[1] Huele Bien
Abrió sus ojos en un quejido. Un día más de actuación, que divertido. El omega de cabello gris se levantó de su cama tamaño King y fue al baño a asearse, no eran más que las cuatro de la madrugada y el omega estaba bañándose con agua fría, ese era su día a día, se levantaba a esa hora para poder hacer todo el proceso de "maquillaje" que llevaba desde los once años.
Era un omega y estaba orgulloso de ello, estaba orgulloso de su naturaleza, no tenía nada que envidiarle a los alfas sinceramente, se amaba a sí mismo y bláblá, pero, ¡odiaba a la sociedad entera! Desde que empezaron a enseñarle contaduría y balances a la edad de once años se imaginaba como un el primer omega en liderar una empresa, desde pequeño, mucho antes de su presentación YeonJun lo sabía, él sería un omega, además de saberlo en su interior su sueño era ser un omega para poder convertirse en eso mismo: El primer omega en liderar una empresa, marcar una diferencia en la sociedad, causar un gran impacto.
¡Ja! Su padre se rió en su cara cuando supo su sueño, le recalcó que un omega no podía liderar una empresa:
"—Mucho trabajo para un omega —le mencionó ese día"
Y YeonJun se decidió a cerrarle la boca, y lo hizo, en realidad su padre le había criado como a un alfa, le había inculcado que los omegas eran de casa, nada de trabajos, empresas o cosas rudas, los omegas eran máquinas para crear bebés y comida, YeonJun obviamente no le creía nada de eso, la imagen de su madre impidiéndole pensar eso, una mujer digna de su empleo y todo lo contrario que le había dicho su padre, ahora que lo piensa mejor mientras se rocía su sexto bote de neutralizador de la semana su padre solo le dijo todas esas cosas para obligarle a ser un alfa, a presentarse como uno en un acto estúpido, por eso cuando se presentó como un omega su padre se había disculpado, le dijo que olvidase todo lo que había dicho sobre los omegas y le había dado una seria conversación en donde debía ocultar por completo su rango.
"—Nadie puede saber que eres omega, hijo —le habló con expresión seria— Serás un alfa, un fuerte alfa.
—¿Cómo haré eso, padre? —le preguntó peinando su cabello recién teñido de gris.
—Ocultarás tu olor —le explicó— Ya sabes como te debes comportar, fuerte, imponente, dale uso a tus clases de actuación"
Y si, YeonJun había estado en clases de actuación desde que tenía memoria. Y sirvieron, para orgullo y alegría de su padre.
Hace semanas se había cumplido un año desde que estaba en esa actuación y YeonJun lo odiaba.
Odiaba a la sociedad con esos estereotipos en pleno siglo veintiuno, aveces hasta se preguntaba como el hombre pudo avanzar y crear cosas útiles e impresionantes pero no a podido avanzar con aquello de los rangos y para lo que servían cada uno de ellos.
El omega hace las tareas del hogar y le da descendencia a su alfa.
El alfa trabaja y es respetado por todos.
El beta es el fiel sirviente del alfa.
¡A la mierda eso! Sean betas, omegas o alfas tenían el mismo derecho y capacidad. YeonJun era una muestra de eso, era un omega y lideraba una gran empresa, sus ingresos eran buenos y nunca detenían su producción, era la muestra de que un omega podía hacer lo mismo que un alfa, pero eso solo lo sabían cuatro personas, él incluido.
YeonJun aveces quería hacer una reunión de prensa y decir libremente que es un omega, que no era alfa ni beta, que era un omega y lideraba una empresa, que no estaba metido de patas y cabeza en una cocina ni atendiendo a un alfa, quería decir que él como omega, estaba haciendo el trabajo de un alfa.
Pero eso afectaría la empresa, afectaría los ingresos, y eso era lo que YeonJun menos quería, por eso solo dejaba aquel pensamiento como un simple sueño.
—Buenos días —saludó entrando a la dichosa empresa, el portero, que cabe destacar es alfa, se reverenció en noventa grados. Sonrió para sus adentros.
