Capitulo 4
—Llegas tarde, jovencita. —La anciana me miró con odio.
— ¡Se los dije! ¡Ni siquiera se esfuerza por llegar a tiempo, no es digna de pertenecer a esta familia! ¿¡Es que no se dan cuenta!?—Chilló mi sobrina.
— ¿Y desde cuándo esto se transformó en una reunión familiar? Yo vine aquí a hablar con papá y a pasar tiempo con mi hermana, no a perder mi valioso tiempo en discusiones con ustedes. —Me crucé de brazos.
—Lo siento pequeña, sabía que si te decía que esta era una reunión familiar, no vendrías. —Papá hizo una mueca.
¿Acaso ser mentiroso es hereditario en esta familia?
— ¡Estoy tan feliz de que vinieras! Pero empezaba a preocuparme. —La rubia me abrazó, inmediatamente correspondí aquel gesto.
—Lo bueno es que llegaste justo a tiempo para comer con nosotros. —Señaló Felipe sonriéndome antes de que todos se dirigieran al comedor, el único lugar libre que había estaba entre mi sobrina y Aurora, así que de mala gana me senté ahí, resignada.
Los criados rápidamente empezaron a servir el almuerzo.
Debía empezar a acostumbrarme a la comida de los ricos.
—Provecho. —Murmuró Lea antes de que todos empezábamos a comer, por suerte para ella, estaba lejos de mí porque si me provocaba, era capaz de clavarle un tenedor.
Viejas costumbres de la isla, jamás se irán.
— ¿Cómo va tu relación con el nuevo rey, cariño?—Escuché la pregunta de mi padre y no pude evitar sonreír, era el momento perfecto para presumir.
—Cada día que pasa estamos más felices y muy unidos, estoy tan feliz de haberlo conocido. —Respondí entonces.
—Con una galleta y un poco de magia negra, claro que conseguiste alejarme de mí chico. —Masculló la chica que estaba sentada a mi lado, evidentemente celosa, ya que había dejado de usar su celular y lo había colocado en la mesa al escuchar mis palabras.
—Oh, no, él realmente se enamoró de mí, a pesar de todo. —Acomodé mi cabello y continué comiendo. —Y yo de él, así que a pesar de que estaba con la persona incorrecta antes de conocerme, ahora ambos estamos muy felices. —Le sonreí falsamente.
—No sé como funcionarán las cosas allá en tu único hogar, ya sabes, la isla, pero aquí, en Auradon, a donde obviamente no perteneces, es malo mentir. —Habló la mujer que se encontraba sentada al lado de Stefan.
Tiene suerte de estar lejos de mí, porque soy capaz de clavarle alguno de los cubiertos de distinto tamaño que están a los costados de mi plato, ¿quién podría diferenciar para qué se usa cada uno? Nadie.
—La verdad es que no entiendo por qué sigues atacándome cuando todos aquí sabemos lo que hice para salvarte no solo a ti, sino a toda mi familia, cuando pude haberles dado la espalda, pero no lo hice. —Respondí sencillamente, seguí comiendo. — ¡Casi me sacrifico para conseguir su libertad, asesiné a mi propia madre para mantenerlos a salvo y poder salir de ese bosque infernal! —Proseguí.
No tardé demasiado en conseguir que mis ojos se llenaran de lágrimas, la verdad es que el papel de víctima cada vez me salía mejor. Mi hermana rápidamente colocó su mano en mi hombro y acarició mi cabello, a lo que su hija y su madre no reaccionaron para nada bien.
— ¡Ya estamos hartas de que siempre te victimices para salir ilesa de los problemas en los que tú misma te metes! —Se quejaron ambas mientras me miraban con odio.
—¡Es increíble que siempre intenten dejarla mal parada a la pobre chica que solamente intenta adaptarse y seguir con su vida, pero en este ambiente tan tóxico que generan ustedes dos, nadie puede sentirse bien! —Me defendió mi cuñado, eso sí que no me lo esperaba.
La reina lo fulminó con la mirada mientras que su hija lo miraba incrédula por las palabras que acababa de escuchar salir de su boca.
Ja, creo que Felipe ya tiene una nueva chica favorita a la cual defender.
—Déjennos a solas con mi hijastra. —Ordenó la anciana, dedicándonos una mirada fría a todos los que estábamos en esa mesa, pero no me dejé intimidar. Stefan abrió la boca para hablar pero ella le hizo un gesto para que mantuviera la boca cerrada. —Ahora mismo.
Entonces mi hermana, mi padre, mi cuñado y mi sobrina -que había tomado su celular y acababa de guardárselo, ya que de seguro no era apropiado que una princesa utilizara ese aparato estando en la mesa, pero ninguno de los adultos se había percatado de que lo estaba usando-, se levantaron y la obedecieron.
¿¡Qué clase de familia son ustedes!? ¿¡Cómo se atreven a dejarnos solas, con tantos objetos punzantes en una misma habitación!? ¡Si cometo otro asesinato, ustedes serán los culpables!
Rápidamente sequé las pocas lágrimas que caían por mis mejillas, terminando con mi pequeña actuación. Me crucé de brazos mientras la anciana se acercaba a mi lugar.
—Escúchame bien, Mal, porque no lo voy a repetir. Me estás sacando de quicio, pequeña, eso no te conviene. Tu madre ha arruinado mi vida, me ha alejado de mi propia hija y de mi esposo, pero tengo que agradecerte por haberla destruido, aunque no creas que por eso voy a olvidar todo lo que le hiciste a esta familia desde el día en que pisaste este reino por primera vez. —Dijo completamente seria, pero no me preocupaban sus amenazas vacías, se dispuso a alejarse de mí de una vez por todas.
—No eres el centro del mundo, mamá también arruinó mi vida desde que me obligó a quedarme con ella en esa maldita isla. Y no vuelvas a mencionarla. —Gruñí y relamí mis labios lentamente, pero al escuchar que me había atrevido a contestarle, Lea se volteó inmediatamente.
— ¿Cómo dijiste? Una señorita jamás debe hablar de esa manera, mucho menos estando en presencia de una reina. —Mencionó. —Soy tu madrastra y debes tratarme como tal, o de lo contrario, sería una pena que lo que sucedió en el Páramo sea revelado y tuvieras que regresar a la isla de los perdidos para siempre.
—Primero, no soy una señorita. Yo fui, soy y siempre seré una chica de la isla, sin importar con quien esté, ¿y sabes qué es lo mejor de todo? Que estoy orgullosa de serlo. —Aclaré. — Y segundo, ¿no se supone que una reina no amenaza?—Alcé una ceja.
—Eso no es una amenaza, querida. Lo único que estoy haciendo es imponerte los límites necesarios para que tengas en cuenta tus actitudes a la hora de dirigirte hacia un mayor, las cuales espero que mejoren con el tiempo y podamos llevarnos bien, si es que no eres desterrada primero.—Me sonrió con hipocresía. — ¿Quedó claro, pequeña?
—Llámalo como quieras, sigue siendo una manera patética de intimidarme pero ¿sabes qué? no te tengo miedo. —Murmuré lentamente. —He vivido bajo la sombra de mi madre durante mucho tiempo, no voy a cometer ese error otra vez. Ella trató de alejarme de Aurora y de papá, incluso de mi cuñado, y las dos sabemos cómo terminó. Si sigues interponiéndote en mi camino, terminarás igual que la emperatriz del mal. Y sí, quedó perfectamente claro. —Dicho esto me levanté de mi asiento y la empujé para luego salir de la habitación rápidamente, dando un portazo.
Me dirigí hacia la puerta principal porque no podía soportar estar en este lugar ni un solo minuto más, hasta que escuché una voz que provenía del pasillo, me volteé.
