🎻 Capítulo 55 | Lo que Reste de Vida
VINCENT
En ciertas situaciones no sabes si llorar o reír... Lanzarte por la azotea o dar gracias por un nuevo amanecer... Gritar a todo pulmón o quedarte callado... Meindert sonó exagerado. ¿Merezco lo bueno del mundo?
¿Y qué he recibido?
—Regálame este silencio como despedida.
Soy predecible.
De tantos imprevistos entre nosotros, no se le hace rara la posibilidad de que me vaya. Las palabras sobran, como siempre, para dárselo a conocer... Sabe leer mis movimientos y lo que callo para no herirlo... Él merece lo bueno del mundo... El universo a sus pies... La posibilidad de curarse.
Alguien que se aferre a su mano.
—Descansa —lo despido.
De una cosa estoy tranquilo, y es del timbre. Cualquiera de nosotros tiene la probabilidad de escucharlo y acudir al llamado. Además, nuestro padre ronda en el transcurso de la madrugada. Se ha tomado en serio el papel de Morfeo, y todo sea por Meindert... Justo así lo hizo conmigo y creo que aún no he demostrado como agradecerle.
A altas horas de la noche recorrí la biblioteca, ese sitio sagrado para algunos, donde aprendí a amarlo de veras. Yo me burlaba vil de mis hermanos, llamándolo nido de ratones... En el club de lectura ese carácter cambió, porque cuando pierdes fortaleza física, queda cosechar la intelectual.
Y llegó inesperado, pero preciso a la situación.
En esas páginas encontré consuelo, viví en la piel de los personajes, estuve en escenarios surreales... Encontré mi espíritu aventurero, ese que me hace pensar de más... Adoro el thriller y odio la fantasía, pero no puedo resistir a buscarla en un libro, solo cuando la vida real azota con crudeza.
Por desgracia, las historias de amor no suelen terminar bañadas en azúcar... Una muestra son "Romeo y Julieta" o La dama de las camelias..." Amores imposibles que terminan posibles después de la muerte... Y eso que eran parejas tradicionales. ¿Qué me espera amando al mismo sexo?
¡Exilio! ¡Deshonor!
Amanezco en la butaca, a medio leer "Sueño en una noche de verano." Estuve en esos eventos ficticios, con Meindert bebiendo la poción que lo condujo a enamorarse de mí y acabar comprometidos... Sin embargo, Pock revirtió la poción, la venda de sus ojos, y se casó con su alma gemela, Luke... ¡Qué inmensa locura!
Con pies ligeros volé a la cocina. Le suplico a Salo la charola. Dejé en segundo plano sus miradas extrañas, menos si mi intención era enorme. Antes de pasar por lo anterior, me había tardado en arreglarme el cabello y la ropa. Hoy uso un suéter blanco y pantalones de vestir... Un aire intelectual, que no puedo evitar a costa de los lentes.
Te compadezco, Jefrey.
Me ve con fastidio, mientras corro la persiana y le digo buenos días. Se ve divertido con el pelo revuelto, se asemeja a un nido de pájaros... Hago como que no me doy cuenta. Dejo sobre la cama el desayuno y un pequeño detalle que hice en la biblioteca: una rosa de papel.
Hace días que llueve y llueve sin parar... y hago el esfuerzo de luchar frente al estado de ánimo. Suiza es terrible en invierno. Así como es espléndido en verano, en aquella estación es despiadada. Otros salían a esquiar, a jugar hockey, patinar... y yo evitaba morir de aburrimiento haciendo manualidades.
Por un momento olvidé que era estar en Barcelona, aunque por igual carezco de distracciones. Tristes celebramos la navidad pasada. El pavo insípido. Año nuevo sin nada bueno... No importó si el pino medía dos metros o la exageración con las decoraciones... Todos queríamos a Meindert. Fueron días donde papá se lució.
Ojalá le guste la rosa... aunque sea un poquito.
—¿Por qué tan inoportuno?
—Son las 9... ¿Tiene de malo que lo transmita?
