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Capitulo 6

Inmediatamente le cerré la puerta en la cara.

— ¡Mal! —Me reprochó mi hermana.

— ¡Igna! —Continuó mi mejor amiga.

 Bufé y volví a abrir la puerta de mala gana, la miré cruzándome de brazos.

—Por si no te has dado cuenta, no eres bienvenida en esta habitación. —Gruñí antes de volver a cerrarle la puerta pero algo impedía que lo hiciera, ya que esa inútil había puesto el pie para trabar la puerta, ¿quién se creía que era? Mocosa insolente.

— ¡Me vas a pagar un nuevo par de tacones por haberme arruinado este!—Se quejó.

—No estás en posición de reclamar nada, jovencita, estoy harta de que siempre intentes arruinar la vida de Mal, tienes que aceptar que es parte de nuestra familia y eso no cambiará, sin importar lo que hagas. —Intervino Aurora, mirando seriamente a la chica que tenía en frente. Me hizo una señal y abrí la puerta para que Audrey entrara. —Ahora vas a explicarme que haces aquí a esta hora, ¿cómo te enteraste de que vendría aquí? ¿Viniste sola? ¡Tu padre se va a preocupar, agh!

—Creí que era una noche familiar, es que te estaba buscando y te escuché hablar con ella ya que tenías la llamada en alta voz, pensé que sería una buena oportunidad para convivir mejor. —Mintió rápidamente.

— ¡Eso no es excusa! ¡No debiste haber venido, si no te lo he dicho es porque no quería que ninguna de las chicas se sintiera incómoda!—Exclamó la rubia. —Ya es tarde y no dejaré que regreses a casa, lo mejor será que te quedes aquí. —Musitó, nos miró entonces y todas la miramos con seriedad, negué con la cabeza.

—Mal por favor, solo será por esta noche y te juro que no arruinará nada de lo que hemos planeado porque si lo hace le diré a Felipe que le quite más que solo las tarjetas de crédito. —Insistió y vi como su hija la miraba espantada.

—Preferiría que la encierres en una torre y la vigile un dragón para evitar que se escape, pero está bien. —Accedí de mala gana, Lonnie me dio un codazo. —Pero conmigo no va a dormir, prefiero que duerma con Dude, Carlos dice que ya casi no tiene pulgas.

— ¿¡Cómo te atreves a decir eso!? —Se quejó esa princesita mimada. —Yo no voy a causar problemas, he venido a ofrecer lo mejor de mí para que podamos mejorar nuestra relación. Como ofrenda de paz, traje una pizza. —Añadió antes de sacar la caja del enorme bolso que había traído.

— ¿Desde hace cuánto tiempo tienes eso ahí? —Cuestionó la hija del hada madrina.

—La compré cuando estaba viniendo para aquí. —Respondió, la tomé y la abrí, colocándola en la mesa.

— ¿Y cómo sé que no tratas de envenenarme? —Me crucé de brazos, desconfiada, pues sería capaz de hacerlo para vengarse por lo que le había hecho en la coronación.

—M, relájate. Aquí las únicas que envenenamos comida somos nosotras. —Murmuró la chica de cabello azul en mi oído, sabía que tenía razón. —Pues si eso está envenenado, Audrey podrá verse en mi espejo durante todo el día. —Ella le sonrió con malicia, haciendo que mi sobrina se estremeciera al recordar lo que aquel aparato mágico le había mostrado en el día de la familia.

—Basta de charla, me estoy muriendo de hambre. —Habló Aurora rápidamente, tomando una porción de pizza. —Buen provecho.

Dicho esto, todas la imitamos y empezamos a comer mientras nuestras amigas empezaban a contarnos anécdotas de sus infancias, aunque cuando llegó el turno de hablar de Evie, se puso a contar la primera vez que había andado en tacones, a los 6 años.

  Eso había ocurrido durante el séptimo cumpleaños de la princesa de la isla, que se estaba celebrando justo en las puertas del Castillo de las Gangas, mientras hace 10 años estaba mirando desde el balcón cómo Gil le regalaba aquellos zapatos para impresionarla, como obsequio de aquella fiesta a la que yo no había sido invitada.

 Fueron los últimos minutos que la reina malvada y su hija habían podido compartir con los villanos más malvados de la isla, ya que luego de que ella se probara esos tacones mamá las había desterrado, porque ambas odiábamos las fiestas.

Recuerdo que luego de ése día, no volví a verla, hasta que una década más tarde, regresó de su exilio para asistir a Dragon Hall, la escuela en donde nos enseñaban a ser las personas más crueles y despiadadas para que cuando tuviéramos la oportunidad de esparcir el mal en otros lugares, no fracasáramos como lo habían hecho los antiguos villanos.

Y luego de haberle hecho unas cuantas bromas, nos habíamos embarcado en una aventura para recuperar el cetro de mi madre, el cual Jay había destruido hace apenas unos días.

  Salí de mis pensamientos cuando me percaté de que las chicas que se encontraban en mi habitación en ese preciso momento no paraban de reírse, pero no tenía ni idea de por qué, así que las imité.

 Pero todas dejamos de reír al ver cómo algo en el bolso de la hija de Aurora empezaba a brillar, la dueña del mismo se percató de esto y lo tomó inmediatamente, como si pareciera desesperada por resolver ese asunto.

— ¿Traes una linterna a una pijamada? —La novia del chico de cabello largo la miró extrañada.

— ¿O es un nuevo accesorio que está a la moda y no me enteré? —Cuestionó Evie algo confundida ya que ella siempre se enteraba de todo lo relacionado con ése tema antes que nadie en este lugar.

 Esto es muy extraño.

  Así que me levanté para acercarme a ver aquella extraña situación pero la intrusa a este evento rápidamente alejó todas sus pertenencias de mí, como si temiera que fuera capaz de robarle.

En realidad sí podría hacerlo, pensé.

—No sé de qué están hablando chicas, solo es mi celular, iré a cambiarme de ropa antes de ensuciarme. —Se excusó entonces y le indiqué dónde estaba el baño, entonces se encerró ahí con todas sus cosas.

Audrey es mucho más obsesiva con los cambios de ropa que mi mejor amiga...

— ¿Qué tal si después de comer nos pintamos las uñas? —Sugirió Jane y todas asintieron, aunque yo tenía un mal presentimiento, sin embargo no deseaba arruinar esta noche que hasta ahora estaba saliendo bien así que me mantuve callada.

 Todas apoyamos la idea y continuamos comiendo mientras charlábamos y mi hermana nos contaba cómo había sido casarse con mi cuñado y la hermosa luna de miel que habían tenido, no podía dejar de sonreír mientras ella hablaba.

Se merecía ser feliz después de haber estado escondida durante dieciséis largos años en el bosque para evitar ser hechizada.

Su hija salió del baño cuando la rubia estaba contando aquella historia que de seguro ya había escuchado mil veces pero al parecer no se cansaba de hacerlo.

  La hija del hada madrina nos contó cómo hace apenas unos días, luego del entrenamiento de Tourney y de las prácticas de R.O.A.R, Carlos la había alentado para que se presentara a las pruebas para ser animadora y ambos habían entrenado juntos durante toda la semana, ya que las pruebas comenzarían el próximo lunes.

 Mi sobrina lideraba el escuadrón de aquellas chicas y más le valía hacer que Jane entrara, o se las vería conmigo.

Terminamos de comer y tiramos la caja de pizza a la basura, para luego empezar a pintarnos las uñas mientras cantábamos algunas de nuestras canciones favoritas, finalmente Audrey empezó a contarnos una anécdota acerca de lo divertidas que eran todas las clases particulares de etiqueta, modales, idiomas extranjeros, equitación, baile, asuntos de Estado y demás cosas que le daba su amorosa abuela, que era muy paciente y amable con ella.

  La verdad es que me costaba demasiado creer que Lea era así, porque conmigo se comportaba como la madrastra de Cenicienta, Lady Tremaine, lo hacía con la que había sido entonces su "criada" por así decirlo y con su nieta, Dizzy.

—Suena muy divertido. —Evie no pudo evitar sonreír al escuchar todo eso que en la Isla jamás habíamos tenido, a pesar de que ella había sido educada en casa.

—Exacto, no parece para nada agotador. —Murmuré, pues estaba segura de que si esa anciana me daba esas clases, serían una tortura.

Por suerte, eso jamás sucederá.

 Luego de esa charla todas nos fuimos a dormir, yo compartía cama con Evie y Lonnie, estábamos bastante cómodas a decir verdad.

Pero mis pensamientos me tenían demasiado inquieta con respecto a lo que había sucedido con ese extraño brillo en el bolso de la ex novia de Ben, así que no tardé demasiado en despertarme.

  Me levanté de la cama con cuidado de no despertar a ninguna y localicé mi objetivo en la mesa, me acerqué rápidamente hacia la misma, de manera sigilosa –tal y como lo hacía en los viejos tiempos, en mi antiguo hogar- hasta tomar aquella cartera rosada que obviamente no era mía y abrirla de una vez por todas, empecé a revolver entre sus pertenencias.

Es normal que las chicas llevemos todo tipo de cosas en todo momento pero mi sobrina exagera demasiado, agh.

  Hasta que finalmente encontré algo extraño, lo tomé.

Era una especie de collar muy extraño pero demasiado hermoso, de ésos que simplemente quieres contemplar por siempre.

 Fue entonces cuando la temperatura de aquel objeto subió, comenzando a iluminarse en mis manos, empecé a sentir que la energía del lugar cambiaba y se volvía más tensa, mientras que la luz emanaba del artefacto, con un color naranja brillante que me hacía brillar los dedos, volviéndose cada vez más fuerte.

— ¡Mal! —Dijo una voz detrás de mí, rápidamente me volteé.

— ¿¡Por qué no estás dormida!? —Dudé, sin quitar la vista de aquel objeto.

— ¿¡Por qué estás revisando mis cosas!? —Cuestionó la chica que no tenía ni idea de cuándo había despertado. — ¿Acaso en tu patético hogar no te enseñaron que no está bien revisar las pertenencias ajenas? —Alzó una ceja.

Pero ni siquiera le estaba prestando demasiada atención, ya que la energía que estaba sintiendo se intensificaba, pero no sabía qué significaba aquello, solo no podía dejar de ver el collar.

  Audrey me lo arrebató de las manos y se lo guardó inmediatamente.

— ¿Y a ti no te enseñaron que no se debe robar? Eso es un delito aquí, podría hacer que te encarcelen ahora mismo... —La amenacé, cruzándome de brazos.

— ¿Y quién va a creerte a ti, después de todos los problemas que has causado? —Ella se rió, negando con la cabeza. —Jamás confiarían en la palabra de una villana, en cambio, en la de una princesa, sí.

—Precisamente porque eres una princesa tienes que dar un buen ejemplo, cosa que obviamente no estás haciendo y...

—No voy a tolerar que una inepta que no sabe vestirse bien y condenó al reino a su destrucción me sermonee. —Gruñó ella para luego acomodar su cabello. — ¡Mamá!

  Obviamente, los gritos de mi sobrina despertaron no solo a Aurora, sino a Jane, Lonnie y Evie.

— ¿¡Pero qué les pasa a las tres y media de la madrugada!? ¡Me merezco mis ocho horas de sueño sin interrupciones! —Se quejó mi mejor amiga.

—Estas no son horas de armar escándalos. —Masculló la hija de Mulán, desde la cama.

 Mi hermana se acercó a nosotras rápidamente.

— ¡No griten, van a despertar a todo el mundo! —Aurora nos fulminó con la mirada.

— ¡Mamá, Mal me robó el celular! —Me acusó, señalándome con un dedo, mientras se ponía a llorar.

Qué actuación tan patética, por favor.

— ¿De qué estás hablando? —Dudó la rubia antes de empezar a revisar el bolso de esa mocosa, en donde no estaba su celular.

—Princesa del drama tenía que ser. —Murmuré, pero ella logró escucharme y me fulminó con la mirada.

— ¡Mamá, tienes que detenerla antes de que se atreva a volver a robar algo más poderoso como la varita del hada madrina! —Prosiguió Audrey.

— ¡Ya supéralo de una vez y déjanos dormir! —Chilló Jane antes de arrojarnos una almohada, que logré esquivar, pero le dio en la cara a la princesita.

  Evie y yo nos reímos.

— ¡Suficiente! Mal, deja que te revise para que terminemos con esto de una vez por todas. —Exclamó mi hermana y asentí con la cabeza, sabiendo que no encontraría nada porque yo jamás había hecho tal cosa, entonces todas nos sorprendimos al ver que en mi bolsillo estaba su celular. Mi hermana me dirigió una mirada seria que logró asustarme, ya no había rastro de dulzura en sus ojos, sino decepción y enojo. —Mal, hablaremos sobre las consecuencias de esto mañana a primera hora, antes de que nos vayamos.

— ¡Pero yo no hice nada! ¡Audrey hizo algo! —Intenté defenderme rápidamente, pero ninguna de las chicas quiso escucharme.

—Las princesas siempre consiguen lo que quieren. —Murmuró mi sobrina y me guiñó el ojo antes de irse a la cama nuevamente, tomando su bolso y llevándoselo.

  No entendía que acababa de pasar, pero iba a averiguarlo antes de que me acusaran de otro delito.

Suspiré rendida y me fui a mi cama, me acomodé mejor junto a mi mejor amiga y la novia de Jay, no fue difícil quedarme dormida ya que estaba agotada.

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