Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🎻 Capítulo 15 | Insectos



VINCENT





La lluvia sigue.

Transcurre.

Fotografío la ventana.

La prótesis.

Creo que vista en otro ángulo parece desapercibida.

Viva.

Ya no duele mucho.

Me levanto. Es temprano. Tambaleo un poco. He perdido confianza, pero coraje tenía de sobra, no iba a permanecer toda la semana en cama. No tuve vergüenza de enseñar el remplazo que servía de pierna, las miradas disimuladas. Ya no importa la lástima, las penas, cuando se puede estar seguro de uno mismo, y a la vez, agradecer por un nuevo día. Por los alimentos.

Doy las gracias. Soy el primero en terminar. No me da vestir hoy. Seguía lloviendo a cántaros. El pantalón corto es cómodo para andar flojo... Fotografío las flores secas en la mesa, de la sala... La cocina desocupada... El reloj... La vajilla... Una lámpara sucia y vieja... No quedo satisfecho, sino lleno de curiosidad. Por culpa de esto, me cuelo a una de las habitaciones, sin avisar a la puerta.

Sorprendí a William cantando y Dorotheo con la guitarra.

Hermman jugueteando en el aire con bolas del billar.

Phillip y Alfred en un tablero de ajedrez. Estuve con ellos hasta la tercera ronda. Fred no se daba por rendido...

Segunda habitación.

Anton y Patrick eran millonarios en el monopoly.

Northon leían sobre jardinería.

Salomón, Jefrey y Otto no estaban, sino con Mandrú, por lecciones de matemáticas, ciencias y ortografía... Me compadezco.

Jeremy bordaba calcetines.

En un rincón, junto a la ventana, Josh se moría de rabia, pues, según él, no capturaba la lluvia. Al ver las revelaciones, hace saber su inconformidad.

—Tantos años despiadados para algo tan práctico... ¡Qué el arte se apiade de nosotros, los artistas!

Exageraba con las expresiones, empero, que su ruego llegue a oídos del arte. Traté de consolarlo, pero poco caso hizo. Lo despido en silencio. Ya había capturado un montón de momentos, pero todavía faltaba una persona... Ese no era Mandrú. Margarito no nota mi presencia, sino cuando escucha el sonido de la cámara. Se queda mirándome, pero vuelve a la posición de costumbre. Parece aún molesto por la discusión. Sé lo que pasará si no me voy, sin embargo, no quiero quedar con las manos vacías.

En ese ángulo, capturaba su sentimiento.

Melancolía.

Soledad pura a su alrededor.

Luego, se cubre la cara con el sombrero. Es hora de irme.

—Así como el dedicado Josh, también lo fui. Usé la fotografía como un medio de distracción. Recuerdo haber sacado sonrisas nerviosas y modelos no reconocidos... Perdón por el descaro.

—No.... perdón a mí por haberte tratado mal.

—Ay, Margarito.

Claro que fui abrazarlo. ¡Cuántas veces peleamos! ¡Cuántas veces perdemos el rencor..! Era mi amigo, hermano, y, aunque nací huérfano, acepté las condiciones de tener uno. Varios. ¿Cómo no iba perdonarlo? He sentido la necesidad de un abrazo, de ser querido, en noches tan gélidas, en un país extranjero. Aunque fuera sin afecto. Por culpa de esta frialdad creo que perdí empatía.

Le enseño las fotografías, después de secarnos las lágrimas. Soy testigo de su sonrisa. Nunca vi algo parecido y ni yo reía tanto cuando partí a Suiza. Quedamos exhaustos sobre la cama. Era claro que ya no recordaba las facciones del niño, la última vez que lo vió, el romance turbulento con su madre... En cambio, prometí no dejar nunca el hogar, tratar de ser más seguro... pero ya se encontraba con morfeo. Entonces, lo cubrí con la manta. Le deseé buenas noches.

El siguiente día llegó y, con el, Theo. Justo cuando acababa de acomodar el moño, vino a verme. Por encargo de Magno, trae el bastón. No dijo nada respecto al accidente, pero presentía que era necesario, y lo era por que me sirvió de apoyo en rehabilitación.

Este será tu soporte. La gente de fuera no te dará su brazo.

¡Cuánta razón tenía papá!

Los objetos son necesarios, es por eso que no pensé demasiado en darle las gafas de sol a Anton. Hace rato que dice que le lastima la luz. Theo tenía caído el párpado, le faltaba el ojo izquierdo, pero caminaba sin pena en la calle. No por eso se volvió tirano e insensible. Jefrey usaba lentes, por su estrabismo en un ojo. A Alfred le faltaba el meñique y Otto era zurdo, obligado por haber perdido la mano derecha. Una oreja le faltaba a Jeremy y una quemadura en la mitad de la cara a Salomón.

A los demás, no mencionados, ni siquiera les importa estos defectos. Su amor era incondicional para sus hermanos... y claro que para mí. Nosé porque tanto asombro cuando supieron mi accidente. A Otto no le trataron como discapacitado y a Jefrey un ciego. Salieron adelante por su cuenta y no por lástima... Una tragedia que todavía continuara lloviendo. Recuerdo saltar los charcos y bañarme de lodo. Solo pude permitirme un pequeño paseo por la casa.

Antes de volver a mi habitación, encuentro a Meindert en el pasillo. Estaba nervioso para hablar. Parecía un niño a punto de pedir perdón.

—¿Qué se te ofrece?

—Espero que... te encuentres mejor.

—¿Tan mal parezco?

—No quiero que lo malinterpretes.

—Y yo no quiero de su lástima.

—Nadie te tiene lástima.

—¿Entonces, por qué me siento un bicho raro..? Mírame cómo los insectos que desmembraste.

—¿Insectos?

—¿Me dejas pasar?

Era una piedra en mi camino, literal.

Cueste lo que cueste mantendré esa línea.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro