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Capítulo 12; 과거의

Su primer blanco fue un hombre no tan importante. Ambos dudosos, pusieron de su parte para que todo fluyera, con la esperanza de que funcionaría.

Pensaron en varias posibles situaciones para poner en práctica y milagrosamente el final fue exitoso. Por supuesto no fue fácil, durante el proceso, los primeros días Mark se molestó con Mina por lo que él había hecho. Sintiéndose sucio y lo más bajo que había, había tenido relación con un hombre y aquello no le había gustado para nada, por otra parte, Mina tenía que decirle cosas como "solo es un hombre infiel" "no es una buena persona, lo merece" "es millonario, no le importa nada más que su dinero", etc.... y ese tipo de cosas para que Mark lo pudiera sobrellevar.

Mina también tuvo que lidiar con los celos que le daba al inicio. Cuando vieron el fruto de su primer intento, festejaron, pero sin perder la cabeza, invirtieron bien el dinero, en poder pagar primero los estudios de Mina, cuya carrera era más corta y con menos gastos. Mientras tanto, Mark iría con su segundo "romance" y juntaría el dinero; descubrió que era bueno en ello.

Cada vez era más fácil fingir ante esos hombres y mujeres adinerados, para Mark ya no se le era tan difícil tener alguna relación con un hombre o mujer, no le importaba; era más fácil fingir ante esos hombres gays y adinerados, o ante esas mujeres que solo querían sexo el cual sus maridos no podían otorgarles mejor que un joven de buen cuerpo, era más fácil crear las situaciones para conseguir los datos, era más fácil crear una especie de dependencia por parte de los pobres idiotas.

Ambos llegaron a la misma conclusión, para crear un lazo fuerte en un romance secreto, debían aportar algo que fuera adictivo... Y que más adictivo que una aventura con mucho sexo, los y las idiotas sólo querían diversión y caían en la trampa como los insectos en el luminoso fuego.

Ahorrando dinero finalmente lograron tener un lindo apartamento, habían esperado mucho por conseguirlo, quizá no de la mejor forma, pero con sus objetivos logrados ¿Que importaba el método?

Cuando fueron a verlo por primera vez, tomaron una linda foto a sus sombras en la pared, reflejadas por el sol de la ventana.

Poco después, Mark comenzó a estudiar, incluso podía darse sus gustos, comprando muchas cosas caras.

Era cierto que el dinero podía cegar, y especialmente Mark, cada vez quería más dinero. Mina se sentía bien con lo que comenzó a ganar por su trabajo, dejaba que Mark administrara el dinero que ganaba. Él también sabía utilizarlo, siempre guardó una parte para comprar otro apartamento, pero esta vez, en el extranjero.

Un día, curiosa, le preguntó ¿Por qué tanto afán con vivir en el extranjero? Y su respuesta fue:

— Siempre he pensado que tal vez en otro lugar sea mejor para vivir, un poco más fácil, a mi papá supongo que le va bien donde sea que esté. Yo quiero poder darle el mismo apoyo que él me dio durante un tiempo, a alguno de nuestros futuros hijos quizá—  le sonrió.

Mina pareció feliz con lo último que escuchó.

•••

Septiembre, sábado 10

La puerta se abrió y Mina entró cuidadosamente. Chaeyoung había dejado la puerta abierta para ella. Se quitó el abrigo crema que traía puesta para el clima otoñal de afuera; quitó sus tacones negros y sintió el agradable frío del suelo.

Caminó y cuando llegó a la sala, se detuvo. Chaeyoung tenía un gran lienzo en medio de la sala. Este lienzo no estaba puesto en el caballete, sino recostado en las delgadas patas del mueble de madera, ya que Chaeyoung se encontraba sentada en el suelo, con los pies descalzos y un pincel en su mano, pintando tonalidades azules sobre esa gran tela.

