Capitulo 2
Jay estacionó el auto justo en la entrada del castillo y bajamos rápidamente.
— ¿Están listos? —Cuestioné, todos asintieron. —Salvemos a todos.
—Facilidad, velocidad, no patearé pero se abrirá. —Recité e inmediatamente las puertas se abrieron.
Todos estaban alterados y asustados, al darse cuenta de que habíamos regresado nos empezaron a gritar, acusándonos de traidores y demás cosas horribles pero no nos importaba, porque ahora teníamos un nuevo objetivo.
Nos dividimos, nuestros ex rehenes corrieron y se escondieron entre la multitud, mientras que los demás buscamos a nuestras parejas.
— ¿¡Volvieron para ver cómo nos destruyen!? —Doug fue el primero en percatarse de nuestro regreso.
— ¿¡Qué!? ¡No! —Mi mejor amiga negó rápidamente con la cabeza.
— ¿¡Dónde están Chad y Audrey!? —Lonnie se cruzó de brazos, Jay trató de acercársele pero ella lo fulminó con la mirada, así que mi amigo retrocedió.
— ¿¡Qué les hicieron!? —Prosiguió Jane, Carlos iba a hablar pero fue interrumpido.
— ¿Volvieron para disfrutar de cómo jugaron con nosotros? —Exclamó Ben, dolido y enojado.
Los habíamos decepcionado, habíamos arruinado todo. Y ahora teníamos que pagar el precio.
—Cálmense, escúchennos. —Supliqué. —No les hicimos nada a sus amigos, aunque se lo merecen, pero...
— ¡Mal! —Fue la chica de cabello azul quien me dio un codazo.
— ¡Lo siento! —Mascullé rápidamente. —Nos obligaron a hacer esto, teníamos que elegir quienes serían destruidos y como las personas egoístas que somos, los condenamos a ustedes. Es nuestra culpa, pero más tarde hablamos de eso, ahora tenemos que encontrar a mi madre.
— ¿¡Dónde está Audrey!? —Insistió el ahora rey de Auradon, bufé.
—Oh, así que ella te importa más que yo... —Gruñí.
— ¡Ella no me traicionó! —Se defendió mi novio, o ex novio. Como sea.
— ¡Suficiente! —Intervino el chico de cabello blanco y negro. —Debemos...
— ¡No están, no están, es todo tu culpa! —Interrumpió la chica que acababa de correr hacia nosotros sin dejar de llorar y me empujó, Lonnie rápidamente la alejó de mí.
— ¿¡Qué pasó cuando perdimos la consciencia!? —Habló el rubio que supongo que había estado buscando a mi familia junto con Audrey.
—Ellos nos traicionaron, los hipnotizaron, los secuestraron, nos hechizaron y cuando despertamos, Maléfica apareció, dijo algo sobre que terminaría todo en el mismo lugar en el que todo comenzó y desapareció con Lea, Stefan, Aurora y Felipe. —Explicó Jane.
—Esa bruja podría haberlos llevado a cualquier lugar... —Murmuró Doug.
— ¿Quieres destruirlos junto con ella? —El chico que fue coronado me miró con desprecio. —No dejaremos que los alejen de nosotros otra vez.
— ¡Ben, cuando solucione esto, me gritas todo lo que quieras! ¡Ahora tengo que salvar a mi familia! —Bufé ya harta, los hijos de los héroes me miraron extrañados. — ¡Es una larga historia, se las contaré si es que derroto a mi madre!
— ¡M, el espejo! —Evie me miró y me acerqué a ella rápidamente, ya que sostenía el regalo que la reina malvada le había dado antes de que saliéramos de casa por primera vez. —Espejito espejito en mis dedos, conocer cuál es el paradero de Maléfica quiero.
En ese momento, el artefacto mágico nos mostró donde estaba ella con sus enemigos, en un bosque demasiado oscuro, lleno de espinas.
—Podría ser en cualquier lugar. —Jay hizo una mueca.
—Jamás los encontraremos antes de que los destruya. —Carlos habló.
Y entonces lo recordé; el rey me había llevado ahí en nuestra primera cita por alguna razón que todavía no había podido comprender, ése era el lugar con el que siempre había soñado.
En ese bosque sombrío estaba tallada aquella profecía tan enigmática:
"Y cuando las cuatro almas perdidas completen su misión,
El dragón, que se encuentra a disposición del ser más oscuro,
Regresará de su destierro para reclamar lo que le pertenece,
La corona caerá y ya no existirá poder en el mundo que se
Atreva a volver a desafiar a las fuerzas de la oscuridad."
No tardé mucho en descifrar que las cuatro almas perdidas representaban a mí y a mis amigos, el dragón era yo, el ser más oscuro es mamá, lo que me pertenece es aquel territorio en el que ella destruiría a mi familia si es que no podía detenerla y finalmente la corona representa a Ben.
—Conozco ese lugar, mi madre siempre me hablaba de que cuando destruyéramos el mundo, ella retomaría su lugar como emperatriz del mal y disfrutaría ver cómo torturábamos a sus enemigos en ese lugar —Susurré. — ¡Eso es! ¡El Páramo!
—Ese lugar está lejos de aquí, jamás llegarán a tiempo. —Lonnie nos miró.
—Mi familia no puede morir ¡si les pasa algo por tu culpa, te mato!—Gritó Audrey llorando, Chad la abrazó.
—Cállenla o le saco la voz como hizo Úrsula con Ariel. —Les advertí. —Puedo hacer un hechizo de teletransportación, llegaremos en 5 segundos.
—Yo tengo un deber como rey, debo ser responsable y arreglar esto. —Habló Ben, suspiré.
—No van a irse solos, están indefensos ante Maléfica, necesitan una estrategia. Esperen. —Dijo la hija de Mulán antes de marcharse, unos minutos después regresó con un carcaj de espadas en su hombro. —Los demás estarán seguros aquí, no salgan hasta que volvamos.
—Ahora todos, tómense de las manos para hacer el hechizo. —Ordené y lo hicimos, aunque Ben dudó antes de tomar la mía. — ¡Al Páramo!
Cerré los ojos y al abrirlos, nos encontrábamos en aquel bosque sombrío y escalofriante.
—Tomen sus espadas y escóndanse en lo que la distraigo. —Murmuré a medida que avanzábamos por aquel lugar, mordí mi labio inferior hasta que escuché gritos. Volteé a ver a los demás y asentí, entonces se separaron, dejándome sola.
Avancé hasta el lugar del que provenían los gritos y me escondí entre las sombras, pude ver que mi madre estaba furiosa, gritándole a Lea, Aurora, Felipe y Stefan, que estaban encadenados a los árboles.
—Se los voy a preguntar por última vez, inútiles, ¿¡dónde demonios está la estúpida que falta!?
— ¡Ya te lo hemos dicho, no lo sabemos!—Gruñó mi hermana.
— ¡Eres una zorra mentirosa, a tí te voy a matar primero!—Gritó aquella bruja, acercándose a ella para hipnotizarla.
— ¡Deja en paz a mi hija!—Ordenó la reina, pero no estaba en posición de exigir nada, obviamente. — ¡La zorra de tu mocosa se ha llevado a mi pequeña e indefensa Audrey a la isla, no sin antes corromperla totalmente!—Confesó.
Maldita anciana.
— ¡Por fin hace algo bien esa inútil!—Mamá sonrió, victoriosa. — ¡Ojala estuviera aquí para destruirlos a todos juntos!
Era el momento perfecto para hacer mi gran entrada.
Salí de entre las sombras y sonreí, tranquila.
— ¡Mamá! ¿Me estabas buscando?—Acomodé mi cabello.
— ¡Mal!—Dijo sorprendida. — ¿Trajiste al estorbo que falta para que los destruyamos juntas como siempre lo hemos soñado? ¿O acaso ya has terminado con ella?
Miré a las personas encadenadas y simplemente me encogí de hombros.
—Mamá, aquí la única persona que va a ser destruida serás tú. —Respondí con tranquilidad, mirándola con odio, mientras me cruzaba de brazos. Me quité el collar con el dije de dragón y lo tiré lejos, era una de las pocas herencias que me había dado, pero ya no quería tener nada que ver con esta mujer.
Ella soltó una carcajada, obviamente no me creía.
— ¿Ah sí? Dime, ¿tú y qué ejercito van a derrotarme?—Me desafió, alcé una ceja.
—Yo y este ejército, ellos jamás me han dejado sola, en cambio de ti no puedo decir lo mismo. —Murmuré al ver que los chicos salían de sus escondites, colocándose detrás de mí. —Durante toda mi vida lo único que has hecho ha sido manipularme constantemente para conseguir todo lo que querías y siempre he intentado complacerte, ¡arriesgué mi vida y la de mis amigos para conseguirte ese maldito cetro, y cuando estaba a punto de tomarlo, ese cuervo idiota me lo robó, y me castigaste igual! Quise ser la peor versión de mí misma para que estés orgullosa de mí pero no importa cuánto me esfuerce, jamás estarás satisfecha. —Proseguí.
—¡Jamás estaré satisfecha porque siempre me fallas, eres más inútil que ese imbécil, al parecer heredaste su bondad, he hecho todo lo que está a mi alcance para quitártela pero nada funciona, eres un maldito error que jamás debió haber nacido! —Me gritó, señalando a mi padre, estaba harta de que me comparara.
Eso sí me dolió.
Jay y Lonnie aprovecharon la distracción que estaba provocando y ya estaban lo suficientemente cerca de aquel monstruo al que llamaba mamá, él planeaba robarle el cetro mientras que ella tomaría la varita mágica.
Pero entonces la mujer se dio cuenta y sus ojos comenzaron a brillar.
Eso nunca era una buena señal.
— ¡Todos van a arrepentirse de esto! —Gritó antes de convertirse en dragón.
Intentó atraparlos pero mis amigos empezaron a correr en diferentes direcciones, hasta que la hija de Mulán se cayó.
Fue mi novio quien se apresuró a empujarla para que mi madre no la capturara, pero no pudo huir ya que ella lo atrapó.
— ¡Ben, no!—Gritamos todos.
Pensándolo bien, no fue buena idea traerlo, ¡si se muere, también me culparan por eso!
Saqué esa horrible idea de mi mente.
No sé qué sería de mí si lo perdiera.
Lo había usado, había jugado con él, había manipulado completamente sus sentimientos, había logrado que terminara su relación con mi sobrina, lo había traicionado pero a pesar de todo eso, yo lo necesitaba. Y no podía perderlo, porque se había vuelto muy importante para mí, y me arrepiento tanto de haberlo metido en esta situación.
— ¡Yo no te crié para que me traicionaras así!—Me acusó ella.
— ¡Tú nunca me cuidaste!—Me defendí. —Me alejaste de todos los que podían darme una buena vida solo porque eres una hija de puta egoísta.
— ¡Por fin te das cuenta de que siempre te he usado!, ya no te necesito, ya tengo todo lo que quiero, Auradon se va a quedar sin rey. —Amenazó mirando a Ben, de seguro pensaba en cómo terminaría con él.
Yo había causado esto, ahora tenía que solucionarlo: debía salvarlo.
No tenía ni idea de cómo lo haría pero no iba a permitir que ella me arrebatara al chico del que estaba enamorada.
Mi mejor amiga sacó su espejo y corrió hacia donde estaba la criatura con el hijo de Bella y Bestia, mientras que Carlos iba detrás de ella para protegerla.
—¡Espejito mágico muéstrame tu luz!—Habló la chica de cabello azul y vimos como varios rayos salían del artefacto mágico que tenía en sus manos, ella apuntó al rostro del dragón justo cuando el hijo de Cruella clavaba su espada en la pierna de mamá, logrando que soltara al rey; que corrió rápidamente hacia donde estábamos los demás, la hija de la reina malvada y el chico de pelo negro y blanco iban a hacer lo mismo cuando mi madre los golpeó con su cola, logrando que se golpearan contra un árbol y quedaran inconscientes.
— ¡Evie! ¡Carlos!—Grité asustada y corrí hacia donde estaban para tratar de que reaccionaran pero estaba demasiado nerviosa y asustada. —No me dejen, los necesito, despierten...—Supliqué al borde del llanto.
—Como decía antes de ser interrumpida por esos entrometidos, Auradon se quedará sin rey, tú te vas a quedar sin familia ni amigos y cuando termine con ellos tú serás la siguiente. —Prosiguió la bestia, miré hacia donde estaban Jay, Lonnie y Ben, percatándome de que la ropa de mi novio estaba rota y él sangraba un poco, la chica estaba lastimada y mi mejor amigo estaba sucio y serio, tratando de ayudarlos.
—Vamos, chicos, no me abandonen...—Susurré acariciando el cabello de las dos personas que se encontraban inconscientes, entonces vi como ambos abrían sus ojos lentamente y volví a respirar con normalidad. Los ayudé a levantarse.
No podía seguir soportando esto, ya no podía más.
Me sentía demasiado confundida y culpable, estaba agotada de que todos sufrieran por culpa mía.
— ¡Basta! no metas a mis amigos ni al resto de mi familia en esto, esto siempre fue entre las dos, madre. ¿Y sabes qué? Estoy harta de que me comparen contigo, de que me juzguen, de que no me entiendan, de que me presionen, simplemente ya no puedo soportarlo más. —Susurré con los ojos llenos de lágrimas y finalmente me quebré. —No pertenezco a Auradon ni a la isla, no pertenezco a ningún lado, nadie me necesita...
— ¡Sí te necesitamos!—Escuché la voz de mis amigos detrás de mí pero estaba demasiado destrozada.
Observé a la emperatriz del mal y me percaté de que me estaba mirando, entonces sus ojos empezaron a brillar con intensidad mientras seguía llorando, cerré los ojos y cuando los abrí, me sentía distinta.
Era una sensación que, desgraciadamente, ya había experimentado antes.
—Acércate ahora mismo, mocosa. —Masculló la mujer e inmediatamente empecé a caminar hacia donde estaba mi madre.
No quería estar cerca de ella, pero no podía detenerme.
Intenté resistirme pero era en vano, mamá era más poderosa que yo.
Sabía que me estaba controlando.
Continué caminando hasta que sentí que alguien me tomaba del brazo para impedir que siguiera avanzando.
— ¡Mal! ¿¡Qué haces!?—Ben me miró preocupado, tratando de colocarme detrás de él para protegerme, pero rápidamente lo empujé para que me soltara de una vez por todas.
—No me toques, tú también arruinaste todo, no quisiste escucharme cuando quise explicarte por qué te traicioné, estoy harta de que no confíes en mí por más difícil que sea hacerlo cuando lo único que hago es arruinar todo. —Murmuré y me alejé de él para volver a caminar mientras las lágrimas caían por mis mejillas.
— ¡Ya basta de tanto drama y mata de una vez a esa chiquilla insoportable!—Fue la reina quien se dirigió hacia su archienemiga esta vez, todos la fulminaron con la mirada.
Entonces la emperatriz del mal volvió a tomar su forma humana.
—Oh no te preocupes por eso querida, te aseguro que terminaré con esto. —Le respondió la villana a esa anciana que tanto odiaba.
—Estoy cansada, terminemos con esto de una vez, pero primero déjalos libres—Seguí avanzando mientras hablaba, señalando a Aurora, Felipe y papá, porque en lo que a mi respecta, Lea no es y nunca será parte de mi familia.
—Ay cariño, creí que este momento jamás llegaría, ¡por fin te das cuenta de que eres una basura, un error que jamás debió haber nacido!—Masculló mi madre, mirándome con odio, cada palabra que salía de sus labios me dolía aún más.
— ¡No la escuches, no eres ningún error!—Gritó Stefan. — ¡Detente ahora!—Pidió, pero la emperatriz del mal me obligó a ir más rápido.
—Te he hecho sufrir tanto durante dieciséis años, ya es tiempo de que sea una buena madre y termine con tu dolor, ¿no lo crees?—Exclamó ella, relamí mis labios lentamente.
— ¡No te rindas! ¡Eres más fuerte de lo que crees!—Habló Aurora.
— ¡No estás sola!—Mencionó Felipe.
— ¡No eres la única que sufre!—Gritaron mis amigos justo cuando llegué al lado de mi madre.
— ¡Silencio! ¡Todos ustedes serán testigos de su sacrificio!—Exclamó ella para luego usar toda su magia negra en mi contra, el dolor que sentía era insoportable y lo único que deseaba era que terminara de una vez por todas, seguía llorando pero me atreví a mirar los rostros de todos los presentes: mis mejores amigos, al igual que Lonnie y Ben, lloraban. Era obvio que querían ayudarme pero supuse que estaban demasiado shockeados, o que mamá los estaba controlando con hipnosis, obligándolos a ver esto sin poder hacer nada para salvarme. En cuanto a mi hermana, su esposo y mi padre, ellos estaban demasiado angustiados. Finalmente, Lea y la mujer que tenía en frente eran las únicas que sonreían, ambas estaban disfrutando esto.
Caí al suelo rendida, me sentía demasiado débil. La emperatriz del mal dejó de usar sus poderes y me miró, sonriendo con malicia.
Las dos sabíamos que éste sería mi fin.
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