⇝5⇜
Seokjin caminaba a toda prisa, tratando de llegar a la cafetería y conseguir algo de comer antes de que terminase su corto descanso de quince minutos. No había cafetería en la escuela, así que tenía que cruzar toda la calle, yendo a la más cercana. Iba poco atento, distraído con una lista de cosas que debía hacer al volver a casa, y cuando vio el semáforo en verde, cruzó sin pensarlo mucho. Lo siguiente que oyó fue un pitido, el sonido de un frenazo, y un destello de luz a su derecha lo hizo tropezar, casi cayendo al suelo. Vio su vida pasar por delante de sus ojos, creyendo que iban a atropellarlo, y antes de poder darse cuenta, se encontraba de nuevo en la acera, a salvo, siendo sujetado por un alfa de expresión preocupada.
—¿Te encuentras bien? Madre Luna, ese loco... —el omega no pudo responder, demasiado confuso como para ello, y simplemente vio como el alfa desconocido lo soltaba con suavidad y se acercaba al coche ahora detenido, picando a la ventanilla —¡Podrías ir con un poco más de cuidado, idiota!
Solo entonces volvió con Seokjin, notándolo aún en shock, y le tomó del brazo suavemente, apartándolo de la carretera.
—¿Estás bien? No pasó nada, tranquilo —Lo que ninguno de ellos se esperaba era que Seokjin se soltase a llorar, relajándose al verse a salvo, y el alfa lo sujetó con cierta consternación, no queriendo dejarlo solo en ese estado—. No fue nada. Estás bien, ¿ves? Ni un rasguño.
Su voz era suave y tranquila, sus manos cálidas, y logró calmarlo en unos minutos, sentados en un banco. Seokjin no se atrevía a decir nada, algo avergonzado, y el alfa parecía tímido, o tal vez temeroso de asustar al omega.
—¿Mejor? Pobrecito, qué susto te has llevado. Me llamo Jaehwan, pero todos me llaman Ken, ¿y tú?
—Seokjin. Bien, Seokjin, tienes un nombre muy bonito. ¿Qué te parece si te invito a un té? Te ofrecería un café, pero creo que no sería muy bueno para los nervios.
Tenía una voz bonita, y había algo en él que le inspiraba confianza. Además del aroma a romero y eucalipto, Seokjin podía sentir un leve aroma a nuez, algo tan suave que podría pasar desapercibido. Por un segundo creyó que tal vez era perfume, pero, ¿qué alfa con esos aromas tan deliciosos querría usar un perfume? Lo descartó, y se dijo a sí mismo que la nuez era parte del aroma de Ken.
—Supongo que estaría bien, sí... —comenzó, tímido, pero entonces oyó a lo lejos el sonoro timbre de la escuela de omegas, y se sobresaltó, dándose cuenta de que ya había pasado su descanso— Mierda. Perdón, pero tengo que irme...
—Oh, ¿vas a la escuela de omegas aún? Bien, mira, lo solucionamos así. Puedes darme tu número, y te hablaré en cuanto pueda, para que quedemos y tomemos algo, ¿te parece bien?
Y Seokjin, que no solía caer en eso, no pudo decirle que no a aquella sonrisa. Se preguntó a sí mismo qué estaba haciendo, mientras corría de vuelta a la escuela, no queriendo llegar tarde.
Los días pasaban lentos pero seguros, las clases de aquel día habían finalizado, y los dos jóvenes omegas esperaban a su nuevo amigo en un banco a la puerta de la escuela. Desde que empezaron a juntarse con Seokjin, pareció que todos los demás comenzaron a ignorar la presencia de ellos dos, pero sinceramente, lo preferían así. Eran felices los tres juntos.
Era un magnífico día de primavera, el sol acariciaba suavemente sus rostros y su calidez los inundaba por completo, haciéndolos sentir felices. Aquel lugar era un hervidero de hormonas de alegría, y no era para menos. El espléndido día solo vaticinaba la llegada del verano en un par de meses, y con él, las esperadas y merecidas vacaciones.
Jimin estaba concentrado, mirando fijamente el suelo sin pensar en nada, sosteniendo en brazos al robot que ese día debía llevarse a casa, y Taehyung simplemente jugueteaba con el suyo, sabiendo que faltaba poco para llegar a su casa y que su madre le diese su comida, cuando Seokjin apareció detrás de ellos, caminando con calma para ponerse a su frente.
—Bueno, ¿vamos o qué? —gritó, dando dos palmadas, sacando a Jimin de su ensimismamiento y asustando a Taehyung, quien dio un pequeño salto en su asiento
—Por la Madre Luna, Jin hyung, casi me matas del susto —recriminó el rubio, llevándose la mano al pecho con dramatismo.
—¿A que no sabéis que me pasó hoy cuando salí a la cafetería de allí enfrente durante mi receso? —Seokjin le ignoró, tirando de los brazos de ambos para levantarlos de sus asientos y así comenzar a caminar juntos, con los brazos entrelazados de mala manera.
—Pues, si no nos lo dices, no podemos saberlo —replicó Jimin—. Como sea, cuéntanos.
El pelirrosa respiró hondo, tratando de contener su emoción.
—Pues... Casi me atropellan —confesó, dando pequeños saltos sobre las puntas de sus pies y aplaudiendo, soltando feromonas de felicidad.
Instantáneamente Taehyung se emocionó también, agarrándose a su hyung y saltando junto a él, habiendo estado poco atento y sin haber escuchado nada. Solo compartía la emoción de su amigo. Jimin los miró con una ceja alzada.
—¿Estás feliz porque casi te atropellan? Te golpeaste la cabeza, ¿verdad? Tae, deberíamos llevarlo al hospital...
Ambos se detuvieron, mirándose confundidos. El menor pareció recién darse cuenta de lo que su hyung había dicho y le miró con los ojos entrecerrados, analizándolo. Se acercó a él y le obligó a agacharse un poco para revisar su cabeza por todos lados, buscando alguna herida, mientras Seokjin trataba de sacárselo de encima.
—No, joder, me comí media frase, estoy nervioso. El punto es que casi me atropellan pero un alfa muy lindo me salvó.
Los tres siguieron caminando en silencio, con Jimin negando en incredulidad, y el rubio, como buen romántico empedernido, colgándose del hombro de Seokjin.
—Bueno, hyung, ¿y qué ocurrió con ese alfa? —preguntó Taehyung.
—Ah... Durante el recreo que no tengo a la vez que vosotros, salí a comprar algo de comer, y cuando cruzaba la carretera un idiota se saltó el semáforo en rojo y casi me atropella —suspiró, recordando al guapo alfa que lo salvó del accidente, mientras los otros dos omegas ponían cara de asombro—, pero Ken me jaló hacia atrás y me sujetó porque casi caigo. Ni siquiera tengo claro por qué, pero me eché a llorar como si no hubiera un mañana, y él me consoló y me ofreció ir a tomar algo con él, pero justo sonó el timbre, así que intercambiamos números y me dijo que me hablaría para quedar algún día.
—Pero, ¿qué tiene de especial? Quiero decir, ni siquiera lo conoces —Taehyung miró de mala manera a su mejor amigo, dándole una patada en la espinilla que consiguió robar un quejido de los labios del peligrís—. Auch, Tae, ¿por qué me pateas?
—Idiota —murmuró el otro en respuesta, mirándole con la cabeza en alto.
—No sé, solo... No se sintió como con el resto de alfas que he conocido. Es raro de explicar, me sentí conectado con él...
Los tres amigos caminaron por la calle, rumbo a casa de Seokjin. Un silencio incómodo se había instalado entre ellos después del comentario de Jimin y la consiguiente conversación, y ninguno sabía qué decir para romperlo. Solo caminaban, con la cálida brisa golpeando sus rostros y revolviendo sus cabellos.
Jimin suspiró, frustrado, y tratando de reunir valor para pedirle disculpas al mayor. Sabía que debía hacerlo, él no era nadie para romper sus ilusiones. Además, ese chico no había hecho nada malo, ¿no?
