se lo doy en la mano. Responde que no me lo pidió. Explico el motivo antes señalado.

—¿Y cómo se supone que lo perdí?

—Nadie más que Theo lo sabe. ¡Se lo contaste antes de sufrir el accidente!

—¿Y vive?

—Si.

—Quisiera recordar su rostro... y la pelea que me costó casi la vida... ¿Por qué estás seguro de esto?

—Presentimiento.

—No siento nada parecido.

—Magno levantará cargos y ojalá cooperen para compartir custodia o devolverte al niño... Ellos creen que estamos solos... El dibujo es un obsequio y recomiendo que lo mires cada mañana... Tómalo como una terapia.

—¿Qué sería yo sin cada uno?

—Lo mismo nos preguntamos contigo.

—Tonterías.

—La hermandad volvió a unirse, pero como todo, falta una pieza del rompecabezas... El niño.

Debía recordar los hechos para cuando estuviéramos preparados. ¿Será que pueda reconocer y señalar a los culpables? ¿Siquiera responder el nombre de la mujer que lo concibió? ¿El conflicto principal? ¿El por qué la familia lo considera un "amante"? ¿Es acaso Julieta una amiga cercana a los Cross, pariente lejana o media hermana no reconocida?

¿Quién es Julieta?