Capítulo 9
Mingi tuvo que enfrentarse a dos reuniones durante la mañana.
Desde que el gerente Han decidió usarlo como comodín, se vio acaparado por los equipos de la supervisora Min y la supervisora Kim, todos buscándolo para resolver dudas y obtener su opinión como profesional sobre algunas ideas.
Mingi no podía tener el cerebro más seco. Apenas lograba mantener sus pensamientos juntos, intentando aparentar que seguía siendo el genial supervisor que viajaba alrededor del mundo y no alguien a punto de echarse a correr.
Habían pasado al menos un par de semanas desde que aceptó la loca propuesta de Yunho. Días en los que no hizo más que existir, ni siquiera estaba pensando claramente al respecto. Dejó que las cosas sucedieran sin intervenir porque después de todo él había aceptado; si quería que las cosas se mantuvieran en relativa normalidad pudo simplemente negarse.
Aunque una parte de él le decía que no había forma de volver a su realidad esperando que todo estuviera bien.
No sabía en qué punto las cosas cambiaron. Tal vez fue desde que Yunho se convirtió en su vecino, o tal vez cuando decidió ser sincero con él o... tal vez... Tal vez cuando Yunho le besó. Esa última sonaba coherente...
Mingi no lo pidió ni lo esperó. Lo deseó antes, muchísimo antes, tanto tiempo atrás que ya ni siquiera pensaba en eso. Por eso vivirlo fue tan inesperado como arrebatador, totalmente fuera de su imaginación, tanto así que rompió los límites que él mismo se impuso.
No estaba preparado para las consecuencias que pudieran resultar de eso, y tampoco estaba preparado para lo que vino de la mano con esa decisión.
Yunho siempre fue perfecto en todo, no recordaba algo en lo que fuera realmente malo, así que por supuesto sería un prospecto de novio perfecto. Seguía actuando como su mejor amigo, sí, pero cuando hacía más todo se volvía confuso para Mingi.
Yunho acostumbraba a poner una mano en su espalda baja cada vez que le besaba, una forma silenciosa de hacerle saber que él tenía el control ahí, manteniendo a Mingi quieto y solo liberándolo cuando terminaba. Era algo asimilar con otras muestras más ligeras de afecto, a veces solo tomaba su mano y entrelazaba sus dedos, o casualmente se abrazaba a su cintura y descansaba su cabeza contra su hombro.
Solo regresaba a su faceta de mejor amigo real cuando estaban en público. Los toques desaparecían y se comportaba tan amable y bromista como solía ser. A Mingi le confundía, pero agradecía la discreción.
Después de todo, ambos se habían metido en algo extraño sin especificar ninguna regla aparente; solamente era seguro que en algún momento se terminaría. ¿Qué habría en el proceso? Mingi no conocía la respuesta a esa pregunta porque, de nuevo, no habían hablado al respecto. Por el momento, Yunho solo se contentó toqueteándolo por aquí y por allá en puertas cerradas, y también, por algún motivo que aún no lograba captar, estaba rodeándolo de cosas.
Mingi ya no era el muchachito de clase media que juntaba sus mesadas para comprar ropa en centros comerciales, era un supervisor, tenía el dinero suficiente para darse los lujos que quisiera, pero eso para Yunho no representaba un factor relevante.
Le compró ropa, algunos accesorios y le llevó a cenar más de un par de veces. Mingi le miró con ojos entrecerrados, pero aceptó sus atenciones de todas formas.
¿Y qué? No iba a ser tonto tampoco.
—Supervisor Song.
Mingi apenas consiguió parpadear hacia el asistente de la supervisora Min. El chico estaba sosteniendo su laptop y parecía ansioso por decirle algo.
—Dime.
El chico asintió y se apresuró en poner su laptop sobre su escritorio, enseñándole lo que parecían ser los bosquejos de una propaganda gráfica.
— ¿Esto está bien? Decidimos intentar apegarnos al estilo que utilizó el Grupo A. La supervisora Ming dijo que usted trabajó anteriormente con ellos, así que su opinión sería apreciada.
— ¿Hm? ¿El Grupo A?
Mingi ladeó su cabeza. La empresa en la trabajó en Taiwán pertenecía al Grupo A, un grupo empresarial que adquirió algunas organizaciones de rubro tecnológico y que comenzó a ganar reconocimiento hacia un tiempo. Iban en ascenso, marcando tendencias y buscando una nueva forma de hacer negocios, aunque aun estaban lejos de acercarse a Choi Industries.
— ¿No le parece buena idea? —El asistente le vio algo asustado.
—Oh, no. Está bien, solo estoy divagando. ¿El Grupo A tuvo éxito con esto?
—Sí... eso es lo que dicen los estudios al menos.
Bueno... el Grupo A se estaba volviendo más interesante ahora.
Hizo un par de comentarios para ayudar al asistente de la supervisora Min, haciendo ajustes y sugerencias en los bosquejos de la propaganda gráfica. Después de esa reunión, Mingi se dirigió hacia el área de la supervisora Kim cuando una de las diseñadoras comenzó a mover sus manos en forma desesperada para llamar su atención y pedir ayuda.
Sin embargo, su mente estaba lejos de las discusiones y presentaciones. Comenzaba a acostumbrarse al sentimiento.
Mientras revisaba informes y escuchaba propuestas del equipo de la supervisora Kim, la pregunta flotaba en su mente: ¿Qué era exactamente lo que Yunho buscaba con todos esos gestos de afecto y atenciones?
No, él sabía la respuesta.
Yunho estaba haciendo todo eso para que Mingi se quedara, pero Mingi no podía asegurarle que lo haría.
Temía decírselo.
Terminada la ronda de consultas, Mingi se retiró a su lado de la oficina y se encontró con un café frío sobre su escritorio. Un gesto que, aunque no era la primera vez que ocurría, seguía sorprendiéndolo. La tarjeta adjunta decía: "Solo porque sí".
Las primeras notas se excusaban diciendo que eran una disculpa, pero se volvió extraño después de las primeras tres veces. Ahora había nuevas excusas, pero no eran buenas.
Justo como esa.
Mingi levantó el vaso y le dio un sorbo. Hoy tampoco era lo que usualmente solía beber, pero era diferente al que recibió hace un par de días, seguramente estaba intentando adivinar sus gustos.
Se sentía un poco lindo recibir tanta atención, aunque era extraño.
A pesar de eso, buscó con la mirada al hombre cercano a su escritorio. Keonhee le saludó amablemente con una de sus manos, Mingi le dio una pequeña sonrisa y un asentimiento de cabeza. Keonhee pareció satisfecho con eso porque le sonrió de vuelta.
¿Ya podía buscar un hueco en el cual esconderse?
El final de la hora llegó rápidamente entre correos electrónicos y decisiones importantes. Mingi estaba exhausto cuando finalmente cerró su computadora y se levantó de su escritorio.
Al salir de la oficina y llegar al estacionamiento se encontró con Yunho esperándolo afuera. Mentiría si dijera que estaba sorprendido por eso porque esta era una de sus nuevas costumbres. Al menos era un poco más discreto y no le esperaba en su piso, cosa que llamaría enormemente la atención.
— ¿Cómo estuvo tu día, supervisor Song? —preguntó Yunho con una sonrisa al verlo llegar.
Mingi tenía el saludo amistoso en la punta de la lengua, pero al notar la extraña postura de Yunho le entrecerró los ojos.
— ¿Tramas algo?
— ¿Algo como qué?
Mingi decidió no discutir e intentó mirar tras su espalda, pero Yunho fue más ágil y se movió antes de que pudiera ver.
—No juegues, déjame ver qué estás escondiendo.
—Se dice-
—Por favor. —Mingi se adelantó recibiendo una sonrisita satisfecha por parte de Yunho.
— ¿Intentas ser complaciente hoy? Eso es raro viniendo de ti, esperaba que lucharas un poco más. —Finalmente le extendió una bolsa de regalo particularmente elegante, justo como se veían el resto de los regalos que recibió anteriormente—. Ten.
—Mierda, sostenme. —Mingi le entregó lo que quedaba de su café helado y se enfocó en rebuscar dentro de la bolsa de regalo. Había una sofisticada caja de perfume que seguramente sería de su tipo, Yunho le conocía lo suficiente como para saberlo—. Espera, esto parece caro.
—Dijiste lo mismo las últimas veces.
—Sí, porque lo sigues haciendo. ¿Qué intentas? Es raro que de la nada me estés rodeando de cosas que no te pedí. Entiendo que antes te hacía chistes sobre mimarme con cosas caras, pero han pasado años y sabes que eso solo eran bromas.
Yunho sonrió.
— ¿Te molesta?
— ¿Haces esto con todo el mundo?
—No. Simplemente pensé que me perdí un montón de cumpleaños y navidades en las que pude darte las cosas que me pedías, incluso si eran una broma. Solo estoy compensando la ausencia.
Mingi hizo una mueca. Bueno, mierda... eso era terrible para él porque incluso si quería ser renuente todavía tenía un apego muy grande con Yunho. Si quitaba todo el enredo romántico al que le llevó su enamoramiento unilateral, este era su amigo de toda la vida que deseó estar a su lado más que nada y que ahora buscaba consentirlo.
Uno que se seguía sintiendo tan fuera de su liga, sobre todo con esa nueva postura de hombre exitoso y atractivo a la que Mingi seguía aspirando.
¿Se sentía halagado de tener la atención de alguien así de asombroso? Sí, podían culparlo por eso.
—Entonces sigue haciéndolo, podría acostumbrarme.
—No lo hagas.
—Tú empezaste. —Mingi dio un paso atrás como si Yunho intentara arrebatarle su nueva adquisición, cosa que obviamente no hizo—. Muchas gracias, director Jeong.
Yunho hizo el amago de rodar sus ojos por su tontería y luego le dio un sorbo a su vaso de café, pero hizo una mueca después.
—Creí que solo bebías caramel macchiato helado.
—Sí, lo sé. Fue un regalo. —Mingi se encogió de hombros—. Es el día de agasajarme.
Yunho alzó una de sus cejas.
— ¿Oh? ¿Fue el chico que no te gusta? —El tono en su voz le sonó a sarcasmo, Mingi le hizo una mueca—. ¿Qué? Solo estoy haciéndote caso. Dijiste que él no te gustaba.
—Estás demasiado entusiasmado con hacer de cupido. ¿Por qué insistes tanto en que me gusta Keonhee? ¿Acaso lo escuchaste de Wooyoung? —Yunho no demostró ninguna emoción al escucharlo, pero Mingi pudo notar la forma en que frunció la comisura de sus labios, una señal de que estaba un poco ofuscado por eso—. Así que lo escuchaste de él. Lo voy a patear por estar comentando mis asuntos privados cuando lo vea.
— ¿Confías más en él que en mí?
Mingi volteó a mirarlo con incredulidad.
— ¿Estás haciendo una escena? ¡Eso es lo mío!
—Solo es una pregunta valida, no es la gran cosa.
—Estás molesto.
—No es cierto.
Mingi hizo lo posible por no morderse la lengua porque diablos, él si estaba molesto por esa cosa insignificante. No entendía por qué se sentía así, en primer lugar, Mingi jamás le contó de esas cosas a Yunho.
