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[53] Año nuevo

Ya todos estaban en la casa de ChaerYeong, afuera hacia un frío inclemente pero dentro de la casa se sentía el calor familiar, el calor de personas que no compartían sangre pero que se merecían ser llamadas familia.

La cena ya estaba lista, servida en una mesa con los suficientes puestos y platos para los invitados.

—¡Te ves tan lindo, mi bebé! —chilló YeonJun apenas observó a Sunoo sentado en un sillón rodando un tractor, seguramente el juguete que le compró Sana, en el posabrazos.

Sunoo rió abrazando a sus padres y sonriendo por los mimos.

—Tiene buen gusto, noona —asintió SooBin mirando las ropas del pequeño que estaba feliz de ver a sus padres de nuevo.

—Lo sé —dijo Sana colocando una expresión altanera para luego reír junto a los demás. Todos estaban elegantes, nada de zapatos deportivos ni jeans.

Estaban por recibir un año nuevo y como era costumbre debían recibirlo elegantes.

YeonJun y SooBin tenían pantalones de vestir, camisas a botones, la del omega negra y la del alfa blanca, zapatos de vestir que le daban el toque al atuendo.

Sana, ChaerYeong y HyeJin tenían vestidos elegantes, cortos de diferentes colores y diseño con unos lindos tacones que hacían juego con la decoración de su cabello.

Las tres de habían arreglado juntas, cabe destacar.

Por otro lado, Kai vestía igual que YeonJun pero tenía una corbata de color lila, el color del vestido de ChaerYeong.

BeomGyu y TaeHyun estaban casi iguales que SooBin y YeonJun, solo que el omega tenía una chaqueta de cuero que le daba un toque muy llamativo y el alfa tenía una corbata de color negro.

Y Sunoo con una sudadera de color celeste, jeans negros y tenis blancos, esa había sido la elección de Sana y le había encantado a los padres.

—Abandoname, dejame solo, anda. Ya tu no me quieres, cosa fea —actuó YeonJun entregándole al pequeño a BeomGyu, Sunoo estaba muy pegado a él por su olor dulzón con un toque a talco de bebé, era verídico, cuando un omega estaba en cinta su olor resultaba muy atrayente para los niños.

Pero a YeonJun le gustaba actuar.

Sunoo rió y se escondió en el cuello del omega pelinegro provocando una suave sonrisa de TaeHyun a lo lejos.

—Pruebalo —insistió YeonJun extendiendo su copa de champán al alfa que negó— Anda, pruebalo —animó colocando una mano bajo la barbilla del alfa y empinando la copa en sus labios, SooBin rodó los ojos y bebió un poco, arrugando su ceño cuando sintió el líquido quemar su garanta al bajar.

—No me gusta —negó metiendo uno de los dulces de la mesa en su boca para calmar aquel amargo sabor que el licor dejó en su boca.

YeonJun solo rodó los ojos con una risa y se dispuso a charlar con los demás, o eso fue hasta que Sunoo lloró, tan fuerte que todos pensaron que se había golpeado.

Pero no, Sunoo estaba llorando mientras golpeaba con su manito la puerta del baño de huéspedes en donde BeomGyu se había metido casi que corriendo.

—No llores, Sunnie —dijo el omega tomando al pequeño en brazos, hizo una mueca de asco cuando escuchó una arcada del omega dentro del baño— ¡Te compadezco, BeomGyu! —gritó dándole un par de golpes a la puerta— ¡Te daré apoyo desde aquí! —informó al ver que Sunoo no se quería separar de la puerta.

¡Gracias, hyung! —agradeció del otro lado, saliendo a los minutos con una mueca de asco.

YeonJun rió notando lo pálido que estaba, él ya había pasado por eso así que no había que preocuparse por su palidez.

Ya se le pasará.

—¡Sunoo! —se quejó cuando recibió un manotazo en la mejilla del pequeño que estaba desesperado por volver con BeomGyu y su rico olor— ¿Sabes qué? Se los dejo a TaeHyun y a ti, así van practicando —y luego de dejar a Sunoo con el omega que carcajeó por sus palabras, se fue directo a la cocina en donde todos estaban conversando.

No los culpen, la cocina era espaciosa y había buena calefacción allí.

El peligris se hizo un lado en el círculo y se apegó más a SooBin, recibiendo un beso en su cien junto a el brazo del mismo rodeando su cintura.

Siguieron conversando, sacando temas en donde todos tenían mucho que decir, carcajearon y hasta hicieron algunas apuestas en cuanto al sexo del bebé de TaeHyun y BeomGyu que, siquiera, había cumplido uno o dos meses de gestación.

Y cuando llegaron a ese tema de papás primerizos, pañales y juguetes, recordaron algo.

O mejor dicho, a alguien.

—¿Y BeomGyu? —preguntaron todos al unísono volteando sus cabezas a todos lados.

—Él tiene a Sunoo —recordó SooBin moviéndose de la cocina para ir a buscar, como todos, a BeomGyu.

¿Sonaría mal si les dijera que por un momento YeonJun y SooBin se olvidaron que tenían un hijo?

Si, suena un poco feo.

El grupo salió de la cocina y esbozaron sonrisas. Todos sacaron sus teléfonos para tomar fotos de aquel acontecimiento.

No era sorpresa para ninguno que BeomGyu era muy dormilón, así que no se asombraron al ver al omega más que dormido en el sillón individual mientras tenía a Sunoo en las piernas.

¿Y Sunoo qué hacía? Veía una caricatura en el teléfono del pelinegro, con su cabecita pegada al pecho ajeno.

—Eso es nuevo —mencionó YeonJun señalando al niño que chupaba uno de sus dedos, el pulgar, para ser específicos.

Luego de tomar las fotos suficientes y lanzarle besitos a Sunoo el grupo volvió a la cocina decidiendo dejar a BeomGyu dormir y a Sunoo tranquilito viendo su caricatura.

—¡Ya falta poco! —animó ChaerYeong alzando su teléfono en donde se mostraba la hora, eran las once y cincuenta y ocho.

Todos estaban fuera de la casa, en el patio, las familias de las otras casas también estaban fuera en sus respectivos patios. Todos tenían diferentes decoraciones en el cabello, silbatos, lentes de sol y hasta diademas que indicaban el año que vendría en tan solo minutos.

—Un ratito más, Sunoo, un chiquito —y ahí estaba SooBin, intentando convencer a Sunoo, con su cabeza en el hombro del omega que se quedase despierto un momento más, pero el niño solo bostezaba y se acomodaba más contra el omega peligris, una señal de su pronto sueño.

—No va a querer —negó YeonJun meciéndose de lado a lado.

—¡No te muevas! Solo colaboras a que se duerma —dijo, deteniendo al omega, sosteniendo su cintura desde atrás.

Pero antes de que YeonJun dijera algo una pequeña explosión resonó a lo lejos seguido de una chispa de color rojo iluminar parte del cielo.

A eso le siguieron más explosiones, más colores y más tamaños, los fuegos artificiales eran impresionantes.

Sunoo dio un salto en su lugar y se alzó para ver aquello que había sonado, YeonJun señaló el cielo y cuando el pequeño lo hizo soltó un chillido y sonrió, aplaudiendo con sus manitos mientras carcajeaba.

—¡Empecemos con el conteo! —gritó BeomGyu más que despierto.

—¡Diez! —empezaron todos, uniéndose más en el círculo.

—¡Nueve! —en ese momento, Sunoo se unió, gritando emocionado cada que decían un número al unísono.

—¡Ocho!

—¡Siete!

—¡Seis!

—¡Cinco!

—¡Cuatro!

—¡Tres!

—¡Dos!

Los labios de SooBin se pegaron al oído de YeonJun.

—Los amo, a los dos —susurró, provocando una sonrisa en el omega.

—¡Uno! ¡Feliz año nuevo! —y con eso, todos lanzaron a abrazarse y a darse todos los buenos deseos para aquel nuevo año que estaba empezando.

Sunoo fue cargado por todos y sus mejillas se vieron de un color rojo intenso por los labiales de dicho color que tenían las tres mujeres del grupo.

—Feliz año nuevo, SooBin-ssi —sonrió el peligris abrazando al alfa por los hombros, sonrió.

—Feliz año nuevo, Joven Choi —bromeó besando su frente.

—¿Cómo quisieras comenzar este año? —preguntó meciéndose de lado a lado en una melodía inexistente.

—Umm... Quisiera comenzar con un beso. Del amor de mi vida —dijo, asintiendo para acentuar su seguridad— Aunque no creo que se pueda —ahora negó con una mueca triste.

—¿Por qué? —YeonJun frunció el ceño.

—No creo que Bebe Rexha esté aquí en Busan —puchereó haciendo al omega separarse mientras se quejaba, habiéndolo reír— ¡Solo bromeaba! Si voy a dar mi primer beso de este año quiero que sea contigo —dijo, capturando de nuevo la cintura del peligris para pegarlo a él. Sus labios se juntaron luego de una vaga sonrisa, bajo la luz de los fuegos artificiales los dos, oficialmente, dieron su primer beso del año.

Se separaron en un chasquido, sonriéndose mientras sentía sus corazones agitados, no era la primera vez que se besaban, pero por ser el inicio de un nuevo año, era diferente.

—Te amo —dijo el castaño apreciando como los fuegos artificiales se reflejaban en los ojos del omega por lo brillantes que estaban.

—¿Más a que a Bebe Rexha? —preguntó con una sonrisa.

—Hay límites, YeonJun, hay límites.

Este nuevo año se mudarían juntos, unificarían sus empresas, se casarían y, tal vez, solo tal vez, agranden su familia con uno o cuatro integrantes más.

SooBin seguía con la idea de cinco hijos, como pueden notar.

Este nuevo año sería de calma y nada más que calma pues la tormenta había sido larga y todos lo sabían, lo añoraban y lo deseaban a la pareja que pasó por mucho pero que seguí unida, fiel y con un pronto matrimonio.

El año pasado se llevó con él muchos errores que pesaba más de un lado que del otro, se llevó rencores y se llevó los dolores que sus corazones llegaron a padecer.

A las cuatro de la mañana del primero de enero, YeonJun seguía despierto, era el único de aquella casa despierto, SooBin le daba la espalda, pues estaba abrazando a Sunoo.
Ahora que lo piensa, mientras su mano deja caricias en los cabellos del alfa, no se arrepiente de nada.

No se arrepiente de haber aceptado a Choi SooBin como su secretario. Hubo dolor, hubo llanto, hubo traición y decepción.

Pero también hubo amor.

Y si bien le costó superar todas las cosas que habían pasado y las inseguridades y miedos que conllevaron aquellas situaciones, no se arrepentía.

Porque así era el amor.

El amor era tristeza.

El amor era llanto.

El amor era dolor.

El amor era felicidad y dicha.

El amor era todo.

Eso lo había entendido una de las noches en donde estaba en vela, recuerda estar recién mudado a un lugar en donde sabía Choi SooBin no lo encontraría, siete meses de embarazo lo acompañaban.

En ese momento, ese día y esa madruga entendió que el amor venía en diferentes presentaciones, porque él muy bien pudo haberse perdido del mapa, buscar la manera de atender la empresa de otra manera, pero no, él se quedó en la misma ciudad a riesgo de que SooBin lo encontrara.

Porque él quería eso, que SooBin lo encontrara y fuera con él. Fueron tantos pensamientos esa noche que le hicieron llegar a esa conclusión del amor.

Él se quedó en la misma ciudad porque amaba a SooBin, lo quería cerca, él dejó que SooBin volviera a entrar a su vida porque lo amaba, siguió a su lado a pesar de todo lo que pasó y que, todos pensaban, terminaría con su relación.

Pero no, así era el amor.

El amor de verdad.

—Yo también te amo, SooBin —susurró cerca del oído del alfa que solo se removió, soltando un leve sonido cuando el omega depositó un beso en la mejilla antes de pegarse a su espalda para dormir las horas que fuera. 

¿Este era el fin? ¿Ya todo había acabado?

No, apenas y está empezando.

Porque otra cosa que supo YeonJun aquella noche es que el amor, aparte de venir en diferentes presentaciones, también tenía etapas.

Y ellos apenas estaban en la primera.
















La última vez me dejaron en flop con lo de las preguntas así que decidí no actualizar por esos días ù.ú

Espero les haya gustado este capítulo, lo hice con todo mi corazón ➡♥

¡Se viene el Lemon SooJun! Será algo leve pues no me gusta ser tan explícita :3

¿Deberìa hacer maratón?

The_Dark_Diamond

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