A su alrededor había muchos tarritos de pintura y también una paleta del lado izquierdo. Mina caminó despacio y cuidadosa, esquivando cualquier objeto que la menor había colocado en el suelo, cuando llegó, procuró sentarse al lado de la castaña, pero esta la interrumpió.

— te preparé café, está en la cocina si gustas — habló concentrada en lo que pintaba.

Mina caminó unos pasos a la cocina y se sirvió un poco de café. Luego, con la bebida en mano, se fue a sentar al lado de Chaeyoung.

— ¿qué pintas? — preguntó curiosa y dió un sorbo a su café.

— aún no estoy segura, pero parece el cielo. ¿Tú qué opinas?

— es muy azul — bromeó y ambas compartieron una rápida mirada, de esas que sientes una plena sincronía con la otra alma—. ¿Puedo ayudarte?

— claro — aceptó contenta—, nada me haría más feliz en este momento. Toma un pincel limpio.

Mina escaneó a través del montón de pinturas para ver los pinceles, tomó uno y lo sumergió en pintura blanca.

— ¿Qué harás?

— Estrellas. Son lindas y el cielo nocturno tiene muchas estrellas. El tuyo también debería tenerlas.

— bueno, tu las estás colocando por mí — le contestó y siguió pintando.

— sabes, de pequeña solía pensar que las estrellas podían controlar el futuro— admitió sintiéndose un poco tonta.

Pintó la primera estrella, un parche blanco encima de la pintura azul.

— ¿Por qué pensabas eso? — Chaeyoung vió lo que Mina pintaba y sonrió. Su corazón se alegraba con tener a la pelinegra ahí, a su lado.

— porque se podían pedir deseos a las estrellas y si tu deseo se cumplía... ¿No estarías cambiando tu futuro?

Chaeyoung parpadeó, analizando las palabras de Mina.

— puede que tengas razón.

— oye... Chaeng, ¿Qué te gustaría hacer en un futuro? — últimamente tenía mucho esa pregunta, quería conocer más acerca de Chaeyoung, pero también a veces se
recriminaba a sí misma, ¿A dónde llegaría con una mujer que está casada? Veía absurdo tener algún tipo de sentimientos por la castaña.

Y sin embargo, los tenía.

— si te refieres a cuando sea vieja, tal vez, terminar de trabajar y seguir tu consejo de pintar y hacer algo que me guste. Podría vivir en un lugar tranquilo, lejos de todo esto. Mi vida en este momento está llena de cosas que nunca quise, tampoco disfruto de ellas pero estoy obligada a cumplir— la coreana bajó su pincel y contempló a Mina sentada a su lado, ella miraba el suelo sin mirarla.

Chaeyoung también quería compartir su futuro con ella, pero de qué servía decirlo sí Mina no aceptaba que fueran algo más. Debía seguir

— Si fuera posible — habló Chaeyoung despacio, tratando de ganar la atención de la japonesa sin mucho éxito—, me gustaría estar contigo en ese futuro.

Chaeyoung colocó su mano en la mejilla de Mina y por fin ella alzó la mirada, sus ojos expresaban inquietud e indecisión.

— Y tú Mina, ¿qué futuro quieres? — Mina llevó sus manos y atrapó entre ellas la mano de Chaeyoung y la retiró de su mejilla, pero no la soltó.

— no lo sé — suspiró—. Realmente no lo sé. ¿Por qué ibas a querer un futuro conmigo estando casada? No lo entiendo... ¿Por qué te casaste? —reclamó sin darse cuenta.

Chaeyoung bajó la mirada y retiró su mano del agarre de Mina. Colocó el pincel en un tarro con agua.

— ¿Te molesta que esté casada?— interrogó alzando una ceja. Mina se encogió de hombros.

— no lo sé, quizá — las palabras salieron con un tono más golpeado del que pensó. Y Chaeyoung suspiró, haciendo una mueca casi riendo.

