Capítulo 10; 여자
Y ahí estaba ella, deslizando sus finos dedos por sobre las telas de sus vestidos. Mark la observaba y estaba preocupado por lo que su mente vagamente barajaba, no quería hacer caso a la pequeña luz roja que comenzaba a crearse en su cabeza.
— Oye Mark... alguna vez tú disfrutaste de...—Mina dejó de hablar y se detuvo abruptamente.
— ¿De qué?
— Nada olvídalo.... No es importante.
En su mente se cruzó lo que Mina iba a preguntar, como un rayo el pensamiento vino a su mente "disfrutado tener sexo con alguien más". No, él nunca lo hizo, pero si ella preguntaba ¿sería por algo?. No quiso darle vueltas. Desechó el pensamiento tan rápido como apareció.
Confiar...
¿De verdad iba a confiar?
Sí. No quería dudar de la única persona que le había dado sentido a su vida. Por la única que había luchado. La única que le dió apoyo cuando más lo necesitó.
Mina tampoco podía fallarle, ¿Cierto? No ahora.
Ella, entre todas las finas telas, vió uno que llamó su atención, lo agarró con delicadeza, sintiendo la tela con sus palmas y se lo probó. Se vió al espejo, aún le quedaba.
Era un vestido color verde oscuro, muy hermoso, cuya belleza haría a cualquier otra chica desear tener la dichosa prenda.
Nunca le gustó ir al colegio, y no precisamente porque no le gustaran las materias o porque los profesores fueran malos, ni porque eran difíciles. A pesar de todo, siempre trató de mantener buenas calificaciones. Su tía siempre le decía que podía llegar muy lejos, pero sólo si se esforzaba.
El primer día cursando noveno, fue el peor de todos, al menos hasta ese momento. Sus padres no estaban bien económicamente, de hecho, siempre fue una niña pobre, cuando tenía 7 u 8 años, eso a los otros niños nunca les importó a la hora de hacer amigos, pero ahora con 15... Realmente la tenía difícil.
— ¿Por qué no compras comida en la cafetería?— preguntó una compañera de su clase. Todos los de su grupo estaban sentados juntos.
— La comida es cara, además, mi madre me prepara el almuerzo —respondió inocentemente. No se percató de las miradas que se dieron entre ellos, ni de las pequeñas risas burlonas qué días después se convertirían en lágrimas recorriendo su lindo y juvenil rostro.
— ¿Tu ropa no es de marca? —interrogaron varios de sus compañeros, no era como si eso le importara, pero algo en su interior se comenzaba a fragmentar.
— Escuché que tú mochila es la misma del año pasado... ¿Por qué no la tiras? Está horrible — pensó que ese tipo de comentarios eran estúpidos.
Simplemente aprendió a callar para evitar problemas. Pero ellos nunca se detuvieron, cada día iban más lejos.
Primero comenzaron con zancadillas para que se cayera al suelo cuando llevaba algunos libros. Luego simplemente empujaban. Una vez lo hicieron en unas escaleras, tuvo que ir a la enfermería ya que quedó inconsciente. Todo eso mientras le gritaban que era pobre y que les daba asco.
Después empezaron a tirarle cosas, ¿Nunca pensaron en el daño que hacían?
En una ocasión, cuando estaba sentada en su pupitre, llegaron a tirarle basura. Nunca se había sentido tan humillada. Pero cuando se dió cuenta, ya no sólo eran sus compañeros, sino la mayoría del colegio. Ya no podía caminar tranquila por ninguna parte, ni siquiera para ir a esconderse.
Y así todos los días...
— ¿Sabes, Mina? Eres horrible, nunca nadie te va querer. Deberías operarte o algo — se burlaron sus compañeras, la tenían acorralada en un pasillo—. Ah... Es cierto que no tienes dinero — comenzaron a reir. Un chico llegó al pasillo preguntando "¿qué estaban haciendo?". Mina pensó que la ayudaría.
Las chicas que le estaban molestando le explicaron todo a él, y aquel chico rió para después darle una cachetada. Por lo general trataba de no llorar, de ser fuerte. Pero cuando fue habitual que la agredieran físicamente era imposible no llorar y más escuchando las crueles risas, divirtiéndose y disfrutando su sufrimiento.
Ellos incontables veces le decían que no valía nada y de tanto escucharlo realmente lo llegó a creer.
Muy en el fondo, sabía que eso era mentira, que ella podía brillar. Qué todos valemos más que cualquier piedra preciosa. Al menos al principio trató de recordar las palabras de su tía, se mantuvo así unos cuatro meses, pero con el tiempo esas palabras se fueron desvaneciendo en el viento.
¿Por qué son tan crueles?
Ahí fue cuando él se percató de su débil brillo. Tan hermoso era que, trataban de extinguir su débil llama, a punto de extinguirse. En una clase la vió y prestó atención a su nombre.
Myoui Mina.
Myoui... También era extranjera. Resultaba tan difícil encontrar a alguien más que fuera extranjero, por lo general en aquel colegio todos eran coreanos. Cuándo el profesor salió un momento, los demás le estaban diciendo cosas feas, también comenzaron a tirarle papeles o lápices, ella recostó su rostro en el pupitre, cubriéndose con los brazos. En medio de los insultos se dió cuenta que le decían "eres horrible".
Y pensó que era triste ver a alguien en esa situación. Ella parecía tan inocente, dulce y amable. Podía apostar su almuerzo a qué no había hecho nada malo. Pero así era... Al menos en Corea.
Mark se preguntó si en otros países sería igual, si las personas llegaban a ser igual de crueles. Porque hasta ahora él nunca había presenciado algo así.
Una vez saliendo de clases fue a tomar algunos libros en su casillero. Caminando por el solitario pasillo escuchó un leve sollozo, caminó despacio, tratando de hacer el menor ruido posible y ahí la vió, hecha una bolita al final del pasillo. Se acercó y se sentó al lado, manteniendo distancia.
— Si vienes a molestar, mejor vete. Ya se te adelantaron —dijo tan a la defensiva que sonó como un animalillo asustado.
— No vengo a molestar. Sólo quiero saber ¿cómo estás?
— ¿Te parece que estoy bien? — susurró ella.
Mark suspiró y se quedó en silencio.
— No es verdad... no es cierto lo que ellos dicen — habló después de un minuto—. No eres fea, eres más linda que todas ellas, y eso que están operadas. Tu no necesitas eso —dijo él y se fue.
Ella se quedó en silencio, sin atreverse a mirarlo. Siempre lloró por palabras hirientes pero esta vez, escuchar un simple halago como "no eres fea" la hizo llorar profundamente.
El delicioso olor penetraba sus fosas nasales, hace mucho no hacía esto, y aunque no se sentía bien del todo por la borrachera del día anterior, lo creyó necesario, y lo más importante, realmente quería hacerlo.
Ella misma se había despertado primero, había cambiado de asiento a la coreana para recostarla en los asientos traseros y había conducido hasta el apartamento de Chaeyoung.
Tuvo que despertarla para llevarla desde el elevador hasta el apartamento, Chaeyoung siempre estuvo adormilada, así que Mina duda que ella se acuerde de la pequeña travesía de la mañana. De hecho, aún dormía. Ya casi todo estaba listo. Mina se dedicó a servir el yujacha o té de limón para ayudarlas un poco con la resaca. Sirvió los rollos de huevo y mientras lo hacía escuchó pasos del cuarto, levantó la vista y vió a Chaeyoung bostezando para luego hacer una cara de suma sorpresa mientras su boca formaba una "o" perfecta y parpadeó un par de veces tratando de explicar dos cosas: la primera, ¿cómo diablos había llegado a casa? y segundo, ¡¿Mina estaba cocinando?!.
Mina rió, de verdad ver su cara de confusión y sorpresa... La estaba llenando por dentro.
— Ven — hizo una seña con la mano para que se diera prisa—. Ya está listo.
Chaeyoung levemente frunció las cejas, inspeccionando la mesa de la cocina.
— ¿Tú preparaste todo esto?
— Ujum — Mina le puso en frente un plato con varios rollos de huevo y el té.
— Yo no tenía nada de estás cosas compradas— dijo y se sentó.
— Yo las compré.
Chaeyoung tomó el yujacha, disfrutando el sabor, abrió los ojos para ver a Mina, tenía sus mejillas levemente rosadas, era hermosa y adorable, luego dirigió sus pupilas a las manos de la nipona, vió cómo esta tímidamente le colocó un poco de Sanjeok y ante la impresión casi se atraganta.
— ¿Estás bien? — Mina comenzó a darle palmadas en la espalda y la coreana no paraba de toser.
— Ya estoy bien, gracias — la menor se calmó — Es solo que no he comido Sanjeok en mucho tiempo. Además... — sonrió curiosa — ¿Por qué has preparado Sanjeok? ¿Acaso estamos celebrando algo?
— Ah y-yo... — es verdad, en qué estaba pensando cuando preparó Sanjeok, sólo le quedaba decir la verdad—. Es delicioso. También creí que sería lindo porque tú...nunca comes en casa, además... Mmm... me agrada pasar tiempo contigo y quería que... esto fuera algo especial — susurró lo último.
Chaeyoung la miró, contemplando la acción de Mina con gratitud. Mina había cocinado para ella... Sólo para ella.
— Gracias — dijo con clara felicidad que hasta le salió una sonrisa que Mina apreció un segundo y pensó que no existía algo más tierno y hermoso. Era una sonrisa peculiar a la cual le sumaban aquellos hoyuelos que... secretamente ya la volvían loca.
Chaeng además de sexy también es... tierna.
— Minari — llamó la menor y Mina levantó la vista—. Esto está delicioso, podrías dejar el trabajo, y así podrías ser mi chef personal—bromeó. Luego le hizo una seña para que se sentara y así pudiera comer con ella. Mina sin dudarlo lo hizo.
— Oye Chae — dijo la mayor. Chaeyoung aún masticando hizo un gesto con la cabeza para que continuara hablando—. Estaba pensando sobre lo que me dijiste el otro día.... — Los ojos de Chaeyoung brillaron aunque su rostro estaba serio. Así que finalmente Mina aceptaría estar en una relación con ella. — sobre lo que tú querías hacer, si quieres pintar creo que deberías hacerlo — sonrió adorablemente. Tomó un poco de té y luego se aclaró la garganta—. Yo solía dibujar de niña, y no era mala, también podría ayudarte o... Tu sabes
— Oh.. — la baja asintió, medio ida, pensativa–. Claro, me gustaría, supongo que sería algo lindo.
— No dejarás el trabajo — dijo precavida Mina—. Es tu fuente de ingresos, no puedes dejar tu trabajo, tienes que practicar primero y-
Chaeyoung dió una fuerte risa.
— No. Por supuesto que no. Por más que quiera, no puedo dejar mi trabajo. Sólo sería un hobbie. Mi sueño de ser pintora es totalmente irrealista.
— Yo creo que puedes llegar lejos, mucho más... — Chaeyoung le dió una sutil y corta risa, se acercó a ella, le acarició el mentón, le dió un corto beso en la frente y luego se levantó para irse, dejando a Mina sola en la mesa con el corazón acelerado.
¿Qué es esto? Este sentimiento tan...
— ¿A dónde vas?
— Me iré a bañar... a no ser que quieras tomar una ducha conmigo — sugirió la coreana. Mina se rió nerviosa. Chaeyoung siguió caminando.
Mina la observó como una tonta, totalmente encantada por ella, y estuvo atenta a cada movimiento de su menor, aunque sólo caminaba. Apreció cuando se detuvo abruptamente.
— Sobre ayer... —dijo Chaeyoung de espalda —, discúlpame si dije alguna estupidez.
Se podía decir que tanto Mina como Chaeyoung, ambas disfrutaban de compartir pequeñas cosas juntas, podía volverlas cada vez más cercanas. Estaban acostumbrándose a la compañía de la otra.
Y aún Mina dudaba, ¿Realmente estaba sintiendo algo?
Con el tiempo, él trató de acercarse a ella sin mucho éxito. La paciencia y curiosidad fueron sus amigas al tratar de averiguar porqué la molestaban tanto.
No era como si pudiera preguntarle a cualquier persona. De hecho, se dio cuenta que varios en la institución ni siquiera sabían porque la molestaban... Solo lo hacían para seguir a la multitud.
— Hey Mark —dijeron sus compañeros de clase—. Trajimos cosas de la basura para tirarle a la fea en el recreo ¿Nos acompañas? —dijo uno de ellos como si fuera lo más normal del mundo. Y eso causó algo de enojo por parte del en ese entonces pelinegro.
— No, paso de eso... no me gusta lastimar a los demás. ¿Porque siempre la molestan? ¿Acaso hizo algo en contra de ustedes? — todos se quedaron callados.
Nadie se metía con él, no era porque fuera popular ni mucho menos, pero tampoco pasaba desapercibido. Mark sólo era un estudiante más en aquella institución.
Caminó por los pasillos en busca de ella sin que nadie lo supiera, ubicarla a veces era fácil, ya que seguía los leves sollozos que esta emanaba, otras veces, simplemente iba cerca de donde estaban las risas burlonas. Siempre esperaba a que todos se fueran y la dejaran en paz para poder acercarse un poco a ella.
Siempre fue un cobarde, no tenía el valor para evitar que le hicieran daño. Por más que quisiera tener el valor de evitar una de esas injusticias, el temor siempre fue su peor enemigo.
Temía tener la misma suerte que Myoui Mina.
— Te traje un paño para que puedas limpiarte — lo extendió hacía ella.
— ¡¿Porque siempre me sigues?! Estoy muy cansada —dijo con algo de histeria, cada día estaba más débil.
— Solo quiero ayudarte.
— Quieres ayudarme pero no haces nada, te he visto Mark — no era mal agradecida, ni odiosa, ella... Tenía razón. Nunca hacía nada por ayudarla—, no puedes ayudarme. Nadie puede hacerlo, además ¿Qué ganarías con eso? Tal vez todos empiecen a tratarte como una cucaracha a la que pueden pisotear cuando quieran. Será mejor si te vas
Ignorando todo lo que dijo se atrevió a decir
— ¿Por qué aún sigues estudiando aquí? Si todos te tratan tan mal... ¿Por qué simplemente no te vas? No lo mal interpretes — Mark se recostó en la pared —. Si yo fuera tú no aguantaría mucho al lado de esos salvajes. Y ya llevas casi dos años en esto.
— No puedo... — finalmente ella aceptó el paño y se limpió la cara—. Quién paga mis estudios es mi tía y ella trabaja en Japón. Yo sé que ella se esfuerza mucho por mí, porque me quiere, y quería que yo estuviera en un buen lugar para cuando entrara a la universidad yo tuviera más oportunidades — fue la primera vez que Mina hablaba más de dos frases, le estaba contando algo de su vida y Mark ponía atención—. Mi familia es muy pobre, y eso es claro para todos aquí... No encajo. Al parecer.. No estoy a su altura.
— Son millonarios...— comenzó Mark a hablar—. Pueden hacer lo que les da la gana, nadie les dirá nada, sus familias son importantes e influyentes por eso ni siquiera los profesores hacen algo por defenderte. Si lo hacen... Ellos podrían perder sus trabajos.
— Lo sé... — dijo con tristeza — Por eso quiero que todo esto termine, ahorrar mucho dinero e irme a otro país. Tal vez en otro lugar, las cosas sean diferentes.
— Muy buena suerte con eso.
— Puedo preguntar algo... — dijo ella tímidamente. Buscó la mirada de Mark y este movió la cabeza en aprobación —. ¿Y tú? También estudias aquí pero, no eres como ellos.
Mark se lamió los labios, nervioso.
— Yo no... No soy pobre. Pero tampoco soy rico, no cómo nuestros queridos compañeros — dijo sarcástico—, Supongo que el dinero no me ha comido la cabeza.
— Entonces... ¿Crees que el dinero es el culpable de hacerte mala persona?
— El poder. El poder que te da ser una persona importante. Eso te otorga el dinero
Mina le iba a entregar el paño pero estaba algo... Sucio, por la basura que le habían tirado
en el recreo.
— Te lo daré mañana. Lavado.
Después de esa conversación, siempre volvían a encontrarse al finalizar las clases, conversaban un rato y luego seguían sus rumbos. Mark se dió cuenta que ella, era realmente una buena persona, tal vez un poco inocente al creer que un día todo mejoraría. Los pronósticos nunca fueron buenos.
Un día, el último año de colegio, Mark se iba a retirar después de conversar un poco con ella pero recordó algo... ya casi finalizaban el curso.
— Oye Mina... ¿Irás a la fiesta de fin de año? —ella sonrió pero negó con la cabeza.
— No tengo dinero para comprar un vestido. Además, tampoco creo que alguien quiera estar conmigo. Solo seré un estorbo — ella miró la hora en su celular—, debo irme.
— Tía... ¿Qué haces aquí?
— Me dieron unos días libre — rió ella, se acercó a su sobrina pero se detuvo haciendo una mueca—, Mina... ¿Qué te pasó en el brazo?— la tomó un poco brusco, y luego vió su rostro y la agarró del mentón—. ¿Qué te pasó en el rostro? ¿Alguien te está pegando? ¡¿Tu padre te está pegando?!
— ¡No! — dijo a la defensiva —. No... —volvió a repetir suavemente—. Nadie me molesta, solo me caí por las escaleras en el colegio. Pero estoy bien —sonrió. Su tía asintió no muy convencida.
— ¿Cómo están tus padres? Llegué y no los veo por ninguna parte — ya estaba esperando la
respuesta de su amada sobrina—. Por suerte tengo las llaves.
— Bueno mamá... No lo sé, tal vez buscando algún lugar donde trabajar. Y papá... Bueno, ya sabes, debe estar en algún bar...
— ¿Aún sigue con eso? — si pudiera llevarse a su sobrina con ella lo haría...
— Sí, él empeora cada vez más, a veces ni siquiera llega y cuando aparece suelen discutir bastante.
— Vaya padres te tocaron, no sé cómo mi hermana pudo escoger un hombre como él... No te molestes — Mina negó con la cabeza, era la verdad.
Su tía la abrazó cuando estaban sentadas en el sillón. Y Mina por esos momentos cuando estaba con su tía, que era como una madre para ella, era feliz.
El timbre sonó llamando la atención de ambas
— Iré yo, tal vez sea tu mamá
Cuando ella volvió a la sala tenía una caja en
sus manos.
— Dice que es para ti ¿Es un regalo? ¿Qué es?¡Ábrelo! —dijo ansiosa. Mina estaba confundida. No había nadie que pudiera enviarle algo — ¿Es algún admirador?
— No lo sé — con cuidado tomó la caja, era algo liviana. En verdad tenía miedo de abrirla, ¿y si era una broma de sus compañeros?. Cuando la abrió sus ojos brillaron ante la tela que había dentro. Lo sacó emocionada, era muy hermoso.
— ¡Es un vestido! — casi grita su tía—. ¿Quién te lo dio? Se ve que es muy caro y ¡mira! — su tía metió las manos en la caja— Hay un juego de collar, aretes y una pulsera. También una carta. ¡Leela!
Mina la tomó y la leyó junto a su tía.
No preguntes de dónde saqué el vestido, solo disfrútalo, es un regalo.
Espero que lo uses en la fiesta, si quieres
venir conmigo, claro.
Mark Tuan.
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