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Capítulo 8

—Es por eso que decidimos realizar el lanzamiento dentro de tres meses. Iniciaremos con las campañas de Corea y América porque es donde se estrenará el producto primero, pero debemos prepararnos para continuar con el resto de Asía solo unas semanas después.

—Mi equipo puede encargarse de las localizaciones de América, hemos trabajado de la mano con el equipo de marketing americano en el lanzamiento anterior, así que ya los conocemos lo suficiente.

—Perfecto. Entonces los otros dos equipos tomarán la campaña de publicidad en Corea. El supervisor Song funcionará como un comodín para ambos equipos, usen todos los conocimientos que pueda soltar.

Mingi se sobresaltó un poco al escuchar su nombre entrar en la larga y tediosa reunión en la que fueron atrapados la última hora. Rápidamente, todos los ojos se volvieron hacia él para inducirlo a una sensación de pánico.

¿De qué diablos estuvieron hablando la última hora?

—Supervisor Song, ¿se encuentra bien? —La supervisora Min le preguntó con ese tonito pretencioso que siempre traía en la voz. Era una mujer algo anciana que siempre le ponía los pelos de punta, pero Mingi debía actuar profesionalmente junto a ella, así que le esbozó una pequeña sonrisa.

—Lo estoy, supervisora Min. Gracias por preguntar.

—Bueno... parecía un poco ido antes.

Mingi frunció sus labios.

—Oh, nada de eso. Solo no esperaba que el gerente Han me utilizara como comodín. —El comentario ocasionó que varios se rieran. Mingi se sintió mejor al aligerar el ambiente que se volvió pesado en cuanto la supervisora Min abrió la boca.

—Bueno, siempre es bueno trabajar con el supervisor que se ha encargado de estar en todas las sucursales de Choi Corporation a nivel internacional, desde la producción tecnológica hasta los alimentos. No esperes que pase por alto tu talento, muchacho. —El gerente Han sonrió—. ¡Atención todos! Están cordialmente invitados a comentar todas sus dudas y temores con el supervisor Song, él con gusto les responderá.

Mingi optó por rodar los ojos y fingir que seguía escribiendo en su libreta —lo que no eran más que garabatos sin sentido—, para que el resto siguiera con su reunión sin prestarle atención.

Justo como había pasado los últimos días, sin prestar atención a absolutamente nada porque su mente ya estaba demasiado ocupada pensando en otra cosa.

Pasaron varios días, pero todavía no podía asimilar que Yunho le besó.

El solo recuerdo le causaba escalofríos. Pensó que solamente estaban teniendo una vergonzosa charla sobre sus motivaciones para irse al demonio a la mínima oportunidad que tenía, ignorando la línea de pensamientos que Yunho tenía en la cabeza y que le llevaron a una conclusión torpe, pero acertada.

Mingi estaba buscando algo que pensaba no podía conseguir en su país natal, pero Yunho llegó a la conclusión de que, si podía dárselo, entonces Mingi no tendría razones para irse.

Eso lo llevó a besarle para darle un poco de lo que estaba buscando.

Dios.

Nunca experimentó un beso tan extraño. Mingi estaba acostumbrado a que las cosas se dieran en momentos planificados, sabía cómo y cuándo iba a conocer a alguien para involucrarse, todo planteado para ser un encuentro casual que tal vez se repetiría. Nada más que eso.

Sin embargo... este beso fue inesperado. No necesitó esforzarse en su apariencia ni mucho menos cuidar las palabras que estaba diciendo, Mingi estaba en su faceta más real y cómoda, simplemente charlando con su amigo de toda la vida sin esperar nada más.

Mucho más importante, Mingi no tuvo que iniciar nada, no hizo nada. Bastó un respiro para que Yunho decidiera tomar el control sobre él, guiándolo gentilmente, pero acercándolo tanto que su calor le hizo sentir mareado.

Ninguna de las fantasías que llenaron su cabeza durante su adolescencia se acercaron a la sensación real de besar a Yunho. No había forma en que pudiera imaginar la presión, el ardor y las ansias que le llenaron el pecho, tampoco la confusión real que hostigó su mente mientras dejaba que todo sucediera.