Era una tonta, había olvidado que nunca había mencionado nada sobre Yugyeom y Mina realmente creía que tenía algo
serio con este chico, ¿No pensó nunca por qué estaba con ella y no con un hombre?. Al parecer no, y la situación le pareció algo graciosa, si Mina se había puesto de esa manera, quería decir sentía algo por ella. Esto sólo lo confirmaba.

— ¿Qué te hace gracia? — dijo Mina con algo de enojo, no sabía realmente de dónde venía ese sentimiento.

Chaeyoung buscó los ojos de Mina y alzó la comisura de sus labios. Tomó la mano de la nipona y la guío al sofa.

— nunca he mencionado a Yugyeom, y ahora que recuerdo tú has preguntado por él en varias ocasiones, al principio yo no podía decirte porque si te contaba y sólo querías dañarme, esto afectaría mi vida, si gente que no deseo que lo sepa, se enterase. — aún sentada en el sofá se inclinó hacia adelante juntando sus manos y con las piernas levemente abierta—. Es cierto que estoy casada, pero no lo estoy realmente si eso es lo que te preocupa.

— No... No lo entiendo ¿Cómo puede ser eso posible Chaeyoung? — Mina suspiró, todo esto era estúpido.

Era estúpido porque, aunque no debería importarle en lo más mínimo, le molestaba mucho.

— yo nunca quise casarme, Mina, mis
padres arreglaron el matrimonio. Y no puedo pedir a alguien mejor que Yugyeom para que sea mi "esposo" — Mina la miró no muy convencida— Él siempre fue como mi mejor amigo, solíamos ser Somi, él y yo. Yugyeom y yo nos conocemos desde niños, y fue la primera persona que supo que yo era...lesbiana.

— ¿Nunca le dijiste a tus padres? ¿Por qué harían algo así? — Mina frunció el ceño, si esto era cierto, ella era la mayor idiota de todas.

— lo hice — confesó con el semblante triste, sus ojos se pusieron un poco brillantes, pero no lloraría por cosas del pasado, le diría a Mina cómo fue todo, para liberarse de la carga y también porque sabía que eso aliviaría la inquietud que Mina sentía muy dentro de su corazón

•••

A los 15 años ya sabía de sobra quién era ella y que era lo que le gustaba. Honestamente no le importaba mucho lo que los demás pensaran de ello. Había personas que lo sospechaban, pero nunca tuvieron pruebas de ello, simplemente eran rumores y Son Chaeyoung era atractiva desde joven, varios chicos estuvieron rondándola, pero nunca le interesó.

Cuando finalmente estaba decidida a contarle a alguien sus dos "terribles secretos" según algunas personas. Quiso contárselo primero a alguien de confianza.

A Yugyeom, él sería el primero en saberlo, después de Somi claro, pero ella no contaba porque también era lesbiana.

Un día en recreo, estaba sola con Yugyeom, sentados en un pasillo. Chaeyoung estaba más nerviosa de lo usual y su amigo lo notó.

— Never Ever, Quiero decirte algo importante — él hizo una mueca enojado, odiaba que Chaeyoung le dijera así.

— ¡Yugyeom! Mi nombre es Yugyeom, no "never ever" — reclamó, cansado de repetirlo.

— ya lo sé...— le restó importancia la de baja estatura—, De verdad quiero decirte algo importante, pero dime que no le dirás a nadie. No hasta que yo decida cuando.

— Bien, ya me estoy preocupando, ¿Acaso mataste a alguien?

— no — negó Chaeyoung. Sus manos comenzaron a temblar levemente, él no
la juzgaría ¿Cierto?. Chaeyoung lo miró a los ojos y él estaba esperando que su amiga le dijera lo que tenía que expresar—. A mí... Me gustan las mujeres.

Y Yugyeom rió.

— ya lo sé — se burló él— . Era obvio, además te escuché la otra vez mientras tenías sexo con Somi en el aula cuando estaba vacía.

— Entonces...

— Sí, también sé sobre tu condición

Chaeyoung, sorprendida, abrió los ojos y su mandíbula casi cae al suelo.

— esperaba que me lo dijeran. ¿Desde cuándo son novias? — preguntó su amigo de lo más normal y Chaeyoung hizo una mueca.

— no estamos saliendo.

— oh... Yo creí que sí. Y... ¿Ya tus padres lo saben?

— todavía no — Chaeyoung suspiró, y colocó sus brazos sobre las rodillas—. Quiero decirles hoy también, pero no sé cómo se lo vayan a tomar.

— no creo que sean tan malos — dijo él
tratando de animarle — ya debieron haberlo visto venir

No fue hasta dos años después que se atrevió a sentar a sus padres en la sala, su hermana trabajaba así que no estaba.

Ahora sí estaba temblando un poco de los
nervios, pero se obligó a ser firme.

— papá, mamá... Me gustan las mujeres.

— ¿Qué? — dijeron ambos, esperando que fuera una broma de mal gusto.

— no estás hablando en serio ¿verdad hija? —  dijo su madre enojada con voz tranquila, lo que le daba más miedo.

— hablo en serio, y espero que me apoyen.

Su padre se frotó el rostro y luego se levantó, obstinado.

— ¿Estás demente? Cómo quieres que te apoyemos en semejante estupidez, ¡es un pecado!. Además, ¿Qué dirán nuestros amigos, nuestros vecinos? — reclamó su padre.

— me reclamarían por criarte mal. ¡No! ¡Eso no puede suceder!— exclamó su madre dramáticamente con lágrimas asomándose por sus ojos.

— eres una mujer heredera de mi herencia, Son Chaeyoung — dijo su padre severamente,—. Y espero que te comportes como tal. No quiero tener que pegarte.

Chaeyoung perpleja, apenas pudo parpadear...No creyó que todo esto saldría tan mal, que sus padres reaccionarán tan mal...

— ¡debemos hacer algo! — su madre le exigió desesperada a su esposo.

-— ¿Hay alguien más que lo sepa?— gritó furioso y Chaeyoung retrocedió un paso, sus músculos casi se paralizan.

— no...— mintió, llena de miedo—. No le he dicho a nadie.

— El hijo de Kim...— susurró su padre

— ¿Qué pasa con Yugyeom? — preguntó
Chaeyoung cuidadosa. Su corazón se aceleró pensando que su padre sabía que su amigo era la única persona que conocía este secreto.

— ¡Arreglaremos una boda con los Kim, para que te cases con Yugyeom! Es la única forma, así podemos asegurar tu futuro y nos aseguraremos de que no te desvíes.

Sintió su corazón estallar y su espíritu abandonó su cuerpo para volver como una bala, abrumando todo su ser, hasta lo mas profundo de sus entrañas.

— ¡¿Qué?! No pueden casarme con él. No lo quiero. ¡No me gusta!

— ooh, sí lo quieres — le atacó su madre— . Y vas a aprender a amarlo. Él será tu esposo y punto. Nada de esta conversación habrá pasado y tú olvidarás toda esa estupidez de ser lesbiana. Sólo te sentiste así por malas influencias, es una etapa. La superarás.

— tu hermana mayor, tampoco vamos a
comentarle nada sobre esto ¿Me escuchaste? — le advirtió su padre.

Todo esto se salió de sus manos. Ese día sintió que no tenía el control sobre nada, había querido desde hace mucho tiempo ser quién realmente era frente a sus padres, no esperaba que la apoyaran de inmediato, sino eventualmente, pero jamás imaginó que reaccionarían de esa manera. Lo cierto fue que cayó en una profunda tristeza.

•••

— Eso fue lo sucedió — terminó de contar lo que había sucedido, una pequeña parte de su vida, encadenada a ella y a pesar de todo, quería olvidarla.

Aún estaba dolida con sus padres y sabía muy en el fondo, que ellos nunca se disculparían por lo que hicieron, pues para ellos, con todo su juicio corrompido y cegado, lo que habían hecho, era lo correcto.

Si lo hacían ellos, debía ser lo correcto.

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