—Jin hyung... Disculpa lo de antes, no era mi intención hacerte sentir incómodo. Es solo que me cuesta creer en estas cosas del amor a primera vista, pero respeto... lo que sea que pienses sobre eso —dijo, mirando directamente a los ojos del omega mayor y con un pequeño puchero, su belfo inferior sacado hacia fuera y sus mejillas hinchadas, lo cual hizo que el otro se sintiera morir de ternura.
—Tranquilo, es normal. Solo...
—¡Mira qué culo! —gritó un alfa a lo lejos, codeando a su amigo para que también mirase.
Taehyung y Seokjin siguieron caminando con intención de pasar de largo, pero Jimin se dio la vuelta con expresión molesta, haciendo que los dos desconocidos se rieran.
—¿Quién te crees que eres, idiota?
Instantáneamente, la risa burlona del alfa se detuvo, cambiando a una mueca de rabia, sin llegar a creerse que un simple omega lo estuviera desafiando de esa forma. Se incorporó de la pared en la que estaba apoyado, acercándose rápidamente al omega, quien no se movió del sitio a pesar de que el idiota era una cabeza más alto que él y parecía ser más fuerte.
—¿Quién crees que eres tú para hablarme de esa forma, niñato? —respondió, en un susurro contenido. Giró la cabeza para mirar a su amigo, quien se había puesto junto a él, y sonrió de lado— Mira, esto es lo que pasa cuando les das unos pocos derechos a unos seres tan estúpidos como los omegas, que ya se creen los reyes del mambo.
—Yo creo que es más bien lo que pasa cuando le dan todos los derechos a bestias como vosotros —Jimin sonrió dulcemente e intentó abrirse paso a través de los alfas, no esperándose que le bloquearan el camino con sus cuerpos—. Oye, largaos y dejadme pasar, que tengo cosas que hacer —exigió, aparentando estar seguro de sí mismo, pese a que su omega temblaba de miedo.
Uno de los alfas se acercó y jaló suavemente su pelo, sujetando uno de sus brazos cuando Jimin trató de alejarse. Acercando sus rostros para hacer sentir al omega incómodo con la cercanía, obteniendo solo un ceño fruncido y un intento de empujón.
—¿Y si no quiero, que vas a hacer, vas a pegarme?
Todos se quedaron en silencio, los alfas esperando la respuesta del pequeño omega, Jimin pensando alguna respuesta y Taehyung y Seokjin observando un poco más adelante, siendo prácticamente retenidos por la turba de gente que se había reunido a observar y que no los dejaban pasar. Parecía que fueran a linchar a su amigo solo por plantarles cara a esos dos alfas. Esperaban que algún milagro los salvara, pero lo que no se esperaban es que ese milagro fuera una persona.
—¡Jaehyun, aquí estás! —llamó un beta pelirrojo, acercándose al lugar a paso rápido, colándose entre la gente con suma facilidad. Tomó suavemente el brazo de Jimin, y le guiñó un ojo con disimulo, comenzando a tirar de él— ¿Os molestó? Perdonad a mi hermanito, tiene la enfermedad de... Hofmann, si, es un trastorno neurológico muy poco común. Entre muchas cosas a veces se desorienta y no sabe dónde está, y se pone agresivo... Se me perdió hace un rato y supongo que terminó aquí —Su verborrea parecía interminable, y lo decía todo con una brillante sonrisa que cubría su rostro, dejando confusos a los dos alfas—. Oh, cuánta gente, ¿tan agresivo se puso? De verdad lo siento mucho, no...
—Controla al loco de tu hermano, enséñale que un omega tiene que respetar a los alfas —Le dijo uno de los alfas, comenzando a alejarse.
El grupo de gente que rodeaba la escena comenzó a disolverse, y cuando se quedaron prácticamente solos, el beta soltó el brazo de Jimin, soltando un suspiro tenso.
—¿Estáis bien, chicos? ¿Os han hecho algo? Madre Luna, poco más y os apedrean... No deberíais enfrentar a un alfa si vais así solos por la calle. Suena feo, pero podrían haceros algo, y vosotros no podríais hacer mucho contra su voz de alfa.
