Uno
Soojin
Independizarse es el sueño de muchos y la pesadilla de otros, en mi caso fue una decisión que tome en cuanto cumplí la mayoría de edad, hui de la manada. Mi madre aseguraba que una omega no podría andar por ahí sola, pero se le olvidaba que mi carácter era una de mis mejores cualidades, asi que me sentía segura de poder independizarme.
Lo bueno que para este tipo de locuras nunca estaba sola, siempre estaba Soyeon , una alfa algo loca que conocí en la escuela media, fue una de las pocas que se acercó a hablarme con todo y lo selectiva que era para tener amigos, sin mencionar que en ningún momento nuestras castas fue algo que nos diferenciara. Ella se aferró a mi amistad como sanguijuela a la piel, por más que yo fuera algo fría o distante con ella, termino volviéndose parte importante de mi vida diaria, si tenía un mal día ella me animaba, si ella está a de mal humor le gustaba que fuera empalagosa con ella, cosa que no suelo hacer, nos complementamos la una a la otra hasta volvernos inseparables. Incluso con nuestras personalidades podrias asegurar que ella era la omega y yo la alfa.
Cuando le comenté mi idea de irme a vivir sola, ella me dijo que se iría conmigo dándome un poco más de valor, podríamos alquilar algo juntas y así poder trabajar mientras tomábamos la carrera, elegimos cosas diferentes y universidades diferentes, pero gracias a qué vivíamos juntas seguíamos siendo las mejores amigas.
Y algo más....
Las dos teníamos personalidades muy diferentes así que por lo mismo nuestros círculos sociales eran opuestos, mis amigos siempre rondaban en lo intelectual salíamos a beber en bares y platicar de todo y nada, sus amigos eran más intensos estaban tan locos como ella, de la nada se desaparecían por días, regresaba contándome que se fue a la playa y conoció a no sé quién y se metió con no se cuántos. Siempre andaba de omega en omega, pero aun así dejaba su aroma por mi ropa en ocasiones, decía que no lo podía evitar, que era su instinto.
La reprendía por ser tan descarada, pero ella usaba esto para terminar metiéndose en mi cama. No puedo negar que me encanta cuando hace eso. Empezó solo para ayudarnos en nuestros celos, pero después buscábamos la mínima excusa para poder meternos entre las piernas de la otra.
El sexo es bueno para tener un lazo mejor en la amistad, ambas creemos en eso y lo disfrutamos.
—Jinnie —llego acostándose en mi cama —fue un día asqueroso, me dejaron tarea para un siglo y peor que tendré turno doble el fin de semana.
—Pues deberías empezar con la tarea y después cenar te deje todo en la mesa, aunque te tocaba cocinar a ti— me abrazo por atrás.
—Lo se, pero el comité de estudiantes es una monserga, te agradezco que cocinaras, pero hoy estoy algo estresada —su mano se deslizó de mi vientre hasta mi entrepierna— necesito algo de energía.
—No me tienes muy contenta, así que no, vete a cenar.
Su mano ya se había colado por el pantalón de mi pijama, yo me mordí el labio para no soltar ningún sonido cuando sus dedos abrieron un poco mis labios vaginales y un tercero se colaban para jugar con el botón duro y húmedo.
—Solo está vez —mordió el lóbulo de mi oreja haciéndome sentir el aire caliente de su aliento en lo rostro —además la humedad de tu entrepierna me dice que si lo deseas —ronroneo haciéndome tragar saliva.
—Basta Yeonnie, no voy a caer está vez en tu juego.
—Si estuvieras molesta de verdad me dirías Soyeon , no Yeonnie casi jadeando.
Intenté removerme pero en eso dos dedos ya habían invadido en mi interior, sin poder evitarlo más logré gemir.
—Esa es mi Jinnie.
—En verdad no sé cómo a veces te soporto.
—Por esto.
Sus dedos entraban y salían al placer de mi interior, yo quería hacerme la difícil pero ella sabe que me rendiría tarde o temprano, saco los dedos de mi para poder girarme y subirse en mi.
—Me encanta esto— decía jugando con la humedad que traía en sus dedos —puedes decirme que no, pero cuerpo sabe que si lo quieres, tus feromonas me dicen lo excitada que estas
Lamió sus dedos haciéndome sonrojar, la muy maldita sonrió y comenzó a desnudarme.
—No puedes venir a quererme follar cada que te sientas estresada Soyeon , no soy un juguete.
Decía esto pero la estaba dejando quitar cada parte de mi pijama y ropa interior sin oponer resistencia.
—Ya te lo he dicho Jinnie, yo soy tu juguete, tu alfa de repuesto, no es mi culpa que seas tan comestible, deja de usar este tipo de prendas en casa, que solo haces que fantasee contigo cada que te pasas con descaro por mi cuarto, a buscar "algo".
Cierto si lo hago con intensión.
—Pero no es de todos los días, tu eres la lujuriosa de las dos.
Se encoge de hombros y se quita la blusa mostrándome que no trae ropa interior debajo de esta.
—En eso tienes razón, pero mientras no tengas un alfa y te mojes cuando te toque, seguirá pasando esto.
Nos señala y junta su pelvis a la mía meneándose un poco para frotando ya su dura erección con descaro, sus gemidos aparecieron y yo olvide porque estaba molesta con ella.
—Dios querida tu coño está tan húmedo, me encanta sentir como tus piernas se mojan por tus jugos.
—Eres una vulgar.
Se agachó para tomar mi rostro entre sus finos dedos y darme un beso mordiendo mi labio.
—No te hagas la digna si te encanta que te hable sucio.
Su lengua recorrió mis labios mientras sus movimientos pélvicos me distraían de lo brusca que era al besarme, no me había penetrado y yo ya estaba perdida, cuando empezó a bajar por mi mentón su lengua caliente llegando a mi cuello, sabía lo que se avecinaba, los dedos de mis pies se contraían ansiosos por el recorrido de sus labios que se abrían para que sus dientes marcarán mi piel, le importaba poco si me dejaba moretones, mordía mis pechos y succionaba la piel que tardaba días en no usar escotes por qué se notaban las marcas de salvajismos de esa mujer, pero no es una queja.
—¿Te he dicho lo lindos que me parecen su pezones? —su dedo hacía círculos en este mientras hablaba —son tan ricos, y la forma en la que se endurecen por mi lengua.
Dicho esto procedió a meterse mi seno a la boca como si se amamantara de él, volvió a bajar su mano para meter sus dedos en mi, yo solo seguía retorciéndome, con un sonoro plop dejo mi seno derecho para irse al izquierdo, entre las succiones en mi senos y sus dedos moviéndose ha placer dentro de mí, podía sentir como todo mi vientre se contraria, pero cuando iba a llegar Soyeon se detuvo.
—Casi quieres arrancar mis dedos —subió a mis labios —aun no quiero que termines.
Me empezó a besar bajando la ansiedad de correrme, su piel desnuda se frotaba contra la mía y acariciaba mis muslos, aunque hacíamos esto frecuentemente aún no me atrevía a más cosas, así que Soyeon tomaba mis manos para guiarlas hasta donde quería que la tocará, ahora las había puesto en uno de sus pechos, apreté este masajeando un poco, se sienten suaves al tacto y su pezón duro en mi mano era simplemente artístico.
Dejo de besar mis labios para bajar por mi mentón con besos húmedos.
—Creo que es momento de dejar el juego previo a un lado y pasar a las ligas mayores.
Se levantó de mi cama y camino hasta mi cajonera, sacando una caja de preservativos.
—¿Crees que debí comprarlos de sabores?
Me senté abrazando mis piernas con el rostro rojo mirando como se ponía el condón.
—Sigo sin entender como puedes lucir tan normal, diciendo todas esas cosas.
—No digo nada malo.
—Tus acciones demuestran lo contrario.
Se acercó a mi despacio, yo evitaba ver su erección me ponía nerviosa el tamaño, me concentraba en su cara que me observaba como un león acechando una presa, se subió a la cama para ponerse de rodillas frente a mi abriendo nuevamente mis piernas, lamió dos dedos y frotó otra vez mi húmeda vagina.
—Creo que no habrá problema si entro así, últimamente no necesitamos lubricarte.
Antes de que pudiera replicar, sus labios ya estaban devorando de nuevo los míos, sentí como se alineaba, empujó con habilidad haciendo que mi espalda se arqueaba y un gemido saliera de mi garganta.
—Como me encanta escuchar eso, hazlo más fuerte para mí.
Tomo mis caderas y su pelvis se empezó a en un continuo vaivén, sus pechos se movían sincronizado con el rebote de los míos.
Me levanté un poco para alcanzarla y besarla mientras seguía bombeando sin piedad mi interior, su cuerpo se sentía caliente y su aliento era algo adictivo, fue mi turno de dejarle una marca así que succione la piel de su cuello causándole un poco de dolor, caí en cuenta algo tarde lo que había hecho, cuando la observé sonreía de manera ladina, me soltó las caderas y me bajo para ponerme en cuatro sin dificultad, dio un azote fuerte con toda la palma de su mano, luego jalo mi cabello hasta arquear mi espalda y atrapar mi mentón en esta posición.
—Sabes Soojin— lamió mi oreja —siempre pensé que si intimábamos, la dominante serías tú pues eres una omega muy rebelde —volvió a alinearse para penetrarme en esta posición—pero eres tan linda, tan dispuesta a dejarte hacer— entro de nuevo sin dudar —que me haces ser una maldita.
Trague saliva al sentir como se empezó a mover sin soltar mi cabello, sus dedos se encajaban en mi cadera marcándose.
—Soyeon —ya era más un susurro que un gemido.
Mis piernas estaban temblando las separó más y me acostó dejando mi cabeza en el colchón y tomando mi brazo para colocarlo en la espalda.
—¿Ya vas a llegar bonita?
No podía contestarle estaba concentrada en el hormigueo de mi vientre, apreté mis puños y me libere sentí como mis jugos llenaban mis piernas soltó mi brazo y dejo besos en mi espalda ella también soltó un pequeño gemido terminando a la par, salió de mí , y en lo que recuperaba el aliento escuché como se lo quitaba el condón, arrojándolo a la basura.
Se recostó a mi lado y me giro para abrazarme y volver a quitarme el aliento, no se cuanto tiempo estuvimos aún besándonos pero si se que cuando nos separábamos sus labios se veían rojos e hinchados.
—Ahora si me dio hambre, aunque tome mi postre antes de la comida.
Rodee los ojos y ambas nos reímos.
—Perdona por la marca en el cuello.
—No me molesta, me gusta que empieces a tomar la iniciativa, además yo te de deje más marcas.
Me señala con obviedad todos los pequeños manchones rojos que para mañana estarán en un tono violáceo.
—Entonces debería de dejar más para compensar.
—Vale, solo deja como algo y regreso.
Se levantó de la cama solo se puso la camisa y salió de mi habitación.
—¡OYE NO ERA ENSERIO YA ME DUELE LA CADERA!
—¡Pues aún tengo energía!
¿Qué no dijo que tuvo un día pesado? Mi mejor amiga me va a venir matando en la cama...
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