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III

La mezcla entre ambas esencias había formado una aura única entre los cuerpos que estaban dentro de la habitación, el silencio bastaba para ser el único testigo de lo que sucedía. Un suspiro profundo fue lo único que chocó con el eco de las paredes, acompañado de un pequeño gemido de satisfacción ante el tacto de las manos, bajando por el recorrido de su espalda, hasta llegar a sus muslos, los cuales seguían cubiertos por ropa.

¿Cómo era posible sentir tanto con una barrera tan grande?

Todo era demasiado íntimo, más de lo que Taehyung podría imaginar estar sintiendo, no hubo queja alguna cuando Jungkook cambió de posiciones, colocándolo de manera delicada sobre el colchón de la cama, se estaba imponiendo sobre su cuerpo de una forma para nada intimidante, él solo se dejaba hacer bajo las grandes manos del alfa.

El rubí ardía cada vez más en sus ojos, intensificándose, devorándolo centímetro a centímetro, no perdiendo detalle de cada movimiento que provocaba; sus labios estaban levemente separados, exhalando un aliento cálido que jugaba a ser el conductor de corrientes eléctricas por todo el cuerpo ajeno.

El alfa había descubierto un nuevo placebo para su deseo, siendo su lengua la receptora de toda esa esencia que emanaba de cada poro, saboreando al omega de esa forma, dejando que sus papilas le hicieran agua la boca, degustando al contrario en su saliva al tragar.

Taehyung sentía cómo el rubor subía a sus mejillas, la intensificación de su propia esencia llenando sus pulmones en una combinación armoniosa con la del alfa. El asombro en el mar rojo frente a él fue más evidente, al momento en el que el omega abría sus piernas, colocándose en forma sumisa, dándole más espacio a Jungkook, sus manos se hicieron puños sobre las sábanas al ver atentamente cómo el contrario quitaba el resto de botones de su camisa, dejando la vista más tentadora y majestuosa. Taehyung hizo el intento de quitar por completo la prenda, pero la mano del alfa detuvo sus movimientos.

— No – murmuró Jungkook más para sí mismo que para el omega, quien lo veía incrédulo, se inclinó hasta apoyar su frente con la contraria, logrando que sus narices se encontraran en leves roces. Taehyung trató de alejarlo para buscar sus ojos, pidiendo una explicación –. No, por favor...

Eso sí, iba dirigido al omega, no pudo articular más, se estaba conteniendo demasiado en medio de un celo. Taehyung no se rindió, llevó sus manos hacia los hombros tensos del alfa, el tacto fue como un calmante, pues apenas había entrado en contacto, sus músculos perdieron cualquier rastro de resistencia. Con cautela dejó caricias leves por la piel desnuda, bajó lentamente por el pecho hasta llegar al abdomen donde se dejó deleitar de la firmeza.

Por favor, no podré contenerme.

Las caricias no cesaron, Jungkook había perdido su lucha por resistirse y se dejó llevar por cada roce, relajándose. Se separó un poco de Taehyung mirándolo desde arriba por algunos instantes. En serio, no podía creer que algo como eso le estuviera sucediendo, inclinó su cabeza sobre el pecho ajeno, sintiendo las caricias en su cabello, los dedos largos, masajeando lentamente sus hebras oscuras. Jungkook inhaló profundo sobre la piel expuesta, esa que le había sido entregada apenas unos minutos atrás. Recorrió en línea recta desde el esternón hasta llegar al ombligo, dejando leves roces con sus labios y su nariz en la piel tersa.

Precioso, precioso, mío.

Afianzó su agarre en las caderas ajenas, logrando sacarle un leve jadeo a Taehyung por el brusco agarre. El omega no pudo evitar observar la escena, un tanto desconcertado, no estaba haciendo nada más que olfateándolo, justo como se lo había pedido. No existían indicios que el alfa quisiera someterlo a él, para usarlo, para complacerse, para ser utilizado como un objeto.

"Es tu deber como omega con tu alfa"

Esas palabras grabadas en su memoria le torturaban, estaba frente a una imagen chocante, el alfa seguía haciendo eso. Oliéndolo, aspirando profundo de vez en cuando. Como si estuviera deleitándose con el manjar que la Diosa le había servido. Podía sentir los movimientos de los labios de Jungkook, le hacían erizar la piel, arqueando la espalda, buscando más contacto, dándole al alfa más libertad para obtener más piel, perdiéndose en su delirio que llevaba por nombre Taehyung.

Omega, precioso omega, mío.

El aroma de Taehyung estaba haciendo estragos con su pobre mente nublada entre la lujuria, instintos y una lucha con su razón. Se sentía embriagado por todas las sensaciones que obtenía, producto de la intimidad que estaba teniendo con el omega, el tacto bajo sus manos había vuelto a la cintura ajena, la esencia expandiéndose por la habitación era como una droga, alterando su sistema. Sus miradas volvieron a encontrarse y el omega sintió como si su alma dejara su cuerpo, caería rendido a sus pies en el momento en el que ese hombre le diera una orden. Estaba frente al lobo de Jungkook y lo que menos tenía era miedo.

— Omega – la profundidad de su voz le causó escalofríos. Taehyung podía sentir que el vacío que existía en su pecho se iba llenando con el pasar de los minutos, con cada caricia y que el sonido de su voz no se perdía en el eco de su abismo, le hacía ser parte de tal acto.

¿Qué era eso? ¿Cómo era posible que por primera vez fuera parte de un acto tan profano? Su cuerpo estaba reaccionando por sí solo, tenía la necesidad de hacer que el calor contrario se fundiera en su propia piel, ¿por qué se sentía así de bien?

