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10

-Mina-

Las clases pasaron bastante rápido para mi gusto, cuando menos me di cuenta pase de tener cálculo a las 7 a.m. a tener filosofía a la 1 p.m. 

En un par de minutos las clases terminarían y tendría que ir por Nayeon a su salón para irnos. 

Cuando la campana sonó mis manos comenzaron a sudar y mi corazón a palpitar horriblemente, el miedo me estaba dominando, pero tenía que ser ahora. 

Guarde mis cosas y salí de mi salón con dirección a la entrada donde se suponía que vería a Nayeon. 

Mientras caminaba entre la multitud de gente choqué con Momo. 

—Minari, ¿a dónde vas? ¿Estás bien? Te ves algo pálida y estás sudando— me preguntó mientras ponía una mano en mi frente. 

—S-sí, estoy bien, necesito hacer algo, Unnie— Momo me miró extrañada — Te lo contaré todo mañana, si todo sale mal... necesitaré tu apoyo. 

Momo me miró aún más confundida y solo asintió. 

—No sé que vayas a hacer, pero no hagas nada estúpido, por favor.

Yo solamente negué con la cabeza. 

—Al contrario, Momo... estarás muy orgullosa de mí. Confía en mí— Seguí caminando alejándome de ella. 

—Suerte— me gritó, yo le grité un "gracias" y seguí mi camino. 

Necesitaba decirle todo lo que siento a Nayeon, esto es algo que ya no puedo seguir ocultando, Nayeon lo tiene que saber ya.

Llegué a la entrada y ahí estaba Nayeon hablando con sus amigas, Jeongyeon y Sana, las tres estaban riendo. 

—H-hola chicas— saludé cuando llegué junto a ellas. 

—Hola— me saludaron las dos amigas de Nayeon mientras que ella me regalaba una tímida sonrisa. 

—Oh, que tarde, quede de verme con Momorin en la biblioteca, nos vemos chicas— dijo Jeongyeon despidiéndose de nosotras antes de irse rápido hacia la biblioteca. 

—Llegaron por mí, nos vemos también— dijo Sana despidiéndose también y dándole una sonrisa extraña a Nayeon, ella solamente se sonrojó. 

Ambas vimos cómo Sana corría hacia la calle y se acercaba a una chica morena, ambas se besaron cortamente y caminaron juntas. Me imaginé que ese es la alfa de Sana. 

—¿N-nos vamos, Mina Unnie?— me preguntó. 

—Ah sí... claro Nay. —le sonrió y comenzamos a caminar a la calle— Mhm... ¿Tienes algo que hacer? 

—No, Unnie... ¿Por qué?— me preguntó curiosa. 

—¿Me podrías acompañar a un... lugar?— pregunté haciendo mi mayor esfuerzo por no tartamudear. 

—Claro, vamos— me dijo Nayeon regalándome una de sus hermosas sonrisas. 

Le devolví la sonrisa y seguí caminando.

No tenía ni idea a donde llevarla, ni siquiera sabía por qué le había dicho que me acompañara. 

—¿A dónde vamos?— me preguntó Nayeon después de un rato de haber caminado.

No sabía ni que decirle, estábamos cerca de una pequeña plaza y de un parque. 

—Ehm... pues verás— traté de inventar algo, Nayeon me miraba expectante —y-yo... —suspiré y me di por vencida, tenía que hacerlo— Ven por favor. 

La llevé hasta una banca del parque que se encontraba debajo de un árbol. 

—¿Q-Qué sucede, Unnie?— dijo Nayeon cuando no sentamos en la banca. 

—H-hay algo que debí decirte, Nayeon, es muy importante y no creo que lo pueda ocultar más— dije tartamudeando y sintiendo cómo los latidos de mi corazón aumentaban. 

—D-dime...— por alguna razón Nayeon se puso nerviosa... tal vez ya se había dado cuenta y estaba buscando la forma de rechazarme. 

Mi pecho dolió ante mis pensamientos pesimistas. 

—Y-yo... bueno tú, t-tú me gustas desde hace mucho y-y ya no lo puedo seguir ocultando— cerré mis ojos después de decirlo y esperé lo peor, los segundos pasaban y pasaban, pero Nayeon no decía nada —E-Entenderé si ya no me quieres volver a hablar y...— no pude terminar porque Nayeon habló. 

—Y-yo... ¿Yo te gusto?— abrí mis ojos y Nayeon estaba roja de la cara y sus ojos brillaban por las lágrimas que se estaban acumulando. 

—S-si, me gustas, pero por favor no llores, Nay— llevé mis manos a sus mejillas, limpié las lágrimas que comenzaban a caer —Sé que soy fea... y que tal vez sea difícil rechazarme, p-pero no tienes por qué hacerlo... yo me alejaré de ti y...

—N-no es eso, Mina... t-tú no eres fea... eres hermosa— pude ver cómo más lágrimas salían de sus ojos —e-estoy llorando porque... porque nunca pensé que llegaría a gustarle a alguien... y mucho menos a alguien tan perfecta como tú.

—N-Nayeon. — lo tomé de los hombros. 

—Y-yo siempre le he parecido desagradable a muchos alfas por mi olor... ni siquiera se me acercaban, y lo entiendo, mi olor es muy fuerte y abrumador... ¿Por qué te gusto? No tengo nada especial, mi olor es horrible, soy fea, soy una inútil... —no la dejé continuar cuando ya había posado mis labios sobre los suyos. 

Podía sentir cómo Nayeon comenzaba a llorar más y como sollozaba en el beso; sin embargo, no se separaba, se aferró a mi cuello y se pegó más a mí. Sus lágrimas se filtraban entre nuestros labios haciendo que sintiera el salado sabor. 

—N-Nayeon... no digas esas cosas por favor, t-tú eres alguien hermosa y maravillosa... tu aroma es lo más delicioso que he olido en mi vida, desde el momento en que te vi y percibí tu dulce esencia caí por completo. No eres fea ni un inútil, cada parte de ti es preciosa y única... me encanta tu cabello, tu bonito lunar debajo de su ceja... me encantan tus manos— tomé una de ellas y dejé muchos besos al rededor de ella, entrelazando mis dedos con los suyos la miré a los ojos —todo de ti es perfecto ante mis ojos... ¿Qué más da si no eres buena con los números? Eso no te hace un inútil, Nay, eres buena en muchas otras cosas... podría pasar toda la tarde diciendo todas las cualidades que yo veo en ti, así que por favor no te digas esas cosas tan hirientes... solamente te lastimas más y también lastimas a las personas que te aman.—sentí como mis mejillas se humedecían, había comenzado a llorar. 

Nayeon aún seguía llorando mirándome a los ojos, sus mejillas se habían puesto más rojas.

—M-Mina...— la volví a besar de manera más lenta. 

—Por favor, Nayeon, dame una oportunidad para conquistarte, quiero convertirme en tu alfa, en la persona que te va a proteger de todo, la persona que te repetirá todos los días lo perfecta que eres, la que te amará con todo su ser hasta que el último latido de su corazón llegue... quiero entrar en tu corazón así como tú entraste en el mío y te adueñaste por completo de él. 

—Minari... —tomó mi mano y la puso en su pecho, justo donde estaba su corazón, podía sentir el fuerte palpitar— cuando menos lo noté... entraste aquí y te alojaste, cuando menos me di cuenta pensaba en ti todos los días... siempre que estábamos juntas mi corazón latía fuerte, cuando estoy contigo me siento tranquila, cómoda y protegida... no te tengo que dar la oportunidad de nada porque ya lograste conquistarme...— mis lágrimas caían con cada palabra de Nayeon, no podía creerlo, me estaba correspondiendo. 

No pude contenerme más y acorralé a Nayeon en un abrazo. Me aferré a ella como si fuera lo más importante que tuviera... y así era. 

—En ese caso... Im Nayeon, ¿le harías el honor a esta tonta alfa de convertirse en tu novia?— le pregunto cuando me separé de ella. 

—Sí, Minari Unnie... esta tonta omega quiere ser tu novia— Nayeon me sonrió y ahora fue ella la que me besó.

Lo tomé de la cintura y la acerqué más a mí, ella volvió a poner sus manos en mi cuello y se aferró. 

A mis fosas nasales llegó su delicioso aroma, ahora era diferente, lo sentía más suave... aún más delicioso. 

—Tu aroma, Nay... es diferente— le dije antes de posar mi nariz delicadamente en su cuello.

—El tuyo también— me dijo haciendo lo mismo que yo olfateando mi cuello. 

Mi lobo por fin estaba feliz, podía sentirlo. Acerqué más a Nayeon a mi cuerpo y sonreí. Ahora no tenía ninguna duda. 

Nayeon era mi alma gemela.

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