Capítulo 1
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"Una persona puede causar el mal a los demás, no sólo por sus acciones sino por su falta de acción, y en cualquier caso es justamente responsable ante ellos por la lesión."
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Años atrás.
— ¿Lo escucharon? Tal parece que Junhui hyung es gay.
Mingi se congeló en cuanto escuchó a Sungjun, uno de los chicos en la mesa, soltar ese comentario. Ni siquiera pudo darle un trago su bebida dejándola a medio camino de su boca. Miró lentamente las caras de cada una de las personas presentes, prestando total atención a las pequeñas muecas en sus caras, una clara señal de incomodidad.
— ¿Lo dices en serio? —Yeji, una de las chicas del grupo, preguntó siendo la primera en salir del estupor general—. Lo vi besarse con Chaeyoung en la fiesta de inicio de año y eso fue solo hace unos meses, ¿estás seguro de lo que estás diciendo?
Él se encogió de hombros.
—Estuvimos hablando de eso durante la clase de economía de la mañana, nos dijo a todos ahí que estaba saliendo con un chico de la facultad de ciencias, Minghao o algo así, pero lo importante aquí es que Junhui hyung no parecía ni un poquito avergonzado.
— ¡Ugh! ¿Qué rayos le pasa? ¿Consiguió besos con una chica tan hermosa como Chaeyoung y se le ocurrió meterse con un tipo? Vaya desperdicio, hombre...—El otro chico en la mesa, Hojin, se quejó en voz alta—. ¿Qué hay de bueno en cogerse a un tipo, de todas formas? Qué asco.
A Mingi se le revolvió el estómago. Era incómodo que tocaran esos temas delante de él, porque estaba seguro de que lloraría más tarde. Sabía que debía hacer todo lo posible por aparentar, pero no encontraba palabras que encajaran con el resto del grupo.
Por suerte, su mejor amigo estaba a su lado y le quitó la lata de jugo para devolverla a su bandeja. Mingi le echó una rápida mirada de reojo y se encontró con la preocupada mirada de Jeong Yunho, su compañero de toda la vida, él estaba haciendo esa mueca que siempre hacía la intentar leer sus emociones.
— ¿Estás bien? —preguntó Yunho.
Mingi asintió.
—Solo... de repente me dio dolor de estómago.
Yunho soltó una risita.
—Te dije que no pidieras los fideos picantes, siempre terminas lloriqueando después.
Mingi aprovechó el momento para cambiar de tema y distender la atmósfera tensa.
—Sabes, Yunho, estoy creciendo y puedo comer lo que quiera sin preocuparme demasiado —dijo Mingi en un intento de parecer maduro.
Yunho le miró con complicidad y levantó una ceja.
—Bueno, señor adulto. Solo recuerda que, si sigo viéndote tomar decisiones alimenticias irresponsables, me veré obligado a contarle a tu madre sobre todas esas veces en las que te saltas la cena por un helado.
Mingi fingió indignación y le dio un leve golpe en el hombro a Yunho.
— ¡Eso es chantaje! No tienes pruebas de esas "malas decisiones alimenticias".
Antes de que Yunho pudiera responder, uno de los chicos en la mesa les interrumpió, molesto por su cuchicheo.
—¿Podrían dejar de murmurar ahí? Es bastante incómodo para el resto de nosotros. —Sungjun gruñó antes de finalmente fijarse en Yunho—. ¿Qué hay de ti, Yunho? ¿Qué opinas de la idiotez de Junhui hyung?
Mingi sintió que todo su alivio se aplastaba bajo la incomodidad de nuevo. Lo que menos quería escuchar era lo que Yunho podría opinar de ese tema, pero por supuesto que los chicos en la mesa esperarían por su opinión.
Yunho destacaba entre todos los estudiantes de primer año en la facultad de negocios. Justo como venía haciendo desde la preparatoria, su mejor amigo llamaba la atención por su porte apuesto y su personalidad increíblemente amable, era considerado un príncipe donde quiera que fuese y siempre se le formaba un sequito que le lamía las botas.
