
XL
— Parece que estos pequeños, a pesar de ya no tener tanto espacio, aún logran escaparse – Jieun murmuró mientras movía el transductor por la curva pronunciada del vientre de Taehyung, quien no había parado de morder su labio, sin quitar la vista del monitor donde podía ver a sus cachorros –. Por lo que veo están totalmente bien, ¿has sentido molestias?
— Me cuesta respirar en ocasiones, cuando me muevo, camino, subo o bajo las escaleras se ha vuelto un poco difícil.
— Recuerda que tienes a dos inquietos bebés aquí, es normal que te sientas fatigado – Jieun congeló la imagen para tomar ciertas medidas, observando rasgos de la cara y el cuerpo –, que no haga tanto esfuerzo, ¿de acuerdo señor Jeon?
El alfa asintió, estando totalmente de acuerdo con las indicaciones, pues el mismo se encargaba de hacer que su precioso omega no se movilizara tanto en casa. Llevaba dos semanas de haber iniciado su tiempo de licencia para estar con Taehyung, había ocurrido una falsa alarma que en lo absoluto fue graciosa, después del incidente en la boutique. Llámenlo paranoico, pero prefería llevar el trabajo a casa a dejar a su omega solo por más tiempo, decidiendo así tomar desde ese momento su tiempo de paternidad.
Seguía trabajando desde casa todo lo que podía resolver, sin embargo, su principal labor era asegurarse que Taehyung y los cachorros se mantuvieran a salvo. Tenían días buenos, unos no tan favorables y otros donde el omega se sentía tan cansado que pasaba horas durmiendo hasta que Jungkook lo despertaba para que comiera o bien acurrucarse juntos.
— Sé que ahora están mucho más ansiosos por la llegada de ambos cachorros, así que estas semanas podrían llegar a ser un poco estresantes para los cuatro – la doctora regresó la vista hacia el monitor y sonrió al no encontrar nada que causara angustia o alertara de algo malo – debes estar tranquilo ahora más que nunca Taehyung.
— La presión extraña que sentí fue porque se movieron o...
— Es algo normal para tus últimas semanas. Les explicaré con esta imagen que vemos en la pantalla. Recuerdas que sus cabezas siempre estaban con orientación hacia tu pecho – Taehyung asintió lentamente sin quitar la vista del monitor – pues bien, esa presión extraña fue porque aquí nuestro primer cachorro ya se colocó en una posición para la hora del parto. Lo que explicaría tu falta de aire porque ahora los movimientos están empujando. De hecho, si lo deseas, podemos intentar una última vez el saber qué son.
— Doctora – interrumpió Jungkook intentando que su voz saliera lo más firme posible, pero no en tono amenazador – preferiríamos no saberlo, queremos que siga siendo sorpresa.
Jieun les sonrió a ambos una vez se aseguró que Taehyung también estaba de acuerdo con lo mencionado, así que se limitó a sacar unas últimas tomas de ambos cachorros y así terminó su labor. Le extendió una toalla de papel a Jungkook, quien la recibió de inmediato para limpiar cuidadosamente cada espacio de la piel de su omega, para luego dejar un beso y cubrir el vientre.
El alfa tomó las manos de Taehyung, quien las había extendido en un pedido silencioso para que le ayudara a incorporarse, obteniendo un gesto afectivo que lo hizo sonreír porque primero Jungkook se dedicó a besar el dorso de estas, dejando un beso prolongado en el nudillo anular el cual era adornado con aquella joya de compromiso.
Una vez dejaron de lado sus gestos afectuosos, prestaron atención a lo que Jieun les mencionaría, ya la conocían, siempre tendría algo por agregar al final del chequeo y no les extrañó verla tomar asiento en su silla para luego hacer algunas anotaciones antes de dirigirse a ellos. Ambos tomaron asiento de nuevo frente a ella, esperando pacientemente, sintiéndose tranquilos cuando regresó la mirada hacia ellos, teniendo una gran sonrisa en su rostro.
— De acuerdo este es nuestro último chequeo, ya saben que la próxima vez que nos veamos es muy probable que sea para el nacimiento de sus pequeños.
— ¿Ellos estarán bien? Es decir... – Taehyung se sentía un tanto ansioso porque quizás aquel pequeño susto le hizo buscar en internet una respuesta y muy probablemente lo que encontró no lo dejó para nada tranquilo y ahora necesitaba escuchar que todo estaría bien –. Si nacen ahora estarán bien, ¿cierto?
— Los embarazos de omegas masculinos son muy distintos a los femeninos o los de una beta. No tienes nada de qué preocuparte, el nacimiento a las treinta y cinco semanas es totalmente normal.
— Para eso falta una semana – murmuró Jungkook, afectado por el malestar de su omega.
— Es un estimado nada más, pero sí, puede que sea entrada la siguiente semana o puede que antes – Jieun se enderezó en su lugar, colocando un semblante más serio – como ya hemos planificado si todo sigue como ahora el parto puede ser natural. Aunque debo advertirles, que ante el primer indicio de riesgo procederé a hacer una cesárea.
— Debo estar atento a los dolores, ¿verdad?
— Tú debes mantenerte lo menos estresado posible, si tus niveles de estrés se mantienen elevados puede repercutir en retrasar el parto – Jieun sabía que pedía algo imposible, podía olfatear la ansiedad de la pareja, pero debía procurar que ambos tomaran en cuenta sus indicaciones –. Esto también lleva su tiempo como todo el embarazo, si algo sucede tomaremos medidas. De momento deberán estar preparados sin perder la calma.
— ¿Hay alguna posibilidad que en el momento del parto no perdamos el tiempo en papeleos y formularios? – Jungkook parecía demasiado afectado con la situación, la doctora lo podía percibir, incluso en sus destellos rubí parecía como si estuviera constantemente luchando con sus propios instintos –. Verá, hace unos meses tuvimos una experiencia un poco caótica y estoy seguro de que no tendré cabeza para pensar si me dicen que tengo que llenar papeles para hacer que Taehyung no sufra o lo atiendan.
Jieun sonrió divertida ante el semblante preocupado del alfa, se veía ansioso, su instinto posesivo estaba saliendo a la luz, lo que explicaría que su propio lobo se estaba preparando para algo y eso agregaba más presión en cuanto al tema del parto. Definitivamente, esas semanas serían las más estresantes.
— Claro que hay una opción para evitar ese tipo de situaciones. El hospital en el que haremos todo el procedimiento, puede ir a la recepción del lugar para pedir un formulario previo de registro para llenarlo en casa y llevarlo con ustedes el día del parto.
— De acuerdo.
— Y una cosa más. Señor Jeon, ¿ha pensado en la anestesia o el procedimiento que llevará para disminuir las molestias?
— ¿Puedo pedir una epidural cuando tenga dilatación, cierto? – cuestionó Taehyung al pensar que se dirigía a él.
— Eso es un protocolo más que previsto porque ya lo hemos conversado, a lo que me refiero es si tu alfa desea algo parecido.
Jungkook sintió un frío recorrerle el cuerpo, eso era una confirmación de su tan temido miedo que él también pasaría lo mismo que Namjoon, quien le explicó que al final del proceso era como si alguien estuviera estrujando su intimidad hasta provocarle náuseas y leves mareos. Aunque le traía paz el hecho que el malestar pasaba a segundo plano porque sus lobos, sin importar lo que estaban sufriendo, se enfocaban en proteger a su omega, haciendo que la concentración se volcara solo en ellos.
El alfa se había perdido tanto entre sus pensamientos que no se dio cuenta el momento en el que Taehyung intentó traerlo de vuelta de aquel viaje reflexivo, angustiándolo al pensar que se encontraba mal por todo lo que escuchaba por parte de su doctora. Para alivio o suerte de Jungkook no estaba prestando atención desde que mencionaron las palabras: él y anestesia en una misma oración, por lo que toda la explicación del dolor que sufriría ni siquiera pasó de su oído medio, mucho menos para que su cerebro lo procesara.
— Señor Jeon ¿está bien?
— ¿Jungkook? – nada, ni una respuesta corporal. El alfa se encontraba con la mirada perdida y totalmente rígido. Su mente estaba ocupada en controlar a su lobo, quien se sentía demasiado inquieto ese día – alfa, te necesito. Despierta.
— ¿Uh? – el llamado de su omega había hecho efecto, sintiéndose desorientado ante la manera inmediata de acatar la orden – ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
— Yo sí, ¿y tú? Te perdimos desde que la doctora mencionó que tendrías que utilizar anestesia.
— ¿La necesitaré? – regresó la mirada hacia Jieun quien le sonrió, un poco comprensiva y otro poco divertida mientras asentía.
— Sería más como un analgésico que bloquee la sensación de dolor, solo en el caso de que sea demasiado para soportar. Mírenlo desde este punto de vista será un plan de contingencia.
Por supuesto que no le dejaba tranquilo aquel hecho, mas qué podía hacer contra la incertidumbre que rodeaba todo respecto al embarazo de sus cachorros. Todo era algo nuevo, incierto, emocionante y aterrador al mismo tiempo. Mucho más para el alfa, pues era quien más alerta se encontraba la mayoría del tiempo, así que podía tener la certeza de algo, si Taehyung comenzaba a sentirse mal él sería el primero en saberlo mucho antes de este o quizá la Diosa tendría piedad con él.
El regreso a casa fue bastante silencioso, aunque no por eso fue incómodo, estuvo lleno de leves roces, caricias, uno que otro beso fugaz cada vez que encontraban un semáforo en rojo y una pequeña parada para comprar el antojo favorito de su dulce omega, fresas. Por supuesto que terminaron comprando cosas de más, aunque todas necesarias, como lo era el helado de choco-menta para Jungkook y una dotación de ramyeon instantáneo extra picante.
Al llegar a la calle que los llevaría a su hogar se encontraron con un auto estacionado frente a su puerta y un hombre desconocido que hablaba por teléfono, parecía aliviado de verlos y el suspiro que este hizo al notar que Jungkook bajaba del auto le hizo saber que por alguna extraña razón eran ellos el motivo por el que ese extraño se encontraba frente a su casa.
— Muy buena tarde, joven Jeon – el hombre reverenció profundo frente a él, incorporándose de inmediato – soy empleado de su abuelo, el señor Jeon me envió para cumplir con un asunto de urgencia.
— ¿Mi abuelo lo envió?
— Así es, tengo un presente especial para el joven Taehyung, su omega, señor – lo último casi lo murmuró con una voz temblorosa al ver que el semblante de Jungkook no cambiaba de estar a la defensiva.
— Jungkookie ¿Qué ocurre? – la voz de Taehyung llamó la atención de ambos hombres, sobre todo del empleado de Seung al darse cuenta del muy notorio embarazo del omega, haciendo de inmediato una reverencia profunda – ¿Quién es él?
— Al parecer es enviado por mi abuelo para entregarte algo.
— Joven Taehyung, en nombre del señor Jeon Seung por favor reciba este presente.
El hombre se incorporó de inmediato cuando la portezuela, del baúl del auto, se abrió automáticamente al apretar un botón en su mano, descubriendo así lo que contenía su interior. Se trataba de unas plantas largas con flores blancas, sus ojos se aguaron al recordar haber visto esa especie en el libro de botánica que el alfa le había regalado.
— Su nombre es Gladiolo, el señor Jeon dijo que usted comprendería el motivo de su regalo y que espera que esto pueda ser suficiente – Taehyung se acercó lentamente al auto mientras era seguido por Jungkook, quien celosamente veía las flores en el interior –. También lamenta haber tardado tanto en obtenerlas, pero al estar fuera de temporada no las encontró tan rápido como le hubiese gustado. Él recomienda que se planten en una maceta en el interior de inmediato antes que el otoño termine para que en primavera se puedan trasplantar.
Taehyung acarició con parsimonia la delicada flor, sintiendo que sus lágrimas rodarían en cualquier momento, observando al hombre frente a él, sonreírle un poco tímido e intimidado por el aura protectora de su alfa.
— Si desea hablar con el señor Seung ahora dijo que podría llamar. Si me lo permite lo puedo comunicar con él – el omega asintió a lo que se le decía, haciendo que el hombre sacara de inmediato su teléfono para marcar el número del abuelo de Jungkook.
— Tae, ¿Qué es todo esto?
— Recuerdas que preguntaste la razón para ser tan unidos con tu abuelo durante el tiempo que estuvimos en Daegu – el alfa asintió recordando que su tramposo omega lo había distraído con otras cosas, cada que preguntaba – estas flores son parte de eso.
— Joven Taehyung – murmuró el hombre extendiéndole el teléfono. Recibiendo un gruñido por parte de Jungkook reacio ante el acercamiento.
— Jungkookie, estamos bien. Puedes ayudarme a llevar las flores a la casa, por favor – el alfa asintió ante la petición de su omega, recibiendo un beso en la mejilla como agradecimiento –. No tardaré mucho, señor... Lo lamento, no sé su nombre.
— Soy el señor Bae, no se preocupe joven Taehyung, será un gusto poder llevar esto al interior de su casa.
— Entonces tendremos que entrar en el auto – murmuró Jungkook dejando un beso en el cabello de Taehyung, era una muestra territorial, que dejaba en claro su posición ante la visita y el regalo inesperado. El omega sabía que esos comportamientos comenzaban a ser un tanto más marcados debido a los cachorros – sube, está haciendo demasiado viento.
Después de unas reverencias rápidas por parte del hombre, Taehyung casi corrió de regreso al auto, obedeciendo lo que se le había dicho, totalmente conmovido por el regalo que le había enviado el abuelo de Jungkook, ni siquiera escuchó cuando su alfa le pidió que avanzara más despacio.
El calor de la cabina de la camioneta lo recibió ni bien cerró la puerta, se sentía un tanto incómodo en el espacio que cada vez se le reducía más, ya había llevado hacia atrás el asiento lo más que daba, aun así no era suficiente para moverse libremente. Definitivamente, se sentía gigante en esos momentos.
— Taehyung-ah ¿recibiste los Gladiolos? ¿Son de tu agrado? – la voz gruesa del alfa mayor atravesó la bocina del teléfono ajeno, el cual era sostenido entre manos temblorosas.
— Abuelo Jeon, pensé que lo olvidaría.
— Eso jamás, soy un hombre de palabra y prometí que encontraría la planta correcta sin importar lo que costara. ¿Acaso no te dieron mi mensaje sobre el porqué de la tardanza?
— Sí, el señor Bae lo mencionó – el sonido de la puerta del lado del piloto se escuchó llamándole la atención que Jungkook entrara en total silencio, maniobrando el volante para entrar a su casa. Mantenía apretada la mandíbula, de vez en cuando empujando su mejilla interna y suspirando pesado.
— Bueno, ahora puedes hacer lo que tanto deseabas. Si en dado caso mueren por el frío, dime para pedir más.
— Gracias. Por hacer esto.
— No tienes que agradecer. ¿Mi nieto está contigo? – Taehyung murmuró una respuesta apenas porque el nudo que se formó en su garganta le impidió articular palabra alguna – bien, pon el teléfono en altavoz. Jungkook-ah.
— Abuelo.
— Espero no pienses que esto es un atrevimiento de mi parte, solo intento agradar a tu omega, ¿de acuerdo?
— ¿Enviándole flores?
— No son flores cualquiera mocoso, impulsivo. Pregúntale a tu omega lo que significan y hazme un favor, consuélalo cuando sea el momento. Debo irme, Taehyung-ah espero noticias cuando nazcan mis bisnietos.
La llamada dio fin así sin más, como era costumbre de su abuelo. Jungkook no podía salir de su asombro al ver a su omega tan emocionado por indicarle a aquel hombre dónde dejar las flores, las cuales ahora veía que venían preparadas para ser plantadas en unas macetas medianas, las cuales también eran enviadas por su abuelo, junto con todos los implementos de abonos, unos rociadores extraños y cosas como tierra especial.
El señor Bae no se limitó solo a seguir las instrucciones del omega, una vez dejó a Taehyung en la galería que se encontraba al salir de su habitación estudio, ayudó a bajar todas las compras que tenían en el auto y ni bien no hubo nada más por hacer, se despidió con una reverencia.
Jungkook dejó todo acomodado en la cocina, se sentía curioso por saber más sobre aquellas plantas, así que sus pasos no tardaron en guiarlo hasta donde se encontraba su amado omega, notando que la puerta estaba entreabierta, aun así, respetó la privacidad del momento y tocó dos veces para hacerse notar, aunque Taehyung ya sabía que estaba ahí.
— Amor, mira. Están muy hermosas, ¿verdad? – Taehyung llegó a su encuentro tomándolo de la mano para acercarlo donde se encontraban las plantas. El resto de implementos se hallaban en la galería del jardín, así que lo único que podía romper la armonía de la habitación y unificarse al resto de cosas en su interior eran las flores blancas.
— Lo están – Jungkook lo rodeó con sus brazos, acunando su vientre y sosteniéndolo para quitar un poco del peso que representaban los cachorros, cosa que le hizo sacar un suspiro a Taehyung – me dirás de qué se trata todo esto.
— De acuerdo, supongo que ya no puedo guardar más el secreto – Taehyung rio bajo al escuchar el quejido de su alfa, quien comenzó a impregnarlo de su aroma. Su alfa era celoso, pero en ese momento parecía estar más que decidido a ser posesivo.
Durante el tiempo que Taehyung compartió con Seung este le había mencionado muchas cosas del pasado de Jungkook, sobre todo el detalle de las rosas plantadas en el jardín y cómo después de su partida el alfa mayor había decidido hacer que todo su jardín estuviera lleno de la flor en homenaje a su hijo y su difunta esposa. Fue una manera de llevar un luto silencioso ante la pérdida de su familia, incluyendo la partida de Jungkook.
Seung recordaba que la frase sobre que alguien olía a rosas lo perseguía como un castigo de la Diosa luna por ser tan duro con su propio hijo, pues este terminó enamorado de una omega, algo que se le tenía prohibido; era alguien de menor estatus social y económico, una simple florista como la llamó en su momento. Cuando se la presentaron, su visión sobre la chica cambió levemente al olfatear una jerarquía alta en la omega.
La omega de su hijo llegó a darle vuelta a generaciones y generaciones de linaje de puros entre alfas para ser reemplazado por una omega pura, que obviamente daría a luz a un hijo con sangre pura. El terror llegó a él cuando su hijo le mencionó que su esposa estaba enferma del tan temido lazo roto falso y para salvarla le había dado su marca porque con solo el hecho de ser destinados no era suficiente.
La noticia del embarazo de la madre de Jungkook estuvo llena de emociones encontradas porque podía provocar que la enfermedad avanzara más o hacer que se estancara por un tiempo indefinido. Sí, la madre de Jungkook fue de las pocas afortunadas que sobrevivió a un embarazo completo y vivió cuatro años más al lado de su adorado cachorro. Tiempo en el cual Seung vivía constantemente pensando que un día su única familia dejaría de existir.
El miedo era el factor detonante en todas las discusiones familiares, pues en más de una ocasión la madre de Jungkook fue llevada con los mejores médicos recibiendo la misma noticia fatalista. No existía cura. Los padres de Jungkook se alejaron totalmente de Seung para vivir lo que les restara de vida de una manera pacífica, hasta que llegó el momento, el golpe duro de la realidad.
Toda la complicidad y las tardes llenas de relatos sobre la infancia de Jungkook surgió porque el omega había mencionado que él también amaría tener una casa con jardín para honrar de esa manera a sus seres amados. En ese momento, Seung sabía que la propuesta de matrimonio se había atrasado por el viaje y el trabajo de su nieto, por lo que se limitó a hacer que el jardinero le enseñara a Taehyung los cuidados de un futuro lugar donde plantaría las plantas correctas para honrar sus pérdidas, así como él lo hizo.
— Así que esas plantas son estas – señaló Jungkook balanceándose de un lado al otro mientras seguía sosteniendo el vientre abultado, sintiendo los movimientos que estiraban la piel y la ropa.
— Sí.
— ¿Cómo se llaman?
— Gladiolos, son blancos porque significan inocencia y pureza – el alfa hizo silencio por algunos segundos estando atento a lo que mencionaría su omega – representan a los cachorros que perdimos.
Las caricias cesaron, incluso las manos que le sostenían cayeron poco a poco. Taehyung se giró en su sitio para rodear el cuello de su alfa, regalándole una sonrisa y seguido un dulce beso en los labios.
— Por el que perdí y por el que tú perdiste.
— Sí, esa es la razón. No deberían ser ¿tres? Recuerdo que dijiste... – Taehyung silenció su discurso con un par de besos.
— Aunque me dolió saber mi primera pérdida, fue con el segundo cachorro con el que compartí más, ¿comprendes? Y aunque tú no estuvieras del todo de acuerdo con el cachorro de Chayeon sé que al final le tomaste aprecio – el alfa asintió con cierta nostalgia – yo no le pude hacer una sepultura a mi cachorro y por lo que dijiste Chayeon está en Busan, pero su familia no te dijo en qué parte exactamente, así que pensé que sería una buena idea hacer algo así.
— ¿Estarás bien si haces esto?
— Más que bien, esto solo es representativo, Jungkookie.
— De acuerdo, mi sol.
— Me puedes ayudar trayendo un poco de agua, creo que la tierra está un poco seca.
— ¿Las dejarás aquí dentro?
— Sí, mientras pasa el invierno – Jungkook lo miró extrañado, con su ceño fruncido, sintiendo que esas palabras le evocaban algo. Estaban en casi inicios de noviembre, a escasas semanas de cumplir un año de su encuentro y eso, junto con ciertas hormonas alterando su estado de ánimo, lo hacían sentir sensible – ¿Qué?
— No es nada. Solo... descuida no fue nada – ninguno de los dos creía las palabras de Jungkook, por supuesto que había algo que le afectaba al alfa y después de una pequeña batalla de miradas Jungkook se rindió – ¿Por qué no podrías plantarlas ahora?
— Porque está por entrar el invierno, amor. Nada puede germinar, prosperar, crecer o nacer en el invierno.
— Nuestro amor se concibió en invierno – Jungkook lo tomó de las mejillas, haciéndolo sonreír verdaderamente divertido por el significado que le estaba encontrando su alfa a sus palabras – tú lo dijiste, fue una semilla de amor.
— Jungkookie, las plantas como estas no sobreviven a menos que tengan los cuidados necesarios, ahora solo la forzaría a sobrevivir – Jungkook abultó sus labios intentando no sentirse tan sensible con la conversación. ¡Estaban hablando de plantas! ¿Qué sucedía con él?
Taehyung tomó las manos de su alfa, llevándolas a sus labios para dejar unos cuantos besos como los que recibía de Jungkook, provocándole un escalofrío.
— La semilla de nuestro amor fue plantada en nuestro interior y la cuidamos hasta que floreció, hasta que estuvo lista para salir a la luz. Es como la vez en el bosque, no acudiste al llamado de mi lobo porque aún no era nuestro tiempo, sucedió cuando ambos estábamos a un paso de estar preparados, solo faltaba un pequeño empujón para sanar juntos.
— Quieres decir que cuando nos encontramos estabas listo para mí y yo para ti.
— No – Jungkook abultó sus labios, borrándose el leve atisbo de sonrisa que se había formado en sus labios, frunciendo su ceño – digo que era el momento para encontrarnos, porque nos habíamos estancado en no avanzar, pero juntos sanamos, con mucho amor. Según Jiminie dice que eras un gruñón malhumorado, siempre gruñendo por todo.
— No era malhumorado, es solo que él siempre provocaba a mi lobo – pronto su malestar fue acallado con tiernas caricias y sus manos encontraron un lugar en el vientre abultado, donde recibió respuestas en forma de movimientos – aunque entiendo lo que quieres decir. Ahora los tengo a ustedes.
— Y nosotros a ti.
El alfa se encargó de ayudar a Taehyung para colocar sus nuevas compañeras cerca de la puerta corrediza, donde podrían llegar a tomar sol y por el día tendría un poco de aire fresco hasta que el frío del exterior fuera demasiado. Definitivamente, muchas cosas habían cambiado en tan solo un año de su vida, parecía que fue un pestañeo desde el día que se conocieron hasta ese preciso instante.
El ambiente pacífico se llenó de feromonas muy peculiares, cosa que llamó la atención de Taehyung, podía sentir el llamado del lobo de Jungkook como si intentara recurrir a él al sentirse atrapado en su propio cuerpo.
Las manos del alfa se pasearon con mucha más posesividad sobre su cuerpo, algo muy ¿normal? O más bien que se había vuelto común durante esos meses, pero ahora se sentía diferente.
— Jungkook – este murmuró una respuesta, mientras hundía su nariz en su cuello, sacándole un estremecimiento cuando percibió una lamida en la piel cálida – alfa...
— Luna – Jungkook se abrazó más a su cuerpo como si no lo quisiera dejar escapar, como si él mismo fuera un ancla para la inestabilidad que estaba sintiendo.
Pronto todo fue mucho más claro para Taehyung. Llevaba meses sin mutar, posiblemente la última vez que lo hizo fue para ese momento donde se había encargado de aquel alfa, después de ese día Jungkook no había dejado que su lobo volviera salir. El omega extrañaba todas esas veces que amanecía en el medio del pelaje negro del lobo, quien cuidó de los cachorros en las primeras semanas de gestación. Posiblemente, se sentiría inquieto por no estar presente, sumado al hecho de la necesidad de volver a cambiar su forma humana por la animal.
— Jungkook, ¿desde cuándo no mutas?
— No lo sé, hace ¿mucho?
— Necesitas mutar – un gruñido bajo hizo vibrar el pecho del alfa, abrazándose más al omega –. Amor, ahora que lo has hecho debes hacerlo más seguido para no desconectarte de tu lobo, él lo necesita.
— Estoy bien, no lo hice en mucho tiempo. Estará bien si no lo hago, solo debo controlarlo hasta que nazcan los cachorros – Taehyung se soltó del agarre con dificultad, apenas logró zafarse de la seguridad que tenía entre los brazos de Jungkook, acunando de inmediato el rostro ajeno, notando los reflejos rubí —. Temo lastimarte, mi lobo es demasiado brusco cuando se trata de acercar a ti. No permitiré que te haga daño solo por un capricho como lo es mutar.
— Tienes que hacerlo, yo no puedo ahora, pero eso es normal en mi estado, en cambio, tú sí puedes y debes – Jungkook intentó desviar la mirada, siendo totalmente imposible cuando tenía manos cálidas en su rostro que evitaban romper el contacto visual – no me obligues a usar mi voz. Tu lobo lo está pidiendo, no lo ignores, él también merece acercarse a los cachorros. Te puedo sentir inquieto y sé que no eres tú quien está así.
Jungkook no estaba del todo convencido, había estado luchando con su lobo para estar todo el tiempo alerta, sin mutar, sin dejarse llevar por los impulsos del animal cada que quería salir. Sabía que sus instintos estaban en su máximo esplendor, buscando cuidar y proteger, así que era demasiado difícil mantenerse en control cuando la llegada de los cachorros parecía inminente.
— Los cachorros estarán bien, de hecho, te puedo apostar que ellos también lo necesitan y yo estaré bien. Me hará bien tener su compañía ahora que estamos tan cerca de tener a los bebés.
— Promete que si necesitas de mí me harás volver.
— Lo prometo.
Jungkook juntó frentes con él, aspirando la esencia de Taehyung, llenando cada espacio de sus pulmones con el dulce aroma de su omega, pudiendo saborearlo en su saliva, sintiendo el cosquilleo de perder el control de su razón con facilidad.
— Por favor Luna, déjame acercarme a ellos, solo eso necesito – ese tono de voz, ese ruego, conocía muy bien a su alfa. El lobo de Jungkook podría ser un tanto torpe para controlar su fuerza, pero jamás le haría daño, lo sabía muy bien. El alfa seguía murmurando en una súplica silenciosa para que le permitiera acercarse sin dejar de frotar sus narices – seré cuidadoso. Mis cachorros.
— Confío en ti alfa, nos quedaremos aquí para que puedas estar con ellos.
Su piel cosquilleó en anticipación al saber que por fin mutaría. Diosa había pasado mucho tiempo sin hacerlo y la última vez fue para darle fin a la tortura de su omega. Jamás se había sentido tan conectado con su animal interno como cuando se trataba de cumplir un mismo fin y era el de proteger a Taehyung.
La ropa comenzó a molestarle, haciendo que cayera rápidamente, casi todas siendo tomadas por su omega que estaba a la expectativa de ver la mutación de su alfa, sus ojos se pintaron en zafiro llamando al lobo para acelerar todo el proceso. No tuvo que esperar mucho más cuando la piel nívea de Jungkook comenzó a cubrirse de pelaje oscuro, la silueta frente a él comenzó doblar su tamaño mientras jadeos, crujidos y uno que otro gruñido llenaba la habitación.
Una mutación perfecta por parte de Jungkook, ya ni siquiera se tambaleaba, ahora su equilibrio era inmediato. Los ojos color rubí se fijaron sobre el cuerpo de Taehyung y bastó con que se estirara un poco para alcanzarlo, sintiendo la suavidad del pelaje entre sus dedos, extrañando poder mutar, pero ahora no podía y pasaría mucho más tiempo para que lo volviera a hacer.
— Hola alfa – el lobo se dejó derretir entre las caricias que fueron dejadas en sus orejas, su nariz pronto buscó alzar el suéter del omega para tener acceso a lo que tanto había estado esperando, haciendo que Taehyung casi perdiera el equilibrio – más despacio, me harás caer.
El alfa alzó la cabeza, con ojos de preocupación, Taehyung pudo notar la conexión entre su Jungkook y su alfa, estaban ambos en sincronía, lo podía ver en los ojos del lobo. Compartían incluso emociones, lo cual era un signo muy bueno, sabía que el lobo lo intentaría proteger de una manera excesiva ante cualquier alerta, así que con unas cuantas caricias calmó el malestar del alfa.
— Ha pasado mucho tiempo desde que no sales, ¿Qué te parece si damos un paseo por el jardín? – el omega sonrío mientras se acercaba a abrir las puertas corredizas, siendo seguido por el lobo quien le respiró en la nuca llamando su atención.
Hace frío.
— Lo sé, solo será unos minutos fuera, lo prometo – la brisa fresca se hizo sentir ni bien se abrió la puerta que daba salida al jardín. El viento movió ligeramente el cabello de Taehyung, quien se abrazó a sí mismo cuando sintió el frío calando en su cuerpo, el lobo bufó en desacuerdo – ¿Qué? – el alfa rascó el piso con su pata, dando a entender que hablaba en serio respecto al clima –. Necesitas moverte también.
Lo prometiste. Nos quedaríamos aquí. Hace frío.
— Pero de verdad quiero caminar contigo en el Jardín. Me cubriré con esto – Taehyung tomó una de sus mantas que descansaban en el banco alto donde la había dejado la última vez que pintó, abrigándose completamente con ella – ves, así no tendré frío y si te quedas a mi lado me darás calor. Vamos, solo será una caminata corta y luego tendrás a los cachorros. Quiero pasar tiempo contigo, también te he extrañado.
Aún no estaba del todo convencido, podía notar cómo la brisa movía los cabellos azules del omega, quería quedarse adentro en el calor de su casa, no quería exponer a Taehyung, pero este solo lo observaba con ojos brillantes y una sonrisa enorme que solo lo invitaba a no hacerlos esperar más.
Se rindió, quizá demasiado rápido o muy probablemente ni siquiera lo intentó lo suficiente porque un puchero más fue suficiente para hacerlo avanzar fuera, llegando hasta la galería donde apenas habían colocado un columpio de madera. Era el lugar favorito de Taehyung, donde se sentaba por horas para hablarle a los cachorros mientras esperaba que Jungkook terminaba alguna reunión en el estudio.
Entre pasos lentos comenzaron a caminar en el jardín con Taehyung siendo reprendido por su protector alfa al querer descalzarse. Amaba sentir la hierba cosquilleándole la planta de los pies, pero al parecer esta vez no podría hacerlo.
— De acuerdo, ya entendí. Está haciendo frío.
Jungkook no se despegó de su lado ni un solo segundo, cuidando cada paso que daba, deteniéndose cada tanto en distintos puntos del jardín como si buscara algo.
¿Qué buscamos?
— Creo que este lugar es perfecto, para plantar los Gladiolos, ¿no te parece? – murmuró Taehyung acariciando su vientre, regresando la mirada hacia el lobo que lo custodiaba – ¿tú qué opinas alfa? Está bien este lugar para ese cachorro.
Que el omega lo haya comentado con su parte consciente era muy diferente a hacerlo con la animal, quien bufó un poco pensativo. Había pasado mucho tiempo desde aquella pérdida, por mucho tiempo se sintió resentido porque su parte racional no había permitido que creara un vínculo con ese cachorro hasta que fue demasiado tarde.
Ahora estaba inquieto por la misma razón, sabía que tenían un vínculo con ambos cachorros, es más, si se concentraba lo suficiente podría incluso escuchar el latido de ambos corazones, totalmente fuertes, esperando el momento para por fin salir de ese lugar. No había peligro, aparentemente, pero le era imposible bajar la guardia cuando se trataba de sus futuros hijos.
— Si no te agrada aquí, podríamos hacerlo cerca de la galería y acompañarlos con rosas rojas, ¿eso te parece mejor?
Me encantaría.
Un leve quejido hizo que el lobo alzara las orejas alerta, esperando que el omega le explicara qué había sido eso. Sus instintos lo llevaron a olfatear el vientre abultado que estaba siendo sostenido por Taehyung, encontrándose con movimientos que lo hicieron sorprenderse por lo fuertes que eran.
— Parece que no eres el único que está inquieto – murmuró apenas al sentir cómo sus cachorros exigían la atención de su padre. Lo habían percibido desde que mutó y los pudo mantener controlados todo ese tiempo mientras caminaban, mas ahora era claro que pedían la presencia del alfa – vamos adentro, ellos también necesitan de tu atención.
Taehyung sonrió satisfecho con ese momento especial y no pudo evitar alzar la mirada hacia el cielo, el cual comenzaba a oscurecer, quería agradecerle a la luna por todas esas experiencias que le permitía vivir, mas se llevó una sorpresa al ver aquella estrella brillante.
— Mira alfa, eres tú allá arriba. Me gusta pensar que en otra vida realmente fuiste tú.
Ambos se permitieron perderse por algunos segundos, observando el manto oscuro que comenzaba a llenarse de pequeñas estrellas. El invierno siempre hacía que los días fueran más cortos, pero esa era la belleza de esa temporada, podrían tener el brillo estelar por mucho más tiempo.
El lobo bufó un poco mientras se perdía en la esencia dulce, había cierto ápice diferente ahora en el olor de su omega, algo que le hacía saber que el acontecimiento importante estaba cerca, aunque todo era muy incierto para saber cuándo ocurriría exactamente. Debía estar alerta, lo podía sentir en sus entrañas y el hecho que Taehyung comenzara a tener pequeños brotes de leche era un indicio claro del nacimiento de su eclipse lunar.
Una vez estuvieron en el interior de la casa, la mejor opción para Taehyung en esos momentos fue la sala, donde aún se encontraba un tanto vacía. Recientemente, habían escogido los muebles, pero no llegarían hasta unos días después, así que el espacio estaba desentonando con su antiguo sofá, el cual quedaba muy pequeño.
Suspiró sintiéndose cansado mientras que poco a poco se dejaba caer en la superficie blanda del sofá, teniendo a un lobo curioso y a la expectativa, cuidando cada movimiento que hacía. Sus cachorros seguían moviéndose tanto que le fue casi imposible no hacer muecas ante las cosquillas y la presión que sentía. Se quitó de encima la manta y alzó su suéter para por fin dejar a la vista el espectáculo que ocurría bajo sus prendas.
— Alfa acércate, no se van a calmar hasta que les prestes atención – el lobo vaciló por algunos instantes escuchando su voz racional repitiendo una y otra vez que debía ser cuidadoso. La piel de Taehyung se estiró de nuevo como si con eso los cachorros buscaran tocar a su padre – lo ves, esperan por ti.
Cachorros.
Olfateó profundo, llenándose del aroma, viendo sorprendido cómo los movimientos seguían siendo notorios en la piel del omega. Su nariz hizo erizar la piel de Taehyung, estaba fría y húmeda, pero eso no evitó que el omega lo alentara a seguir. Presionó solo un poco recibiendo un leve empujón.
La punta de su lengua rozó la piel que estaba siendo vilmente estirada de nuevo, haciendo reír al omega, quien poco a poco fue cayendo en el sofá, hasta recostarse de lado. Las lamidas siguieron como respuesta a cada movimiento de sus cachorros, Taehyung se sentía pleno, un poco ansioso porque aquella escena fuera diferente en poco tiempo, con el lobo de Jungkook siendo así de cuidadoso con ambos bebés.
Sus párpados comenzaron a pesar sintiéndose relajado, disfrutando el momento de conexión de su alfa y sus cachorros de esa manera un poco más primitiva, pero que no le quitaba lo maravilloso que era. No se dio cuenta del momento en el que comenzó a quedarse dormido, solo podía escuchar la respiración de Jungkook, siendo tranquila, bufando de vez en cuando.
Descansa Luna.
Los Gladiolos del abuelo Jeon
Había pasado una semana más, oficialmente tenía treinta y cinco semanas de embarazo, ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? La paciencia se le estaba terminando, el escuchar que su doctora repitiera que todo sucedería de un momento a otro, tan rápido que ni siquiera lo procesaría le hacía pensar que se trataba de un vil engaño porque nada ocurría. Los blogs en internet también comentaban cosas extrañas sobre un parto rápido e incluso Seokjin le repetía que todo pasaría cuando menos lo esperara.
¿Por qué no podía pasar ya? La ansiedad se lo estaba comiendo vivo, constantemente tenía conversaciones con sus cachorros pidiendo que nacieran pronto, pero parecían demasiado cómodos dentro de su vientre.
Como se le había hecho costumbre, esa mañana despertó con una dosis excesiva de atenciones por parte de su alfa, hablándole a su vientre, pidiéndole a sus cachorros que no nazcan mientras él trabajaba un momento en el estudio. Ese día, en especial, tendría una videoconferencia, la cual duraría horas, lo que significaba que él estaría solo con sus cachorros.
Usualmente, siempre le pedía a Jungkook que le ayudara a bajar las escaleras, para que el resto de su día no depender de él o bien para no ser una molestia e interrumpirlo en el trabajo. El estudio de su alfa se encontraba frente a su habitación donde pasaba horas, dedicándose a los distintos proyectos que le enviaban por correo, escoger tomas para luego enviarlas a edición y luego dedicar tiempo para sus cuadros era una de sus pocas tareas diarias. Se aburría con facilidad y la ausencia de Jungkook solo agravaba más su ansiedad.
Ya había tomado el sol de la mañana y por ahora se sentía tan aburrido que nada de sus pasatiempos parecía lo suficientemente atractivo para realizar el resto del día. Entre pasos lentos avanzó hasta la cocina escuchando el ruido del agua corriendo. Quizá debía comer algo para distraerse, frotó una vez más su vientre, pensando seriamente qué podía comer hasta que su presencia dejó de pasar desapercibida.
— Joven Taehyung. Muy buenos días – la mujer mayor hizo una reverencia profunda ante él al verlo entrar en su campo de visión – le apetece algún antojo.
Im Jihyo era una beta enviada por el abuelo de Jungkook, quien se encargaba de cuidar de él mientras el alfa se dedicaba al trabajo, hacía las tareas domésticas junto con otras dos personas y de paso era quien le consentía sus antojos. En ocasiones le recordaba a Eunyeong cuando lo veía de esa manera tan maternal.
La beta también accedía en muchas ocasiones a enseñarle diferentes recetas o incluso le daba pequeños consejos para cuando nacieran los cachorros. Había sido difícil acostumbrarse a tener otra persona viviendo en su casa o al menos conviviendo con ellos. Aunque siempre se retiraba después del almuerzo, con excepción de esos días donde Jungkook tenía trabajo por hacer. Era como una niñera para Taehyung, se la pasaba con él prácticamente todo el día.
— Estoy bien por ahora, señora Im. Solo estoy un poco aburrido de estar encerrado. Pensé que los cachorros me harían comer algo, pero ni siquiera tengo ánimos para eso. Ya no sé qué hacer.
— Afuera hace un hermoso día, podría tomar algunas fotografías, hacer algunos cuadros nuevos, si lo desea puedo llevarle alguna merienda mientras está en la galería o si lo prefiere también sería una buena opción el realizar alguna actividad como caminar en los alrededores del jardín.
— Eso me gustaría, solo debo... – Taehyung abultó su labio inferior porque no pudo evitar sentirse triste. Sus palabras iban dirigidas hacia el hecho de que siempre que haría algo diferente iría con Jungkook para mencionarlo y quizá incluso recibir un poco de su atención, mas ahora no podía.
— No se sienta triste o su alfa se alterará. Vamos, sé que salir por un rato, le sentará de maravilla, iré por un poco de bloqueador para su piel.
La mujer se apresuró a acatar los deseos del omega al recibir un asentimiento por parte de él, ella era la única que podía "invadir" su espacio para buscar cosas en su habitación. Taehyung decidió quedarse de pie junto a las escaleras esperando su regreso, balanceándose de un lado al otro, acariciando su vientre, sintiendo los movimientos un tanto torpes y bruscos en su interior.
— Bebés por favor, hacen que me duela y si su papá siente que estoy... – sus palabras se interrumpieron al recordar que podía transmitir por su lazo lo que quería, si se concentraba lo suficiente tendría un poco de la atención que necesitaba.
Sus pasos fueron un poco lentos hasta llegar al final del pasillo de la primera planta, poniéndose frente a la puerta del estudio, podía escuchar el sonido de las voces de algunos socios atravesando la madera, eran extranjeros, estaban hablando en inglés, mencionando cosas como los datos obtenidos durante el año y algunos pendientes.
De un momento a otro no pudo escuchar nada más, extrañado se acercó aún más a la puerta, casi pegando su oído a la madera. Comentarios sobre fallas de conexión y una breve pausa fue lo último que escuchó antes de ser sorprendido por el ruido de la puerta abriéndose, unos brazos fuertes sosteniéndolo y el olor de su alfa rodeándolo.
— ¿Qué sucede, mi sol?
— Yo... no estaba escuchando. Bueno, si lo estaba haciendo, pero no porque quisiera escuchar, es solo que quería decirte que... que...
— Amor respira, estás hablando demasiado rápido – Jungkook sonrió divertido, sintiendo que la tensión en su cuerpo lo dejaba al ver a su lindo omega intentar excusarse – ¿ocurre algo? – una negación fue su única respuesta mientras que el omega bajaba la mirada, se sentía culpable por interrumpir a su alfa cuando ya había prometido estar bien durante esas horas.
— ¿Te preocupé? No quise distraerte del trabajo, solo quería decirte que estaría en el jardín porque estoy muy aburrido. Pero escuché que estabas en la conferencia y parecía que el traductor no comprendía lo que hablaban, por eso me quedé.
— Sí, parece que tiene una mala conexión y no puede seguirles el paso a los socios americanos y así no puedo... – Jungkook se interrumpió a sí mismo cuando en su mente una pequeña voz se instaló con un mantra repetitivo. Pídemelo –. Amor, tú sabes hablar inglés, ¿verdad? – un asentimiento frenético fue su respuesta, mientras que cierta beta se acercaba hasta ellos con prudencia, se veía angustiada y al mismo tiempo aliviada de por fin haber encontrado al omega – ¿te gustaría ayudarme?, solo en lo que se resuelve el problema de conexión.
— Sí, es decir, ¿puedo? No quiero interrumpir en tu trabajo. Prometo mantenerme callado.
— Necesito que hables, amor, porque tú serías mi traductor.
— Oh, entonces será como trabajar, ¿juntos?
— Si no te molesta hacerlo y acompañarme – Taehyung comenzó a asentir frenéticamente totalmente emocionado, dejándole saber a su alfa que su lindo omega estaba más que feliz con la idea.
— Señora Im, ¿podemos pasar el plan del jardín para después? – la mujer asintió con una sonrisa, llenándose de felicidad al verlo tan alegre. Siempre ocurría lo mismo, parecía perder cierta luz cuando no estaba junto a Jungkook, mas solo bastaba con un poco de la atención de este para que volviera a ser la luz de ese hogar –. Muchas gracias, será breve, así que la salida sigue en pie, solo que la aplazaremos, ¿le parece bien?
— No tengo ningún problema con eso, joven Taehyung. Y ya que estarán ocupados les prepararé algo para comer, ¿algo que se le antoje?
— Fresas con crema.
La beta sonrió ampliamente cuando ambos hablaron al mismo tiempo, siempre sucedía lo mismo, incluso compartían los antojos, en diferentes cantidades y en ocasiones de distintas maneras, pero siempre hacían lo mismo. Gustosa de verlos sonreír, les hizo una reverencia para retirarse a preparar el antojo compartido y una vez se quedaron a solas, Jungkook hizo pasar a su omega.
El estudio del alfa era un poco más pequeño que el resto de habitaciones de la primera planta que estaban dedicados a otras funciones, de hecho, fue el mismo Taehyung quien le insistió en comparar cosas como muebles adecuados para hacer ese espacio personal del alfa. Jungkook se negaba a tener un espacio como ese en su casa porque no quería invadir su hogar con algo como trabajo.
Sin embargo, bastaron unas palabras dulces, algunas caricias y unos ojos bonitos para que la idea de un estudio para realizar el trabajo en su tiempo de licencia de paternidad fuera lo que ahora es, un espacio acogedor. Un escritorio de madera con una silla amplia y acolchonada se robaban la mayor parte de la vista, al lado del ventanal se encontraba un diván, el cual siempre tendría una manta con el aroma de su omega impregnada, ya que ese era el lugar donde Taehyung solía leer cuando no podía salir al jardín.
Las distintas estanterías que antes estaban vacías comenzaban a llenarse de libros, algunas carpetas con papeles de la oficina y trabajo de fotografía de Taehyung, el espacio era más compartido que su propio embarazo, mas eso era algo que Jungkook amaba.
— ¿Qué debo hacer? – cuestionó el omega mientras tomaba asiento en el diván y era cubierto por la manta.
— Los inversionistas americanos están proponiendo un nuevo proyecto, solo necesito que traduzcas sus propuestas para analizarlas y poder darles una respuesta apropiada, ¿harías eso por mí, por favor?
— Sí.
Lo que comenzó como un día agotador y aburrido de trabajo, terminó siendo de cierta manera algo que Jungkook disfrutó. El tener la compañía de Taehyung fue como si la propia emoción de su omega le recargara de energía. Las horas pasaron tan rápido que una vez terminó la reunión, Taehyung se encaprichó en no querer salir del estudio, poniendo excusas como el estar demasiado cómodo en el diván. El alfa no pudo contra los pucheros pronunciados de su omega al decir que quería quedarse más tiempo, aunque su compañía terminó en un silencioso ambiente.
Taehyung había caído completamente rendido en el diván después de media hora de completo silencio en el cual Jungkook se dedicó a terminar todo el trabajo, la paz que les rodeó fue tanta que en el momento en el que escuchó dos toques en la puerta los instintos del alfa salieron a flote, gruñendo a quien fuera que se atreviera a molestar el sueño de su omega.
— Señor Jeon – la voz de la señora Im se escuchó al otro lado de la puerta, haciendo que Jungkook se pusiera de pie tan pronto como pudo, abriendo la puerta en un movimiento brusco, asustando un poco a la mujer – una disculpa por causar molestias, señor, pero afuera está el camión con los muebles que ordenaron para la sala.
— Oh – Jungkook regresó la mirada hacia su omega, quien estaba haciendo algunos pucheros entre sueños, abrazando su vientre, conocía esos gestos perfectamente, se trataba de su eclipse lunar perturbando el sueño de su padre.
— ¿Los hago pasar? Les pediré que sean extra cuidadosos para que no despierten al joven Taehyung, incluso me puedo quedar para supervisar.
— Muchas gracias, señora Im – el alfa revisó la hora en su teléfono, notando que ya era pasada la hora de salida de la mujer mayor, quien parecía tener una mirada maternal sobre su omega cada que lo veía –, pero es un poco tarde para que siga aquí ¿no le parece? – la mujer sonrió un poco tímida – yo me encargaré de los muebles. No abusaré de sus servicios.
— No es una molestia cuando se trata de personas como ustedes – la beta conocía esa mirada en Jungkook, la preocupación del alfa era palpable, así que con una reverencia corta aceptó lo que se le pedía –. La cena está preparada y solo necesitan calentarla, también preparé un poco más de fresas para el joven Taehyung.
— Le agradezco por todo, señora Im.
El alfa acompañó a la mujer hasta la salida, asegurándose que el chofer que tenía a su disposición acatara la orden de estar a la hora estipulada de salida para llevarla a su casa.
Una vez se aseguró que la beta estaba en el auto con dirección a su hogar, dio paso al camión donde se transportaban los muebles que compraron en su última salida. Ni bien comenzaron a bajar las cosas para ingresar a la casa, les advirtió a los trabajadores que necesitaba que lo hicieran en completo silencio. No sabía si se debió a su tono de voz severo o si el aura protectora que irradiaba provocó aquella reacción, pero sus órdenes fueron cumplidas al pie de la letra.
El nuevo juego de sala estaba conformado por un enorme sofá, una alfombra tan grande que abarcaba casi todo el espacio del piso, estaba pensado para que los cachorros pudieran jugar en ese espacio mientras Taehyung estuviera pintando, una mesa de centro y dos sofás pequeños. El resto de cosas eran especialmente escogidas para la habitación de ambos cachorros.
Taehyung no estaba del todo de acuerdo con comprar dos cunas diferentes, pero estaba por casarse con quien era mejor conocido como el convencedor de personas y para Jungkook la mejor idea era que cada uno tuviera su propio espacio, incluso eran adaptables para convertirse en una cama unificada y mientras crecían se convertían en pequeñas camas. Así que no le llevó mucho tiempo hacer que el omega accediera.
El alfa agradeció por el arduo trabajo de quienes le ayudaron a subir las cosas a la segunda planta de la casa y una vez se aseguró que todo había vuelto a la normalidad dentro de su hogar, no pudo evitar que sus pasos lo llevaran directo al estudio donde encontró una imagen angelical. Últimamente, Taehyung no podía dormir y verlo en un estado tan pacífico le hizo sentirse en paz. Lo admiró por algunos minutos desde el umbral de la puerta hasta que notó cómo se removía, lo que indicaba que estaba por despertar.
— Jungkookie – murmuró entre sueños. Aún tenía los ojos cerrados, pero en su casi inconsciente sabía que su alfa estaba ahí junto a él, de nuevo observándolo dormir, cuidando su sueño.
— ¿Sí, mi luna?
— Puedes llevarnos a la cama.
— No quieres cenar primero – Jungkook se acercó hasta él, acuclillándose para estar a la altura de su omega, dejando caricias en el cabello celeste – la señora Im preparó la cena para nosotros.
— ¿La cena? – interrogó abriendo por fin uno de sus ojos, notando que la única luz que invadía el espacio, era la del pasillo, el resto del estudio estaba en total oscuridad – ¿tan tarde es?
— Un poco. Dormiste cuatro horas, apenas son las ocho y media, todavía es temprano – el puchero pronunciado en los labios de Taehyung fue imposible de ignorar para el alfa quien lo besó de inmediato – apuesto que ahora que te despertaste bien, comenzarás a sentir hambre ¿no?
— Sí, pero quiero ir a la habitación. A nuestro nido. ¿Puedes llevarnos?
Jungkook asintió teniendo una sonrisa en sus labios, tomó al omega entre sus brazos y Taehyung no pudo evitar reír al escucharlo quejarse un poco ante lo pesado que era en esos momentos. Si tan solo no se sintiera tan cansado le daría cabida a su mente para generar inseguridad respecto a los kilos de más en su cuerpo, pero ahora no podía pensar en nada más que no fuera estar en su cama, en el medio de su nido.
La fragancia de ambos lo recibió, junto con la comodidad de su espacio seguro, donde su alfa lo colocó con delicadeza.
— ¿Están cómodos? – Taehyung asintió como respuesta, deleitándose con las caricias que le eran dejadas –. Traeré la comida y cenaremos juntos.
— Jungkookie, ¿Por qué no me despertaste cuando llegaron los muebles? Pude olfatear el olor a extraños.
— No has dormido muy bien estas últimas noches y te veías tan cómodo que no quise perturbar tu sueño – Jungkook colocó su mano sobre el vientre abultado del omega, sintiendo los movimientos bruscos, los cuales hicieron que Taehyung abultara sus labios al impacientarse por el nacimiento de los cachorros –. Muy pronto estarán con nosotros amor.
— Lo sé, debo ser paciente – Jungkook le regaló un beso más en su rostro antes de dedicarse a mimar su vientre – es solo que ya tenemos todo para ellos y no puedo evitar querer que salgan ya.
— Disfrutemos de estos últimos momentos amor, sé que en cualquier momento todo se volverá caótico. Por ahora qué te parece si te consiento con muchos mimos y comida – Jungkook dejó un último beso en sus cachorros, recibiendo movimientos que estiraban la piel – la señora Im dejó un poco de fresas para el postre.
— Suena bien.
Jungkook no tardó en salir de la habitación para regresar lo más rápido que podía. Dejando una vez más a su omega con la incertidumbre al no saber en qué momento sus cachorros decidirían llegar al mundo. Sus dedos pasearon por sobre su ropa, recibiendo movimientos que lo empujaban, sacándole una sonrisa cansada.
Su vista viajó hacia los pequeños cuneros que hacían presencia en su habitación, tenían todo preparado, solo esperando el momento, pero ¿cómo sería? ¿Qué pasaría? ¿Se sentiría mal por muchas horas? ¿Todo saldría bien? ¿Jungkook estaría en ese momento con él? Le asustaba el pensar que podría estar solo cuando ocurriera y no saber muy bien cómo actuar.
— Por favor cachorros, no nazcan sin su papá estando cerca.
Un golpe, un gruñido y unas cuantas quejas lo hicieron despertarse un poco asustado al no comprender lo que ocurría, sus cachorros incluso lo resintieron, pues comenzaron a moverse ni bien se incorporó de golpe. Era un nuevo día y el calor con el cual siempre amanecía no se encontraba a su lado, su mano viajó hacia el lado derecho de la cama donde se suponía que su alfa debería estar durmiendo. Sus labios se abultaron, sintiéndose inconforme por la situación en la que se encontraba.
Las sábanas estaban frías, lo cual le hizo saber qué hacía bastante que se había levantado. Otro gruñido más se escuchó junto con un golpe y una queja proviniendo del otro lado del pasillo.
Se sentía demasiado pesado esa mañana, aun así, con movimientos lentos se arrastró por la cama hasta llegar a la orilla y así poder bajarse. Ni bien puso un pie en el suelo, le vinieron unas inmensas ganas de ir al baño, lo cual le hizo bufar bajo, obligándolo a apresurarse lo más rápido que podía para llegar justo a tiempo. La poca paz que le trajo poder aliviar su necesidad se vio interrumpida de nuevo al escuchar otro golpe más.
Jungkook ni siquiera estaba prestando atención a su lazo, porque por más que intentó llamarlo a través de él no obtuvo una respuesta, así que con un ceño fruncido y la necesidad de tener a su alfa en el medio de su nido se apresuró a salir del baño.
La puerta al otro lado del pasillo estaba entreabierta, dejando pasar un poco de luz del día, con sigilo se acercó hasta el lugar de donde salían aquellas quejas, encontrando la imagen más conmovedora de todas. Su alfa se hallaba en el suelo, sentado en posición de loto, tratando de encontrarle lógica a las instrucciones de cómo armar lo que parecía ser la nueva cuna de los cachorros.
— ¿Alfa? – su voz fue extremadamente suave al igual que sus pasos, mas eso no evitó que Jungkook se sobresaltara al escucharlo – ¿Qué es todo esto?
— ¿Te desperté? – cuestionó teniendo un semblante un tanto preocupado al ser culpable de perturbar el sueño del omega, quien asintió con una sonrisa, sus manos no dejaron de dar caricias a su vientre, pero no parecía molesto –. Lo lamento mi bello sol, es solo que mi lobo no me dejó dormir más tiempo y tenía esta necesidad de armar las cunas de los cachorros que me estaba enloqueciendo.
— Y ¿Cómo va la misión de armarlas?
— No muy bien – sonrió el alfa, echando un vistazo a todas las piezas esparcidas por todo el lugar, al menos solo había sacado de la caja una de ellas.
— ¿Quieres ayuda? Podemos armarlas juntos.
— No quiero que hagas esfuerzos.
— Entonces me sentaré justo aquí para leer las instrucciones y así será más sencillo – Taehyung se acercó hasta su alfa, quien de inmediato se abrazó a él frotando su mejilla contra su vientre, calmando así el torbellino que eran sus cachorros en ese momento – creo que será mejor para ambos estar juntos. También mi lobo se siente un poco inquieto y ellos no ayudan.
— Me parece que nuestros lobos saben algo que nosotros ignoramos, ¿crees que estén por nacer? ¿Te sientes bien?
— Estoy bien, aunque quizá esto sea como la manera de tu lobo para recibirlos. Estás anidando a tu manera.
— Me gustaba más cuando me obligaba a hacer nidos bonitos para ti, pero supongo que hacer esto juntos será divertido.
Definitivamente, el estar unidos mientras armaban cada mueble de la habitación de sus cachorros fue la experiencia más caótica, divertida y frustrante que habían pasado durante todo el embarazo. Aun así, una vez las cunas estuvieron armadas, junto con otros dos pequeños muebles, podían darse por satisfechos.
Taehyung colocó la última ecografía de los cachorros en un marco dorado, esperando reemplazarla con la primera fotografía de ellos en unos cuantos días o esperando que fuera lo más pronto posible. La ola de emociones que los invadía de inquietud e incertidumbre los hacía mantenerse alerta ante cualquier cambio, aunque en su mayoría no pasaba de uno que otro dolor corporal.
Dolor, molestias y calambres. En eso se resumían sus días últimamente, esa mañana en específico había sido la más insufrible de todas y ahora que estaba por finalizar su día solo pedía un poco de piedad para la fiesta que ocurría en su útero.
Tomó una fotografía para enviársela a Jungkook, con el fin de quejarse y hacer que el alfa acudiera a su rescate, el cual parecía que tomaría un poco más de tiempo al no recibir una respuesta rápida. Dejó el aparato a un lado y volvió a recostarse, deslizándose en la superficie de la bañera, dejando a la vista su vientre.
— Hoy están muy inquietos – murmuró en voz baja. El eco del cuarto de baño hizo que su voz resonara en cada pared mientras les hablaba con delicadeza a sus cachorros – acaso esto es un berrinche porque su padre no está con nosotros.
Los movimientos se hicieron mucho más bruscos hasta el punto que la punzada en su espalda lo hizo quejarse alto, haciéndolo sostenerse de la orilla de la bañera en la cual estaba metido desde hacía una hora. El agua caliente comenzaba a ponerse tibia, lo cual ya no era de ayuda para su dolor. Sus manos temblorosas volvieron a pasear sobre su curva pronunciada que sobresalía de la superficie del agua.
— ¿Qué ocurre? Sé que no les agrada que papá no esté cerca – su piel se estiró demasiado entre los movimientos de sus cachorros, tomando eso como una respuesta clara de lo inconformes que estaban – yo también lo necesito ahora, pero su papá está atendiendo una llamada importante abajo. No puede estar ahora con nosotros, solo resistan un poco más.
La punzada cesó con el correr de los segundos, al igual que los movimientos en su interior haciéndolo suspirar. Se sentía cansado, ese día, en especial mucho más, estaba cerca de terminar las treinta y seis semanas, su pequeño eclipse lunar no parecía estar dispuesto a dejar el calor de su vientre. Jieun incluso llegó hasta su casa para revisar la evolución de los cachorros, quienes parecían más que cómodos para no salir.
Le estaba aterrando la idea que su cuerpo no respondiera correctamente para provocar que se desencadenara el parto, así que después de una minuciosa revisión concluyeron que lo mejor sería el inducirlo para evitar complicaciones. Taehyung suplicó para que eso no ocurriera, solo debía hacer que su cuerpo funcionara para provocar las contracciones. Habían probado todo para que ocurriera de manera natural, caminar por horas, bailar, hacer yoga e incluso la noche anterior su alfa le hizo el amor, pero nada.
Sus calambres no pasaban de leves molestias de unas pocas horas y luego todo volvía a la normalidad. Se estaba quedando sin tiempo, su doctora incluso le tenía una fecha para que nacieran sus cachorros de manera natural, cosa que no parecía suceder porque ni bien ocurría algo distinto, no importaba si era un poco más de dolor, bastaba con que se estresara un poco para que todo volviera a la normalidad.
Se acostumbraron tanto a esas molestias que ya ni siquiera le prestaban atención, rendidos a que no sucedería. Así que cuando Jungkook mencionó que estaría unas horas trabajando mientras él descansaba no le pareció tan mala idea que el alfa lo ayudara a entrar en la bañera antes de que se fuera para calmar un poco sus dolores, sin embargo, ahora ya no estaba tan seguro de que aquello fueran simples malestares.
De nuevo se aferró con fuerza del borde de la bañera, cuando volvió a sentir otra punzada más, comenzando a contar el tiempo en su mente, pues Jieun le había comentado que para saber distinguir las contracciones de simples dolores debían durar treinta segundos. Definitivamente, eso era lo que estaba ocurriendo en esos momentos, porque de pronto el dolor que parecía ir y venir comenzó a ser constante hasta desaparecer poco a poco.
Intentó colocarse de pie para salir del agua, pero el notar algo rosado en el agua lo asustó. Observó su teléfono que se encontraba en la tapadera de la taza del baño, se estiró lo más que le permitió el espacio reducido, sus dedos apenas tocaron el aparato, pero el jabón junto con el agua solo provocó que el aparato terminara resbalando.
— Jungkook – alzó la voz lo más que pudo, sabía que no lo escucharía con facilidad, pero su instinto le hizo comenzar a llamarlo tanto en voz alta como en su lazo – Jungkook. No por favor no me hagan esto, no ahora – sus ojos se aguaron al comenzar a consumirse en el miedo de no saber si algo malo ocurría o aquello era normal.
Su lobo se hizo presente en sus ojos, comenzando a ser puro instinto. Acarició su vientre intentando mantener la calma mientras procesaba el momento ¿Por qué le sucedía eso a él? Todo el tiempo siempre había estado custodiado por Jungkook, solo se alejó por unas horas y todo se salió de control.
Alfa. Te necesito.
Unos pasos apresurados resonaron en el pasillo, las puertas abriéndose le hicieron saber que su llamado había sido escuchado, pues ni bien regresó la vista hacia la entrada del baño, se encontró con su alfa un tanto angustiado. Tenía la respiración agitada, se sostenía el vientre, se veía totalmente preocupado.
— Luna ¿Qué sucede?
— Me duele.
— ¿Qué duele? – Taehyung buscó tomar la mano de Jungkook, ni bien lo tuvo a su alcance, sintiendo de nuevo la molestia, volviéndose un poco más dolorosa – ¿los cachorros? – el omega asintió, teniendo su labio abultado –. De acuerdo, recuerdas la clase esa de embarazados, lo de respirar profundo.
— Sí, respiraciones profundas.
— Eso, hazlo conmigo hasta que pase ¿Sí?
Jungkook estaba demasiado concentrado en calmar el malestar de su omega y no en el propio, sentía una presión extraña en el abdomen, pero no llegaba a doler, solo incomodaba, eso le dejaba estar mucho más consciente de todo lo que ocurría alrededor de Taehyung.
— ¿Mejor?
— Estoy asustado.
— Lo sé, pero tenemos que mantener la calma ¿Okay? Vamos, te ayudaré a salir y vestirte.
El alfa se encargó de secar muy bien el cuerpo de su omega, notando cierto cambio significativo en el vientre abultado, estaba totalmente tenso, ambos se observaron por algunos segundos compartiendo el sentimiento de angustia. Los ojos azules de su omega le hacían saber que el caos apenas iniciaba.
Mientras Jungkook buscaba un poco de ropa cómoda para Taehyung, este llamó a su doctora para avisar lo que estaba ocurriendo, al parecer su pequeño eclipse lunar no estaba del todo de acuerdo a que los obligaran a nacer. Jieun les pidió que no se alarmaran y guardaran la calma lo más que podían, ya que apenas comenzaba la labor de parto.
Sería una larga noche hasta que el momento llegara, lo cual le hizo sacar unas cuantas lágrimas al omega, quien fue consolado y arropado en los brazos de su alfa. Jungkook se colocó en el medio del nido una vez Taehyung estuvo vestido, solo estaban siguiendo sus instintos y ambos sabían muy bien que ese era el fin de su espacio seguro, traerle tranquilidad en un momento tan estresante como ese.
Se suponía que debían controlar el tiempo entre cada contracción, que en ocasiones eran irregulares, tardando un poco más o un poco menos. Era oficial, estaban más que embarcados en las primeras etapas y cada contracción contaba para poder determinar en qué momento sería el mejor para salir de casa.
Cambiaron muchas veces de posición para que el dolor disminuyera y pudiera ser más llevadero, aunque la que más funcionaba era el estar inclinado hacia el frente mientras Jungkook masajeaba la espalda baja de Taehyung, eso junto a la esencia de su alfa lo mantenían lo más cuerdo que le era posible.
— Creo que debemos irnos al hospital – murmuró Jungkook un tanto preocupado después de la última contracción, la cual los hizo salir de la cama, encontrándose ahora de pie, con Taehyung rodeando su cuello balanceándose de un lado al otro – están siendo más seguidas.
— Sí, será lo mejor – Taehyung hundió su nariz en la curvatura del cuello de su alfa, llenándose de la esencia contraria para no perderse en el dolor que lo invadía.
— Qué bueno que mi lobo me obligó a guardar la maleta en el auto.
— Alfa, eres el mejor – sollozó Taehyung aferrándose de nuevo con fuerza a la ropa de Jungkook, quien apenas se quejó un poco – ¿estás bien? Pareces un poco pálido – el omega sonrió al ver el semblante del alfa.
— Estaré bien mi luna, por ahora concentrémonos en llegar al hospital. No quiero que me odies en el camino.
— De momento solo quiero que no me dejes solo.
— Espero que siga así mientras pasa lo peor.
Ambos salieron de la habitación con pasos lentos, al ritmo de Taehyung, o quizá no era el único que necesitaba un tiempo para avanzar entre paso y paso, porque quien podía percibir cuando una contracción se avecinaba era Jungkook y en ese caso siempre trataba de aferrar al omega a su cuerpo esperando el momento en el que ocurriera.
Una vez estuvieron en el auto, Jungkook dejó un último beso en los labios del omega y se pusieron en marcha; manteniendo sus manos unidas todo el tiempo que duró el viaje hasta el hospital. Por supuesto que llamaron a Jieun para avisar que estaban de camino.
Para su casi des fortuna, a unas cuantas calles del hospital, una de las contracciones de Taehyung los hizo orillarse debido a dos razones. La primera, el dolor fue insoportable y seguido lo que encendió todas las alarmas de ambos, el líquido en sus pantalones.
— Ay, no, ¿Por qué aquí? – se quejó el omega mientras se aferraba a la mano de su alfa hasta que pasara el dolor.
— Resiste mi luna solo un poco más, ¿puedes hacer eso?
— Sí, yo resisto, pero ni loco llegó así al hospital – Taehyung observó hacia el asiento de atrás donde se encontraban ambas sillas para sus cachorros – puedes sacar ropa para mí. Necesito cambiarme.
— ¿Aquí?
— ¡Sí, aquí, Jungkook!
Era la primera vez que lo escuchaba gritar de esa manera y algo le decía que de ese momento en adelante no sería la última, así que sus movimientos lo hicieron bajar de inmediato del auto para buscar lo que se le había pedido. Tenían dos maletas hechas, una con ropa para su omega y otra para los cachorros, nunca más volvería a preguntar el por qué llevaba tanta ropa al hospital.
Sacó otro par de deportivos, ropa interior y abrió la puerta del frente encontrando a su omega con los ojos llorosos y su labio abultado.
— Lo siento, no quise gritar, pero en estos momentos de verdad no necesito que me cuestiones.
— Está bien mi luna. No tienes que disculparte, ¿de acuerdo? – Taehyung asintió lentamente tomando la ropa que le era extendida, junto con una toalla. Jungkook no pudo evitar soltar una risa que hizo fruncir el ceño de su omega.
— ¿Qué es tan divertido?
— Recordé la manera en la que pediste que sacara a los cachorros. Dijiste "Leí que si me hacías el amor se desencadena el parto. Hazme tuyo para sacarlos" – el rubor en las mejillas del omega no duró mucho, pues su buen humor se vio interrumpido por otra contracción.
— Al menos lo pude disfrutar – la voz ahogada de Taehyung le hizo sentirse un poco ansioso – porque esto no es para nada placentero. Ayúdame, tengo que cambiarme.
Cambiarse unos pantalones húmedos con una enorme panza de embarazado jamás había estado en sus planes, pero era algo que necesitaba hacer para sentirse cómodo y la lucha que llevó a cabo estuvo acompañada de otras dos contracciones. Jungkook se encargó de terminar de subir su ropa por sus piernas y terminar dejando todo lo que estaba mojado en el baúl. ¿La vergüenza podía más en esos momentos? Por supuesto que sí, estaba resistiendo esos dolores en el medio de la noche, dentro del auto, solo para no llegara al hospital con los pantalones mojados.
Su llegada al hospital se llenó de quejas y un poco de alivio cuando por fin ingresaron al lugar. Bendito el momento en el que Jungkook llenó ese formulario de pre ingreso que ahora les ayudó a no perder demasiado tiempo en la recepción. Ahora se encontraban en una habitación privada donde lo único que anhelaba era estar a solas con su alfa.
— Pronto vendrá la doctora para revisarlo – murmuró la enfermera que terminaba de conectar los monitores en el vientre abultado, uno para cada cachorro – si necesitan algo pueden llamar con ese botón y tendrán atención inmediata.
— Gracias – Jungkook murmuró como respuesta de ambos mientras que su omega se encontraba recostado un poco de lado aferrado a los bordes de la camilla –. Ya casi pasa, amor solo un poco más.
— Solo quiero que todo termine.
— Lo hará muy pronto – Jungkook limpió las gotas de sudor que se formaron en la frente del omega – eres muy fuerte, ¿lo sabes? ¿Duele mucho?
— Siento como si se empujaran en mi interior y al mismo tiempo me partieran en dos. Es suficiente respuesta para ti.
— Solo si me aseguras que aún me amas.
— Sí, aunque en estos momentos no mucho.
— En una escala de uno a diez cuánto me amas.
— Te odio un seis – Jungkook no pudo evitar reír, aquello no era más que una conversación para intentar mantenerse cuerdo entre el dolor y el deber de cuidar a su omega que estaba sufriendo mucho más justo en ese momento con esa última contracción – no es cierto, te amo muchísimo. Pero creo que con dos cachorros es más que suficiente, no quiero más.
Con el correr de los minutos la espera se acortaba y eso les quedó más que claro cuando Jieun se presentó en su habitación, donde revisó la dilatación y el ritmo cardíaco de los bebés. Por supuesto que se esperaba encontrar aquella escena donde tanto Taehyung como Jungkook estaban gritando mientras pasaban el pico alto de una contracción, era la escena más conmovedora que podía ver.
— Lo estás haciendo muy bien amor.
— ¿Cómo lo sabes?
— Solo lo sé, puedo sentirlo – Jungkook acarició con delicadeza el vientre de su omega, estaba bastante tenso – tu lobo me lo dice.
— No toques, no ahora – se quejó el omega al sentirse incómodo con el más mínimo de los estímulos. Ni bien salió del mal momento, pudo dilucidar a Jungkook, notando que no se veía del todo bien –. Sigues estando pálido – susurró Taehyung al recobrar un poco el aliento, la mano de la cual se aferraba estaba fría – no prefieres que le hablemos la doctora.
— No, amor. Yo resisto junto a ti.
Quizás sí se sentía como si fuera a desmayarse y el dolor que sentía en la parte baja de la espalda no era nada comparado con lo que podía sentir Taehyung, mas eso no le quita el hecho de casi sentir que colapsaría si perdía la concentración. La fuerza de su lazo era lo que los mantenía fuertes, soportando todo el proceso e incluso la incomodidad de la última revisión antes de escuchar que tendrían un poco de alivio, porque sí, por supuesto, que estaba en el plan tener anestesia cuando fuera el momento.
Jieun estaba siendo extra cuidadosa con el parto de Taehyung, no solo porque tenía la confianza de la pareja para traer al mundo a sus hijos, sino porque se había corrido el rumor que una pareja de puros estaba en el lugar. Definitivamente, un acontecimiento demasiado importante, el cual, llegó a oídos importantes, pues el propio Consejo Supremo había enviado personal de seguridad para custodiar el lugar.
Sus pasos la llevaron fuera de la habitación de la pareja, aun recordando que no hacía mucho dejó el lugar con la promesa de seguir monitoreando. No había pasado mucho tiempo desde eso y ahora había sido llamada porque el proceso parecía haberse acelerado de un momento a otro. Aún tenía grabado el alivió que vio en los ojos del omega al mencionar que tenía la dilatación suficiente para colocarle una epidural, fue divertido de ver, un tanto hilarante, porque seguido de eso pudo notar cómo el alfa también era víctima de la debilidad que provocaba la droga.
Respirar. Resistir. Respirar.
Ese se había hecho su nuevo mantra, había logrado dormir unas pocas horas, pero ahora era momento de hacer que sus cachorros por fin nacieran. Dolía horrores, quería llorar, gritar hasta quedarse sin aliento, se sentía asustado, aterrado porque ¿Qué se suponía que significaba eso de saber cuándo pujar? ¿Existía un interrumpir en su cuerpo que le diría cuándo hacerlo? Y si no lo hacía, ¿seguiría con esos dolores que no lo dejaban ni respirar?
— ¿Taehyung estás listo? – cuestionó la doctora en medio de sus piernas.
— N-no – sollozó negando frenéticamente, tomando la mano de Jungkook.
— Pues tu cuerpo dice que sí. Escucha con atención en la próxima contracción solo puja.
— ¡Y eso que quiere decir! No sé cómo hacerlo.
Pronto una presión extraña se unió al dolor insoportable que lo había acompañado durante esas horas, haciéndolo ¿pujar? No sabía que esa sensación de necesitar empujar algo fuera podía expresarse en esa palabra, pero lo estaba haciendo. Escuchaba una cuenta regresiva junto con palabras extrañas que le repetían mantener el ritmo y que siguiera así.
— Vamos, solo un poco más, casi está – Jieun estaba en el medio de sus piernas animándolo a seguir, lo único que quería hacer era rendirse en ese preciso instante.
— No puedo.
— Sí, puedes amor, eres muy fuerte, recuerdas.
— No lo soy.
— Sí, sí lo eres y nuestros cachorros te necesitan ahora. Solo un poco más...
— Alfa... n-no...
Sus quejas se interrumpieron ante la siguiente contracción, su cuerpo lo obligó a que su lobo tomara control de él haciendo ese último esfuerzo que lo hizo drenar sus energías, sintiéndose extraño al calmar un poco la presión, escuchando a la doctora felicitándolo, mientras se escuchaba el llanto de su primer cachorro al otro lado de la habitación donde comenzaron a revisarlo.
— Lo hiciste. Luna lo hiciste – Jungkook comenzó a repartir besos en su rostro, cosa que le llenó de alivio por unos cuantos segundos, hasta que su respiración volvió a agitarse, haciéndolo llorar de nuevo.
— Felicidades, señores Jeon, es un precioso niño muy saludable, – ambos se sentían felices de escuchar aquellas palabras, aunque el trabajo todavía no terminaba –. Tenemos uno afuera, falta otro, Taehyung, vamos, ya puedo verlo. Falta muy poco.
Aún faltaba uno de sus cachorros, su cuerpo no tendría un descanso hasta que terminara todo y eso solo ocurriría cuando el segundo bebé estuviera fuera. Las contracciones volvieron a invadirlo. Debía resistir, pero se sentía agotado, se sentía expuesto, solo anhelaba que todo terminara.
— Ya no puedo.
— Una vez más, solo una vez más, lo has hecho excelente – lo animó la doctora mientras controlaba cómo el segundo cachorro estaba listo para nacer, solo necesitando un esfuerzo más de su agotado padre.
— No. Ya no... – Jungkook le tomó la mano al ver cómo lo buscaba –. Alfa, duele mucho.
— Lo sé amor, sé que duele. Estoy aquí contigo, no te dejaré ¿de acuerdo? Necesito que hagas un último esfuerzo, nuestro cachorro te necesita.
— Siento que me voy a morir.
— No lo harás, amor. Por favor te necesito fuerte. Tú puedes, confío en ti.
De nuevo la presión lo invadió, junto con aquel dolor que le partía en dos el cuerpo. Puja, respira, aguanta. Puja. Puja. Era lo único que escuchaba mientras que aquello que tanto esfuerzo le estaba llevando por fin salió. Drenando toda su energía, sentía su lazo burbujeante y al mismo tiempo vacío, como si esa pequeña parte extra que los unía lo abandonara.
Aun así, sintiendo que el mundo le daba vueltas, respirando un poco agitado y con los ojos cerrados, sentía el calor de su alfa rodeándolo, sin dejar de llenarlo de besos.
— Es una niña, ambos cachorros muy sanos, felicitaciones – mencionó Jieun siendo víctima del mismo ambiente emotivo que rodeaba a la pareja, que seguía como en un estado de shock viendo hacia el lugar donde provenía el llanto de ambos cachorros.
La visión de la pareja se volvió borrosa debido a las lágrimas acumuladas al notar cómo dos enfermeras cargaban con sus cachorros con dirección a ellos. Entregándole ambos al omega, se sentía débil, pero su cuerpo sacó las últimas energías para sostener a sus bebés, que fueron colocados sobre su pecho. Diosa era real, tan reales como los sollozos que estaban siendo acallados por su calor y el de Jungkook.
Todos los ahí presentes que ayudaron en el parto se colocaron en una fila frente a la camilla, inclinándose en una reverencia profunda, pronunciando todos al mismo tiempo.
— Honor a ustedes y su descendencia, señores Jeon.
La doctora fue la primera en despedirse de ambos, retirándose para darles un poco de espacio, mientras que las enfermeras se encargaban del resto de procedimientos, esperando pacientemente para que ambos padres reconocieran a sus cachorros para no tener problemas al llevárselos para el chequeo respectivo.
— Son perfectos. Demasiado perfectos.
— ¿Estás llorando? – cuestionó Taehyung al escuchar la voz de su alfa, quebrándose, notando las pequeñas lágrimas, derramándose por sus mejillas. Jungkook asintió, sin dejar de besar su cabello, intentando recuperarse del mareo y las náuseas que sentía.
— Eres impresionante amor, estuviste más que espectacular – sentía las piernas débiles y necesitaba sostenerse de la camilla porque en cualquier momento su cuerpo colapsaría, pero ni en sueños se perdería ese momento –. Prometo que los protegeré con mi vida.
— Señores Jeon – el gruñido del alfa fue una respuesta esperada junto con el rubí en sus ojos, la enfermera sabía muy bien que ese tipo de actitudes eran muy normales – necesitamos saber los nombres de sus cachorros para colocarlos en sus pulseras y así llevarlos a un chequeo y poner sus vacunas.
La pareja se miró, con un semblante angustiado de solo pensar que tendrían que separarse de sus cachorros. Regresaron la mirada hacia sus pequeños que se veían demasiado cómodos en ese espacio y le costó horrores a Taehyung aceptar que tendría que separarse por un tiempo de ellos. Sin embargo, ambos asintieron, dando por fin el nombre de sus hijos, recibiendo un asentimiento.
La angustia les invadió al escucharlos sollozar en brazos de otra persona que no eran ellos, mas la compañía del otro fue suficiente para quedarse en aquella habitación donde pasados algunos minutos después de revisar a Taehyung, ambos cayeron en un sueño profundo.
Sus párpados se sentían pesados al momento de despertar, podía escuchar el monitor de su ritmo cardiaco haciendo su trabajo, podía sentir el olor del hospital invadiendo sus fosas nasales, mas el calor que sintió en su alma no tenía comparación porque justo ahí frente a él con la mirada perdida en el cunero se encontraba su alfa. Podía notar a simple vista el rubí en los ojos contrarios, cada tanto acercaba sus dedos, temblando en duda si hacer o no lo que quería hacer.
— Alfa – su garganta se sentía un tanto dolida, al igual que su cuerpo le reclamaba por el esfuerzo de traer al mundo a dos cachorros, sin embargo, su llamado no fue ignorado teniendo ojos rubí sobre él.
— Luna – susurró el alfa indeciso entre separarse de sus cachorros o acudir hasta su omega. Con el mayor de los cuidados acercó el cunero hasta la camilla, lo suficiente para que la vista de Taehyung se nublara en lágrimas, al tener a la vista lo pequeño eran sus cachorros envueltos en mantas – son hermosos. Tan hermosos como tú.
Jungkook se abrazó de inmediato a su cuerpo, buscando la curvatura de su cuello, olfateando la esencia dulce de su omega, agregándose ahora uno nuevo, un poco grasos, un tanto lechoso, proveniente del pecho de su omega. Parecía que aquel aroma intruso se volvía parte de Taehyung.
— Hueles diferente – lo olfateó unas cuantas veces más hasta que Taehyung lo empujó debido a las cosquillas que le producía.
— ¿Sí?
— Sí, hueles a leche – los pequeños quejidos de los cachorros los hizo alzar la vista – parece que no soy el único que lo percibe.
— Quiero cargarlos – el alfa le sonrió asintiendo, aunque ni bien estuvo de pie, dudó demasiado para tomar a alguno – ¿Qué sucede?
— Son demasiado pequeños.
— Lo son.
— ¿Qué pasa si no los sostengo cómo se debe?
Justo en ese preciso momento donde su vida tomaba un rumbo diferente, donde ambos comenzaban una loca aventura llamada familia, se sentían perdidos. No existía un lazo familiar al cual recurrir y eso significaba que todo debían afrontarlo por cuenta propia. Desde cero, actuando por instinto porque fue eso lo que los movió cuando ambos cachorros lloraron ante la inquietud de sus padres.
El alfa tomó como buenamente pudo al primer cachorro, sosteniéndolo tan delicadamente que los segundos que le llevó colocarlo en los brazos de Taehyung fueron totalmente eternos, el segundo cachorro se quedó en sus brazos siguiendo las instrucciones de su omega para sostener la cabeza con mucho cuidado.
— Lo estás haciendo muy bien, alfa.
Dos toques en la puerta de su habitación rompieron la burbuja de paz de la nueva familia, dejando ver a una enfermera, quien les regaló una sonrisa amplia y cálida.
— Parece que por fin ha despertado, señor Jeon. Su alfa no dejó que nadie se acercara. Ahora podremos alimentar a ambos cachorros – Taehyung sonrió un tanto avergonzado al escuchar aquello, mientras que Jungkook seguía perdido observando a su cachorrita – ¿necesita ayuda?
— No – esa negación había salido un tanto alterada, cosa que llamó la atención de su alfa – solo necesito saber cómo hacerlo.
Una explicación rápida y didáctica le fue ofrecida, un poco o demasiado explícita, a decir verdad, el hecho que la mujer señalara su propio pecho para mencionar cómo hacerlo le causó cierto grado de incomodidad, mas el sollozo de sus cachorros lo hizo atinar como respuesta a si había comprendido.
De nuevo se quedaron a solas, dándole espacio a Taehyung para descubrir su pecho, colocando a su cachorro en uno de sus pezones como buenamente podía, siguiendo las indicaciones previas, aunque le fue de ayuda que fuera tan grande la necesidad por alimentarse por parte del bebé que ni bien lo acercó lo suficiente este se prendió, calmando así sus sollozos.
Era incómodo, extraño y la sensación lo hacía sentir molesto, pero debía afrontarlo, justo ahora que se encontraba cansado debía comenzar a acostumbrarse.
— Puedes pasarme a la bebé – murmuró apenas, concentrado en su cachorro que comenzaba a succionar con fervor.
— ¿Intentaras con ambos al mismo tiempo?
— Es eso o hacer que llore por tener hambre.
Lo que tenía frente a él era algo digno de admirar, su omega estaba alimentando a ambos cachorros al mismo tiempo, Taehyung no quitó la vista de ellos como si temiera que en cualquier momento algo sucediera. Por su parte, Jungkook se sentó a la orilla de la camilla observando la interacción de los tres amores de su vida, si tan solo pudiese plasmar en un lienzo justo esa imagen sería la mejor obra de arte para ser expuesta.
Su omega ahora no solo irradiaba luz, tenía un aura que exudaba amor puro, sus labios abultados junto con sus ojos aguados le derritieron el corazón, porque al momento de alzar la vista ambos cruzaron miradas llenas de emociones que no podían colocarse en palabras.
— Lo logré – dijo en voz baja, casi temiendo despertar a sus cachorros que se aferraban a su pecho – alfa, lo logré.
— Sí, amor – el alfa se acercó hasta juntar frentes cuidando de no incomodar a sus bebés – están aquí gracias a ti.
— Tú también ayudaste – sonrió apenas, obteniendo un tierno beso esquimal.
— Yo solo puse una pequeña parte en ti, tú la cuidaste, la hiciste crecer y los trajiste hasta tenerlos en nuestros brazos – la risa de ambos no se hizo esperar cuando notaron la cercanía de sus cachorros –. Al parecer las costumbres no se pierden, tienes todo el espacio para moverte y aún sigues haciendo esto, pequeña traviesa.
— Creo que ahora sabemos quién cubría a quien – susurró Taehyung al notar cómo su pequeña niña buscaba con su mano a su hermano.
— Nuestra pequeña luna – Jungkook sonrió, sintiéndose tan pleno. Su mano se acercó hasta sus cachorros, sintiendo duda de si tocarlos o no, mas el asentimiento por parte de Taehyung fue el último empujón que necesito para apenas rozar la yema de sus dedos en las manos de sus hijos que se encontraban unidas en el medio del pecho del omega –, siempre cuidando de nuestro sol.
— Tiene complejo de alfa protector como su papá.
— Hey, yo hago eso porque tú mereces ser protegido amor, mientras tenga vida yo los cuido y tal parece que ella está de acuerdo conmigo – Jungkook intentó zafar el agarre de su bebé sin tener éxito, incluso lo único que provocó fue que ambos se cercaran aún más – o quizá está celando a su hermano para que no lo veamos, pero lo que no sabe es que ahora no lo podrá ocultar.
— Ahora entiendo por qué lo hacía, su hermano es demasiado bonito y no lo quiere compartir.
— Mi luna – fue casi un susurró, el tono de su voz casi fue imperceptible, pero no podía evitar que fuera así cuando sus cachorros comenzaban a quedarse dormidos – gracias.
— ¿Uh? ¿Por qué?
— Por darme una razón para vivir.
Las primeras horas de los cachorros se convirtieron en una aventura de descubrimiento, un poco más para el alfa, quien tuvo algunos problemas cuando llegó la hora de cambiar los pañales; contaban con un poco de suerte que sus bebés no eran tan exigentes, a la hora de hacerlos dormir, pues la voz de ambos los adormecía con rapidez eso junto con el aroma de ambos combinados. Después de unas cuantas horas, Taehyung terminó exhausto aun resintiendo el esfuerzo y no tardó mucho en caer rendido en los brazos de Morfeo, una vez sus cachorros se quedaron profundamente dormidos.
Jungkook decidió que era momento de llamar a todos sus amigos para dar la noticia, no le sorprendió escuchar quejas por parte de Seokjin o de Jimin al reclamar por qué no les llamó antes, aunque al escuchar la historia terminaron estando de acuerdo en que no habrían podido estar. Ambos omegas sabían que algo extraño ocurría con la pareja cuando de pronto el menor de los alfas terminó la llamada en la que estaba Namjoon, Yoongi y algunos socios.
La única persona a quien sí le mencionó algo fue a su abuelo, lo hizo mientras que Taehyung dormía, con el único fin de sentir una parte de sus padres estando cerca de ellos en un momento tan importante. Su abuelo sorprendentemente fue muy comprensivo con él al escucharlo tan alterado, obteniendo un poco de consuelo en las palabras del alfa mayor, mencionando que sus padres estarían orgullosos de él, del alfa en el que se había convertido.
Ahora su primer día como papá primerizo casi finalizaba siendo una completa montaña rusa de emociones. Sus cachorros habían decidido nacer un 20 de noviembre, a las cinco de la mañana, justo en el punto donde la luna despedía la noche y el sol comenzaba a anunciar el nuevo día. Sin duda su pequeño eclipse lunar ahora se convertía en el acontecimiento de su vida.
El alfa se acercó hasta el cunero donde descansaban ambos cachorros. La etiqueta con los nombres de ambos le hizo sonreír. Por fin estaban ahí.
— Jeon Dalhyung, mi pequeña Luna – su vista viajó hacia su hijo, a quien no se resistió en dejar una caricia en su mejilla – Jeon Haejung, mi pequeño sol, bienvenidos, mi pequeño eclipse lunar.
El estar frente a su casa lo hizo sentirse asustado, el estar solo en el auto mientras Jungkook bajaba las cosas del baúl le provocó un poco de terror al no saber muy bien qué hacer, a su lado se encontraban sus cachorros, uno en brazos y el otro profundamente dormido. Dalhyung fue la última en alimentarse, así que eso solo dio paso para que su hermano se quedara dormido en su silla.
La puerta a su lado se abrió dejando ver a Jungkook con una sonrisa que ocultaba el miedo del cual también era víctima. El alfa le extendió la mano para ayudarlo a bajar, pero su instinto le hizo sentirse culpable de no poder proteger a su bebé en ese momento. Todo iba a estar bien, solo debía relajarse y confiar en su alfa.
— Puedes tomar a Dalhyungie mientras bajo, por favor – el alfa asintió tomando de inmediato entre brazos a su hija, sin dejar de ayudar a Taehyung a bajar del auto entre movimientos lentos, torpes y un poco dolorosos.
— ¿Estás bien? Ve más despacio amor.
— Tranquilo, estoy bien. Debo hacer movimientos lentos, lo sé – Jungkook aún tenía reflejos rubíes en sus ojos, su lobo había estado alerta desde que nacieron los cachorros, así que no era de extrañar que se mostrara un poco paranoico – prometo ser más cuidadoso.
— De acuerdo. Entra a la casa, yo bajo a Haejungie y las sillas. Solo ten cuidado con el escalón de la entrada y ni se te ocurra subir a la habitación sin mi ayuda.
— Sí, alfa – Taehyung dejó un beso en la mejilla de Jungkook mientras se abrazaba más a su pequeña, a la cual cubrió bien del viento.
El aroma de su casa le trajo paz y sus pasos lentos lo llevaron hasta el sofá de la sala, donde tomó asiento con su bebé aferrada a él, quien en sueños apenas se quejaba y fruncía su ceño. Se parecía mucho a Jungkook en ese aspecto. Alzó la vista al percibir el cosquilleo en su cuello que le anunciaba la presencia de la otra mitad de su alma y el pequeño pedacito de vida que había llevado en su interior.
— ¿Sucede algo? – cuestionó Jungkook al notarlo como si estuviera perdido en su propio hogar. El alfa dejó ambas sillas frente al sofá y de paso le robó un beso.
— Se siente extraño volver con ellos.
— Pensé que era el único – sonrió Jungkook compartiendo el sentimiento – supongo que tendremos que acostumbrarnos los cuatro a nuestra nueva vida – Taehyung asintió sonriendo un poco – iré a preparar la habitación para ustedes. Ya regreso. ¿Puedes estar solo por unos minutos?
— Sí.
Una vez más se quedó solo con ambos cachorros, se sentía tan perdido de no saber exactamente qué hacer. Estaba consciente de lo básico, alimentar, cambiar, cuidar y dormir, pero ¿qué más? Diosa, realmente necesitaba ayuda o al menos que alguien le dijera que debía relajarse porque sentía que rompería en llanto justo ahí.
Dalhyung se quejó un poco al sentir su incomodidad y eso le hizo volver a la realidad, colocándola en su silla, dejando una caricia en sus mejillas, una vez logró asegurarse que estaba bien en el espacio. Tenían dos bebés que dependían de ellos, eran tan pequeños e indefensos que sus instintos a flor de piel eran lo único que lo mantenían un poco más cuerdo.
Alzó la vista buscando a su alfa y lo único que encontró fue vacío y su cámara en la mesa de centro. Con cuidado se puso de pie, tomando la cámara para encenderla y tomar unas cuantas fotos de sus bebés en sus sillas, extrañamente siendo esto un método curativo para su inquieto corazón.
— ¿Qué haces mi luna? – susurró Jungkook en su oído, dejando un beso en su sien, sus manos viajaron hasta el vientre hinchado del omega por costumbre, sacándole una leve risa a Taehyung.
— Ya no están aquí, amor – murmuró Taehyung sonriendo ante el gesto, obteniendo caricias en su espalda baja.
— Tardaré un poco en desacostumbrarme. ¿Quieres subir a la habitación? Todo está listo.
— Sí, pero antes quiero tomarte una foto con ellos, siéntate en el sofá.
El alfa le dio un último beso en la mejilla para luego acatar la orden, quedando en el medio de ambas sillas, sonriendo un poco divertido ante la ráfaga de fotos. Era como estar en una de las sesiones de trabajo de su lindo omega, como esa primera vez donde Taehyung lo atacó entre flashes fugaces y ocurrió su primer acercamiento.
— Creo que has tomado suficientes.
— No – algunos flashes más y uno que otro clic se escuchó antes que Jungkook llegara de nuevo hasta él, intentando tomar la cámara – aún no termino, me faltan tomar muchas más.
— Ya tendremos tiempo para eso – Taehyung abultó sus labios intentando convencer de esa manera al alfa para que le permitiera seguir tomando todas las fotos que deseaba guardar como recuerdos. Era un ataque certero al débil corazón de su alfa –. Tengo una idea, te tomaré una a ti con ellos.
— ¿Enloqueciste? Estoy totalmente cansado y parece que en vez de un parto alguien me golpeó hasta el cansancio. Tengo ojeras que parecen las manchas de un panda. No pienso tener una con ellos a menos que me sienta decente o con mejor ánimo – Jungkook rio y al mismo tiempo lo hizo Taehyung quejándose un poco, pues aún le dolía el vientre, cosa que asustó a su alfa –. Estoy bien, solo debo recordar que no puedo reír a gusto por ahora. Subamos a la habitación, necesito descansar.
Jungkook se encargó de llevar a sus cachorros a la segunda planta, mientras que Taehyung esperó pacientemente hasta que su sobre protector alfa regresara para llevarlo a él también hasta su nido. Aunque antes de eso necesitaba refrescarse un poco, sobre todo por el hecho de que su pecho decidió ser una fuente inagotable de leche desde un par de horas atrás, haciendo que los pañuelos que cubrían el área estuvieran empapados.
El espejo frente a él le mostró una imagen un tanto confusa, porque si bien él se sentía diferente, lo que veía lo tenía totalmente confundido. Podía presionar su vientre, el cual aún estaba hinchado, dolía un poco, se sentía vacío y aun así pesaba, no como antes, pero lo hacía al menos su cerebro, aún le indicaba que debía cuidar eso que parecía ya no estar.
— Amor, ¿Qué haces? – el alfa se asomó hasta el baño donde se encontraba su omega. Llevaba mucho tiempo metido ahí, lo único que le trajo tranquilidad fue que la puerta se hallaba entreabierta, aunque ver cómo Taehyung se cubría el cuerpo no le pareció para nada agradable – ¿Qué sucede?
— Nada – desvió la mirada intentando no sentir más vergüenza sobre su aspecto.
— ¿Por qué te cubres?
— Me veo extraño. No me gusta.
— Acabas de tener a nuestros cachorros amor, según lo que dijo la doctora, es normal que aún estés así.
— No deja de ser incómodo. Me siento... - abultó sus labios al desviar la mirada hacia el espejo y ver a través del reflejo lo que apenas cubría con una toalla. Regresó la vista hacia su alfa, quien lo esperaba pacientemente – no me siento bonito.
— Porque no estás bonito, te ves precioso.
— Estoy hinchado.
— Y sexy.
— Ya. Jungkook, hablo en serio, ¿esto te parece atractivo? – la toalla cayó al suelo mostrando su vientre hinchado un poco caído por el peso. Tenía dos días de haber dado a luz y hasta ese momento no se había atrevido a verse en un espejo.
— Me parece la visión más hermosa que he visto porque eres tú. Además, tienes una idea de lo orgulloso que me siento de ti. Tuviste dos cachorros, amor y estas aquí de pie preocupándote porque te ves hinchado, eso no es justo para ti que te trates así.
Taehyung se refugió entre los brazos de su alfa, quien gustoso lo recibió, teniendo cuidado de no apretarlo tanto a su cuerpo, pues sabía que su omega aún estaba adolorido. Era difícil adaptarse a su nueva vida, aunque ahora estando en casa se sentían un tanto más a gusto. Estaban solos, pero no del todo porque tenían a la señora Im a su disposición para ayudarles, ella les había dejado comida para todos esos días en los que pasarían juntos como familia. Definitivamente, estaba cumpliendo un rol materno para ambos.
— Recuerdas cuando estabas inseguro porque te verías diferente con el embarazo y te dije que serías la envidia de todos.
— Sí.
— Te sigo mirando con la misma adoración de ese preciso instante – Jungkook dejó unos cuantos besos en el cabello azul, mientras que el omega se frotaba contra su pecho – la diferencia es que ahora te veo y digo, ¿Cómo es posible que un omega tan precioso sea mi destinado?
— Basta, me estás avergonzando.
— Y sabes qué es lo mejor, que me diste dos hijos. No uno, ¡dos!
— Eso lo hiciste tú.
— Tú los trajiste a nosotros mi amor y te estaré eternamente agradecido por eso.
El omega alzó la vista dejando ver su rostro con algunos rastros de lágrimas, las cuales fueron limpiadas por los pulgares del alfa, quien le regaló un beso dulce en los labios.
— Será mejor que vayamos a la cama, debes estar agotado y los cachorros te extrañan, pero antes te buscaré ropa cómoda.
— Los pijamas con camisas de botones son la mejor opción en estos momentos.
— Cierto, son de fácil acceso.
— Sucio – se quejó Taehyung al notar la lujuria de su alfa al mencionar que esas camisas eran fáciles de quitar.
— Es la verdad, amor. Así no se te dificultará cuando alimentes a los cachorros ¿Qué estaba pensando esa cabecita tuya? – era una inocencia falsa, Taehyung lo sabía, pero no podía evitar sentirse mucho mejor al escuchar a su alfa comportarse de esa manera.
Ambos caminaron despacio, hasta llegar a la cama donde en el centro del nido se encontraban ambos bebés, rodeados por algunas almohadas, durmiendo pacíficamente entre la esencia de sus padres. Jungkook ayudó a Taehyung para que subiera a la cama, quien se arrastró de inmediato al lado de sus cachorros y pronto tuvo a su alfa al otro lado del espacio reducido, recostándose de lado, uniéndose al cuidado del fruto de su amor.
— Hacemos unos bonitos bebés, no te parece – susurró el alfa mientras tomaba entre sus dedos la mano de su hijo.
— Lo despertaras si sigues así – le regañó el omega al notar como entre sueños Haejung intentaba soltarse del agarre de su padre –. No me convencerás de tener más cachorros en estos momentos.
— Tengo tiempo para eso.
La risa de ambos casi hizo despertar a sus bebés, quienes apenas se quejaron, tuvieron la atención de sus padres arrullándolos. Taehyung aspiró profundo, llevando su mano hacia su vientre como una costumbre instalada que debía ir borrando poco a poco; tenía frente a él a su alfa y sus cachorros. Estaban en el calor de su nido, en el calor de su hogar. Definitivamente, este era su momento de felicidad, al lado de las personas más importantes y que tanto amaba.
"No es necesario utilizar palabras, ni siquiera pensamiento que sea capaz de explicar lo que sentimos"
"Regálame una sonrisa, de esas que calientan mis días como el sol de media tarde"
"En ese pequeño milisegundo, donde existe la hora dorada, soy un total incrédulo del sueño que estoy viviendo"
"¿Eres real? Tan real que no vas a desaparecer. Tan real que da miedo el verte desvanecer"
"Quédate a mi lado, porque tú eres mi hogar. Tú eres mi realidad ideal"
No olviden revisar mi instagram para ver las últimas historias de Tae y sus semanas.
Purple hearts, Personitas bellas.
Tae y los cachorros recien nacidos... no se veía mal después de tenerlos
Jungkook y los cachorros
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