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Día 5: Dos extraños en un bar

Shipp: Defteros x Cid

Universo de The Lost Canvas.// Lime.

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La traición y muerte de su hermano, su ascenso a Santo de Géminis y todos los deberes que ello implicaba, que ahora todos en el santuario supieran de su existencia...

Habían pasado tantas cosas en su vida en tan poco tiempo, que le estaba siendo casi imposible asimilar todo. Hasta hace un par de meses, su única conexión con el mundo, además de su hermano, era Asmita. Jamás se había atrevido a salir de su escondite en las sombras, y ahora no sabía qué hacer.

Prefería aislarse en aquel volcán, apartado de todos, y no acercarse al Santuario, en especial a las 12 casas, a menos que no tuviera opción. Y esa fue una de esas contadas ocasiones, al recibir un citatorio del Patriarca, diciendo que Athena quería hablar con él.

Aún sin voluntad alguna, fue y se reportó, pero el pontífice estuvo ocupado y lo tuvo esperando todo el bendito día, solo para decirle que Athena se encontraba agotada y la reunión sería al otro día.

¡Genial!, simplemente genial. Ahora no tenía más opción que quedarse en el Santuario a pasar la noche, pero el templo de Géminis definitivamente no estaba en su lista de opciones.

Asmita le ofreció quedarse en su templo, pero decidió rechazar la oferta. Sabía de la... Peculiar, por llamarla de algún modo, relación que el custodio de Virgo sostenía con el de Escorpio.

Asmita siempre recalcaba que su relación con Kardia era estrictamente sexual y nada más. Solo se veían para liberar tensión, pero no había vínculo ni compromiso alguno entre ambos... Sí, claro. Cómo si no hubiera visto como Kardia se derretía por su amigo, y Asmita por él. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces hablaban de cualquier tema al azar, y de la nada, Asmita terminaba relacionando algo con Kardia y hablando horas de él.

No le molestaba que Asmita estuviera con alguien, al contrario. Lo consideraba un amigo, su mejor y único amigo, y le alegraba que se diera una oportunidad de ser felíz con alguien. Pero no podía evitar sentirse incómodo al ser consciente de la relación, y prefirió no ser el mal tercio.

Al final, decidió que no necesitaba un techo, la naturaleza era su hogar en la Isla Kanon, encontraría un lugar para pasar la noche. No era exigente, una cueva le bastaba.

Sí, su plan era simple y prácticamente perfecto. Pero Asmita le pidió un favor que frustró sus planes de tranquilidad en aislamiento.

Así fue como terminó acompañando a su amigo a la taberna del pueblo, dónde Asmita localizó de inmediato con su cosmos a quién habían ido a buscar.

No quiso involucrarse en lo que fuese que hablaran esos dos, así que les dió su espacio y fue hasta la barra. Y vaya sorpresa que se llevó ahí.

Al parecer, Kardia no fue el único Santo dorado que había ido a tomar unos tragos esa noche. El custodio de Capricornio también estaba ahí, sentado en la barra, con un tarro de quién sabe qué bebida en la mano.

El español se percató de su presencia, y Defteros sintió un ligero escalofrío por esa afilada e inerte mirada que se clavó en sus curiosos ojos. Ahora entendía eso de "La curiosidad mató al gato."

De inmediato desvió la mirada, algo intimidado por el frío semblante de Cid, y simplemente se sentó en silencio a un par de asientos de distancia, fingiendo pensar en qué pedir.

- ¿Pasa algo?

Casi da un salto del susto al escuchar esa fría voz a su lado. ¿En qué momento Cid se había levantado y acercado?. Definitivamente, ni siquiera Degel era así de silencioso y gélido.

- No. Nada.- Respondió, igual de arisco que siempre.

No se llevaba mal con Cid, y el peli-negro no le había hecho ni dicho nada malo, pero tampoco habían tenido ningún acercamiento, cómo con Asmita, Degel, Sísifo o incluso Kardia. Eran indiferentes uno del otro prácticamente.

Cid no insistió y solo se sentó en el asiento a su lado, para continuar tomando su bebida.

Defteros se quedó en silencio, pero el ambiente se sentía pesado. Cid no decía nada, ni siquiera le dirigía la mirada y parecía concentrado en su vaso, pero el silencio era incómodo, y terminó hablando.

- ¿Por qué pensaste que pasaba algo?

Cid pasó tranquilamente el trago que tenía en la boca, y se encogió de hombros.- No pareces alguien que frecuente este tipo de lugares.- Respondió.- Supuse que el Patriarca me había mandado a llamar o algo así.

- No estoy aquí por gusto, solo acompañé a Asmita.

- ¿Asmita de Virgo?- Cuestionó el azabache, enarcando una ceja.

- Vino a buscar a Kardia.- Aclaró Defteros, empezando a ponerse nervioso.- Tú tampoco pareces alguien que acostumbre visitar este tipo de lugares y aquí estás.

Cid volvió a encogerse de hombros, dándole otro sorbo a su vaso.- No soy una estatua, también tengo una vida, necesidades y gustos. Y el vino es uno de ellos.- Replicó.- Beber unas copas vez al mes no va a matarme.

- Si tú lo dices...

Defteros intentó buscar con la mirada a Asmita, ahora definitivamente quería salir corriendo de ahí. Pero el lugar estaba a reventar, con todos ya bastante ebrios, haciendo varias estupideces, y le fue imposible localizarlo.

- ¿Quieres probar un poco?

Con un carajo, cómo Cid volviera a decir una sola palabra sin avisar, le iba a provocar un infarto.

- No.- Rechazó el ofrecimiento, mientras seguía tratando de localizar a Asmita, pero ni siquiera con su cosmos lograba comunicarse con él.- No me gustan esas cosas.

Cid giró su vista también, probablemente dándose cuenta de sus intenciones de huída.

- Yo en tu lugar no me preocuparía tanto. Asmita es perfectamente capaz de cuidarse sólo.- Mencionó el peli-negro.

- Sé que puede cuidarse sólo, pero vino hasta aquí por un asunto importante para él y no pienso dejarlo sólo.

- Pues creo que el "asunto" lo ocupó más de lo previsto, y quizás por ahora no quiera chaperón.- Comentó el guardián de Capricornio, llenando de nuevo su vaso con vino.- Así que mejor vuelve a las doce casas a descansar, o ponte cómodo para esperarlo por unas cuantas horas.

Defteros no pudo evitar apretar los labios, para finalmente suspirar derrotado. Cid tenía razón, Asmita seguro estaba demasiado ocupado con Kardia en sus cosas. Pero conocía el temperamento y personalidad de su amigo, e irse y dejarlo ahí sólo, con el riesgo de que la conversación con Escorpio saliera mal, o Kardia lo sorprendiera en sus cinco minutos explosivos, no era buena idea.

Sin más remedio, recargó sus brazos en la barra y después apoyó su cabeza en ellos. Iban a ser unas largas horas.

Solo pensaba en todos los escenarios donde Asmita terminaría extremadamente felíz o llorando hasta secarse. Y también en dónde Kardia terminaba a salvo, o sin al menos uno de sus sentidos. Cuando un vaso con un líquido rojizo enfrente de él lo sorprendió.

- Yo invito esta vez.- Dijo Cid, manteniendo su expresión indescifrable.- Sé que no somos grandes amigos, pero Sísifo me ha hablado un poco de tí y no pareces una mala persona.

- Creí que no te agradaba.

- Si tuviera una moneda por cada vez que me han dicho eso...- Comentó con una ligera y muy tenue sonrisa Cid.- No me gusta hablar más de lo necesario, es todo.

Defteros miró a Cid, después el vaso, volvió a tratar de ubicar a Asmita sin éxito, y finalmente, devolvió su vista al vaso.

No tenía nada qué perder, y además ¿qué tan mala podría ser aquella bebida?

Decidió darle un trago, pero casi al instante escupió todo al sentir el horrible ardor en su garganta. Y en ese momento casi podría jurar que vió a Cid disimular una sonrisa, dándole un trago a su vaso.

- Así no se toma.- Mencionó, relajando un poco su expresión.- Respira profundo, retén en aire, da el trago, pásalo, y hasta entonces suelta el aire.- Explicó, mostrando el proceso.

Defteros dudó por unos segundos, pero por curiosidad decidió volverlo a intentar, ésta vez siguiendo las instrucciones de su colega.

No fue la sensación más agradable de su vida, pero al menos no sintió como si estuviera bebiendo fuego.

- Lleva un poco de tiempo acostumbrarse a la sensación, no te sientas mal si no lo soportas a la primera.- Habló Cid, y siguió bebiendo su vino.

A Defteros le sorprendió ver cómo Cid parecía beberse eso como si fuera agua, sin hacer un solo gesto. Más bien, ahora que lo pensaba, jamás lo había visto sonreír, reírse, o mostrar alguna emoción en general. Ni siquiera sabía si acaso disfrutaba aquella bebida, o solo era alguna costumbre suya.

El vaso que Cid le había dado aún seguía casi lleno, tenía varios intentos para agarrarle gusto al vino, además de que no sabía tan horrible. Así que, siguiendo las instrucciones, le dió otro sorbo, y otro, y otro... Hasta que se bebió todo el contenido del vaso.

- Creí que no te había gustado.- Escuchó la voz del español a su lado.

Defteros solo se encogió de hombros, para después limpiarse la comisura de los labios.- No es tan malo.

- ¿Quieres otro?- Le ofreció el capricorniano, mostrando la botella que tenía en su poder.

Defteros, algo tímido, solo asintió, entregando el vaso. Cid tampoco dijo nada, solo sirvió el líquido en el vaso y se lo entregó.

Ambos se dedicaron a compartir la bebida, primero en silencio, pero después de algunos minutos y copas, empezaron a conversar. Primero cosas bastante superficiales, como el clima, el Santuario, la Isla Kanon, y esas cosas. Y después, con el hielo roto, de cosas más personales, cómo habían llegado al Santuario, sus motivaciones para estar en la orden dorada... Hasta que el tema de las relaciones salió a relucir.

- No, no tengo ninguna.- Respondió tranquilamente Capricornio.- Sé que varios tienen sus asuntos, pero yo prefiero mantenerme al margen de todo. ¿Y tú?

- Tampoco.- Respondió el peli-azul, con un ligero calor en las mejillas.- No soy bueno relacionandome con las personas, así que estoy mejor sólo.

- ¿Alguna vez lo intentaste?

- No. El único amigo que tuve por años fue Asmita, y fue él quién buscó acercarse a mí, no yo a él.- Contó, dándole otro trago a su vaso. Ya le había agarrado el gusto al vino, incluído el ardor en la garganta.- ¿Y tú?

- Es una larga historia.- Mencionó, y Defteros se dió cuenta de cómo su expresión cambió un poco por unos segundos, dejando entrever algo de tristeza en su mirada.- Tampoco soy muy bueno interactuando con otras personas. Cómo Asmita contigo, fue ella quién buscó acercarse a mí, pero yo jamás admití que la veía con otros ojos... En fin, el pasado ya quedó atrás. Ella está descansando en paz, y yo estoy aquí para cumplir un deber.

- ¿No hubo nadie después de esa chica?

- Decir que no sería una mentira.- Admitió Cid.- Pero nada importante, solo encuentros de una noche y nada más. La única excepción a la regla fue Sísifo, pero las cosas no funcionaron y hace un par de años decidimos que estábamos mejor siendo solo amigos.

- ¿Sísifo?- Preguntó Defteros, soltando una pequeña risa, captando la atención de Cid.- Lo siento. Es solo que es... Curioso.- Añadió, y Cid solo enarcó una ceja.- Es que... Sísifo es la persona más expresiva que conozco, y tú... Bueno, creo que tú y yo no somos tan diferentes.

- Lo sé. Es un buen hombre, pero no estamos hechos el uno para el otro, al menos no de esa forma.- Sonrió levemente el azabache.- En fin. Quizás sea mejor que vuelvas a las doce casas, Asmita seguramente ya se fue.

Defteros giró a ver alrededor, ¿en qué momento la cantidad de gente en el bar había disminuido tanto?. Al menos ya todos los que quedaban estaban sentados en alguna mesa o en la barra. Las luces eran bastante tenues, y en los rincones dónde no llegaba la luz se escuchaban ruidos algo comprometedores. Pero lo mismo, ni rastro de Asmita o Kardia.

Solo suspiró y asintió. Asmita ya debía haberse ido, y si por alguna razón seguía en el bar... Definitivamente no quería ir a buscarlo a las zonas oscuras.

Le agradeció a Cid por el vino, e intentó ponerse de pie, pero apenas se levantó de la silla, se tambaleó.

- ¿Estás bien?- Preguntó Cid, que logró sostenerlo.

- Eso creo.- Respondió, sintiendo un leve calor en el rostro.

- Te acompañaré.

Cid no le dió tiempo de negarse. Y antes de que se diera cuenta, ya estaban camino a las doce casas.

- Estarás bien. Sólo toma una ducha al llegar a tu templo, duerme, y mantente hidratado.- Le decía Cid mientras le servía como punto de apoyo.- Quizás mañana tengas algo de jaqueca, pero con descanso, comida y agua, te recuperarás en unas horas.

- Gracias.- Respondió, algo nervioso por la cercanía.

Quizás eran los efectos del alcohol en su inexperto organismo, pero repentinamente, el aroma de Cid le resultaba bastante atrayente... ¿Qué?, ¿en qué demonios estaba pensando? ¡A duras penas y había hablado con él!

Cid siguió hablándole durante todo el camino, pero Defteros no le prestaba demasiada atención. Más bien, su mente estaba tan concentrada en otras cosas, que solo reaccionó cuando Cid lo hizo entrar al cuarto de baño de Géminis.

- Toma una ducha, te ayudará a sentirte mejor.- Dijo el peli-negro, acercándose al marco de la puerta.- Estaré afuera por si necesitas algo.

Le tomó unos segundos a su mente volver al presente, y otros más quitar sus ojos de encima de la silueta del custodio del décimo templo. Honestamente, no era nada feo... ¡Carajo!, otra vez sus pensamientos lo traicionaban.

Decidió hacer caso al consejo de Cid, llenar la bañera, desvestirse y sumergirse en el agua. Sintió sus músculos contraerse al sentir el frío en su piel, pero también lo ayudó a sentirse más relajado y menos mareado.

Terminó de ducharse, y ya con la mente más clara, salió de la bañera. Secó su piel y se colocó únicamente un par de pantalones, ya estaba harto de usar una camisa y saco todo el día. Después de destapar el desagüe de la bañera, y acomodar la toalla en su lugar, salió del cuarto de baño, topándose con Cid.

- ¿Todo en orden?

- Eso creo.- Respondió, sobándose las sienes.- Me siento algo extraño.

- Si era la primera vez que bebías, es normal.- Explicó Cid, manteniéndose cruzado de brazos y con su expresión inamovible.- Solo duerme y para mañana, todo habrá terminado.

Defteros miraba con curiosidad como Cid parecía inmune a los efectos del alcohol, pero a la vez, su mente le jugaba malas pasadas por momentos al posar sus ojos en el cuerpo ajeno.

- Me iré para que puedas descansar.- Habló Cid, sacándolo de sus pensamientos poco puros.- Si veo a Asmita en el camino, le diré que estás bien.

Cid rompió su postura, y se disponía a retirarse, pero entonces, Defteros, controlado por sus impulsos, le dió alcance, acorralandolo contra una pared.

El espadachín pareció sorprenderse por unos segundos, pero de inmediato retomó su semblante.

- ¿Pasa algo?- Preguntó tranquilamente.

Defteros no pudo evitar sentirse intimidado de nuevo ante la mirada contraria, pero a la vez, ahora había otro sentimiento que no sabía nombrar.

- Yo...

- Dime.- Repitió, cruzandose de brazos nuevamente.

Defteros sintió algo removerse en su interior. Un ligero calor que inició en sus mejillas, y cuál magma, se fue extendiendo por todo su cuerpo.

Ni él supo de dónde salió el atrevimiento de tomar de la nuca a su compañero de armas, y lamerle los labios. Mucho menos de en qué momento, éstos le dieron acceso a esa cálida boca, uniéndose en un intenso beso.

Su mano libre fue a la cintura de Cid, y las manos del contrario siguieron el mismo ejemplo que las suyas.

Ese beso dió paso libre a varios más, cada uno más atrevido y acalorado que el anterior, hasta que terminaron en la recámara de Géminis, continuando sobre la cama.

El calor era abrumador, y el deseo de estar a piel con piel los invadió por completo, hasta que cualquier prenda desapareció en algún rincón de la habitación.

Ambos estaban jadeando entre besos, frotándose de forma inconsciente, apretando, besando, mordiendo y lamiendo cuánta extensión piel disponible que tenían.

Pero aún con toda la excitación encima, Defteros no pudo evitar sentirse nervioso al sentir las manos de Cid en sus muslos.

- Espera.- Pidió, con la respiración agitada, intentando no temblar.

- Entiendo.- Dijo el peli-negro, sin pedir ninguna explicación.- Dime entonces cuál es el límite.

Defteros solo lo miró algo confundido.

- No es necesario llegar a la penetración si no quieres.- Añadió el azabache, con la respiración algo agitada.- Podemos solo tocarnos, o sexo oral. Dime cuál es el límite.

- No lo sé.- Jadeó.- Es la primera vez que hago esto.

- Bien, entonces si te sientes incómodo con algo, solo dime y paro. ¿De acuerdo?

Defteros asintió, mirando expectante los movimientos de su cómplice.

Cid volvió a besarlo, mientras con sus manos se encargaba de estimular otras zonas de su cuerpo, hasta tomar su erección en su mano y apretar un poco, sacándole un ahogado gemido.

Los labios del español bajaron a su cuello, mientras su mano masajeaba su miembro, acariciándolo desde la base hasta la punta, una y otra vez, haciéndolo arquear la espalda.

Defteros sentía el impulso de querer tocar a su compañero, pero no estaba seguro si debía.

- Puedes tocarme si quieres.- Le susurró en el oído Cid, sin dejar de estimularlo.

Con algo de temor de arruinar el momento, decidió intentarlo, tratando de hacer lo mismo que Cid. Era notorio quién de los dos tenía más experiencia, pero eso no lo hacía menos disfrutable.

En cuestión de segundos, los dos jadeaban y gemian por igual, besándose de forma casi desesperada, tratando de retrasar su clímax, hasta que finalmente, no pudieron más, y terminaron en la mano del otro.

Ninguno dijo nada, solo compartieron unos besos más, hasta quedarse dormidos. Vaya noche...

Al otro día, Defteros caminaba al lado de Asmita, después de haber hablado con el Patriarca, listo para volver a su adorada isla.

- ¿Dónde te metiste anoche?- Preguntó el rubio.- Te busqué y no estabas por ningún lado

- Eso debería preguntarte yo a tí. Vaya que tu "conversación" con Kardia fue muy larga, ¿no?

Asmita solo rió bajo, como era habitual en él.- Bien, quizás sí me excedí un poco. Pero ahora responde, ¿qué hiciste anoche?

- Nada. Solo decidí volver a las doce casas y quedarme en Géminis. Ya te lo dije.

Asmita definitivamente no le creía ni media palabra, pero no tenía algo contundente para hacerlo hablar, además de que no quería fastidiarlo. Así que cambió de tema y siguieron bajando.

Defteros logró ver casas más arriba, una silueta mirándolo, cómo diciéndole "adiós" con la mirada.

Solo hizo un discreto gesto con la mano, y continuó su descenso por las casas. Definitivamente, no más vino para él en toda su vida de ser posible.

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X: Un fanart random no puede inspirarte a hacer algo de un shipp crack.

El fanart:

Ahí está el contexto de este shipp XD

Por azares del destino, navegando por los rincones más recónditos de internet, encontré ese fanart y dije: me sirve. Así que aquí está XD

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