Capítulo 11
The resurrection of Voldemort
La oscuridad cubría las calles como un manto espeso, y el único sonido que rompía el silencio era el eco de nuestras pisadas apresuradas. Nos dirigíamos a la lavandería, conscientes de que debíamos llegar antes del recuento. Sin embargo, no habíamos anticipado que el zoológico estaría tan lejos, ni mucho menos que terminaríamos allí en primer lugar.
Noodle lideraba el grupo, avanzando con determinación, ya que era la única que conocía el camino. Su orientación era infinitamente más fiable que la de Willy. A cada paso, sentía cómo el aliento comenzaba a escaparse de mis pulmones, pero detenerme no era una opción. Un castigo seguro nos aguardaba si no volvíamos a tiempo, así que me obligué a seguir, manteniendo en mente que si lográramos llegar y Wonka hacía sus chocolates, podríamos regresar pronto a Hogwarts.
Un gemido detrás de mí me hizo girar. Encontré a mi hermano, Harry, apoyado en un muro cercano, con la mano presionando su frente.
-¡Harry!-corrí hacia él, con una preocupación palpable marcando cada palabra-. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
Harry negó con la cabeza, un gesto débil antes de deslizarse por la pared hasta quedar sentado en el suelo, aún sujetándose la cabeza.
-...La cicatriz...-murmuró con voz quebrada-. Me arde.
-¡Ada! ¡Harry!-Noodle se giró hacia nosotros, con el ceño fruncido-. No podemos detenernos, si no, no llegaremos a tiempo.
-Seguid sin nosotros. Ya os alcanzaremos-les dije, aunque ambos vacilaron, debatiéndose entre la urgencia y la preocupación.
-No podemos dejaros solos, no sabéis cómo regresar-mencionó Willy, mirándome con su rostro preocupado.
-Encontraremos la manera-insistí-. Ahora, seguid antes de que sea demasiado tarde.
Tras un breve intercambio de miradas, Noodle y Willy continuaron su camino, dejándonos atrás. Me volví hacia mi hermano, que parecía estar luchando contra algo oscuro y desconocido en su mente.
De pronto, un susurro escapó de sus labios, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda.
-¿Qué has dicho?-pregunté, con el corazón latiendo con fuerza, temiendo la respuesta.
-Cedric... está muerto-repitió Harry en un hilo de voz, sumiendo el entorno en un silencio sepulcral.
Cedric Diggory y yo nunca fuimos amigos cercanos, pero habíamos compartido varias clases y momentos en Hogwarts. Saber que estaba muerto me golpeó con una fuerza inesperada, dejándome aturdida.
-Eso es imposible-balbuceé-. ¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Voldemort-Harry pronunció el nombre en un susurro mortal-. Él lo hizo, y de alguna manera, me contactó a través de la cicatriz.
Las palabras de mi hermano, llenas de terror, fueron suficientes para que un mareo me invadiera. Me desplomé junto a él, aún con aquellas palabras grabadas en mi mente.
-Ni siquiera estamos en Hogwarts-murmuré, casi para mí misma-. ¿Cómo es posible que ese monstruo haya logrado contactarte? Esto está fuera de control...-Cada palabra escapaba de mis labios con desesperación.
La situación era insostenible: la extraña prueba del cáliz, nuestra presencia en este lugar, la muerte de Cedric, y la resurrección de Voldemort. Todo se acumulaba sin que supiéramos cómo manejarlo.
"Definitivamente no tendríamos un año en paz"
Suspiré cansada y me incorporé, tendiéndole la mano a mi hermano para ayudarlo a levantarse.
-Debemos regresar antes de que sea más tarde. Ya hablaremos de esto luego.
-¿Pero cómo lo haremos?-preguntó Harry, con confusión plasmada en su voz-. Aún queda un largo camino y tenemos solo cinco minutos antes del recuento.
-Fácil-dije con una sonrisa, intentando tranquilizarlo-. Solo agárrate a mi brazo.
Harry me miró con incertidumbre, pero obedeció. Tan pronto como su mano se aferró a mi brazo, una fuerza nos envolvió, transportándonos en un torbellino hacia nuestro destino.
Estaba acostumbrada a la aparición, pero sabía que Harry no lo estaba. Sabía que en cuanto llegáramos, el mareo lo dominaría, como me había ocurrido tantas veces durante mis prácticas en la Sala de los Menesteres. Pero no había tiempo para preocuparse por eso ahora. La presión de la aparición comenzó a disminuir, señal de que ya habíamos llegado.
Como había anticipado, apenas tocó el suelo, Harry corrió a una esquina, completamente mareado. No pude evitar soltar una pequeña risa, comprendiendo perfectamente lo que sentía.
-Te acostumbrarás después de unos cuantos viajes-dije, mientras lo ayudaba a ponerse de pie. Sin esperar una respuesta, le hice un gesto para que nos reuniéramos con Noodle, quien nos esperaba con el rostro lleno de preocupación.
-¿Dónde estabais?-demandó, sin esperar respuesta mientras sacaba unos sacos de la carretilla y nos los pasaba-. Ya casi van a hacer el recuento.
Nos deslizamos dentro de los sacos, escuchando el quejido ahogado de Willy, aplastado al fondo de la carretilla. El vehículo comenzó a moverse, deteniéndose solo unos segundos después.
-Salten. Ahora os veo abajo-indicó Noodle, abriendo una trampilla que daba a la lavandería.
Fui la primera en saltar, soltando un grito cuando caí, seguido de un quejido cuando dos cuerpos aterrizaron sobre el mío.
-¡Auch!-me quejé, sintiendo cómo alguien me ayudaba a incorporarme y a liberarme del saco.
-Lo siento, debí saltar primero-se disculpó Willy, visiblemente apenado.
Le resté importancia mientras me frotaba la espalda.
-Chicos Potter y Wonka, gracias por acompañarnos-dijo Abacus con un suspiro de alivio.
-¿Llegamos a tiempo?-preguntó Willy con preocupación en su rostro.
-Por poco, pero sí-comenzó Abacus, pero fue interrumpido por las preguntas rápidas de Willy.
-¿Tiddles sigue trabajando?
-Sí, y ha sido muy eficiente. La productividad ha aumentado un treinta por ciento-respondió Abacus, con un tono que mezclaba aprobación y sorpresa.
De repente, un gran perro entró corriendo, abalanzándose sobre mí en busca de caricias.
-Hola, pequeño. Me han dicho que te has portado muy bien-le susurré, mientras acariciaba sus orejas.
Después de eso, el perro siguió su camino, y volví a centrarme en la conversación.
-¿Por qué huelen a jirafa?-preguntó Piper, levantando una ceja.
-Creo que les debo una explicación...-empezó Willy, con una sonrisa enigmática-. La verdad es que soy chocolatero.
Los demás lo miraron con curiosidad.
-Es un gran chocolatero-intervine, con un tono enfático.
-Nah... Ada me está echando porras, pero es cierto, son exquisitos-respondió, restándole importancia.
-El plan era vender chocolates para pagarle a Fregoso-interrumpió Noodle, que acababa de aparecer en la lavandería-. O al menos ese era el plan hasta que...
-Déjenme adivinar-dijo Abacus-, tuvieron un encuentro con el jefe de la policía.
Estuve a punto de intervenir, ya que eso no era exactamente lo que había sucedido, pero Willy habló primero.
-¿Cómo lo has sabido?
Yo lo miré confundida y, al notar mi expresión, Noodle se acercó para explicarme.
-Nos encontramos con la policía viniendo hacia aquí, y vosotros no estabais-explicó, y la sorpresa en mi rostro fue evidente.
Había vuelto a perderme parte de la conversación, pero intenté concentrarme cuando Abacus concluyó su relato.
-¿Estás diciendo que esos hombres llevan años compinchados para hacerse ricos a base del chocolate, almacenándolo todo en una bóveda secreta bajo la catedral?-preguntó Harry, quien aparentemente había seguido la historia.
Abacus asintió.
-¿Y qué vamos a hacer al respecto?-pregunté.
Antes de que alguien pudiera responder, la voz de la señora Fregoso resonó a través de las paredes, llamándonos para el recuento.
Tendríamos que discutirlo más tarde.
(...)
Harry y yo estábamos en la habitación de Wonka, intentando dormir. No nos habían asignado una propia desde que llegamos, así que nos habíamos acostumbrado a compartir el espacio con él. Willy llevaba un rato hablando con Noodle sobre una deuda o algo similar que no lograba entender. No prestaba atención, hasta que escuché a Willy mencionar la palabra "mago".
-Siempre que aparezca la policía, tendrás que esfumarte en el aire-dijo Noodle, con un tono sombrío.
-Como un mago-respondió Willy, captando por completo mi atención.
-¡Exacto!-exclamó Noodle, animándose.
-Pero no es tan fácil, esto no es como en una función, no podemos hacer simples trucos de magia para confundirlos -murmuró Willy con voz cargada de desilusión. La chispa de esperanza que había encendido su rostro minutos antes parecía apagarse lentamente, como si ya no viera una salida posible.
-Sí que lo es -interrumpí, haciendo que todos me miraran de inmediato-. Creo que ha llegado el momento de que lo sepan.
-Ada... -La advertencia en la voz de Harry era evidente, sabía que estaba preocupado, pero yo sabía lo que hacía.
-No va a pasar nada, Harry -le aseguré, manteniendo mi mirada fija en la suya, intentando calmar sus temores-. Ni siquiera volveremos a verlos. Además, no me creo que Wonka sea un simple Muggle. Sé que no es un mago, pero... tú ya me entiendes -añadí, recordando las extrañas cosas que habían sucedido desde que lo habíamos conocido. Harry asintió levemente, aunque la preocupación no desapareció por completo de su rostro.
Me levanté y caminé hacia la esquina donde se encontraba una pequeña mesita. De ella saqué mi varita, aquel objeto que había sido mi compañera inseparable desde el primer día en Hogwarts. La sujeté con firmeza y me volví hacia los demás.
-¿Aún sigues guardando ese palo? -preguntó Willy con el ceño fruncido, claramente desconcertado. Sonreí ante su confusión.
-No es un simple palo. Es una varita -dije con suavidad, pero con la firmeza necesaria para que entendieran la importancia de mis palabras. La habitación quedó en silencio, y las miradas de Willy y Noodle se posaron en la varita con una mezcla de sorpresa y escepticismo.
-Mi hermano y yo somos magos -comencé a explicar-. Venimos de una escuela llamada Hogwarts, donde nos enseñan a ser magos y brujas de verdad. Es como una escuela normal, pero de magia -añadí, observando cómo sus expresiones cambiaban de la incredulidad a la fascinación. Sabía que estaban asimilando lo que acababan de escuchar, una verdad que alteraba su comprensión del mundo.
-Llegamos aquí por algo que aún no comprendemos -continué-. Pero ese no es el punto. Lo importante es que puedo ayudar. Por desgracia, Harry no encuentra su varita, pero yo aún tengo la mía, y les aseguro que será de gran utilidad.
El silencio se hizo más profundo, cargado de un asombro palpable. Era como si el tiempo se hubiera detenido mientras procesaban la realidad que acababa de desplegarse ante ellos.
-Yo te creo -dijo Willy finalmente, sus palabras fueron un reflejo de las que yo misma le había dicho tiempo atrás, cuando me habló de aquel hombrecillo naranja que robaba sus chocolates. Su sonrisa, aunque pequeña, fue cálida y genuina, y sentí como mi corazón comenzaba a latir con intensidad.
-Yo también -añadió Noodle desde su habitación con su voz llena de una confianza renovada.
Harry, que había permanecido en silencio, finalmente intervino con un tono más firme de lo que esperaba.
-Y bien, ¿cuál es el plan?
Tomé aire, sintiendo la atención de los tres concentrada en mí. El peso de la responsabilidad era tangible, pero también lo era la oportunidad de marcar la diferencia.
-Este es el plan... -comencé a narrar.
Holaa, como están?
Después de tanto tiempo, me digno en aparecer y publicar cap JASJAJS espero que os gusteee<3
Sinceramente me ha gustado mucho y además ha hecho que nuevas ideas lleguen a mi mente así que, probablemente tengan capítulos más seguido❤️
No olviden votar y comentar porfa, que ya saben que me ayuda mucho<3
Sin más que decir
Se despide Julia Black
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