Principalmente porque el único del que se enamoró fue del mismo Yunho y sobre su cadáver le iba a decir eso, entonces...
Uhm... eso era extraño.
—Hey, tú tampoco me hablas de tu vida privada y no estoy haciendo un escándalo. Y me conoces, sabes que podría hacerlo.
Yunho le ignoró completamente y optó por desbloquear las puertas de su auto, el sonido hizo a Mingi sobresaltarse un poco.
—Sube.
—Pensé que querías hablar sobre eso antes.
—Mingi.
Decidió abandonar la discusión y subirse al auto sin protestar de nuevo. Mingi no iba a sacrificar su integridad ahí, todavía estaba intentando asimilar estos nuevos lados de Yunho que no conocía.
Yunho subió y encendió el auto sin darle una segunda mirada, Mingi no se atrevió a preguntarle dónde dejó el resto de su café.
—Cenaremos tteokbokki, por cierto.
Yunho resopló una risa.
— ¿Qué eres? ¿Una esposa?
—En mi defensa siempre te quedas en mi apartamento, ya no tengo por qué preguntarte si vas a quedarte a cenar o no porque de todas formas estarás ahí.
Yunho le miró con algo que Mingi relacionó con la adoración. El sentimiento le revolvió un poco el estómago, pero por sobre su cadáver serían putas mariposas de nuevo.
—Deja de fingir, me adoras.
—Sí, ¿y eso qué?
Mingi notó que Yunho sonrió por su respuesta sincera, pero no le dijo más.
Llegaron a su apartamento dentro de poco, si Mingi notó o no la mirada cómplice de Hanni no era relevante.
No necesitaba que todas las circunstancias siguieran empujándole a su pasado.
Al entrar en su apartamento, Mingi se dirigió a su cuarto para guardar su nuevo regalo, decidido a dejar de pensar demasiado. Fue un día largo y tenía derecho a descansar, incluso si su mejor amigo no estaba dispuesto a dejarlo solo.
Se estaba acostumbrando a la insistente presencia de Yunho a su alrededor. Antes era Mingi el que orbitaba a su alrededor porque realmente lo disfrutaba, así que no estaba quejándose ahora. Solo era un poco extraño que sus comportamientos se hubieran intercambiado así.
Al voltear para dirigirse de vuelta a la sala, debió retroceder dos pasos por la impresión de ver a Yunho bajo el umbral de la puerta de su dormitorio.
— ¿Necesitas algo?
—No, solo quería saber por qué tardabas tanto.
Mingi boqueó. Bien, esto se sentía como cuidar constantemente de un cachorro ansioso que le seguía a todas partes.
Yunho desarrolló una necesidad por no perderlo de vista.
Mingi lo miró por un momento largo, luego dio un paso al frente y le dio un abrazo fraternal con dos palmaditas incluidas. Yunho se tensó un poco, cosa extraña considerando toda la tontería que venían haciendo durante semanas.
—Ya, ya.
— ¿Qué haces?
—Intento darte apoyo, pero no me preguntes exactamente con qué. —Yunho pareció relajarse un poco, así que Mingi retrocedió—. ¿Mejor?
—Supongo. —Yunho asintió, pero luego hizo una mueca de nuevo—. No es cierto. ¿Realmente confías más en Wooyoung que en mí?
Oh, así que era eso de nuevo.
— ¿Todavía estás preocupado por eso? Wooyoung es un tipo de amistad diferente, no tiene que ver con la confianza.
—Sí, pero te recuerdo que el que está ayudándote con tu problema de roles románticos soy yo. Creí que eso me daba algo más de ventaja.
Bien, ya estuvo.
— ¿Qué quieres escuchar de mí? ¿Que me gusta un poco Keonhee? —Mingi le cuestionó—. Si eso te hace feliz entonces quédatelo.
Yunho cruzó los brazos sobre su pecho y se inclinó un poco hacia el frente, la cercanía le hizo estremecer un poco. Era en momentos como esos que recordaba el par de centímetros que Yunho tenía de más en su estatura y esa actitud que le ayudaba a verse seguro. Un par de cosas que a Mingi le hacían sentir ligeramente pequeño.
Yunho le miró detenidamente, Mingi supo que estaba leyendo cada emoción que cruzó en su rostro y no pudo controlar.
—No te ves demasiado convencido, pero si dices que es así... creo que es posible trabajar con eso.
— ¿Trabajar? ¿A qué cosa rara te estás refiriendo ahora?
—Estoy ayudándote a romper los prejuicios que tienes contigo mismo, pero que ayudaría si intentas probar nuevas cosas por ti mismo también.
—Me estás pidiendo que salga con él.
—O que lo intentes, no tiene por qué significar algo.
Mingi frunció el ceño.
—No me vas a mandar, yo decido cuando dar mis pasos y ahora mismo no me siento a gusto con eso.
Yunho presionó un dedo en su entrecejo, frotando un poco como si intentara borrar su mueca de enfado.
—Tranquilo, solo estoy sugiriendo. Si no te sientes preparado está bien, podemos seguir probando juntos.
Mingi iba a decir algo, pero no pudo hacerlo cuando Yunho deslizó su mano tras su cuello y presionó sus labios contra los suyos. Era gentil y dulce, quemándolo aterradoramente lento mientras profundizaba un poco más.
A Mingi le encantaba y aterraba al mismo tiempo porque estaba seguro de que no sintió nada de eso antes.
Nunca se sintió tan bien.
— ¿Cuál es tu limite?
Yunho preguntó sin alejarse demasiado, pero Mingi estaba mareado y las palabras no llegaron a sus oídos.
— ¿Hmm...?
Yunho se rio.
—Limites, princesa. ¿Cuáles son?
Oh.
Mingi frunció el ceño.
—No... no estamos hablando de eso, ¿verdad?
Mingi esperaba verlo mínimamente nervioso, tal vez hasta avergonzado. Yunho podía ser confiado, pero era algo débil cuando se trataba de ser íntimo. Recordaba que en la adolescencia se le subía el calor hasta la punta de las orejas y era divertido de ver, pero ahora no había un solo atisbo de vergüenza o pena en Yunho.
Se veía aterradoramente seguro, y Mingi quería golpearlo porque no era justo que fuera tan atractivo.
—Dije que podíamos seguir probando.
— ¿Estás borracho?
—No, de hecho, lo pensé un poco antes-
—Oh, Dios —gimoteó Mingi.
— ¿Por qué estás tan angustiado?
Mingi dio un paso hacia atrás para alejarse de Yunho, lo cual no fue mejor porque tener una vista completa de ese hombre debería ser considerado pecado.
—Porque eres heterosexual. Un beso... o dos... o varios tal vez puedan justificarse... creo... pero dudo que follarte a un hombre, en especial a tu mejor amigo, pueda ser considerado un jugueteo tonto del que te olvidarás después.
—No estoy enloqueciendo por esto y dudo que lo haga después de hacer un poco más.
—Ese "poco más" es joderme. Literal y no metafóricamente.
Yunho ladeó su cabeza. Mingi no supo qué estaba haciendo hasta que entendió que Yunho le estaba estudiando de pies a cabeza,
—No se ve como una especie de sacrificio, si me preguntas.
Mingi pudo jadear y por supuesto que lo hizo. ¿Qué diablos estaba pasando aquí? Recordaba a Wooyoung mencionar que la heterosexualidad de Yunho le parecía más frágil que un castillo de naipes, lo que se escuchaba como una locura, pero si estuvo diciendo este tipo de cosas durante años entonces Wooyoung tenía la razón.
Pero él se veía tan seguro cuando decía que era heterosexual y que solo estaba ayudando que le confundía.
—Estás borracho.
— ¿Qué? No. Solo te estoy halagando.
— ¿Entonces me pongo feliz porque un tipo heterosexual cree que soy atractivo?
Mingi intentaba estar a la defensiva, pero si se sentía muy halagado. ¡Lo que no debería!
Yunho se encogió de hombros.
—Tómalo como quieras, princesa.
Mingi frunció el ceño. Era estúpido que estuvieran discutiendo eso, sus limites no importaban cuando sabía algo se rompería en Yunho, incluso si se veía así de confiado.
Conoció a suficientes tipos en el pasado que quisieron tontear y terminaron con una crisis de identidad, Yunho no necesitaba ese desastre en su perfecta vida.
Pensando en eso, Mingi volvió a acercarse y sostuvo la mejilla de Yunho, pero él no estaba impresionado, ni un poquito. Tomó una respiración pequeña antes de morderle el labio suavemente y besarlo, y Yunho se lo permitió.
Era la primera vez que tomaba el control con Yunho, y aunque estaba acostumbrado a hacerlo con otras personas no se sentía confiado de hacerlo con él. Le ponía nervioso, sus movimientos eran torpes y poco precisos, y dudaba poder hacerlo.
Yunho era demasiado. Toda la fantasía de la que una vez dependió no era nada comparado con la realidad, le gustaba el sabor de su boca, el olor de su piel y el calor acogedor de su cuerpo. Lo bien que se sentía tenerlo cerca.
Oh, Dios.
Yunho notó su nerviosismo y abrazó su cintura, acercándolo a su pecho para dejarle apoyarse contra él. Para su sorpresa, él hizo un ruido parecido a un gruñido antes de presionar contra sus labios, instándolo a recibirlo y seguir su ritmo ahora.
Así era como sus planes se destruían nuevamente por culpa de ese hombre, y no debería estarlo disfrutando como lo hacía.
Yunho respiró contra su mejilla y besó ahí. La imagen de él observándolo era devastadora.
— ¿Qué fue eso? —Yunho le sonrió con algo parecido a la burla—. ¿Estabas intentando asustarme? Te dije que no iba a pasar.
—Te odio.
—Ajá. ¿Entonces?
Entonces... entonces...
Mingi gimoteó más por angustia que por gusto antes de ladear su cabeza y encontrar los labios de Yunho de nuevo. Bastó con ese pequeño contacto para que Yunho volviera a guiarlo, derrumbándolo poco a poco.
Hacía demasiado calor y los labios le hormigueaban. De no ser por el firme cuerpo de Yunho contra el suyo estaría temblando en su propia piel. Todo esto era más instintivo que otra cosa, sabiendo que iba a arrepentirse más tarde, pero ahora solamente quería probar un poco más.
Mingi cerró los ojos con fuerza, dejándose llevar por la intensidad del momento. Yunho respondió con un beso más apasionado, sus labios explorando cada rincón con deseo. Las manos de Mingi se aferraron a la espalda de Yunho, sintiendo la tensión muscular debajo de sus dedos.
El calor se intensificaba, creando una atmósfera ardiente que envolvía a ambos. Mingi se estremeció ante la sensación de los labios de Yunho moviéndose con hambre sobre los suyos. El beso se volvía más profundo, más salvaje, como una llama que crecía descontroladamente.
Sin romper el contacto de sus bocas, Yunho deslizó sus manos por la espalda de Mingi, explorando cada centímetro de piel por encima de su camisa ahora arrugada. Todo se fue al diablo cuando Yunho sostuvo a Mingi por la cintura y lo levantó del suelo. Mingi, sorprendido por la facilidad con la que Yunho lo alzó, rodeó instintivamente el cuello del otro con sus brazos.
El empujón sirvió para acomodarlo sobre la cómoda que estaba tras sus espaldas. Mingi se encontró sentado, mirando a Yunho con ojos amplios, mientras la realidad de la situación se asentaba en su mente.
—Me... me levantaste. —Mingi balbuceó con la voz perturbada, apenas consiguiendo modular—. No podías hacer eso antes.
Yunho sonrió con confianza, sus manos aun sosteniendo la cintura de Mingi.
— ¿Te sorprende? —dijo Yunho, acercándose lentamente, sus labios rozando los de Mingi—. Las cosas cambian, aun puedes descubrir muchas cosas nuevas sobre mí.
Las cosas cambian.
Lo hacían, ¿verdad? Porque Mingi no estaba seguro de eso, no cuando la cercanía de Yunho le ponía así de mal, permitiéndose tirar toda su dignidad y autocontrol por el suelo si eso significaba otro beso. Se sentía estancado, en el mismo lugar de hace años, desesperado hasta los huesos por la atención y cariño que Yunho podía ofrecer.
Los pensamientos en su mente se desvanecieron mientras Yunho descendía, sus labios explorando el cuello de Mingi con devoción. Mingi suspiró, entregándose a las sensaciones que inundaban su cuerpo.
Yunho se separó lo suficiente para mirarlo.
—Te quiero, Mingi —susurró Yunho, como una confesión sincera que le abrumó—. Sabes que puedo hacer cualquier cosa por ti, ¿cierto?
Hasta cosas que realmente no quería hacer.
Mingi se sintió un poco peor, todo esto no era más que un intento de contentarlo a él, no había nadie más que saldría beneficiado de esto. De hecho, ni siquiera era seguro que él mismo saliera bien al final.
Pero quería, a pesar del inminente desastre.
Yunho volvió a besarle, cálido y abrasador. Y Mingi no protestó cuando Yunho tiró de los botones de su camisa para deslizarla sobre sus hombros.
—Está estorbando —Yunho susurró en su oído, enviando una oleada de escalofríos por su espalda. Mingi se movió un poco para ayudarle a quitarla, soltando un quejido bajo cuando Yunho apoyó sus cálidas manos en su piel desnuda—. Mejor.
—No vas a follarme aquí.
Yunho resopló una risa.
—Por supuesto, no pensaba tratar a una princesa sin sus comodidades. —Hizo un ruidito cuando Mingi le pellizcó, pero se vengó al sostenerlo por los muslos y levantarlo de nuevo. Apenas fue capaz de parpadear cuando le dejó sentado en el borde de su cama—. ¿Esto es mejor para ti?
—No vuelvas a hacer eso si quieres mantenerme con vida.
Sonó como una broma, pero era la realidad. Mingi no estaba acostumbrado a ese tipo de trato, nadie le consideraba ligero como una pluma como para levantarlo así.
Eso le recordaba que tampoco trajo a casa a ningún amorío, menos considerando que no le gustaba salir mientras estaba en Corea. Esta era la primera vez que sucedía algo y no estaba preparado en realidad.
—Cuando dijiste que habías pensado en esto querías decir que-
—Traje condones y lubricante.
Mingi jadeó.
—No lo digas. Me siento como un adolescente tonto planeando su primera vez, es incómodo.
—Técnicamente lo es, solo que no eres un adolescente. —Yunho intentó sonreírle para aliviarlo, pero Mingi siguió mirándolo con toda la preocupación del mundo—. ¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?
—No me hables.
— ¿Uh?
—Dije que no me hables. No... no digas nada... y tampoco intentes mirarme a la cara. De hecho, finjamos que no eres tú y trata de fingir que tampoco soy yo... aunque eso último puede ser un poco difícil, te vas a llevar una buena batalla mental para no pensar que estás follándote un tipo.
—Oye, tienes una mejor cintura que muchas otras chicas que he visto antes.
Mingi se abrazó a sí mismo como si con eso pudiera ocultarle algo. Era vergonzoso saber que ese tipo de pensamientos habitaba en Yunho.
— ¡Ya, deja de avergonzarme!
Yunho se rio.
—Bien, perdóname. —Yunho se disculpó—. Entonces prefieres fingir que no soy yo el que te está haciendo algo.
—Sí.
—Entendido. —Yunho comprendió rápidamente y Mingi pensó en agradecerle, pero antes de que cualquier palabra pudiera salir de su boca, Yunho le dio un empujón que le hizo caer bocabajo sobre la cama. Intentó levantarse rápidamente, pero una mano se asentó en su espalda para mantenerlo abajo. Mingi se quejó—. Oh... si eras fácil de doblegar.
Mingi jadeó mirándolo por encima de su hombro.
— ¡Podrías haberme avisado!
—Solo quería comprobarlo. ¿No es una buena noticia? —Yunho supo por la mueca en su cara que no, no lo era. Intentó suavizarlo pellizcando suavemente su mejilla—. Lo siento. ¿Continuamos?
Mingi mordió su lengua para evitar decir una grosería, prefiriendo ocultar su rostro entre sus brazos e ignorar los movimientos de Yunho sobre su cuerpo, aunque era difícil pasar por alto el toque calmo sobre su piel desnuda deslizándose poco a poco hacia abajo.
Yunho bajó de un tirón la cinturilla de sus pantalones y Mingi se vio obligado a ahogar un quejido en su garganta. Cerró los ojos con fuerza y trató de imaginar un lugar distinto, pero ser despojado de toda su ropa no estaba ayudándole, tampoco los ruidos tras su espalda, como si Yunho rebuscara dentro de su propia ropa por algo.
Lo entendió al reconocer el ruido de un envoltorio desgarrándose.
De verdad estaban haciendo esto, ¿no es así?
La respuesta llegó por si sola cuando Yunho apoyó una de sus manos en la curva de su trasero, estirando uno de sus glúteos para llegar a su entrada. Uno de sus dedos húmedo y resbaloso por el lubricante se deslizó cuidadosamente ahí, un jugueteo tonto antes de presionar hacia adentro y robarle el aire de los pulmones.
Joder.
Mingi estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosa por su cuenta, era la primera vez que dejaba que alguien tomara el control y le aterraba lo vulnerable que se sentía, pero la respiración calma de Yunho cerca de su oído le ayudaba a contener ese pequeño temor que se asentó en su pecho.
El deslizamiento era lento, su cuerpo estaba demasiado tenso como para relajarse por completo, aunque poco a poco la sensación de incomodidad desaparecía.
— ¿Mingi? —Yunho susurró su nombre con tono suave, como si intentara calmarlo. Mingi no respondió, pero Yunho continuó acariciando su interior con sutileza, uniendo un segundo dedo al primero y dejando a sus piernas temblar. La tensión en la habitación aumentaba, y Mingi se mordió el labio inferior, luchando contra la mezcla de emociones que lo invadía—. Sabes, podríamos hacerlo más fácil si simplemente te relajas un poco.
Mingi sintió un escalofrío recorrer su espalda.
— ¿Fácil? —Mingi murmuró con sarcasmo evidente en su voz, pero se escuchaba roto, conmocionado.
Yunho se rio, una risa suave que resonó en la habitación y que hizo que Mingi se estremeciera.
—Solo digo que podrías disfrutarlo más si te dejas llevar. No es necesario que luches contra esto. —Mingi apretó los dientes con fuerza, sintiendo la frustración crecer en su interior. Sabía que Yunho tenía razón, pero admitirlo era algo que se le resistía—. No tienes que hacerlo así de complicado.
—¿Complicado? ¡E-Eres tú quien está haciendo esto complicado! —Mingi respondió con exasperación, pero sus palabras se vieron interrumpidas cuando Yunho acarició una zona especialmente sensible en su interior e hizo a sus caderas tambalear. La vergüenza le subió a las mejillas y gimoteó por ello—. Te... te pedí que no hablaras.
El gemido involuntario que escapó de los labios de Mingi resonó en la habitación, y de haberlo visto, pudo notar la sonrisa satisfecha de Yunho.
—Eso no suena como alguien que no está disfrutando, ¿verdad?
Mingi gruñó en respuesta, incapaz de negar la verdad. Yunho continuó explorando cada rincón, despojándolo de las barreras que Mingi intentaba mantener. Cada uno de sus movimientos despertaba sensaciones que no podía ignorar. Se sentía caliente, su interior hormigueaba con cada roce y su polla frotándose contra la cama en cada temblor involuntario que daba su cuerpo. Estaba duro y excitado, intentando aguantar un orgasmo que se sentía demasiado pronto. Por el amor de Dios, aún no había hecho prácticamente nada.
—Mgh... mierda... ya hiciste algo como esto antes. —No recibió una respuesta. Yunho solo se inclinó sobre su espalda, enterrando sus dedos lo más profundo que pudo y asentándose ahí, un gemido alto se escapó de sus labios y su cuerpo hizo lo posible por escaparse de la presión, pero no lo consiguió—. ¡A-Ah! ¡¿Q-Qué se supone que...?!
Yunho besó su cien, rozando sus labios contra los mechones rojizos que se adhirieron a su frente sudorosa.
—No con un hombre.
—... evidentemente.
Mingi intentó mantener sus pensamientos juntos, aunque su cuerpo estaba pidiéndole que hiciera algo para salir de la irresistible desesperación en la que se metió.
— ¿Qué tanto has hecho por tu cuenta?
Un intenso rubor quemó sus mejillas. Definitivamente no quería tener ese tipo de conversación con su mejor amigo... el mismo que le devoró la boca y ahora estaba abriéndolo deliciosamente lento.
—Yo no-
Una palmada fuerte y ruidosa en uno de sus glúteos fue suficiente para hacerle cerrar la boca. Mingi se mordió el labio tan fuerte que estaba seguro de que sangraría si presionaba un poco más.
—No seas tonto. Te dije que puedes hablar cualquier cosa conmigo, princesa.
Y seguramente estaba cansado de escucharlo dar tantas vueltas.
—Yo... —Mingi comenzó a hablar más por instinto que por decisión—. Lo he hecho... más de un par de veces... tengo... tengo algunas cosas por ahí.
Yunho tarareó en comprensión, deslizando sus dedos fuera de él y dejando que su agujero se cerrara alrededor de nada. Lo escuchó levantarse de la cama y alejarse de él, dejándolo expuesto al frío ligero de su habitación. Estar repentinamente vacío fue mucho peor para su cuerpo conmocionado, pero se obligó a no decirlo. Si Yunho estaba haciendo ese tipo de preguntas era porque pensaba follarlo con alguno de sus juguetes, no porque iba a joderlo, así que no tenía nada por lo que suplicar.
O eso pensó, porque cuando regresó y se acomodó tras su cuerpo de nuevo, Mingi pudo sentir perfectamente el calor de su piel desnuda contra la suya y una dura erección presionándose contra su pierna.
¿Qué? ¿Qué?
Él estaba duro. Mingi hizo que se pusiera duro.
Se sentía como una completa locura, pero la evidencia era demasiado obvia. Hasta ahora solo fue Yunho complaciéndolo, desarmándolo poco a poco y con cuidado. No esperaba que él se pusiera duro por algo como esto, y aunque Mingi sabía que era atractivo seguía siendo un chico.
