Capítulo 11: 내 마음의 소리
Agosto, miércoles 31
—¿podrías firmar? —preguntó el señor que dejó un paquete de envío a su puerta. Era un ramo muy lindo, con rosas de color blanco y otras, color rosa.
Ella firmó para que el señor se retirara, luego, cerró la puerta. El ramo tenía un hilo y a su extremo una tarjeta; SooRi la inspeccionó y lo primero que leyó decía: "de Taehyung para Jungkook"
Sintió algo de rabia y un poco de paranoia, ¿Rosas, en serio? ¡Ese tipo era un idiota!
SooRi, enfurecida, sacó su celular y llamó a Jungkook.
—¿qué sucede SooRi? estoy en el trabajo —contestó Jungkook mientras aun tecleaba en la computadora, toda su atención estaba en la pantalla que tenía al frente.
—el idiota te acaba de enviar un ramo de rosas. ¡Eres un tonto Jungkook! ¡¿Por qué le diste la dirección de nuestro apartamento?! —Jungkook parpadeó y sus dedos dejaron de tocar el teclado.
—¿Qué? ¡No! ¡yo no le he dado la dirección!
—¿ah no? ¡Entonces explica cómo llegaron estás malditas rosas! ¡Seguro le dijiste cuando estabas borracho!
—¡yo no le di la dirección! Y aunque estaba borracho, recuerdo las cosas que hablamos en aquel lugar —se defendió Jungkook. No le gustaba cuando SooRi se ponía de esa manera.
—entonces... ¿Cómo explicas que el idiota enviara algo a nuestro apartamento? ¡¿Ah?! —la voz demandante de SooRi resonó en sus tímpanos.
—deja de llamarlo "idiota" —pidió Jungkook cansado de que su novia se dirigiera al mayor de manera grosera. SooRi tomó una bocanada de aire tratando de tener paciencia. Le pareció que Jungkook no se lo estaba tomando en serio, ¿acaso no se daba cuenta de la gravedad de todo esto?
—¡no lo haré! ¿Y explícame cómo supo la dirección? —exigió.
—No lo sé, joder. Tal vez lo investigó por su cuenta o algo. Déjame llamarlo.
—¿Entiendes que esto es malo? ¿verdad? Porque sí él viene aquí, me va a ver.
—¿Y qué? Lo único que podría encontrar es que, al igual que él, también tengo pareja. La diferencia es que él está casado, yo no —suspiró frustrado—. Escucha SooRi, no te alarmes, ¿está bien? Taehyung no va a inspeccionar el apartamento, además no es como que tengamos droga.
—pero, aun así —dijo ella calmada y despacio—. Llevas alrededor de dos meses en esto, y precisamente porque él está casado necesitas apresurarte. Su esposa no puede verte. Sólo falta la contraseña de su tarjeta y habrás terminado.
Jungkook colgó el teléfono, colocó sus codos en el escritorio y se frotó la cien, debía mantener la compostura. Escuchar que SooRi hablara de la esposa de Taehyung le molestaba mucho, aún no quería entender por qué eso le fastidiaba tanto. Respiró hondo y lento para calmarse, ¿exactamente cómo Taehyung sabía dónde vivía?. Por lo general, siempre trata de que sus conversaciones no impliquen cosas de su vida personal. Con calma marcó el número de Taehyung, cerró los ojos mientras escuchó el timbre de espera y cuando contestó, su voz.
—¡Jungkook! ¡Qué sorpresa! ¿Estás bien? —habló el mayor y su melodiosa voz se escuchó un poco más grave de lo que sonaba en persona, causando que Jungkook se estremeciera—. Casi nunca me llamas entre semana.
—sí, estoy bien —toda la preocupación y el enojo que Jungkook tenía se desvaneció al escuchar la agradable voz de Taehyung—. ¿Y tú Hyung estás bien?
—lo estoy, pero ahora que hablo contigo me siento... un poco mejor —Jungkook apreció el tono juguetón del mayor, seguido de una risa coqueta y corta. Sin darse cuenta, Jungkook estaba sonriendo como tonto. Y aunque no podía verlo, al otro lado de la línea, Taehyung también estaba sonriendo, feliz porque el chico que quería le había llamado.
—Mmmm, en realidad... yo quería hacerte una pregunta.
—oh... Adelante.
—bueno... —se rascó el cuello. Normalmente las excusas le sobraban, no se trataba al hablar, pero últimamente cuando se trataba del castaño su corazón se aceleraba y sus nervios aumentaban—, uno de mis vecinos me dijo que llegó un paquete a mi casa; me preguntaba cómo supiste mi dirección.
