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Capítulo 7


Triumphant exit
or not?

Sentí algo debajo de mí que impedía que mi rostro chocara contra el suelo, mientras una risa silenciosa, pero inconfundible, resonaba cerca. No necesitaba abrir los ojos para saber que esa risa pertenecía a Harry.

Intenté moverme, pero estaba tan agotada que ni siquiera tenía fuerzas para girarme. Finalmente, cuando mis ojos se adaptaron a la luz, me invadió una ola de vergüenza tan intensa que deseé desaparecer en ese instante.

Estaba prácticamente sobre Willy, quien no parecía molesto en lo absoluto; de hecho, uno de sus brazos descansaba cómodamente sobre mí, impidiéndome levantarme. A nuestro lado, Harry nos observaba con una sonrisa traviesa, acompañada de un movimiento de cejas que no dejaba lugar a dudas sobre lo que estaba pensando.

Negué varias veces con la cabeza, intentando desesperadamente transmitirle que no era lo que parecía, mientras me esforzaba por apartarme de Willy para poder respirar de nuevo. No quería despertarlo, sobre todo después de nuestra escapada nocturna; ambos volvimos tarde y seguramente él estaba tan cansado como yo.

-Deja de reírte -lo señalé acusadoramente con un dedo.

-Va-vale, lo siento -dijo Harry, tratando de controlar su risa-. Al parecer, finalmente mi hermanita mayor consiguió novio.

Mis mejillas se encendieron en un intenso rojo, y negué rápidamente ante lo que acababa de insinuar.

-No estamos saliendo.

-Aún -murmuró Harry, lo suficientemente alto como para que lo escuchara.

-¡Mejor cállate! -exclamé, sintiendo cómo el calor subía por mi rostro.

-Bien, bien -dijo, como si la conversación hubiese terminado, pero luego, por supuesto, no pudo resistirse a añadir-: Solo una cosa, no quiero que hagan nada raro en mi presencia. Que esté traumado desde pequeño no te da derecho a traumarme más.

Le di un par de golpecitos en el brazo, escuchando sus quejidos.

-Juro que si no te callas, te lanzo un "Silencius" y entonces no tendrás más remedio que hacerlo -amenacé, mientras él levantaba las manos en señal de rendición.

-Espera. ¿Ya tienes tu varita? -preguntó Harry, notando por fin el objeto en mis manos.

Asentí, mostrándosela con una pequeña sonrisa de triunfo.

-Fui a buscarla anoche, mientras dormías. La encontré en la habitación.

-Es una suerte que siguiera allí. Con esos monstruos rondando por aquí, nunca se sabe lo que podrían haber hecho.

Tenía razón. Había llegado a pensar que nunca la volvería a ver. No me preocupaba tanto que alguien la encontrara, ya que un muggle no podría usarla ni aunque lo intentara, pero igual me aterraba la idea de perderla para siempre.

De repente, unos golpes fuertes en la puerta me hicieron sobresaltarme, despertando también a Willy, quien miró a su alrededor confuso antes de darse cuenta de lo que sucedía.

-¡Por su bien, les recomiendo que se levanten! -gritó una muy enfadada señora Fregoso.

Sin responderle, todos nos apresuramos a recoger nuestras cosas y salir de allí corriendo.

Mientras nos dirigíamos a nuestro siguiente destino, un pensamiento me cruzó la mente. ¿No se llevaría a cabo el plan hoy? Willy no me había dicho nada al respecto.

-Hey, Willy -lo llamé, captando su atención-. ¿Qué debemos hacer nosotros?

Él pareció meditarlo por unos segundos antes de contestar con simpleza:

-Vengan conmigo.

Seguimos a Willy hasta encontrarnos con Lejía, quien hacía sonar un silbato mientras revisaba una lista con nuestros nombres. Todos pasamos sin problemas, pero al llegar el turno de Willy, este se detuvo frente al hombre justo cuando una iracunda Fregoso lo llamaba desde algún lugar del establecimiento.

Me acerqué a él, confundida, y me coloqué a su lado, esperando ver qué ocurría. Willy me guiñó un ojo, indicándome que le siguiera el juego.

-¡Lejía, se volvió a tapar el baño! -gruñía Fregoso, su voz llena de exasperación.

-Ah, wow, el inconfundible sonido del amor -murmuró Willy, fingiendo desinterés.

-¿El qué? -preguntó Lejía, desconcertado.

-¿No lo notaste? -intervine, sabiendo exactamente lo que Willy intentaba-. Es obvio.

-¿Qué es obvio? -insistió el robusto hombre.

-Está completamente enamorada de ti -afirmó Willy con total seguridad, mientras yo asentía con la misma convicción.

Lejía nos miró con suspicacia, intentando averiguar si se trataba de una broma, pero parecía que nuestras caras serias lo convencieron.

-¿Dicen que la señora Fregoso está enamorada de mí?

-Perdidamente -confirmé.

-Y cómo no, ¿te has visto? Eres un hombretón. Solo necesitas arreglarte un poco, comprarte ropa... darte un buen baño -añadió Willy, enfatizando lo último, ya que era evidente que el hombre no había tocado agua en años.

-¿Sabes lo que dicen, verdad? -pregunté, preparando el terreno para nuestra salida.

-¿Qué dicen? -preguntó Lejía, inclinándose hacia nosotros.

-Pierde un tornillo con un tobillo, le dará cosquillas por las rodillas, pero si la quieres ver suspirar... el muslo hay que mostrar -recité, sin saber de dónde había sacado la imaginación para semejante tontería, pero funcionó. Lejía pareció satisfecho con la explicación.

Ambos nos miramos con sonrisas de triunfo y regresamos al interior para continuar con el plan.

-Solo queda esperar a que Noodle cumpla con su parte -dije, sintiendo una extraña confianza en la pequeña. Sabía que era lista y capaz de lograrlo.

-Seguro que sí. Es una niña muy astuta -respondió Willy.

El ambiente se llenó de una mezcla de canciones y actividad frenética mientras todos realizaban sus tareas. Willy nos hizo una señal, y lo seguimos mientras él llenaba un carrito con varias cosas. Los demás lo miraban con curiosidad, y nosotros no éramos la excepción.

Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi que agarraba la escalera que estaba usando la señorita Lottie. Respiré aliviada cuando Piper ayudó a Lottie a bajar a tiempo.

Este chico era un caso aparte.

-Perrito que en ocasión, te muerde el pantalón -cantó Willy, atrayendo al perro de Lejía, que pronto quedó entretenido con un pedazo de tela.

Finalmente, llegamos a nuestro puesto, donde Willy comenzó a ensamblar una extraña máquina con las cosas que había recogido. Los demás irrumpieron en la habitación, quedando estupefactos ante el artilugio.

-Damas y caballeros, les presento una nueva máquina de mi creación: una innovación en la lavación -anunció con orgullo, aunque no estaba segura de que esa palabra existiera.

-La-var -coreamos todos, aún sorprendidos por la ingeniosa idea.

-Respóndanme algo -dijo Willy, aunque no nos dio tiempo de responder-. ¿Qué le gustaría a Tiddles hacer todo el día? Perseguir carteros, obvio. ¿Y yo qué tengo que hacer todo el día, compañeros lavadores? ¡Díganlo!

-La-var -contestamos todos al unísono.

-¡Pero ahora! ¡Con la impresionadora, lavadora, vaciadora de Willy Wonka! Por favor, no me pidan repetirlo -dijo, provocando nuestras risas-. Tiddles puede correr, y yo me puedo distraer.

Uno de los carritos, ya lleno de ropa limpia, rodó en dirección a los demás, y Willy salió de allí con nosotros pisándole los talones.

-Solo saldremos un momentito -dijo, permitiendo que Harry y yo subiéramos al conducto de la ropa limpia antes de seguirnos-. Volveremos antes de que pasen lista.

Cuando llegamos a la cima del conducto, Willy nos pasó unos sacos, mirándonos con una expresión de urgencia.

-¿Para qué son? -comencé a preguntar, pero él ya estaba respondiendo.

-Solo entren, ya casi llegamos arriba.

Aunque íbamos un poco apretados siendo tres, logramos subir sin problemas.

Cuando la puerta se abrió, escuché cómo alguien saltaba hacia una carretilla sujetada por Noodle.

-Salten -susurró Willy.

Un quejido se escapó de mis labios cuando mi hermano cayó sobre mí. No quería ni imaginar cómo debía estar Willy, soportando el peso de ambos.

Escuché varias voces, que pude identificar como las de la señora Fregoso y Lejía, y luego una ráfaga de aire frío nos golpeó de lleno.

Eso solo significaba una cosa...

La primera parte del plan estaba completa, y habíamos logrado salir de allí.

Holaaaa, que tal??
Lo sé, lo sé, sé que llevo dos días sin subir cap y la verdad es que yo quise, pero ya que se acerca el instituto tenía que terminar unas cosas y por eso no pude, pero que no les quepa duda de que publicaré los que debía.
Espero les haya gustado.
Se despide Julia Black

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