I
Su pecho subía y bajaba tan erráticamente por la agitación que tenía cada vez que despertaba, su piel estaba cubierta de una fina capa de humedad, la cual hacía que, su pijama se adhiriera a su cuerpo, como una segunda piel. De nuevo tenía esas pesadillas que nunca lo dejaban en paz, no importaba cuánto se esforzara, siempre su peor enemiga sería su propia mente, sin embargo, parecía que todo lo que veía en sueños se desvanecería ni bien abría los ojos.
Estaba bien, solo era un sueño más. Había dejado de importarle el ya no recordar aquellas pesadillas, mientras no lo molestaran durante el día todo estaría bien, al menos así debía ser ese día.
Con lentitud se incorporó en el respaldo de su cama, escuchando murmullos provenientes del computador que seguía reproduciendo videos, ¿en qué momento se había quedado dormido? Recordaba haberse dado un baño, poner un video y luego, nada, entonces ¿por qué se despertó de esa forma? Un mareo ligero le hacía saber que su lobo estaba bloqueando de nuevo los recuerdos de la noche anterior.
El resplandor de un relámpago iluminó la habitación, seguido de un trueno estruendoso, cosa que lo hizo sonreír ladino al darse cuenta de que las lluvias casi llegaban a su fin, para dar paso al helado invierno. Salió de la comodidad de su cama y tomó su frazada para cubrirse de cuerpo completo, para así no perder el calor. Amaba la lluvia, ver las gotas repiquetear en el vidrio de la ventana, seguir el recorrido del agua y notar cómo se empañaba la superficie.
Taehyung estaba fascinado con la escena que le brindaba la naturaleza, eran apenas las seis de la mañana, afuera solamente se podía ver el vacío que provocaba ese tipo de clima, algunos autos por la calle con personas en su interior dirigiéndose a sus respectivos trabajos. Él debía comenzar a vestirse para hacer lo mismo, aunque con el clima dudaba si los planes seguirían en pie.
— Hoy será un buen día – se repitió a sí mismo, era un mantra el cual mencionaba siempre que comenzaba a sentirse ansioso – sí puedo.
Con sus pies descalzos se dirigió hasta el cuarto de baño para comenzar con su rutina de higiene. No podría tomar una ducha larga porque tendría trabajo y eso requería un poco más de esfuerzo en su apariencia, aunque no se privaría de disfrutar de una buena ducha. El agua comenzó a correr por su cuerpo, cálida, muy diferente al frío del exterior, el jabón resbalaba por su piel creando espuma, esa que limpiaría cada zona, el pequeño espacio iba llenándose con el aroma a frutos rojos, hizo algunos peinados divertidos en su cabello riendo ante su ingenio. El agua llevaba rastros rosa producto del color en su cabello, una idea nueva que estaba probando.
Una vez terminado su baño se dirigió hasta el closet, parecía un poco monótono por los colores repetitivos que iban del beige al café en diferentes tonos, pero para él era perfecto para pasar desapercibido, sin destacar en lo más mínimo; tomó unos pantalones chinos color beige, una camisa de botones café y unas zapatillas deportivas blancas que complementarían su atuendo.
Nuevamente, un estruendoso trueno hizo temblar los vidrios en su habitación, probablemente el clima se mantendría un poco frío, así que decidió que tomaría un abrigo para evitar congelarse.
"Otro caso más de violencia contra los omegas se registró esta mañana. Subiendo los números de muertes por gestación. Las cifras son alarmantes"
"Esta tarde se realizará un homenaje por los cachorros y padres gestantes fallecidos. Los familiares de omegas, betas y alfas que han perdido la vida junto a sus bebés tendrán la oportunidad de unirse a este bello acto"
Esas eran las noticias perfectas para una mañana lluviosa, Taehyung estaba concentrado en terminar con los últimos detalles para por fin salir de casa, bueno de su habitación. Vivía junto a una pareja de ancianos que le daban posada a personas desamparadas, como él.
Seúl parecía ser una ciudad acogedora en un principio, pero era gigantesca, tuvo suerte que se apiadaron de él para brindarle un techo sobre su cabeza, cuando dejó su hogar para ser una persona independiente, jamás pensó que sería tan complicado el tener una vida solitaria. Fue difícil al principio, pero con las personas correctas todo mejoraba.
Tomó su pincel, junto con la pintura especial que utilizaba para su piel, las líneas se iban trazando con lentitud mientras él daba pinceladas firmes en el dibujo. Cada día era uno diferente y esa mañana lluviosa lo inspiró para hacer la enorme flor que iba desde su muñeca izquierda hasta el final de su antebrazo. El pequeño detalle de cada día era que siempre colocaría cuatro pétalos caídos, eso al menos desde que inició el nuevo mes. Al terminar observó con felicidad el resultado y por fin se dispuso a salir de su habitación, la cual siempre fue su refugio, estaba llena de fotografías, pinturas, dibujos y cámaras. Tenía una colección de ellas.