Una lágrima rodó por su mejilla mientras sus ojos cambiaban de color entre oscuros y azules. Jungkook notó el cambio, un ojo con cada color, izquierdo azul, derecho oscuro, ambos igualmente con miradas profundas. Taehyung pasó sus dedos por el cabello negro del alfa y este suspiró complacido, apoyándose más en su tacto, dejándose arrullar hasta posar su mejilla de nuevo en el pecho del omega. Comenzó a frotarse contra él, encontrando paz en esa simple intimidad, Taehyung mordió sus labios al sentir leves cosquillas debido a la respiración de Jungkook contra su piel.

Adorable, adorablemente hermoso.

El lobo de Jungkook nunca fue agresivo, siempre fue demasiado noble a pesar de ser un alfa puro, su naturaleza dominante no salía a la luz a menos que fuera necesario. Justamente eso le estaba demostrando a Taehyung en estos momentos, porque a pesar de estar en un celo repentino luego de dos años, él solamente quería estar así con el omega, atesorándolo, deshaciéndose entre las caricias que avivaba el fuego en su interior, aunque también era un calmante. Existía eso que le decía a Jungkook que su animal sabía más de lo que estaba demostrando en estos momentos, sin embargo, no le permitía saber más.

Egoísta

Jungkook llegó al final de su recorrido, relajando su cuerpo, dejándose caer un poco sobre el cuerpo contrario, envolviéndolo con el propio, hundiendo su nariz en el cuello ajeno. Taehyung cerró sus ojos disfrutando de nuevo de ese acto, ladeó su cabeza para darle más espacio, brindándole la libertad de recorrer su piel, se sorprendió de la delicadeza con la que el alfa lo tocaba, era tan suave como si tuviera miedo de romperlo o dañarlo. Jungkook lo veía como un pequeño botón de rosa al cual debía cuidar y proteger, era una explicación lógica que había formulado su cabeza para la falta de aroma cuando recién se conocieron, porque ahora era una rosa en plena floración, deleitándolo con su esencia.

El agarre en sus caderas se afianzó de forma firme, dejando en claro que el alfa estaba ahí, eso le sacó un jadeo, sorprendiéndose cuando sintió sobre su muslo la entrepierna contraria. Estaba aprisionada dentro de esos pantalones que se habían convertido en una prisión; el bulto se hacía cada vez más notable a la vista y sobre todo se encontraba duro contra el tacto. Lamió sus labios por la ansiedad que le invadió en esos momentos.

Lo tomó de los hombros, apartando levemente a Jungkook, quien con un gruñido se quejó por alejarlo del lugar que había establecido como su espacio. Taehyung lo miró a los ojos, las manos contrarias seguían rozando con su piel, el agarre en su cintura lo mantenía quieto, pero no de una forma intimidante.

— Señor Jeon.

— Jungkook – lo corrigió el alfa con un tono ronco, pero con un ápice aterciopelado que le hacía estremecer.

— Jungkook – volvió hablar despacio, como si temiera equivocarse, sintiendo algo extraño en sus labios al pronunciar su nombre. El alfa volvió a aspirar aire con su boca, saciando su necesidad de saborearlo de esa manera, inconscientemente apretó más el agarre en la cintura ajena, pero el omega no dijo nada sobre ello – alfa, sé que esto es difícil. Puedes usarme.

Definitivamente, Jungkook no se esperaba eso, no después de tratar de dejarle en claro que no haría nada, menos "usarlo" qué clase de alfa sería él si utilizara a un omega, estaría condenándose a sí mismo a ser como el resto de salvajes bestias que solamente pensaban en utilizar a los omegas para su propio placer. Taehyung le desconcertó el momento en el que el alfa acunó su rostro con su mano y se sorprendió a sí mismo al buscar tener más contacto, cerró los ojos en el momento que Jungkook se inclinó para juntar sus frentes una vez más rozando sus narices.

— No lo haré – dijo mientras negaba con la cabeza lentamente, haciendo que ambas narices se tocaran, su lobo temía hacer un movimiento brusco que asustara al omega, sabía que estaba asustado y se esforzó por mostrarse dócil ante él, saliendo así a la luz – solo... quieto. Tú... quieto... tranquilo.

Eso dejó más que claro a Taehyung que quien estaba presente en ese instante era el lobo, articulando palabras torpes. Sin embargo, lo complació, dejó que siguiera haciendo lo que le pidió. De nuevo lo tenía en el espacio en su cuello, aspirando, dejando roces con su nariz.

Debía admitir que en parte su orgullo como omega se vio ofendido al ser rechazado más de una vez por el alfa, no quería su ayuda en el celo, no al menos como él sabía. Le hería un poco no ser usado, ¿algo iba mal con él? ¿No era de su agrado? ¿Había notado que estaba defectuoso? El pánico lo invadió más rápido de lo que hubiera querido.

Todo se detuvo al momento de sentir lamidas en su cuello, las manos de Jungkook se deslizaban por su torso haciendo que se arqueara un poco, buscando más, las caricias fueron llevadas de nuevo a su espalda haciéndolo jadear sin aliento, pero el alfa alejaba el contacto con su entrepierna, uno que casi le costaba el control cuando sintió el leve roce, Taehyung hacía más pronunciada la curva con su cuerpo y entre movimientos torpes quitó su camisa. Pudo sentir la respiración ajena, ir de su cuello a su clavícula donde dejó un leve rastro de saliva, sus labios se posaban sobre su piel a milímetros, tortuoso espacio que le impedía una sensación más placentera.

Taehyung sintió cómo su respiración se aceleraba y con ello su cuerpo temblaba, sus piernas eran las más evidentes, percibió lo que jamás creyó volver a sentir, no al menos de manera natural, estaba humedeciéndose, muy apenas, pero estaba sucediendo; si tan solo el alfa le dejara acercarse, solo un poco más de contacto, él quizá... podría tal vez. Con manos temblorosas llegó hasta el botón del pantalón del alfa, bajando delicadamente el cierre. Jungkook suspiró deleitándose con el toque en esa zona tan sensible.

