9 | The first attack
El rubio, observaba al chico acostado en aquel futón con un dejo de familiaridad en su mirada. No sabía por qué, pero la figura del joven le resultaba ligeramente conocida. Pacientemente, esperaba a que el chico despertara de su estado de inconsciencia. Sabía que debían mudarse de campamento en unos días, y la preocupación lo invadía, temiendo que no despertara a tiempo, aunque no sabía exactamente por qué sentía ese temor.
Los días pasaban relativamente tranquilos desde que se unió al ejército del hermano de TaeHyung. Apenas habían tenido algunas pequeñas escaramuzas, pero todo cambió cuando dividieron el ejército en diferentes rutas. El pelotón era extenso y peligroso llevar a tantas personas juntas. Recordar ese momento doloroso le apretaba el corazón. No había sido muy cercano al hermano de TaeHyung, pero su mejor amigo había sufrido su pérdida de una manera que nadie más podía entender. ChungHee, el General del ejército, era una figura de respeto, y TaeHyung, JaeHoon y él eran cercanos. Aunque su relación con TaeHyung era mucho más fuerte, entrenaban juntos, pasaban tiempo en el palacio cuando su padre estaba fuera en misiones. Eran como hermanos. JaeHoon, el chico más noble y amable que había conocido, trataba a todos con amor. ChungHee solía decir que recordaba a HaNeul, su difunto omega, y que los Kim eran una familia de buenas personas que no merecían todo lo que les había sucedido debido a su relación con el ejército real. Era una triste realidad.
La muerte de su hermano había cambiado por completo a TaeHyung. Había perdido su esencia y su personalidad se había endurecido. Ese chico amable que solía trenzarle el cabello por las noches ya no existía. TaeHyung era cortante con todos, excepto con él y su padre. Las personas que no conocían al verdadero TaeHyung veían una versión distorsionada de él.
Sus pensamientos se dispersaron cuando el alfa acostado en el futón se movió bajo las mantas y finalmente abrió los ojos.
—Hey —lo saludó suavemente, y HoSeok lo miró con confusión en sus ojos aún somnolientos.
—Yo... —su voz sonó ronca, y YoonGi pudo percibir el dolor en su garganta—. Necesito agua —articuló con esfuerzo.
El mayor no perdió tiempo y le entregó un vaso con agua que tenía preparado. HoSeok bebió con avidez y luego lo dejó a un lado.
—¿Te sientes mejor? —YoonGi preguntó.
—Sí, gracias.
Ambos quedaron en un incómodo silencio, sin saber cómo continuar.
—¿No me reconoces? —HoSeok preguntó tímidamente. YoonGi lo miró con curiosidad, esperando una explicación—. Soy Jung HoSeok, nos conocimos cuando teníamos siete años. ¿Realmente me olvidaste?
Era imposible olvidar a HoSeok, aquel chico que en la adolescencia lo hacía suspirar como un tonto. Sin embargo, las cosas habían cambiado, todo había cambiado.
—Te recuerdo —susurró YoonGi.
Una sonrisa aliviada apareció en el rostro de HoSeok, y cerró los ojos. Se sentía cansado y adolorido, y ansiaba volver a dormir.
—¿Te duele mucho? —YoonGi anticipó la respuesta, pero necesitaba escucharla de los labios de HoSeok.
—Duele, pero puedo soportarlo. Solo quiero descansar un poco más. No tengo hambre, podríamos dejar la comida para otro día, ¿quizás mañana? —dudó un poco, pero YoonGi le dedicó una breve sonrisa.
—Mañana estará bien, pero debes comer. Nos iremos del campamento y tendremos un largo camino por delante.
Se miraron a los ojos durante unos segundos y luego apartaron la mirada casi al mismo tiempo.
—Descansa, no me iré de aquí —aseguró YoonGi.
—Gracias, Yonnie, por todo —HoSeok cerró los ojos y se dejó llevar de nuevo hacia el mundo de los sueños.
Con el amanecer, un nuevo día se desplegó ante ellos, cargado de tareas y la inminente partida del campamento. JungKook se apresuró a desmontar su carpa y equipar a su caballo, sabía que partirían en menos de una hora, y todo indicaban que el viaje sería largo.
Mushu, lo seguía de cerca desde temprano. Parecía que el pequeño dragón no lo dejaría ni un segundo solo, y JungKook estaba seguro de que tenía algo que ver con el misterio que rodeaba a TaeHyung y el anciano YeongGhon. Aunque nadie le decía nada, había decidido dejar de insistir por el momento. El General le había asegurado que hablarían, pero la incertidumbre lo atormentaba.
—Enano, estás muy tenso, así te pondrás viejo antes de tiempo, te saldrán arrugas y canas —Mushu hizo una mueca de desaprobación.
—Ay, por favor, solo estoy pensando —respondió JungKook.
—Siempre piensas. No puedes al menos, solo por un momento, dejarte llevar. Si no piensas en algo, el mundo no corre peligro, JungKook. Quizás eso no sea muy bueno. Además, te comportas diferente últimamente.
JungKook suspiró y se sentó en el suelo, pasando sus manos por su rostro.
—Es que... mierda. Siento que todos me ocultan cosas, no puedo simplemente estar tranquilo sabiendo que por mi causa algo está sucediendo. Todos parecen saber de qué se trata y no me dicen nada.
Mushu intentó encontrar las palabras adecuadas.
—Estoy seguro de que no es nada malo —dijo con cierta inseguridad—. Se que puede ser difícil...
—Bien, solo necesito tiempo —JungKook interrumpió.
Dejó a Mushu dentro de uno de los pequeños bolsos que colgaban de su caballo y se dirigió al centro del campamento para recibir las próximas órdenes del General.
Toda su vida había sido demasiado analítico, y eso lo llevaba a dar vueltas a los problemas una y otra vez. A veces, se torturaba con pensamientos durante horas o días, hasta que terminaba con un dolor de cabeza.
Entonces, escuchó su nombre desde atrás y se volteó para encontrarse con TaeHyung.
—JungKook.
—General Kim.
—Oye, con respecto a lo de anoche, perdón si te incomodé —TaeHyung rascó su nuca, visiblemente avergonzado—. Como seguramente pudiste darte cuenta, no estaba en un estado favorable.
JungKook asintió comprensivamente.
—Tranquilo, está todo bien, pero respecto a lo que hablarías conmigo.
TaeHyung tomó sus manos, y JungKook lo miró con atención mientras hablaba.
—Oh, claro. Creo que no es el mejor momento —TaeHyung hizo una pausa—. Prometo contártelo, solo esperemos a asentarnos en el próximo campamento. No es mi intención ocultarte cosas.
JungKook dejó escapar un suspiro de alivio.
—Está bien, me disculpo, porque ayer actué muy a la defensiva, no debí haber reaccionado así.
TaeHyung sonrió y recuperó su postura firme.
—Todo está arreglado, Jeon. Trae tus cosas, ¡partiremos en diez minutos! —gritó sus órdenes para que los reclutas que se encontraban cerca lo escucharan.
JungKook asintió una vez más y se dirigió a prepararse para la partida, sintiendo que finalmente las respuestas que buscaba estaban un poco más cerca.
Definitivamente, el camino se extendía interminable, y JungKook notaba que el anciano intentaba acercársele en varias ocasiones. Sin embargo, TaeHyung se mantenía firme a su lado, como un escudo de protección ante aquel hombre misterioso.
A veces, a pesar de su reticencia inicial, intercambiaban algunas palabras. Pero lo que más sorprendió al pelinegro fue ver al general sonreír. Había compartido con él sus pasiones, como su dedicación a ayudar a la gente en el pueblo donde vivía antes de unirse a esta travesía. La sonrisa del general, genuina y sincera, había iluminado su rostro. Sin embargo, un repentino revuelo en su estómago lo hizo pensar que quizás algo no había sentado bien la noche anterior; esa era la única explicación que se le ocurría.
Pero a medida que el tiempo avanzaba, JungKook pudo observar cómo TaeHyung hacía una señal, una especie de gesto con la mano, indicando a todos que detuvieran sus conversaciones y moderaran el paso, caminando con cautela y lentitud. El gesto del general fue obedecido sin cuestionamientos por el grupo, y una atmósfera de solemnidad y concentración descendió sobre ellos mientras continuaban su marcha.
Todo estaba extrañamente tranquilo, incluso el mayor se sorprendía por la ausencia de cualquier alboroto en ese camino que, a pesar de ser un secreto conocido por algunos, solía estar bastante concurrido por mercaderes y viajeros. No esperaban una bienvenida tumultuosa, pero la calma era inusual. La inquietud se apoderaba gradualmente de ellos mientras avanzaban.
Sin embargo, esa tensa tranquilidad se rompió abruptamente con un grito ensordecedor que hizo que sus corazones se aceleraran. Sabían que habían caído en una trampa. El sonido agudo de las espadas siendo desenfundadas llenó el aire, y la situación se volvió caótica en un abrir y cerrar de ojos.
Los enemigos se abalanzaron sobre ellos con determinación. El pelinegro bloqueó el ataque de uno de los soldados que se lanzó hacia él y TaeHyung con la intención de herirlos. Con todas las fuerzas que sus brazos podían reunir, empujó con determinación al hombre, logrando enviarlo hacia atrás. El General Kim se puso en alerta de inmediato y se colocó a su lado para evitar cualquier otro contratiempo.
—Vete con HoSeok y YoonGi, me quedaré aquí para despejar esto—instó el general, intentando que JungKook se retirara de la pelea. Sin embargo, el pelinegro negó con firmeza ante esa sugerencia.
—Estás loco si crees que voy a dejarte solo ahora— respondió JungKook, adoptando su postura de combate y provocando una media sonrisa en TaeHyung debido a su determinación.
—Bien, Jeon, igual no te dejaré todo a ti. Ve, rápido— dijo TaeHyung, reconociendo la necesidad de dividir sus fuerzas para luchar contra los enemigos que los rodeaban. La batalla estaba en pleno apogeo, y ambos estaban decididos a enfrentarla juntos, sin importar los riesgos.
El menor corrió con rapidez para ayudar a algunos de los reclutas que se encontraban en una situación desfavorable. Estaba de nuevo en posición y lanzó un ataque directo a uno de los hombres, que quedó aturdido por lo repentino del ataque. No pudo anticipar la velocidad y la ferocidad de su embestida. Continuó luchando con todas sus fuerzas, decidido a mantenerse firme en la batalla.Sin embargo, no se dio cuenta de que un imponente alfa de gran complexión física se acercaba rápidamente. Hizo lo que pudo para bloquear el ataque, pero aquel hombre era demasiado fuerte. Terminó siendo arrojado al suelo, y su espada se alejó de él, fuera de su alcance. A pesar de la desventaja, no se rindió. Se levantó rápidamente y, con ambas piernas, lanzó una patada que logró hacer retroceder al alfa. Aprovechando la distancia ganada, se agachó y corrió hacia su espada. La sangre se le congeló en las venas cuando sintió el viento del arma enemiga cortar el aire a su lado.
Con un rápido movimiento, agarró su espada y se volteó para enfrentar nuevamente a su formidable oponente. El alfa parecía estar lejos de agotarse, a diferencia de él, que jadeaba desesperadamente en busca de aire. Sus antebrazos y piernas le dolían por el esfuerzo, y sus manos estaban magulladas por la manipulación de la espada. A pesar de todo, se negó a rendirse. Era su primera batalla real, y no podía permitirse ser derrotado sin luchar.Bloqueó una vez más el ataque del alfa, que empujaba con una fuerza abrumadora. Sus brazos ardían y sus piernas casi cedieron nuevamente. Esta vez, no cayó al suelo, pero la poca fuerza que le quedaba hizo que fuera fácil para el alfa empujarlo contra el tronco de un árbol cercano. El golpe fue tan fuerte que perdió el aliento y todo su cuerpo dolió. Intentó recuperarse rápidamente, pero supo que no podría levantar su espada a tiempo cuando el alfa se lanzó de nuevo sobre él. Cerró los ojos con fuerza, esperando un golpe que nunca llegó.
Cuando los abrió, vio al alfa con una expresión de puro dolor en su rostro y cayendo de rodillas al suelo. Detrás de él, se encontraba TaeHyung, quien también se veía agotado, aunque no tanto como él. Tenía sangre por todo el cuerpo y pequeñas heridas en su rostro y brazos.
—Ge-general—musitó el pelinegro mientras se acercaba a él. Le dio dos palmadas en la cabeza con una sonrisa en los labios. Sin embargo, esta se desvaneció y TaeHyung casi cayó al suelo, agotado. JungKook separó un poco las manos de su espalda, y estas estaban completamente cubiertas de sangre.
La sangre de TaeHyung.
Aaaaaaaaaa!!
Volví gente, lamento muchísimo la tardanza, pero esa escena de pelea me costó un chingo, pezdon.
Espero que les haya gustado el cap, recuerden que me gusta saber que tal les pareció, así que ya saben uwu.
Se les quiere 💜✨
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