— ¡Oh! Tae, hoy te ves radiante – le saludó la mujer mayor, quien a pesar de su edad no perdía el brillo tan jovial que la caracterizaba –. Ese color te queda perfecto, resaltarás entre la multitud.
— ¿En serio? – la miró un tanto asustado de solo pensar que tendría las miradas de muchas personas encima de él –. Lo dice por el color de mi cabello – la omega mayor asintió, tenía una sonrisa que le hacía remarcar más sus arrugas, aunque el comentario no era para hacerlo sentir mal, pudo notar la actitud contraria ante la idea de destacar –. Creo que en un evento como este no es buena idea, ¿cierto?, puedo llevar un gorro para ocultarlo.
— Relájate, es un decir. Solo halago el hecho de que te ves muy bien con ese color de cabello, es totalmente nuevo en ti.
El chico era complicado de tratar, era una rareza definitivamente. Cuando lo encontró durmiendo en una banca de un parque, le sorprendió, pues no tenía rasgos de ser un vagabundo, pero estaba en muy mal estado, demasiado delgado, casi hasta los huesos. No le gustaba el contacto físico y le temía a todo. Le partió el alma verlo de esa forma, no tenía corazón para dejarlo ahí, así que, con mucho trabajo, lo convenció para quedarse en su casa. Al principio le temía a su esposo, pero le explicó que era un alfa bueno, un poco gruñón, pero no le haría daño.
Apenas lograba sacarle palabra alguna cuando recién llegó, parecía que conocía el idioma, pero no podía comunicarse. Era como tener un niño, como cuando crio a sus hijos, enseñándole cada día palabras nuevas, sin embargo, era muy inteligente, en menos de lo que esperaron comenzó a comunicarse. Pero nunca lograron sacarle su verdadera historia.
Sus rasgos eran demasiado hermosos, tenía una sonrisa que derretía el corazón de cualquiera, sus manos eran finas con dedos largos, una piel bronceada y en ese tiempo tenía su cabello castaño un poco largo y desaliñado; con ese recuerdo un suspiro nostálgico salió de su pecho, acompañado de una sonrisa por la imagen que ahora tenía frente a ella.
— Te ves hermoso – Eunyeong le acarició con gentileza el cabello, sacando algunos rizos de su rostro para dejar despejada su frente. El temblor y la tensión en el cuerpo ajeno no pasó desapercibido – ¿cómo te sientes?
— Estoy nervioso, aunque todo está perfectamente planificado – murmuró después de un ligero suspiro para recobrar su propia estabilidad –. Viajaré en tren hasta el lugar, me presentaré ante el staff, tomaré muchas fotos y luego regresaré a casa por la tarde.
— Te irá de maravilla, eres alguien muy fuerte al apoyar ese homenaje – Taehyung le brindó una de sus sonrisas cuadradas demostrando su agradecimiento – abrígate bien y cuídate mucho.
— Lo haré – tomó su maletín donde guardaba su cámara digital, había adquirido un nuevo lente con el cual podría tomar fotos con distintos ángulos. Estaba emocionado. Revisó su brazo para asegurarse que la pintura ya se había secado y así poder cubrirla con su manga.
— ¿Qué dibujaste hoy? – preguntó la mujer notando el dibujo en la piel contraria. Taehyung le extendió su brazo para que viera de cerca los detalles. Era una rosa de un rojo brillante, que abarcaba todo el antebrazo izquierdo, cerca de la muñeca estaban cuatro pétalos como si se los llevara el viento; con delicadeza rozó la yema de sus dedos sobre la pintura seca, brindándole una sonrisa maternal –. Se ve hermosa, el color combina con tu cabello.
El omega se sorprendió ante la comparación de su cabello y el color de la flor plasmada en su piel, realmente no le había puesto mucho cuidado a eso, pero ya que lo mencionaba y ante tan bonitos halagos asintió en respuesta.
— Tengo que salir ya, si quiero llegar a tiempo – hizo una reverencia y tomó sus cosas para por fin ir a su primer gran trabajo.
— Alto ahí, tienes que comer y no acepto un no por respuesta.
— Comeré algo en el camino, lo prometo.
— ¡Tae!
Su intento de llamarlo quedó suspendido en el viento que entró al momento de abrir la puerta, sabía muy bien que no comería hasta regresar a casa. Tendría que tener mucha comida lista para su regreso.
Taehyung sonreía ampliamente aferrándose a su maletín, llenando sus pulmones de ese olor a tierra mojada que tanto amaba. El petricor que dejaba la lluvia a su paso siempre opacaba el resto de los olores, quedando ocultos, así como el propio. Eunyeong siempre le decía que su aroma tenue lo hacía parecer un beta, pero él lo prefería de esa forma, evitaba alfas posesivos que lo incomodaran intentando olfatearlo.
No, nadie más podría olerlo, a menos que él así lo decidiera. Él mismo utilizaba el inhibidor de olor cada que salía de casa, de ahí la razón por la que solo sus conocidos sabían su verdadera jerarquía, ganándose que le llamaran pequeño beta. Estaba bien así, sin alfas.
De hecho, los alfas en su vida eran contados, Choi Seok era el alfa y esposo de Eunyeong, las personas que lo acogieron en su hogar sin ser familia. Luego estaba Park Bogum, un joven alfa con el que compartían la pasión por la fotografía y quien se había vuelto su único amigo de confianza. Quizá también podría mencionar al doctor Jung, aunque él por su profesión casi siempre ocultaba su esencia.
Sí, la lista era corta, pero Taehyung así lo prefería, estaba cómodo alrededor de omegas y betas, pero los alfas le causaban repulsión, temor, pánico, terror, demasiadas emociones negativas.
El recorrido en el transporte público le hizo sentirse ansioso con el correr de los minutos porque en lugar del homenaje habría demasiados alfas, esperaba, anhelaba que estuvieran más concentrados en su tristeza que en olfatear a alguien como él.
Al bajar del metro fue empujado e insultado por atravesarse en el camino del resto mientras se detenía a ver en su teléfono la dirección. Estaba en la estación correcta, solamente faltaba llegar.
— ¡Tae! – la inconfundible voz de su amigo lo atrajo a levantar la vista del aparato –. Sabía que te perderías, por eso decidí venir a tu rescate.
— Solo me aseguraba que fuera la estación correcta.
— Lo es, vamos, el lugar está a unas calles de aquí.
Bogum lo tomó de los hombros sintiendo el estremecimiento del contrario bajo su tacto, era normal que Taehyung tuviera ese tipo de reacciones con el contacto físico, pero siempre se relajaba con el pasar del tiempo, al menos eso era lo que le hacía pensar. La realidad era muy diferente, jamás se relajaba, no importaba cuán conocido fuera el alfa, el sentir su tacto encima siempre le traería incomodidad, una que no podía comunicar.
Al salir se encontraron con el brillo de los rayos de sol, seguía oculto detrás de algunas nubes, pero eso no evitaba que se hiciera presente. Caminaron unas calles hasta llegar a Seoripul Park, donde se encontraban reunidas las personas que participarían en el homenaje. Era un evento importante para todas las familias que habían perdido un cachorro o bien al padre gestante, la tristeza era la principal protagonista en el ambiente y eso se podía olfatear con facilidad.
Al llegar al centro de información les entregaron sus identificaciones como parte del staff, dando sus datos como empleados temporales y así por fin se abrieron paso a través de la multitud.
La decoración estaba llena de globos blancos, listones del mismo color eran colocados en la ropa de quienes serían parte del homenaje. Un encargado del Staff les entregaría un botón en blanco junto con un globo lleno de helio a todos los que participarían del simbólico momento. Para Taehyung era un evento muy bonito, un detalle especial para algo tan trágico, casi no se había dado cuenta de que estaba rodeado de personas, se sentía en paz en el medio de todos, aunque algo en particular llamó su atención.
¿Por qué no sentía aromas? Frunció su ceño perdiéndose entre sus pensamientos e intentando olfatear algo en el aire que obviamente no estaba. ¿Su nariz estaba fallando?
— Quieren lanzar los globos al cielo como un gesto de despedida – le susurró al oído Bogum al notarlo tan absorto en las actividades – algo muy simbólico, ¿cierto?
— Bogum – se volteó hacia su amigo escaneándolo de la misma forma que lo hizo con el ambiente – no tienes olor – la risa de su amigo lo desconcertó, ¿acaso había dicho algo gracioso? – ¿Por qué te ríes? Esto es serio, no puedo sentirlo.
— Hoy tuve que usar esos jabones inhibidores de aroma – se rascó la parte de atrás de su cabeza un tanto incómodo y al mismo tiempo divertido por el comentario – no quería molestar a ninguno de los presentes con algo tan invasivo, como mi propio olor. De hecho, si te concentras, no hay mucho de eso.
En efecto, Taehyung ya lo había notado, los pocos que captaba eran demasiado débiles y con toques ácidos, mostraban tristeza. Tonto se dijo a sí mismo, por supuesto que sería así. La mayoría de parejas que eran alfa y omega, que perdían un cachorro, tendían a deprimirse tanto que sus lobos se ocultan por la pérdida, haciendo que sus mismos instintos animales disminuyeran.
El que entraran en una depresión profunda era el mejor de los casos, pues en los casos donde la pareja moría y estaban enlazados, era cuestión de días para que el otro muriera de un lazo roto, aunque los alfas serían los menos afectados, la tasa de supervivencia era mayor en ellos. Siempre los omegas sufrirían la peor parte.
— Hey, este día no es para estar tristes, estamos aquí para cumplir con nuestro trabajo – el alfa solo intentaba hacerlo sentirse mejor o al menos llamar su atención – solo mira a tu alrededor, esto es un acompañamiento en un proceso de sanar. ¿Tae? – se veía tan distraído, que no le sorprendería saber que ni siquiera estaba poniendo cuidado en lo que le había mencionado.
— Creo que resalto demasiado – Taehyung se había dado cuenta de que la mayoría de personas estaban vestidos de blanco, él estaba resaltando demasiado entre toda la multitud, mucho para su gusto –, sabía que debía cubrir mi cabello.
— En lo absoluto, es la decisión más arriesgada que has hecho en todo este tiempo.
— Me perforé las orejas el año anterior.
— Muy bien, la segunda cosa.
Bogum lo conocía desde hacía un tiempo cuando se mudó a Seúl, lo encontró fascinante desde el primer instante que lo vio pintando una flor en su brazo, parecía tan concentrado en ello que no prestaba atención al resto del mundo, incluido él. Marcadores de colores esparcidos en la banca donde se encontraba sentado, cada tanto observaba el dibujo y sonreía satisfecho. Desde ese día no podía evitar sentir un calor en su pecho por el pequeño beta introvertido.
Siempre tenía una forma extraña de reaccionar cuando un desconocido intentaba interactuar con él. No dejaba que nadie se le acercara para robarle su espacio personal, salía corriendo envuelto en pánico cuando un alfa extraño le hablaba, a él incluso le pareció hiriente todas esas veces que escapó de sus intentos de entablar una "amistad". Ahora moriría por ver cada día al despertar esos impresionantes ojos azules, tan profundos y en ocasiones demasiado tristes, temerosos. Solo quería abrazarlo y unirlo pieza a pieza.
— Bogum, ¿estás escuchando? – una mano pasó frente a su vista, interrumpiendo sus pensamientos idealistas con su beta favorito, tan dulce, frágil, lleno de bondad – iré a hacer unas fotos previas, el evento del fuego ya inició.
— Claro, llama si necesitas ayuda.
— Nos vemos – se despidió con una enorme sonrisa cuadrada haciendo que sus ojos se perdieran en pequeñas lunas. Definitivamente, ese pequeño beta lo hacía suspirar con cada pequeña acción.
Lindo, lindo, lindo.
El parloteo constante de la persona a su lado era la razón de la punzada de dolor que estaba sintiendo en esos momentos en la cabeza, sentía que, con cada sonido que salía de esa pequeña boca, le martillaba más en el cerebro. Pero se lo merecía por dejarse convencer por ese pequeño ser hostigante, Jimin sabía cómo hacer para persuadirlo de hacer cosas que no quería. Justo como en esos momentos.
Se encontraba en su auto, apretando el volante con tanta fuerza que sus nudillos se comenzaban a tornarse blancos, su frente estaba contra este mismo mientras cerraba sus ojos con fuerza, preguntándose una y otra vez cómo fue capaz de dejarse llevar por la idea que tuvieron sus hyungs.
— Jungkook, no me ignores. Hablo en serio, esto es bueno – desesperado por la actitud de su amigo, intentó mover sus manos del volante, pensando que en cualquier momento con su fuerza lo destrozaría. Lo único que se ganó fue un gruñido con todo y colmillos – no me gruñas alfa de cuarta. Solo quiero ayudar.
— ¡Ya sé! – no era Jimin el problema de toda esa situación, si debía justificar su actitud defensiva diría que se trataba de él mismo, peleando con sus temores. Alzó la vista y se encontró con el pequeño rubio, con su mirada perdida en la ventana, observando a las personas que llegaban al lugar. Jungkook no era una persona agresiva, mucho menos el típico estereotipo de alfa dominante, él aborrecía ese tipo de actitudes y más porque venía de una crianza alfista –. Lo lamento, hyung, no debí gritarte.
— Solo queremos ayudarte, este evento lo preparamos como una campaña para las pérdidas de cachorros y omegas, junto con los socios de la compañía – replicó el omega, sintiendo cómo todo su esfuerzo por hacer que Jungkook mantuviera la calma se iba por un tubo –. Si no lo haces por ti, al menos hazlo porque es parte del trabajo. Tú eres el encargado de la publicidad, tienes que estar aquí.
— No tienes que recordármelo.
— No lo hago, te doy un motivo diferente para estar aquí y que se te vaya el mal humor.
Antes de poder decir algo el golpe de la puerta al cerrarse le dejó en claro que su hyung se había enojado, entendía que su actitud ante la situación no era la mejor, pero ¿Por qué nadie le daba un respiro? ¿Qué si ya había pasado mucho tiempo? ¿Qué importaba si su tonto lobo no aparecía? Para él era mejor pasar desapercibido, se le facilitaban muchas de sus actividades. Como por ejemplo ahora en el homenaje, al cual fue obligado a estar porque era parte de su trabajo.
Decir que desencajaba estaba de más, le habían dicho que podía relajarse en la vestimenta, pero como siempre, decidió vestir como se sentía más cómodo, eso era con un traje sofisticado color azul marino y botines altos negros. Se sintió cohibido por algunos segundos al salir del auto al atraer tantas miradas. Escuchar murmullos sobre lo imponente que se veía, no era para nada novedoso. Trató de relajarse al notar una tensión en sus hombros, la situación era fácil, llegar al evento principal, esperar que soltaran los globos, agradecer al staff por su trabajo y salir huyendo de ahí.
Concéntrate, concéntrate, concéntrate.
— ¿Listo? – la voz de Jimin lo sacó de sus pensamientos, veía a todas esas familias con sonrisas nostálgicas. Demasiadas madres consternadas por la pérdida de sus hijos, algunos alfas compartiendo un momento con sus omegas, otros pocos betas y aunque fuera un tanto irónico, demasiados niños –. Saldremos rápido, lo prometo.
— De acuerdo.
— Oye, deberías tomar uno de esos globos también – Jungkook empujó su mejilla interna con su lengua, era claro que el comentario no fue bien recibido – eres parte de los involucrados, sería como un gesto de acompañar a todos. No todo el tiempo será un ataque hacia ti.
— Estás pasando mi límite, no quiero hacer eso.
La discusión seguía mientras avanzaban en medio de la gente, todos ajenos a lo que pasaba con el resto, era un ambiente reconfortante, para muchos un tanto doloroso, todo dependía si la pérdida era reciente o no.
En su pecho podía percibir cierta presión provocada al ver a todas esas familias con sus globos donde escribían los nombres de los seres queridos que ya no estaban, cargaban un botón blanco donde decía el número de cachorros o personas que perdieron. La simple imagen de sonrisas, lágrimas y la risa de los niños estaba siendo sofocante para Jungkook, quien, solamente, quería salir de ahí.
— Hey, te conseguí un botón de staff – Jimin se apresuró a colocárselo en el lado izquierdo de su saco, el botón era similar al que cargaba el resto de personas con la diferencia que en las letras decía "Staff" de puño y letra del pequeño rubio que le regalaba una sonrisa, satisfecho después de haberlo colocado. Jungkook estaba estático en su lugar, agobiado, sofocado, sentía que el aire le faltaba y ni siquiera se debía a la suma de olores, es más, no percibía ninguno – Jungkook, ¿todo bien?
—Tengo que irme.
Hizo a un lado el pequeño cuerpo del omega dejándolo un tanto confundido y al mismo tiempo apenado, sabía que esa sería su reacción, no esperaba menos. Su amigo podía ser un imponente alfa, pero era demasiado susceptible, por fuera parecía ser intimidante, pero solamente era una cubierta falsa que escondía el buen corazón del alfa. Jimin lo vio prácticamente correr entre la multitud, era inútil perseguirlo, lo mejor sería darle su propio espacio.
Mientras tanto, un agitado Jungkook encontraba refugio fuera de la multitud en una banca del parque, alejado de todo, el viento soplaba de manera refrescante, no había más ruido que el de algunos pájaros y un leve aroma dulce, también olía a flores. ¿Aroma dulce? ¿Flores? Abrió sus ojos buscando la fuente del agradable olor, su nariz cosquilleaba con cada inhalación, no identificaba muy bien qué era, pero como si estuviera poseído y guiado por su olfato, sus pies se movieron en dirección a lo que creía lo llevaría al aroma. ¿Qué era? ¿De dónde provenía? ¿Acaso se trataba de una persona?
Dulce, frutal, floral.
Un escalofrío le hizo estremecerse completamente, Diosa Luna, ¿por qué era tan cruel al jugar con alguien como él? ¿De nuevo estaba sucediendo? Se sentía desorientado, confundido y un tanto agitado, intentando encontrar eso.
Entonces tuvo la visión más etérea que en toda su existencia había visto. Un chico no mayor de unos veintitantos años, con cabello rojo brillante, piel bronceada, manos delicadas que sostenían una cámara entre sus largos dedos, con un perfil delicado y marcado; estaba concentrado tomándole una foto a una pequeña flor amarilla, se veía muy pequeño debajo de ese enorme abrigo negro. El cosquilleo en su nariz se detuvo en el momento que hizo contacto visual, podría apostar que fue porque su respiración se detuvo, porque ahora estaba perdido en esos ojos brillantes azul zafiro. El aroma ya no estaba, pero eso no le importó al sentir una sensación burbujeante proveniente de su pecho.
Lindo.
No, era más que lindo, era hermoso, de belleza pura, incomparable a nada que haya visto antes, Jungkook no era alguien de muchas palabras y se sentía tonto al estar parado frente a la criatura más maravillosa sin decir absolutamente nada. Tonto, tonto, tonto, debía decir algo, una frase, un saludo, pero no encontraba las palabras, su cerebro había dejado de funcionar en el instante en el que esos ojos con mirada profunda hicieron contacto con los suyos. Nunca había visto un color así de brillante, se hallaba tan absorto en detallarlo que en el momento en el que el chico se puso de pie haciendo una reverencia para retirarse el pánico lo invadió.
— Es-espera, no quise asustarte.
— Descuide, no lo hizo – le sonrió con una amplia sonrisa, si antes estaba maravillado por su belleza, eso debía ser una clase de golpe final –, solamente estaba tomando un descanso antes del evento principal. Me disculpo si le hice perder su tiempo en buscarme.