Taehyung maldijo por lo bajo.
—se supone que el ramo llegaría más tarde, cuando tú estuvieras en casa. Voy a joder a ese tipo por no seguir mis órdenes —hubo un breve silencio, a través del celular Jungkook escuchó papeles moverse sobre una mesa. En unos segundos el mayor siguió hablando—. Investigué un poco sobre ti —afirmó—. Espero que no te asustes. Prometo que fue con una buena intención, Jungkook.
—te creo —fue sincero. Sonrió sin poder evitarlo.
—de verdad te digo, Jungkook, voy muy en serio contigo. Voy a conquistarte y no te dejaré ir tan fácil.
En realidad, Hyung... Ya lo estás haciendo....
—lo sé Tae, me lo has dicho antes —su voz ahora estaba algo apenada, casi cohibida. En su mente habitaba el miedo. Miedo porque con escuchar la voz del mayor, tenía unas ganas inmensas de verlo. Por otro lado, también estaba lo que SooRi podría decir; ella últimamente había estado un poco molesta, y tenía razón, Jungkook sólo se juntaba con Taehyung sin intención de avanzar con el maldito plan. Por supuesto que SooRi no sabía eso, Jungkook le decía que aún no podía averiguar la clave de Taehyung.
Eliminó cualquier pensamiento de temor y en una manifestación de avidez preguntó—: ¿Puedo ir hoy a tu casa? Sino está tu esposa, claro... —Jungkook se mordió el labio y agachó la mirada, había momentos donde olvidaba la verdadera situación de ambos.
—ella está de viaje ¿Recuerdas? Si vienes, sabes que no tengo problema. Me gusta tu compañía.
—gracias... —sintió ganas de bromear—. Mi compañía es lujosa y la fundé hace una semana, está en un edificio grande y trata sobre-
—tonto —le interrumpió Taehyung y comenzó a reír al igual que Jungkook. Cuando la risa terminó el mayor se aclaró la garganta—. ¿Te espero más tarde o quieres que pasé por ti?
—yo puedo llegar Hyung, no te canses más de la cuenta.
✘✘✘
Mucho tiempo después de esa fiesta, su padre descubrió el vestido de SooRi, el regalo más valioso que le habían dado.
En un momento el señor Jeon pensó que podría venderlo ya que se veía costoso y así poder conseguir algo de dinero para gastarlo en alcohol. Y lo habría hecho, de no ser porque su esposa se lo impidió. No lo vendería, pero a cambio le dio un buen par de golpes a su mujer por contradecirlo.
Cuando su hija llegó a casa, escuchó los sollozos de su madre y entró a su cuarto rápidamente. Vio el vestido que le había regalado Jungkook en su cama. Ella no había dejado eso ahí y sintió temor al ver a su padre con esa expresión en el rostro, sólo había furia.
—¿Qué pasó?
—¿de dónde sacaste este vestido? —gritó—. Es caro.
—ah y-yo... —las palabras no le salían, estaba asustada por la ira de su padre, y más ahora que estaba borracho; cuando tenía alcohol en la sangre se asemejaba a un salvaje. Su madre entre sollozos suplicó a su esposo que no le hiciera daño.
—¿Cómo lo conseguiste? —gritó exigiendo una respuesta de parte de su unigénita.
—fue un regalo —dijo la verdad y agachó la cabeza.
—¿Un regalo de quién? ¿Tienes novio? ¿Andas de zorra con un hombre? Porque eres muy joven para eso.
—¡No! Yo n-no —sintió su mejilla caliente cuando su mente asimiló que su padre le había dado una bofetada. Ella lo miró con ojos asustados.
—¡eres una puta!
—pero yo no he hecho nada.
—¿me estás contradiciendo igual que tú madre? —él levantó la mano y su hija retrocedió un par de pasos.
—no sabía que también eras mentirosa. Ya no estás estudiando ¿Cierto? ¿Qué hacías afuera? —interrogó. Su voz amenazante estaba acompañada con algo de calma, lo cual, era sumamente extraño.
En realidad, sólo había salido a caminar. No tenía amigos con los cuales salir, bueno, Jungkook y ella eran más cercanos de lo usual, pero ese día en particular él no estaba contestando sus mensajes.
—lo sabía —siguió hablando su padre—. Eres una puta. ¡Lárgate de aquí! no estás aportando nada a la casa, sólo me estás haciendo gastar mi dinero.
—pero papá... Yo he tratado de conseguir trabajo y no encue-
—me importa una mierda. Voy a vender esto —fue a una gaveta del armario de su hija, saco y alzó la joyería que Jungkook le había regalado.
—¡No puedes hacerlo! ¡Fue un regalo! ¡Es mío! —reclamó al borde de las lágrimas.
—ves cómo no quieres compartir SooRi... Eres una malagradecida, después de todo lo que te he dado.
—¡Tu no me has dado nada! —objetó furiosa—. Todo lo que he logrado es gracias a la tía YoonMi
—No menciones a esa zorra. ¡lárgate ahora si no quieres que te pegue! —la cara de su padre se había puesto roja de la cólera, tomó un sorbo de su botella—. Nunca quiero volver a verte.
—¡bien! —aceptó ella enfurecida. Se fue a empacar sus cosas, no tenía mucho, apenas algo de ropa, el vestido que Jungkook le regaló, pues su padre se quedó con lo demás; también tomó algún que otro objeto personal y salió.
Escuchaba los lamentos de su madre, rogándole que no se fuera y luego escuchó una nueva pelea entre sus padres. Una injusta, pues su madre siempre terminaba perdiendo. Lo único que le dolía de irse, era dejar a su madre ahí sola con ese hombre que se hacía llamar esposo y padre.
***
—Jungkook ¿Has visto mi tarjeta de crédito?
—si. Yo la tengo. La usé para comprar un vestido.
Su padre hizo una mueca sin entender por qué su hijo había comprado un vestido.
—¿Tienes una novia? —preguntó lo primero que se cruzó por su cabeza.
—no —respondió sin importancia—. Aún no.
—ya... ¿me la das? —Jungkook se levantó del sofá donde se encontraba echado, caminó hacia su padre y le devolvió la tarjeta.
No tenía la mejor relación con él. Su padre era bueno, pero no le gustaba que le fuera infiel a su madre. Parecía que con el tiempo su familia se separaba un poco más, cada año lo veía menos, pues su padre, solía pasar más tiempo con su amante.
Un día su padre se fue de casa, dejándolos solos a su madre y él. Su padre sólo espero hasta que cumpliera los 18 años. Y justo antes de marcharse le dijo: "ahora puedes trabajar y cuidarte solo, tu madre no te abandonara. Puedes buscarme cuando necesites, te estaré enviando algo de dinero para que te ayudes, lo prometo".
En su momento creyó en las palabras de su padre...
El día que su padre se fue, en la madrugada, cerca de las 2am recibió una llamada de SooRi, una más del montón que había recibido.
No quería contestar por lo que le había sucedido en la mañana con su padre, además, tenía que consolar a su madre que no paraba de llorar.
Pero viendo la cantidad de llamadas, decidió contestar.
—¿Qué pasó?
—Jungkook... —ella trató de hablar normal, pero la tristeza en su voz no se podía ocultar—. Me pasó algo horrible... Necesito tu ayuda, no tengo a nadie más quién pueda llamar.
—¿Qué sucede?
SooRi le explicó que su padre la había echado de casa por una estupidez. Qué su tía podía ayudarla, pero no podía venir inmediatamente porque estaba en el extranjero, y necesitaba al menos un lugar donde dormir un par de días.
A pesar de la hora, Jungkook corrió hacia donde SooRi le había dicho que se encontraba, llegó a la estación de tren casi dos horas después y la vio sentada en una banca llorando y muerta de frío. Era primero de septiembre y el clima empezaba a enfriarse.
Jungkook caminó hasta la banca y se sentó junto a ella.
—¿Tú también tuviste un mal día? ¿eh? —le dijo Jungkook tranquilo, pero con un claro desánimo.
—¿Qué te pasó? —le preguntó ella al escuchar las palabras del pelinegro.
—mi padre se fue de la casa —no estaba llorando, pero su mirada seguía perdida—. Parece que olvidó que hoy era mi cumpleaños... O tal vez su regalo hacia mí era... ¿Irse? Vaya regalo... —ironizó.
—¿se fue con su amante? —preguntó SooRi cuidadosamente y Jungkook asintió—. Lo siento mucho.
—no te disculpes, tu padre también hizo algo horrible hoy. Y tú... no te mereces eso —el pelinegro la rodeó con un brazo y la atrajo hacía él, abrazándola—. Vamos a mi casa, a mi madre no le molestará tenerte ahí.
—Será poco tiempo... Lo prometo.
***
Con el tiempo, él se dio cuenta que las palabras de su padre fueron una mentira. Al principio le enviaba algo de dinero para ayudarse, luego desapareció. Por otro lado, su madre estuvo deprimida cuando su esposo la dejó, trató de trabajar como lo hizo toda su vida, pero el divorcio la arruinó.
Jungkook pensó que era injusto porque también tuvo que lidiar los comentarios de una sociedad atrasada. Criticaron a su padre y criticaron sin compasión a su madre, aunque era su padre el que tuvo la culpa, su familia y vecinos todos hablaron cuando no los habían llamado.
Tratando de ignorar sus asuntos familiares, ahora SooRi era su novia y cuando pasaba tiempo con ella podía sonreír al igual que ella.
Sin embargo, las cosas se pusieron difíciles. Ya no tenía ayuda de su padre, tampoco encontraba trabajo, había mucha competencia ahí afuera y SooRi y él sólo eran dos jovencitos que habían terminado el colegio. Sin más estudios de nada. Ambos tenían el deseo de ir a la universidad, pero... simplemente era muy costoso.
Un día hablando sobre qué diablos harían, SooRi hizo un comentario sobre ¿Qué pasaría si las personas en el mundo que tienen dinero ayudarán a los pobres? Y no se refería a ellos, sino a los niños que morían de hambre en otros países, pues vio un anunció sobre ello.
Jungkook tuvo una idea, una un poco descabellada, pero una idea al fin y al cabo. SooRi se río de lo absurdo que era.
—¿y si nos descubren? Terminaremos en prisión, ¡yo no quiero terminar en prisión, Jungkook!
—por eso... Debe ser algo sencillo, algo que podamos realizar sin ser expertos o una cosa de esas.
Esa noche no durmió pensando que podrían hacer porque se estaban quedando en la miseria. Investigó un poco y cuando por fin tuvo listo el plan, se lo contó a SooRi, era la única que podía ayudarlo.
—¿Estás loco? Jungkook eso es...como prostitución. No me gusta. Debe haber otra forma.
—no, escucha. Es sencillo, sólo debemos tener tres cosas, el número de tarjeta, la contraseña y tal vez algunas fotos para defendernos si planean hacer algo.
—no te entiendo... ¿y a quién se supone que le haremos eso? Si es gente con dinero probablemente acabemos muertos, tú mismo lo dijiste, el dinero da poder.
—exacto, tiene que haber una condición sobre las personas que vayamos a engañar. Las personas con dinero tienen algo igual de importante... Y eso es su estatus social, lo que la sociedad piense de ellos lo es todo al igual que su dinero. Y para que tengan eso, tiene que ser hombres casados, mejor si tienen hijos.
—¿A qué quieres llegar con esto?
—bueno —Jungkook siguió explicando—. En la sociedad el divorcio es mal visto y más si es por infidelidad, como le pasó a mi padre. Ningún hombre con una buena posición social quiere que sus errores salgan a la luz, tiene mucho que perder. Además, tampoco es que los dejaremos en la quiebra, sólo tomaremos un poco del montón de dinero que tienen. Las fotos serían para amenazar si sospechan que fuimos nosotros. Pero no lo creo.
—es arriesgado ¿Crees que funcione? —SooRi consideró el plan.
—no tengas miedo, puedes hacerlo. No te descubrirán porque no lo haremos de inmediato. Tú sólo vas a fingir una relación a escondidas, eres hermosa y joven, no se negarán. No pedirás dinero. Recolectaras la información que necesitó. Dejas de ver al tipo y terminas con todo, dejándolo en el olvido. Dos o tres meses después yo haré la magia.
✘✘✘
—¿Qué cocinaras esta vez? —preguntó Taehyung rondando a Jungkook mientras se preparaba para cocinar la cena. Cada vez que Jungkook cocinaba para él, de verdad lo agradecía al igual que su estómago.
—aahh no tienes todo lo que necesito —se quejó—. Iré a comprar las cosas que faltan.
—iré contigo —avisó el castaño yendo a tomar un abrigo más rápido que la luz, abrió la puerta y espero a que Jungkook viniera con él para ir a comprar juntos.
Cuando llegaron al supermercado, caminando hombro a hombro, con sus manos entrelazadas ocultas en el bolsillo del gran abrigo de Taehyung, este se detuvo y dejó de contar una anécdota que le había sucedido. Jungkook miró atentamente al mayor con una sonrisa para preguntar si había pasado algo, pero inmediatamente notó que Taehyung miraba unos cajeros y caminó hacia ellos, inevitablemente Taehyung con su agarre lo obligó a caminar junto a él.
La sonrisa del rostro de Jungkook se borró y observó con disimulada preocupación como el mayor sacaba su billetera con intención de sacar su tarjeta para obtener algo de efectivo.
La clave era lo único que le faltaba y estaba sorprendido de ver que Taehyung lo había dejado estar a su lado cuando digito los cuatro números.
7 4 3 5
Ahí estaban los números que le darían muchos más a cambio, pero... ¿realmente quería hacerlo? ¿realmente quería dañar a Taehyung?
No.
—listo —dijo el castaño alegre cuando sacó el dinero—, hay una señora por aquí, en esta calle, que vende unos deliciosos panes de avena. Suelo comprarlos cuando vengo al supermercado —explicó Taehyung sumamente ansioso por compartir algo que siempre hacía en soledad. Esperaba que el joven pelinegro gustara y saboreara esos deliciosos panes mientras compartían un poco de esa fría noche juntos. Compartiendo tiempo y compañía bajo las estrellas imperceptibles por las luces de la ciudad.
A pesar de lo que el castaño dijo no fue mucho, Jungkook supo lo que Taehyung pretendía, era algo completamente inocente y dulce, muy simple también. Cualquier rastro de malicia podía sumergirse en las dulces intenciones del mayor y convertirse en algo nuevo y puro. Por otro lado, Jungkook tenía a su disposición un acto de maldad a costa de una buena intención, por supuesto que, por donde mirara era injusto. No quería ser así... pronto debería tomar una decisión.
—¿Por qué eres así? —susurro Jungkook y Taehyung se puso frente a él, cara a cara, inspeccionando sus expresiones con una pequeña sonrisa y ojos juguetones. Jungkook continúo hablando—. Eres tan dulce que parece mentira, nunca había conocido a alguien como tú y a pesar de todo... yo... no te merezco Taehyung.
Dijo lo que sentía... así de sencillo.
—no digas eso —negó el mayor con su cabeza y colocó sus manos en los hombros de Jungkook. Este se tensó, su respiración comenzaba a acelerarse—. Tú también eres dulce, a tu manera lo eres. Vas a cocinar para mí, me haces compañía... eso vale mucho para mí, mas que ninguna otra cosa. Incluso las palabras que acabas de decir tienen significado y espero, Jungkook, que seas consciente de lo que tus palabras implican —ahora llevó sus manos a ambas mejillas del menor, teniendo su rostro entre sus manos—. Yo sé que sientes algo por mí, aunque lo niegues o no lo digas, para mí eso te hace muy tierno ¿lo sabías?
—no, no lo soy, no sabes lo qu-
—¿ah no? —le interrumpió Taehyung con un tono de voz potente y juguetón—. ¿Entonces por qué te sonrojas cada vez que toco? Ahora mismo estas sonrojado Jungkook, si pudieras ver tu rostro... —sonrió de manera sexy.
—¡ya basta, Taehyung! —Jungkook desvió su mirada hacia las demás personas que caminaban con prisa por la calle.
—voy a darte un beso —le informó Taehyung y Jungkook abrió los ojos, estaban en la calle ¿qué diría la gente?. Podía quitar las grandes y perfectas manos del mayor y seguir con las compras, pero... una parte de él no quiera hacerlo, no quería que eso terminara.
—No puedes hacerlo aquí... hay mucha gente —trató de excusar.
—no me importa, ya no me importa —Taehyung acercó su rostro al menor, sintiendo su cálido aliento rosar contra sus labios. Le parecía algo gracioso porque, a pesar de que Jungkook "no quería", no hacia nada por impedirlo, sólo cerró los ojos esperando un casto beso que Taehyung le dio gustoso. Apenas unos segundos fueron los que saboreó esos dulces labios de linda forma, para luego separarse y sonreírle burlonamente—. Lo ves... nadie nos ha dicho nada —tomó la mano de Jungkook nuevamente para continuar con lo que tenían planeado.
✘✘✘
Jeon SooRi
Aún no has llegado a
casa, supongo que
pensaste en lo que te
dije y decidiste ir con
Kim para sacar la
contraseña de su
tarjeta. Mucha suerte.
10:00pm
Jeon SooRi
Te amo
10:01pm
Jeon Jungkook ♡
No pude conseguirla.
Buenas noches.
10:34pm
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