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El primer día de trabajo por fin había llegado, JiMin miraba la repostería desde afuera y juraba que era mucho más grande de lo que lo era el viernes. Dio un respingo cuando Kai golpeó su hombro, lo estaba esperando mientras este estacionaba su moto.
—No temas, aprenderás a cocinar mejor, no a un entrenamiento militar.
Aunque el omega quiere convencerse de ello, el recordar como el alfa parecía no tener filtro cuando le dijo todas sus desventajas para no estar en la cocina, le hacía pensar que iría a la guerra— Condeno a esa tarta de cereza —susurró, siendo escuchado por su primo, que solo rodó los ojos y caminos hasta la entrada del lugar— ¡Espérame!
Ambos cruzaron por la puerta encontrándose con el lugar vacío, Kai fue directo a la parte trasera del lugar mientras JiMin no sabía qué hacer o a dónde dirigirse— ¡JiMin ven! —gritó el castaño desde dónde se encontraba.
El omega se dirigió hasta dónde vio al alfa ir y no tardó en encontrarlo en lo que parecía una pequeña sala de estar, incluso había una mesa para comer— ¿Qué es esto?
—Nuestra lugar de descanso, lo usamos cuando todos los días a excepción del viernes, al jefe no le gusta que el lugar huela a otro tipo de comida cuando hay clientes, puedes poner tu mochila en ese casillero —apuntó Kai. JiMin volteó y se encontró con cuatros casilleros, dos de ellos estaban decorados y el primero con candado, por lo que el sobrante sería el suyo al parecer. Guardó sus cosas y colocó la contraseña en este— Vamos a la cocina, el jefe nos debe estar esperando.
Siguió obediente al más alto, ya en el comedor se encontraron con la otra repostera, JiMin recuerda a la rabia trabajando el viernes, al parecer acaba de llegar— ¡Kai! —gritó la omega— ya estoy harta del metro, me hace llegar tarde.
JiMin miró el reloj en su mano comprobando que había llegado a tiempo.
—No exageres, solo faltan tres minutos para las nueve.
—Lo sé, pero el tiempo que dan dice que diez minutos para las nueve ya debería estar aquí, cada minutos que se retrasa aumenta mi ansiedad de que llegaré tarde —Kai niega mientras que JiMin comprende un poco a la rubia, él podía ser muchas veces así con ciertas cosas— ¡Y! Oh... Hola —la omega por fin reparó en la presencia del pelirosa que no se podía ver gracias al gran cuerpo de su primo frente a él— Perdón por mi drama, soy Yuna ¿Tu debes ser JiMin, cierto? —la chica extendió su mano, mientras sonreía dulcemente.
—Sí... ¿Cómo sabe...?
—Ah, el jefe dijo de tu llegada en el grupo de kakao —JiMin no sabía que había un grupo para los reposteros— ¡Después me das tu número y te agrego! Debo apurarme.
La rabia corrió hasta la sala de descanso para dejar sus cosas— Es muy linda y amable —aseguró JiMin, Kai asintió de acuerdo— ¿Aún no llega Min YoonGi ssi?
Justo en el momento que termina la pregunta, el alfa pelinegro pasa a su lado muy cerca dejando un papel en la mesa. JiMin dió un salto de la impresión y abrazó a su primo— Buenos días —la voz calmada del alfa se hace presente, mientras que el pelirosa intenta calmar a su corazón por el susto.
—Buenos días —responden ambos primos al unísono.
—Aquí está el contrato, puedes tomarte tu tiempo para leerlo, si tienes alguna duda o cuando ya lo hayas firmado me llamas —JiMin asintió, y con la misma tranquilidad con la que apareció, el alfa ingresó a la cocina a iniciar sus labores.
—¿Siempre es así de silencioso?
—Te acostumbras con el tiempo —dicho ello, Kai sigue al jefe para iniciar también con sus deberes.
JiMin toma asiento en la mesa dónde el alfa dejó el contrato y comienza a leer, en un momento Yuna se dirige también a la cocina y lo saluda con una sonrisa.
—¿No es tan tierno? —preguntó la rubia— Sus orejitas se ven suaves.
—Lo son —respondió Kai sin mucha gana. Los tres comenzaban a hacer mezclas para los pedidos de galletas que tenían ese día—. ¿No puedes aguantar la ternura de otro omega? —pregunta divertido el castaño.
—¿Hay algún alma que no se pueda resistir a eso? —el castaño y la rubia llevan su vista hasta el pelirosa que se encontraba concentrado leyendo, inclusive su naricita estaba arrugada debido a la lectura.
La imagen tierna fue interrumpida cuando el jefe pasó frente a la vista cargando algunas cosas, ambos dieron un respingo saliendo del trance— Creo que si hay una —susurró el castaño, refiriéndose a YoonGi.
Yuna asintió y ambos volvieron a sus deberes.
El contrato se encontraba firmado, JiMin no encontró nada preocupante en este, inclusive la paga era muy buena desde el momento de iniciar hasta el momento que pueda cocinar. YoonGi firmó la parte que le tocaba y puso su sello, la contratación de JiMin estaba completa.
—Por ahora puedes ayudar a asear y si alguno necesita que le traigas algo de la bodega lo haces, esto es hasta que aprendas cómo trabajamos por lo que no será mucho tiempo —aseguró el alfa—, hay guantes y demás cosas en un pequeño cuarto en la bodega, puedes ir por ellos.
El alfa se retiró a la cocina y una vez lo perdió de vista, se acercó un poco a la cocina— Kai ¿Dónde está la bodega?
—Por el mismo pasillo dónde está la sala de descanso, más al fondo, es la única puerta que hay —JiMin asintió, pero antes de que él se fuera, su primo habló—. Gracias por salvarnos de hacer el aseo.
JiMin hizo un puchero enojado, mientras que el castaño se reía— Aún nos toca lavar los utensilios —la voz del jefe se hizo presente y la risa de Kai se detuvo, casi atorandose—. Él aún no puede entrar a la cocina.
Esta vez fue el turno de la omega de reír, mientras que JiMin se retiraba a la bodega aguantando su risa.
El día fue menos agotado de lo que JiMin pensó, no había mucho que asear ya que el lugar se mantenía limpio casi en su totalidad, solo la cocina era lo que constantemente se ensuciaba pero como había dicho el alfa mayor, él no podía entrar en ese lugar aún.
Aunque solo observó, pudo notar la dinámica de trabajo de los tres reposteros en sus varios descansos, vio cómo se ayudaban mutuamente, ningún postre parecía ser creado por una sola persona, si a Yuna le tocaban las galletas, amasaba y si alguien podía le pasaba las chispas y le ayudaba un poco mientras esperaba que algo se cocine, si YoonGi preparaba pan y se alejaba un poco, Kai o Yuna estaban listos para sacar el pan del horno y así; un verdadero equipo de trabajo.
Limpiando el vidrios dónde los postres se exhibían, JiMin esperaba que el día terminara puesto que los reposteros se encontraban terminando de guardar las cosas después de lavarlas.
—Suertudo —le susurró Kai cuando pasó a su lado llevando los contenedores a la bodega. JiMin solo sonrió para molestarlo.
—¿Qué tal te pareció tu primer día, JiMin? —preguntó la omega rubia mientras secaba sus manos.
—Estuvo bien, sin dudas aprendí viéndolos trabajar, me gusta como se ayudan —ambos omegas sonrieron, Yuna sabía a lo que se refería el pelirosa.
—Que bien, pronto estarás aquí, ahora guarda eso y nos podemos ir, YoonGi no tarda en bajar.
JiMin asintió, yendo a guardar los utensilios de aseo en el armario de la bodega. La bodega era muy grande y a esa hora se veía demasiado oscuro, por lo que JiMin agradeció que el armario esté junto a la entrada.
Fue a tomar su bolso y se encontró con Kai también tomando el suyo.
—Bien aseado Kai —el castaño rodó los ojos, comenzó a empujar al omega en dirección a la salida.
—No celebres que ya te tocará.
Una vez en el comedor, Yuna se les unió para molestar a Kai con su aseo, el alfa solo miraba indignado a ambos omegas que se habían ido contra suya.
—Ya se pueden ir, buen trabajo —apareció el alfa detrás de JiMin, quién le daba la espalda a las escaleras que llevan al segundo piso.
Los tres comenzaron a despedirse, hasta que el mayor volvió a hablar— Park, tu te quedas.
Los tres se quedaron quietos a las palabras de YoonGi, el omega miraba a su primo y a la rubia suplicando que no lo dejarán ahí, pero una sola mirada del alfa los hizo despedirse de ambos y dejarlo ahí solo— Traición —susurró JiMin cuándo los vió salir. Volteó y YoonGi seguía parado ahí leyendo algo en unas hojas, el porte de delincuente de este no era broma, al menos para JiMin, serios, pálido, cabello negro como la más oscura noche y su altura— ¿Cuánto mide?
YoonGi le dio una mirada rápida y regresó su vista a las hojas— Uno ochenta.
—¿Por qué es tan alto?
—¿Por qué eres tan bajo?
—Yo pregunté primero —ninguno sabía del porqué se hacían esas preguntas o el porqué tomó esa dirección. JiMin solo preguntaba por curiosidad y YoonGi solo respondía para que el olor a nervios del omega bajara y se sintiera más cómodo.
—Toma asiento —Indicó YoonGi, antes de entrar a la cocina.
El omega hizo caso y tomó asiento en la misma mesa junto a la ventana dónde fue entrevistado por el alfa hace días. La puesta del sol comenzaba en el horizonte, el rosa y el naranja hacían una linda combinación.
Una pequeña taza con una cuchara fue colocada frente a él, mientras que el alfa tomaba asiento. JiMin se acercó a ver el contenido de está viendo un tipo de salsa color lila— ¿Salsa?
YoonGi asintió— Pruébala y dime honestamente lo que se te venga a la cabeza.
No hizo preguntas, quería probar por lo que tomó la cuchara y tomó un poco del contenido, la llevó a su boca siendo su boca invadida por el dulce sabor de la banana, no evitó cerrar sus ojos gustoso— Está muy rico.
YoonGi asintió— Pruébalo bien y dime lo que se te ocurre.
JiMin lo vio confundido, no entendía el porqué esto pero volvió a tomar una cucharada de la salsa analizando bien el sabor de esta. Se quedó pensativo varios segundos y se colocó de pie, yendo hacía la cocina, pero antes de entrar miró al mayor.
Con un leve asentimiento le dio permiso para entrar, JiMin alentó su paso y apreció unos segundos el poder haber entrado en el lugar. Se dirigió a dónde guardaban los frutos secos y tomó un poco de polvo de nuez en una cuchara.
Volvió hasta dónde el alfa lo esperaba y vertió el polvo en la salsa bajo la atenta mirada del mayor— Siento que un poco de nuez le daría un mejor sabor —se atrevió a explicar, aunque sentía que cometía una pecado al meterse con alguna receta de YoonGi.
Tomó un poco de la salsa y estiró su mano queriendo entregar la cuchara al mayor para que probara. YoonGi en su lugar tomó su mano y metió la cuchara en su boca.
A JiMin casi le daba un infarto, no sabía si solo por la degustación o porque prácticamente le había dado de comer al alfa.
Los segundos pasaron en dónde el alfa analizaba el sabor de la salsa, el omega estaba apunto de gritar de desesperación que dijera algo, pero el alfa habló— Sabe bien.
Dos palabras, simples, pero el omega no evitó sentirse orgulloso de que algo simple como eso haya hecho que el alfa aprobara el cambio— ¿No estoy despedido?
YoonGi negó— Solo mañana estarás de nuevo limpiando, el miércoles ya podrás entrar a ayudarnos en la cocina.
Tanto los ojos y las orejitas del omega se vieron sorprendidas, el alfa tomó la taza y se dirigió a la cocina en silencio— Ya te puedes ir —avisó.
Aunque JiMin no podía entender porque todo este asunto, siendo tan pequeño, le daba una alegría muy grande. Se despidió energéticamente del mayor aunque no lo viera y salió feliz de camino a su casa.
2 mil palabras, como que me pasé un poco ª
No le hagan caso a las cosas de cocina, no se que escribo referente a ello xD
Ya falta un poco para el romance, no awitarse uwu
Espero les haya gustado
Nos leemos luego~
Imagen de JiMin en la história, también haré del resto 🥺
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