Capítulo 7
Yunho no tenía ánimos para estar con vida ese día.
Despertó en la mañana sintiéndose extrañamente exhausto. Había tenido un sueño agitado y no durmió bien durante la noche. Le esperaba un largo día de trabajo y ya podía sentir la tensión acumulándose en sus hombros
Estaba acostumbrado a lidiar con varios problemas en el departamento de ventas, pero lo que más le irritaba era cuando su propio equipo tropezaba una y otra vez con los mismos errores. Y eso que las últimas semanas fue bastante indulgente con ellos.
Había dejado de actuar en piloto automático desde que Mingi había llegado, así que se sentía menos propenso a perder la calma, pero últimamente cometieron tantos errores que incluso Hongjoong le regañó por no mantener a su equipo en línea.
Necesitaba dejar su repentina felicidad de lado y centrarse durante un tiempo.
Finalmente, Yunho se dirigió a su oficina con la esperanza de que revisar el informe de control de actividades en América le ayudara a concentrarse en su trabajo.
Sin embargo, antes de que pudiera llegar a su oficina se detuvo en seco al escuchar voces familiares.
—Tal vez no deberíamos interferir. Es la vida de Mingi, él sabe lo que está haciendo.
—Oh, por favor. Sabes tanto como yo que está huyendo para no tener que enfrentarse a nada ni nadie en este lugar, y lamentablemente eso nos mantiene a todos separados.
Wooyoung estaba hablando con Seonghwa, y mencionó a Mingi en medio de la conversación. Yunho no pudo evitar detenerse y preguntarse si estaba bien interrumpir ahora.
No era divertido que debiera a travesar la oficina de Wooyoung para llegar a la suya propia, terminar en esas situaciones era un poco incomodo.
—Está bien, lo acepto. Puede que estar en el extranjero le consiga parejas casuales, pero no tiene amigos reales allí afuera.
—No, no los tiene. Y extraña muchísimo a su familia cuando está afuera.
— ¿Y tú punto es? —Seonghwa preguntó con el tono de voz pesado, seguramente cansado de esa conversación.
Escuchó a Wooyoung suspirar.
—Le gusta un chico de aquí, un buen chico. Podríamos, ya sabes... intentar ayudarlo a conseguir una cita con él, si las cosas salen lo suficientemente bien puede que Mingi encuentre el valor de quedarse aquí para ser quien es y por fin deje de escapar.
Oh.
Yunho frunció sus labios. Terminó escuchando una conversación bastante profunda, una con detalles sobre Mingi que desconocía por completo.
Habían comenzado a reparar su relación poco a poco, así que Mingi no le contaba ese tipo de cosas. Debía ser un poco incómodo para él. Después de todo, Mingi se alejó porque pensaba que le despreciaría por ser quien era, y aunque a Yunho no le importara en realidad, Mingi todavía intentaba lidiar con el hecho de que no le acusaría de nada.
Se sentía como caminar sobre cristal fino, pero Yunho sabía que tenía que ser cuidadoso para ganarse su confianza de nuevo. Conocía a Mingi como la palma de su mano, estuvieron juntos más tiempo del que estuvieron separados, y sabía que a Mingi si le gustaba fingir que podía con el mundo incluso si eso era una mentira.
Pocas veces Mingi dejaba que vieran a través de él. Enterraba sus sentimientos detrás de una actitud altanera y una seguridad que solo se derrumbaría si le miraba a los ojos demasiado tiempo.
Por eso fue algo reconfortante que confiara en él para decirle qué sucedió con el estúpido de su hermano. Le dejó ser su apoyo, le dejó escuchar. Y todo lo que quiso hacer fue reconfortarlo porque Mingi parecía tan cansado y perdido que era difícil de explicar.
Y de asimilar.
—Quieres intentar que se quede aquí.
—Sí. ¿Te das cuenta de que no suele quedarse más de un par de meses y luego se marcha de nuevo? Ha pasado un buen tiempo desde que regresó, siento que en cualquier momento aparecerá con su maleta hecha y una promesa sobre traernos alcohol de un país escandinavo cuando regrese.
Yunho tragó. Bueno, eso era cierto. Mingi jamás se quedaba demasiado, siempre se iba y regresaba después de un largo tiempo.
Probablemente haría algo como eso pronto.
Incluso si en este momento estaban intentando recomponer su amistad, era posible que Mingi se marchara.