Si supiera. Pensó entrando al elevador que lo llevaría a su oficina, aveces, le gustaba tener ese tipo de pensamientos, le gustaba mucho ver a varios alfas hablarle con respeto y reverenciarse ante él, un omega.
—Buenos días, joven Choi, aquí está lo que me pidió —un beta de no menos de treinta años se le acercó con unos papeles, se reverenció antes de entregarlo— Las solicitudes de empleo.
—Llámalos a todos y diles que vengan a las tres —dijo pasando de largo al beta— Escucha bien porque no repito dos veces, mi junta con Zi&Ko pásala a las diez —el beta asintió atento— Termino a las doce con esa empresa, seguido a eso vendrá mi charla con Kang, llámalo y dile que será a las doce y media, termino con Kang a la una y media, de esa hora hasta las tres estaré enviando y recibiendo correos, no quiero que nadie me moleste, ¿entendido?
—S-si, joven Choi —asintió organizando las horas en su cabeza.
—Tráeme un café, negro, sin azúcar, frío. Por favor —y se metió a su oficina de un portazo. No le gustaba tener que tratar al beta así, pero no podía hacer nada, era parte de su actuación.
Así eran sus días, ordenando, calculando horas y fechas, respondiendo correos y rechazado o recibiendo propuestas. Y le gustaba, no le malentiendan, a YeonJun le gustaba su trabajo, le gustaban todas esas cosas, de verdad.
Lo que no le gustaba era tener que esconder su rango, cada cierto tiempo debía tomarse un supresor de olor que ocultaba su olor a vainilla cuando el neutralizador en spray estaba perdiendo su efecto, debía asegurarse de no liberar feromonas, con el tiempo había aprendido a suprimir sus nervios, miedo y ansiedad mordiendo la parte interna de su boca, se concentraba en aquello y las feromonas no se liberaban.
Eso sí que era agotador para él.
Eres un tonto. La voz de su lobo apareció en su cabeza, otro asunto que le agotaba un tanto aveces, era su lobo.
Hasta que apareces, perro, hace dos semanas no te oía. Contestó mirando sin atención la presentación que la empresa que pensaba, tenía buenos recursos en los que invertir.
Tenías que ir, podríamos haber conocido a alguien. Le reprochó, YeonJun se acomodó en su silla y cruzó sus manos en el escritorio.
Tenía que atender unos asuntos, lo sabes. Además no es buena la imagen de Choi YeonJun en un bar. Hace días uno de sus pocos amigos le había invitado a ir a un bar a celebrar quién sabe qué. Pero YeonJun como buen empresario que cuida de su imagen, negó, y eso, como podían ver, tenía enfurecido a su lobo.
¡A la mierda tus asuntos! Quiero una alfa, corrección, queremos un alfa.
No generalices, no necesito a un alfa, estoy bien como estoy ahora.
Mentiroso.
Vete de aquí, nos vemos en el celo. Y su lobo solo gruñó esperando a que fuese su próximo celo para re-aparecer y molestar al de cabello gris.
—Espere mi llamada, hay cosas que me agradan como otras que no —habló luego de que la presentación acabo.
—Joven Choi... —vio como el hombre hacía ademán de insistir.
—Señor Kim —le miró con el ceño fruncido— Ya le dije, espere mi llamada, hay cosas que me interesan y cosas que no —se levantó acomodando su traje.
—Muchas gracias —hizo una reverencia algo inconforme y tomó sus cosas— Buenas tardes.
—Buenas tardes —volvió a tomar asiento, revisó su rolex, abrió los ojos con sorpresa cuando se dio cuenta de que ya era hora de entrevistar a las personas dispuestas a ser su secretario.
Tocaron su puerta.
Tomó una pastilla y la adentró a su boca, bebió agua de su vaso de vidrio.
—Adelante —dijo acomodando sus cabellos de lado.
—Joven Choi, los solicitantes ya están aquí —dijo el mismo beta de esa mañana— Se presentaron cinco, nada más.
—Envía uno —le indicó recostando su espalda en la silla.
