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[7] Campaña de apoyo

Maratón 1/?



SooBin había llegado a su jornada laboral sonriente, sin ninguna pizca de agotamiento o dolor, algo que, en esos momentos estaba mostrando.

—Ten —dijo cortante, prácticamente, arrojando la carpeta de balances al escritorio de YeonJun, este frunció el ceño tomando la carpeta en manos mientras se levantaba.

—Soy tu jefe, me debes respeto, ¿entiendes eso? Ahora, toma de nuevo la carpeta y entrégala como es debido —exigió pegando la dichosa carpeta el pecho del alfa— Que haya salido contigo y demás, no significa que vas a llegar un día y vas a arrojarme las cosas solo porque estás de mal humor, en este edificio soy tu jefe, no más, Choi SooBin, debes tratarme como tal, ¿lo entiendes?

SooBin asintió.

—L-lo siento... —murmuró apenas, sintiendo su cabeza doler y su cuerpo temblar. YeonJun tomó asiento y esperó pacientemente por el castaño dándose cuenta de lo fuerte que estaba su olor y de lo agotado que se veía— Aquí está el balance, joven Choi —habló luego de carraspear entregando de nuevo la carpeta, YeonJun la recibió con un pequeño asentimiento.

—Estás en celo —no fue una pregunta, fue una afirmación. SooBin abrió la boca pero sólo asintió— Ve a casa entonces, tienes tres días libres.

—No, está bien —dijo sacando una pastilla de su bolsillo— Solo tomaré una y pasará, después de todo no tengo con quien pasarlo...

—Está bien, pero si te sientes muy mal, puedes irte, no bajaré tu sueldo ni nada por el estilo —le habló sin siquiera mirarlo. El alfa asintió caminando lo más rápido que pudo a la salida para poder encontrar agua y tomar su pastilla.

Aún su lobo no decía nada y eso se le sumaba al malestar de su celo. No era del todo mentira que SooBin no tenía con quien pasar su celo, algunas veces contrataba a alguien, pero luego se aburrió y resignó a un trabajo manual.

Por otro lado YeonJun estaba hablando por teléfono con HyeJin.

En unas horas llegaremos —informó la mujer al otro lado— Iremos directo a su oficina, ¿está bien la hora? ¿No tiene nada?

—No, está bien, estoy muy emocionado de conocer a esa importante omega, ¿cómo mencionó que se llamaba?

Minatozaki Sana.

Hoy, gracias a la Luna lo que iba de día en la empresa había sido de lo más aburrido para YeonJun, se hallaba esperando la llegada de las dos omegas mientras revisaba su teléfono.

Muy pocas veces era así, así que se sentía algo extraño.

—Joven Choi, la señorita HyeJin acaba de llamar informando que la señorita Minatozaki y ella llegarán algo tarde debido a unos percances —habló SooBin con sus manos metidas en los bolsillos.

YeonJun quiso quejarse en voz alta, pero sólo asintió, agradeciendo por la información.

—¿Estás bien? —preguntó mirando como el alfa relamía sus labios constantemente.

—¿M-me da algo de agua? La de afuera está caliente —pidió algo avergonzado, esta vez no estaba fingiendo su vergüenza.

El peligris asintió y se levantó para buscar el vaso de agua, lo sirvió y, antes de que pudiera decir o hacer algo, ya estaba siendo acorralado por el alfa en una de las esquinas de la oficina, las dos manos del castaño a cada lado de su cabeza, el vaso de agua en medio de sus cuerpos, y lo más importante...

Sus labios contra los suyos.

El castaño empezó a besarlo con desesperación y deseo, no dejándole otra opción que responder a ese ritmo, sin siquiera darse cuenta del momento exacto en el que su mano estaba jalando la corbata del castaño haciéndolo acercarse más e intensificar el beso.

Sus lenguas chocaron y se enredaron un par de veces. Pudieron haberse quedado así hasta que sus pulmones rogasen a gritos por algo de aire, pero, gracias a la caída del vaso de agua no fue así.

YeonJun se había desconcentrado demasiado, no había advertido el que alguien pudiera entrar por la puerta, mucho menos el que estuvieran cerca de una ventana en donde les pudieran ver, estaban en el último piso, pero nunca se sabe. Debido a su desconcentración el vaso resbaló de sus dedos y se estampó con el suelo, rompiéndose en miles de pedacitos y regando el agua bajo sus zapatos.

Los dos se separaron con respiraciones agitadas, mirando el suelo, apenas YeonJun cayó en cuenta de lo que hizo y cayó en cuenta de que el alfa estaba en busca de más, lo empujó por el pecho.

—Te vas —dijo con voz autoritaria, el alfa lucía confundido— ¡Te vas, SooBin! —le volvió decir con un tono un poco elevado.

Cuando las cejas del alfa se alzaron YeonJun quiso bufar, apenas se estaba dando cuenta de lo que hizo.

Cosita. Dijo su lobo con un tono mimoso.

No, no es una cosita.

—Lo siento... L-lo siento mucho... —empezó a decir acercándose al otro— Lo siento, lo siento, yo no estaba pensando y... De verdad que lo...

—SooBin —lo calló antes de que volviera a decir "lo siento" por quinta vez. Suspiró— Está bien, ya, te perdono. Solo vete, ve a casa y toma los tres días libres del celo.

SooBin, sin ninguna otra opción asintió.

—¿Te puedo dar otro? —preguntó, luciendo ilusionado por volver a besarlo.

—No —negó volviendo a señalar la puerta. SooBin con la cabeza gacha salió de ahí directo a su casa.

Le hubieses dicho que si, sabes que te gustó. Habló su lobo algo enfurruñado por la negativa de YeonJun, este rodó los ojos sin responderle, dedicándose a rociar de nuevo neutralizador en todo su cuerpo.

Después de todo el olor de alfa en celo había quedado impregnando en todo su ser.

Al terminar de hacerlo se dedicó a limpiar el desastre que había en el suelo, podía muy bien llamar a alguna de las betas de limpieza pero al no tener nada más que hacer lo hizo el mismo, tomó asiento en su silla y se dejó llevar por sus pensamientos, o más bien el recuerdo de los labios del alfa.

Agradecía tener un buen control sobre si mismo y no haber soltado algún par de feromonas por aquel beso tan intenso.

Le había gustado y mucho. No iba a mentir, mucho menos a negar lo que era obvio, Choi SooBin le había dado el mejor beso de su vida.

—Joven Choi —volteó al llamado de una beta, si no mal recordaba era el recepcionista— Las señoritas Ahn y Minatozaki, ya llegaron.

—Diles que pasen —contestó con una sonrisa. Se levantó para darle la bienvenida a las dos omegas asegurándose de no tener el olor a alfa en celo sobre él, podría dar una mala impresión si así fuera.

—Bienvenida, señorita Minatozaki —habló en cuanto una hermosa omega de cabellos castaños y olor a frutos rojos estuvo de pié frente a él.

—Choi YeonJun, la señorita Ahn me ha hablado mucho de usted —sus manos se estrecharon y se sonrieron, a los segundos entró HyeJin luciendo emocionada por el encuentro de aquellos dos omegas.

—¿Puedo pedir algo? —preguntó en cuanto ya las dos omegas estaban sentadas frente al omega, los otros dos le prestaron atención— ¿Podemos tratarnos informalmente? Hay veces en donde me harto de eso.

Los dos omegas rieron por la ocurrencia de HyeJin y asintieron de acuerdo, empezando a conversar sobre el plan de YeonJun y la ayuda que las dos omegas brindarían.

En toda la conversación ninguno de los tres se sintió incómodo por la informalidad o algunas bromas que surgieron, los tres se sentían cómodos y seguros e inclusive YeonJun dejó a las dos omegas oler un poco de su aroma cuando la emoción se hizo presente en su todo su ser.

Los tres tenían algo en común, un pensamiento, una misión y un sueño en común.

Ya dos habían cumplido aquel sueño y ellas estaban dispuestas a ayudar a Choi YeonJun.

—Tu aroma es muy relajante, pequeño —halagó HyeJin mientras hacía cuentas con una calculadora, YeonJun rió sintiéndose algo avergonzado.

La japonesa le sonrió conteniéndose de decirle al omega lo tierno que era.

Ya llevaban unas dos horas en la oficina, había papeles en el escritorio y anotaciones, HyeJin y YeonJun habían escrito en una hoja aquellos líderes que posiblemente puedan apoyar al omega sin revelar.

Y Sana se había encargado de hacer una lista de la prensa a la que podrían llamar para poder transmitir en vivo sin tener algún inconveniente o problema ya que algunos resultaban ser agresivos o venían con preguntas muy fuera de lugar que podrían incomodar o molestar al omega y eso es lo que menos quieren.

—Hay que crear una campaña de apoyo —opinó Sana bebiendo de un café, hace rato HyeJin se había ofrecido a comprar café y algunos snacks para pasar las horas a gusto.

—¿Campaña de apoyo? —preguntó HyeJin no sabiendo muy bien a lo que se refería la japonesa.

—Cuéntanos más, noona —pidió YeonJun cruzando los brazos para acomodarse y escuchar mejor lo que diría la castaña.

Sana empezó a contar la idea sonriendo con las expresiones de los otros dos ya que había contado parte de su historia al inicio.

Minatozaki Sana se convirtió en la primera omega de toda Japón en tener un título en ingeniería mecánica y convertirse en la dueña y jefa de un imperio automotriz que con los tres años que lleva en función se ha convertido en la primera elección de los japoneses.

Sana, como había sido con HyeJin y con YeonJun, tuvo que fingir ser una alfa para poder entrar a la universidad y escoger la carrera de ingeniería mecánica, al tener su título en manos empezó a trabajar arduamente para poder conseguir lo que su madre alfa siempre quiso y que ella, en un momento determinado, también empezó a querer.

Entró al mundo del negocio, empresas, balances, finanzas y empleados fingiendo ser una alfa, ya estaba cansada de tener que actuar y de ocultar su verdadero rango, no podía y no quería seguir así.

Por eso, organizó una rueda de prensa en donde no reveló su rango pero si dijo que no era una alfa. Omega o beta, nadie sabía de que rango podría ser Minatozaki y ella, orgullosa por la confusión que había creado en el país, volviéndose inclusive reconocida en lugares que nunca imaginó.

Esperó algunas semanas y, sin ella pedirlo, un grupo de personas habían creado una pequeña campaña alegando por medio de entrevistas y algunos posters en la ciudad que el rango de Minatozaki no era algo que pudiera afectar a su imperio.

Sana esperó algunos días y su asombro fue gigantesco en cuanto le llegó el informe del número de personas que estaban unidos a la campaña.

Un millón de personas.

A un millón de personas no les importaba su rango.

Así que, animada y decidida subió a la tarima que era rodeada por la prensa y habló.

“—Saqué un título en ingeniería mecánica y creé mi propio imperio automotriz, yo, Minatozaki Sana luché por años para conseguir lo que quise y demostrar a muchas personas que una omega, puede llegar más lejos de lo que dicen. Soy una omega, no me avergüenza decirlo."

Si bien luego de su discurso, su empresa tuvo una pequeña decaída con los meses se pudo recuperar, consiguió odio de muchos líderes importantes, algunos fueron directo a su oficina para hablarle despectivamente e inmediatamente romper los contratos o alianzas que tenían con ella.

Sana no se inmutó, firmó lo que debía firmar y se despidió de quien se tenía que despedir, después de todo no necesitaba de una segunda persona para poder seguir con su imperio.

Y gracias a la cantidad de personas que la apoyaban y lo mucho que su empresa aportaba al gobierno no se aceptaba alguna petición para quitarla de su puesto o clausurar la empresa, claro, eso era en Japón, YeonJun lo tenía un poco más fácil ya que en Corea no funcionaba de esa forma.

—Eres maravillosa, Minatozaki —dijo HyeJin apenas terminó de hablar.

YeonJun asintió de acuerdo.

—Gracias —sonrió con un pequeño sonrojo en sus mejillas. Miró al omega peligris y le preguntó— ¿Entonces...

—Haremos la campaña —afirmó sonriendo— Pero no la haremos nosotros...

—¿Qué? —las dos ladearon su cabeza al mismo tiempo no entendiendo lo que decía YeonJun.

—Contratemos a alguien, ese alguien se encargará de hacer encuestas a las personas y si consigo una buena cantidad de apoyo, llamaré a la prensa, ¿les parece? —preguntó a las otras dos.

Sana alzó sus cejas cuando recordó algo. O mejor dicho, a alguien.

—Conozco a alguien que nos puede ayudar, es un influercer, es de Honolulú —YeonJun sonrió pidiendo de inmediato el número de quien pensaba era un omega, sorprendiéndose de que Sana le mencionara que era un alfa.

















Empezamos...

The_Dark_Diamond

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