[7] Antojo sexual
Maratón 3/?
Cuatro meses de gestación
Sunoo estaba mirando caricaturas en la habitación de sus padres, rodeado de juguetes y almohadas por seguridad, los adultos lo había dejado solo en la habitación por unos minutos y el pequeño ni cuenta se había dado y es que, las caricaturas le distraían demasiado.
Cuando vino un corte comercial Sunoo vio a los lados.
—¿Uh? —miró a todos lados de nuevo para asegurarse, no, sus padres no estaban. Bajó su mirada y observó sus bloques favoritos, armó unos cuantos hasta que cayó en cuenta de que hace segundos había pensado en buscar a sus papás.
Gateó hasta la orilla de la cama y se colocó de espaldas, se sujetó de las sábanas y bajó deslizándose.
Cuando sus piesitos tocaron el suelo sonrió y corrió a la salida, pero antes de llegar a la sala de estar chocó con una pierna, alzó la mirada y le sonrió a su papá Soo que lo tomó en brazos.
—Papá vamos a ved la tevelision —dijo señalando la puerta de la habitación.
—Sunnie, es Televisión, dilo anda.
—Tevelision.
—Televisión.
—¡Tevelisión! —SooBin asintió a pesar de que la palabra no había cambiado, entró a la habitación y dejó al niño en medio de la cama.
—Bebé, tus abuelos van a venir hoy y tu papá y yo estamos preparando el almuerzo, no puedo quedarme aquí —le explicó suavemente. Sunoo puchereó y asintió— ¿No quieres ir conmigo a la cocina? —el niño negó, SooBin besó su mejilla izquierda y se fue antes de darle un último vistazo.
Sunoo se distrajo de inmediato con las caricaturas, se recostó sobre una almohada, la almohada de su papá Jun, lo sabía por el aroma a vainilla más fuerte.
Y por el olor a bebé.
Empezó a tararear una canción mientras miraba la televisión, su estómago rugió.
Tenía hambre.
Nuevamente, bajó de la cama y camino descalzo hasta la cocina en donde estaban sus papás, tapó su boquita con sus manos cuando los encontró besándose.
En silencio, retrocedió hasta esconderse tras el bote de basura, los miró fijamente con sus ojos achinados.
SooBin tenía sus manos puestas en la encimera acorralando al peligris que se dedicaba a besarlo y jugar con su cabello.
Pero Sunoo no notó sus lenguas danzantes si no, otro detalle más fuerte para él.
Por otro lado, los dos adultos se separaron cuando escucharon un sollozo. Voltearon en la dirección y miraron el bote de la basura, tras él estaba Sunoo.
—Bebé, ¿qué te pasó? ¿Qué te duele? —preguntó SooBin agachado frente al niño que los señaló a los dos, acusándolos.
—¡S-se estaban... Se estaban dando beshitos y-y... Y no tenían corachones —dijo ahora señalando sus ojos.
A los adultos les costó un minuto entender lo que había dicho Sunoo quien pensaba que sus papás no se amaban porque se estaban dando besos y no tenían corazones en los ojos.
—Claro que no, Sunnie, si nos amamos —asintió SooBin tomando en brazos al niño que negó con su cabeza— No teníamos corazones en los ojos porque con nosotros es diferente, mira —tomó la manito del niño y la dejó sobre su pecho justo encima de su corazón agitado— ¿Lo sientes? Ese es mi corazón, si late muy rápido es porque amo a tu papá
Sunoo asintió y alejó la mano de SooBin para colocarla en el pecho del omega, también lo sintió agitado. Soltó una risita y se recostó en el hombro de SooBin, tímido.
YeonJun besó la mejilla que tenía libre y le animó a llevar sus juguetes a la sala de estar para que jugara con ellos ya que no podían despegarse de la cocina pero Sunoo negó pidiendo que lo llevaran de nuevo a la habitación.
Ahora estaba acostado en el medio de muchas almohadas y peluches, mirando caricaturas.
Dejó los bloques encima de su panza y bostezó adormecido, sus ojitos pesaban mucho, estaba a nada de quedarse dormido.
Bostezó de nuevo y empezó a acomodarse como le gustaba, boca abajo.
Pero no pudo cerrar los ojitos porque la voz de un hombre en la puerta le hizo dar un salto.
—¿Dónde está el niño más grande de todos? —preguntó HyunKyun en la puerta de la habitación, Sunoo tomó asiento y le sonrió a su abuelo.
—¡Aquí! —contestó alzando sus manos, el hombre pasó a la habitación y tomó en brazos al niño que rió emocionado, le gustaba que sus abuelos fueran, se divertía mucho.
Estaban los padres de SooBin y los de YeonJun, una cena en donde además de ser por el tiempo que no se veían, les darían la noticia del segundo integrante de su familia.
Sumni estaba ahí, mirando de reojo a YeonJun que solo alzaba su ceja y su mentón. A raíz de lo acontecido con EunHae la mujer había creado un odio irracional a YeonJun a pesar de que el omega no hizo acusaciones falsas y sin pruebas.
Pero a YeonJun no le importaba, no era alguien importante en su vida.
SooBin estaba hablando con su padre sobre la empresa en una esquina, él estaba con su madre y su padre junto a Sumni estaban con Sunoo.
—¡Hola, abuela! —saludó el pequeño Choi a Sumni, la mujer le sonrió y besó su mejilla con cariño, a pesar de todo, Sumni amaba a su nieto.
El niño corrió y se abrazó a la pierna de JongDae.
—¡Abuelolo! —le saludó con ese apodo que el niño le había puesto a los dos alfas. El hombre lo cargó y lo llenó de besos antes de dejarlo ir con SunHee que lo tomó y lo sentó en sus piernas para llenarlo de besos.
—¿Quieres un dulce, pequeño? Tengo muchos aquí —dijo señalando su bolso.
—¡Si! ¡Si! ¡Si! —Sunoo aplaudió mirando el bolso de la mujer.
—No hemos almorzado, mamá, no puede comer dulces ahora —le dijo YeonJun, Sunoo hizo un puchero y miró con ojos de cachorro abandonado bajo la lluvia a sus abuelos.
Primero a Sunmi, luego a SunHee, a HyunKyun y a JongDae.
—Awww. Vamos, comelo, no hace daño —animaron los cuatro abuelos mirando con sonrisas resplandecientes a Sunoo quitar el envoltorio del caramelo para comerlo.
Sunoo aveces podía llegar a ser un tanto manipulador.
—Felicidades, a los dos —dijo Sunmi mirando solamente los ojos de SooBin a pesar de que YeonJun estaba a su lado, el alfa sonrió y agradeció a su madre antes de despedirse y verla irse a uno de los autos en donde la esperaba su padre.
Ya era casi de noche, habían comido, jugado, hablado y caído en los encantos de Sunoo.
Lo normal.
Habían recibido felicitaciones e incluso los mayores apostaron el sexo del bebé, cosa que muy pronto haría su grupo de amigos.
YeonJun soltó un quejido apenas SooBin cerró la puerta, sin vergüenza o algún tipo de timidez, quitó su playera y la arrojó a un lado.
—Necesito un masaje, urgente —dijo estirando su espalda.
—Lo que digas —SooBin le siguió por detrás y, sin poder evitarlo, tomó impulso e impactó su mano en el trasero ajeno, provocando que el peligris se volteara a golpearlo sin fuerza repetidas veces.
—¡No! —golpe— ¡Vuelvas! —golpe— ¡A! —golpe— ¡Hacer! —golpe— ¡Eso, Choi SooBin! —y un último golpe. SooBin rió y besó su mejilla.
Cuando entraron a la habitación, Sunoo estaba como una estrella de mar en el medio de la cama más que dormido, incluso tenía un pequeño hilo de saliva corriendo por su mejilla.
Era tierno, a pesar de todo.
—Aw, mi bebé —el peligris besó la frente del niño y encendió el aire acondicionado, tomó una manta y cubrió al niño con ella, dejó almohadas a los lados y tomó a SooBin de la mano para devolverlo a la cocina.
—¿Ahora qué? ¿No iba a darte un masaje? —preguntó el castaño confundido. YeonJun negó y se colocó en la misma posición en la que estaba esa tarde antes de que Sunoo llorara.
Su espalda baja estaba pegada a la encimera mientras que las manos de SooBin estaban también puestas en ella, acorralándolo. Le sonrió sin mostrar los dientes y pasó sus brazos por los hombros ajenos, sin decir nada sus labios se juntaron en un ritmo que, si no hubiese algún embarazo, los llevaría directo a cualquier superficie plana y con espacio.
Era lo único que podían hacer por ahora, besarse.
Con el atrevimiento que le caracterizaba en esas situaciones, el peligris mordió el labio inferior ajeno, se alejó soltando un suspiro satisfecho.
—¿Sabes que me provoca ahora? —preguntó el castaño con su voz más ronca y grave de lo normal.
—¿Qué? —devolvió la pregunta con una sonrisa de medio lado.
—Fresas con salsa de tomate, deben saber bien —dijo separándose para buscar dichos alimentos, a su vez, arruinando el momento. YeonJun golpeó su frente con la palma de su mano y miró a SooBin buscar los ingredientes.
—SooBin pensé que era otra cosa, por la Luna —se quejó mirando como su esposo untaba una de las fresas con un poco de salsa de tomate y la probaba.
Nada mal. A SooBin no le supo nada mal, podía comer algunas más.
—No es mi culpa que tengas antojos sexuales que no puedes cumplir —señaló SooBin untando su siguiente fresa, le había entrado ese raro antojo de repente.
YeonJun bufó. Era verdad, los antojos que tenía se inclinaban más a lo carnal, pero era algo que no se podía hacer en esos meses y SooBin lo hacía entrar en razón unos segundos después.
—Ven aunque sea a besarme, por favor —pidió cruzando los brazos, SooBin le colocó la tapa al frasco de fresas y se acercó al final peligris que no le importó sentir el sabor de las fresas y la salsa de tomate en la boca ajena, no cuando estaba obteniendo lo que quería.
Cuando sus lenguas se juntaron en una danza lenta pero que colocaba sus vellos de punta, SooBin se separó.
—¿Y el masaje? Ven, te daré un masaje —dijo con rapidez guiando al omega al sillón. Se conocía y sabía que no podía estar mucho tiempo siguiendo aquel ritmo sin que sus manos hicieran un viaje a otros lugares, así que era preferible separarse.
Apenas el omega entró en cinta su celo se vio suprimido, es decir que ninguno de los dos tendría una etapa de celo en nueve meses, aunque eso no quería decir que su sensibilidad o demás se viera afectada.
—¿Cuándo sabremos el sexo? —preguntó SooBin con sus manos en los hombros del omega.
—Supongo que en la siguiente cita —dijo con voz adormecida. SooBin aplaudió feliz, emocionado por saber el sexo de su otro hijo o hija.
YeonJun sonrió aún con los ojos cerrado, él no le diría el sexo a SooBin, ya lo tenía todo calculado y nada podía detener su plan.
—Ya, vamos a quedarnos aquí —pidió el peligris recostado en el sillón, SooBin negó alegando que podría hacerle doler más la espalda, YeonJun de inmediato se levantó y fue a la habitación, ahora Sunoo abrazaba una de las almohadas, probablemente pensando que era uno de sus papás.
—Tengo que hacer unas cosas del trabajo, descansa, ten buena noche —le dijo besando repetidas veces sus labios.
—Está bien. Buena noche, te amo —dijo atrayendo a Sunoo hacia él sin algún problema.
—Te amo —SooBin se aseguró de que los dos estuvieran bien cubiertos con la manta y luego de besar con cariño la frente de Sunoo salió de ahí dispuesto a terminar su trabajo lo más rápido que pueda para ir a acurrucarse con su familia.
Con sus rayos de sol, como les dice él en secreto.
•••
The_Dark_Diamond
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