— Omega – lo estaba llamando, en voz baja, y Taehyung no sabía dónde esconder la cara cuando sus ojos se posaron de nuevo en él – ¿Qué haces?

Por favor, déjame sentirte un poco más.

Ahora era él quien suplicaba por un toque más allá del que estaba recibiendo. Podría considerarse codicioso por buscar más, pero el alfa no se opuso a su pedido silencioso, al contrario, separó sus cuerpos para bajar la prenda, todo bajo la atenta mirada del omega, sin romper contacto visual. Luego llevó sus manos hacia los pantalones de Taehyung, no había palabras, pero las miradas hablaban por ellos entendiendo lo que le pedía y él con un asentimiento dio permiso a Jungkook para que lo despojara de la prenda.

Ambos quedaron en ropa interior, admirándose, guardando cada fotograma en su memoria. Jungkook volvió a ponerse sobre él, ahora sintiendo el calor de la piel contraria como el más dulce de los pecados. El alfa llevó su nariz al ombligo de Taehyung, comenzando a dejar pequeños roces con sus labios mientras aspiraba de nuevo su esencia, subiendo lentamente por todo su abdomen, pasando por su pecho, se vio tentado a acariciar esos pequeños botones marrones que estaban pidiendo por atención, pero se contuvo en el momento que sintió de nuevo los dedos del omega entre sus hebras oscuras.

Siguió su recorrido hasta llegar a una de las clavículas marcadas, dejo una lamida en ese lugar que lo estaba volviendo loco y se deleitó con el gemido que el omega dejó salir. Antes de subir al cuello se desvió hacia el hombro para dejar más roces en ese lugar, pero se encontró con algo que no le agradó, el atisbo de una vieja mordida, un gruñido salió de su pecho como muestra de la desaprobación de esa cicatriz. Parecía una muy descuidada marca temporal. Sin embargo, Taehyung lo supo guiar de nuevo a su lugar, llevándolo de nuevo a su cuello, suspirando una vez volvió a sentir la respiración ajena, los labios rozando y las pequeñas lamidas siendo descaradas.

Tan dulce, tan mío, mi omega.

No resistió más, sabía que se quemaría con el fuego que emanaba de ambos cuerpos, pero eso no lo detuvo de bajar un poco más su cuerpo, obteniendo la más deliciosa sensación al rozar su entrepierna con la contraria. Definitivamente, Taehyung no solo era el cerillo que encendería la llama apagada, se trataba de combustible puro, la droga más adictiva que había probado. Tenía que detenerse ahora, él era testigo del miedo en sus ojos, no quería dañarlo. Contra su voluntad se recostó a su lado, tratando de regular su propia respiración.

— ¿Jungkook?

— Solo, ven aquí.

Fue lo único que dijo antes de hacer que el pequeño cuerpo cayera sobre su pecho. Ahora era Jungkook el que acariciaba el cabello pelirrojo del omega en un modo de distracción. Sintió cuando Taehyung lo rodeó con sus brazos, incendiando su cuerpo cuando su muslo estuvo en contacto con la entrepierna contraria. Inhaló profundo llenándose del aroma que lo había relajado durante todo ese tiempo, sin embargo, todo cambió cuando fue abrazado de una manera acogedora.

— Me quedaré aquí alfa.

Jungkook tembló bajo el tacto del cuerpo que se acurrucaba sobre él, apretándose contra sí, disminuyendo el calor, como si menguara, no se apagaría con tanta facilidad, pero para el alfa estaba bien, porque solo estaría esperando el momento justo para incendiar todo su paso. Taehyung subió su pierna, acoplándose sobre la entrepierna del alfa, quien dio un respingo ante la acción, pero no hizo más que eso.

Estaba siendo abrazado, libre de llenar su sistema con la esencia combinada. Sus respiraciones se acompasaron hasta quedar dormidos.

Taehyung despertó con el aire fresco del nuevo día, había olvidado que la ventana quedó abierta, dando paso a que el ambiente dentro de la habitación fuera gélido. Eso le recordaba su pasado tormentoso, lleno de reglas por cumplir para ser el omega perfecto, normas que con el tiempo se había ido encargando de abolir, durante mucho tiempo recibió ayuda, como una rehabilitación, pero no era suficiente, la lucha contra sus demonios seguía latente, por eso siempre anotaba las reglas que rompía, agregando una nota sobre un suceso especial y la próxima meta a alcanzar para mejorar. Quería dejar de tener miedo, ser libre de sus propias cadenas.


Regla #8: "Un omega siempre está listo para su alfa"

Supliqué por el contacto de un alfa

Meta: ¿quiero repetirlo? (solo con él)

Nota: su lobo es muy tierno a pesar de ser un puro


Suspiró satisfecho con su propia nota mental sobre la norma que había quebrado, se abrazó más a la fuente de calor que lo envolvía y frotó su nariz contra la superficie suave, cálida y firme. ¿Firme?

Su almohada no era así de firme, era blanda, llena de su aroma cítrico y esta esencia era más como maderosa, un bosque dulce y lluvioso. Parpadeó unas cuantas veces dándose cuenta de que no estaba solo en su habitación. La respiración del alfa era acompasada, tranquila, signo del profundo sueño en el que había caído. No había rastros de lo que fue el celo de la tarde noche anterior, mucho menos de los estragos de la madrugada. Simplemente, existía un olor intenso. Poco a poco se fue soltando del fornido cuerpo, con parsimonia para no despertar al contrario, tomó la almohada que estaba de su lado y la fue colocando entre los brazos ajenos simulando su cuerpo.

Se enderezó sobre la cama una vez estuvo libre del agarre, frotó sus ojos acostumbrándose a la luz del nuevo día, observó la habitación, las prendas esparcidas por el suelo con excepción de su camisa que era un nudo entre las sábanas. El recuerdo evocó sentimientos encontrados, durante la noche el alfa le pedía permiso constantemente para poder tocarlo, sobre todo cuando se concentraba en curar la cicatriz en su hombro, por inercia llevó su propia mano al lugar, deteniéndola a milímetros, podía sentir el fantasma de las caricias, una que otra lamida y labios suaves.

Tomó la prenda que estaba enredada entre las sábanas para colocársela notando de inmediato que tenía el olor intenso del alfa, se sorprendió a él mismo sonriendo por el olor a celo impregnado en la tela. Olfateó un poco más y descubrió que no solamente era la prenda en sus manos la que desprendía aquella esencia, él también olía a Jungkook, el rubor en sus mejillas subió más rápido de lo esperado. Volteó a verlo como asegurándose que era real. Ahí estaba, tal y como esperaba, tenía la mitad del cuerpo cubierto por una sábana liviana, dejando a la vista parte de su espalda.

Majestuoso.

Se removió un poco en su lugar al sentir un estremecimiento, oh no, había algo que estaba humedeciendo su ropa interior. Avergonzado se puso de pie buscando su pantalón, el cual estaba cerca de la puerta, posiblemente producto del arrebato que tuvo el alfa al quitárselo. Se colocó su camisa y recogió el resto de sus prendas, observó por última vez el cuerpo semidesnudo del alfa, quien abrazaba la almohada frotando su rostro justo como lo hizo con él.

Solo tomaría un baño y regresaría, quizá podrían conversar un poco más, aunque debido a la situación no descartaba que fuera incómodo. No se conocían, pero habían pasado una noche entera juntos como si de toda la vida se pertenecieran. Definitivamente, debía hablar con el alfa, aclarar toda la situación.

Salió al pasillo y encontró un ambiente silencioso, oscuro, perfecto para huir. Pero ¿realmente quería salir de ese lugar? Cubrió su rostro con sus manos, grave error, sus palmas parecían la mayor fuente de olor del alfa, necesitaba tomar un baño para quitar cualquier rastro. Buscó dentro del bolsillo de su abrigo su teléfono, grande fue la sorpresa al encontrar veinte llamadas perdidas.

Cinco llamadas de Bogum. Quince de Eunyeong

¿En qué momento había olvidado toda su vida desconectándose así? Seguramente Eunyeong estaría preocupada pensando lo peor de la situación. Todas las llamadas eran seguidas, no pasaban de las seis de la tarde. Pero obviamente él no contestaría a ninguna porque en esos momentos se encontraba bajo el encanto hipnótico del alfa, un escalofrío recorrió su cuerpo con los fantasmas que evocaban los recuerdos.

— Tae – se escuchó un susurro en el pasillo que lo sobresaltó, el corazón se le iba a salir, Hoseok lo había visto salir de la habitación, pero le pareció extraño que se quedara en el medio del pasillo sin moverse. Al acercarse arrugó la nariz por el intenso aroma que estaba impregnado en el omega –, necesitas un baño de inmediato. Apestas a celo.

— Hyung, casi haces que muera de susto.

— Dicen que cuando ocultas algo es cuando estás más alerta, ¿tienes algo que comentar o esconder Taehyung-ah? – el omega negó avergonzado por la implicación de esa pregunta, definitivamente su actitud del día anterior daba mucho qué pensar –. Eunyeong me llamó muy preocupada porque no llegaste a casa – vio el pánico en el océano azul profundo de los ojos contrarios y se cruzó de brazos negando lentamente – descuida, le dije que fue mi culpa al pedirte ayuda aquí en el centro.

— Te lo agradezco hyung – le brindó una pequeña sonrisa, Hoseok lo notó demasiado tranquilo para estar impregnado de la esencia del alfa. Aún recordaba esas terapias donde lo veía sufrir por apenas estar cerca de uno de ellos.

El recuerdo de verlo temblar abrazándose a sí mismo le dolía, las imágenes de un omega traumatizado, no muy diferente a los otros casos semanales que llegaban al centro. La única excepción con el omega, eso que lo diferenciaba del resto eran sus ojos, el color azul era distintivo, ya que su lobo siempre estaba presente, listo para atacar, nadie podía acercarse a Taehyung porque mostraba los colmillos mientras lágrimas gruesas rodaban por sus mejillas. El sonido tortuoso de su llanto le martillaba constantemente el corazón.

— Hyung, tienes algo con lo que pueda quitarme el olor – el rubor en sus mejillas lo desconcertó, Taehyung se lamía los labios con nerviosismo como símbolo de su propia ansiedad, el brillo en sus ojos le decía que su lobo estaba disgustado con algo –, no quiero llegar a casa con el olor de un alfa en celo.

— Tu ropa está impregnada, no importa si te das una ducha, seguirás oliendo, eso sin contar que debes tomar una pastilla – vio la intención de Taehyung que le interrumpiría, pero era su deber protegerlo de cualquier modo, no dejaría que sufriera de nuevo, no de esa manera – no importa si tu condición evita los procesos naturales en tu cuerpo, no sabemos qué tan seguro es.

El omega se divertía por la reacción de su Hyung, ¿Qué pensaría en el momento que dijera la verdad? ¿Le creería?, si se lo dijeran a él definitivamente no, pero con los sucesos del día anterior se sentía confundido, ¿su ideología de los alfas estaba mal? Ya lo dudaba desde que conoció a Hoseok y Bogum, sin embargo, representaban una minoría ante el resto del mundo.

Taehyung pensaba que los alfas eran crueles, posesivos, bestias sin corazón que solamente veían a los omegas como objetos disponibles para complacerse a sí mismos. Contenedores para llevar a sus cachorros, desechables si eran defectuosos como él. ¿Jungkook habría notado eso en él y esa era la razón de no usarlo?, si era así ¿Por qué le insistió entonces que se quedara y se limitó a simples roces? Era una intimidad desconocida, le agradaba, pero le atemorizaba.

Lo había olfateado toda la noche, sus labios hicieron un recorrido delicado por su cuerpo, saboreándolo como si se tratara del más exquisito manjar. Incluso fue rechazado de ser utilizado en más de una ocasión.

— Hoseok hyung no hice nada con ese alfa – el rostro ajeno era un poema de confusión, se trataba de un alfa joven en celo, junto a un omega – él no lo permitió solo... él solo me olfateó.

— ¿Qué cosa?

— Fue extraño, incluso su celo duró unas pocas horas – Taehyung se había dado cuenta de que, con el correr de las horas, la líbido se iba disminuyendo, la intensidad de la esencia del alfa menguó en algún punto de la madrugada cuando le pidió una última vez poder tocarlo –. Ahora está dormido ¿Puedes ayudarlo cuando despierte? Debo regresar a casa.

— De acuerdo, me haré cargo de él. Ahora vete antes que despierte y te persiga como si de un cachorro se tratase. Pediré transporte para ti.

— Gracias hyung – susurró, aún tenía en mente que estaría mal si solo se iba – Hobi hyung, ¿crees que recuerde algo de lo que pasó?

— ¿Por qué preguntas eso? ¿Te hizo daño? – el omega negó lentamente, sintiéndose avergonzado. En realidad no era importante, al menos de eso se quería convencer a sí mismo, porque lo que él sentía nunca había importado.

— No, solo olvídalo. No tiene importancia. Debo apresurarme para llegar a casa, gracias por todo hyung – hizo una reverencia rápida ante el mayor, dejándolo confundido, ¿acaso ese alfa le había hecho algo?

Taehyung se dirigió al final del pasillo, sintiendo el frío, calándole en los pies, no se había puesto zapatos, los llevaba en su mano. Una sonrisa traviesa escapó de sus labios por el olor que él mismo despedía de su cuerpo, sus pies se movieron más rápido hasta llegar a dar pequeños saltos que lo llevarían directo a las duchas comunes que tanto conocía.

Se escuchaba el eco de una gota de agua proveniente de un grifo mal cerrado, él amaba que eso no hubiera cambiado en tanto tiempo, ese sonido siempre le tranquilizaba. El frío siempre lo transportaba a ese espacio de libertad, ese que siempre fue suyo durante diez minutos en su antigua casa, en esa vida pasada a la cual no volvería. Ahora podía tardar todo el tiempo que quisiera, utilizar el agua caliente hasta hacer que sus dedos se vieran como pasas, sin el temor de escuchar gritos porque arruinaría su hermosa piel.

El jabón hizo su labor de ocultar superficialmente el aroma de su cuerpo, la pintura de su antebrazo se borró con la espuma dejando un espacio vacío y listo para llenar de nuevo. Pasó sus manos evitando los lugares donde fue tocado, tratando de no borrar la sensación, pero Diosa, él había tocado mucho más profundo, menos superficial, totalmente en el interior de su alma. Un leve dolor en su cadera lo hizo bajar la vista llevándose la sorpresa de un leve morado en su piel con la forma de la mano ajena.

"¡Quédate quieto!"

No, Jungkook no lo había lastimado a propósito, él estuvo consciente todo el tiempo, notó su tacto delicado, definitivamente eso simplemente era su cuerpo tratando de sabotear su buen humor. Examinó más su cuerpo encontrando otro morado del lado derecho de su cadera, trató de simular el agarre con su propia mano, pero eso solo le envió imágenes para nada agradables.

Otro tacto, uno mucho más brusco junto a demasiados malos recuerdos que estaban ocultos en su mente y que su piel se encargaba de recordárselo en pequeños fantasmas que usurpaban las caricias gentiles de Jungkook. No, no, no. El alfa lo había tratado muy bien, se había encargado de mimar toda su piel.

Tomó el jabón entre sus manos, formando espuma y comenzó a frotar de manera brusca, borrando el mal recuerdo, cerró sus ojos, concentrándose en sentir como sus uñas arrancaban los fantasmas de la bestia.

Vete, vete, vete.

Los golpes en la puerta del cubículo en el que se hallaba se intensificaron, así como los llamados desesperados de Hoseok, no se había dado cuenta de que su hyung estaba del otro lado de la puerta llamándolo. Llevaba demasiado tiempo ahí dentro, la última vez que eso sucedió no pasó nada bonito.

— ¡Taehyung! Abre, es hyung, ¿todo está bien?

— S-sí, no te preocupes hyung, ahora salgo – el agua seguía corriendo con tintes rosas entre la espuma, no solamente por el color en su cabello, sino también por los hilos de sangre que bajaban por sus piernas.

No, no, no.

Debía tranquilizarse, la sangre venía de los costados de sus piernas, no había nada de qué preocuparse, no estaba sucediendo nada malo. No era grave, simples rasguños que sanarían rápido. Se abrazó a sí mismo aún bajo el agua y sus dedos tocaron su hombro, las leves elevaciones en su carne cosquilleaban. Jungkook se encargó de cuidar de esa vieja marca hasta que volvió a quedarse dormido, esa cicatriz fue producto del mal cuidado de un alfa, curada con medicina, aun así, él la sentía latir, punzar y arder cuando se veía enfrentado a un alfa.

Podía parecer que había sanado de forma externa, pero su alma seguía sangrando como el primer día, con el dolor latente, el abismo en su interior haciéndose más profundo, todo era así hasta hace unas horas, como si Jungkook hubiera colocado una red de seguridad para detener su caída libre donde se encontraba cayendo. Ahora estaba estancado con una sensación extraña tironeando de su cuello.

— Tae, dejaré un poco de ropa limpia en el vestidor, puedes dejar la tuya aquí para lavarla y así poder quitarle el olor. – un gruñido bajo salió de su pecho por la simple mención de perder el olor del alfa, su lobo no quería –. Tranquilo, no me he acercado.

— Lo siento hyung. Gracias por la ropa, pero me iré con la mía.

— ¿Estás seguro?

— Sí.

Hoseok tomó la ropa con recelo, le parecía extraño que no aceptara tener prendas sin aroma, quizá estaba alucinando, pero juraría haberlo escuchado gruñir por decir que le quitaría las prendas, no eso no podía ser posible, debía ser porque se acercó más a la puerta y él se encontraba desnudo. Definitivamente debía ser eso.

El frío le calaba hasta los huesos, por más que frotara sus manos no lograba producir algo de calor, entre escalofríos y temblores constantes su cuerpo trataba de elevar un poco su temperatura. Había salido de la ciudad por un nuevo proyecto, le pareció buena idea hacer la campaña de publicidad para el invierno en el medio del bosque, ahora se estaba arrepintiendo.

La nieve tenía cubierto de blanco todos los pinos, el suelo estaba con una capa gruesa de escarcha producto de la noche anterior. Todo era hermoso a la vista, menos el hecho de quedar atrapado en el medio de la nada con su camioneta fallando porque las llantas habían producido un lodo extraño, quedando atascado, lo peor de todo era que no tenía señal telefónica para avisar a Yoongi de la situación en la que se encontraba.

Dio varios golpes al volante desesperado por no encontrar una solución. El viento helado era su fiel acompañante desde que salió de la cabaña donde estaba todo el personal, no es como si quisiera dejar tirado su trabajo, debía hacerlo, tenía que estar antes en la ciudad, era un llamado urgente. Debía estar en Seúl lo más rápido posible, le extrañaba el sentir a su lobo tan tranquilo, siendo que era él, quien más lo impulsaba a reaccionar.

¿Por qué de pronto estaba tan relajado y al mismo tiempo alerta?

El aullido de un lobo se escuchó a lo lejos, en esa zona no se habían dado avistamientos de lobos salvajes, pero parecía un llamado muy inusual, era lastimero. Tomó la manilla de la puerta para investigar de dónde provenía el sonido. No era de alguien cuerdo ir en búsqueda de un animal salvaje, sin embargo, algo en su interior le pedía que saliera.

El vaho de su aliento lo recibió casi de inmediato, aunque ni eso lo detuvo de caminar hacia lo incierto, solamente siendo guiado por los aullidos lastimeros de aquel animal que no dejaba de llamar, dejando su lamento suspendido en el viento, le decían que algo iba mal. Lo peor del caso era él mismo. Sí, definitivamente, era él corriendo hacia las fauces de un lobo salvaje que pedía ayuda.

¿Dónde estás? ¿Por qué me llamas? ¿Siento tu dolor, dime cómo encontrarte?

Un calor extraño invadió su cuerpo, su piel se erizaba causando una sensación incómoda de comezón. Su respiración era más agitada y sus pasos avanzaban en grandes zancadas buscando el llamado de ese lobo, pero el sonido de una llamada entrante lo sacó del trance, en algún punto de ese bosque su teléfono había obtenido señal suficiente. Se apresuró a sacar el aparato, respondiendo de inmediato, sin importar el nombre que reflejaba la pantalla.

— Hola – habló agitado esperando obtener respuesta, pero solo escuchaba pequeños quejidos – ¿hola, alguien me escucha? – quitó el aparato de su oído y observó sorprendido el nombre – ¡Chayeon! ¿estás bien? ¿Linda, me escuchas?

— K-kook due-duele mucho – su voz estaba quebrada, sollozando, eso fue suficiente para paralizarlo –, te necesito.

— Trataré de estar ahí, solo espera – esperó atento a una respuesta, pero la interferencia no dejaba escuchar más allá de palabras entrecortadas – ¿Chayeon? ¡Chayeon!




Jungkook despertó agitado, enderezándose en la cama como si quisiera salir corriendo de nuevo, estaba sudando y tenía la garganta seca. Solo había sido otro sueño más, uno que lograba perturbar su mente, todo seguía siendo igual, el mismo espacio vacío, la misma habitación con olor cítrico y una almohada llena de esencia delicada, impregnada de frutos rojos.

¿Esencia? ¿Frutos rojos, cítricos y... rosas?

Su vista se aclaró de la nube de recuerdos dolorosos para darle un panorama extraño, esa no era su habitación, al contrario, juraría que ni siquiera se trataba de su casa, ¿en dónde estaba? El objeto blando y suave que estrujaba entre sus brazos despedía un aroma relajante, como una droga natural. La ventana estaba abierta, lo que explicaría la fresca brisa de aire ¿Qué hora era? Parecían pasadas las diez de la mañana por lo brillante del sol.

Pequeños flashes llegaron a él, una cabellera roja, una sonrisa tímida, labios finos siendo lamidos constantemente, la esencia más dulce que hacía removerse algo en su pecho, cosquilleando levemente. Se vio a sí mismo llevándose la sorpresa de estar semidesnudo, su propia esencia inundaba el lugar, ¿había entrado en celo o fue parte de una alucinación? Era imposible, para esas horas debería estar sufriendo aún ¿Qué ocurría con su cuerpo?

Dos golpes en la puerta lo hicieron taparse con la sabana de la cama, como si hubiera dado el permiso, un hombre entró en su espacio, invadiendo con su presencia, un gruñido salió de su pecho, siendo ignorado totalmente por el otro, que llevaba una muda de ropa en sus manos, la colocó en una mesa junto a la ventana y se le quedó viendo, como si quisiera escanearlo.

— Veo que por fin despiertas.

— ¿Quién eres? ¿En dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí?

— Para ser alguien que recibió muchas atenciones eres un malagradecido. – se cruzó de brazos sin quitarle la vista de encima, Jungkook trató de olfatearlo un poco más, pero no logró percibir nada –. No te molestes en olfatearme, no encontrarás lo que buscas porque utilizo jabón con inhibidor de olor. Es por mi trabajo.

— Puedes decirme en dónde estoy, por favor. – su voz aún estaba ronca por efectos del celo – no recuerdo mucho y temo haber hecho algo de lo que me arrepentiría luego.

— No puedo decirte eso. – el ceño fruncido de Jungkook fue más que obvio ante la negativa de decirle el lugar en el que se encontraba –. Te haré una pregunta, espero seas sincero ¿Por qué suprimiste tus celos anteriores? Por lo que pude ver el día de ayer estabas teniendo problemas con un celo suprimido, delirabas en fiebre, pero tu lobo era consciente de ciertas acciones.

— No los suprimí apropósito si eso es lo que piensas. – empujó su mejilla con la lengua, estaba cansado de escuchar ese comentario, opinando del porqué era peligroso hacer algo como eso, no era su culpa que el lobo en él decidiera esconderse, era un orgulloso, mucho más que el resto al ser un puro.

— ¿Sucedió algo con tu lobo? – silencio, no obtuvo más que eso y una mandíbula apretada –. Escucha mi nombre es Jung Hoseok, yo puedo ayudarte si me dices lo que ocurrió.

— Nadie puede ayudar a reparar algo que está roto, mucho menos si se trata de un estúpido lobo con el orgullo herido.

La situación le parecía fascinante a Hoseok, conocía los efectos que causaban la pérdida del lobo en un alfa, pero no eran muy comunes en su sociedad, este alfa parecía un tanto perdido en cuanto a lo que sucedía. Quería saber más acerca de él, podría incluso ayudar en la organización. Además, la confianza y la preocupación que había reflejado Taehyung sobre este raro espécimen sería de utilidad con el pequeño omega asustadizo.

De verdad quería saber más del alfa, pero en esos instantes parecía estar demasiado a la defensiva, entendible después de un celo, pero no aceptable, ya que Hoseok no representaba una amenaza en esos momentos.

El ambiente en la habitación era relajado, no había rastros de olor a sexo, ni una pizca de fluidos en las sábanas que cubrían el cuerpo del alfa. Taehyung no mintió al decir que no hicieron nada, era extraño, siempre un celo de ese tipo causaría descontrol en cualquiera ¿Qué tenía de diferente este chico? Incluso se veía avergonzado intentando cubrir su cuerpo con las sábanas limpias de cualquier pecado.

Jungkook, por otra parte, trataba de reunir todas las piezas del rompecabezas que existía dentro de la nebulosa de calor, delirio y fiebre. El chico que conoció en el homenaje era lo último que recordaba antes de comenzar a sentirse mal, ¿él lo había llevado ahí? ¿Su auto se había quedado en aquella calle? No, tenía el vago recuerdo de estar del lado del copiloto escuchándolo, llamándolo constantemente, pero ¿Por qué?

— Está bien, si no quieres mencionar nada al respecto – le interrumpió de nuevo –, parece que fue algo muy impactante para tu lobo, pero ¿tienes idea de lo que desencadenó tu celo? Según la evaluación médica que te hicieron, parece que desapareció hace horas. Algo muy normal luego de tanto tiempo.

— El chico que me trajo aquí... Taehyung – Hoseok alzó la ceja esperando pacientemente lo que diría – estaba conversando con él y luego todo se descontroló.

— Notaste algo diferente antes de eso.

Sí, un cosquilleo extraño en su pecho, sentirse hipnotizado por los hermosos ojos azules del omega, porque sí ya lo había identificado y era el más lindo, conocía otros, pero él definitivamente era hermoso, sus ojos eran tiernos, con una mirada profunda que te invitaba a perderte en ellos y Jungkook estaba dispuesto a caer rendido a sus pies. Su cuerpo era delicado, tenía una piel suave y tersa, lo recordaba, en sus dedos aún vivía el fantasma del calor ajeno.

La esencia del joven alfa comenzó a hacerse más intensa, Hoseok lo notó en el momento en el que se quedó callado, por su cara de tonto enamorado, podía notar que estaba pensando en alguien, esperaba que sus sospechas no fueran ciertas. Porque si era así le haría mucho más daño y él se encargaría de evitarle cualquier dolor. Taehyung no era alguien con el cual podían jugar, mucho menos un alfa, podía aceptar que le ayudara en su condición al omega, pero no exponerlo a más.

Jungkook estaba en una ensoñación idílica, todo en ese chico pelirrojo era perfecto, sus labios cosquillearon al recordar haber profanado un poco la piel del contrario con pequeños roces, la punta de su lengua era la artífice de haber provocado los pequeños gemidos y suspiros que salieron de él. Su temperatura comenzó a elevarse, estaba más que extasiado de la imagen mental que vagaba con descaro por su cabeza. Diosa, se estaba poniendo duro con solo recordar.

Parecía un adolescente recién presentado, con sus hormonas alteradas, se sentía lleno de vida como si fuera esa chispa que necesitaba, desde hacía muchos años no tenía esa sensación electrizante recorriendo su piel, activando todo su cuerpo. Debía ser obra del estúpido celo, si no era eso, entonces se volvería loco por el omega. No admitiría sus fantasías frente a un extraño que lo observaba de manera severa, así que tal como hizo su lobo con él, se guardaría todos los recuerdos.

— Lo siento, no recuerdo nada en absoluto, todo es muy confuso cuando intento pensar en algo. – definitivamente, no le iba a decir que estaba pensando en el pelirrojo, mucho menos dejarse exponer de esa forma, quedaría como un pervertido, su parte baja dolía reclamando atención, la cual no podría obviar porque se trataba de pequeñas réplicas del celo.

— De acuerdo, si recuerdas algo dímelo. Creo que es hora que te retires de aquí o afectarás a todos los pacientes.

— ¿Estoy en un hospital?

— Casi, es un centro de ayuda especial – le miró desde la puerta, Hoseok arrugó su nariz disgustado por el intenso aroma del celo del alfa, definitivamente los puros tenían ese defecto, imponerse ante cualquiera, incluso en los aspectos menores – te dejé ropa limpia para que te la coloques luego que tomes un baño, hay jabones inhibidores de olor e implementos de limpieza.

— Gracias Hoseok-ssi – una luz se prendió luego de toda la discusión, ¿Por qué estaba solo en esa habitación? Jungkook recordaba haber estado acompañado de Taehyung todo el tiempo, entonces ¿Dónde estaba? La ansiedad por saber le invadió y se incrementó al ver al contrario dar un paso fuera de la habitación – espera, ¿Dónde está él?

— Hablas de Tae – Jungkook asintió en respuesta, esperando pacientemente por la de Hoseok, quién desvío la mirada con indiferencia ante su súplica – se fue hace unas horas y me pidió que te cuidara hasta que despertaras.

Sin más argumentos salió de la habitación, dejándolo solo, de nuevo, sintiendo cómo ese vacío se incrementaba. Ahora, cómo se suponía que iba a encontrarlo, la Diosa le había dado una oportunidad para encontrarlo y lo perdía, por segunda vez. Increíblemente egoísta era la vida con él, por dejarlo varado sin saber nada sobre el omega, ni siquiera tenía su número de teléfono. Estaba seguro de que ese tal Hoseok no le daría ni una sola pista del paradero del omega, incluso podría asegurar que evitaría hablar de él justo como hacía unos minutos.

Se tiró de nuevo sobre las almohadas y tomó la que estaba impregnada en la esencia dulce, la colocó en su cara y comenzó a inhalar profundamente. Debía ser el tipo de persona con menos suerte, un grito desesperado salió de su garganta al sentirse atado de manos. Como si fuera un cachorro comenzó a dar pequeñas patadas al aire enredándose con las sábanas, estaba molesto, irritado, malhumorado y con un enorme problema creciendo en su entrepierna.

El aroma que se había convertido en una droga natural para calmar sus más bajas pasiones lo estaba siendo seducido por el perfume natural de la persona que lo cuidó en su momento más vulnerable. ¿Por qué se había ido así sin más? Habría amado poder conversar con él y disculparse por la engorrosa situación. Cualquier panorama sería mejor que estar a solas en esa habitación, se quitó el objeto que aún cubría su cara dejando la vista fija en el techo.

Cerró sus ojos con fuerza intentando calmarse, pero el bulto que crecía entre su bóxer no ayudaba y mucho menos el sentir esa esencia invadiendo sus pulmones. Buscó con la vista la fuente de su perdición, la almohada había terminado al otro lado de la habitación, entonces, ¿de dónde venía ese olor intenso?, frotó su rostro con sus manos, exasperado, encontrándolo por fin. Taehyung le había hecho una marca de olor en las manos, ese omega tierno y tímido lo marcó en su propio cuerpo.

Casi gimió de gusto al olfatear la marca de olor en su propia piel, incluso su lobo estaba más que halagado con aquella pequeña muestra, como si se tratara de un camino hecho de un rastro cautivador.

Mío, mío, mío.

Con ese pensamiento quemándole las neuronas, llevó una mano a su entrepierna que cada vez le pedía mucha más atención envolviendo su miembro, el simple roce le sacó un jadeo, dejó una mano cubriendo su rostro para llenarse una vez más de esa esencia, cerró los ojos para disfrutar el vaivén que hacía su mano en su erección, su extensión se ponía más dura conforme aumentaba el ritmo. Pero lo que lo estaba enloqueciendo era imaginar los gemidos del pelirrojo, que fuera la mano de él quien lo estuviera tocando como lo hizo la tarde anterior. Imaginar que sus dedos se hundían en la carne ajena; adentrarse en él siendo aprisionado de una forma deliciosa.

Jungkook no había tenido la necesidad de tocarse en mucho tiempo, pero las imágenes que se colaban en su mente estaban haciendo de las suyas, invadiéndolo, llenándolo de sensaciones, la piel sensible lanzaba señales de alerta, se sentía como descargas eléctricas. Todas las veces que vio los labios contrarios siendo lamidos le hacía desear ser él mismo quien lo hiciera, moría por sentir la piel erizada bajo el tacto de sus dedos, saber que era provocado por lo que estaba haciendo con el cuerpo contrario. La melodía de los jadeos.

Omega... mío, mío, mío.

El tirón en su vientre le advirtió que pronto llegaría a su tan deseada liberación, un gemido ronco salió junto con las tiras blancas de su propia esencia, estaba tan excitado, disfrutando de lo que parecía ser el mejor orgasmo que su mano no dejaba de dar movimientos, seguía masajeando, perdido en sus recuerdos, volviéndose loco con el aroma. Su pecho subía y bajaba de forma pesada tratando de recuperar el aliento, se sentía avergonzado porque se había tocado pensando en una persona que apenas conocía, lo peor de todo fue que le provocó la mejor sensación en toda su corta vida.

Alfa... El susurro de su voz llamándolo era un recuerdo latente.

Debía encontrar a ese omega, lo iba a hacer, tenía su nombre. ¿Qué tan difícil era encontrar a una persona en estos tiempos?

"¿Eras tú llamándome?"

"Casi me pierdo el tan ansiado encuentro de tus ojos con los míos"

"La noche me sorprendió con la suerte de verte"

"Pude darme cuenta de quién eres, conocerte debió ser el alivió que tanto supliqué"

"Tengo tantas ganas de amarte, de volver a verte y perderme en el profundo abismo de tu mirada"

Hola a todos, es un gusto saludarles. Pasaba por aquí para agradecer por la bonita aceptación que está teniendo la historia. Es mi primer Fanfic, así que es como mi primer bebé. Prometo seguir actualizando seguido. 

PD: si encuentran algún error, me disculpo con ustedes, trataré de mejorar. 

Purple Hearts personitas bellas. 💜💜💜


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