Jungkook frunció su ceño en confusión por lo mencionado, ¿a qué se refería con que él lo estaba buscando? Lo vio pasar la punta de su lengua en sus labios en un acto de nerviosismo, se veía más bien ansioso, quizá era un beta, aunque por su constitución física, podría confundirse con un omega, pero la falta de aroma en él lo confundía. Vio más a detalle el cuerpo contrario, tan descaradamente como si fuera algo natural observar de esa forma a las personas, hasta que algo resaltó a su vista, un botón blanco con la palabra "Staff" justo como el suyo. Eso tenía mucho más sentido, Jungkook se miró a sí mismo con un traje demasiado formal y la identificación que Jimin había colocado minutos antes, todo él gritaba jefe del evento.
Lo vio dar unos cuantos pasos hacia atrás al notar que se había quedado callado de nuevo ¿Qué le sucedía ese día? ¿Su cerebro había tomado vacaciones y no le notificó?
— No te disculpes, soy yo quien invadió tu espacio. Solo quería tomar un poco de aire...
— ¿Aire fresco? ¿Estando en el medio de un parque, señor? – está de más decir que el nombre que utilizó para referirse a él no le agradó en absoluto, no era tan grande para que le llamara así. Al mismo tiempo, el chico había encontrado gracioso su excusa de buscar aire fresco en pleno lugar abierto –. No se preocupe, entiendo. Las multitudes pueden ser abrumadoras.
— Sí, son abrumadoras – suspiró pensando en su patética huida de unos minutos atrás – ¿eres parte del staff organizador?
— Soy fotógrafo – alzó la cámara con entusiasmo, acción que le pareció muy tierna a Jungkook – ¿usted, es parte de los organizadores?
— Algo así.
— Gracias por hacer un homenaje así de hermoso – como tú, pensó Jungkook al ver sus mejillas sonrojarse – me dio la oportunidad de obtener este trabajo – hizo una reverencia de noventa grados, casi de inmediato – no lo decepcionaré señor.
Señor, señor, señor, ¿Cuántas veces lo había escuchado decir esa palabra?, sin embargo, viniendo de sus labios, con esa voz profunda podría ser capaz de soportar sentirse cada vez más viejo con tal que fuera él quien lo pronuncie.
— Al contrario, gracias a ti por tu trabajo... – se quedó callado unos segundos intentando buscar algo que lo identificara con su nombre, odiaba en esos momentos no haberse involucrado en este proyecto como en muchos otros, este problema no lo tendría y conocería el nombre del chico –. Lo siento ¿Cuál es tu nombre?
— Mi nombre es Kim Taehyung.
Perfecto, igual que él.
— Gracias por tu arduo trabajo Kim Taehyung. Por favor dime Jungkook.
— ¿Señor Jungkook?
— No, no, solo Jungkook, sin formalidades.
Taehyung no estaba acostumbrado a interactuar con tanta facilidad con las personas, pero el hombre que estaba frente a él hacía que un cosquilleo extraño se instalara en su cuello, algo que le parecía inusual. No tenía miedo de hablar con él y lo más importante, no temía al estar a solas con una persona desconocida, conversando sobre su trabajo. Parecía alguien importante con ese traje azul marino, su cabello negro, con un peinado dividido por mechones largos, un poco de lado dejando ver su frente despejada, sus facciones eran muy masculinas, mandíbula fuerte, nariz un poco grande, ojos oscuros con un brillo especial y labios pequeños. Los cuales no habían dejado de ser lastimados por sus dientes. Tenía un cuerpo musculoso, le quedaba claro que hacía ejercicio gracias a lo ajustado de su camisa.
De manera nerviosa, lo vio acercarse un poco más a él rompiendo la distancia, no sabía el porqué de su actuar, pero algo en su interior le decía que avanzara. Su nariz no percibía un aroma, quizá era un beta, aunque su cuerpo gritara alfa
— ¡Tae!
— ¡Jungkook!
Su casi encuentro más cercano se vio interrumpido por sus acompañantes a quienes claro que habían olvidado por completo, Jungkook maldijo por lo bajo al rubio de labios abultados que tenía frente a él dándole un discurso de lo preocupado que se encontraba por haberlo perdido de vista y no saber en dónde estaba, robándole la vista del pelirrojo, estando avergonzado por la situación, quien era igualmente interrogado por un joven alfa que lo tomaba del brazo para ir hacia otro lugar, pudo notar la tensión en el pequeño cuerpo y eso solo provocó que algo en él despertará. Un gruñido salió sin pensar del pecho del alfa, dejando a todos en silencio. ¿Eso había salido de él? No lo había controlado, simplemente salió.
— Lo lamento, señor, no queríamos molestar. Le prometo que no se repetirá. – vio como el otro chico hacía una reverencia hacia ellos junto con el pequeño que se había robado su respiración –. Vamos Tae debemos ir, el evento principal comenzará.
— ¿Jungkook, estás bien? Si es por el evento no te preocupes, ya entendí que no quieres estar aquí.
— ¿En dónde se hará el evento principal?
— ¿Eh? En el centro del parque.
— Tengo que llegar hasta ahí hyung.
El omega se quedó sorprendido por la velocidad con la que el menor comenzó a avanzar, dejándolo solo ¡de nuevo! Era el colmo, lo había buscado como loco y lo único que recibía era una actitud bipolar de un segundo al otro. Jimin maldijo el momento en el que decidió ser él quien cuidaría y aseguraría la llegada de Jungkook al evento, parecía un trabajo sencillo, siendo que desde hacía tiempo dejó de ser ese niño hiperactivo para convertirse en un melancólico de primera. Ahora tenía esa mirada brillante que no veía desde hacía un año atrás. Sus piernas trataron de llevarle el paso al menor que, sin importarle las personas que se cruzaran en su camino las esquivaba con facilidad, a diferencia de él que terminaba siendo atropellado.
— Fíjate por dónde caminas – esa voz, el malhumor y el ceño fruncido le dejó más que claro de quién se trataba – Jimin, qué les sucede a ustedes dos ahora.
— Hyung, ¿viste pasar a Jungkook?
— Que, si lo vi, casi me pasó encima con tal de pasar – con desagrado se limpió el falso polvo que tenía en su ropa. Jimin lo observaba con exasperación mientras seguía buscando con la mirada al alfa prófugo de su cuidado – ahora qué se traen ustedes dos corriendo por todo este lugar.
— No es mi culpa, comenzó a correr como si estuviera poseído. Ni siquiera quería bajar del auto cuando llegamos, luego se perdió entre la multitud escapando de todo, cuando lo encontré estaba con un chico raro y no me ponía atención a lo que estaba hablando cuando le dije que...
— Ya, ya, basta. Harás que me duela la cabeza con tanto parloteo. Ve al grano. ¿Dónde está Jungkook?
— Se dirige al evento principal de globos.
— ¿Qué cosa?
Sí, que el pelinegro estuviera corriendo hacia el punto principal del homenaje, con todas las personas teniendo las emociones a flor de piel y con él corriendo como poseído, tratando de encontrar una cabellera roja, debía ser el acontecimiento del año. Pero ahí estaba, agitado, sudado, con falta de oxígeno, mareado y muriendo de sed.
¿Qué tan difícil era encontrar a un chico con cabello rojo entre una multitud vestida de blanco? Al parecer el destino estaba en su contra luego de dejarlo ir. Si este era un castigo divino, se arrepentía de que su cerebro decidiera dejar de funcionar correctamente en esos momentos.
Por favor, por favor, por favor.
Rogaba a la Luna para que le permitiera tener una oportunidad más, se sentía codicioso pidiendo aquello. Debía estar volviéndose loco para sentirse así de perdido entre tanta gente por no encontrar a una persona. Era como buscar una aguja en un pajar. Frente a él se encontraban reunidos todas las familias preparadas con sus globos, listos para soltarlos al cielo. El maestro de ceremonias estaba informando cómo sería el acto simbólico. Jungkook daba vueltas en su sitio buscando con la vista hacia el escenario, esperando que ahí se encontrara.
Uno
Había comenzado la cuenta regresiva para el evento principal y lo único que tenía en su mente era que un beta se había robado su corazón, los tirones en su pecho no eran normales, a menos que estuviera por sufrir un infarto, solo podría significar que estaba cerca.
Dos
No podía olvidar ese par de ojos azules, que le habían hipnotizado, había algo particular en ellos que ocultaban secretos, sentimientos por revelar, un alma que rogaba ser consolada. ¿Por qué le importaría saber todos esos secretos? ¿Por qué inesperadamente su interior pedía a gritos por encontrarlo?
Tres
Lo encontraría, si lo habían contratado en la empresa buscaría en cada papel del proyecto hasta dar con él.
— Jungkook – la voz de su hyung lo sacó de sus pensamientos, sostenía un globo con un listón, el cual con una mirada culpable se lo extendía – estamos contigo, soltémoslo juntos.
Pronto tuvo a la vista a Jimin con una sonrisa esperanzadora ante la idea que había tenido, le había pedido a Yoongi que fuera él quien se lo propusiera, algo así como entre alfas se entienden. Contra todo pronóstico de las posibles reacciones que podía tener el menor de todos, tomó el globo con el único fin de algo, un acto egoísta y codicioso.
Por favor libérame para encontrarlo
Cerró sus ojos esperando el momento justo, concentró sus sentidos en lo que le rodeaba, buscando un aroma, tomando el cosquilleo en su pecho como guía. Hasta que algo vibró dentro de él, un gruñido ronco que salía desde algún escondite dentro de él mismo se escuchó, entonces fue capaz de soltar el listón, dejando volar el globo blanco con el resto, uniéndose en el mensaje masivo de todos los presentes. No había notado que unas cuantas lágrimas salían de sus ojos, realmente no se sentía triste, tampoco eran provocadas por ningún sentimiento. Entonces, ¿Qué significaban esas gotas saladas que no dejaban de salir de sus ojos?
Taehyung seguía tomando fotos como si de una ráfaga se tratara, la razón era porque quería captar todo el recorrido que hacía la nube blanca de globos que se elevaban con el viento. Por unos segundos sintió el cosquilleo de nuevo en su cuello y como acto reflejo llevó su mano al lugar, se sentía como un burbujear. Su humor había mejorado luego de su repentino encuentro con Jungkook, el porqué no lo sabía. Más aún conociendo que se trataba de uno de los representantes de la empresa que los habían contratado a él y Bogum.
Bogum le había mencionado que ese hombre era Jeon Jungkook, el jefe de publicidad de la compañía asociada al evento del homenaje ¿Cómo era posible que fuera tan atractivo? Siempre imaginó que los jefes eran hombres mayores, casados, con vidas resueltas y amargados con la vida. Al menos esa era la visión más cercana que tenía, nunca esperó a alguien joven, que actuara con tanta naturalidad hacia un empleado, ni siquiera se inmutó cuando le dijo que trabajaba para él. Todo lo contrario, le dijo que le llamara por su nombre.
Señor Jeon.
— Tae, debemos irnos. Muero de hambre, te invito a comer en una cafetería cercana – Bogum se acercó a él luego de plantearse muchas veces si interrumpir el momento tan introspectivo que parecía tener el pelirrojo era lo correcto – ¿Taehyung?
Recibió una mirada de vuelta que le daba a entender que tenía su atención, pero se distrajo por unos segundos al ver sus ojos, ¿había sido su imaginación? Era imposible.
— ¿Qué sucede hyung? Me estás viendo raro. Es por lo que dije – Bogum ni siquiera se había dado cuenta de que el pelirrojo le había contestado algo respecto a su invitación. Perdería su oportunidad por perderse en sus pensamientos –. No es que no quiera, simplemente es que le prometí a la señora Eunyeong que regresaría por la tarde a comer con ella.
— No te preocupes Tae, entiendo que quieras acompañarla – recibió una sonrisa a medias, conocía ese gesto. Nunca una sonrisa completa y brillante, siempre tendría una que escondía el verdadero sentimiento o en este caso la verdad – Taehyung, ¿puedo hacerte una pregunta?
— Dime.
— ¿Utilizas lentes de contacto todo el tiempo?
— Olvidas que no tengo dinero para comprar mis anteojos y preguntas si utilizo lentes de contacto.
— Es solo que, juraría que tus ojos...
— ¿Qué pasa con ellos?
— Nada.
Bogum hubiera apostado que por unos milisegundos los ojos del beta eran de diferente color, uno oscuro y el otro azul; la única respuesta lógica sería que utilizara lentes, pero tenía razón, apenas podía pagar sus lentes con graduación, no podría costear algo así. Además, el sentimiento de sentirse engañado todo ese tiempo fue reprimido en su interior, regañando a su animal interno por poner su orgullo antes que la confianza en Taehyung.
Taehyung se despidió de su buen amigo con una reverencia y dando pasos ágiles para alejarse del lugar, no es que no le agradara la propuesta de comer un poco, es solo que, Bogum no se merecía estar con alguien como él, por eso prefería alejarlo todo el tiempo. Evitaba tener contacto físico más del necesario, no dejaría que lo olfateara, se sentía expuesto cada vez que alguien hacía algo como eso. Entonces, ¿Por qué dejó que ese beta se acercara tanto a él?
Él estaba muy concentrado tomando fotos de aquella pequeña flor que sería su inspiración para el día de mañana, cuando un olor fresco le invadió. Al principio pensó que se trataba de la naturaleza que le rodeaba, pero luego se fue intensificando hasta hacerlo alzar la mirada.
Jamás hubiera esperado que el estremecimiento de alguien tan cerca de él le provocaría una calidez peculiar. Pero así había sido, se veía tan elegante, con un porte que imponía respeto, pero no del tipo que utilizaban los alfas, era natural, menos agresivo, mucho más atrayente, tanto así que el aroma que estaba buscando desapareció o al menos su sistema ya no lo registró. Incluso su nombre era perfecto.
Jungkook
No podía pronunciarlo en voz alta porque sentía un cosquilleo en sus labios al pronunciarlo. Lo dijo una sola vez y fue suficiente para darse cuenta de que ese hombre era demasiado para él. Como el resto de personas buenas. ¿Quién querría a alguien como él? Pero él le agradeció por su trabajo, ni siquiera lo había visto y le dijo que hizo un buen trabajo. Quizá solamente fue cortés, quizá era parte de su educación. Y Taehyung era muy poco para recibir tales modales.
"Es mejor flotar en el ambiente de un perfil bajo"
"Flotar alrededor de todos, sin ser visto"
"Una sociedad ciega que romantiza la vida, porque nos ocultamos detrás de máscaras"
"Todos somos pasajeros de la vida"
"Aprueba de balas, ocultos en la oscuridad, con temor a la luz"
Su primer encuentro... aaah el amor..
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