
Capítulo 6: La torre de obsidiana.
La dragona Amayori descendió cerca de la enorme torre negra que se alzaba varios mels hacia el cielo en mitad de un frondoso bosque. Al aterrizar, Eugeo y Alice bajaron de un salto, aun terriblemente avergonzados por la forma en que viajaron. De inmediato, notaron a tres caballeros de la integridad que estaban acercándose a ellos.
—Bueno, no esperaba recibir más refuerzos —dijo una voz—. Mucho menos de usted, señorita.
—Tío Bercouli —respondió Alice al verlo, formándose una sonrisa en sus labios—. Me alegra verlo.
Bercouli Síntesis Uno, un hombre usualmente tranquilo y sereno de constitución musculosa, alta estatura con cabello corto, mirada firme, barbilla robusta y barba corta, con heridas por el rostro, portador del objeto divino: espada perforante del tiempo.
—El placer es mío —aseguró el aludido observándolos a ambos—. Dado lo que encontramos. Creo que cualquier apoyo extra que podamos recibir será de bastante ayuda.
Eugeó dirigió su atención hacia la enorme estructura que tenía aun lado. Con asombro la examinó de arriba hacia abajo. Era tanto majestuosa como aterradora a partes iguales: Sus paredes hechas de ladrillo o un material similar se veían duras, pintado de un morado oscuro, sin ningún tipo de ventanal y dividido en al menos diez piezas, en lados opuestos un par de puertas de hierro aparentemente bloqueadas.
Tras un corto silencio, Bercouli presentó a sus caballeros. A la derecha, Renly , un chico optimista y reservado de cabello verde, baja estatura, rostro infantil con mejillas redondas y ojos amarillos, portador de un par de cuchillos arrojadizos de tipo divino. A la izquierda, Scheta Síntesis Doce, una mujer callada y distante, de ojos refinados y largo cabello liso de color gris oscuro, portadora de una fina espada.
—Nos falta una integrante que marchó al poblado más cercano en busca de información —acabó por decir el comandante frotándose la barbilla—. No debería tardar en llegar.
Con el grupo casi completo, los cinco se dispusieron a escrutar la torre y sus alrededores, ya fuera de forma individual o colectiva. Tocaron las paredes de la estructura en busca de pasadizos ocultos, atacaron las puertas con sus armas para infiltrarse, los chicos incluso treparon en un intento de alcanzar las partes más altas de la torre.
Nada funcionó.
A punto de rendirse, Alice y Eugeo se colocaron frente a las puertas de hierro, pensativos. La fuerza bruta y la estrategia no habían funcionado. Debía haber otra forma de poder entrar, pero estaba resultando ser demasiado compleja de encontrar. Frustrados, tocaron por mera casualidad el frio portón al mismo tiempo. Al instante, la torre se tambaleó, los cinco se quedaron estáticos al ver como se abría.
Al mismo tiempo, detrás del grupo, los arbustos comenzaron a moverse, una figura femenina vestida como caballero de la integridad emergió del follaje. Su rostro estaba manchado de barro, la armadura estaba mojada y el cabello lo tenía cubierto de hojas. Andaba con la cabeza baja y el ceño fruncido, divagando palabras al viento.
—Ow, ¿Cómo puede ser que no encontrara nada de nada? Ningún tipo de registro o pista —murmuró con un puchero—. Ni modo que la torre solo hiciera pop y apareciera así sin más. Espero que el comandante haya tenido mejor suerte que yo.
Ella se detuvo, levantando su mirada. Su ceño fruncido se trasformó en una mueca confusa al ver a Berculli, sus compañeros y dos desconocidos, terriblemente sorprendidos. Con curiosidad se acercó lo suficiente, ladeando la cabeza al ver la torre abierta.
—¿De qué me perdí? —cuestionó a nadie en particular, ganándose la atención de los presentes.
*********
Con una entrada, Berculli contactó a Cardinal por medio de la ventana de Stacia. La nueva jefa de la iglesia les había otorgado un poco más de poder a los caballeros de la integridad. Esto incluía privilegios de administrador que ella nombró como "artes sacras avanzadas". El envío de mensajes por dicha interfaz era uno de esos beneficios.
Un par de pasos por detrás del comandante, Renly Síntesis Veintisiete y Scheta Síntesis Doce, esperaban de pie y en silencio nuevas indicaciones, mirando con sentimientos diferentes a su tercera compañera, la cual parecía interesada en Alice y Eugeo.
—Entonces ¿tú eres el chico que viajó desde Ruild para rencontrarse con su amada de la infancia? —exclamó ella con brillo en sus ojos—. ¡Que romántico! Es un poco cliché, pero hermoso.
»Y tú, debes ser Alice Síntesis Treinta. ¡¿Qué se siente tener un chico que hizo algo como eso por ti?! Escuché que es tímido, pero no te preocupes. Dicen que ese tipo de chico son los que mejor complacen a una dama... Si es que sabes a lo que me refiero.
Eugeo y Alice se voltearon a ver, sonrojándose furiosamente. Al instante siguiente, desviaron las miradas, bastante apenados. La otra chica comenzó a reír, dando pequeños saltitos de la emoción en su sitio; unir a nuevas parejas era su labor favorita.
—Dales un respiro Eydis —dijo el comandante apareciendo con una sonrisa—. Tenemos otras cosas de las que ocuparnos primero. Mejor dime ¿encontraste algo en el pueblo?
Eydis Síntesis Diez, una hermosa joven alegre y sumamente energética de estatura media, piel blanca, pelo beige y ojos rojos. Portadora de la espada divina de corte oscuro. Bajó la cabeza, negando en repetidas ocasiones, su misión había sido un fracaso.
—Ya veo... —respondió Berculli con tranquilidad—. Bien, no importa. Con la torre abierta, ahora podemos obtener las respuestas que necesitamos por nosotros mismos.
—Comandante —Les interrumpió Renly —. ¿Cuáles son sus órdenes? ¿Debemos entrar?
—Si, lo haremos —decretó el hombre con un asentimiento—. Les daré cinco minutos para que preparen su equipo. Cuando tengan todo listo reúnanse conmigo en la entrada...
*********
Tan pronto concluyó el tiempo establecido, los seis estaban listos para ingresar a la torre. Berculli dio el primer paso al interior, cruzando el umbral y sumergiéndose en una nueva vista. El interior era extenso, pero extremadamente simplista. Una habitación cuadrada con un artilugio al fondo que era difícil distinguir desde donde estaban. En mitad del suelo, había una plataforma cuadrada de aspecto dorado que sobresalía.
Con el comandante al frente, el grupo avanzó poco a poco. Alertas a cada paso y con una mano cerca de sus respectivas armas. Al acercarse al objeto que vieron al entrar, los caballeros Síntesis Uno y Doce se dieron cuenta que se trataba de un reloj de péndulo hecho de algún tipo de madera y una pantalla de Stacia en la parte inferior.
"Prueba del esfuerzo final.
Tiempo faltante para el final de la prueba:
11 meses 20 días 12 horas"
—¿Qué es esto? —cuestionó Alice con rostro confuso—. Nunca había visto algo así antes.
—Es un reloj —aclaró Scheta con indiferencia —. El arma divina del comandante proviene de un objeto similar que estaba en la catedral. Supongo que aún lo recuerdas.
Alice asintió.
Eugeo y Renly se acercaron al artilugio, intrigados. La interfaz lila con números azules llamó su atención. Extendieron la mano para intentar tocarla, pero a un poco antes de lograrlo, un estruendo a sus espaldas los hizo cambiar su enfoque. Al voltear, el grupo se dio cuenta que alguien ya se les había adelantado a agarrar las cosas.
—Chicos...—La voz de Eydis era casi un susurro—. Creo que hice algo que no debía.
El cuadrado dorado del centro de la habitación comenzó a retumbar, elevándose hacia el cielo y abriéndose el techo. Los otros caballeros al ver lo ocurrido, se apresuraron a ir hacia donde estaba Síntesis Diez, saltando hacia la plataforma. Alice y Scheta subieron sin problemas, ayudando a los chicos, que a su vez apoyaron al comandante.
Cuando se detuvo, los seis estaban en un nuevo piso. Era un poco más angosto que el anterior y enfrente había dos puertas de hierro con una nueva interfaz de Stacia.
"Piso uno: Deseo"
"Requisito de desbloqueo: Sujetos de prueba Alice y Eugeo deben colocar la mano en el portón de hierro"
—¿Alice y Eugeo? —La voz de Renly expresaba sorpresa al leer lo que marcaba el mensaje.
—Hm, ¿Por qué nosotros? —cuestionó el chico—. No tenemos nada que ver con esto.
—Solo existe una forma de averiguarlo —comentó Berculli con una pequeña sonrisa.
Alice y Eugeo se miraron y asintieron. Dieron un paso al frente y tocaron al mismo tiempo la puerta. Como en la ocasión pasada, la estructura se estremeció y motas de polvo cayeron del techo. La entrada comenzó a abrirse, haciendo un chirrido molesto para los oídos de todos, revelando poco a poco lo que guardaba en su interior.
El grupo tuvo diferentes sensaciones al ver finalmente lo que de forma recelosa se hallaba detrás. Un vórtice violeta con múltiples círculos en su interior que giraba de forma constante, produciendo un suave sonido equiparable al de una ligera ventisca.
—¿Deberíamos tocarlo? —cuestionó Eydis con curiosidad, queriendo acercar una mano. Sus compañeros suspiraron, su experiencia anterior no le había servido de nada.
—Avisare a Cardinal —dijo —. Esperaremos sus instrucciones sobre como proseguir.
El grupo asintió.
Nota de autor: Primer comentario que dejo en esta historia. Antes que nada, espero les haya gustado el capítulo. Muchas gracias por sus comentarios y votos, son todo un honor para mí :)
Bueno, ahora cambiando de tema. Estoy aquí para notificar un cambio en los tiempos de subida de capítulo. Como se habrán dado cuenta subo cada sábado nuevo episodio. Esto no cambiará, pero ahora lo alternaré con otros escritos que tenía a medias y he logrado acabar. Así que la idea es una semana SAO otra semana otro fic.
Los otros fic serán de Scarlet Nexus y Attack of Titan por si alguien de ustedes les interesa.
Sin más que decir, saludos.
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