Ailee no estaba del todo segura y ChungHa al inicio se negó, no quería perder a nadie ni que nadie saliera lastimado. Pero todos sabían que el tiempo para el chico era limitado, debían hacer algo, buscar una solución, aunque YooRi no quisiera admitirlo, la opción de usar magia negra podría funcionar. Tanto Ailee como ella recordaban ciertas cosas de sus padres, la magia negra era algo natural en ellas, pero con el tiempo si dejabas de usarla podías perder la adicción de utilizarla a tu antojo.

JungKook estaba nervioso por supuesto, pero se mantuvo callado. Nunca lo dijo, de nuevo estaba en aquella sala sentado en medio de ambas hermanas, ChungHa si se mostraba inquieta, si algo salía mal todo se vendría abajo. Por alguna razón tenía un mal presentimiento.

El proceso del embrujo empezó, YooRi pensó que sería difícil usar el lado oscuro de su magia, pero no, ésta apareció con facilidad haciéndole sentir más poderosa que nunca pero también sintió una corriente helada recorrer su cuerpo, se guió por su hermana, de lo que decía o hacía. Todo iba bien hasta que JungKook de un momento a otro perdió la consciencia.

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—Oye, ¿Puedes escucharme? —esa era YooRi. JungKook abrió sus ojos sintiéndolos algo pesados, su noona estaba allí mirándolo, estaban en su habitación— ¿Cómo te sientes?

— ¿Qué sucedió? —intentó levantarse.

— Mejor descansa, Ailee dice que luego de una maldición te sientes agotado y es normal—hizo que se recostara de nuevo, sus rulos estaban recogidos en una coleta alta.

— ¿Lo lograron?

—Así es—sonrió ladinamente—Fue...aterrador saber que puedo usar esa clase de magia sin problema, Ailee me ayudó mucho, tu maldición no está JungKook.

El chico sonrió aliviado de saberlo, pero tenía una duda.

— ¿Cómo podemos saber si realmente se fue?

— Con los días, Ailee comprobó todo y estás sano—acarició su cabello—Lo hice.

—Te dije que lo harías—le recordó.

— Tienes que dormir, recupera fuerzas y luego hablaremos.

— Noona—tomó su mano antes de que se marchara. Cuando sus ojos cafés lo miraron prosiguió— ¿Tú...vas a...irte con tu hermana? —preguntó con el temor de la respuesta. YooRi tardó mucho en responder y eso le inquietó, sobre todo cuando ella volvió a sentarse en la cama tomando su mano con ambas manos—No, no lo digas.

— JungKook...

— Me olvidé de esto—bajó la vista a sus manos—Olvidé que...era lo que querías. Supongo que... ¿Así son las relaciones?

— No lo sé—YooRi acarició su mano sintiéndose pequeña entre sus dedos—Nunca he estado en una, ya te lo dije, pero...nada es perfecto, ni siquiera la magia hace la perfección—JungKook se encontró con sus ojos—Hablé con mi hermana, le confesé mis sentimientos hacia ti—sonrió algo avergonzada—Ella respeta mi decisión, al contrario de lo que piensas, no quiere llevarme a ningún lado—el chico se mantuvo callado aun así—No voy a irme, JungKook, si queremos tener una relación y aprender a formarla debemos estar presentes, ¿No? Debemos...dar todo por ella.

—¿Enserio vas a quedarte? —parecía dudoso aún.

YooRi se inclinó depositando un dulce beso en sus delgados labios. Sonrió de nuevo al alejarse asintiendo.

— Voy a quedarme por ti.

Y esas simples palabras no podían hacerlo más feliz.

Varios meses después

El invierno había llegado después de tantos meses, para JungKook se estaba volviendo una de sus estaciones favoritas porque siempre ocurría algo y hasta el momento sólo cosas buenas estaban pasando. ChungHa junto a YooRi seguían curando personas o ayudándolas con su magia, JungKook las ayudaba siempre en lo que necesitaran, pero incluso cuando su maldición desapareció, su magia nunca hizo intentos de aparecer, por alguna razón, el chico simplemente nació así.

La relación entre ambos iba más que bien.

Los dolores en el corazón nunca más volvieron a aparecer. Realmente se habían ido.

—Sigo insistiendo que podemos aparecer el dinero con magia.

— ¡Ya! —YooRi golpeó su brazo—Tienes que esforzarte para conseguirlo tú mismo, tonto.

— Sería aburrido conseguirlo de ese modo—ChungHa estaba contando las monedas en la mesa de lo que habían hecho en la semana—Aunque, algunas brujas o brujos hacen esa táctica.

— No le des ideas—advirtió la chica.

— Esto es tuyo—la rubia le dio una bolsa con monedas al muchacho—Tu parte por ayudarnos cuando necesitamos algunos ingredientes del pueblo, esto es de YooRi—le entregó otra bolsa—Y esto es mío.

JungKook de inmediato se puso a contar sus monedas, incluso cuando les sacaban la cuenta frente a sus ojos él insistía en volver a contar sólo para asegurarse.

— Escuché habrá un baile en el pueblo, por el invierno—ChungHa sonrió—Deberíamos ir.

— No soy buena bailando—YooRi negó con la cabeza—Además quiero limpiar un poco esta casa—miró alrededor—JungKook puede acompañarte.

— Vamos, YooRi, no seas aburrida.

— No soy aburrida, simplemente no me gustan esas cosas.

— Está completo—JungKook sonrió— ¿A dónde vamos a ir?

— Al baile, pero tu novia no quiere.

— No soy su novia—YooRi rodeó los ojos. Si lo era, pero escucharlo era tan...asquerosamente lindo.

— Eso no parece por las noches—bromeó ocasionando un sonrojo en el chico— ¿Cierto Kookie?

—Ahh...—el pobre tragó con dificultad—Creo que...deberíamos ir—miró a YooRi—Siempre estás aquí trabajando.

— Estaré bien, insisto, vayan ustedes.

JungKook hizo una mueca de desacuerdo, pero se le ocurrió algo, podía acompañar a ChungHa y dejarla en el pueblo para luego regresar a casa, así estaría con su noona a solas.

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YooRi no recordaba tener tanto polvo en esa casa, ChungHa siempre acostumbraba a limpiar, pero en sólo una semana todo se había ensuciado. La chica de rulos se ayudaba con su magia para mover lo más pesado, mientras pensaba en su hermana, le había escrito hace poco en una carta, todo estaba bien con ella y su familia. Sus padres habían aparecido dando señales de vida, pero YooRi le había pedido que no contara nada sobre su relación con JungKook.

Y JungKook no sabía de esto.

Mientras colocaba la tetera a calentar sintió una punzada en el pecho, exactamente en el corazón. YooRi llevó sus manos al pecho sintiendo que dolía al latir. Se quejó un poco intentando respirar, pero era poco oxígeno el que inhalaba. Miró alrededor sin saber a quién acudir, estaba sola.

— JungKook...—salió de la cocina cayendo al suelo. Estaba hiperventilando, no podía respirar y su corazón estaba doliendo demasiado. Recordó cuando a JungKook le pasaba exactamente lo mismo, intentó gritar, pero sabía que no la escucharían.

— Noona, te traje un rega... ¡YooRi! —corrió a la chica en el suelo—Respira, respira.

Eso intentaba, pero no podía. Lentamente el dolor fue desapareciendo, pero su corazón también fue deteniéndose, JungKook no podía ir y buscar a ChungHa, tardaría demasiado. No sabía qué hacer y el miedo lo paralizó.

— No, no, respira, por favor respira—suplicó sosteniéndola en brazos. YooRi miró aquellos ojos que siempre tenían un toque de dulzura, ahora estaban angustiados y aterrados—No me dejes, por favor. Noona, no te vayas—comenzó a sollozar. La cargó de inmediato en brazos saliendo de casa— ¡Ayuda! —su voz se escuchaba tan sola— ¡Alguien que me ayude, por favor! —los ojos de YooRi estaban cerrados— ¿Noona? —se detuvo cayendo de rodillas, movió sus brazos intentando despertarla—Noona, por favor—sollozó como un niño pequeño.

Sin perder el tiempo tomó su pulso con su mano temblorosa, las lágrimas seguían cayendo por su rostro y el miedo se apoderó de él. Intentó darle respiración boca a boca con la esperanza de que despertara, hizo presión en su pecho sin dejar de sollozar. Estaba tan asustado como nunca lo había estado.

En medio de la angustia, JungKook la cargó de nuevo llevándola a casa. La recostó en la cama prometiendo volver luego, salió de casa corriendo lo más rápido que podía. Un rato después, a la casa entró acompañado de ChungHa.

— ¿YooRi?

— No responde, tía, noona no despierta.

ChungHa intentó usar su magia con ella y JungKook no dejaba de llorar. Por lo general cuando de niño lloraba era noona quien lo consolaba si ChungHa no estaba, el arrepentimiento comenzó, no debió acompañar a la rubia.

La peor parte fue cuando ni con magia ChungHa pudo revivirla.

JungKook negó con su cabeza cayendo al suelo entre llantos, eso no podía ser posible. Su noona...no podía estar muerta, la maldición se había ido.

— No, no...—llevó sus manos a su cabeza.

Y aunque ChungHa siempre lo consoló y apoyó, esta vez ella estaba peor que el pobre muchacho.

Lloremos T_T

Pero se viene el epílogo :3