Y mierda, esa sonrisa.

Una sonrisa triunfadora, como si Yunho hubiera ganado algo.

Nunca en su vida se sintió tan avergonzado y ansioso al mismo tiempo, atrapado en el deseo de escapar y el deseo de volver a tener todas esas emociones de nuevo.

Pero debió detenerse a sí mismo, intentando recuperar el sentido en su cabeza antes de que todo el asunto le volviera loco.

Yunho no parecía ni mínimamente afectado. De hecho, se veía bastante feliz por encontrar una solución a lo que parecía haberlo atormentado recientemente. Mingi estaba seguro de que Yunho no estaba pensando a profundidad, no cuando su mayor preocupación después de consumirle la boca fue cenar y preguntar si podía elegir una película para mirar con él esa noche.

Mingi sintió deseos de estrangularlo.

No se suponía que Yunho hiciera algo como eso. Su papel era ser su antiguo mejor amigo, ex interés romántico y actual amistad en construcción, no su sujeto de prueba para descubrirse a sí mismo.

Era una locura. Una terrible.

Y Yunho no se retractó en ningún momento. De hecho, comenzó a tratarlo con mucha más gentileza de antes e incluso regresó a llamarlo por ese apodo que se sentía como una broma interna entre ellos.

"Princesa."

La misma tontería que lo inducía a los nervios cuando tenía quince años regresó a su adultez para picarle las mejillas y teñírselas de rojo.

No estaba seguro de querer seguir así. Mingi se acostumbró a ser visto como un hombre seguro, alguien que usaba su apariencia para cimentar su orgullo y que no tendía a vacilar por nada.

Ahora estaba reducido a un desastre sonrojado que no podía formular una palabra cuando Yunho actuaba de más.

Maldito.

Por eso Mingi no le dio ningún tipo de respuesta, estaba demasiado nervioso como para siquiera tocar el tema.

Una parte de él, la más grande y sentimental, quería decir que sí. Tener a Jeong Yunho, aunque sea por una vez y por un tiempo muy limitado significaba hacer realidad la más angustiosa fantasía que tuvo en la adolescencia. Sin embargo, la parte más razonal suya, aquella que le recordaba que esto era solo uno de los burdos intentos de Yunho por convencerlo de quedarse le instaba a detenerse.

Yunho no le quería en realidad, solo quería ayudarle a romper los preocupaciones que tenía consigo mismo para que quedarse no fuera un problema después.

Yunho quería su amistad y estaba dispuesto a todo para mantenerla.

Se sentía mal saber que, de algún modo, Mingi estaría aprovechándose de la necesidad de Yunho por tenerlo cerca si aceptaba su alocada propuesta.

—Supervisor Song. —La voz de la persona a su lado le llamó con suavidad—. ¿Se encuentra bien?

Al contrario del tono pretencioso de la supervisora Min, Keonhee hablaba con una amabilidad y dulzura sincera.

—Sí, estoy bien, Keonhee. Gracias por preguntar —respondió en voz baja, esbozando una pequeña sonrisa de gratitud.

Keonhee asintió con comprensión, pero antes de que pudiera decir algo más, el gerente Han continuó con la reunión, adentrándose en detalles técnicos que Mingi apenas reconocía. Sus pensamientos seguían girando en torno a la complicada situación con Yunho.

Sentir el peso de la mirada de Keonhee sobre él no estaba ayudando tampoco.

Era un buen hombre, uno sinceramente amable que siempre parecía tener un poco de su atención en Mingi, pero se había convertido en un problema adicional en su complejo rompecabezas.

No era culpa de Keonhee, en realidad era meramente culpa suya. Mingi había creado esa farsa sobre su supuesta atracción por Keonhee solo para desviar la atención de Wooyoung, que de alguna manera parecía empeñado en convertirlo en la pareja ideal de Yunho.

Eso terminó con que Wooyoung le arrojara miraditas cómplices cada vez que veía a Mingi junto a Keonhee.

Wooyoung, siendo el entusiasta que era, se ofreció a planear citas dobles o alguna mierda similar para acercarlo a Keonhee. Por supuesto que Mingi se negó como si su vida dependiera de ello, lo que acababa con Wooyoung haciéndole pucheros tristones.

El estrés de mantener estas mentiras estaba empezando a acumularse. Mingi deseaba sinceramente que Wooyoung no se enterara de su artimaña. La última cosa que necesitaba era complicar aún más su relación laboral con un miembro de su equipo.

¡Y no sabía qué era peor! Porque Yunho parecía tener la misma motivación de encontrarle a alguien.

Definitivamente no quería nada de esto. Deseaba que el gerente Han decidiera mandarlo a la punta más recóndita del mundo pronto, tal vez debería preguntarle a Jongho si planeaba abrir una sucursal de Choi Corporation en el polo norte.

Terminada la reunión, Mingi se tomó un momento para recobrar la compostura antes de levantarse y salir junto con el resto del equipo.

Al menos hasta que sintió un toquecito suave en el hombro.

—Mingi. —Ahogó un suspiro para encarar nuevamente a Keonhee. El tenía una clara mueca de preocupación en la cara—. Lo siento, pero de verdad no pareces estar bien.

Mingi parpadeó. Pensó que estaba haciendo un buen trabajo en verse normal, pero no era fácil engañar a Keonhee, lo que era extraño considerando que nunca fueron cercanos antes.

Apenas ahora Keonhee estaba mostrando algo de interés en él.

Y según Wooyoung, era porque supuestamente Keonhee gustaba de Mingi.

Algo que no iba a creer.

—Bien, me descubriste. No dormí bien las últimas noches, así que estoy realmente cansado —mintió Mingi, tratando de restar importancia a la situación—. No es nada que no pueda manejar.

Keonhee asintió, pero se veía un poco avergonzado.

—Lo siento, no quería sonar entrometido. Solo pensé que podrías necesitar algo...

—Te preguntaré si lo hago. Sé que puedo confiar en ti. —Mingi intentó usar sus palabras para calmarle.

Keonhee asintió, pero no se veía del todo cómodo.

—Gracias... y lo siento de nuevo.

Mingi agradeció nuevamente y vio cómo Keonhee se retiraba con un gesto apenado. Suspiró aliviado por evitar una conversación incómoda. Sin embargo, el encuentro solo intensificó la sensación de caos en su vida.

Pero eso no fue suficiente porque al voltear perdió el aliento y se le derrumbó el alma.

Yunho estaba esperando pacientemente a que pusiera su atención en él, luciendo tan exageradamente atractivo como siempre, mucho peor ahora que una sonrisita confiada le llenó los labios y ladeó la cabeza para verle con un deje de complicidad.

—Eso fue interesante —le comentó con un tono sugerente.

Mingi frunció el ceño, preguntándose cuánto había visto Yunho realmente.

—No empieces con eso. Te dije que él no me gusta como crees. —Se quejó en voz baja, lo suficiente para que nadie más pudiera escucharlo—. Es un malentendido.

Yunho arqueó una ceja.

— ¿Malentendido? Keonhee parecía bastante preocupado por ti.

—Yunho, cállate.

— ¿No estás interesado en él?

— ¿Interesado...? —Mingi se alarmó, tratando de silenciar a Yunho con una mirada severa. Sin embargo, Yunho continuó hablando.

—Sí, claro. ¿Por qué no le pides que salga contigo?

Eso fue suficiente, Mingi apenas se esforzó en mirar que nadie estuviera cerca antes de dar un paso hacia Yunho y cubrirle la boca con una mano.

—No hablaremos de esto aquí. Pensé que habíamos terminado con esa conversación.

Yunho rodó los ojos con diversión, tomó su mano y la quitó delicadamente.

—No seas tan tímido, no te avergüences si te gusta. —Le consoló—. Además, si estás tan preocupado por eso, sabes que puedo ayudarte.

Mingi jadeó.

—Se terminó, Jeong Yunho. No vuelvas a hablarme.

—Mingi.

—Dije que no. —Mingi le ignoró e intentó pasar de él, dirigiéndose rápidamente a los ascensores, aunque sabía que Yunho venía detrás—. No me sigas. Es más, ¿qué haces aquí? No es normal que me encuentre tantas veces contigo.

—En realidad te estaba buscando, me dijeron que el equipo de marketing estaba teniendo una reunión así que decidí esperar afuera.

Mingi presionó dos veces más el botón del ascensor.

— ¿No tienes nada más que hacer? ¿Alguna cosa importante que deba hacer un gerente de ventas?

—Hmm... tal vez, pero no importa. Quería hablar contigo.

La seguridad de sus palabras le provocó un extraño cosquilleo en el pecho. Mingi cerró los ojos y contó hasta tres, asegurándose que ese sentimiento no significaba nada.

Nada, nada.

No quedaba nada de los sentimientos que alguna vez tuvo por Yunho. Ahora las cosas eran diferentes, su beso no significó absolutamente nada y debía seguir adelante.

— ¿Necesitas algo de mí?

—En realidad no. —Yunho se encogió de hombros—. Durante la mañana recibí una llamada, era Yeji. Me comentó que algunos graduados de nuestra generación están organizando una fiesta de reunión y que podríamos encontrarnos ahí. ¿Quieres ir?

Mingi entró en el ascensor sin responder nada y antes de que pudiera presionar el botón que le llevaría a la oficina de Marketing, Yunho se interpuso presionando el de presidencia.

— ¿Estás intentando robar mi tiempo de nuevo? ¡Tengo trabajo que hacer! Soy un hombre importante muy ocupado.

Yunho le sonrió como si encontrara sus quejas adorables.

Maldito.

— ¿Qué? Es solo un momento, estoy seguro de que Wooyoung y Yeosang te roban mucho más que yo. —Yunho tenía razón, pero Mingi no iba a ceder—. Entonces, ¿quieres ir?

—No entiendo por qué me estás invitando. No estudié demasiado tiempo y no me gradué aquí, sinceramente dudo reconocer a alguien.

Y si los reconocía tal vez no tendría buenos recuerdos sobre ellos. La mayoría de las personas con las que se topaba en clases eran un montón de pomposos privilegiados que no veían más allá de su nariz. No recordaba nadie que fuera memorable por su amabilidad, tal vez Yeji, pero ella jamás le prestó demasiada atención porque estaba muy ocupada alabando cada cosa que Yunho hacía.

—No lo sé, pensé que podía ser divertido. Han hecho este tipo de cosa antes, pero prefiero no ir.

— ¿Y por qué sería divertido ahora?

—Estás tú.

Mingi debió morderse la lengua para no insultarlo. Parecía que Yunho se había tomado el avergonzarle como deporte olímpico personal y lo hacía cada vez que podía.

Mingi no estaba acostumbrado a eso. Se suponía que tenía el control, no que este hombre le derrumbaría en cuestión de dos palabras.

—Deja de hacer eso.

—Te sonrojaste.

— ¡Te dije basta!

La campanilla del ascensor resonó al llegar al piso de presidencia. Mingi esperó a que Yunho se bajara para irse, pero el muy idiota no se movió un centímetro.

—Vamos.

—No quiero.

—Estás actuando muy tacaño hoy. —Yunho hizo el intento por tomar su mano, pero para Mingi fue suficiente para instarlo a huir del ascensor y bajar primero. No quería llamar la atención de nadie—. Oye.

—No hagas nada llamativo. Eres demasiado popular aquí, ¿sabías? Y yo prefiero mantener un perfil bajo.

—Eso es una mentira.

—Prefiero mantener un perfil esperable y nadie espera que el intimidante gerente Jeong tenga una rara preferencia conmigo, mantente alejado.

Yunho frunció los labios.

—Eso a nadie le importa.

—A ti no te importa.

— ¿Entonces no es suficiente?

—No.

Mingi abrió la puerta de la oficina de Wooyoung respirando aliviado al ver que no se encontraba ahí. Seguramente haría alguna broma para burlarse de Yunho y Mingi no estaba de ánimos para fingir que le causaba gracia.

Se sentía como que todo el karma de sus acciones estaba cobrándosele ahora y no lo estaba disfrutando.

Se metió en la oficina de Yunho y se arrojó en la silla frente a su escritorio, simplemente esperando a que Yunho se acercara.

— ¿Y bien? —Mingi le espetó.

Yunho se apoyó contra el escritorio, no parecía querer mantenerse lejos.

—No estés tan a la defensiva conmigo, pareces un gatito ofuscado.

—Es porque me pones de los nervios. Primero todo el asunto de Keonhee, luego tu ofrecimiento y finalmente una invitación para una fiesta. ¿Tienes las ideas juntas? Hongjoong va a matarnos a los dos por no estar ocupándonos de nuestras tareas.

Yunho se rio.

—No es tan complicado, estás desesperándote por tu cuenta. —Yunho se encogió de hombros—. Por las primeras dos cosas no veo el problema, quiero decir... me mentiste sobre que no te gustaba Keonhee, pero no importa.

Mingi se sonrojó.

—Eso no es cierto, deja de poner palabras en mi boca.

—No seas tímido.

Mingi gruñó. Era obvio que no conseguiría sacarle esa idea de la cabeza a Yunho, sea lo que sea que vio o escuchó fue suficiente para confirmar su teoría errónea.

—Bien, piensa lo que quieras.

—No fue tan difícil, ¿lo ves? —Yunho pareció muy a gusto al escucharlo ceder, Mingi sintió el deseo de refutar otra vez, pero dejaría ese problema para más tarde—. Ahora, respecto a lo otro...

—No.

—Oh, vamos. Te dije que no me importaba en lo absoluto, puedes utilizarme para romper el hielo y luego ir con Keonhee, te prometo que no me sentiré desplazado.

—Que te sientas desplazado es lo que menos importa, ¿sabes?

—Auch. —Yunho se llevó una mano al pecho para fingir dolor—. Fingiré que no estoy herido.

—Porque no lo estás.

—Eso piensas porque soy muy bueno fingiendo. —Yunho dramatizó—. Volviendo al problema aquí, ¿no has conseguido pensarlo lo suficiente?

Mingi hizo una mueca y evadió su mirada. Había hecho suficiente pensando en eso cada minuto que tenía, solamente para dar vueltas y terminar sin ningún tipo de respuesta.

Era cierto que se sentiría mucho más cómodo intentando ese tipo de cosa con alguien en quien pudiera confiar, pero no sentía que Yunho fuera el adecuado.

O tal vez lo era. Yunho le conocía mejor que nadie, podía leerlo y entenderlo mucho más de lo que Mingi se entendía a sí mismo, y estaba acostumbrado a dejar que Yunho guiara todo.

Siempre fueron de esa manera, Mingi simplemente siguió todas y cada una de sus indicaciones, excepto la de quedarse a su lado...

Y provocó que Yunho generara cierta ansiedad al respecto.

Bueno. Esta proposición descarada funcionaría medianamente bien para Mingi, solo tendría que lidiar con las pequeñas emociones que brotaban en él cada vez que Yunho hacia demasiado. Probaría su punto y luego podría deshacerse de sus propios prejuicios, pero...

Probablemente no sería bueno para Yunho. Él siempre se veía seguro de lo que estaba haciendo, incluso ahora lo hacía, pero una pequeña parte de él le decía que esto podría causar problemas en la perfecta vida de Yunho.

Él era un hombre atractivo que mantenía su vida en una línea recta, admirado por muchos y envidiado por varios. No tenía defectos, no tenía secretos. Era el tipo de pareja que cualquiera quisiera tener.

Por eso Mingi sentía que podría arruinarlo.

—Siento que estás pensando demasiado de nuevo.

—Me haces pensar demasiado. No puedes venir y ofrecerte como si no significara nada, ¿y si alguien se entera?

—Dudo que pase, y si es así tampoco importaría.

—Te recuerdo que tienes una reputación, además ni siquiera te gustan los hombres.

—Eso sirve para asegurarte de que solo es algo momentáneo. ¿No? —Yunho habló con seguridad—. Soy heterosexual, así que no me importa en lo absoluto.

—Creo que no entiendes cómo funciona.

—Pero está funcionando.

Funcionaba, si lo hacía correctamente o no era un tema aparte.

Mingi le miró por un largo momento, y justo como esperaba, Yunho no titubeó.

De hecho, no recordaba haberlo visto titubear antes. Siempre estaba seguro de lo que hacía, entonces...

Mingi ahogó un suspiro y se levantó para acercarse a Yunho lentamente. La cercanía se sintió bastante extraña, estaba seguro de que podía recordar perfectamente el rostro de Yunho de hacia unos años, pero esta versión nueva, adulta y madura, era algo que evitaba mirar con detenimiento.

Era Yunho, sí. Pero había algo diferente que aun le ponía los nervios de punta.

Seguramente era gracias al atractivo que le regalaron los años, o la seguridad en los ojos... o la forma bonita de su boca. Simplemente había algo.

Yunho no hizo ningún movimiento, simplemente esperó a que Mingi dejara de estudiarlo. Mingi, sintiendo una mezcla de ansiedad y curiosidad, decidió dar el siguiente paso. Se acercó un poco más, lo suficiente para sentir el cálido aliento de Yunho.

Entonces, sin darle más vueltas, Mingi se inclinó y dejó un beso corto en los labios de Yunho. Fue un gesto rápido, apenas un roce, pero suficiente para transmitir una pizca de calor.

Se separó lentamente, evaluando la reacción de Yunho.

— ¿No estás asustado?

—Me temo que ese papel es tuyo, princesa.

Sin decir una palabra más, Yunho tomó la iniciativa y volvió a unir sus labios con los de Mingi. Esta vez, el beso fue más profundo, más intenso, llevando consigo una mezcla de deseo y anhelo que le hizo sentir mareado. Mingi no esperaba que Yunho respondiera de esa manera, y aunque la sorpresa inicial le hizo tensarse, pronto se dejó llevar por la familiaridad de aquel contacto.

Era justo como esa noche.

La forma en que exploró sus labios le hizo temblar un poco, y no lo notó hasta que Yunho le acercó aun más, presionando una mano en su espalda baja para apretarlo contra su pecho. Mingi dejó que sus manos instintivamente se posaran en los brazos de Yunho, sintiendo la tensión y la fuerza que se escondían bajo su apariencia elegante.

Cuando finalmente se separaron, Yunho llevó una mano a la mejilla de Mingi, acariciándola suavemente. Mingi se sintió sin aliento, angustiándose en el silencio entre ellos.

—¿Mingi? —murmuró Yunho, sus ojos buscando los de Mingi en busca de alguna señal.

Mingi asintió lentamente. No estaba seguro de qué decir, pero había algo en la forma en que Yunho le miraba que le tranquilizaba.

—No se suponía que hicieras eso —reprochó Mingi, su voz un susurro.

Yunho sonrió, y esa sonrisa llevaba consigo una mezcla de complicidad.

—Perdón. Pensé que estabas dejándome probar mi punto, no ha sucedido nada.

Nada.

Mingi se alejó un poco, sintiéndose decepcionado al alejarse de su calor y al mismo tiempo, frustrado porque parecía que era el único de los dos que estaba sintiendo algo con todo esto.

Bueno, Yunho solo estaba asegurándole lo que estaba diciendo antes. No iba a sentir nada porque seguía siendo un hombre heterosexual, uno con una extraña fijación por mantenerse cerca de su mejor amigo.

¿Mingi iba a cuestionar eso? No, era demasiado complicado como para pensar en eso también.

—Entonces... no vas a enloquecer.

—Y tampoco haré que esto se vuelva raro para nosotros, simplemente estoy ayudando.

Mingi inhaló profundamente.

—Solo estás ayudando.

—Sí. —Yunho asintió—. Entonces... ¿me dejarás?

Mingi no encontró ni una pizca de duda en su mirada.

Bueno, tal vez iba a arrepentirse después. O pronto. No estaba seguro.

—Está... está bien.

Yunho sonrió.

—Cuidaré bien de ti, Mingi. Lo prometo.

Tengo sueñooooooooooooo.

Volveré pronto, besos.

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