— ¡Mal! ¿Acaso ibas a irte sin despedirte?—Cuestionó Felipe y se acercó a mí rápidamente. —Mira, sé que has pasado por un montón de cosas, y solo quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites, somos tu familia, aunque a Lea y Audrey no les agrade esa idea. No es justo que te traten de la manera en la que lo hacen solo porque te has equivocado pero nadie es perfecto, estoy harto de que te juzguen, sobre todo cuando has demostrado que estás dispuesta a hacer cualquier cosa para que las personas que quieres estén a salvo. En este momento tan difícil para ti, sé que lo que más necesitas es el apoyo incondicional de tu familia, y hablo en nombre de mi esposa y mi suegro cuando te digo que puedes contar con nosotros para cualquier cosa que necesites, ahora y siempre. —Murmuró, no pude evitar abrazarlo.
— ¡Es tan agradable que alguien me entienda! No sabes cuánto necesitaba que alguien me dijera eso, gracias, no he tenido la oportunidad de hablar con ninguno de los dos a solas porque alguna de ellas siempre interrumpe, es irritante cuando se comportan de esta manera conmigo. —Afirmé algo aliviada. —Gracias por darme la oportunidad de reparar mis errores, eso no es algo que se haga en la isla, yo de verdad siento que merezco una chance de ser parte de esta familia.
—Y en lo que a mi respecta, te concederé esa oportunidad, y si ellas no quieren hacerlo, es su problema, pero ni siquiera te respetan. —Hizo una mueca. —No me enorgullece que mi hija se comporte así contigo, eso no es lo que le enseñamos, pero lo superará tarde o temprano.
—O tal vez nunca lo haga pero bueno, para la suerte de todos, soy una persona paciente. —Murmuré. —Debería ir a despedirme, no quiero que piensen que soy descortés o algo por el estilo.
—Jamás creeríamos eso de ti, pequeña. —Afirmó antes de guiarme hacia las escaleras que nos llevaban hacia el segundo piso, al llegar al mismo inmediatamente los gritos de mi sobrina me indicaron dónde estaba su habitación, me dirigí a la misma, la rubia discutía con la castaña mientras el rey simplemente intentaba que la adolescente de vestido rosado recapacitara acerca de la actitud con la que se había dirigido hacia mí en el comedor.
Me apoyé en la puerta, mirándolos, mi cuñado apareció justo después.
— ¡Sé que odias estar en esta situación pero tienes que dejar a Mal en paz, no es correcto que la ataques siempre que la veas!—Le reclamó mi padre.
—Audrey, te estás comportando como una niña inmadura, eso no es digno de una princesa. Así que hasta que respetes a tu tía, ¡te sacaremos las tarjetas de crédito!—Sentenció Aurora, completamente seria.
— ¡Eso no es para nada justo, mamá! ¡Tú estabas presente cuando me golpeó en el día de la familia y cuando me hizo probar esa horrible manzana en la coronación para luego obligarme a irme con ella a esa isla! ¡Es una salvaje, una inadaptada, una villana! ¡No pertenece aquí!—Gritó su hija, furiosa.
— ¿Puedes calmarte y escucharme, sin gritar porque las cosas no salen como tú quieren, como si fueras una nena de 6 años?—Comenté, mirando a la chica de mi misma edad que estaba sentada en la cama.
Ella me fulminó con la mirada y abrió la boca para quejarse pero le hice una seña de que se callara.
—Acepto que nuestra relación no empezó de la mejor manera y reconozco que cometí errores, aunque las dos sabemos que siempre me has provocado, pero las cosas han cambiado, pequeña. Y nuestras vidas cambiarán completamente, bueno, tal vez la tuya no tanto, pero como sea. —Relamí mis labios lentamente. —Ahora sabemos que soy tu tía y te guste o no, tienes que respetarme, no quiero que cada día que venga tenga que pelearme contigo, es agotador. —Proseguí.
Ella no dijo nada, de seguro no me creía, pero los adultos que estaban en la misma habitación sí lo hacían.
—Ahora si me disculpan, debo irme, los veré más tarde, supongo. —Abracé a mi hermana y besé su mejilla, me acerqué a mi sobrina para despedirme de ella de la misma manera que lo había hecho con la rubia—Sabes de lo que soy capaz, basta o te arrepentirás. —Susurré en su oído antes de separarme de ella, finalmente abracé a papá.
—Estoy orgulloso de que intentes arreglar las cosas, Mal. —Comentó él y sonreí. —No ha sido tan mala idea que vengas, después de todo.
Asentí para darle la razón y me separé para ahora saludar a mi cuñado, estaba a punto de irme cuando recordé algo.
—Oh, y Audrey, no estoy segura de que usar tu celular en la mesa sea apropiado de una princesa, lo digo por tu bien, querida. —Añadí y ella me arrojó un peluche que había en su cama rápidamente, lo esquivé y me marché mientras escuchaba cómo su padre la regañaba.
Adoro los finales felices.
Bajé las escaleras y salí de aquel castillo de una vez por todas para evitar meterme en más problemas.
Decidí que lo mejor que podía hacer era volver caminando para despejarme, todo había sido realmente extraño, aunque Felipe me había caído mucho mejor después de haberme defendido de la manera en la que lo hizo frente a esas dos arpías que eran parte de mi familia, incluso me había recordado que no estoy sola cuando había ido a rescatarlos a ese maldito bosque sombrío.
Aurora siempre me había tratado con cariño, a pesar de que desde que llegué aquí no he hecho más que meterme con su hija y su madre una y otra vez, además de que me había consolado cuando pretendí quebrarme en el medio del almuerzo, estábamos formando una relación muy linda y un poco extraña, pero funcionaba bastante bien.
Stefan me recibió con mucha alegría a pesar de haberme engañado para que fuera al castillo, no había momento en el que no dejara de defenderme y había disfrutado muchísimo ver como ponía a su nieta en su lugar cuando tuvo la oportunidad.
Salí de mis pensamientos al llegar a la residencia y no pude evitar sonreír al ver a mi novio de espaldas ya que estaba a punto de entrar al edificio, corrí hacia él para entonces colocarme detrás y cubrir sus ojos con mis manos.
— ¿Quién soy? —Dudé divertida, estaba feliz de verlo, lo había extrañado mucho a decir verdad.
—Oh, eso es fácil, eres la novia más linda de todo el universo. —Respondió él y quitó mis manos de sus ojos, se volteó a verme y le sonreí. —No sabes cuanto te he extrañado, tesoro.
—Definitivamente eres el rey más tierno que he conocido. —Afirmé y tomé su mano, él me abrió la puerta de la residencia para dejarme pasar primero y eso hice, caminamos hasta mi habitación y entré junto a él, me dejé caer en la cama mientras que el chico se recostó a mi lado. —No me avisaste que vendrías...
—Es que planeaba sorprenderte, aunque no sabía a qué hora regresarías del castillo de Stefan, así que iba a esperarte aquí porque por fin tengo un rato libre y quiero pasarlo contigo, amor. —Musitó y lo abracé.
—Aw, de todas maneras, no vas a llevarme a ningún lado, ¿o sí, Benyboo? —Alcé una ceja, curiosa.
—No aún, es que quiero invitarte a una cita, mereces que te mime durante todo el día, pero no voy a decirte exactamente a dónde iremos, quiero sorprenderte, hermosa. —Me guiñó el ojo, divertido.
—Una cita suena perfecto, en este momento, lo que más necesito es tenerte para mí sola, sé que eso puede sonar egoísta, pero es que te necesito demasiado. Así que puede ser mañana...—Sugerí mirándolo, él negó, de seguro tenía deberes reales que atender, ¿cómo es que podía manejarlo todo perfectamente? —Mh, puede ser pasado mañana, no tengo nada que hacer.
—Entonces prepárate, porque pasado mañana será el mejor día de tu vida. —Al escuchar sus palabras, acaricié su cabello lentamente.
—Querrás decir el segundo mejor día de mi vida, el primero fue el día en que nos conocimos. —Aclaré sonriendo y él me miró, me apresuré a unir sus labios con los míos y me correspondió de manera lenta. Estuvimos así durante varios minutos hasta que nos separamos, aunque no podía dejar de mirar sus labios.
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