—No te creo —Renjun lo miró con los ojos achicados.

—Es verdad.

—Pues Mickey llegó sano y salvo ayer con Chenle, ¿por qué dices que Jaemin lo tenía y lo perdió?

Jeno se encogió de hombros. —Eso fue lo que dijo.

Ambos intercambiaron miradas, Jeno estaba actuando demasiado raro la mañana de ese día. Estaba callado, su mirada estaba mucho más perdida, se encogía demasiado de hombros y lo más importante, no hablaba de Jaemin como si se estuviera quejando.

—Ok, ¿qué pasa? —Lucas lo miró serio.

—No me pasa nada —lo miró confundido

—¿En serio? —Renjun miró detrás de él — ¡Oh, mira! Na Jaemin está alimentando a una ardilla por allá.

Jeno se giró aburrido, mirando así a Jaemin a unos metros sentado bajo aquel gran árbol, alimentando a una que otra ardilla que camina por ahí, con aquella sonrisa tierna en su rostro.

—¿No es perverso? —Lucas lo imitó, mirando su reacción.

Jeno se giró nuevamente, con aquella mirada perdida.

—Como sea —pasó una mano por su rostro —. Nos vemos luego chicos.

Y se fue, dejándolos solos.

—Algo le pasa —dijo Lucas, mirándolo desaparecer por las puertas traseras.

Renjun asintió estando totalmente de acuerdo.

꒰♡꒱

Jeno metía y sacaba los libros de su casillero, escuchando el murmullo de los pasillos de fondo. Soltó aire, cerrando el casillero y acomodando la mochila sobre su hombro, cerró el casillero y se dio la vuelta, tropezando con alguien que pasaba por ahí. Tirando todos los libros que la persona llevaba.

—Lo siento... —lo miró bien —Jaemin.

El pelirosa alzó la mirada, sonriendo con timidez.

—Está bien, no importa —agitó la amo quitándole importancia.

Jeno no dijo nada, lo miró desde arriba recogiendo las libretas. Jaemin empezaba a sentirse nervioso ante su mirada, ¿por qué seguía ahí siquiera? El azabache desvió la vista hacia la retaguardia de Jaemin que se movía por el suelo recogiendo los libros, y sin poder evitarlo las imágenes del sábado pasaron ante sus ojos.

Jaemin se levantó, tratando de sostener el montón de libretas entre sus brazos. Miró a Jeno a los ojos sin decir nada. Una libreta cayó y Jeno se agachó a recogerla.

—G-gracias.

—¿A dónde vas con todo eso?

—Nadie quería llevar las libretas a dirección, así que me ofrecí —se encogió de hombros.

Jeno asintió. Mordió su labio y se dio media vuelta, empezando a caminar hacia su siguiente clase.

—¡Ten un buen día! —aceleró el paso cuando escuchó su voz, doblando en el primer pasillo.

Jaemin miró a Jeno alejarse. Aplanó los labios y suspiró. Sí, quizás haya tenido aquella esperanza de que el chico pelinegro lo ayudara con las libretas. Y sí, quizás se haya sentido como un idiota al haberlo creído. ¿Por qué lo haría? No tenía porqué.

Quizás fue tonto ilusionarse por el incidente del sábado.