OO3 : 𝚏𝚒𝚛𝚜𝚝 𝚟𝚒𝚌𝚝𝚒𝚖
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Seonghwa cuando trata de hacer un trabajo, siempre se cerciora de que todo salga bien, por no decir que a la perfección.
Durante tres días consecutivos había estado siguiendo los movimientos de Soyeon, para él era fácil pasar desapercibido en la escuela, todos lo veían como el mismo chico ejemplar del cuerpo estudiantil, alguien incapaz de romper las reglas del colegio, por eso cada vez que Soyeon observaba a Seonghwa cerca suyo, éste simplemente le saludaba con una linda sonrisa y ella le respondía con un suspiro cansado para después ignorarlo. Claro que ni ella misma pensaba ni se daba la idea de que era vigilada por él.
Seonghwa había descubierto un secreto sucio de ella y uno que tomara a su favor para poner en práctica la primer parte del plan: ella era cleptomana.
Él había notado como todas los días, después de medianoche ella solía acudir al mismo 7 eleven, y cada una de esas veces hacía exactamente el mismo proceso: se paseaba por todos los anaqueles como queriendo buscar algo, transcurridos alrededor de 7 minutos se dirigía a uno de los refrigeradores, pasaba los dedos por las etiquetas para finalmente voltear a ambos lados rápidamente, tomar una botella de vodka y meterla dentro de su chaqueta. Con ambas manos en su chaqueta volvía a hacer el mismo procedimiento de recorrer los anaqueles y por último salía sin más de la tienda.
Aquello le pareció algo bastante estupido y de principiantes, pensó Seonghwa, pero admitía que le hacía el trabajo más fácil a él para deshacerse de ella. Incluso a esas alturas se preguntaba cómo ningún gerente de la tienda descubría la baja de los productos y no hacían uso de las cámaras de seguridad para monitorear de vez en cuando, no lo conocía pero el mismo Seonghwa pensaba que era un idiota, a quien si conocía era al cajero, era un chico más joven por unos años que él, se llama Kim Seonwoo, pero todos lo conocían por Sunoo, era un joven bastante despistado y ambos habían asistido al mismo colegio en su época de secundaria, sin embargo había descubierto algo que podría ayudarle aún más y que involucraba a aquel chico.
Finalmente después de haber reunido toda la información necesaria había decidido que finalmente pondría en práctica aquel plan, ya era el día, ya era hora de terminar con toda esa mierda que arruinaba lo que para él sería el comienzo de su vida amorosa.
Ese mañana, en la escuela llegó como si nada, con su característica sonrisa y saludando a la mayoría de los alumnos, sin embargo al no percatarse bien a su derecha termino chocando hombros con alguien más, logrando tirar lo que sea que tuviera la otra persona, derramando hojas por doquier.
—¡Fíjate, idiota Park! —Seonghwa logró reconocer la voz de Soyeon mientras la veía recoger las hojas, sin importar maltratarlas en el proceso.
—Lo siento mucho, no era...
—Ahorrate tus estupidas disculpas y quítate de mi camino, imbecil de mierda —le interrumpió dedicandole una mala mirada y tirando de un manotazo los libros que llevaba Seonghwa en sus brazos para después alejarse a pasos fuertes.
El rubio se hincó para ir recogiendo sus libros, pero otro par de manos se acercaron para ayudarlo, al levantar la mirada notó la cabellera azul de Hongjoong y su corazón se aceleró de gran manera, al recoger todo ambos se levantaron, Hongjoong le dedicó una tímida sonrisa y salió corriendo rumbo a las aulas. Aquello Seonghwa lo tomó como una motivación para seguir con todo y no detenerse a nada.
Al terminar la jornada de aquel día, Seonghwa salió como si nada, caminaba con la particular calma que le caracterizaba, sin embargo se desvió hacía los casilleros contrarios donde se encontraba el suyo, caminando en dirección a Kim Chaewon, una de las chicas más dulces y tiernas que había en el colegio, siempre la conocían como la chica peachy, ya que siempre desprendía un dulce aroma a durazno.
—Hola Chae ¿cómo te va?
—¡Hola Hwa! Pues todo va excelente ¿qué tal a ti? —preguntó con un tono realmente dulce.
—Todo bien, al parecer... oye ¿recuerdas que me habías pedido el nombre de aquel chico que me saludó en la feria estatal cuando estábamos en el tiro al blanco?
—¡Como olvidarlo! Se veía super lindo y tímido...
—Pues resulta que me pidió tu número ya que le gustaría salir contigo algún día, pero creo que seria mejor que él te lo pidiera a ti personalmente, él trabaja de noche y tiene su descanso casi a medianoche, quizás podrías ir a verlo.
—No lo sé, Hwa, suena muy tarde y yo...
—¡Vamos Chaewon! No puedes perder una oportunidad como esta ¿no eras tu la que me decía que morias por salir en citas con un chico guapo y así?
La chica de cabello corto asintió pensativa.
—Yo te acompañaré hasta donde se van a ver, y ya él se encargará de acompañarte a tu casa —insistió el rubio.
—¿Entonces lo vería hoy?
Seonghwa asintió con una enorme sonrisa linda, creando confianza en la joven quien terminó accediendo. Ambos jóvenes se acompañaron hasta la estacion del subterráneo mientras se ponían de acuerdo para la "reunión" de medianoche.
Seonghwa el resto del día se dispuso a ver la televisión como si nada, como si lo que viniera a suceder fuera lo más normal del mundo, cuando dio la hora establecida se levantó de su asiento y fue a cambiarse el uniforme por otra ropa más adecuada, fue al armario y sacó las prendas necesarias, se colocó su chaqueta de cuero negra, pantalones aterciopelados negros y sus botas del mismo color, sacó de su cajón sus guantes de cuero y se los colocó, después tomó lo que sería un destornillador que guardó por dentro de la chaqueta y salió rumbo a el punto requerido.
La calle estaba totalmente solitaria debido a la hora, solo se escuchan los sonidos de los grillos a través de la oscuridad de las banquetas, en todo momento llevaba sus manos dentro de la chaqueta para no dejar ver sus guantes, conforme llegaba al lugar dicho desde lejos observaba a Chae parada bajo una señal de tránsito, jugando con sus pies. Soltó una risa nasal ante la imagen.
—Hola de nuevo, Chae ¿lista?
La joven asintió y sin más, ambos caminaron al siguiente punto de reunión, el frío se hacía bastante presente y la joven comenzaba a maldecir por la simple idea de haber salido con una falda puesta.
—Tranquila, ya llegamos, espera aquí mientras voy por él ¿de acuerdo? No tardaremos ni 5 minutos.
Chaewon asintió mientras Seonghwa caminaba rumbo al siguiente punto, el 7 eleven. Al llegar vio afuera de la tienda a Sunoo, quien al ver al rubio corrió en su dirección.
—Muy bien Romeo, tu Julieta está esperando por ti frente el cruce de la avenida, no olvides llevarla a su casa.
—¡Se lo agradezco hyung!
—¿Qué pasará con la tienda? ¿Alguien te cubrirá? —indagó Seonghwa.
—No pasará nada mientras las cámaras estén prendidas, eso no me importa, ahora debo irme ¡gracias de nuevo, hyung!
Seonghwa asintió dándole el paso libre al chico, viendo como corría en dirección donde él venía, pero en cuanto lo vio perderse entre la oscuridad de la calle, la sonrisa fue remplazada por una de seriedad total, listo para lo que venía.
Camino hacia la parte trasera de la tienda deteniéndose frente a una caja de metal pegada a la pared de la tienda, saco el destornillador y sin dudarlo lo incrustó en donde iría la cerradura, la fuerza que había ejercido había logrado romper donde se supone iba la llave, así que solo fue cuestión de algunos movimientos y golpes para lograr abrir la caja revelando distintos comandos.
—Mierda...
Seonghwa probó con el primer interruptor, pero al ver que ese apagaba las luces del negocio negó y volvió a encenderlo, después probó con el tercero y quiso comprobar si era el correcto, por lo que fijó su vista en una de las cámaras que apuntaba al patio de la calle y sonrió al notar que había dado en el blanco. Las cámaras de seguridad estaban desactivadas. Regreso a la caja metálica detrás de la tienda y quito del destornillador para guardarlo nuevamente dentro de la chaqueta, más el sonido de la característica tienda ser escuchada lo hizo alertarse, reviso la hora en su reloj de muñeca notando la hora: 12:15am.
Se acercó cautelosamente hasta las ventanas de la tienda intentando averiguar quién había sido la persona que había entrado, al observar quien era sonrió ampliamente, pero no era una sonrisa como las que les obsequiaba a sus compañeros de clase, sino era una sonrisa malévola, oscura.