—Tiene de malo que lo desperdicies conmigo.
—¿Y qué harías en mi lugar? Sé que el mundo no se detiene a darte flores, el jardín debe uno mismo decorarlo... pero déjame ser yo el que te ayude a hacerlo... Vamos, solo quiero devolver el favor, además, un pajarito me contó que te niegas a comer.
—¿Excusa, eh?
—¡Ni siquiera te duchas!
—¿Vegetales, de nuevo?
—Y si, seremos un dolor de cabeza, te advierto.
—Theo es aquel pajarito, ¿no?
—¿Eso quieres, preocuparnos a todos?
Silencio. Continúa a separar la espalda de la cama. Pausa. Se mete un gran bocado a la boca. Prosigue a derramar todo el jugo en la cobija, justo cuando lograba hacer contacto con sus labios. ¿Debo creer que lo hacía con intención de perder mi paciencia..? No, no lo creo, ya que a levantado el vaso con mano temblorosa.
—Termina, ya luego la cambio por otra.
—¡Soy un inútil!
—Con llamarte así no solucionas nada, solo te sientes peor... ¿Por qué mejor no hablamos de Hermes? Hace días que los muchachos lo distraen en el invernadero... ¿Y Stanley? Ahora se a vuelto la sombra de papá... ¡Son inseparables..! Creo que nos echan de menos.
—Por lo que escucho, somos dos contra su ausencia.
—Por lo menos ellos tienen en quién apoyarse... ¿Y dónde quedamos tú y yo?
—Sé por dónde vas.
—... Y lograrás deshacerte de mí entre más cooperes.
—¿Así de fácil?
—Culpa al cariño que te tengo desde niño... A la guerra por unirnos al mismo bando... ¿Acaso es una vil mentira que el amor no se mira con los ojos, sino con el alma?
Tengo que llevarla a la lavandería y después... soportarlo hasta que llegue Luke.
No hay mañana donde tema perderlo... Parece un castigo. Quiero que sepa que puede contar conmigo, que deje de ser demasiado orgulloso... Yo también lo fui y conlleva ser grosero con las personas que te aman... Si no fuera por Mónica, yo mismo hubiera acabado con mi vida o con la de nuestro padre.
Tuve una conversación con MG. Él me concedió el permiso de atenderlo, a costa de ser él quién me acompañara a comprar el boleto y mantenerme vigilado en cada movimiento... Si, todavía no se sacaba la espina, ese cuento de Italia. Seguía desconfiando, resentido... herido. Y está en su derecho, porque no medí el riesgo.
Si no fuera por ese chaleco antibalas, hubiera pasado a ser un malagradecido.
—He pensado que debes conocer Rumanía, Tokio, Estambul... ¡Basta de Suiza e Italia! ¿Por qué esa cara? Si se trata de algún pretendiente pasado de listo, yo mismo me las arreglo para ajustar cuentas con él.
—Quisiera salud.
—Meindert va a estar bien, hijo mío... No dejes pasar tiempo.
—Lo que el mundo necesita son menos enfermos.
—¿Y si propongo una búsqueda de prospectos?
—¿Quién los necesita?
—Yo necesito comunicarme con urgencia con Luke, decirle que las puertas de esta casa esperan su llegada... ¡Tu hermano necesita una esperanza! ¿Le has mirado la cara?
—No veo cambio alguno.
—¿Acaso contigo es con quién se va a casar? ¡No todo el tiempo vas a estar como su sombra! Tu responsabilidad es cuidar de ti mismo... Y quisiera ser flexible, pero ya bastante tienes... Solo quiero que seas fuerte, Meindert puede darnos un susto. ¡Tú estás en la misma posición! No quiero que uno por culpa del otro entre en crisis.
—Lo entiendo.
—No obstante, lo de Luke no se descarta. ¿Puedo contar contigo?
—Si logra localizarlo, podré irme en cuanto usted me lo pida... Es una promesa.
¿Estás seguro de que estamos despiertos? Me parece que aún dormimos, soñamos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro