Capítulo 3
A new magician...
or is he just a chocolatier?
A decir verdad, no había podido dormir en toda la noche. Los gritos de la señora Fregoso, dirigidos a personas cuya existencia me era desconocida, me mantuvieron despierta, llenando el silencio con un eco inquietante. Harry, en cambio, no parecía haber tenido el mismo problema; sus ronquidos resonaron por toda la habitación, inquebrantables, mientras yo luchaba contra el insomnio.
Miré el reloj sobre la cama, sus agujas marcaban apenas las ocho. No quería despertar a mi hermano, así que decidí que lo mejor sería salir a dar una vuelta. Tal vez caminar un poco ayudaría a calmar mi mente, o al menos, me distraería de los ruidos que aún resonaban en mi cabeza.
Me deslicé fuera de la cama con cuidado, tratando de no hacer demasiado ruido en el suelo de madera que crujía bajo cada paso. La antigüedad del lugar se hacía evidente en cada crujido, como si la casa misma protestara por cada movimiento.
El local estaba sumido en un extraño silencio. Todo se encontraba apagado, y no había señales de vida por ninguna parte. La atmósfera cargada de quietud me inquietaba. Extraño, pensé mientras continuaba avanzando, observando cómo las paredes sucias y la pintura desgastada revelaban años de abandono. Los muebles, golpeados y con cicatrices de tiempo, contaban historias de un lugar que alguna vez tuvo mejor fortuna.
De repente, el sonido de pasos rompió el silencio, helándome la sangre. Sin saber qué hacer, corrí hacia el escondite donde había visto a Noodle horas antes, convencida de que allí estaría segura. Aparté algunas cosas y me agaché detrás de unas cajas, rezando para no ser descubierta.
-No puedo creerlo-la voz de la señora Fregoso resonó en el aire, furiosa-. Estos imbéciles no saben hacer una tarea bien-refunfuñaba mientras sus pasos firmes retumbaban en el suelo.
-Señora Fregoso, no se altere. Mañana les daré su merecido... ya sabe, podría encerrarlos como castigo -sugirió Lejía, su tono sibilante me puso la piel de gallina.
-Será mejor que lo hagas, -respondió ella con una amenaza velada en su voz, antes de desaparecer pisoteando el suelo.
Las voces se desvanecieron en la distancia, y finalmente, pude soltar el aire que había estado conteniendo.
-No deberías estar aquí-casi salté del susto al escuchar una voz a mis espaldas-. Lo siento, no quería asustarte, pero si la señora Fregoso te encuentra, no puedo ni imaginar lo que te hará... Aunque, teniendo en cuenta que firmaron el contrato, no sé qué sea peor -Noodle susurraba tan rápido que apenas podía seguirle el ritmo.
-¿Por qué dices eso? -pregunté, intentando controlar mi respiración y entender la situación.
-Será mejor que lo olvides -murmuró, su voz era apenas un hilo, casi inaudible.
-¿Dijiste algo? -insistí, notando su creciente nerviosismo. No quería incomodarla, pero algo en su actitud me decía que sabía más de lo que aparentaba.
-No, nada-se apresuró a negar, desviando la mirada.
-¡Noodle! -una voz cantarina interrumpió la conversación-. Tengo listo tu chocolate-fruncí el ceño al escuchar las palabras que venían de un chico joven.
-¿Quién te llama? -pregunté, confundida.
-Ah, Noodle, aquí estás -la puerta se abrió, revelando a un joven de cabello rizado y alborotado, con un aire que oscilaba entre lo cómico y lo extraño. Sostenía un tarro lleno de chocolatinas y vestía de manera peculiar, como si no perteneciera a este tiempo o lugar.
Aunque, ¿a quién engaño? Desde que entré a Hogwarts, mi noción de lo que es "extraño" había cambiado radicalmente. Después de todo, ¿quién podría ser más extraño que Dumbledore, con su obsesión por los caramelos de limón? Ese hombre era, sin duda, el ser más peculiar que había conocido en mi vida.
-¿Quién eres? -pregunté, todavía intentando procesar la situación.
-Yo, señorita, soy Willy Wonka -respondió, apartando el tarro para hacer una reverencia teatral-. Mago, inventor y chocolatero, a su servicio -concluyó, enderezándose con una sonrisa.
-¿Mago?-mi emoción era palpable. ¿Acaso acababa de encontrar a alguien que pudiera ayudarnos?
-Así es -afirmó, inflando el pecho con orgullo.
-Entonces... ¿Vas a Hogwarts? -pregunté con esperanza, pero noté que su expresión cambiaba a confusión.
-¿Hogwarts?
-Sí, ¿o eres de Beauxbatons? -negué al ver su expresión en blanco-. ¿De Durmstrang? ¿Ilvermorny? -seguí mencionando las diferentes escuelas de magia, pero él continuaba negando con la cabeza-. Si no eres de ninguna de esas, ¿de dónde eres?
-No sé a qué te refieres -su confusión era evidente, y en ese momento, supe que estaba mintiendo. No era un mago de verdad.
Probablemente solo era uno de esos magos muggles, los que hacen trucos de cartas o sacan conejos de sombreros para divertir a los niños. Siempre me han dado un poco de repelús, con sus trajes exagerados y narices puntiagudas. Me parecen un insulto para los verdaderos magos y brujas.
-Olvídalo -respondí, restando importancia a mi decepción-. Soy Ada, Ada Potter -extendí mi mano para saludar, pero lo único que recibí fue un extraño y rápido apretón.
-¿Qué hacen aquí? -preguntó, sin esperar respuesta antes de continuar-. Deberíamos volver, creo que tengo una idea. -Sus palabras eran una ráfaga de pensamientos que no terminaban de conectar-. Fue un placer, señorita Potter, pero debemos irnos. ¡Nos veremos mañana! -se despidió rápidamente, saliendo del lugar con Noodle a su lado.
Era extraño... pero encantador.
Holaas, ¿Cómo están? Espero que bien
Acá les dejo un nuevo capítulo.
Realmente me estoy esforzando para publicar caps todos los días, ya que esta historia será larga.
Espero lo hayan disfrutado.
Muchas gracias por el apoyo<33
Se despide Julia Black
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