TaeHyung era el chico más tierno de la preparatoria, era ese tipo de personas que no podías evitar querer mimar. Era un chico de dieciséis años que estaba enamorado de alguien un par de cursos mayor que él. Llevaba dos años viendo de lejos a ese chico, su nombre era seokjin, pero como era su futuro novio le decía jinnie.

Taehyung había empezado a gustar de ese chico hace bastante tiempo, sin embargo, nunca se había atrevido a confesarse, puesto que sabía que incluso si lo hiciera y fuera correspondido, su mamá no le dejaría tener novio aún. Pero ahora que tenía dieciséis ese pequeño inconveniente ya no estaba más, por lo que finalmente había decidido confesarse en San Valentín.

Taehyung mentiría si dijera que no tenía expectativas sobre lo que pasaría ese día, porque él realmente esperaba ser correspondido y que ese día sea uno memorable. Pero también tenía algo de nervios acerca de la posibilidad de verse rechazado, porque inevitablemente sabía que su corazón, que había albergado tantas ilusiones, terminaría lastimado y sus ojitos se llenarían de lágrimas. Porque aunque él nunca se había declarado antes, sabía que a travesar un rechazo era algo que muchas veces costada, en especial cuando se quería tanto a la otra persona, y Taehyung quería a jinnie más que nada en el mundo, incluso más que a su osito azul de peluche que Jimin le regaló la Navidad pasada. Ese osito era muy especial para él y lo quería mucho, pero a jinnie lo quería muchísimo más. Por eso, a pesar de que no tenía idea de como hacer chocolates, se encontraba allí; en la enorme cocina de su casa, quemando un par de ollas y chupando su dedo recientemente lastimado.

-Esto parecía más fácil en el vídeo...- susurró haciendo un puchero de frustración.

Tendría que buscar ayuda, y sólo pudo pensar en Nam para que le enseñara, después de todo, nam también tenía que preparar chocolates para su novio, así que él debería poder enseñarle a hacer unos deliciosos para Jin ¿no?

Mañana serás mío, jinnie.