
II
Decir que había decidido, prácticamente salir huyendo del interrogatorio de sus dos hyungs sería mentir, pues en el momento en el que lo vieron llorando, tanto Jimin como Yoongi se preocuparon, no lo habían visto llorar desde la tragedia dos años atrás. Él simplemente había soltado el estúpido globo esperando tener paz y lo único que logró fueron preguntas y más preguntas. Una enorme avalancha de emociones se amotinaron en su mente, intentando tener la situación bajo control, pero las voces insistentes no ayudaban en lo absoluto.
El verdadero problema llegó cuando su lobo decidió que eran suficiente por un día sacando su voz de mando contra el omega que no dejaba de parlotear, colmándole la paciencia, ordenándole que callara. Tenía grabada la mirada triste de Jimin, parecía decepcionado y antes que Yoongi le reprendiera por lo hecho salió huyendo de ahí.
Su teléfono no paraba de sonar con llamadas insistentes, no quería contestar, sabía que era Yoongi intentando hablar con él, no para llamarle la atención, porque sus mensajes anteriores decían muy claro que estaban preocupados por su actitud. Parecía que después de un largo tiempo sus instintos le estaban jugando en contra, volviéndose susceptible a responder con una naturaleza más primitiva.
Basta, basta, basta.
Él no era agresivo, ¿Qué le pasaba a su lobo para dominarlo de esa manera? ¿No se suponía que estaba dormido desde hacía meses?, no había logrado conectar con su animal interno desde el incidente y ahora parecía como si se tratara de un cachorro recién presentado. Incontrolable, difícil de manejar y un poco renuente a mantener un perfil bajo, tenía suficiente con los estereotipos de los alfas como bestias salvajes como para que ahora hiciera ese sabotaje.
Por qué, por qué, por qué.
Se refugió en el silencio de su auto, detrás del volante, sus nudillos de nuevo estaban haciendo demasiada presión en este. Tomó unas cuantas respiraciones profundas para tranquilizarse, sentía como si estuviera enjaulado, atrapado, con su lobo rasguñando su interior, muriendo por salir corriendo, pero ¿de qué o para qué? ¿Con qué fin estaba haciendo aquella rabieta? El cosquilleo en su pecho comenzó a hacerse presente de nuevo, era casi imperceptible, no quería caer de nuevo en el engaño de sus instintos, casi logró hacerlos de lado de no ser porque a unos metros pudo ver una cabellera roja, caminando por la calle a punto de cruzar la esquina.
Síguelo.
¿Era él mismo quien dijo eso?, si así fue no le importó hacer caso a la orden. Encendió el auto y comenzó a avanzar de forma lenta siguiéndole el paso, para su suerte o destino, al cruzar la esquina se encontró con el embudo del tráfico de la tarde, muy oportuno para no parecer un acosador en su vehículo. El chico se movía alegremente por la calle, era divertido y refrescante verlo dar pequeños saltos, saludando a las personas con una reverencia corta cada que se cruzaba con alguien.
Una bocina lo hizo despertar de su sueño, ¡se había quedado perdido en sus pensamientos de nuevo! ¿Qué sucedía con su cerebro el día de hoy? Trató de buscarlo de nuevo con la mirada, pero se encontraba demasiado lejos, a una distancia que no le permitía ver más de él y la fila de autos era interminable como para avanzar rápido, tendría que estacionarse justo ahí para poder seguirlo.
¿En serio iba a prácticamente perseguirlo por la calle?, sus acciones le dejaron en claro que no le importaba si parecía un acosador, ¿quizá podría asustarlo? ¿Debía idear una excusa? Diosa Luna, si seguía así, se volvería loco, no resistiría un segundo más en esa asfixiante burbuja, estacionó a un lado de la calle el auto y bajó sin mirar atrás. Escuchaba a la gente mencionar que era un imprudente por hacer maniobras de ese tipo, pero él no pondría cuidado en eso.
Síguelo, síguelo, síguelo.
Era un llamado silencioso, el cosquilleo aumentaba, su respiración se hacía más errática, las manos le sudaban y se sentía ¿nervioso? No era momento para que fuera atacado por algo así. Sin importarle las advertencias que su cuerpo le daba, siguió avanzando, no importaba el sudor, tampoco el mareo por la ola de aromas que entraron en sus fosas nasales, mucho menos el calor que lo sofocaba, eso eran aspectos mínimos a los que no pondría atención, no cuando podía sentir esa dulce esencia que lo llamaba, volviéndose fuego capaz de consumir todo a su paso.
Sus pasos se detuvieron abruptamente cuando estuvo a unos cuantos metros de su tan ansiado objetivo, sentía la fiebre consumiendo su propio cuerpo, las perlas cristalinas de sudor resbalaban por sus sienes y pronto comenzó a llamar la atención del resto de personas.
Taehyung.
Frente a una pequeña vitrina se encontraba parado el protagonista de sus delirios, observando desde fuera el interior del lugar; el olor del pan recién salido del horno se combinaba en el aire abriéndole el apetito, cayendo en cuenta que durante todo el día no había probado bocado alguno. Aun así, su mayor incógnita era saber el porqué se mantenía estático, sin ni siquiera hacer un movimiento, como si estuviera anclado al suelo.
Taehyung inhaló profundamente llenando sus pulmones de ese aroma a harina, levadura, vainilla, arce y... un momento ¿arce? Sí, era una esencia madorosa con un toque dulce, una que ya había percibido anteriormente. Como si lo hubiesen llamado, volteó buscando el aroma destacable en todo eso, encontrándolo ahí de pie, de nuevo, como una alucinación producto de su imaginación.
Su mente podía ser muy cruel creando posibles escenarios, aunque quizá y solo esta vez no se trataba de solo una visión; lo tuvo más que claro cuando lo vio avanzar en su dirección, supo que no se trataba de un espejismo. Mucho menos el aroma que despedía, ¿no era un beta? ¿Por qué Jungkook tenía ese olor?
— Señor Jeon. – hizo una reverencia ante él en forma de respeto, Jungkook arrugó un poco la nariz en disgusto por la manera en la que le llamó, aunque debía admitir que no le desagradaba del todo –. Qué sorpresa encontrarlo de nuevo – sonrió de manera tímida.
¿Cómo podía ser tan lindo? Incluso sus gestos eran tiernos.
— En realidad, es algo gracioso, recordé que no he comido nada y vine hasta aquí buscando algo para comer. – sí, al menos nada en esa triste excusa lo dejaba expuesto en el hecho que lo estaba siguiendo – ¿y tú?
— Siempre me gusta pasar frente a esta cafetería – suspiró, su mirada volvió hacia el interior del lugar teniendo una sonrisa melancólica en su rostro. Jungkook logró ver que era pequeño y acogedor, con algunas mesas altas para dos personas, las paredes de color café que contrastaban muy bien con las pequeñas luces que ambientaban el lugar –, aunque nunca he comparado nada aquí.
— Pero dijiste que siempre pasas por esta cafetería.
— Nunca he entrado – comentó con un sonrojo en sus mejillas. A la mente de Jungkook se vinieron muchas posibilidades, desde el hecho de no tener suficiente dinero hasta el temor de encontrarse con alguna ex pareja, eso último no le agradó en absoluto, el calor de su cuerpo incrementó de solo pensarlo.
— ¿Por qué? – su voz salió un tanto más rasposa de lo que esperaba, cargada de un reproche oculto.
— No tengo dinero para costear algo así, el café tiene precios demasiado elevados.
Así que se trataba de problemas económicos, eso le dio paz a su pecho que se comprimía, dándole paso al tan agradable cosquilleo. Le brindó una sonrisa cálida, ¿era esta su segunda oportunidad? Porque si lo era la iba a aprovechar, lo invitaría a ese lugar, arriesgándose al dolor del rechazo, esperaba que su alto orgullo lo soportara ¿Qué debía decir para no sonar pretencioso?, lo haría sentir menos si no decía las palabras correctas, además los betas siempre eran susceptibles ante un alfa, podían ser un poco temerosos, aunque no más que los omegas.
— Señor Jeon ¿se encuentra bien?
— Sí, no te preocupes. Es solo que yo... bueno, es decir, tú... – se sentía un tonto, parecería alguien que no era capaz de articular una sola frase sin tartamudear, eso no le pasaba desde hacía muchos años. Además, el calor estaba desconcentrándolo, incluso su aliento comenzaba a estar caliente –. Te gustaría acompañarme a comer algo.
— Pero yo no tengo dinero...
— Pagaré todo, no te preocupes – en su mirada podía ver el rechazo inminente, debía pensar en algo rápido –, es mi forma de agradecerte por tu trabajo en el evento de hoy – bien, eso se veía más o menos, creíble y para nada desesperado – ¿Qué dices?
Taehyung estaba más que halagado por la invitación, pero le preocupaba la imagen que le daba Jungkook, estaba sudando demasiado y despedía un aroma demasiado fuerte cada vez. Un escalofrío recorrió su espina, no era un olor normal, un beta no despedía aroma, solo podía tratarse de un alfa, uno que al parecer estaba entrando en ¿celo? De pronto se veía un poco más pálido y su primer instinto fue sostenerlo en el momento en el que parecía desmayarse frente a él.
— Señor Jeon, ¿se encuentra bien? ¿Puede escucharme?
— Y-yo, ne-necesito – Jungkook sentía que el mundo le daba vueltas y no por estar entre los brazos del pelirrojo. Instintivamente, buscó el espacio entre su cuello y hombro, rozando su nariz contra el punto que parecía ser el origen de sus pecados, la fuente de olor que tendría cualquier omega, esa parte tan íntima que de la que no se quería separar en esos momentos – pue-puedes llamar a...
Jungkook tomó grandes bocanadas de aire tratando de controlarse a sí mismo, entonces lo encontró, era débil, casi imperceptible, pero hacía que el cosquilleo en su pecho se intensificara.
Frutos rojos, cítricos y ...
No pudo identificar ese último aroma, gruñó bajo en protesta al ser alejado, pero fue cuestión de segundo para ser reconfortado por la voz de Taehyung, no escuchaba realmente lo que decía, las personas se estaban aglomerando a su alrededor, eso incomodaba al pelirrojo. Tampoco se había dado cuenta del momento en el que sus piernas fallaron para ahora encontrarse entre los brazos del omega, sí lo había identificado, no se trataba de un beta. Diosa era el más hermoso ser que habían visto sus ojos, sus manos estaban sobre su rostro entregándole consuelo, estaban frías, aliviaban un poco el fuego de su piel.
Taehyung luchaba contra su propio miedo, tenía un alfa entrando en celo entre sus brazos, el teléfono de este se encontraba bloqueado y no podía marcar a alguien para que le ayudase. El encargado de la cafetería le había sacado un vaso con hielos para bajar la fiebre de Jungkook; Taehyung conocía los celos de un alfa, pero jamás había visto algo parecido, era como tener un cachorro buscando atención. Y la única agresividad que mostraba era cuando alguien más se acercaba a ellos, dando pequeños gruñidos, entre quejas y advertencias, para que no se acercaran de más.
— Disculpa – una chica llamó la atención de Taehyung que sostenía a Jungkook como si de algo suyo se tratase – su olor está incomodando a todos, ¿necesitas ayuda para llevarlo a otra parte?
— Yo... no sé cómo ayudarlo – estaba entrando en pánico, no sabía qué más hacer y muchas personas se aglomeraban a su alrededor, cosa que no tardó en cambiar, sus ojos brillaron más en un intenso azul, sus brazos se aferraron más al cuerpo caliente, el cosquilleo en su cuello era doblemente sensible por los labios de Jungkook que jadeaba en la zona, el aliento cálido le erizaba la piel. Diosa – ¡no lo toquen!
Todos se apartaron rápidamente del omega que parecía estar a la defensiva, era una escena un tanto desconcertante, de un momento a otro ambos cuerpos se encontraban en el suelo.
El aroma de Jungkook se intensificó, provocando que muchos omegas se sintieran incómodos, los alfas comenzaron a verse intimidados por el rango que tenía el joven alfa. Taehyung no ponía atención a eso, simplemente estaba perdido en los llamados silenciosos del otro, envuelto en la fragancia maderosa, tierra mojada y dulce ¿Cómo era posible que un alfa oliera de esa manera?
El teléfono de Jungkook comenzó a sonar con el timbre de una llamada entrante, en la pantalla se reflejaba un nombre "Yoongi - Hyung" por alguna extraña razón le tranquilizó el hecho que dijera la palabra Hyung. Su dedo resbaló por la pantalla para contestar la llamada.
— Jungkook no puedes desaparecer así, sin contestar las llamadas ¿en dónde estás?
— Yoongi-ssi – murmuró Taehyung con su voz temblorosa, estaba nervioso por tener que hablar con alguien extraño, además el alfa no dejaba de buscar más cercanía con su cuerpo, pero no de una forma sexual, parecía estar luchando con sus propios instintos frotando la nariz contra su cuello, aspirando en ese lugar constantemente, lanzando corrientes eléctricas –. Mi nombre es Kim Taehyung, el señor Jeon colapsó en medio de la calle, parece que entró en celo.
— ¿En dónde se encuentra? – se escuchaba preocupado, un poco agitado y a lo lejos una segunda voz pedía explicaciones, algo de eso no le agradó –. Jimin-ah has silencio no puedo escuchar... no sabemos lo que ocurre – el omega comenzaba a desesperarse ante la discusión que se estaba llevando del otro lado de la línea donde parecían estar explicando la situación del alfa el uno al otro – eso es imposible, hyung, Jungkook, no ha entrado en celo desde hace dos años.
Lo último parecía más un comentario de la otra persona, ¿Jungkook venía de un celo suprimido? ¿Eso era posible? Aplicado al caso del alfa era extraño, no parecía estar enfermo, ¿quizás...? No era imposible, su corazón se estrujó de solo pensar que algo así fuera la razón. Era imposible que algo así sea el caso del hombre que se aferraba a su cuerpo.
— ¿Hola? ¿Sigue ahí? ¡Conteste por favor!
— Estamos a unas calles del parque...
— ¿El parque donde se realizó el homenaje? – era tan confuso escuchar dos voces a través de la línea, pero Taehyung se limitó a simplemente responder las preguntas.
— Así es, estamos tres calles arriba y luego gira a la derecha, frente a...
— Una cafetería – Taehyung se sentía confundido por lo acertado de las palabras del contrario, eso hasta que todo fue más claro – ¡Jungkook!
Frente a él se encontraba un hombre no tan alto, pálido, de cabello negro, parecía malhumorado y detrás de él una silueta más se hizo presente, un rubio bajito, su aroma gritaba omega, estaba liberando todo su aroma, uno tan empalagoso como molesto a decir verdad. ¿Sería la pareja del alfa? Imposible, Taehyung se tomó el atrevimiento de llevar su nariz hacia el rostro de Jungkook, quien casi jadeo de gusto al sentir el tacto. Efectivamente, no tenía ningún olor impregnado. Inconscientemente, se apretó más al cuerpo de Jungkook.
Su propio lobo se sentía renuente a dejar que alguien más se acercara a Jungkook, podía escuchar el retumbar de su corazón en sus oídos, el miedo creciendo en su mente, pero sus músculos no le respondían más que para aferrarse al alfa. Se sentía seguro estando ahí, quería seguir sintiéndose así.
— Jimin no te acerques – el rubio se detuvo a unos cuantos pasos, las hormonas de celo estaban haciéndole sentirse agitado. Decidió tomar distancia, sintiéndose desconcertado por la escena –. Jungkook, suelta al chico.
— Omega...
— Mierda, Kook contrólate, necesitamos llevarte a un lugar seguro, estás incomodando a todos.
Yoongi trató de alejarlo del pequeño cuerpo al que se aferraba, pero lo único que logró fue un gruñido, unos ojos rojos intensos, balbuceos inentendibles mientras se ocultaba en el cuello del chico. Le había llamado omega a ese chico que claramente era un beta para Yoongi, no sentía ningún aroma proveniente de él. ¿Sería efecto de la falta de celo? Taehyung, por su parte, era quien escuchaba claramente los balbuceos de Jungkook.
Mío, mi omega, omega.
Su parte racional le decía que saliera corriendo de ahí, que huyera de ese lugar, pero su lobo no estaba de acuerdo, dejándolo anclado al suelo. Estaba enloqueciendo, una tormenta de emociones se libraba en su propio cuerpo. ¡Quería proteger al alfa! En vez de temerle estaba ahí. No se sentía incómodo que Jungkook siguiera buscando su aroma, porque a pesar de estar utilizando un inhibidor, parecía que el atisbo de su esencia era suficiente para relajar al alfa.
— Se-señor – estaba tartamudeando por lo que estaba por decir, pero no veía otra opción. El intento de llamar la atención de Jungkook tuvo la reacción buscada, había captado el interés del alfa, quien dejaba algunos besos en su piel – alfa debemos irnos.
— Omega, mío, ¿vendrás conmigo?
— S-sí.
Como si hubieran sido las palabras mágicas, Jungkook se puso en pie tomándolo entre sus brazos, ignorando completamente el llamado de Yoongi, quien insistía que no podría ir por ahí de esa manera. Jungkook hizo oídos sordos ante los reclamos de cualquiera que no fuera el chico que estaba entre sus brazos. Sus instintos decían que lo tomara como suyo, pero su parte humana decía que estaban actuando de manera equivocada. Con la poca fuerza de voluntad que aún estaba en él detuvo su andar, observó el rostro de Taehyung como si estuviera temiendo por el próximo paso.
— ¿A-alfa? – Taehyung suplicó con su voz ahogada, sintiendo cómo el alfa seguía avanzando. Había accedido a irse con él, pero jamás esperó que se lo tomaría tan literal.
Jungkook se encontraba envuelto en una necesidad de ¿cuidar?, al omega. Él le había llamado a su lobo para que hiciera lo que quería ¿Qué clase de embrujo lunar era ese? Podía estar iniciando con su celo, su animal interno rasguñaba en reproche por detener sus acciones, pero eso no importaba, él nunca actuaba así.
— Señor Jeon, por favor, ¿podemos irnos de aquí? Este lugar no es seguro para usted en estos momentos – murmuró Taehyung, se veía incómodo, pero ¿era por la situación en general o por algo en particular? Jungkook no estaba racionalizando del todo bien. El pelirrojo vio la indecisión en sus ojos cambiantes que iban y venían del rojo intenso a un café oscuro, se notaba que ambas partes no estaban sincronizadas en sus pensamientos. Sacó una mano que sostenía el cuello del alfa y le tomó de la mejilla –. Alfa vámonos, deja que el señor Jeon nos saque de aquí.
De nuevo, esa magia que solo la voz de Taehyung podía tener sobre él en esos momentos, aspiró una vez más para llenarse del olor del omega en sus brazos y caminó una calle abajo para encontrar su auto. Una vez frente a este bajó con delicadeza el pequeño cuerpo que se aferraba a él.
— Sé que esto sonará muy loco y no te lo pediría si justo en estos momentos – otra oleada de calor lo invadió haciéndolo casi jadear, teniendo a Taehyung sosteniéndolo nuevamente –, crees que podrías...
— Jungkook, ¿acaso enloqueciste? – un gruñido fue su respuesta junto con colmillos salientes. Definitivamente, no le quedaba mucho tiempo de lucidez – aléjate de ese chico, lo estás asustando.
— Descuide Yoongi-ssi, yo accedí a ir con él – Taehyung apenas se veía detrás de la gran silueta de Jungkook, quien se había posicionado frente a él como instinto de protección – señor Jeon, le importa si soy yo quien maneja. Prometo no dañar su hermoso auto.
Su auto era lo último que le importaba en esos momentos al alfa, quien sin pensarlo mucho sacó las llaves de su bolsillo para entregárselas. Subió del lado del copiloto y Taehyung se quedó por algunos segundos con las llaves en la mano.
— ¿Eres Kim Taehyung, cierto? – él asintió en respuesta –. No tienes que hacer esto, puedo llevarlo a casa tranquilo – Yoongi se acercó a él para tomar las llaves, pero el pelirrojo se alejó de él negando frenéticamente. Su lobo pedía proteger a Jungkook y aquel hombre era un alfa y su olor le desagradaba, le hacía erizar la piel de forma nada agradable, su estómago se revolvió y sus ojos brillaron más en forma de amenaza – tranquilo, soy amigo de Jungkook. Puedes irte.
— Yo llevaré al señor Jeon a su casa – el alfa lo vio confundido por sus palabras, ni siquiera conocía al chico y Jungkook tenía la tranquilidad de entregarle su auto, ¿dejaría que lo llevara hasta su casa? ¿El lugar al cual no había dejado que nadie entrara en dos largos años? ¿Qué privilegios tenía ese beta? –. Por favor, Yoongi-ssi, prometo llevarlo sano y salvo hasta su casa.
Yoongi estaba escéptico sobre lo que estaba hablando el pelirrojo frente a él, jamás le había visto, pero Jungkook parecía conocerlo quizá de alguna parte fuera del trabajo. ¡Pero, qué estaba diciendo! Jungkook no hacía vida social. ¿En serio dejaría a su amigo irse con un desconocido? Al parecer, su falta de respuesta fue suficiente para el contrario, porque Taehyung no estaba pensando en quedarse ahí mientras el alfa seguía sufriendo en el auto.
Taehyung tomó el impulso de ingresar a la cabina, esperando cualquier cosa, menos la escena que encontró. Jungkook se había ¿desmayado?, no, seguía consciente, pero se veía demasiado débil, parecía un efecto extraño de su propio estado, estaba ardiendo en fiebre y no la normal de un celo. Eso levantó todas las alarmas en Taehyung, encendiendo el auto para ponerlo en marcha lo más rápido posible.
— Señor Jeon ¿en dónde está su casa?, por favor respóndame.
No me haga esto, no ahora.
La situación era crítica, no tuvo más opción que llevarlo al único lugar que sabía que lo atenderían y no harían preguntas. Agradecía saber manejar desde hace años y más aún que en esos momentos su lobo le diera más control de sus acciones, o quizá estaba siendo guiado por los mismos instintos del animal. No, eso no podía ser posible, su lobo siempre lo protegía y lo alejaba de alfas, entonces ¿Por qué estaba sintiéndose responsable del bienestar de ese alfa que apenas se quejaba en el asiento de al lado?
Condujo por algunos kilómetros a las afueras de la ciudad, hasta llegar a un pequeño desvío, por un camino de tierra. Jungkook en su inconsciencia solo pudo notar el cambio por los rebotes que de vez en cuando hacía el auto. Escuchaba los murmullos de Taehyung tratando de tranquilizarlo, diciendo que pronto llegarían, pero ¿a dónde? Sin embargo, eso no le quitaba lo lindo que se veía con su rostro lleno de preocupación.
Precioso, como un osito adorable.
El auto se detuvo frente a una pequeña casa, se trataba de una antigua edificación, pero eso no le quitaba el que fuera el mejor sitio para llevar al alfa. Taehyung se bajó del auto siendo recibido por una persona de brillante sonrisa, una que pronto se borró al ver la cara de preocupación del nuevo pelirrojo. A sus ojos se veía demasiado cambiado de la última vez que lo vio.
— Hyung, necesito su ayuda – corrió hasta su encuentro tomándolo de la mano para guiarlo a tropezones hasta el lado del copiloto – es un... una persona que necesita ayuda. Está muy mal.
— Tae tranquilízate, estás muy alterado. Primero dime ¿Qué sucedió? ¿Quién es?
— No lo sé.
— ¿Cómo que no lo sabes?
— Escúchame hyung, prometo responder tus preguntas luego, ahora necesito que lo atiendan.
Hoseok no estaba muy seguro de la situación, en todos esos años jamás había visto de esa forma al pequeño omega asustadizo, por lo menos no en la condición en la que se encontraba en esos momentos. Con inseguridad se acercó hasta la puerta, abriéndola con incertidumbre de lo que encontraría, dejando ver a un joven alfa, estaba casi inconsciente balbuceando cosas que no eran audibles. La mirada de súplica de Taehyung lo desconcertó, ¿Qué hacía él salvando a un alfa?
Alejó al pequeño pelirrojo, quien no dejaba de parlotear, explicando la situación, algo sobre que debía salvarlo porque se había quedado inconsciente y parecía estar entrando en un celo extraño. Hoseok lo evaluó rápidamente, parecía las secuelas de los celos evitados o suprimidos ¿Qué hacía un alfa joven suprimiendo sus celos? Lo sacó del lugar en el que estaba y con ayuda de Taehyung lo colocó sobre su espalda para llevarlo al interior de la casa.
El lugar era un refugio especial, ayudaban a los omegas en situaciones críticas, casi nunca tenían casos de alfas, solo aquellas alfas en cinta que se rehusaban a aceptar interrumpir la gestación. El personal que se encontraba dentro los observó atentos, sorprendiéndose ante la imagen impresionante que daban los tres. El omega que tenía problemas con los desconocidos atendiendo de cerca al hombre desmayado. Siendo guiados hasta una de las habitaciones de celo especiales, Hoseok pidió que cuidaran a todos los omegas para que no salieran de sus habitaciones hasta que el lugar fuera seguro.
— Tae, necesito que salgas de aquí, antes que los efectos del celo sean más fuertes.
— No, hyung, me quedaré con él.
— Enloqueciste, no te dejaré en este lugar con un alfa en celo.
— Yo lo cuidaré, es algo... yo... debo hacerlo.
Hoseok no daba crédito a lo que escuchaba, sin embargo, no tenía tiempo para discutir. Colocó a Jungkook en la cama, donde solamente se quejaba entre murmullos, si sus sospechas eran correctas sufriría unas cuantas horas más con la fiebre alta hasta que la ola de calor llegara y entonces sus instintos saldrían como una explosión de hormonas masiva. Sin embargo, Taehyung no se veía afectado por eso, ni siquiera se inmutaba por el aroma, podía deberse a su condición.
— Me quedaré con él hyung. Lo cuidaré mientras encuentras una forma de ayudarlo.
— Tae, no habrá una forma diferente a la que ya conoces, solamente es cuestión de horas. No puedo darle supresores, si se trata de un alfa con un celo después de mucho tiempo es inevitable que su actuar sea más dominante. Lo sabes mejor que nadie.
— Entonces me quedaré hasta que todo pase.
Taehyung hizo a un lado a Hoseok subiéndose a la cama junto al cuerpo del alfa, casi en acción inmediata Jungkook buscó refugio contra el cuerpo contrario llevando su nariz hacia la fuente de olor del pelirrojo, calmando así un poco el malestar. No se había sentido así desde que se presentó como alfa, con la diferencia que era diez veces peor porque estaba acostumbrado a la necesidad sexual, pero nunca sintió que se perdía en una nebulosa de inconsciencia.
— Iré por compresas y agua para que puedas controlar la fiebre – Hoseok no estaba del todo convencido, pero ver la seguridad con la que hablaba le hacía sentirse impotente al no poder convencerlo. La única respuesta que recibió fue un asentimiento por parte de Taehyung – solo promete que en el momento que necesites ayuda la pedirás. Ni bien inicie el celo tendrás que abandonar la habitación.
— Lo haré hyung.
Al verse solo en la habitación abrazó mucho más el cuerpo de Jungkook, estaba temblando, sudaba de forma descontrolada. Una idea pasó por su mente, debía quitarle la ropa, por lo menos el saco que aún tenía puesto y abrir la camisa de botones que comenzaba a pegarse al cuerpo de Jungkook, la mancha de sudor en su pecho solamente se extendía cada vez más trasluciendo la tela, dejando a la vista ciertos botones erectos.
Diosa Luna, debía tocar su piel, estaría en contacto directo. ¿Qué le aseguraba que unas inocentes caricias no despertaran la bestia en el interior de Jungkook? Un escalofrío recorrió su cuerpo y las imágenes se aglomeraron en su mente para atormentarlo.
Basta, basta, basta.
Ese no era momento para ser un cobarde, debía ayudar a Jungkook, ¿en serio debía? No, ni siquiera tendría que estar ahí, pero su lobo insistía en que debía estar junto al alfa. Con sumo cuidado comenzó a bajar la ropa, cosa que el contrario no puso mucha resistencia, una vez estuvo fuera el saco quitó los primeros tres botones dejando a la vista la piel blanquecina, brillante por la fina capa de sudor. El cuerpo de Jungkook era majestuoso, tanto así que no se dio cuenta el momento en el que se quedó mirando de más hasta que escuchó que alguien se aclaraba la voz en la habitación.
— ¿Todo en orden?
— So-solo estaba... yo... no es lo que cree.
— Parece que puedes controlar la situación. Te dejaré algunos pañuelos y agua fría. Necesita estar hidratado, trata que beba un poco de agua.
— Hyung.
— Está bien Tae, sé que solamente estás haciendo lo necesario para que se encuentre mejor.
Sin decir nada más salió de la habitación asegurándola, en caso de que alguien intentara entrar. Por su parte, Taehyung comenzó a colocar los pañuelos sobre la frente perlada de Jungkook, mojándose un poco la ropa en el proceso, ya que el alfa no le hacía el trabajo fácil al estar metido en el espacio de su cuello.
— Jungkook necesito que te recuestes – con dificultad logró soltarse de su agarre y colocarlo sobre la cama.
— No te alejes – suplicó el alfa aún con los ojos cerrados, sintiendo el frío de la ausencia – por favor. Tu olor... tu olor lo hace menos doloroso.
— Estoy aquí, no iré a ningún lado. Pero necesito bajar la fiebre.
— Eres muy lindo – murmuró casi con los ojos abiertos, a Taehyung le pareció divertido que estuviera hablando así, definitivamente la fiebre lo estaba haciendo delirar, él no era lindo – ¿Cómo es posible que exista alguien como tú?
— Veremos si dices lo mismo cuando estés consciente. Ahora quédate quieto, necesito colocar un pañuelo en tu pecho – con duda y sin una respuesta negativa comenzó a quitar el resto de botones dejando a la vista el marcado abdomen del alfa, su garganta se secó ante la impresionante imagen, sintió cómo la sensación cosquilleante en su cuello incrementaba. Jungkook, ansioso por el toque ajeno, tomó la mano del pelirrojo y la colocó sobre su piel, era como sentir una ola helada y al mismo tiempo quemaba en todo su cuerpo, enviando corrientes eléctricas satisfactorias – ¿Qué haces?, quédate quieto.
Taehyung agradecía que Jungkook no estuviera en sus sentidos o vería el rubor que provocó su acción, aunque su deseo fuera el querer seguir tocando, había sido suave al tacto, firme, cálido y reconfortante. Con lentitud pasó el paño mojado haciendo erizar la piel ajena por el contacto tan chocante.
— Está frío – se quejó el alfa al sentir el agua unos grados abajo, totalmente chocante con su piel – no me gusta. Está frío, aquí – presionó la mano de Taehyung contra su pecho, haciendo que el omega tragara duro.
— Debe estar fría, para que así baje la fiebre.
— ¿Puedes quedarte conmigo?
— No me moveré de tu lado, lo prometo.
Los hielos se deshicieron en su totalidad, pero definitivamente habían ayudado a disminuir la fiebre. Taehyung suspiró, sintiéndose mareado y cansado.
Su instinto le dijo que lo mejor sería recostarse a su lado, cosa que agradeció Jungkook, pues lo pudo tener mucho más cerca, el olor a cítricos, relajándolo por completo, dándose el lujo de inhalar profundamente hasta que su nariz lo encontró, Rosas, ese era el último aroma. Satisfecho consigo mismo, sonrió mientras poco a poco sus sentidos se adormecían entre suaves caricias que lo transportaban a un lugar en calma, no tardando mucho en dejarse llevar ante la inconsciencia total.
Habían pasado cuatro horas desde que entraron a esa habitación, nadie les había interrumpido o siquiera osado profanar su espacio. Ni un solo aroma ajeno al propio y al contrario invadía esa burbuja que se creó con el pasar de los minutos. Taehyung despertó por el cosquilleo en su nariz, el aroma a celo se estaba intensificando cada vez más. No es que no soportara estar cerca del alfa, eso era lo que más lo desconcertaba, se sentía cómodo a su lado, tanto así que cayó en los brazos de Morfeo sin darse cuenta.
El dejar el cuerpo de Jungkook en la cama, se le hizo casi imposible. El alfa se aseguraba de tenerlo entre sus brazos sin posibilidad de escapar, cosa que no estaba en sus planes, pero necesitaba respirar un poco de aire fresco. La ansiedad le recorría el cuerpo, con pasos torpes, llegó hasta la ventana, abriéndola de par en par y así dejando correr el aire fresco. Definitivamente, eso sería como un llamado en la naturaleza, pero él necesitaba liberar el ambiente, el olor a bosque no se comparaba con la esencia del alfa que respiraba de manera entrecortada.
No había amenaza alguna, solo estaban ellos dos en ese espacio, como si estuvieran a la espera de que algo más sucediera. Taehyung no sabía muy bien lo que estaba haciendo, pero quería quedarse, le aterraba y al mismo tiempo le impulsaba a no moverse de ahí hasta asegurarse que el alfa estaba ¿satisfecho?