Entro a la tienda dejando sonar la campana nuevamente, con la mirada baja se dirigía hacia algunos anaqueles, tomaba los productos, los veía sin más y los volvía a arrojar en su lugar, así hasta llegar a los refrigeradores, quedando fente a Soyeon. Ella al verlo rió sarcásticamente.
—Hola Soyeon...
—¿Que buscas imbecil? Si lo que quieres es que te pida disculpa por lo de tus estupidos libros pierdes el tiempo, ahora quítate de mi vista —dijo abriendo la puerta del refrigerador mientras veía las bebidas.
—¿Siempre eres así? ¿Un asco de persona que disfruta hacer sentir mal a los demás solo para sentirse superior? Déjame decirte que con esa actitud de mierda no irás muy lejos Soyeon —el rubio mencionó sin una pizca de alegría en su rostro, ella al escuchar eso levantó lentamente la mirada hacia él, más al ver una mirada fría sintió un escalofrío y no sabia la razón.
—¿Y eso a ti que mierda debería importarte? Nadie se mete contigo, ¿de verdad haces esto solo por la escenita de haberte tirado tus cosas? Definitivamente eres un idiota.
—No lo comprendes, odio a la gente que abusa de los más débiles solo para generar un miedo y sentirse superior a ellos ¿crees que eso es divertido? ¿Verlos llorar y temblar de miedo es divertido? La arrogancia conduce al crimen. Vi tantos chicos lastimados de diversas maneras que arruinó mi mente y eso jamás lo voy a olvidar, ni mucho menos perdonar.
Seonghwa no le dio tiempo a Soyeon de replicar algo porque de un momento a otro había sujetado con fuerza su cabello, haciéndola doblegar, sus rodillas habían golpeado fuertemente al suelo haciendo eco en el lugar, su cabeza doblada hacia atrás debido a la fuerza que ejercía el rubio, ocasionando gran dolor en el cuello y cabeza de la joven.
La puerta del refrigerador seguía abierta y se podía percibir como el humo frío seguía saliendo de éste, la chica no podía dejar de soltar quejidos de dolor debido a la incómoda posición en la que se encontraba.
—¡¿Acaso estas demente?! —gritó ella, pero solo obtuvo un tirón más fuerte que hizo el rubio, logrando que su cabeza se hiciera más hacia atrás. Sin pensarlo, se arrodilló a su altura, pero manteniéndola en la misma postura y se acercó a su odio izquierdo. Soyeon de nuevo sintió un escalofrío al sentir el aliento del contrario.
—No soy un demente, solo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo, pero de algo es seguro es que odiaras haberte metido con Kim Hongjoong —todo esto lo había dicho con una sonrisa maliciosa en el rostro, se levantó de nuevo y dejó de sonreír.
—No sabes con quien te estás metiendo... —hablaba ella con dificultad.
—Vuelve a decirme eso, pero en el infierno, Soyeon.
Y sin pensarlo, Seonghwa con su mano libre sostuvo la puerta del refrigerador y con la mano que sujetaba su cabello tomó fuerzas y estampo el rostro de Soyeon contra el vidrio, lo hizo una, dos, tres veces y el cristal ya había comenzado a cuartearse, el rostro de ella estaba casi bañado de su propia sangre que escurría de su cráneo.
—Es... espera...
Y nuevamente Seonghwa volvió a estampar el rostro y craneo de ella con fuerza contra el vidrio, sin embargo este logro romperse y la cabeza de Soyeon había quedado incrustada entre el vidrio roto de la puerta, los picos habían quedado incrustados alrededor de toda su cara y la sangre no dejaba de caer desde su rostro hasta el suelo, la respiración de ella era entre cortada para finalmente dar su último aliento de vida.
Seonghwa observaba lo sucedido con total frialdad, ver el rostro de ella atorado entre ese agujero roto del vidrio de la puerta lo había sentir mejor por un momento, y también había reunido más motivación a seguir lo que tenía en mente, después dejo salir una carcajada grave mientras caminaba hacia la caja registradora.
—Después de todo, si es divertido verte suplicar por ayuda.
Seonghwa tomó un chocolate con almendras de la caja, saco un par de billetes de su chaqueta y los arrojo a la barra para después salir como si nada de la tienda. Camino de vuelta hacia la parte trasera de la tienda, activo las cámaras de seguridad nuevamente y camino de vuelta a casa, mientras desenvolvía el chocolate y le daba una mordida.
Poco le importaba su ropa salpicada de sangre, su plan había salido mejor de lo que esperaba y estaba orgulloso de ello.
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