Capítulo 15
Mingi dejó que los días pasaran.
Era una mala decisión, sobre todo para una persona ansiosa como él que no podía soportar quedarse quieto, pero no pudo evitarlo. Era la primera vez que se sentía pasmado, cerebro y corazón deteniéndose en sintonía.
Después de la llamada de Seonghwa se la pasó sobrepensando toda el día, hasta el punto en que sus conclusiones eran absurdas y ninguna respuesta coherente. Mingi debió obligarse a dejar ir, a entender que la única persona que podía darle una respuesta certera sería Yunho, sin importar que se sintiera demasiado abrumado como para mirarle a la cara.
Prefirió detenerse ahí. Estaba abordando cada uno de sus problemas con calma, tomando el tiempo para conocer los sentimientos y pensamientos de los que intentó huir durante años. La compañía de su familia y amigos era buena, así que no tenía motivos para querer huir.
No conseguiría nada si lo intentaba, era mejor tomarse las cosas con calma.
Dejó que los días pasaran en calma y lentitud, uno tras otro mientras respiraba en paz. No funcionó del todo, de algún modo su corazón siempre se encargaba de recordarle a Yunho... y con su recuerdo arrastraba la gran interrogante.
Para Mingi, se sentía como un "¡¿Qué?!" en grandes y dramáticas letras rojas, de solo recordarlo se ponía nervioso.
Hizo lo posible por alejar su mente de la conversación que tuvo con Seonghwa. Eso funcionó... al menos hasta que el calendario avanzó y sus vacaciones terminaron abruptamente.
Sí, de vuelta al juego.
La oficina estaba llena de energía al volver. La familiaridad de su escritorio, el ruido de las conversaciones y el sonido de los teclados proporcionaron un tipo de consuelo que Mingi no había anticipado. Se hundió en su trabajo, tratando de no pensar en Yunho ni en lo que había descubierto. Pero era difícil. Cada vez que alguien mencionaba al director de ventas sentía una punzada en el estómago.
—Mingi, ¿todo bien? —La voz de Keonhee lo sacó de sus pensamientos. Estaba parado frente a su escritorio con una expresión de preocupación—. Has estado muy callado hoy.
—Sí, estoy bien. Solo... volviendo al ritmo de las cosas. —Mingi forzó una sonrisa.
Keonhee no parecía convencido, pero no presionó más.
Él comenzó a ser de esa forma con él; un amigo que sabía hasta donde tenía permitido involucrarse.
Mingi lo agradecía. Keonhee se estaba encargando de hacer las cosas amenas entre ellos, quitándole un problema más y dejándolo garantizar que nada sería incomodo entre ellos.
Su único problema se redujo a Jeong Yunho.
Apretó algo de su cabello en su puño, sintiéndose frustrado porque aun no tenía el valor de levantarse y preguntar qué había sucedido durante los años en que se perdió, cómo se enteró de su paradero y por qué decidió enviar una oferta para él.
Era extraño. Incluso si Yunho por algún motivo le quería de vuelta, jamás hizo el intento por acercarse demasiado y, de hecho, solo se encargó de mortificar a Mingi durante unos años, mirándolo fijamente con esa frialdad poco característica en él y ocultando que alguna vez fueron el mundo del otro.
Nada tenía sentido.
Su teléfono resonó por la vibración. Mingi alcanzó a leer un mensaje de Wooyoung antes de que volviera a oscurecerse la pantalla.
"Pausa para café. Trae tu paranoico trasero aquí."
O algo así.
Mingi suspiró, suspendió su computadora y se dirigió a la sala de descanso del piso de presidencia.
La sala de descanso estaba tranquila, con apenas un par de empleados disfrutando de un respiro en medio de la jornada laboral. Wooyoung estaba sentado en una mesa cerca de la ventana, agitando un café con una cuchara mientras miraba su teléfono, a su lado Yeosang y Seonghwa parecían estar discutiendo sobre algo.
— ¡Mingi! —Wooyoung exclamó al verlo entrar—. Ven, siéntate.
Mingi se dejó caer en la silla frente a él.
—Está bien, necesito que todos usen su razonamiento mental en su mayor capacidad porque creo que voy a enloquecer.
Yeosang le hizo una mueca.
—No estoy en mi mejor momento.
— ¿Por qué?
—Quemó otra cafetera, antes que me preguntes cuantas lleva te responderé: es la cuarta —Wooyoung sonrió burlonamente hacia Yeosang—, pero no debería importarle demasiado. Jongho decidió comprar algunas de reserva, así que cada vez que su amorcito quema una va él mismo a reemplazarla por otra.
Mingi frunció el ceño mirando al par de gremlins que tenía por amigos.
— ¿Qué?
—No te distraigas con sus tonterías. —Seonghwa suspiró, aunque le dio un par de palmaditas a Yeosang porque sí le miró ofendido—. ¿Cómo te has sentido?
—Estoy bien. El equipo de mi departamento me recibió con alegría en la mañana, así que pude fingir que todo estaba bien por un rato. Sin embargo, sigo recordando que debo hablar con él en algún momento.
—No ha salido de su oficina. Estamos metidos en un proyecto grande que se está tambaleando un poco, si quieres hablar con él tendrás que entrar en su oficina. —Wooyoung se encogió de hombros—. Si no te sientes preparado, ten por seguro que no le verás ni la sombra. Sabes como es cuando está haciendo algo demasiado importante.
Mingi bajó los hombros.
—Lo sé, pero estoy asustado como la mierda. ¿Qué demonios? Antes de ser la persona de la que me enamoré era mi mejor amigo... como... mi único amigo en realidad. Enterarme que supo donde estaba y que sea la razón por la cual obtuve este trabajo es demasiado extraño para mí.
— ¿Lo del apartamento fue una casualidad, Wooyoung? —Seonghwa preguntó con el ceño fruncido.
—Sí. Yunho se metió en un problema con una loca exnovia, y la idiota comenzó a acosarlo en su apartamento, por eso me pidió buscarle uno. Fui yo el que le consiguió un apartamento allí, pero quiero aclarar que no recordaba que Mingi había comprado un apartamento en el mismo edificio. Te quiero, amigo, pero no puedes esperar a que recuerde cada detalle de ti cuando desaparecías cada dos semanas.
Mingi hizo una mueca. Sabía que era tonto buscar respuestas en sus amigos cuando el único que las tendría sería Yunho. Si Mingi quería saber la verdad entonces debería levantarse y buscarlo.
—Sé que solo puedo hablar con él para conseguir respuestas, pero me sigue aterrando descubrir la razón detrás de todo esto.
—Si es raro que supiera tu ubicación y te ofreciera un trabajo como un stalker, pero más allá de la extraña tensión entre ustedes dos, ni siquiera intentó acercarse a ti. —Wooyoung sorbió su café, frunciendo el ceño en un intento de recordar todos los años en los que estuvo trabajando para Yunho—. Y no es como si hubiera dejado de salir con otras chicas tampoco, solo lo hizo cuando volviste a entrar en su vida. Simplemente te trajo... y no te habló.
Mingi se quedó en silencio, sintiendo una punzada en su pecho. Todo eso lo hacía sentir... raro.
— ¿Te aterra que sea capaz de todo para tenerte cerca, pero no para amarte?
Mingi casi escuchó su cuello romperse al regresar a mirar a Yeosang así de rápido. El asistente ni siquiera parpadeó después de apuñalarle el corazón con la verdad.
—No... quiero decir...
—Amas a Yunho a pesar de todo, dudo que algo cambie tu percepción de él a estas alturas, por eso pensé...
—Cada vez que lo veo es como si mis piernas estuvieran teniendo un divorcio, pero no estamos hablando de eso.
Wooyoung soltó su escandalosa risa y Seonghwa le cubrió la boca para impedir que llamara la atención.
—Lo que Yeosang intenta decir es que, si quieres saber los verdaderos sentimientos de Yunho, entonces debes ser sincero con él. —Seonghwa le dirigió una mirada comprensiva—. No tiene sentido seguir atormentándote con esto cuando puedes aclararlo conversando con Yunho.
Mingi suspiró, sabiendo que sus amigos tenían razón. Hablar con Yunho era el único camino para resolver sus dudas y miedos, pero hacerlo significaba enfrentar una realidad que le aterraba.
— ¿Crees que pueda entrar en su oficina durante la tarde?
Wooyoung le sonrió.
—Moveré un par de cosas para ti.
Bien... tendría que prepararse.
...
A medida que las horas avanzaban, Mingi comenzó a sentirse más nervioso ahí, sentado en su escritorio con las manos temblando sobre el teclado y sus ojos desviándose hacia el reloj de la esquina de la pantalla. Cada segundo que pasaba su corazón latía más rápido.
Se sentía fatal por la idea de quitarle tiempo de trabajo a Yunho, pero sabía que la única forma en que podría conseguir una respuesta sin provocar algo mayor era ahí. De otro modo, tendría que volver al apartamento de Yunho para hablar sobre todas esas cosas incómodas, y Mingi no estaba seguro de poder soportarlo durante más tiempo.
Su amor por Yunho era innegable, profundo y arraigado en años. Mucho más que regresar parecía ser que esos sentimientos jamás se fueron. La diferencia era que el temor que siempre estuvo de la mano de su amor regresó en una forma diferente.
Mingi no temía ser descubierto, le temía a la verdad.
La idea de que Yunho le trajo de vuelta a su vida incluso si era para tenerlo a la distancia por mero capricho... le enfermaba. Él no era de esa manera. Jamás lo fue, así que no tenía sentido que se hubiera convertido en alguien así.
Eso junto al pequeño resplandor de esperanza, conseguían nublarle la cabeza.
¿Era posible que Yunho le quisiera por algo más?
Simplemente... quedaba descubrirlo.
Finalmente, la hora llegó. Mingi se levantó de su escritorio con las piernas temblorosas. Su corazón latía desbocado mientras se dirigía hacia la oficina de Yunho.
Cuando llegó a la oficina descubrió que Wooyoung no estaba por ninguna parte. Claro que él se encargaría de mover todo —incluso a sí mismo—, para darle la privacidad que necesitaba.
Se detuvo un momento tomando una profunda respiración. Levantó la mano para llamar, pero dudó. ¿Estaba realmente preparado para esto? La respuesta no importaba. Necesitaba saber, necesitaba respuestas. Dio una última respiración profunda, llamó suavemente a la puerta y esperó.
—Adelante.
Mingi se estremeció.
Uy, qué feo.
Abrió la puerta con un empujón suave, revelando la imagen de Yunho sentado detrás de su escritorio, concentrado en su computadora. La luz del atardecer se filtraba a través de las ventanas, bañando la oficina en tonos cálidos, pero el ambiente estaba cargado de una tensión palpable.
Yunho levantó la vista, una mezcla de sorpresa y algo más, quizás alivio, cruzó su rostro cuando miró a Mingi.
—Mingi —Sus dedos se detuvieron sobre el teclado, dándole toda su atención—. ¿Todo bien...?
Mingi cerró la puerta tras de sí, apoyando su espalda contra ella por un momento, necesitando de ese apoyo adicional para mantenerse firme. Las palabras que había ensayado durante las últimas horas se enredaron en su mente y por un instante solo pudo mirar a Yunho, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
—No.
Yunho se inclinó hacia adelante, su expresión cambiando a una de preocupación genuina.
—Si hay algo que necesites decirme...
Mingi sintió un nudo en la garganta. Todo lo que había estado reprimiendo durante años parecía estar a nada de desbordarse.
—Necesito saber la verdad —murmuró reuniendo el valor para continuar—. Sobre todo. Sobre por qué me trajiste aquí, por qué me ofreciste este trabajo, y por qué... —su voz se quebró ligeramente—, por qué te alejaste de mí de esa manera después de traerme.
Yunho pareció tensarse, sus ojos buscando los de Mingi como si estuviera midiendo cada palabra antes de hablar.
— ¿Cómo...?
—Hay demasiadas cosas pasando aquí... así que simplemente me pregunté si nuestra primera gran coincidencia era una coincidencia en realidad. —Mingi se acercó hacia el escritorio, apoyando sus manos en el respaldar de la silla frente a Yunho y mirándolo fijamente—. No lo fue. ¿Verdad?
Yunho mantuvo su mirada, hasta que bajó los hombros y suspiró.
—No, no lo fue.
Mingi sintió un nudo en su pecho apretarse. Sabía que esa era la verdad, pero escucharla de los labios de Yunho le dio un peso mayor, una confirmación que necesitaba, pero que al mismo tiempo temía.
—Entonces, ¿por qué? —Mingi preguntó, su voz quebrándose con la mezcla de emociones—. ¿Por qué fingir que fue una coincidencia? ¿Por qué traerme de vuelta solo para no decirme nada?
—Siéntate.
— ¿Qué?
—Siéntate. —Yunho le ordenó. Mingi no se movió ni un centímetro—. Necesito que te sientes. Tendremos una conversación apropiada, así que asegúrame que me escucharás hasta el final.
Mingi lo miró preguntándose si era lo correcto, pero algo en la seriedad de Yunho le hizo ceder. Rodeó la silla frente al escritorio y se sentó, sintiendo cómo el peso de la situación lo aplastaba.
—Escucharé.
—Primero quiero confirmarte lo que querías saber: fui yo quien te recomendó con Jongho. Mereces saberlo por mí mismo antes que buscar respuestas en otras personas.
—Se supone que no sabías donde estaba. Solamente te dije que tomaría una beca en Taiwán, pero es como si supieras todo de mí. ¿Puedes explicarme eso?
—No lo sabía todo. Sé que en este momento debo sonar realmente loco, pero créeme que tengo motivos, incluso si no son demasiado buenos... —Yunho se veía demasiado conflictuado, aunque intentaba mantener la calma—. ¿Conoces al Grupo A?
Mingi asintió.
—Sí... trabajé para ellos.
—El Grupo A comenzó como un proyecto pequeño, adquirió muchas compañías en ascenso antes de que se volvieran demasiado costosas y comenzó a trabajar con ellas para formar un grupo prometedor desde los inicios. —Yunho hablaba bastante, pero Mingi no estaba entendiendo el punto. Debió obligarse a mantenerse callado mientras la ansiedad se lo comía vivo—. La empresa en la que trabajaste fue una de las primeras que el Grupo A adquirió.
— ¿Y eso...?
Yunho hizo una pausa antes de soltar lo que parecía ser la parte más importante.
—Soy uno de los fundadores y el segundo mayor accionista del Grupo A.
Mingi parpadeó en completa perplejidad. Sabía que Yunho tenía algunas acciones en un par de empresas y que en sus tiempos libres se encargaba de trabajar en otras cosas que no tenían relación con Choi Industries, pero jamás se esperó que estuviera en algo tan... grande.
Incluso si no estaba interesado en el Grupo A, debería ser un tonto para no reconocer su sello a simple vista.
—Qué...
—Comencé a trabajar con el Grupo A desde el inicio. Apenas estaba graduado, pero un... digámosle amigo mío... me pidió trabajar en su pequeño proyecto, participé porque se veía como una buena idea. Antes de que me diera cuenta, era algo demasiado grande y debía supervisarlo para no dañarlo. Entre las empresas que obtuvo el Grupo A, escogimos un par de empresas en Taiwán que lucían prometedoras. —Yunho hizo una mueca incómoda, no era un fanático de hablar de su trabajo y ahora que lo notaba, tampoco debía ser un fanático de alardear sobre lo llena que tenía sus cuentas bancarias—. Mi amigo es un poco esquivo, así que decidió que debería ser yo quien se encargara de tener el primer contacto. Me envió a Taiwán con la idea de contactar con los directores de cada empresa y conocerlas a fondo para trabajar con ellas.
—Me encontraste ahí.
Yunho asintió, pero parecía un poco avergonzado.
—Me comporté como un idiota en cuanto te vi. No fue gracioso, estaba llevando todo el negocio con calma, y entonces apareciste y yo... —Yunho apretó sus labios con incomodidad, dejando de mirarle—. No importa. Pensé en acercarme a ti en primer lugar. pero recordé que no querías tener nada conmigo, así que simplemente te evité durante días.
—Entonces la primera vez sí fue una coincidencia.
Eso en parte le hizo sentir aliviado, aunque si le dolía haber puesto a Yunho en una situación compleja. Se tomó la molestia de fingir que no existía durante todos los días que estuvo cerca de Mingi, solamente porque quería aceptar sus deseos de alejarse.
—Lo fue, pero si fui el causante de la segunda. —Yunho le miró de forma vergonzosa y cautelosa, midiendo cada palabra que decía—. Era una buena empresa, tenía el potencial necesario para ser significativa, pero también sabía que tenías mucho más potencial y ambiciones que no podrías explotar en un lugar pequeño. El día que Jongho tomó la dirección de Choi Industries y pidió buscar los mejores talentos, me ofreció la posibilidad de designar a mi equipo, a diferencia de su abuelo.
—Quieres decir que me pediste.
—Quería darte una oportunidad. Estaba un poco enojado contigo por como terminó todo entre nosotros, pero eso no significaba que dejaría de beneficiarte si podía hacerlo. Te entregué un movimiento de partida, pero tu hiciste todo el trabajo para llegar a ser quién eres hoy.
—Yunho...
—No tenía la intención de traerte aquí por mí. De ser así, te habría puesto bajo mi mando en mi departamento, pero no lo hice. No era el lugar para ti. —Yunho se justificó de inmediato—. A pesar de eso, no era bueno ocultando mi frustración. Hice lo posible por aparentar alrededor de ti, pero me conoces lo suficiente para saber cuándo estoy fingiendo.
Todo lo que Yunho estaba diciendo tenía sentido, aunque eso no hacía que las cosas fueran menos dolorosas o confusas. Ahora entendía por qué Yunho había estado tan distante, por qué había tantas cosas que no encajaban.
Pero eso no hacía que el dolor desapareciera.
—¿Y ahora qué? —preguntó, su voz temblando mientras miraba a Yunho a los ojos, buscando alguna señal de lo que debería hacer a continuación.
Yunho lo miró, su expresión reflejando una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
—Ahora... ahora depende de ti, Mingi. He cometido errores, y lo lamento, pero quiero que sepas es que nunca dejé de preocuparme por ti.
Mingi tragó saliva, sintiendo que sus emociones se arremolinaban dentro de él. La situación era tan abrumadora que apenas podía pensar con claridad, solo una cosa era cierta: tenía que tomar una decisión.
—Lo entiendo.
— ¿Lo haces...?
Mingi asintió.
—Tienes razón, solo me diste la oportunidad. Incluso si yo la tomé, no la usaste para acercarte a mí.
—Mingi...
—Gracias por eso, Yunho.
Mingi se levantó de la silla. Consiguió las respuestas que quería, no todas, pero sí las más importantes. Tenía mucho de lo que pensar al respecto y no quería hacerlo en la oficina de Yunho cuando él tenía una vida tan importante que mantener.
Mingi apenas había alcanzado la puerta cuando sintió que Yunho se levantaba de su silla, los pasos firmes resonando en el espacio silencioso de la oficina. La tensión en el aire se hizo palpable, un peso que parecía presionar sobre los hombros de Mingi, impidiéndole moverse. Se quedó allí, con la mano en la manija, sin atreverse a abrir la puerta, como si una fuerza invisible lo mantuviera en su lugar.
Yunho se detuvo justo detrás de él, lo suficientemente cerca como para que Mingi sintiera su presencia. Su corazón latía con fuerza, una mezcla de nerviosismo y anticipación que le revolvía el estómago.
—Prometiste escuchar —la voz de Yunho sonó baja, contenida, pero había una nota de urgencia que no pudo pasar desapercibida.
Mingi cerró los ojos un instante, reuniendo el valor para enfrentarlo. Tomó una respiración profunda y se giró lentamente, encontrándose con la mirada fija de Yunho.
— ¿Hay algo más de lo que quieras hablar?
Yunho asintió, su expresión endureciéndose. Por primera vez, Mingi pudo ver la frustración en sus ojos, una emoción que rara vez mostraba tan abiertamente.
—Sí —Yunho tomó una respiración profunda, luchando visiblemente por mantener el control—. He estado esperando durante días para poder hablar contigo, para poder ser completamente sincero. Así que necesito que esta vez seas tú quien tenga la paciencia.
Mingi sintió un nudo formarse en su garganta. La sinceridad de Yunho lo desarmaba, haciéndole cuestionar si realmente estaba listo para escuchar lo que fuera que Yunho tuviera que decir, pero había llegado demasiado lejos como para dar marcha atrás.
—Lo siento.
Yunho inhaló.
—Lo sientes...
—Claro que sí. Te lo dije, soy cruel contigo... y lo siento.
Mingi se inclinó para besar su mejilla. Intentaba que fuera algo casual, algo que usualmente haría si su amistad hubiera continuado, pero todo se fue a la mierda cuando Yunho le sostuvo la mejilla y le besó apropiadamente en los labios.
El momento se quebró cuando Yunho lo besó, atrapándolo en un gesto que, lejos de ser casual, estaba cargado de la misma tensión y emoción que se había acumulado en la oficina. Mingi sintió como si cada pensamiento en su mente se esfumara, el peso de todas sus emociones estallando en el instante en que Yunho lo mantuvo cerca, prolongando el beso con una intensidad que le robó el aliento.
Mingi le empujó con sus manos firmes sobre los hombros de Yunho mientras intentaba que la razón volviera a él y las estrellas se desvanecieran tras sus parpados.
—Esto no pasó.
Yunho negó.
—Excepto que sí, sí pasó.
Él dio un paso al frente, sosteniendo su mejilla y acomodando una mano en su cintura, asegurándose de que Mingi no pudiera evadir su mirada.
— ¿Por qué me besaste? Nuestro acuerdo terminó, se supone que-
—Lo hice porque no estoy actuando en base a un acuerdo, lo hice porque quería. — Su pulgar rozó suavemente la piel de su mejilla, un gesto casi imperceptible—. Eres la única persona que quiero besar ahora mismo.
Mingi se quedó inmóvil, el corazón palpitando con tanta fuerza que le dolía el pecho. Las palabras de Yunho resonaban en su mente, casi imposibles de procesar. Se sentía atrapado en una tormenta de emociones; el amor profundo que siempre había sentido por Yunho se mezclaba con la incredulidad y el temor.
¿Cómo era posible que el hombre que había idolatrado durante tanto tiempo, al que había considerado inalcanzable, ahora estuviera frente a él diciendo que quería besarle?
Todo se sentía irreal.
Recordó esa noche cuando Yunho insinuó que podía sentir algo por los hombres, pero Mingi nunca se permitió creer que él podría ser uno de esos hombres. ¿Y si Yunho lo decía solo por el momento, por la tensión que había entre ellos, o por algún otro motivo que Mingi no alcanzaba a entender?
Oh, joder.
—Yunho...
—Estás confundido, ¿verdad? —La voz de Yunho era suave, casi cautelosa, mientras lo observaba detenidamente.
Mingi sintió un nudo en la garganta, incapaz de responder de inmediato. Yunho, como si hubiera leído sus pensamientos, preguntó con un tono que era a la vez serio y un poco desesperado:
— ¿Intentarás huir mientras hablo? —Mingi negó con la cabeza, sus manos temblando levemente—. ¿Me permitirás explicarme de una vez?
Mingi asintió lentamente, sintiendo cómo la tensión crecía entre ambos. Parecía un juego en el que Yunho intentaba adivinar cada uno de sus deseos, algo que, en retrospectiva, habían estado haciendo durante todo ese tiempo sin darse cuenta del peso que tenía.
—Prometo que no te abrumaré con lo que yo quiero porque mi prioridad es tu bienestar. No volveré a tocarte por un deseo egoísta, mucho menos por mi propio placer. —Mingi no entendió a qué quería llegar, pero parecía que Yunho estaba justificándose antes de decir lo que tanto quería—. Eso puedo garantizarlo. Te doy mi palabra de que jamás haré algo que no quieras.
Deseó suspirar.
Ese era el hombre del que estaba enamorado, un hombre educado, indulgente y atractivo que podía doblegarlo solo con sus palabras.
—Sí...
—Antes de que te culpes, quiero que entiendas que soy yo quien es culpable de esto, no quiero escucharte decir que fue por culpa tuya que "mi perfecta" vida se arruinó. Casi puedo escuchar el pánico en tu cabeza cuando sientes que has influenciado demasiado de ti en mí. —Yunho mantuvo su mirada fija, sin titubear ni retroceder—. Estoy más que satisfecho con quien soy y con la persona que soy cuando estoy junto a ti, pero me gustaría ser sincero, sin el temor de que te irás si presiono demasiado.
Mingi asintió.
—Lo siento... y lo entiendo. Solo dime lo que quieres decir.
Yunho se acercó un poco más, sus ojos llenos de una vulnerabilidad que Mingi nunca había visto antes.
—Me gustas.
Mingi sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo. La respuesta que había anhelado durante tanto tiempo estaba justo frente a él.
— ¿Como... como un amigo?
—Como mucho más que un amigo. Gustar... es una palabra poco acertada para lo que siento por ti, pero te lo dije, no haré ni diré nada que no quieras escuchar.
La voz de Yunho era un susurro cargado de emociones y Mingi sintió cómo el suelo parecía desvanecerse bajo sus pies. La confesión de Yunho era todo lo que había deseado escuchar durante años, pero la forma en que se expresaba y la intensidad en su mirada lo hacían aún más abrumador.
Mingi se quedó en silencio, procesando las palabras que resonaban en su mente. Los años de amor no correspondido, el dolor de su separación, y la incredulidad de que Yunho pudiera sentir algo por él se mezclaban en un torbellino emocional.
Mingi intentó formular una respuesta, pero el timbre de su teléfono celular interrumpió sus pensamientos. La vibración y el sonido le hicieron sobresaltarse y Yunho bajó la mirada antes de retroceder. La distancia entre ellos se hizo palpable mientras Yunho se apartaba, devolviéndole a Mingi el espacio que desapareció.
La sonrisa de Yunho era inesperadamente sombría, una rareza en él que contrastaba con la calidez de sus palabras anteriores. El gesto tenía una mezcla de amargura y resignación que hizo que Mingi se sintiera aún más frustrado.
—Supongo que debes irte por una fuerza mayor esta vez, así que te lo perdonaré. —Yunho habló en un tono tenso, luego deslizó su mano al ras de la cadera de Mingi para tomar la manija de la puerta. Por un instante, Mingi pensó que lo tocaría, pero no lo hizo—. Te veo más tarde, princesa.
Luego le empujó suavemente fuera, un toque tan superficial que apenas sintió la presión de su palma en su espalda. Mingi se quedó allí, inmóvil, sintiendo cómo la realidad se desmoronaba a su alrededor. El contacto físico, tan deseado y ahora inesperadamente retirado, le indujo a la ansiedad.
La puerta se cerró lentamente dejándolo con sus pensamientos y su corazón acelerado.
En ese preciso instante, la puerta de entrada se abrió con un empujón ligero, revelando a Wooyoung con una cara de sorpresa y una taza de café.
Oh, él seguramente se estaba fijando en su cabello despeinado y en sus labios que acababan de ser besados.
— ¿Qué acaban de...?
— ¡Shhh! ¡Silencio, atrás satanás! ¡Te exorcizo en el nombre del bien! —Mingi lo señaló con el dedo mientras salía por la puerta a la velocidad del rayo—. ¡Ninguna palabra!
Wooyoung se cubrió la boca con ambas manos, dejando que su amigo se fuera de la oficina hecho un nido de pánico.
Necesitaba resolver esto.
Solo nos queda un capítulo y el epílogo, viva chile mierda.
Nos vemos! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro