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XXXII

Después de la tormenta llega la calma.

Esa frase se la habían dicho en tantas ocasiones llenas de tonos grises que jamás pensó que esas palabras se podrían aplicar en él. Cuando perdió a sus padres era demasiado pequeño, pero el recuerdo de ver a su madre postrada en una cama había quedado grabado en su mente; su padre no tardó mucho en seguir a su amada omega y él quedó a la deriva en manos de su abuelo. Apenas era un cachorro que no comprendía el mundo en el que vivía, pero ya se encontraba solo, descubriendo por sí mismo cómo vivir.

Creyó no volver a ver ese efecto que hace la luz dejando ver hermosos colores, el tan hermoso arcoíris que adoraba ver después de una tarde lluviosa junto a su madre. Más la vida lo sorprendió después de su pérdida, lo pudo volver a ver cuando un pequeño niño con una enorme sonrisa geométrica le sonrió tan bonito, haciendo que su corazón latiera tan fuerte que el lobo en él despertó de nuevo luego de la muerte de sus padres. El que lo separaran de su lindo omega lo devastó tanto que nuevamente volvió a ver el mundo en tonalidades grises.

Todo se reducía a pérdidas. Llegó a pensar que algo malo ocurría con él, porque todo lo que amaba terminaba por alejarse de él. Se sentía enojado con la vida y frustrado con su propio lobo. Limitaba sus interacciones con las personas hasta que conoció a Chayeon convirtiéndose en el pequeño respiro que necesitaba, no era amor romántico lo que sentía hacia ella, mas el deseo de no volver a perder algo, sentir que pertenecía a un lugar lo hizo actuar de manera incorrecta en muchas ocasiones con ella. Fue egoísta y eso tuvo un costo, al menos así lo pensó durante mucho tiempo.

Ahora comprendía el significado de encontrar el arcoíris al final de esa devastadora tormenta. Lo tenía frente a sus ojos, irradiando luz con reflejos de colores, miles de ellos que, ocultaban nuevas oportunidades para él, para ellos. Diosa, no podía dejarse invadir por el miedo, aunque quien lo culparía. Porque la belleza que tenía frente a él solo le dejaba en claro que todo era parte de un destino escrito; uno que al parecer ellos debían ser fuertes antes de estar bien y la naturaleza jamás se equivocaba, incluso cuando creyeron que no era posible cumplir su deseo, la vida les dio un pequeño golpe para darse cuenta de cuán preparados podrían estar.

La naturaleza nunca le había parecido más maravillosa hasta esa perfecta mañana en la cual las únicas curvas y montañas que deseaba observar le pertenecían a su bello sol, trayéndole una sensación de tranquilidad, cuando por fin, después de varios días en la Isla Jeju, ese sería su último amanecer en ese lugar. Se habían quedado en el hotel mientras ellos tomaban un descanso, así como eran parte del proceso contra Kang Doyung; atestiguando sobre lo que sucedió en aquel sitio, donde su omega casi fue sometido, violentado, incluso había sufrido de un intento de borrar su lazo. El gruñido en su interior no lo pudo controlar al recordar esa escena, ver la curvatura del cuello de Taehyung con las líneas rosadas y sanas, poseyendo su marca totalmente intacta, le traía paz.

El omega se removió un poco en su sitio debajo de las mantas, haciendo que Jungkook abriera los ojos, estando alerta ante cualquier molestia, mas el notar cómo se volvía acomodar entre el pequeño nido que él mismo había armado le hizo destensar los hombros. No fueron las mejores noches, a decir verdad, solía dormir por muy pocas horas y pasaba el resto de estas en la misma posición en la cual se encontraba ahora, observando a su omega dormir plácidamente, rodeado de su esencia fuertemente impregnada en su almohada.

Su mano tembló un poco dudosa de lo que quería hacer, hasta que en movimientos lentos llegó a la orilla de la manta que cubría el cuerpo del omega, descubriendo su cuerpo desnudo, deleitándolo con esa pequeña curva la cual se hacía notar con los pocos días que habían pasado ahí. La doctora les mencionó que quizá el lobo de Taehyung se enfocó tanto en proteger a los cachorros que de ahí nacía el que fueran poco notorios los cambios físicos.

Están aquí. A salvo.

La piel bajo su tacto era cálida, suave y abultada. Joder, era extraño saber que había dos pequeños seres creciendo ahí, aún más raro se sentía el sentirlos de alguna manera, como si no solo su mente tuviera el conocimiento de los cachorros, también podía percibirlo de una forma física.

— Jungkookie, lo estás haciendo de nuevo – la voz ronca de Taehyung lo alertó, llamando su atención. Aún tenía sus ojos cerrados y eso le hizo pensar por un segundo que solo estaba alucinado, pero su lazo le dejó más que claro que lo había despertado – ¿harás esto cada mañana?

— Siempre te he observado mientras duermes – murmuró Jungkook desviando la mirada hacia al pequeño vientre, mientras suspiraba gustoso al sentir las caricias en su cabello. Apenas un susurro pudo percibir, no era verbal, más bien era una sensación, mas sabía qué significaba —. Acabo de despertar y no me resistí a verte dormir.

— No mientas, sabes muy bien a lo que me refiero – Taehyung comenzaba a sentirse un tanto preocupado por la situación. Cada mañana era lo mismo, no solo se trataba de Jungkook cuidando su sueño como usualmente lo hacía, ahora se trataba del alfa teniendo pequeñas crisis ansiosas por el bienestar de sus cachorros —, puedo sentir a tu lobo alerta.

— De acuerdo, me descubriste – suspiró rindiéndose a ocultar más su malestar – Es solo que, no puedo parar de pensar si estarán bien – se quejó el alfa mientras fruncía su ceño sin dejar de dar caricias en la pequeña curva.

— Tú los viste en el ultrasonido y la doctora dijo que lo están.

— No hablo solo de eso, amor. Me refiero... no quiero que estén bien un momento y al otro todo cambie, ¿Cómo puedes estar tan seguro solo con las palabras de la doctora?

— ¿Por qué tú no lo estarías? Soy yo quien los lleva dentro, sé identificar cuando me siento mal o cuando no.

Ambos estaban emocionados con la idea de saber más respecto a sus cachorros, incluso tenían una cita programada con Jieun para cuando regresaran a Seúl, pues ella tenía todo el expediente médico de Taehyung, era la más indicada para llevar todo el proceso, pero aun así quien peor la pasaba era Jungkook. Saber y no conocer nada, eso le encrespaba los nervios, el que la doctora Yuna le mencionara no tener más información respecto a una gestación de puros, solo representaba más ansiedad.

Todavía recordaba el sonido de ambos corazones latiendo tan rápido que al principio se asustó, ver lo pequeños que eran colocaba mayor presión sobre sus hombros. Taehyung incluso dormía rodeado de almohadas solo para solventar su instinto de protección. Joder ¿Cuántas veces preguntó si todas esas veces que le hizo el amor a su omega no habían afectado a los cachorros? Y la peor situación de todas era que en cualquier momento tendría que exponerlo para declarar frente al Consejo Supremo por las faltas cometidas por aquel alfa.

Taehyung se había enojado con él porque durante el interrogatorio no dejó de gruñirle al detective que estaba frente a ellos, cada que el otro alfa hacía un movimiento; una simple acción que incomodara de alguna manera a su omega terminaría con él gruñendo, su lobo saliendo cada tanto, sus feromonas manteniendo a raya al contrario y todo lo que era un actuar posesivo. Ese día se ganó no poder darle mimos a su vientre, cosa que se había vuelto una costumbre.

Definitivamente, se iba a volver loco en el momento que estuvieran delante del Consejo Supremo, quizá si lograba convencerlo de no presentarse por su estado se sentiría menos impulsivo. Le carcomía el recuerdo de las manos de otro alfa sobre el cuerpo de Taehyung, de solo pensarlo sus colmillos volvían a picar por terminar lo que esa tarde dejó incompleto, podía aún percibir el sabor de la sangre ajena en su boca y por más que quisiera arrepentirse no lo hacía.

— Jungkook – las manos del omega acunaron su rostro para que lo mirara, no se había dado cuenta en qué momento se había incorporado, ahora notando la diferencia de alturas, pues él aún se encontraba de rodillas en el suelo – ven a la cama.

Unas simples palmadas a la superficie blanda fueron suficientes para convencerlo, su cuerpo se movió en automático para abrazarse al cuerpo de Taehyung, colocando sus manos sobre el vientre del omega, quien expulsó un poco más de su esencia para relajarlo. Estar en esa posición siempre le traía paz a Jungkook, pues su mayor miedo era lastimar el vientre abultado que resguardaba a los cachorros, estando en ese lugar podía hundir su nariz en el cabello largo de su omega, tenía la libertad de besar la piel de su cuello y sobre todo aferrarse a su cuerpo sin temor a nada.

La esencia dulce lo adormecía, quizá para algunos solo era empalagosa, pero para él no era así. El alfa amaba poder percibir esa tonalidad un tanto más dulce en su aroma, aún era débil, pero estaba presente.

— Alfa, te sientes así de ansioso porque dudas de nuestros cachorros – cuestionó Taehyung, una vez supo que Jungkook se encontraba más tranquilo – te prometo que no me siento mal. Estoy totalmente sano y los bebés son muy fuertes. Además, mi lobo los protege, aún lo siento un tanto ausente en algunos momentos, pero ahora sé que está cuidando de ellos.

— Amor, ¿no te sientes ni un poco preocupado? – murmuró contra la piel del omega, este negó, suspirando complacido al sentir las caricias en su piel, pues luego de una semana después de descubrir la existencia de los cachorros esto era lo único que recibía por parte del alfa, leves toques —. Ni siquiera sentiste miedo de verlos tan pequeños que cualquier cosa los puede llegar a lastimar.

— Sientes miedo porque algo más pueda pasar, ¿no es así? – el silencio fue su única respuesta, el lazo era un tanto confuso en esos momentos para interpretar —. Yo también temo por eso, pero tenemos que disfrutar esto que nos está ocurriendo – apretó más el agarre en su vientre, sintiendo como el cuerpo del alfa se tensaba al percibir que estaba haciendo mayor presión – justo aquí, cada día, hora, minuto y segundo es un nuevo inicio.

Jungkook logró retirar su mano del firme agarre de su omega, abrazándose a su cuerpo por sobre los hombros, repartiendo besos, como una vía de escape. Taehyung suspiró sintiéndose un tanto triste al notar que nada calmaba a su alfa.

— Me gustaría que también disfrutaras este momento.

— Trato, en serio que lo hago, pero el tiempo corre y si algo pasa...

— Solo debemos esperar unas semanas más para salir de peligro.

— No, amor – negó Jungkook aferrándose más al cuerpo de Taehyung – el peligro siempre está, nunca sales de estar en peligro...

—Jungkook estuve en peligro mientras estaba encerrado con Doyung. Tenía miedo porque me hiciera algo y el no saber que los cachorros estaban aquí me hizo mantenerme un poco más cuerdo... — el estremecimiento en el cuerpo del alfa fue evidente, sin embargo, Taehyung no dejó de hablar —. Sé los riesgos de estar embarazado, pero eso no me hace opacar el momento.

— No quiero perderte o a ellos.

— Recuerdas cuando tenía miedo todo el tiempo – lo interrumpió su omega, ladeando un poco más la cabeza, exponiendo su cuello para que el alfa encontrara un espacio en ese lugar – me dijiste que debía hablar porque desde el miedo no lo podría hacer.

— Esto es diferente.

— No lo es – se giró para confrontarlo, con su ceño fruncido, su labio abultado y un semblante un poco molesto —, tú tienes miedo que enferme como Chayeon ¿no es cierto?, pues te diré algo. Estoy más que bien con este embarazo, la doctora me dijo que todo se estaba desarrollando bien con los cachorros, sin importar lo que haya pasado.

Tomó ambas manos del alfa, entrelazándolas con las propias y lo miró directamente a los ojos, exponiendo el azul en los propios, llamando la atención del alfa.

— No soy ella.

— Yo jamás te compararía.

— Lo haces, de cierta manera. Tienes miedo que algo similar me pase – su voz se iba volviendo más como un susurro que encerraba un secreto, acercándose hasta estar a milímetros de la boca contraria —, pero sabes algo, mi lobo es mucho más fuerte y nuestros cachorros es lo que más estaba esperando, deseoso de sentirlos.

— ¿Sí? – murmuró apenas sin aliento contra los labios contrarios, poco a poco cayendo bajo los encantos del omega.

— Sí, y sabes qué otra cosa está deseando tener – sus labios apenas rozaron con los contrarios, sacándole un jadeo gustoso al alfa – a ti. Queremos a nuestro alfa, fuerte – dejó un beso en la barbilla de Jungkook causándole un cosquilleo extraño – complaciente... — un pequeño delineo con su lengua en el labio inferior del alfa fue suficiente para que las manos de este buscaran lugar en su cuerpo, sacándole un jadeo —. Tócame... no te detengas por favor.

— Mi sol, no quiero lastimarlos.

— Estuvimos muchas veces juntos antes de enterarnos de que estaban aquí y no sucedió nada – Taehyung se volvió a acercar a los labios contrarios tratando de atraerlo para que no saliera de la nebulosa de sus encantos mientras a través del lazo quedaban claras sus intenciones – estaremos bien.

— Tengo miedo, ¿Qué tal si tu lobo me vio como una amenaza y por eso se escondió?

Podía percibirlo tan latente como si fuese su propio miedo, sabía que aquellas emociones no eran propias y, sin embargo, las estaba viviendo como si lo fueran. Su propio lobo no estuvo de acuerdo con lo que mencionaba Jungkook, haciéndose presente dejando de lado su ardua labor de proteger a sus cachorros para dejarle en claro a su alfa que estaba ahí, el lado humano era demasiado inseguro y eso nublaba el aceptar las emociones de su propio animal.

— Eres nuestro alfa – lo tomó de las mejillas, dejando leves caricias, haciéndole erizar la piel – mi Jungkook. Nunca me has hecho daño y si mi lobo ha estado así es porque debe estar más que decidido a resguardar a los cachorros. Solo escucha a tu lobo... no nos lastimaras.

Si tan solo todo se hubiese quedado en esa burbuja idílica de amor compartido, quizá Taehyung habría sentido que el nudo que se formaba en su estómago se debía a un orgasmo y no por estar preocupado al ver como su alfa salía corriendo al baño, encontrándolo de rodillas en el inodoro tratando de recobrar su poca estabilidad.

"Solo es estrés"

Por supuesto que no creía nada de eso. Se suponía que todo terminaría en unos días cuando estuvieran más tiempo juntos, para que el alfa no volviera a sentirse mal, pero nada cambió. Se mareaba con facilidad y tenía siempre esos pequeños episodios extraños donde casi devolvía lo poco o mucho que estuviera en su estómago. Según les comentaron el estrés de la mutación y el vivir algo como lo que sucedió estaba afectando, en especial el hecho de una separación como la de ellos.

"Es producto o consecuencia. No deben temer en unos días pasará"

Su alfa no era así, su Jungkook no podía seguir así, mas esa era la razón para quedarse un tiempo más en Jeju. Ese mismo día viajarían a Seúl una vez tuvieran los resultados de sus análisis, para descartar cualquier problema, Jungkook no le había mencionado nada, pero sabía que era tan malo como él ocultando cosas y el mencionar que quería saber si podía padecer la misma enfermedad que su madre podría ser la respuesta todo.

— Jungkook, ¿estás bien?

— S-sí, solo de nuevo sentí eso...

Taehyung se arrodilló junto a él, acariciando su cabello, enredando sus dedos en el mismo para así acercarlo, tan pronto como lo hizo Jungkook buscó su refugio en la curvatura de su cuello, aspirando, olfateando, relajándose al sentir el aroma de su omega invadiéndole el aire de los pulmones. Sus brazos rodearon el cuerpo ajeno hasta hacerlo subirse a horcajadas, no con el fin de provocar, sino para él tener un mejor acceso a su piel, aunque ya estuviese desnuda.

Estaba demasiado preocupado porque la situación no mejorara, al menos sabía que si expulsaba un poco de su esencia haría mejorar al alfa, pero estar en esta situación no ayudaba a su poco control. Podía sentir como Jungkook recorría cada centímetro de la piel en su cuello, recordándole la primera vez que el alfa estuvo en celo y solo lo olfateó, claro hubo una que otra lamida junto con pequeñas mordidas que nunca faltaban, pero estas eran más dulces, menos voraces y él se estaba consumiendo en el calor del cuerpo de su alfa.

¿Cómo se había logrado contener Jungkook estando en pleno celo? Él moría por sentirlo mucho más ahora que tenía las hormonas a flor de piel. Solo necesitaba un poco...

— Sé lo que estás pensando – murmuró Jungkook dejando una mordida más en su clavícula, sacándole un pequeño grito que hizo eco en el espacio reducido.

— No, sé de lo que hablas – fingió demencia, sintiendo todo el calor de su cuerpo, acumulándose en sus mejillas, una vez el alfa lo volvió a encarar, con sus ojos entrecerrados y sus manos apretando un poco su trasero, haciéndole inevitable el no tomar los hombros ajenos.

— Omega.

— De acuerdo – mencionó rendido al ser descubierto – sí estaba pensando en eso – abultó sus labios, notando cómo el alfa negaba divertido —. No puedes culparme por querer estar contigo. Lo hacíamos mucho y de pronto me tienes en abstinencia, no es muy justo de tu parte.

— ¿Abstinencia?

— Sí, tenemos casi una semana y media de no hacer nada – se quejó, mientras pegaba más su cuerpo al de Jungkook, sentir su piel cálida era un pequeño placer, aunque el frío de la habitación no ayudaba – ni siquiera me tocas. Tengo las hormonas del embarazo haciendo cosas en mi cuerpo. Hazte cargo.

La risa de Jungkook invadió todo el espacio, dejando de lado su malestar al ver aquel pequeño berrinche que le hacía su omega. Le parecía tan adorable de su parte que hiciera ese tipo de cosas, él también extrañaba unirse con Taehyung, solo quería esperar un poco más a que los resultados de sus análisis les dieran buenas noticias.

— No te rías, esto es algo serio – se volvió a quejar, haciendo un movimiento con sus caderas sobre la entrepierna del alfa, que vaya si no causó algo en el cuerpo ajeno —. Si no quieres hacerme daño entonces yo podría ¿montarte?

— ¿Hacer qué cosa? ¿Dónde aprendiste eso?

— Jimin me dijo... — sus palabras quedaron silenciadas gracias a un beso, no tan intenso, pero sí con un poco de pasión, algo a lo que sí estaba acostumbrado a sentir y recibir. Con las manos de Jungkook paseándose por toda su espalda hasta que en un chasquido terminó su beso – entonces ¿sí puedo?

— Mi sol, tú no tienes que preguntar, has lo que quieras conmigo – pudo notar el brillo en los ojos lujuriosos de su omega con destellos azules mientras se mordía el labio, mas lo pudo detener a tiempo para que lo dejase terminar de hablar —, pero cuando volvamos a Seúl. Estando en nuestro apartamento y estando seguros de los resultados de la doctora Jieun.

— Okay – murmuró un tanto satisfecho con lo que escuchaba, el alfa le dejó un tierno beso esquimal y luego dejó otro en sus labios.

— Ahora, ¿Qué te parece si desayunamos? Muero de hambre.

— Parece que tú eres el embarazado – se burló sin filtro alguno, riendo a carcajadas sonoras cuando el alfa comenzó a hacer cosquillas.

— Estamos embarazados mi sol, pronto podremos comparar tu pancita con la mía, aunque creo que ustedes me ganaran en muy poco tiempo – llevó su mano de nuevo a ese espacio en el cual estaban los cachorros, ahora en un agarre un poco más seguro, solo un poco —. Se está haciendo más notoria, ¿cierto? – el omega asintió, con una sonrisa demasiado cálida al ver el brillo que tenían los ojos de Jungkook —. Lo siento si he actuado extraño, prometo confiar un poco más – volvió a aferrarse al cuerpo de Taehyung en un cálido abrazo, buscando de nuevo el cuello de este – los amo demasiado.

— Nosotros también te amamos a ti alfa, mi Jungkook.

— Te amo infinitamente más, mi sol.

Taehyung se puso de pie bajo la atenta mirada del alfa, quien estaba inmerso en controlar cualquier mal movimiento, o algún gesto que le indicara que algo malo ocurría. El omega le sonrió una vez ambos estuvieron de pie, frente a frente, no se privó de abrazarse contra su cuerpo para olfatear el aroma de Jungkook, paseando sus dedos por la piel desnuda del torso. Su vista se desvió levemente hacia la piel rosada del hombro derecho de su alfa, sus labios se abultaron al ver la cicatriz provocada por la rozadura de la bala.

— No veas eso mi sol – murmuró Jungkook mientras le tomaba de la barbilla para hacer que lo mirara a los ojos.

— Se ve horrible. Es otra cicatriz provocada por mi culpa.

— Es solo un pequeño recuerdo de la devoción que te tengo. Daría mi vida por ti, aunque ahora sea mi brazo el que cargue con eso, o es que ¿ahora estoy defectuoso para ti? – Taehyung negó, pero no aceptó la pequeña broma del alfa, incluso sus labios se abultaron aún más. Jungkook no se resistió a dejar un beso en el puchero de su omega para buscar consolarlo —. Entonces tendré que buscar una manera de taparlo y así quede oculto de tus bonitos ojos.

— ¿Cómo?

— Puedo utilizar todo el tiempo camisas con mangas largas – un gruñido salió de Taehyung mostrando su disgusto ante eso, él amaba ver a su alfa paseándose por su apartamento con el torso desnudo —. Por qué me gruñes, míralo desde este punto de vista, podrás quitarme la ropa todas las veces que quieras.

— No quiero eso. La ropa solo ocultará por un momento la cicatriz.

— Está bien, entonces ¿qué te parece un tatuaje como los tuyos, pero permanente? Podrías incluso hacer un bonito dibujo para diseñarlo y así cubriríamos por completo esta fea cicatriz con algo que te guste.

— Podría hacerte un dibujo a diario como lo hacía con los míos.

— Preferiría algo que sea totalmente eterno en mi piel.

— Okay, pero solo si yo hago el diseño.

Jungkook asintió satisfecho con el acuerdo al que llegaron, abrazando de nuevo a su omega, aspirando su aroma dulce, embriagándose con este. Dejó unos cuantos besos en su cabeza antes de separarse un poco para por fin regresar a la habitación, cambiarse de ropa y así dirigirse a tomar un merecido desayuno antes de su cita en el hospital. Debían tomar un vuelo después de eso, esperaba que todo resultara bien. Tenía que estar bien.   

Debía sentirse bien el saber que todo se encontraba en orden, ¿cierto?, entonces ¿por qué sentía como si una enorme piedra se hundía en su estómago revolviéndole todo el contenido con solo seguir aspirando el ambiente de hospital? Taehyung le tomó de la mano llamando su atención mientras le brindaba una bonita sonrisa en un intento de calmarlo, sabía que no se estaba limitando en transmitir todo lo que estaba sintiendo en esos momentos, pero le era imposible no estar así.

— Señor Jeon, no debe temer. Los estudios no mienten, todo está normal.

— Entonces – interrumpió el omega de inmediato teniendo la misma pregunta que su alfa – ¿Por qué últimamente se ha sentido tan mal?

— Bueno...

— Por favor no diga que es estrés – replicó Jungkook cansado de esa pobre excusa, viendo al doctor frente a ellos sonreírle.

— Por más que suene lógico, en esta ocasión me atrevería a decir que se trata de un embarazo compartido – el doctor trató de evitar que su risa saliera al ver cómo ambos ladeaban la cabeza en confusión —, dado que sus jerarquías son puros es un tanto diferente lo que pueda suceder en el periodo de gestación.

— Pero yo no me siento mal.

— Entonces su esposo será quien padezca los síntomas – ambos abrieron los ojos, sorprendidos e incrédulos por lo que escuchaban – no soy un ginecólogo, pero sí tengo los conocimientos que existen casos donde es el alfa quien padece la sintomatología. Puede deberse desde el Síndrome de Couvade o bien a la conexión tan fuerte que tienen como destinados. Si su lobo omega no dejaba que sospecharan sobre el embarazo, lo más probable es que el lobo alfa del señor Jeon cargara un poco con ello.

— ¿Será así todo el embarazo? – cuestionó el alfa al sentirse asustado, haciendo que Taehyung no contuviera la risa, se veía gracioso estando así.

— No, es muy probable que una vez se normalicen los síntomas disminuyan, pueda que sigan compartiéndolos un poco o incluso, pues ya no tenerlos. Es muy difícil saber con certeza dado su condición de puros.

Las palabras de su propia doctora volvieron a resonar en sus mentes. Todo cabe en lo posible. Era como caminar a ciegas con un tesoro invaluable, el cual sus propios lobos protegían incluso de ellos mismos.

— Doctor – interrumpió Jungkook sus propios pensamientos – mi madre padecía de una enfermedad extraña del corazón ¿Es posible que la padezca en algún momento?

— ¿Qué tipo de enfermedad?

— No lo sé, era demasiado pequeño cuando ella falleció – la mano de Taehyung volvió a brindarle calidez, haciéndole saber que estaba con él – estaba muy débil, se cansaba con facilidad y los últimos meses solo pasaba en cama, tampoco comía y su olor se hizo demasiado débil.

— No suena como algo que sea del corazón, más bien suena como si hubiera estado afectada por el virus de Lazo roto falso – el doctor revisó en su computador para buscar rápidamente el dato que necesitaba, era algo que estaban manejando actualmente – les explicaré. El lazo falso es un virus con el que se empezó a experimentar hace unos cuantos años, para que los omegas no padecieran los procesos dolorosos ante la pérdida de su alfa, ya fuera de manera natural o porque eran abandonados, sin embargo, cuando comenzaron las pruebas el virus era muy inestable, contagiando a más población de la que esperaban.

Lo que había parecido la solución ante una problemática, repercutió en miles de personas contagiadas con aquel virus que los hacía poco a poco perder la conexión de sus lazos con sus propios lobos, dando como resultado distintas secuelas como lo eran: enfermedades cardiacas, órganos vitales dejando de funcionar, alucinaciones y por último la muerte, en casos extremos era inmediato el colapso, mas si lograban controlarlo el afecto podrían sobrevivir por un periodo corto de tiempo.

Las nuevas uniones siempre lograban prolongar la vida de la persona, mucho más si se encontraban con su destinado, teniendo un tiempo de vida de cinco a seis años a partir del contagio, era una condena para ambas personas al unirse y eso solo dio paso para que las prácticas de unión y marca comenzaran a ser menos. Nadie estaba seguro si la persona con la que compartían un vínculo estaba a salvo de esa enfermedad.

Los más afectados eran los padres gestantes, quienes al padecer la enfermedad estaban más propensos a tener pérdidas. Para los pocos que lograban llevar un proceso de gestación exitoso tenían la tranquilidad que la enfermedad no era hereditaria, pues no se trataba de algo congénito y con los tratamientos necesarios disminuyeron las formas de contagio de la madre a los cachorros.

— En su caso, señor Jeon, su misma jerarquía lo salvó y dada la jerarquía de su omega, sus cachorros serán muy fuertes. No tienen nada de que temer – esas palabras les provocaron una paz inexplicable a ambos – lo que puedo recomendarles es que vayan con un ginecólogo que lleve todo su proceso de una manera controlada. Por mi parte es todo lo que puedo decirle y felicitarles por su nuevo inicio.

El viaje apenas iniciaba, con todos los cambios conocidos y los desconocidos, era totalmente imposible saber lo que vendría a continuación. Tenían demasiadas preguntas para Jieun, muchas más por parte de Jungkook, pues el solo saber que compartirían los síntomas no lo dejaba del todo tranquilo, ¿también padecería los dolores de parto?

Demasiadas preguntas y pocas respuestas, mas ahora podrían viajar a su hogar sanos y salvos, esperando que su abuelo se hiciera cargo de lo que le había pedido. El sentimiento de anticipación ante lo que se avecinaba hacía que su lobo exigiera hacerlo él mismo y Jungkook estaba de acuerdo en hacerlo de esa manera.

Calor. Una simple palabra que podía significar demasiadas cosas tanto figurativas como físicas y justo en ese momento, cuando la oscuridad ocultaba todo lo que él guardaba en su interior, se sintió frío. Porque a pesar de que los últimos días estuvieron llenos de emociones que lo hicieron sentirse tibio, ahora se encontraba sumido en un hielo infinito.

La quemadura del frío es muy diferente a la que sentiría con una provocada por el calor y él estaba en el medio de todas esas sensaciones. Mientras el omega que lo volvía loco descansaba en su cama, el alfa buscó refugio en lo único que le traía a su propia realidad. El tintineo de los hielos en su vaso casi no se escuchaba, ¿Cuántas veces los movió sin beber una sola vez? Lo que debía ser una bebida fuerte para sus angustias, se volvió suave, mezclada con el agua.

¿Así se sentía estar enamorado y sentirse ahogado? Su cabeza dolió de tanto pensar y junto a eso el olor a mandarina le hizo picar la nariz. Alzó la vista de inmediato, buscando entre la poca visibilidad del apartamento aquella silueta.

Lo observó acercándose hasta donde estaba, utilizando una de sus camisetas, le quedaba gigante, lo hacía ver más pequeño de lo que ya era. Tenía las piernas desnudas, pies descalzos y una pose provocativa que le hizo sacar la punta de su lengua para saborear la esencia de su omega.

Adorable y caliente.

—Yoongi hyung, ¿Qué haces fuera de la cama? Me dejaste solo – la voz de Jimin se escuchaba un tanto rasposa, sin embargo, no dejaba de ser melodiosa. Frotaba su ojo derecho con su mano, mientras que con la otra le quitaba el vaso con whisky que jamás tomó para colocarlo en la mesa frente a él – ¿prefieres tu soledad y un vaso de licor a mi compañía?

Trató de parecer lo más ofendido posible mientras se subía en el regazo del alfa, quedando a horcajadas abrazándose al cuerpo con el cual horas atrás estuvo sobre él, fundiéndose en él. Yoongi se atrevió a esconder su rostro en la curvatura del cuello, en ese lugar donde el olor de su omega era más intenso, donde sin importar cuantas veces respirara, llenándose los pulmones de esas esencias, siempre lo haría molestar un poco. Se frotó una y otra vez contra la piel cálida para que sus sentidos no sabotearan el momento, logrado que aquel estornudo se quedara atascado en algún espacio de su nariz.

— Eres muy empalagoso para dormir – soltó sin más el alfa. Un golpe le fue propinado en las costillas, sacándole un quejido alto cuando Jimin le mordió la oreja – ¡Auch! Eso duele.

— Tú también me lastimas cuando dices cosas así – lo miró ceñudo, dejando ver pequeños destellos verdes en sus ojos – Creo que la Diosa se equivocó al darme un alfa como tú.

— ¿Solo porque dije que eres empalagoso para dormir, ahora culparas a la Diosa?

— Sí.

— Eres tan caprichoso.

— Y tú un estúpido alfa de cuarta cuando no sabes cómo lidiar con tus emociones – se quejó mientras volvía a recostarse en el hombro del alfa, acurrucándose de nuevo contra el cuerpo de Yoongi – ¿Qué te tiene así? ¿Es por mí?

Una negación silenciosa fue su respuesta. No, por supuesto que no era por él, Jimin era perfecto, en toda su gama de imperfecciones era totalmente idílico que existiera alguien así, que lo comprendiera como lo hacía el omega. Se complementaban como dos piezas de rompecabezas, en ocasiones uno más incompleto que el otro.

En ocasiones él era quien guiaba la relación y en muchas otras lo hacía Jimin. Eran un tanto hoscos, a veces un tanto exigentes, pero era parte de su atropellado inicio. Aunque Yoongi se sintiera en un limbo de emociones la mayoría del tiempo.

— Jimin-ah, ¿Qué es lo que sientes por mí? – la pregunta flotó en el aire hasta llegar a los oídos del omega, quien se enderezó de inmediato, encarando al alfa. Se veía serio, no como cuando ocultaba sus emociones, simplemente estaba expectante de una forma impasible —. Necesito que me digas ¿Qué es esto?

— ¿Esto?

— Sí – acotó rápidamente, no dando espacio para la divagación —, quiero que seas tan sincero como puedas. No hablo de lo que siente tu lobo hacia mí, quiero... no. Necesito saber que tu parte humana también se siente de la misma forma.

Jimin sonrió. Joder, ¿Por qué lo atacaba de esa manera? Solo estaba sonriendo, como si todo se resolviera con ese simple gesto, tan pequeño y tan abrumador, porque el lobo en su interior solo quería proteger al omega que se entregó a él, pero su parte humana necesitaba aclarar sus propias emociones. ¿Se le permitía emocionarse por tener lo que anheló por años?

— ¿Qué es lo que tú sientes por mí, hyung?

— No cambies de tema.

— No lo hago – negó suavemente aún con esa sonrisa cálida, lo hacía ver más tierno, sobre todo porque los ojos de Jimin se perdían en pequeñas lunas, cada que lo hacía – eres tú quien no sabe cómo se siente en muchas ocasiones. Yo puedo decir que... — se interrumpió por algunos segundos pensando en sus palabras para que no sonaran confusas —. Diría que te quiero.

— ¿Solo me quieres? – el tono de voz sonó ofendido mientras le gruñía, abrazándose más al cuerpo delgado que tenía sobre él. La risa de Jimin no se hizo esperar al escucharlo gruñir.

— ¿Qué más quieres que diga? Eres demasiado gruñón y siempre me estás callando cuando algo no te parece.

Sus quejas fueron silenciadas al ser alzado como si fuera una pluma liviana, jadeando por lo sensible que se sentía su cuerpo, no soportando el contacto, lo hacía estremecer. Unos labios cálidos atraparon los propios, mientras unas manos fuertes lo acercaban todo lo humanamente posible, un gemido salió al sentir una mordida en su labio inferior haciéndolo abrir más la boca, permitiéndole al alfa explorar con su lengua el interior hasta que el oxígeno fue necesario.

— Hablas demasiado cuando te pones nervioso – murmuró Yoongi aun sin dejar de dar roces en los labios abultados del omega quien se derretía entre las caricias – no puedo pedirte que me ames como yo lo hago, pero al menos me gustaría saber que soy la persona que quieres a tu lado, no solo para satisfacer las necesidades de tu lobo.

— Lo eres – el alfa alzó una ceja demostrando su escepticismo ante lo mencionado —. Hablo en serio. Pero hyung, no puedo decirte que te amo cuando ni siquiera tú sabes lo que sientes por mí. Sé que todo esto es demasiado repentino... a lo nuestro me refiero. Podemos darnos un espacio para pensar y quizá así...

— No quiero espacio Jiminie – aferró su agarre para hacerle saber que hablaba en serio, su posesividad, demostrándose con contacto como siempre sucedía, como solo él podía darle a entender – Te quiero a ti... Te quiero cerca de mí todo el tiempo, pensé que se debía a tu celo, que era mi lobo buscando cumplir con su deber, pero no es así. Porque aun después de haber estado juntos, lo único que busco es estar todo el tiempo contigo. Te quiero conmigo ahora. Yo... yo te quiero Jimin. Joder y siento que si no te lo demuestro de una u otra manera... si no lo hago me volveré loco.

Jimin podía sentir su corazón latiendo rápido y al mismo tiempo un fuerte apretón en su pecho lo hacía contener las lágrimas que le hacían brillar sus ojos. Su lobo se regocijó al ver el dorado frente a él, demostrando que ambas partes le estaban demostrando ¿devoción?

— Necesito tenerte. Saber de ti cada que no estás.

— ¿Por eso siempre llamas con cualquier excusa?

— Si tú no lo haces debo ser yo quien lo haga porque siento que pierdo el control. Solo busco tu atención, ¿de acuerdo? No importa si es un simple "hola" por mensaje, una llamada de 5 segundos o si quieres regresar a tiempos ancestrales y comienzas a enviar señales de humo. Sea lo que sea, pero no quiero espacio. No me alejes.

— Y decías que yo era el empalagoso para dormir.

— Quizá yo también lo sea y solo quiero saber que eso está bien para ti – Yoongi juntó frentes en un intento de sentirlo más cerca, si es que eso era humanamente posible, al menos de manera física – solo quiero ser correspondido por ti. No le tengo miedo a mis sentimientos o al amor que te tengo, pero no quiero que... tampoco quiero que me temas porque me muestre inseguro algunas veces, ¿comprendes?

— Yoon. No soy indiferente a lo que sucede entre nosotros. También soy parte de esta caída libre – murmuró Jimin rozando las puntas de sus narices, dejando salir un poco más de su esencia para que el alfa se relaja —, está bien temer, pero también está bien solo entregarnos, ¿no lo crees?

— Te quiero Jiminie.

El omega podía ver estrellas, sentía un burbujeo extraño hacer estragos en su interior con una simple frase que cargaba con demasiadas emociones. Habían encontrado a ese alguien que llegó a sacudir todo su mundo, la vida que conocían no se igualaba al segundo después de su encuentro. Sus manos se entrelazaron buscando contacto, una conexión física que los hacía estar conscientes de la existencia del otro. Sus cuerpos se fundieron en un abrazo demasiado necesitado, respirando el aliento del otro. Este era su tiempo, no el correcto, no el perfecto, solamente eso, se trataba de su momento ideal de colisión entre ambas almas.

— Te quiero hyung.

Diosa, se querían quedar ahí, no en ese espacio del sofá de una sala, no. Se referían al espacio que estaban originando ellos mismos como un pequeño agujero negro en la inmensidad del universo, el cual era creado entre cada roce, beso y caricia. Deseaban quedarse ahí por el tiempo que durase, no importando que fuera un momento, un suspiro efímero o quizá se trataba de una eternidad fragmentada que duraría toda su vida, esta y las siguientes.

Hogar dulce hogar, no podía creer lo bien que se sentía estar de nuevo en su apartamento, ese que por un tiempo solo servía como lugar de paso, ahora albergaba al mayor de sus tesoros. Todo estaba bien, su precioso sol se encontraba durmiendo después del largo viaje de regreso a casa, a pesar de que el doctor les informó que todo estaba en orden, su lobo no dejaba de hacerlo sentirse inquieto. Estaba totalmente alerta ante cualquier cosa que saliera de la "normalidad".

Eso le hacía sentirse culpable, pues Taehyung le había dicho que todas las noches donde él despertó, quedándose despierto durante horas, él podía percibirlo, pero el cansancio lo dominaba. Debía aprender a relajarse, tenía que intentar no pensar en nada más. Su lobo bufó al saber que de nuevo lo ignoraba, no era algo tonto, por lo que se encontraba así, se trataba de darle fin a ese alfa que había torturado durante años a su omega. Sin embargo, ahora no se encontraba cerca, lo cual le daba un respiro. El hecho que se encontraba a kilómetros de distancia era lo único que podía convencerlo de que nada pasaría. Quería convencerse de eso.

Relájate...

Como si eso fuera posible, no cuando él mismo logró ver al alfa esposado a una camilla de hospital, con un brazo mutilado, el cual se encontraba vendado. Una enfermera incluso se atrevió a decirle que el paciente se hallaba mejor y más estable. Sufrimiento agonizante era lo que deseaba para aquel ser despreciable que se encontraba luchando por su vida.

El diagnóstico de todo su estado se reducía a estable. Doyung tenía un pulmón perforado y el otro estaba bastante dañado gracias a la exposición de sus feromonas. Las líneas que cruzaban su rostro estaban casi curadas y no pudo evitar gruñir hacia la enfermera cuando mencionó que afortunadamente la herida no había dañado los ojos del alfa.

Su mandíbula se tensó hasta el punto de hacerle doler, un gruñido bajo salió de su pecho, haciéndolo sentirse culpable de inmediato cuando Taehyung se removió sobre su pecho. El omega lo estaba aprisionando con su cuerpo como recientemente acostumbraba, amaba poder tenerlo así porque sabía que era su manera de sentirse seguro a su lado e incluso para transmitirle paz, pero en esos momentos lo que menos podía estar Jungkook era estar tranquilo.

Con parsimonia dejó leves caricias en el alborotado pelo del omega para adormecerlo nuevamente, siendo esta también una forma para relajarse, pues siempre que hacía eso, Taehyung expulsaría un poco más de su esencia.

Dulce.

El aroma de su omega comenzaba a tornarse más dulce, su lado posesivo le hacía sentirse dichoso, pues solo él podía percibir ese cambio en él. Su sonrisa se ensanchó al recordar que seguiría siendo así hasta que el embarazo avanzara y en el caso de que su omega siguiera ocultando todo lo posible de la presencia de los cachorros, entonces el resto de personas no tendrían el honor de olfatear tan dulce néctar. Sus brazos se aferraron más al cuerpo contrario, dejando un tierno beso en su cabello.

— No dejaré que ese alfa te vuelva a ver – murmuró apenas con su voz amortiguada sobre el cabello rubio, sintiendo un cosquilleo en la nariz.

Taehyung apenas se removió en su lugar, moviéndose lentamente, el alfa no movió ni un solo músculo, esperando que su omega terminara de acomodarse en otra posición. Sentir cómo poco a poco el agarre en su cuerpo se manifestaba como un simple fantasma le hacía sentir frío, sin embargo, el que Taehyung se pusiera de lado le daba mayor libertad para quedarse en su típica pose para dormir.

Su mano se deslizó hasta llegar de nuevo al vientre del omega, acariciando, ronroneando al sentir ese leve cosquilleo en su interior, el cual había atribuido a la presencia de sus cachorros. Enterró su nariz en la piel expuesta del cuello, disfrutando el olfatear y porque no el impregnarse él mismo con ese aroma de la esencia de su omega embarazado. Diosa, su omega, estaba embarazado, llevando vida en su vientre.

— Jungkookie – la voz ronca de Taehyung fue suficiente para detener sus movimientos – tengo hambre.

— ¿Tienes hambre? – era extraño que el omega despertara pidiendo comida, así que la mención era algo nuevo, ¿sería esto el inicio de sus antojos extraños? – Mi luna tiene tanto apetito como para despertar de su sueño profundo.

— Tú tampoco me dejas dormir – no lo veía, pero podía apostar que estaba abultando sus labios en un puchero pronunciado, dejó un pequeño beso en su nuca como preámbulo de lo que diría, pero antes de poder mencionar algo fue interrumpido – no te disculpes con besos.

— Entonces, ¿Cómo me puedo ganar tu perdón?

— Con comida – la risa de Jungkook no se hizo esperar, abrazándose mucho más al cuerpo contrario, sin dejar de dar caricias en el pequeño bulto.

— ¿Qué deseas comer?

— Hot-Cakes con miel de maple – Jungkook observó a su alrededor, estando en la habitación a oscuras, no podía decir que había una hora específica para las comidas, pero ¿Hot-Cakes?

— No tenemos para hacer lo que quieres amor – el omega se quejó removiéndose contra el cuerpo del alfa –, si quieres puedo revisar si hay algo parecido para pedir.

— No quiero comida de afuera, ya comimos mucho de eso mientras estábamos en Jeju – volvió a quejarse, era demasiado tierno que hiciera aquella rabieta porque nunca lo había hecho – ¿puedes cocinar algo que tenga carne?

— Por supuesto – dejó un beso en la sien de Taehyung, siendo este el inicio de muchos más hasta donde le dejó el omega – no tardaré, quédate descansando un poco más, ¿de acuerdo?

Un leve asentimiento fue suficiente para que Jungkook se levantara de su lugar, cubriendo muy bien con una manta al omega, dejando dos almohadas impregnadas con su aroma, las cuales vio cómo las tomaba, abrazándolas y enterrando la cara en una de ellas.

Adorable.

Caminó a oscuras por el pasillo hasta llegar a la cocina, donde encendió todas las luces, dejándolo un poco deslumbrado ante la repentina iluminación. Sacó su teléfono para revisar la hora y se dio cuenta de que no era tan tarde realmente, el viaje los había agotado tanto que ni bien ingresaron a su hogar terminaron rendidos en el colchón. Apenas eran las siete, las luces de la ciudad comenzaban a opacar el brillo de las estrellas, sin embargo, la luna se alzaba en lo alto como la reina que era, demostrando que nadie podía usurpar su lugar.

Regresó la vista hacia el aparato, el cual seguía en modo avión, desactivando la opción para así por fin regresar a su realidad. Lo colocó sobre la encimera de la cocina mientras recibía cada uno de los mensajes de alerta de las llamadas perdidas, mientras él buscaba algo de comida para su lindo omega, lo más práctico que tenía era rymeon y tenía carne suficiente para hacer una cena medianamente sustentable.

Ni bien sacó los ingredientes para la comida, su teléfono comenzó a sonar una y otra vez, alertándolo de la llamada entrante, la pantalla iluminada lo hizo dudar un poco mientras leía el nombre que por años evitó y que ahora le causaba una sensación de ansiedad.

— Abuelo.

Jungkook-ah, al fin respondes el teléfono, pensé que volverías a tus viejas costumbres de ignorar a tu abuelo.

— Dejé el teléfono en modo avión cuando llegamos al aeropuerto y olvidé encenderlo al volver a casa – dejó el teléfono de lado, colocando el altavoz con un volumen bajo lo suficiente para no molestar a su bello sol, pero que al mismo tiempo le permitiera escuchar – lamento no haberme comunicado con usted, pero...

Ya basta de excusarte hijo, no es lo que yo te he enseñado. Un puro no debe justificarse cuando se trata de proteger lo que es suyo – un gruñido bajo salió del pecho de Jungkook, sin embargo, decidió tomar en cuenta solo lo que de verdad de le servía de aquella frase, él necesitaba estar seguro de que su omega se mantuviera a salvo –. Desde luego que entiendo tu comportamiento porque siempre la conexión con un omega nos vuelve débiles.

— Abuelo, no quiero enojarme con usted ahora que volvemos a tener más comunicación – interrumpió Jungkook sintiendo como la vena de su frente saltaba en molestia, cuidando de no lastimarse al cortar la carne.

Está bien, no tienes que sacar los colmillos conmigo – se burló Seung –. Tengo la información que necesitas. Hablé con la persona allegada al Consejo Supremo, están de acuerdo con aplicar la Ley de sangre con el castigo de plata y sangre, sin embargo, necesitan que ambas partes estén de acuerdo, es decir, tú y tu omega quien fue la víctima. Tendrán que declarar frente a ellos y el alfa...

— Pero yo no quiero que Taehyung esté cerca de ese alfa de nuevo.

— Sería como quitarle a tu omega el poder defenderse, recuerda que lo que buscan es que se empoderen, darles una voz. Si tú como un alfa puro de la élite alta llega diciendo que su omega no hablará, entonces desestimaran el caso, encontrándote culpable a ti.

El sonido seco del golpe contra la encimera hizo eco en el resto del apartamento, logró con dificultad retener su gruñido para no hacer un escándalo mayor. Frotó su rostro en reiteradas veces, para luego aferrarse con fuerza a la superficie dura de la encimera. El sonido de la comida lo hizo regresar a la realidad, regresó la mirada hacia el pasillo que daba a las habitaciones para asegurarse que su omega que no había perturbado su sueño, suspirando tranquilo cuando no lo vio o sintió su cercanía.

— Debes comprender que tiene que haber una buena razón para que no se presente frente a ellos.

— Está embarazado – alzó la voz un poco de más, tratando de tranquilizarse, esas palabras saliendo de sus labios tembloroso traían una bola de sentimientos – él está en cinta. No pienso exponerlo a un peligro más, no mientras pueda evitar algo así.

Jungkook-ah – Seung no podía creer lo que estaba escuchando, una sonrisa enorme surcó sus labios, creando más arrugas en su rostro, definitivamente esa era una razón muy válida para que él fuera quien declarara todo – felicidades muchacho. Tendrás una línea de descendencia de puros.

— No me interesa si mis futuros cachorros son puros o no abuelo, me importa que estén a salvo.

Entonces debes estar tranquilo, esa es razón suficiente para no presentarse. Por cierto, espero que ahora sí aceptes el regalo que quise darte cuando te casaste aquella vez. No es por hacer de menos el lugar donde vives, pero los cachorros necesitan demasiado espacio.

— Conversaremos de eso con Tae cuando sea el momento, por ahora creo que el espacio es suficiente para nosotros y los cachorros.

Puros, siempre territoriales hasta con sus cachorros – se burló su abuelo ante la propia actitud de su nieto – déjame informar esto al Consejo Supremo, espero que tu lobo esté listo para lo que quiere hacer.

Si lo estaba o no de eso tendría que preocuparse en el momento que llegara la orden de aceptación del castigo, por ahora le relajaba el saber que su abuelo comprendía a su manera su nueva vida y sobre todo que aceptaba su relación mejor de lo que esperaba. La llamada terminó con una breve despedida y con el viejo alfa pidiendo que pensara de nuevo su oferta.

— ¿Qué cosa conversaremos después que nazcan los bebés? – la voz de Taehyung lo sobresaltó, aunque fue por una fracción de segundo, pues la imagen que tuvo del omega frotando su ojo, acariciando su vientre y con su cabello alborotado le hizo casi salir corriendo a su encuentro y alzarlo, cosa que hizo sin dudar –. Tu abuelo llamó para decir algo sobre nuestro hogar.

— Nada de lo que debas preocuparte, estaba diciendo que nuestro apartamento es demasiado pequeño para nosotros ahora que formaremos una familia – las piernas de Taehyung se enredaron en las caderas de su alfa, sosteniéndose de los hombros de este mientras que era atacado con muestras de afecto repartidas en su rostro –, pero para mí está bien así.

— Pienso lo mismo – murmuró frotando su mejilla en el hombro del alfa –. Yo puedo quitar todas mis cosas de la habitación y así destinarla para ellos.

Quizá sí debía considerar lo que ofrecía su abuelo, pues el omega había pasado mucho tiempo decorando aquel espacio hasta hacerlo propio, ahora mencionaba que sacaría todo solo para hacer un espacio para los cachorros, a Jungkook no le agradaba la idea.

— Y qué te parecería el mudarnos a un lugar más grande, con más espacio...

— No – murmuró escondiéndose en la curvatura de su cuello, sorprendiéndolo – más espacio significa que estaremos más separados, me gusta así. Pequeño y acogedor.

— ¿Qué pasará cuando los cachorros nazcan?

— Puedo darles mi habitación ya te lo dije.

— ¿Qué harás con tus pinturas, cámaras, dibujos y fotografías? – Taehyung sabía que el apartamento, a pesar de ser lo bastante amplio para ellos, no era tan adecuado precisamente para que una familia en crecimiento estuviera ahí, pero él recordaba crecer en un enorme apartamento en el medio de la ciudad, siempre vacío, siempre solo –. Te propongo algo – eso fue suficiente para hacerlo salir de su escondite – podemos pasar aquí todo el embarazo, y quizá una temporada después que nazcan. Luego... veremos la opción de una mudanza.

— Prometes que no será muy grande – el alfa asintió con una enorme sonrisa, dejando besos en la barbilla del omega – y podré decorarla como yo quiera.

— Será nuestro hogar, mi luna. Podrás hacer con la casa lo que quieras.

Sus labios no tardaron en ser receptores de los belfos dulces de su omega, quien comenzó un juego de besos donde cada tanto se alejaba y mordía con deseo. Jungkook no podía evitar complacer a ese llamado, llegando en unos cuantos pasos hasta el desayunador para dejarlo ahí, sintiendo cómo los dedos de Taehyung se enredaban entre su cabello en un intento de acercarlo más.

— Alfa...

Diosa, adoraba a ese omega, tan suyo, no podía evitar caer en sus encantos, en el embrujo lunar que representaban sus ojos, color zafiro, el néctar de vida que podía saborear con su boca. Lo amaba, joder, lo amaba hasta la locura total.

— Alfa... — volvió a gruñir bajo aún con el labio inferior del alfa entre sus dientes, sacándole un jadeo doloroso y placentero. Joder como amaba que hiciera aquello, al igual que, cuando pasaba sus uñas en su tersa piel –. Se está quemando la comida...

— ¿Uh?

— Jungkook se está quemando la comida.

— Mierda.

El olor a quemado comenzó a inundar la cocina, el agua de los fideos se había casi evaporado por completo, agradeció que la carne no haya sufrido la misma tragedia una vez se acercó hasta la plancha térmica donde quitó el desastre de comida. Escuchando la risa de Taehyung detrás de él, para luego sentir los brazos de este rodeándolo, recibiendo unos cuantos besos en su espalda.

— Creo que tendremos que pedir comida – murmuró divertido aun dejando algunos besos húmedos sobre la piel desnuda del alfa, sacándole un escalofrío.

— Quizá si mi hermoso, precioso y futuro padre de mis cachorros no me hubiese distraído, la comida seguiría comestible – las manos del omega se pasearon por su pecho, acariciando su piel.

— Lo siento, no pude evitar besarte cuando actúas así de protector con nosotros – Jungkook se giró lentamente, encarando al omega con su cabeza ladeada –. Escuché lo que dijiste sobre querer protegernos de ir a declarar – el alfa se mordió el labio inferior, sintiéndose culpable, sintiendo las manos del omega acunar su rostro – solo promete que lo que sea que haga tu lobo, no te sentirás culpable.

— ¿Me disculpas por no mencionarlo?

— No hay nada que disculpar, yo no quería estar cerca de Doyung ahora que sé que tengo a nuestros cachorros – hizo una pausa, dudando un poco antes de tomar la mano de Jungkook colocándola sobre su vientre – te tenemos a ti para protegernos ¿cierto?

— Siempre, mi luna.

— Sabes, cuando estuve en ese lugar me enteré de muchas cosas que ignoraba respecto a mis padres y mis abuelos – el temblor en su labio no pasó desapercibido por Jungkook, quien comenzó a dejar caricias, frotando la punta de su nariz con las mejillas rellenas del omega – me hubiera gustado poder despedirme de ellos o al menos saber dónde están.

— Podemos preguntarle a Hoseok o decirle que nos ayude con eso – Taehyung le acunó el rostro intentando no llorar en ese momento.

— Te amo.

— También te amo. Sabes que haría lo que fuera por ti, ¿cierto?

— Lo sé – le besó con cariño los labios, desviando así el tema de conversación al cual aún no estaba listo para seguir tocando –. Ahora, pide comida, morimos de hambre.

La risa de ambos volvió a llenar el espacio al que llamaban hogar, uno que se convirtió en su nuevo inicio. Taehyung abrazó a su alfa, enterrando su nariz en su cuello para sentirse reconfortado por su olor. Quizá debía acostumbrarse a la idea de los cambios venideros, no solo en él, sino en su entorno. Sabía que el apartamento no sería tan amplio para los cuatro y muy probablemente se encontrarían bien durante las primeras semanas de vida de sus cachorros, sin embargo, llegaría el momento en el cual también necesitarían su propio espacio.

— Estaba pensando en una pequeña casa con jardín – murmuró Jungkook dejando besos cálidos en todo el rostro del omega – un lugar donde puedas plantar flores tan hermosas como tú.

Diosa Luna, gracias.

"El destino me enseñó a caminar a paso lento, dándome pequeñas migajas de ti"

"Debía ser paciente, dejar que el tiempo y su velocidad me envolvieron en un ritmo suave"

"La brisa que te trajo a mí fue delicada, llena de ansia y espera"

"¿Me estaba preparando para amarte?"

"Creo que debía aprenderlo, para poder quedarme más tiempo, para comprender lo que siento"

"Nuestro tiempo ideal"

Bienvenida Personitas bellas a este cuarto acto, estoy tan emocionada y con sentimientos encontrados, que a partir de aquí solo seré un manojo de nervios. Así que no se sorprendan si ando de pocas palabras. Purple hearts personitas bellas.

No olviden siempre mantenerse saludables y esta vez les quiero agradecer por ser mi pequeño momento de felicidad en el día. Me alegran cada que veo sus comentarios. 

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