Mingi miró atentamente a cada una de las personas en la mesa. Ellos eran el nuevo grupo que comenzó a seguir a Yunho en inicios del año, a Mingi no le agradaban del todo, pero mientras hicieran su parte en los trabajos grupales de administración no pensaba quejarse.
Yunho hizo una mueca incomoda.
—Bueno, no creo que yo deba dar una opinión sobre algo, sinceramente no me incumbe.
—Ay, siempre tan amable. —Yeji sonrió.
—Ajá, amable. ¿Y eso qué? ¡Queremos opiniones, Yunho! No es como si alguien más que nosotros fuera a escucharte, siéntete libre de salir de tu papel de príncipe y declarar lo mucho que te da asco el asunto. —Sungjun le incentivó.
Mingi dio una pequeña miradita de costado a su mejor amigo, Yunho había perdido la sonrisa amable para pasar a una mueca tensa.
Mingi consideró levantarse gracias a su supuesto dolor de estomago y abandonar la cafetería de la universidad lo antes posible. Lo que menos quería era escuchar a Yunho hablar justo como hacían todos los demás al referirse a personas homosexuales.
O bueno, personas como él.
Para Mingi era una cosa vergonzosa que estaba intentando ocultar, desde que se dio cuenta de sus verdaderos gustos en la preparatoria hizo lo posible por guardarse las cosas para sí, temiendo de ser tachado de raro en cuanto alguien lo supiera.
Lo peor era que lo supiera Yunho.
Jeong Yunho fue su única constante en toda su vida. Hasta ese día no entendía como un hombre tan maravilloso como él podía quedarse estancado con una tontería andante como Mingi. Él no se sentía para nada especial, no merecía para nada la asombrosa amistad que le daba Yunho.
Pero era lo suficientemente codicioso como para no alejarse. Por algún motivo Yunho le escogió como su mejor amigo, y no quería que pequeñas cosas como esas interfirieran.
Eso no significaba que no le doliera el corazón cada vez que alguien mencionaba algo que estuviera medianamente cerca de su aterrador secreto.
—Ugh... no es como si me diera asco, te dije que no tengo opinión ahí. —Yunho se encogió de hombros, sonriendo casualmente—. Es algo que simplemente no va conmigo, es todo.
—Ah, incluso un hombre tan amable puede ser sensato. ¿Ven que es una cosa asquerosa al fin y al cabo? —Hojin se carcajeó.
Mingi apretó sus manos en su regazo, sopesando la idea de que si algún día se le ocurría decir la verdad acabaría perdiéndolo más que todo. Recientemente su familia había comenzado a sospechar y el que más afectado estaba era su hermano mayor, él siempre le daba esa mirada extraña y cautelosa como si esperara que inminentemente hiciera algo terrible.
Odiaría ver esa mirada en Yunho.
— ¿Qué pasa con esa cara, Mingi? —Habló Hojin en un tono de burla—. Ay, no me digas que lo que dijo Yunho te dolió. El chiste de que te casarás con él algún día ya no es gracioso porque ahora estamos hablando en serio, no hagas la broma.
Mingi se sonrojó de pura vergüenza. ¿A que venía eso?
—Yo no he dicho nada.
—No lo molestes, ya se siente enfermo y provocarás que le de dolor de estómago. —Yunho le advirtió.
—Ay, hombre. Tienes que dejar de cuidarlo tanto, ahora con este asuntito de los maricas todos podemos ser tachados de serlo si mostramos la mínima simpatía por otro tipo.
— ¿Qué tontería estás diciendo? —Yunho respondió rápidamente.
Y Mingi conocía esa mirada en él, sucedía cada vez que estaban cerca de colmarle la paciencia.
—Ugh. Demasiado tarde, ya me siento mal por todo este asunto de los maricas. Voy por un té medicinal. —Mingi intentó sonar lo más natural que pudo antes de levantarse con su bandeja para devolverla y marcharse lo más rápido posible de la cafetería.
Sabía que para el grupo debió ser extraño, aún más para Yunho.
Pero no le importaba, necesitaba un momento para respirar.
Nada de esto le gustaba, mucho menos que con el pasar de los años se pusiera más y más a la defensiva. Era desagradable sentirse incomodo en su propia piel mientras intentaba guardar las apariencias.
Y por más que adorara a Yunho la situación con él le estaba pasando cuentas.
Mingi no mentiría. Sería muchísimo más sencillo si su amistad con Yunho fuera simplemente eso, una amistad. Pero lamentablemente era el motivo por el que se percató de que en realidad le gustaban los chicos.
No, soñar que tu mejor amigo te besa y te toma las manos en un parque de diversiones no era una mierda normal. Así que debió enfrentarse a todo ese desastre durante la adolescencia, intentando que su relación con Yunho no se viera afectada por culpa de sus estúpidos sentimientos.
Así que... bueno, cada segundo con Yunho se sentía como morir por dentro un poco más. Era demasiado difícil porque para ese punto de su vida ya no sabía que era peor, mantenerse a su lado o marcharse finalmente.
La universidad era un periodo difícil. Si pensó que la secundaria era una tragedia entonces esto era el infierno porque ya no tenía que presenciar solo confesiones amorosas hacia Yunho, sino que las nuevas chicas preguntaban de formas ingeniosas si las podía follar.
Si volvía a escuchar un "Veamos una película en mi casa" se iba poner a llorar.
Bueno, ahora sentía que iba a vomitar.
Al girar por la esquina del pasillo se encontró con el mural de anuncios de la facultad. En el centro había un anuncio grande y colorido que llamó su atención mucho más que el resto, había una maravillosa foto de una ciudad que no conocía y una gran frase escrita con letras grandes y brillantes:
"¡Vete de intercambio en la mejor universidad de Taiwán!"
Mingi frunció el ceño porque <<vete>> no sonaba como una palabra adecuada para invitarte a tomar una beca, es más, sonaba como si le estuvieran dando una orden. Y tal vez funcionó lo suficiente porque le tomó una fotografía al anuncio y se dirigió a la salida.
Ya después pediría prestados los anuncios de la última clase que le faltaba.
Al tomar el autobús sintió su teléfono resonar con un par de "pío-pío". Quiso fruncir el ceño porque otra vez Yunho le configuró el ringtone del pollito.
"¿Dónde estás?
La clase ya comenzó"
Yunho, 14:45 hrs.
Mingi hizo una mueca.
"Me siento mal :(
Mamá dijo que volviera"
Mingi, 14:45 hrs.
Yunho se tardó un poco en contestar.
"Ahí tienes al adulto responsable
Te llamo después
Asegúrate de seguir con vida"
Yunho, 14:50 hrs.
Ugh. No quería hablar con Yunho después, de hecho, esperaba no pensar en él un buen rato.
Sería bastante complicado, a decir verdad.
Pensó un poco en las palabras del otro chico durante el camino. La verdad estaba un poco acostumbrado a que las personas hicieran evidente su extraño apego a Yunho, Mingi no entendía si esas personas realmente lo encontraban extraño o solo estaban celosos porque Yunho podía tanta atención en alguien tan común como él, pero al final del día no importaba si lo entendía porque terminaba afectándole de igual manera.
Era obvio que estaba apegado a él por ser su amigo, pero las personas constantemente mencionaban que era raro. Por supuesto que no lo hacían con la intención de molestar a Yunho, era con plena intención de molestar a Mingi.
Yunho siempre estaba ahí para él, velando por su seguridad como había hecho desde el comienzo y puede que Mingi estuviera acostumbrado a eso, pero para los demás era un detalle que no pasaban por alto.
Eso le llevó a recibir los chistes que delataban su verdadero secreto.
"¿Por qué lo sigues tanto? ¿Acaso estás enamorado de Yunho?"
Y la respuesta a eso era sí. Sí, maldita sea. Agradecería si dejaban el tema en paz de una buena vez porque entonces Yunho se daría cuenta y Mingi tendría que buscar la forma de huir a un país extranjero.
Huir...
El "Vete a Taiwán" sonó muy tentador en ese momento.
Alejarse de todo por un largo tiempo era todo lo que necesitaba, solo poder respirar sintiéndose en paz consigo mismo. Ayudaba bastante que la sociedad de Taiwán estuviera más avanzada que la Coreana, porque en ese país no podía ni siquiera intentar algo con otra persona para olvidarse de Yunho sin que intentaran crucificarlo en la plaza principal.
Era un chiste.
Era un chiste tan gracioso que sí terminó aplicando al intercambio en Taiwán.
...
La respuesta llegó alrededor de dos meses después. Mingi se había olvidado completamente de su aplicación hasta que recibió un correo electrónico ridículamente colorido —como su alma gay— felicitándole por ganar la beca de intercambio a Taiwán debido a sus excelentes calificaciones.
Mingi sabía que sus calificaciones eran más que suficientes para hacerle ganar una beca, desde pequeño asistió a excelentes escuelas debido a su buen nivel académico, de hecho, ese era el único motivo por el cual podía asistir a la misma costosa universidad de Yunho.
Pero bueno, él realmente no esperaba que todo el chiste de Taiwán funcionara. Era como si el destino le hubiera dicho: "El cartel tiene razón, vete."
La noticia de haber obtenido la beca de intercambio a Taiwán despertó en Mingi una mezcla de emociones. Por un lado, estaba emocionado por la oportunidad de explorar un nuevo país y sumergirse en una cultura diferente. Por otro lado, sentía una punzada de tristeza al pensar en lo lejos que estaría de Yunho y en cómo ese distanciamiento podría ayudarle a olvidar sus sentimientos por su mejor amigo.
A medida que avanzaba el día, Mingi no podía evitar pensar en la posibilidad de que Yunho inminentemente comenzara a salir con alguien. Había visto un par de chicas lo suficientemente agradables con las que pasaban el rato, y sinceramente no quería estar ahí cuando algo... ocurriera. Esa idea le partía el corazón.
Mingi sabía que necesitaba tiempo y espacio para descubrirse a sí mismo y entender sus propios sentimientos. El intercambio en Taiwán podría ser la oportunidad perfecta para eso. Sería un nuevo comienzo en un lugar donde nadie le conocía y donde podría ser quien realmente era sin preocuparse por las expectativas de los demás.
Decidió hablar con sus padres sobre la beca y explicarles su deseo de aceptarla. Si bien sabía que sería difícil para ellos verle partir durante un tiempo, confiaba en que entenderían su necesidad de crecimiento personal y de buscar su propio camino.
Mientras esperaba el momento adecuado para hablar con sus padres, Mingi también planeaba conversar con Yunho.
Confesar sus sentimientos estaba por fuera de la mesa. Eso era algo que no pensaba tocar jamás, así que debía encontrar una excusa creíble para que él simplemente le dejara.
Por el momento prefirió enfrentarse a sus padres primero.
Mingi esperó el momento adecuado para hablar con sus padres sobre la beca y su verdadera razón para aceptarla. Reunió el valor necesario y se sentó con ellos en la sala de estar.
—Papá, mamá, hay algo importante que necesito contarles —dijo con voz temblorosa pero decidida. Sus padres le miraron con atención, preocupados por la seriedad en su rostro—. Lo que voy a decirles puede ser difícil de aceptar, pero necesito que me escuchen con mente abierta... yo...
— ¿Eres gay? —Su padre le interrumpió.
Mingi se quedó congelado cual estatua frente a sus padres. Su madre hizo una mueca y le dio un codazo a su padre.
—No me asustes al niño, tonto. —Su madre negó con la cabeza como si la situación no fuera tan pesada—. Mingi, no te estreses por esto, ¿sí? Nosotros entendemos todo, te amamos y siempre te amaremos, sin importar quién seas ni a quién ames.
—Es cierto, hijo. Eres nuestra sangre y siempre serás parte de nuestra familia. Queremos que seas feliz y te apoyaremos en todo lo que necesites —añadió su padre, intentando sobarse las costillas donde le picó su esposa.
Las palabras de sus padres le reconfortaron y Mingi sintió un peso aliviado en su pecho. Sabía que no todos tenían la suerte de tener padres comprensivos y cariñosos como los suyos. Se sentía agradecido por su amor incondicional.
Sin embargo, en ese momento, su hermano mayor, quien había estado escuchando en silencio, se levantó de su asiento, enfadado y con el rostro fruncido.
—¡Esto es una locura! ¿De verdad lo van a aceptar sin decir nada más? —dijo, su voz cargada de ira y rechazo.
Mingi se quedó en shock, sintiendo cómo su corazón se partía. Esperaba que a su hermano le desagradara la idea, pero presenciarlo era algo diferente.
—Hyung, por favor, intenta entender. No elegí ser homosexual, es parte de quién soy. No quiero que esto afecte nuestra relación como hermanos —respondió Mingi, intentando contener las lágrimas en los ojos.
Su hermano, sin pronunciar una palabra más, salió de la sala sin mirar atrás, dejando a Mingi y a sus padres sumidos en un profundo silencio.
Los padres de Mingi se miraron preocupados y luego dirigieron su atención hacia él, envolviéndole en un cálido abrazo.
Mingi se sintió reconfortado por sus padres, aunque el rechazo de su hermano dolía, sabía que contaba con el amor y el apoyo de quienes realmente importaban en su vida. Sabía que estaba dando un paso importante hacia su felicidad y libertad personal.
La reacción de su hermano fue suficiente para hacerle entender que debía descartar por completo cualquier sentimiento que tuviera por Yunho, porque incluso si su mejor amigo siempre se mostró amable y comprensivo había algo en él que no dejaba de hacerlo sentir alerta, como si algo pudiera salir realmente mal.
Justo como pasó con su hermano.
Después de ese desastre, conversó con sus padres sobre su idea del intercambio. Afortunadamente ellos solo sonrieron y le dijeron que le apoyaría en todo lo que intentase.
Así que al final, solo le quedaba hablar con Yunho.
El problema fue que por más veces que intentara hablar con Yunho siempre había algo que se lo impedía. Y con algo se refería a su cerebro que no funcionaba, colapsaba y lo dejaba en un constante lienzo en blanco. Si Yunho notó lo extraño que estuvo durante esas semanas entonces fue lo suficientemente amable como para no mencionarlo.
Finalmente, la fecha de su vuelo estaba casi respirándole en la nuca, y él aun no había dicho una sola palabra a Yunho. Se sentía fatal porque para Yunho era un amigo de confianza, él fue tan amable que hizo todo lo posible para que ambos estudiaran en la misma universidad y ahora Mingi decidía marcharse por su bien personal.
Se sintió un poco egoísta, pero cada vez que le veía hablar con otras personas —chicas increíblemente lindas—, le dolía más y más el corazón.
Tenía que escapar pronto.
El momento indicado llegó cuando una noche, Yunho apareció por su casa y le pidió salir. No era algo extraño, usualmente terminaban comiendo alguna tontería en una tienda de conveniencia y hacían alguna tontería en el parque, replicaron el mismo plan, pero esta vez Mingi se quedó mucho tiempo callado.
En el parque, se sentó en uno de los columpios y balanceó sus pies.
—Yunho, necesito hablar contigo —dijo Mingi, luchando por mantener la compostura.
Yunho lo miró después de tragar el último trozo de su helado de chocolate y asintió.
— ¿Finalmente? Te juro que iba a perder la cabeza si continuabas actuando así, por favor dime qué ha estado mal.
Mingi tomó una respiración profunda antes de continuar, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos sin revelar la verdadera razón de su alejamiento.
—He estado reflexionando mucho últimamente. Siento que necesito un cambio en mi vida. Quiero explorar nuevas oportunidades y descubrir quién soy realmente. —Mingi tomó las cadenas del columpio con fuerza de más, intentando buscar el valor—. Apliqué a una beca de intercambio en Taiwán... y ellos me aceptaron.
El rostro de Yunho se ensombreció al escuchar las palabras de Mingi. Habían sido amigos desde siempre, habían compartido tantos momentos y fueron un apoyo mutuo en todo momento, así que obviamente se pondría mal al escucharlo.
—Bien... bien... lo entiendo. —Yunho se pasó una mano por el cabello, Mingi pudo notar que estaba tratando de mantener la calma—. Es algo bueno para ti. No te preocupes, seguiremos hablando por mensajes, incluso podría darte una visita de vez en cuando.
—No entiendes...
— ¿Qué?
Mingi se arrepintió al instante, pero solo pudo seguir adelante.
—Para hacer todo lo que quiero necesito tomar un tiempo de todo, eso incluye alejarme de ti.
Ahí está, lo dijo.
—¿Te refieres a tomarte una pausa de nuestra amistad? —preguntó Yunho, con voz temblorosa.
Mingi sintió un nudo en la garganta y bajó la mirada, incapaz de enfrentar la expresión de dolor en el rostro de su amigo.
—No es que no valore nuestra amistad, Yunho. Eres una persona increíblemente importante para mí, pero siento que necesito este tiempo para encontrar mi propio camino y descubrir quién soy fuera de nuestra relación de amistad. Espero que puedas entenderlo.
Yunho hizo una mueca.
—Hemos sido amigos desde siempre y ahora de repente decides alejarte sin ninguna explicación clara. ¿Acaso he hecho algo malo?
Mingi se mordió el labio, sintiendo una punzada de culpa en su interior. Sabía que estaba lastimando a Yunho, pero no podía encontrar el coraje para decirle la verdad sobre sus sentimientos.
—No, no has hecho nada malo.
— ¿Entonces...?
—Simplemente... no quiero seguir con esto.
— ¿Esa es la respuesta que merezco, Mingi? ¿Después de tantos años?
—Es la única que puedo darte.
La tensión en el aire era palpable mientras ambos se enfrentaban a la difícil realidad de su separación. Mingi quería proteger a Yunho de sus propios sentimientos, pero se daba cuenta de que también estaba lastimándose a sí mismo al alejarse de la persona que más amaba.
—Haz lo que quieras.
Yunho no se molestó en darle una segunda mirada antes de marcharse, Mingi solo se quedó en su lugar sintiendo la fría brisa golpearle en las mejillas.
Debía seguir adelante.
Su viaje a Taiwán comenzó una nueva vida para él. Se olvidó de todo lo que dejó atrás en su país natal y se esforzó por cumplir sus sueños lejos de la represión que estaba sobre él.
Lo primero que hizo fue cambiar su número de teléfono, dejando solo el número de sus padres ahí. No estaba dispuesto a mirar atrás de nuevo.
Sus años universitarios fueron una experiencia memorable. Hizo amigos increíbles que le ayudaron con el idioma, fue reconocido como un estudiante ejemplar y tuvo días maravillosos que no cambiaría por nada.
Sin embargo, siempre mantuvo esa espinita en su corazón, el recuerdo de la última vez que vio a Yunho.
De vez en cuando pensaba en eso, pero no podía evitar pensar que esto era lo mejor. En algún momento Yunho avanzaría y Mingi no podía quedarse esperando que su mejor amigo siempre cuidara de él, básicamente se hubiera condenado.
Su salida fue cobarde... pero necesaria.
Eso era lo que se repetía al irse a dormir.
Después de graduarse obtuvo un trabajo en Taiwán, era en una empresa pequeña con salarios modestos con lo que pudo vivir tranquilamente un tiempo, hasta que ansió tener más. Sus padres se lo dijeron, no tenían ningún problema con su sexualidad, solo querían que fuera una persona de bien. Un lindo apartamento, amigos con los que salir y probablemente un novio estable. Él necesitaba avanzar en la vida para asentar esas cosas.
Fue en ese momento cuando la propuesta de Choi Industries llegó desde Corea.
Bajo las palabras del reclutador, una persona del equipo de marketing con conexiones en Taiwán se enteró de su moderado éxito y lo recomendó. Mingi no hizo demasiadas preguntas después de escuchar que toda la central de Choi Industries tuvo cambios en sus puestos con el nuevo mandato de Choi Jongho. Seguramente buscaban personas específicas y para su suerte era una de ellas.
Aceptó.
Volvió a Corea de forma diferente. Ya no se sentía como el apenas mayor de edad asustadizo y poco confiable, ahora regresaba con una buena carrera en los hombros, una buena apariencia y vida social. Lo único que no cambió fue su habitual cabello rojo, no importaba el paso de los años había algo que le impedía cambiar su cabello de color.
Esperaba que el paso a Choi Industries fuera un nuevo capítulo en su nueva vida.
Durante su primer día todo fue bastante bien. El gerente de marketing le recibió con una buena sonrisa y le llevó a dar un pequeño recorrido por las instalaciones, justo como se esperaba de una corporación multinacional, estaba repleto de lujo y elegancia en todos lados.
A Mingi le gustó el lugar, sin embargo, sintió que el mundo se le vino encima al escuchar una voz que reconocería en cualquier lado.
—Te dije que no intentaras hablar con el director Lee. Es un hombre que apenas responde a sus pares, obviamente aprovecharía la oportunidad de humillarte.
Mingi levantó lentamente la mirada para encontrarse con dos personas en uno de los pasillos de presidencia. Una de ellas, al parecer una asistente, estaba intentando contener sus lágrimas de frustración, sin embargo, el otro solo le miró con una mueca incomoda en los labios.
Los años eran una cosa maravillosa que provocaba grandes cambios en las personas, pero Mingi no debió esforzarse mucho para reconocerlo. Justo ahí, como una fantasía utópica, estaba Jeong Yunho luciendo como un elegante hombre de negocios.
Oh no. Oh no.
—Ah, director Jeong. —El gerente de marketing se dirigió hacia Yunho. Él se regresó a mirarle, pero toda la atención cayó en Mingi al notarlo junto al otro hombre. Un silencio incomodo se formó en el ambiente—. ¿Está teniendo problemas con su nueva asistente?
Yunho hizo una sonrisa que Mingi no consiguió reconocer como real.
—Algo así. No se preocupe, está apenas comenzando así que es necesario tener paciencia.
Mingi tragó. Este hombre se veía y hablaba como Yunho, pero había algo que le obligaba a detenerse y ser cauteloso, porque no se veía como el hombre que le acompañó durante toda su vida.
No se parecía a su Yunho.
—No sea tan indulgente, director Jeong. —El gerente de marketing soltó una risa baja antes de acercarse a Mingi para darle una ligera palmada en el hombro—. Por cierto, le presento a Song Mingi, él se unió como líder de equipo el día de hoy. —El hombre luego sonrió hacia Mingi—. Él es Jeong Yunho, nuestro director de ventas. Nuestros departamentos están algo relacionados, te servirá no perderlo de vista.
Yunho se rio para la complacencia de su nuevo jefe, pero Mingi se estremeció porque nuevamente... él no parecía él.
—Es una frase curiosa, gerente Han. Dudo que importe si me pierde de vista o no. —Yunho le sonrió amablemente después de decir esa frase que claramente evidenció su pasado—. Será un gusto trabajar contigo, Mingi.
Y Mingi hizo lo posible por asentir.
—Estaré a su disposición, director Jeong.
¡Buenas! Estoy mega nerviosa, tratenme bonito o lloro.
Empezamos con la tercera parte de la Sweet Office Romance Saga, ahora recién me doy cuenta de que el nombre está bien cutre, pero ya van casi un año y medio y no puedo cambiarlo, así que tocó soportar.
Usualmente el primer capítulo de estos libros es corto, pero con el Yungi debí meter una gran parte del contexto, espero que no sea demasiado. Por cierto, intentaré traer el segundo capítulo pronto.
¡Besos! <3
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