Y le dejaría de nuevo.
¿O sería de otra manera? Ahora... hablaban. Seguramente enviaría mensajes, tal vez una llamada.
Pero no sería lo mismo.
Ugh.
—No lo sé, Wooyoung. ¿No sientes que estás entrometiéndote demasiado?
—Sí, y lo odio. —Wooyoung se quejó—. Pero quiero mucho a Mingi, quiero verlo feliz, y que deje de fingir que puede con el mundo cuando realmente no es así. Lo conoces.
Casi podía imaginarse a Seonghwa haciendo esa mueca pensativa de siempre.
—Mira, hablemos con él. Si quiere ayuda para acercarse a este supuesto buen chico que dices que le gusta, entonces le ayudaremos. Si no lo quiere, nos hacemos a un lado.
— ¡Bien! Y prometo que dejaré de molestar.
—Más te vale.
Después de escuchar la conversación entre Wooyoung y Seonghwa, Yunho se quedó unos momentos en el pasillo, procesando lo que acababa de escuchar. Aunque le resultaba incómodo haber escuchado algo tan íntimo sobre Mingi, una verdad se deslizó en su mente: no quería que Mingi se alejara de nuevo.
¿Sería bueno hablar con él? La última vez la falta de comunicación les hizo pedazos, entonces...
Bueno, mierda. Tendría que pensar muy bien en lo que estaba haciendo, tampoco podía ir en contra de los deseos de Mingi, pero perderlo nuevamente era... demasiado malo.
Debía ordenar su cabeza.
Con un suspiro, Yunho decidió entrar en la oficina de Wooyoung, y su asistente chilló como si hubiera visto a la parca.
— ¿Qué pasa?
— ¡No entres así, me asustas! —Wooyoung se defendió señalándole amenazadoramente con un lápiz, pero luego se llevó una mano al pecho—. Perdí dos años de vida, muchas gracias.
Yunho alzó una ceja.
— ¿Estabas haciendo o diciendo algo malo? No veo porqué deberías asustarte.
Sí, lo estaba molestando. A veces era divertido.
Wooyoung boqueó.
—No estaba haciendo absolutamente nada, y no tienes pruebas.
—No necesitaría pruebas si dices que no hiciste nada, ¿no?
Seonghwa, que se había quedado en silencio y esperando pacientemente en su silla, regresó a mirarle con una mueca.
—No comiencen a discutir tan temprano. Sin ustedes el equipo de ventas se cae a pedazos y no pienso apaciguar a Hongjoong para que no les de una reprimenda más grande que la anterior.
Oh, cierto.
Yunho le dio la sonrisa más amable que pudo formar, aunque tenía tanto los sentimientos como la razón dispersa.
—Gracias por eso, Seonghwa hyung. Haré lo posible para que no tengas más trabajo calmando a Hongjoong hyung.
—Por favor. —Seonghwa asintió, pero no parecía ni mínimamente aliviado.
Últimamente notó que estaba bastante desanimado, pero Seonghwa siempre evitaba hablar de sí mismo, así que Yunho sentía que no tenía derecho de preguntar.
—Está bien... ¿entonces puedo entrar a mí oficina o me apuñalarás con ese lápiz? —Yunho prefirió bromear hacia Wooyoung, su asistente entrecerró sus ojos y alzó el mentado lápiz de nuevo.
—Descúbrelo.
—Muy gracioso.
Decidió pasar por alto toda la tontería mañanera y entró a su propia oficina, sintiéndose aliviado cuando la puerta se cerró tras sus espaldas.
Durante las siguientes horas Yunho intentó concentrarse en su trabajo, pero su mente seguía divagando entre informes y pensamientos sobre Mingi. No entendía por qué le preocupaba tanto. Después de todo, había sobrevivido sin él cuando estaban mal... y ahora estaban en buenos términos.
No le encontraba sentido a esa repentina ansiedad por su ausencia.
Se forzó a centrarse en los informes frente a él, pero las palabras en la pantalla parecían mezclarse en un conjunto confuso de letras y números. Sus pensamientos seguían regresando a Mingi, a las conversaciones que habían tenido recientemente y a la forma en que Mingi le había evitado durante tanto tiempo.
¿Era buen momento para admitir que tenía un problema?
Hubo un par de golpes en su puerta.
—Adelante —dijo sin prestar demasiada atención.
La puerta se abrió, y la persona al otro lado ingresó rápidamente, acercándose a su escritorio. Yunho apenas logró apartar la vista de su computadora para encontrarse con una expresión de fastidio en una cara bonita, acompañada por un cabello rojo que caía de manera indomable sobre su frente.
No pudo evitar soltar una risa pequeña.
— ¿Puedo ayudarte en algo, Mingi? —preguntó Yunho con calma, intentando fingir que no notaba lo ofuscado que se veía.
—Tenemos que hablar.
Yunho asintió, cerró su laptop y apoyó su mejilla en su mano, dándole toda la intención a Mingi.
—Claro, hablemos. ¿Qué sucede?
— ¡Me insultaron!
Yunho parpadeó.
— ¿Qué? —preguntó, sin estar seguro de si Mingi estaba exagerando o si realmente había ocurrido algo grave.
—Sí, mis compañeros en el equipo de marketing. Hicieron una broma estúpida sobre que tengo aires de extranjero por cómo me visto y actúo, les dije que eso no era cierto, pero uno de ellos reclamó que era el que más destacaba entre ellos. ¡Es absurdo!
Yunho contuvo una risa. La indignación de Mingi por una broma tan trivial le pareció graciosa.
— ¿En serio te ofendió eso? Seguro fue solo una broma sin malicia. Además, ¿no vienes del extranjero?
Mingi frunció el ceño.
—Eso no importa. No deberían burlarse de eso. ¡No soy un extranjero! ¿Acaso no me conocen?
Yunho no pudo evitar sonreír ante el berrinche de Mingi.
—Tranquilo, Mingi. Seguro no lo dijeron en serio. A veces la gente hace chistes tontos sin pensar en las consecuencias. No vale la pena estresarse por eso.
Mingi bufó, dejándose caer en la silla del frente claramente molesto.
—No deberían bromear sobre cosas así. Es irrespetuoso. Además, no quiero que piensen que me creo mejor que ellos solo porque he estado en el extranjero. Odio eso.
Yunho asintió comprensivamente.
—Lo entiendo, Mingi. Pero a veces, es mejor no tomarse tan en serio esas bromas. Sé que no eres así, y los que te conocen también lo saben. No dejes que comentarios sin importancia te afecten.
Mingi suspiró, relajándose un poco.
—Supongo que tienes razón. Pero, aun así, no deberían hacer ese tipo de bromas.
— ¿Les dijiste eso o tu primera reacción fue venir aquí para quejarte? —Yunho no se sorprendió al verlo boquear, luego fruncir el ceño y mirarlo como si fuera el causante de sus desgracias—. Tomaré eso como un no.
— ¡No puse mis ideas en orden ahí! Necesitaba un momento, y si se supone que eres mi amigo debes ayudarme.
—Soy tu amigo.
Y por el mismo infierno que debería saberlo. Yunho odiaba cuando le interrumpían estando realmente ocupado, pero era obvio que esa regla no aplicaba a Mingi. Wooyoung debería saberlo también porque le permitió entrar sin detenerlo.
Mingi le hizo una mueca.
—Lo tomaré, pero solo porque no me conviene tenerte como enemigo. Das miedo cuando estás enojado.
Yunho ladeó su cabeza.
—No recuerdo haber estado enojado contigo.
— ¡¿No?! Hasta hacia muy poco parecía que te irías contra mí si hablaba demasiado.
—No estaba enojado contigo, solo resentido.
—Si eso es resentimiento entonces entiendo porqué tu equipo entra en pánico cuando estás enojado.
—No es tan malo.
—Eso crees tú, cabrón. Vuelve a mirarme mal y lloraré. —Mingi amenazó, y aunque parecía una broma, para Yunho sonó bastante sincero—. Espero que cuando regrese de dónde quieran enviarme la próxima vez no estés resentido conmigo de nuevo.
—¿Te irás de nuevo? —preguntó Yunho, su voz revelando la preocupación que intentaba ocultar.
Mingi pareció notar el cambio en el tono de Yunho y frunció el ceño.
—No tengo planes de irme pronto. El gerente Han no ha decidido aún si me enviará a otra sucursal de Choi Corporation, y yo no he insistido mucho al respecto.
Yunho observó a Mingi por un momento, su mirada evaluadora buscando respuestas más allá de las palabras de su amigo.
—Recuerdo que antes, te encantaba estar en casa de tus padres. Siempre fuiste una persona hogareña. ¿Te gusta estar afuera ahora?
Mingi reflexionó por un instante antes de responder.
—No me importa. Supongo que las cosas cambian.
— ¿Tú cambiaste?
—No, yo... yo no cambié. Así que supongo que ese es el problema. —Mingi desvió la mirada hacia la ventana, evitando mirarle—. Lo entiendes, ¿no?
—En realidad no.
Hubo un pequeño momento de silencio en el que Mingi le frunció el ceño.
—Sabes que no soy... realmente bienvenido aquí por como soy. No puedo quedarme, a menos que piense volverme un monje que pueda ocultar que está atraído a los hombres.
—Oh. —Yunho le miró con algo de pillería—. ¿Entonces es para tener citas? Te vas para volverte una especie de playboy internacional.
— ¡No me llames así!
Yunho se rio al verlo entrar en pánico, era como si Mingi estuviera intentando negar lo que estaba diciendo, pero no encontraba las palabras para hacerlo.
—Si ese es el problema, Mingi, entonces podrías encontrar una cita aquí.
Mingi parpadeó. Era como si no pudiera creer lo que Yunho le estaba diciendo.
Y por algún motivo, Yunho tampoco se sintió a gusto dejando salir eso de su boca.
—No vamos a discutir de esto en el trabajo, te lo prohíbo.
— ¿Entonces estarías dispuesto a hablar si no fuera aquí? Sabes que tengo tiempo de sobra cuando llegamos a casa.
—Escucha, yo no...
Un estruendo se escuchó tras la puerta, luego un par de golpes a los que Yunho no alcanzó a contestar porque la puerta se abrió con un estruendo mucho más fuerte que el anterior.
Y ahí estaba su leal asistente mirándolo como si Yunho acabara de asesinar a alguien.
—Controla a esa maldita loca o voy a buscarla para sacarle cabello pelo a pelo con una pinza para cejas.
—¿Qué sucede, Wooyoung? ¿Por qué estás tan alterado? —preguntó Yunho, desconcertado por la entrada abrupta de su asistente.
Wooyoung se acercó al escritorio de Yunho con pasos rápidos y decididos.
—Tienes que controlar a esa mujer. No puedo soportar más sus llamadas y mensajes.
Yunho frunció el ceño, intentando entender a quién se refería Wooyoung.
—¿De quién estás hablando?
Wooyoung soltó un suspiro exasperado.
—Tu novia.
—No tengo una novia.
Wooyoung rodó los ojos.
—Mira, me importa un carajo quien sea. Solo me importa que está saturando nuestra línea telefónica como una completa acosadora, dile que se detenga. —Wooyoung sonrió burlonamente, pero sin gracia, al notar la confusión en el rostro de su jefe—. ¡Ah! ¿Entonces es eso? ¡Realmente te está acosando! ¿Cortaste con ella como debías o solo la dejaste por teléfono?
—Te dije que no tengo ni tuve una novia.
—Entonces con mayor razón ponle un alto. ¡Grita demasiado al teléfono! No me quiero imaginar si llega hasta aquí, porque te aseguro que te abandonaré y me refugiaré lejos.
—Hablaré con ella y aclararé las cosas. No quiero que esto afecte más el trabajo.
Wooyoung asintió, todavía visiblemente molesto.
—Hazlo rápido, o le contestaré y no será bonito.
Yunho asintió nuevamente, y Wooyoung salió de la oficina visiblemente aliviado de haber compartido su frustración. Mingi le miró con duda, se había quedado calladísimo desde que Wooyoung entró.
—Puedo explicarlo.
—No sé qué vas a explicarme, en primer lugar.
— ¿No te importa?
Mingi se encogió de hombros.
—Haré que Wooyoung me cuente el chisme.
—Oye, te estoy dejando saber del supuesto chisme de la primera fuente y prefieres que Wooyoung te lo cuente a mis espaldas. —Yunho lo acusó, pero Mingi no pareció ni un poquito impresionado—. Estoy en un problema.
—Eso puedo verlo. ¿A quién le rompiste el corazón?
—No hice algo como eso. Simplemente la conocí hacia unos meses, las cosas no iban bien así que le pedí que dejáramos de vernos y lo tomó mal.
—Así que decidió acosarte.
—Tal vez.
—Tal vez. —Mingi resopló—. ¿Sabes qué? Es demasiado para hablar ahora, me iré al trabajo y dejaremos esto para después.
—No te enojes conmigo.
—No estoy enojado contigo. —Mingi le mostró la punta de la lengua para burlarse de él—. Regresa a tu trabajo, director Jeong.
Y así de repentino como llegó, se marchó.
Yunho negó con la cabeza, pero sonrió.
Después de un largo día, Yunho y Mingi habían llegado a su edificio, pero en lugar de cada uno tomar su camino hacia su propio apartamento, Yunho se autoinvitó al de Mingi. La excusa fue sutil: Yunho quería probar la comida casera de Mingi, y este último no pudo negarse a la idea de cocinar porque bastaba con inflar un poco su ego para que cediera.
Dentro del acogedor apartamento de Mingi, la atmósfera era relajada. Mingi se dedicaba a buscar ingredientes y utensilios en la cocina, Yunho, por otro lado, estaba sentado en el borde de la mesa de la cocina, observando a Mingi con atención.
Quería hablar, pero no encontraba la manera adecuada de abordar el tema delicado que le preocupaba.
— ¿Puedo ayudarte en algo?
—No, no te preocupes. Solo relájate y espera a que la magia suceda en esta cocina —respondió Mingi con una sonrisa, sin levantar la vista de lo que estaba haciendo.
—Entonces, ¿qué tienes planeado cocinar? —preguntó Yunho, intentando cambiar la dirección de la conversación hacia algo más ligero.
—Pensé en hacer bulgogi. Es mi especialidad.
—Suena genial.
Mingi asintió, concentrándose en la preparación de los ingredientes. La cocina se llenó con el aroma tentador de la mezcla de especias y carne.
Yunho intentó fingir calma, pero su mente seguía trabajando en la conversación que quería tener. ¿Cómo podía abordar el tema de que quería que Mingi se quedara, sin presionarlo ni hacerlo sentir incómodo? La verdad es que no tenía una respuesta clara.
Después de un momento, decidió intentarlo de nuevo.
—Oye, Mingi, he estado pensando...
— ¿Sobre?
—He estado pensando en lo que dijiste antes, sobre la posibilidad de que te vayas de nuevo. No puedo evitar preocuparme por eso.
Mingi dejó de picar los vegetales y se volvió hacia Yunho, sus ojos expresaban una mezcla de sorpresa y cautela.
—No es necesario que te preocupes por mí. No sé a qué país iré la próxima vez, pero eso es algo que tarde o temprano tendré que hacer. Es mi trabajo... y lo necesito para ser yo mismo.
Yunho asintió, pero no estaba dispuesto a dejar el tema tan fácilmente.
—Entiendo que te gusta viajar y experimentar cosas nuevas, pero... ¿nunca has considerado quedarte aquí? Digo, hay tantas cosas que podrías hacer si no le dieras la importancia a la gente entrometida.
Mingi lo miró con atención, como si estuviera sopesando sus palabras.
—No es tan simple.
Mingi dio el tema por terminado, dedicándose a terminar lo que estaba cocinando y evitando mirarlo en el proceso. Yunho hizo una mueca al sentirse intencionalmente ignorado.
— ¿Hablaremos?
—Deja eso enfriar un poco, tienes prohibido tocarlo. —Mingi le advirtió antes de dejar la cocina e irse a su habitación.
Yunho sintió que estaba haciendo un berrinche, pero no iba a rendirse pronto. Decidió esperarlo en la sala, acaparando su sofá.
Este repentino juego de las traes se estaba alargando demasiado y Mingi seguía escapando. Que estuviera alejándolo de nuevo le molestaba un poco.
Mingi regresó a la sala, pero ahora estaba vistiendo ropa cómoda y los lentes que siempre usaba cuando estaba en casa. Se veía demasiado como el Mingi que conoció hacia años atrás, y eso le ablandó un poco el corazón.
— ¿Qué? —Mingi espetó.
— ¿Hm?
—Deja de mirarme si no vas a decir nada, me vas a poner incomodo.
Yunho le frunció el ceño.
—De hecho, si tengo algo que decir.
—Si tiene que ver con tu insistencia por convencerme de quedarme aquí, entonces olvídalo y vamos a cenar.
—Solo ven, ¿sí? —Yunho le dio dos palmaditas al espacio libre en el sofá, esperando a que Mingi siguiera la petición. Si actuar directamente no funcionaba, entonces intentaría hacer las cosas con amabilidad.
—Bien, pero que no sea una absurda conversación larga. ¿Está claro? Mi tiempo vale oro. —Mingi se desparramó en el sofá quitándole toda la seriedad al momento. Su cabello se arremolinó un poco en los costados, haciéndolo parecer un poco desordenado—. ¿Y bien?
— ¿No quieres conseguir una cita aquí?
— ¿Seguirás insistiendo con eso? De verdad, aprecio que estemos recuperando el vínculo, pero se me hace extraño hablarte de este tipo de cosas.
Yunho le frunció el ceño.
— ¿Por qué? Te dije que no me incomodaba, además solo quiero ayudar.
—Me darás un dolor de cabeza terrible, ¿sabes?
—Antes eras mucho más amable conmigo.
—Sí porque eras la persona más genial que había visto en mi vida, así que por poco alababa el piso por el que caminabas. Ahora eso ya no ocurrirá, es decir, sigues siendo genial y todo eso, pero ahora soy un adulto y... y... ¡deja de sonreírme así!
—No te pongas nervioso.
— ¡No estoy nervioso!
—Perdóname, princesa. No era mi intención.
—No, no intentes traer los antiguos jueguitos para apaciguar mi ira. Te echaré de aquí.
Yunho se rio.
—Lo siento, lo siento. ¿Solo puedes pensar un poco en eso, por favor? De verdad es un poco deprimente que tengas que huir de todo solo para encontrar una cita, no puedo evitar preguntarme qué harás después. Es decir, ¿cuál es el plan? ¿Conseguirte una pareja en un lugar alejado y jamás regresar aquí?
Supo por la confusión en los ojos de Mingi que ni siquiera había pensado en eso. Seguramente estaba haciendo las cosas como pensó que serían correctas y ni siquiera les dio una segunda revisión.
—En mi defensa, ni siquiera sé si quiero tener una pareja estable alguna vez.
—Bromeas. ¿No?
—Claro que no. ¿Por qué lo dices?
Yunho se encogió de hombros.
—Siempre tuviste una cabeza más romántica. Se me hace extraño que de la nada decidieras que no estabas interesado en tener una relación romántica con futuro. —Mingi hizo una mueca lastimera al escucharlo, pero intentó recomponerse rápidamente. No lo suficiente, porque Yunho lo notó—. ¿Cuál es el problema?
—No hay un problema.
—Hiciste la cara de cuando tienes un problema.
—Tú no-
—Y luego la mueca de cuando te descubren.
Mingi resopló.
—Cállate. No lo sabes todo sobre mí.
—Entonces ilumíname.
Mingi tiró de las mangas de su sudadera, una pequeña acción en la que intentaba relajar un poco los nervios. Yunho también notó que las mejillas se le pusieron un poco rojas, claramente avergonzado.
Y lindo también.
—No quiero que me juzgues y si en algún momento te parece demasiado raro lo que estoy diciendo y te incomoda... solo cállame, ¿entendido?
—Entendido.
Mingi suspiró.
—Estoy cansado del tipo de conexiones que tengo. Cada vez que tengo algo con algún chico, cualquiera que sea, espera que me haga cargo de todo. Entiendo que por mi apariencia esperen que sea el que se mantenga dominante y tome la iniciativa, pero sabes que ese tipo de cosas siempre me ha costado. Puedo aparentarlas, pero no soy realmente yo. ¿Cómo se espera que tenga una relación estable si no estoy realmente cómodo?
—Con dominante te refieres a...
—Estoy arriba. Todo el tiempo. —Mingi resopló—. Y tengo demasiada vergüenza de preguntar por un cambio, entonces debo aparentar siempre.
—Oh.
— ¿Eso es todo lo que dirás?
Yunho le dio una larga mirada.
—No sé. Me parece extraño que lo digas, en realidad no te ves difícil de doblegar.
—Por lo que más quieras, no vuelvas a decirme algo como eso. —Mingi le amenazó—. Así que ahí tienes mi grandísimo problema. Necesito experimentar algo más para descubrirme a mí mismo, pero no puedo hacerlo aquí.
—No veo por qué no puedas.
—Porque me preocupo demasiado por mi reputación aquí. Últimamente no es tan malo, pero sigue siendo malo. No sé si seré capaz de lidiar con una situación en la que me vea descubierto. —Mingi le frunció el ceño. Yunho sabía que tal vez estaba presionándolo demasiado, pero finalmente estaban hablando y no pensaba soltarlo pronto—. Además, si tengo problemas para preguntar afuera no me imagino como me sentiría aquí. No me malentiendas, pero siento que las personas que conozco son contadas y no confío fácilmente.
—Dejame ver si entiendo. —Yunho le detuvo antes de que siguiera ahogándose en un intento de explicar—. No puedes quedarte porque temes como reaccionen las personas a tu alrededor, además que no sientes la confianza necesaria para pedir un cambio y quieres regresar al extranjero para seguir experimentando tal vez con personas que ya conozcas.
—Sí.
—Entonces tu solución es marcharte, aunque no sabes si tendrás el mismo miedo de preguntar afuera.
— ¿Sí? ¡Es decir! No tengo miedo, solo es... vergüenza.
Yunho lo pensó un momento. Mingi tenía razones bastante validas para hacer lo que hacía, pero su principal motor para todo seguía siendo el miedo. Huir seguía siendo su primera reacción cuando las cosas se ponían mal y estaba seguro de que tarde o temprano le terminaría pasando la cuenta.
Mingi tenía una especialidad para meterse en problemas solo por sobre pensar, Yunho ya lo sabía de primera mano. Y estaba seguro de que continuaría de esa manera durante un largo tiempo si alguien no le ponía un alto.
Hm...
—Bien.
Mingi frunció el ceño al notar que se acercó un poco más a él.
— ¿Bien exactamente qué?
—Déjame ayudarte.
— ¿De qué carajo estás hablan- ¡mph!
Mingi no pudo decir una palabra más, no cuando fue silenciado por el peso de sus labios sobre los suyos en un beso inesperado. Mingi se quedó demasiado quieto, lo suficiente como para saber que estaba atónito.
Sin embargo, no dudó en profundizar el beso. Sus labios se movieron con confianza sobre los de Mingi, explorando la textura y el sabor. Mingi, después de un instante de sorpresa, pareció corresponder un poco.
Lo que comenzó como una simple prueba se convirtió rápidamente en algo más ardiente. Yunho deslizó una mano por la nuca de Mingi, acercándolo aún más. El beso se volvió más profundo y urgente, como si estuvieran liberando tensiones acumuladas.
Yunho se sintió un poco abrumado, en un principio pensó que podría ser algo complicado de hacer. Nunca había besado a un chico antes, pero Mingi estaba lo suficientemente atónito para dejarlo experimentar y probar cómodamente.
Al menos hasta que Mingi lo empujó.
Yunho le miró esperando encontrar algo de enojo, aunque sea algo de reproche, pero Mingi parecía mucho más perdido que antes. Tenía la respiración un poco agitada y las mejillas sonrojadas, tratando de asimilar qué acababa de suceder.
A Yunho le causó un poco de ternura.
—No fue tan difícil. ¿O sí?
—Yo... —Tragó. Mingi se acomodó los lentes, frunció los labios que acababa de besar y le encestó un puñetazo en el costado.
— ¡Ah!
—Tú... mierda, ni siquiera sé qué debería decirte ahora.
Yunho alzó ambas manos.
—Solo intentaba ayudar. Confías en mí, lo suficiente para decir lo que realmente piensas, y estoy dispuesto a hacer lo que necesites para que puedas poner tus ideas en orden. ¿No es lo suficientemente bueno?
—Eres un idiota.
—Y te acabo de dar un primer paso a lo que estabas buscando. ¿No es así? —Volvió a intentar—. Por favor, Mingi. ¿Puedes pensarlo al menos? Prometo que no hará las cosas extrañas entre nosotros.
— ¿No lo hará extraño para ti?
—No veo por qué lo haría.
Mingi intentó replicar, pero no pudo hacerlo.
Le temblaban los labios.
—Vamos a cenar. Y no quiero ninguna palabra sobre esto hasta que pueda pensarlo correctamente. ¿Entendido?
—Lo que digas, princesa.
—Repítelo y estás fuera.
Hola, ¿cómo están? Estoy de regreso después de tanto tiempo.
Necesito meterme lo mismo que me metí para escribir SE porque quiero terminar esta pinche saga pronto. Yo digo que necesito empedarme jajan't.
Muchas gracias por seguir apoyando SO.
Besos. <3
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