Una corriente fría le invadió, su cuerpo lo sintió antes que su mente lo terminara de procesar. Lentamente, se giró sobre su eje, dejando a la vista el cuerpo magnífico del alfa que antes descansaba en la cama y ahora se encontraba sentado en la orilla de la misma. Con una vista casi animal, ojos color rubí totalmente fijos en el omega frente a él. Taehyung dio un paso hacia atrás sintiendo el frío de la pared, sus manos buscaban aferrarse a algo o bien queriendo encontrar un soporte, encogiéndose un poco en su lugar.
— ¿Por qué saliste de la cama? – la voz ronca del alfa lo estremeció, Jungkook trataba de evitar que su voz de alfa saliera del fondo de su garganta, sin embargo, nunca le quitó la vista de encima como si quisiera hipnotizarlo, perdiéndolo una vez más en ese color de la lujuria. Se veía tan salvaje con su pelo desordenado, pegado a su frente producto del sudor. Lo vio temblar un poco, definitivamente estaba asustado.
¿Le haría algo por salir de la cama?
Taehyung esperaba una orden, un gruñido, una voz que nunca llegó. Solamente se escuchaba el respirar pesado de ambos, algo tembloroso y un poco errático. Los dos querían algo del otro. Posiblemente, no era lo mismo, quizá sería un verdadero error estar metidos en un lugar cerrado como ese, mientras que uno de los dos estaba sufriendo los primeros signos de un celo, probablemente no habría escapatoria. Pero el alfa seguía sin mover un solo músculo esperando su respuesta, no estaba exigiendo, solo aguardaba por él.
— Necesitaba un poco de aire fresco – se limitó a decir, para luego lamer sus labios como una manía tan natural en él, y como gasolina para el alfa.
Jungkook alzó una ceja mientras iba y venía de sus ojos a sus labios, como si quisiera seducirlo, atraerlo a una trampa. Quizá había sido mala idea quitarse el abrigo gigante, muy probable era un error quitar dos botones de su camisa, la cual se encontraba pegada a su pecho, un poco mojada por el sudor ajeno. Dentro de todo ese panorama lo peor de todo era tener semidesnudo al alfa, dejando a la vista su tonificado abdomen.
Su cuerpo se sentía débil, dispuesto a obedecer de manera sumisa a lo que el alfa necesitara. ¿Por qué no había salido? Ahora su propia fuerza de voluntad era inexistente, su instinto de supervivencia no respondía a la orden de huida y su lobo había sucumbido ante Jungkook.
Tonto, tonto, tonto.
— Omega – murmuró Jungkook casi intentando controlar sus propios instintos queriendo tomarlo. Taehyung sintió que desfallecía ahí mismo, ¿se trataba de una orden, era un llamado? ¿Tendría que actuar de manera sumisa?
Taehyung tragó duro en el momento en el que vio al contrario intentar levantarse, sus pies se anclaron al suelo dejándolo sin opción de salir corriendo, su garganta se cerró como si fuera un autosabotaje de su cuerpo, obedeciendo a una orden silenciosa e inexistente. Sin embargo, el alfa no hizo nada más, el aire proveniente de la ventana lo hizo despertar sintiendo el cosquilleo en su cuello como un arrullo.
— Ven.
Casi un jadeo salió de él. ¿Por qué no solo lo tomaba y ya? Podía terminar aquel infierno en dos simples movimientos, los metros de distancia no eran muchos, de hecho se podían reducir a unos cuantos pasos.
Sintió el recorrido de una gota de sudor, bajar desde su frente hasta llegar a caer por su cuello, se encontró a sí mismo reteniendo el aliento, lo supo en el momento en el que sus fosas nasales inhalaron oxígeno, siendo invadidas por el olor a bosque lluvioso, esa sería la mejor descripción para el aroma del alfa, embriagándose con el dulce sutil del maple. En su interior algo tiraba para acercarse y otra parte lo obligaba a quedarse en su lugar.
— Acércate – Jungkook podía ver la indecisión en sus hermosos ojos azules, pero para él se le hacía imposible contenerse más. Taehyung veía que el alfa le costaba toda su fuerza de voluntad controlarse para no acorralarlo ¿Por qué? ¿Qué lo detenía de tomarlo de forma posesiva? Apretaba la mandíbula, sus nudillos estaban blancos en el agarre que tenía contra las sábanas que cubrían el colchón.
Omega.
Podía simplemente levantarse de su lugar, utilizar su fuerza física para hacerlo obedecer e incluso ¿por qué molestarse en hacer un esfuerzo mayor? Bastaría con someterlo con su voz para tenerlo a su completa disposición. Tenía muchas opciones, acorralarlo contra la pared, el suelo, el mueble o cualquier superficie que le permitiría profanar cada parte de su cuerpo. El calor en él comenzaba a subir, junto con la mirada contraria, quemando su piel.
Taehyung podía parecer un sumiso, alguien que no haría daño ni a una mosca, pero había aprendido de su pasado, si ese alfa se le acercaba con intenciones de someterlo a su voluntad podría actuar en defensa propia, no lo dudaría, pero ¿Por qué ahora no lo hacía? Ver al alfa luchando por contenerse era lo que le ponía nervioso, dudaba que no fuera una falsa pantalla. Ni siquiera se conocían y estaban metidos en una habitación de celo.
— Por favor – era una súplica verdadera, podía ver en sus ojos la inexistencia de maldad o segundas intenciones. Sus pies comenzaron a avanzar lentamente, con el olor invadiéndolo, conectó miradas y pudo notar el rubí en sus ojos.
Un alfa puro.
Bestias desalmadas, posesivos, dominantes, sin un atisbo de respeto por el resto. Eso era lo que sabía al respecto sobre esa jerarquía, eran pocos los puros, por lo que el conocimiento de ellos fue desapareciendo con el tiempo, dejando rumores oscuros de esas criaturas. Y él estaba frente a uno que suplicaba por su proximidad, que se había convertido en un cachorro frotándose en su cuello buscando un refugio.
Jungkook alzó su mano para que se acercara más. Teniendo el cuerpo ajeno a su disposición, le rodeó su cintura, el temblor en sus manos se hizo más claro al evitar tocarlo, existía una distancia de milímetros entre la piel y la ropa del contrario. Alzó la vista conectando miradas, Taehyung no entendía qué era eso que le pedía, un alfa tan inusual como el que tenía frente a él. Su cuerpo se tensó con el mínimo movimiento, ambos lo hicieron. El omega lamió sus labios, siendo testigo de la mirada contraria.
¿Le estaba pidiendo permiso para tocarlo?
— Yo... no debería estar aquí ahora – susurró, el alfa frunció el ceño sin comprender sus palabras, sus ojos brillaron en un mar rojo intenso, uno que invadía el océano azul que representaba los contrarios. Sus lobos se habían encontrado, estaban presentes, reconociéndose. Las gotas de sudor caían de sus sienes, su mandíbula dolía de tanto apretarla –, pero quiero estar.
El alfa sintió como si un bloque de hielo en su interior se derritiera, con el calor o por las palabras del omega. Su pecho tiró un poco más, aferrándose al cosquilleo. Rodeó completamente la cintura, contraría, de una manera delicada, Taehyung se estremeció, encogiéndose un poco, cerrando los ojos como si esperara lo peor luego de decir esas palabras.
— Si hará algo... - comenzó su oración con un nudo en la garganta, sintiéndose intoxicado por el grueso olor – por favor...
Jungkook lo interrumpió al momento de tomarle de la barbilla, haciendo que no perdiera el contacto visual con él. Su mano derecha estaba situada arriba de la espalda baja del contrario, dando leves caricias, atesorando el momento, perdiéndose en la profundidad de azul zafiro, comprendiendo mucho mejor la naturaleza del color. Taehyung se relajó bajo el tacto ajeno, ¿Por qué hacía eso en estos momentos cuando el alfa se estaba haciendo hacia atrás? Le estaba dando espacio para acatar una instrucción, no, eso era un pedido silencioso.
Torpemente, comenzó a trepar por el colchón, sentándose a horcajadas en el regazo del alfa, sintiendo como las manos ajenas delineaban sus curvas. Jungkook lo guio para que se acercara más, dejando una mínima distancia entre ambos pechos que bajaban y subían con jadeos entrecortados. Un movimiento más hizo que la nariz del alfa quedara en contacto con la piel de Taehyung, que despedía un aroma hipnótico, del cual no se privó de inhalar, llenando sus pulmones.
— Señor Jeon – susurró Taehyung, casi temblando bajo aquel tacto. El alfa hizo puño la mano que tenía en la espalda contraria, conteniéndose al percibir la tensión en el cuerpo del omega.
— Tranquilo – su voz había salido en unos tonos mucho más bajos, erizando la piel de Taehyung, sin embargo, eso no lo detuvo de seguir inhalando la esencia del omega. Sus manos picaban por tomarlo, tener más contacto – N-no te haré... daño.
Estaba perdiendo el control que tanto había estado manteniendo, gracias a que sus manos, de un momento a otro, comenzaron a pasear por la curva en forma de ese de la espalda contraria, era delicada, el calor de la piel bajo la tela lo estaba enloqueciendo. Sin pedir permiso, adentró su tacto, sintiendo su suavidad, sus uñas rozaban en un intento fallido de contenerse.
Taehyung volvió a cerrar los ojos al sentirse invadido por toda esa cercanía, el roce de los dedos recorriendo su espina, la sensación de las uñas en sus costillas y la nariz del alfa en su cuello, ¿en qué momento había llegado ahí? Los labios contrarios iban dejando pequeños fantasmas en el espacio, donde su olor era más intenso, haciéndolo temblar.
— No te haré... daño... solo... - cada palabra salía sin aliento, sus ojos se mantenían cerrados porque temía que la neblina de lujuria le cegara totalmente –. Déjame estar aquí. Solo aquí...
Taehyung estaba en shock, no entendía a lo que se refería. Le pedía algo que ya estaba haciendo, simplemente olfateando su cuello, algo que nadie había hecho antes. Como si su cuerpo estuviera diseñado para complacer a este alfa, comenzó a producir más de su aroma. Su piel se erizaba cada que los labios ajenos recorrían la zona, esa nariz que no le daba paz, provocando un incendio a su paso. Diosa. Taehyung tuvo que sostenerse de los hombros ajenos para no perder el equilibrio, sus manos buscaron el cuello de Jungkook, subiendo al cabello del otro y se dejó llevar.
Regla #2. "Tener contacto físico con otros alfas está prohibido."
Dejé que un alfa me tocara y pasé su celo con él
Meta: ¿...?
Nota: no me utilizó, pero se sintió mucho más íntimo
Si esa era la explicación gráfica del tan conocido dicho, que el pecado vuelto carne podía llevarlo a las mismas puertas del infierno para crearle un cielo donde solo existieran ellos, joder que no quería salir de ese lugar. Estaba ardiendo en algo desconocido que lo llevaba a delirar.
Omega.
Alfa.
"Es invierno en el exterior, pero en su mente existía una primavera"
"El frío que lo reconfortó durante tanto tiempo, ya no se sentía bien"
"Te necesito, aquí a mi lado, no te apartes"
"Noche y día vuelve a mí, cuando el ocaso venga y el amanecer aparezca, no olvides que espero tu regreso"
"Prometo no desperdiciar un minuto de tu tiempo"
"Permíteme sentir tu calor, déjame llenarme de tu calidez"
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