—Dime si es doloroso o se siente demasiado incomodo. Sigue siendo la primera vez que haces esto, está bien si no te gusta.
Escuchó un segundo envoltorio desgarrándose. Mingi se sentía demasiado abrumado como para comprobar, pero se obligó a si mismo a hacerlo.
Y mierda, qué vista.
Yunho se había despojado de su ropa, dejándolo ver su cuerpo desnudo. Era atlético, tenía buenos músculos en sus brazos y abdominales suavemente marcados, pero toda su atención se fue a la polla en su mano que parecía enorme, larga y gruesa. Mingi tragó resistiendo el temblor en su estómago, estaba demasiado interesado en saber si esa cosa realmente iba a encajar en él porque ni siquiera podía compararlo con alguien del pasado.
Oh, por supuesto que sería extraordinario incluso en esto.
Mingi sentía asustado, pero no estaba diciendo nada simplemente por orgullo. Tal vez ayudaría si dejara de mirar como rodaba el condón desde la punta, pero bueno... mierda.
Yunho cruzó miradas con él, con completa inocencia ladeó su cabeza y le sonrió tan estúpidamente guapo como siempre.
—No hagas nada. Solo encárgate de verte bonito.
Mingi decidió dejar de mirarlo, escondiéndose entre sus brazos mientras sentía los nervios a flor de piel. Por primera vez estaba expuesto así ante alguien, con el pecho recostado en la cama y las caderas ligeramente alzadas, no demasiado, solo un poco. Además, Yunho se había encargado de presionar en su cintura, obligándolo a mantenerse ahí.
Mingi entendía que no podría moverse hasta que Yunho lo permitiera.
—Respira.
Joder. Joder.
El tirón inicial fue ligeramente doloroso. Había hecho ese tipo de cosa antes con algún juguete estúpido que consiguió en línea, pero nunca se atrevió a comprar algo que fuera demasiado.
Y Yunho era demasiado.
La intrusión de su polla en su interior le hizo girar sus caderas ligeramente, intentando acostumbrarse a una presión se sentía demasiada. Un quejido se derramó de sus labios, aunque intentó morderse los labios para evitarlo. Yunho dejó de empujar contra él, dándole un momento para que su cuerpo pudiera asimilarlo.
Las manos que se encargaron de sostener su cintura se deslizaron suavemente por sus costados, llegando finalmente a sus muslos para separar sus piernas un poco más. Escuchó a Yunho inhalar un poco más fuerte que antes, casi como si estuviera conteniéndose.
Mingi se preguntó si era demasiado tarde para arrepentirse, pero la idea murió en su mente cuando el agarre en sus muslos le forzó hacia atrás, instándolo a tomar el resto de su polla.
El sonido que soltó fue vergonzoso, un gemido demasiado agudo como para venir de su propia boca. No sabía que podía hacer un sonido como ese, nunca fue así de vulnerable, aunque para Yunho debió ser divertido porque se rio ligeramente.
Maldito.
Maldito, maldito, maldito.
No era justo que pudiera causarle todo esto. Mingi se sentía tan aterradoramente lleno, incluso si estaban usando protección se sentía caliente, presionando cada punto en su interior. El pequeño dolor inicial disminuyó hasta el punto en que su cuerpo le exigió más.
Pero estaba demasiado avergonzado como para pedirlo.
Yunho solo estaba esperando, acariciando suavemente sus muslos y conteniendo el aliento. Para Mingi se sintió como preocupación, él estaba haciendo todo lo posible para mantenerlo calmado y lo agradecía porque cualquier cosa que tuviera en la mente se murió, siendo reemplazada por el delirante pensamiento de estar jodidamente lleno. Estaba tocando todos los puntos precisos y más, si no hacía algo pronto podría desmayarse por la sobreestimulación.
Finalmente, Mingi abrió los ojos de nuevo y dejó de morderse los labios.
—Puedes... puedes moverte ahora —sugirió por lo bajo, haciendo lo posible por no suplicar.
Desde esa posición no podía hacer demasiado por su cuenta, mucho menos con el agarre que Yunho puso en su cintura, seguramente evitando que se moviera por su propio bien.
Estaba a su cuidado.
Escuchó a Yunho respirar pesadamente, luego sintió el arrastre lento de su polla deslizándose fuera, pero no demasiado porque volvió a embestirse dentro en un empuje suave. Era un ritmo lento y cuidadoso, pero no se sentía como nada que hubiera experimentado antes, abrumado por una combinación de calidez y peso. Cada movimiento de Yunho empujándose en su interior lo moldeaba, convenciendo a su cuerpo abrirse y dejarse llevar en un tipo de placer completamente nuevo.
Yunho se inclinó sobre su espalda y Mingi no pudo evitar retorcerse debajo de él, sintiéndose extrañamente pequeño, pero digno de ser cuidado.
Cuando finalmente aceleró sus movimientos, Mingi decidió que no podía callarse la boca. Todo su cuerpo se sentía caliente, había rogado por eso durante años y ahora que lo tenía estaba totalmente fuera de su imaginación. Cada centímetro de su interior hormigueaba por el arrastre de la punta de su pene, volviéndose más profundo, más duro.
Oh, mierda. Quería que se lo follara duro y sin cuidado, Mingi estaría completamente bien con eso porque sabía que estaba en buenas manos. Este era Yunho, su Yunho, el que era demasiado bueno y considerado con él como para lastimarlo.
El hombre que quería complacerlo más que nada.
Un gemido roto y estrangulado se escapó de su boca cuando Yunho agarró sus muslos, obligándolo a alzar las caderas un poco más e instándolo a moverse por su cuenta. Mingi no necesitó que lo dijera, su cuerpo se movió por si solo abandonando toda la vergüenza, rebotando inmodestamente sobre la longitud de Yunho.
El ruido lascivo su trasero golpeando sus muslos y el molesto rechinar de la cama era sucio, pero igual de excitante. Pudo seguir de no ser porque Yunho lo levantó hasta que Mingi estuvo sentado sobre sus propias rodillas, dejando que su propio peso empujara hasta el último centímetro de su longitud en su interior. Al sentirlo temblar, Yunho le abrazó con uno de sus brazos y sostuvo su muslo para hacer palanca, golpeando hacia arriba y robándose un montón de chillidos lascivos de su boca.
— ¡Mgh... Yunho, Yunho-!
— ¿Qué? —Espetó cerca de su odio, el tono de voz fue rasposo y poco azucarado, sin detener las rudas embestidas desde ese nuevo ángulo.
Mingi sintió la necesidad de lagrimear mientras su cuerpo se negaba a dejar ir a Yunho por completo, rogando por un orgasmo que amenazaba con derrumbarlo desde la cabeza a la punta de los pies.
—Voy a... no puedo, ¡no puedo...!
Las embestidas se volvieron más rápidas, Mingi sabía que estaba completamente perdido, sobre todo cuando Yunho le obligó a ladear la cabeza y mirarle. Sus ojos estaban oscuros, fijos en su rostro sonrojado.
—Hazlo. Déjame cuidarte.
De repente, él la estaba besando. Una presión insistente y desordenada de labios y lengua. Se paralizó por un momento, intentando comprender lo que estaba pasando. Yunho le besó con mucha más intensidad que cualquiera, robándole el aliento y obligándolo a someterse. Mingi hizo lo posible por corresponderle, pero eso solo le incentivó a profundizar más.
El golpeteo en su interior apuñalando su próstata, la sensación de su boca siendo saqueada y el abrazo fuerte a su alrededor fueron suficientes para que su cuerpo cediera, corriéndose duro y desordenado. Se sentía reclamado, completamente dominado. Todo su cuerpo, todo él.
La idea le nubló la mente y el hormigueo en su cuerpo se anidó en el calor de su piel. Yunho se enterró profundamente en él, obligándolo a sostenerlo ahí a pesar de la sobre estimulación.
Los besos no se detuvieron, solo continuaron igual de desordenados. Mingi apenas podía seguirle el ritmo a través del resplandor de su orgasmo. Cada una de sus extremidades se sentía débil, sin fuerza alguna para sostenerse.
Yunho pareció notarlo porque al dejar un beso en su cuello se encargó de sostenerlo contra su pecho, acomodándolo mejor sobre su cama para que todo su cuerpo pudiera relajarse. Mingi esperaba que le soltara y finalmente se deslizara fuera, pero se acomodó tras su espalda y abrazó cuidadosamente su costado, empujando su polla suave dentro de nuevo.
—Y-Yunho... —Lloriqueó a modo de queja, ni siquiera tenía fuerzas para hacer un berrinche. Escuchó a Yunho tararear por lo bajo, su forma de decirle que estaba escuchándolo—. Si... si te gusta que te calienten la polla pudiste habérmelo advertido.
Yunho soltó una risa baja, inclinándose para besar su hombro.
—Dame un momento.
—Hm... bien...
No era como si tuviera más opción que aceptar, dudaba que su cuerpo pudiera moverse pronto.
Yunho parecía ser del tipo cuidador. Acarició su vientre bajo con cuidado, trazando círculos en su piel sin importar que estuviera manchada de su propia corrida, también dejó unos cuantos besos en su cuello y hombro.
Mingi se sintió adorado.
Unos minutos más tarde, Yunho finalmente le dejó ir. Mingi estaba demasiado avergonzado como para mirarlo, pero fue Yunho quien se encargó de buscar su mirada. Justo como si intentara tranquilizarlo, sonrió con gentileza y pellizcó su mejilla.
—Quédate aquí, princesa. Déjame encargarme de todo, ¿sí?
Mingi asintió poquito, no iba a negarse a algo de cuidado posterior que no podía darse a sí mismo.
Dejó que Yunho se dirigiera a su baño mientras se abrazaba a sí mismo, rogando para que sus piernas dejaran de temblar porque ya había demostrado unas facetas bastante vergonzosas de sí mismo.
Sus ojos comenzaban a cerrarse cuando un sonido pequeño llamó su atención. Se fijó en la olvidada chaqueta de Yunho a un lado de la cama donde debía estar su celular, y aunque pensó que no era de su incumbencia un segundo sonido le obligó a levantarse apenas.
Rebuscó entre la chaqueta por el teléfono celular, mirando con ojos cansados la notificación de unos mensajes de texto. No era algo importante, ¿o sí? Todavía no entendía el tipo de negocios que llevaba Yunho fuera de Choi Industries, así que...
Suspiró.
Antes solían tomar sus teléfonos sin darle demasiada importancia, todavía recordaba que Yunho cambiaba sus tono de llamada a cantos de pollito, de seguro no le importaba si echaba un vistazo solo para asegurarse de que no era algo importante.
O eso pensaba... porque se arrepintió tan pronto abrió el buzón de mensajes.
"Contéstame.
Te lo ruego."
Mingi no sabía qué pensar al respecto.
Estoy agotada, perdonenme. Lamento hacerlos esperar tanto, prometo ponerme al día con este y mis otros fics. :C
Tengo el cerebro seco, son casi las seis de la mañana y trabajo en dos horas, tenganme paciencia. Espero que este capítulo les guste porque fueron 7k de puro fluff y smut, intenté lo mejor que pude.
Me voy a descansar un ratito.
Besos. <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro