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20 | The reason to love

Despertó temprano al siguiente día, hallando al mayor aún sumido en el sueño. Se deleitó en la calidez de los brazos de TaeHyung, amando ese despertar envuelto en su delicioso aroma.

Aunque ansiaba quedarse eternamente en ese abrazo, el tiempo apremiaba; debían emprender un largo camino y seguramente llegarían a su pueblo al atardecer. Con cuidado, se desvinculó de sus brazos, procurando no interrumpir su sueño. La insistencia de golpes en la puerta captó su atención, llevándolo a levantarse para abrirla. Tras ella, el señor Kang sonreía amablemente.

—Buenos días, señor Jeon. Me han indicado que lo acompañe al curandero para ser atendido antes de su partida —asintió lentamente ante las palabras del mayor.

—Despertaré a TaeHyung, déme un segundo —entró a la habitación y se acercó al lugar donde el mayor aún dormía. Rió ante la escena y se sentó a su lado—Tae, despierta —lo movió suavemente, provocando un quejido que aumentó su risa.

Se acercó a su rostro, besando su mejilla y descendiendo por la mandíbula hasta llegar a su cuello, dejando varios besos húmedos que finalmente arrancaron un suave jadeo.

—Qué buen despertar —su voz, grave por el reciente despertar, resonó—. ¿Acaso mi bebé quiere jugar tan temprano? —se abrazó a su cintura, disfrutando de la risa del contrario.

—Falta poco para irnos. Debía despertarte para que sepas que iré un momento con el médico para revisar mi herida —el mayor observó al omega, cuyos ojos curiosos brillaban como dos pequeñas estrellitas, no podía evitar mirarlo, era tan hermoso—. ¿Tae?

—Eres muy lindo, ¿sabías? —acarició su mejilla viendo cómo este se sonrojaba notablemente.

—Basta —se quejó bajito mientras miraba al mayor—. Me están esperando, así que me adelantaré —dejó un suave beso en la mejilla del mayor y se levantó del suelo. TaeHyung asintió con una sonrisa.

Se levantó del suelo y fue junto al señor Kang; la noche anterior no se había concentrado en mirar el palacio por dentro, tenía un decorado muy bonito, no tenía muchos adornos, pero eso lo hacía ver pulcro.No estaba muy lejos la habitación del curandero, así que llegaron bastante rápido. El hombre lo dejó ahí delante de la puerta y se fue. Tocó un par de veces hasta que le dieron el paso; un beta bastante simpático lo recibió.

—Ho-hola —saludó con algo de timidez mientras miraba un poco a su alrededor.

—Bienvenido, usted debe ser Jeon JungKook, ¿verdad? —el pelinegro afirmó con un movimiento de su cabeza—. Puede sentarse ahí, buscaré lo necesario y haré una revisión. En la noche hablé con el alfa que lo había atendido así que conozco de su condición —le sonrió, sabía perfectamente a qué se refería, su embarazo.

—¿Trabaja aquí desde hace mucho? —no pudo evitar preguntar, no quería mantenerse en un silencio incómodo, aunque el anciano le transmitía bastante seguridad.

—Sí, bastante. Mi padre omega fue curandero también, por lo que esperaban que igual lo fuera —se volteó hacia uno de los estantes y trajo consigo algunas vendas, dos frascos, parecía ser alcohol y del otro desconocía el contenido—. Conozco al emperador desde que éramos niños, así que somos buenos amigos. Por favor, quita la parte superior de tu ropa —le indicó para poder continuar en su labor.

Hizo lo pedido y el hombre se acercó a la zona para analizar la herida; su expresión se transformó en algo seria, para luego volver a voltearse hacia él.

—Esto no se ve muy bien, es bastante profunda —hizo una pequeña pausa mientras agarraba un pequeño pañuelo y el frasco de alcohol—, me alegra ver que está bien cuidada —soltó un ligero quejido cuando sintió el alcohol ser pasado por esta, pero lo alivió luego el ungüento que le aplicó, haciendo que la zona se sintiera un poco fresca y no doliera—. Llévate esto para lo que resta de tu viaje —le extendió el frasco con el ungüento—. Adormece la zona así que no sentirás dolor, será más fácil el viaje de esa manera; el efecto pasará en unas horas y sentirás otra vez la molestia —explicó mientras empacaba en una bolsa algunas vendas, el ungüento, alcohol y algunos paños.

—Muchas gracias —reverenció como pudo y tomó la bolsa que le ofrecía.

—Es bueno que no te hayas quedado estático en el momento en que te hirieron, ni siquiera sé cómo sucedió, pero de ser más profundo hubieras podido perder al bebé y morir —no supo exactamente en qué momento sucedió; la adrenalina del momento se apoderó por completo de él y apenas lo que sentía era la molestia en sus músculos por todo el esfuerzo.

Agradeció como pudo y salió del lugar; debía ir de inmediato con TaeHyung para ir juntos ante el emperador y marchar, por fin.Apenas cruzó la esquina del pasillo, vio a HoSeok correr hacia él y casi tirársele encima; lo abrazó aún teniendo cuidado de no lastimarlo.

—Dime que no te vas a ir para siempre, porque voy a llorar —sollozó bajito aun abrazando al menor.

—Pero si y-ya estás llorando, no lo hagas.

—Voy a extrañarte mucho —JungKook no pudo evitar que sus ojos se aguaran ante sus palabras; los extrañaría a todos, fueron muchos meses conviviendo y quería o no, habían formado un vínculo.

—Igual voy a extrañarte —observó detrás de este a YoonGi quien parecía estar aguantando las lágrimas, lo que provocó que riera un poco y terminara llorando

—Hyung, no te quedes ahí —extendió su mano al rubio, quien terminó acercándose para abrazarlo también.

—Sigues siendo un bebé, Jeon —dio varias palmadas en su cabeza mientras el pelinegro lo observaba con fingida molestia.

—Ya YoonGi, no molestes a mi hijo —regañó HoSeok rompiendo el abrazo para darle un golpe en la cabeza.

—¿Qué te pasa? —se quejó bajito provocando la risa del mayor, quien luego le dio un beso en la mejilla.

—Estabas molestando a JungKook; te lo mereces.

Sí, definitivamente los extrañaría muchísimo.

—¿Irán a ver a Tae?

—Justo estábamos con él —dijo YoonGi—. Lo ayudamos a montar las cosas que le ofrecieron para el viaje; te buscábamos para decírtelo y despedirnos.

—Muchísimas gracias, chicos, por todo —no pudo evitar volver a llorar; igual no intentó impedirlo—. Son muy importantes para mí y no sé qué hubiera hecho si no hubieran estado —estaba muy agradecido con ellos; fueron parte importante de sus días en el ejército y era momento de la despedida—. Espero verlos otra vez y que esta no sea la última.

Ambos le sonrieron y HoSeok volvió a llorar abrazándolo una última vez para dejarlo ir.

Caminó lo más rápido que pudo hacia la parte de adelante del palacio y ahí encontró a TaeHyung, a su lado el emperador, quienes parecían estar esperándolo. Se puso de inmediato junto a su alfa, poniendo atención al mayor.

—Ya que están ambos aquí, les deseo un buen viaje; en su pueblo serán recibidos como los héroes que son, mis propuestas seguirán en pie siempre que se trate de ustedes —les dedicó una pequeña sonrisa—. Muchas felicidades por su bebé; espero verlos nuevamente algún día.

—Gracias, emperador, aunque no creemos volver algun dia al ejercito, estamos muy agradecidos por la ayuda —el castaño habló haciendo una reverencia al mayor. Ayudó al menor a montarse en el caballo, para luego el subir detrás.

—Adios, chicos —y eso fue lo último que escucharon luego de poner en marcha su caballo.

Justo cómo imaginó, en la tarde noche comenzaron a ver a lo lejos su pueblo, estaba muy nervioso, tenía ganas de ver a su hermana y aunque ni siquiera el lo creyera, también a su madre y su abuela, lo que hicieron la última vez no estuvo bien, pero no podía odiarlas.

Se apega más al torso del alfa quien como pudo lo mantuvo entre sus brazos y dejó un pequeño beso en su cabeza.

—¿Que te preocupa? —preguntó sintiendo al menor un poco rígido.

—No es eso, solo que las extraño mucho, mi madre y mi abuela no fueron las más lindas antes de irme, aún así no las odio, no puedo —suspiró sintiendo el frío viento golpeado su cuerpo, estremeciéndolo—. Y estoy muy ansioso por ver a mi hermana, ella es la niña de mis ojos y no puedo esperar para volver a abrazarla.

—Es lindo, seguramente ella también te espera con ansias —el pelinegro sonrió al escuchar las palabras del alfa.

A medida que el pueblo se acercaba, las personas los avistaron y comenzaron a aclamar su llegada, generando una ligera incomodidad en JungKook. TaeHyung, imperturbable ante la multitud, siguió el camino señalado por JungKook sin detenerse.

Al aproximarse a su hogar, el pelinegro presenció a su hermana salir corriendo de la casa. Rápidamente descendió del caballo y se apresuró hacia ella para envolverla en un abrazo. Finalmente, la abrazó con fuerza, sintiendo sus lágrimas mientras permitía que las suyas también brotaran en ese emotivo encuentro.

—Dios, Kook estás aquí, no puedo creerlo —su voz se escuchó quebrada por estar llorando.

—Estoy aquí mi niña, te lo prometí, dije que volvería —beso su frente an sin dejar de abrazarla.

Observó cómo su madre y abuela salían de la casa, interrumpiendo el abrazo para acercarse a ellos. Su madre, al verlo, se conmovió hasta las lágrimas y se arrodilló en silencio ante él.

—Madre...

—Perdóname, perdón por todo, no debí tratarte así, no era la manera, no lo era —negaba aún mientras lloraba con más fuerza.

—Levántate, no hagas eso —intentó hacer que se pusiera de pie pero ella no lo dejó.

—Por favor... -susurró. Hizo más fuerza para ayudar a que se levantara y por fin lo logró, abrazándola, a este se unió su abuela quien también se disculpó innumerables veces al mismo tiempo que lloraba junto con ellos.

No tardaron en acomodarse en la casa, donde la mayor les había preparado una comida especialmente para ellos. TaeHyung permaneció junto a JungKook, observándolo compartir momentos con su hermana; su ternura en esa situación le encantaba.

—¿Cómo fue todo allá? —preguntó su madre llamando la atención del castaño y de JungKook.

—Fue algo complicado, no voy a mentirte, al inicio me sentí algo fuera de lugar, pero ese siempre fue una de las cosas que más deseaba, estar en el ejército. Aunque no sabía el peso que aquello conlleva, ver a tus compañeros morir, y el peligro inminente de morir uno mismo, es muy duro —suspiró llevando un poco de comida a su boca y luego de tragar, volvió a hablar—. Papá estuvo ahí —la mención del hombre llamó la atención de las tres mujeres delante de ellos—, pero no sobrevivió, nos separamos en la última batalla y no pude estar ahí para ayudarlo, aunque un buen amigo logró recuperar su espada y la traje conmigo, es lo último que nos queda de él.

»—También conocí a TaeHyung, fue el general del ejército y bueno, fue tanta la convivencia y lo bien que congeniábamos, que una cosa llevó a la otra y nos enamoramos, por eso no me arrepiento de haber ido, no podría. Me trajo todo lo que alguna vez desee... y yo suspiró mientras apretaba la mano del alfa, quien solo con ese gesto le transmitía seguridad, e-estoy en cinta apenas aquellas palabras salieron de su boca su abuela soltó un chillido de sorpresa y su hermana se acercó para abrazarlo otra vez.

—No puede ser, esto es increíble —JiHye dejó un beso en su mejilla y nuevamente fue a su lugar sin dejar de sonreírle.

—Si, las brujas se equivocaron, fue horrible, este tiempo creyendo todo eso fue muy horrible —bajó un poco la mirada al recordarlo, pero solo eran cosas del pasado, ahora no lo agobiaban.

—Me siento muy mal por cómo manejé las cosas ante eso, es como estábamos criados todos, con esos pensamientos, pero cuando te fuiste me di cuenta que más que a perder el honor, tenía miedo a perder un hijo —tomó la mano del menor por encima de la mesa—. No había día en el que no rezara por tu bienestar, en serio, me siento muy arrepentida, espero y un día me perdones.

JungKook asintió sintiendo el peso de sus palabras, sabía que así era, por eso no podía odiarla. Le dedicó una sonrisa tranquilizadora lo que hizo que la mayor se mantuviera relajada en su lugar.

—Si no es mucho pedir, me voy a retirar de la mesa junto a TaeHyung, estamos muy cansados y mañana será otro día, estoy seguro de que podrán conocerse mucho mejor —el mayor camino detrás de él fuera de la mesa.

—Un gusto señoras, señorita —y sin más camino detrás del menor.

JungKook lo guió por la casa hasta su habitación y ahí se dedicó a quitarse la ropa para ponerse algo más cómodo.

—Uhhh, bonito solo tenías que pedirlo —se acercó con una sonrisa de medio lado al omega quien negó con la cabeza al ver las intenciones del alfa.

—Lejos, Kim, quiero dormir —pero no se quejó cuando el mayor lo abrazó por detrás, le gustaba mucho sentir la calidez que este le brindaba.

—Te amo tanto —dejó un pequeño beso en su cuello, para subir luego por la mejilla, para luego voltearlo y besar su frente, sus ojos, su nariz, y por último sus labios, este siendo un poco más intenso y prolongado.

—También te amo, alfa —se abrazó a su cuello sintiendo como este lo envolvía entre sus brazos evitando tocar la herida en su costado derecho.

—Vamos a dormir, seguro mañana querrán ver al héroe Jeon JungKook —dijo con voz burlona provocando que el omega le propinará un golpe en el pecho.

—Ya no te burles, quítate esa ropa, porque así ni se te ocurra volver a abrazarme —se avistó en su cama viendo como el mayor aún riéndose se quitaba la ropa solo quedando en la interior.

—Y bien que no te quejabas —continuó con sus burlas.

—Cierra la boca a menos que quieras terminar durmiendo con el caballo —amenazó entre dientes, lo que hizo que caminara apresurado hasta la cama y se recostara abrazando al menor.

—No lo harías —dejó otra vez un beso en su cuello.

—¿Me estás retando? —y TaeHyung no supo que una pregunta se podría escuchar aterradora hasta escucharlo.

—No, amor, era broma —si, claro.

—Ahora duérmete, por favor —sonrió haciendo que el alfa tragara en seco, así se mantuvo a su lado, abrazándolo, hasta que ambos quedaron completamente dormidos.

Al día siguiente, se llevó una gran sorpresa al descubrir que detrás de su casa, TaeHyung y JiHye habían creado un pequeño altar en honor a su padre, justo debajo del árbol donde solía sentarse. La tristeza lo invadió al darse cuenta de la ausencia de su padre.

Al permanecer solo en ese lugar, rememoró las numerosas conversaciones, risas y lágrimas compartidas con su progenitor. Sus dedos recorrieron lentamente las letras grabadas en la espada de su padre, un fragmento de la frase que le enseñó aquel día estando aún en el ejército.

Las lágrimas brotaron sin control, su corazón dolía por la añoranza. Aquel hombre había sido su mayor apoyo, alentándolo siempre a perseguir sus sueños sin prejuicios. Con determinación, clavó la punta de la espada en la tierra frente al altar, colgando el medallón del emperador en la empuñadura.

Puso su mano en los labios para sofocar los sollozos—Ganamos, papá. Gracias por ser mi sostén, por nunca dejarme caer. Sin ti, no sé qué hubiera sido de mí —limpió algunas lágrimas, añadiendo: —Espero que descanses en paz. Por fin podré ser feliz, gracias a TaeHyung, la persona maravillosa que amo. Tu legado está en buenas manos. Te amo, lamento no habertelo dicho lo suficiente.

No podía creer que finalmente, tras tanto tiempo, alcanzaría lo que anhelaba: una familia. Pensó que sería un sueño inalcanzable, pero desde que conoció a TaeHyung, supo que todo cambiaría. Él colorearía su vida, haciéndolo valorar su auténtica felicidad.

Fin

No estoy soportando, nunca pensé que iba a llegar este momento, pero aquí estamos, es el final de el omeguita terco y el general Kim. Aunque aún queda el epílogo y los extras (pero los extras serán más adelante)

Espero que les haya gustado, gracias a los que me acompañaron en esta travesía, me siento muy agradecida.

Se les quiere 💜✨

Pd: Si la vida me ama en la noche (o madrugada) subo el epílogo

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