—De inmediato —y así como dijo el beta de inmediato estaba un chico rubio y bajo haciendo una reverencia en su lugar.
—Buenas tardes, joven Choi —saludó el omega.
—Buenas tardes...—alzó una ceja esperando por el nombre del chico.
—Park Hyunjin... —y empezó la entrevista en la que muchos... Ah, para que mentir, ya iba por la cuarta entrevista y ninguno le convencía.
Todos eran jóvenes de diecinueve años y YeonJun no era de las personas que juzgaban los pensamientos o conocimientos de otros solo por su edad ni rango además de que tenía veintiún años apenas, pero sí era de las personas que aprendían de sus experiencias.
Su anterior secretaría, de veinte años, que empezó con aquel rumor de sí era beta o no.
Le llevaba un año nada más, pero la mujer era de esas chiquillas que se alimentan de los rumores.
Él necesitaba a alguien metido en el trabajo y en nada más que el trabajo, que no andase dormido en los laureles o en busca de un cotilleo con los demás empleados.
—El último —el beta abrió la puerta y un alfa de piel algo bronceada entró con expresión seria.
—Buenas tardes, joven Choi —saludó haciendo una reverencia— Mi nombre es Choi SooBin y estoy interesado en el empleo —se acercó y extendió su mano al otro alfa que carraspeando se levantó y juntó su mano con la del otro.
—Buenas tardes, tome asiento —y empezó la entrevista, YeonJun, como todo alfa observador detalló las gesticulaciones del castaño, todo en él destilaba seguridad— Disculpe que lo interrumpa, pero se nota muy desenvuelto y relajado en todo este asunto —enarcó una ceja.
—Oh, joven Choi, lo siento. No sabía que había que verse inseguro —rió suavemente.
—Parece muy confiado en que conseguirá el empleo —cruzó sus manos en el escritorio.
—No dudo de mis habilidades, joven Choi —le dijo, un brillo pasó por sus ojos, YeonJun achicó sus ojos.
—Se nota...—todo quedó en silencio, YeonJun aspiró y tomó los documentos del castaño— Estoy desesperado en tener un secretario así que estará un tiempo de prueba, empieza mañana a las siete.
—¿Algo que deba saber de usted? —YeonJun enarcó una ceja nuevamente— ¿Qué café le gusta? ¿Donas favoritas?
—Escúcheme bien, Choi SooBin, va a ser mi secretario no mi sirviente, esto no es una película y me va a tener que traer cafés y donas —su ceño se frunció— Le pido seriedad.
—Oh, ¿esto no era así? —el castaño rió— Lo siento mucho, joven Choi —señaló la hoja— En la esquina está mi número, llámeme cualquier inconveniente —y guiñó el ojo.
—¡Ya! —YeonJun se levantó y golpeó el escritorio con sus manos— Esto no es un juego, es un empleo, le estoy contratando al azar por ser el único que tiene algunas de las características que necesito, agradezca eso y deje de joder, esta es una empresa ocupada, nada de cafés y donas, ni números de teléfono, no tome esas confianzas conmigo,¿entendido? —le miró desde arriba.
—Entendido, joven Choi. Mis más... Sinceras disculpas por mi actitud, no volverá a pasar —se levantó haciendo una reverencia de noventa grados.
—Se puede retirar —indicó señalando la puerta, el castaño la cerró a sus espaldas.
YeonJun soltó un suspiro y volvió a tomar el currículum del castaño leyendo con más atención.
Sin ser consciente de su movimiento pegó su nariz del papel, captó un leve aroma a café y chocolate, se separó e hizo un gesto con su cara.
Huele bien.
¡Bienvenidos al primer capítulo de Sweet Trap! ♥
Desde ya voy a decir que pondré "metas" para cada actualización, tal como hice en el quinceavo capítulo de "El Baile de Máscaras"
Quien no lo haya leído que vaya a leerlo, no sean malos xd
Bueno, la meta de este capítulo es de 10 votos y 15 comentarios para la siguiente actualización :3
PD: Y si, no me pude contener hasta el 16 xd
Nos vemos ♥
The_Dark_Diamond
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