Los tres omegas se miraron, sorprendidos por la gran sonrisa que mostraba el rostro del beta, después de una situación tan tensa como la que habían tenido hace solo unos segundos.
—Bueno, ya que veo que estáis un poco impactados aún, y yo tengo prisa, me despido. Deberíais volver a vuestras casas lo antes posible. ¡Hasta otra!
Observaron cómo se alejaba, hasta que los dos mayores se dieron la vuelta para irse.
—¡G-Gracias! —gritó Taehyung en un impulso.
El otro se dio la vuelta y le sonrió en respuesta, provocando un extraño cosquilleo en el estómago del omega.
—Oye, qué guapo es.
—A ti te parecen guapos todos, Tae.
Jimin sintió una leve punzada de familiaridad, sintiendo que conocía de algo al beta, pero lo dejó pasar, agarró las manos de sus dos amigos y comenzó a caminar rápido, queriendo irse de allí lo antes posible.
Caminaba rápidamente hasta su casa, alterado al no conseguir contactar a su hermano. Al llegar, introdujo el código en la puerta y entró, casi corriendo a la habitación de Ken. Entró sin molestarse en picar, encontrándose a su hermano durmiendo a pierna suelta, y comenzó a mover su hombro para despertarlo.
—¡Ken, despierta, alfa hormonal idiota!
—Joder, Hobi, déjame...
—Hoy salvaste a un omega de que lo atropellaran, ¿verdad?
La extraña afirmación, que tenía cierto deje de acusación, logró que el alfa se sentara en la cama, frotándose los ojos.
—¿Qué? ¿Tú cómo sabes eso?
El beta se pasó la mano por el pelo, frustrado, dejándose caer en la cama de su hermano. Había visto a los tres omegas mucho antes de correr a ayudarlos, había estado observando y escuchando, y al oír el nombre de su hermano supo que tenía que ser él. Odiaba ese tipo de casualidades, le hacían sentirse como si todo los estuviera conduciendo al desastre tanto a él como a Ken.
—Escúchame, Chanyeol no se puede enterar de eso, ni de eso ni de lo que te voy a contar ahora. Pero tú debes saberlo para mantener la boca cerrada —La expresión de incredulidad de su hermano solo logró enfurecerlo, y le pegó en el hombro, sin miedo porque sabía que el alfa no se lo devolvería—. Escucha, idiota, esto es importante, va muy en serio. Si él se entera de algo de esto estamos jodidos. No quiero ser cómplice de nada extraño, bastante tenemos para nosotros, y sabes que sus planes siempre terminan mal.
—Vale, no te enrolles y explícamelo.
Se pasó la mano por la cara, en un gesto de frustración, antes de hablar rápidamente, en voz tan baja que fue poco más que un susurro.
—El omega al que le salvaste el culo es amigo de Son Jimin.
Hubo unos segundos de tenso silencio, mientras ambos se observaban, con cierta consternación.
—Park. Y no me lo creo, es demasiada casualidad.
—No voy a discutir sobre si el chico es Son o Park, pero sabes lo que opino al respecto. Yo también pensé que era mucha casualidad, pero ese otro omega estaba hablando de ti, lo oí perfectamente. Te puedo contar con detalle lo que pasó, casi lo atropella un coche, tú lo apartaste, él se puso a llorar, lo invitaste a un café, tuvo que volver a clase así que intercambiasteis números.
—Joder, Hoseok, cállate. ¿Estás seguro de que era Jimin? Podría ser un omega parecido, o tal vez lo viste mal por estar lejos...
—Lo había visto hace ya días, me aseguré de que fuera él. Y hoy me acerqué a él porque había un par de alfas molestándolo, aproveché y le miré bien. Es él. ¿Sabes lo que significa eso? Como Chanyeol se entere, como descubra dónde vive o a qué escuela va, habrá muchos problemas, y como siempre nos va a salpicar a nosotros. Así que cállate.
2580 palabras
Desaparecí equisde. Mi vida es un desastre.
Si publico una historia NamGi así super fantasiosa, ¿alguien la leerá?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro