Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Sweet Nightmares 🦇

Canción sugerida: A Thousand Years by Christina Perri

🦇🎃🦇

No lo repitas, prefiero una y mil veces seguir siendo un ignorante a aceptar la monstruosidad que has venido a cometer.”

Las palabras de Jimin golpeaban duro en mi mente mientras le perseguía por los altos tejados del palacio. Había sido una especie de choque magnético, como dos polos opuestos de un imán atrayéndose luego de negarse a reconocer al otro. Pude sentir a todos los strigoi de los últimos siglos abuchearme mientras Jimin me miraba con asco al descubrir mi verdadera identidad.

Mimi… perdóname yo…”

“No quiero oírte, estoy más preocupado por tus jueguecillos con mi familia. Cuándo pensabas exterminarnos Yoon, cuando me casara contigo como el más estúpido de todos los cobardes.”

La sombra que era Jimin terminó sobre mí y la luz de la luna no me pudo parecer más hermosa en sus ojos. La daga que el príncipe de Seulvania empuñaba era de obsidiana. La daga del Rhul, una de las reliquias que los strigoi heredaban y que seguro me haría pedazos si no le daba vuelta a la situación.

—No voy a creerte, digas lo que digas ya he visto suficiente…

—Sabes que si me matas ahora también morirás. Me da igual si me odias, Chim. Tú tienes la culpa por haberme mordido y cuando dos elegidos se ligan las consecuencias son catastróficas...

—Mientes…

—Por qué lo haría, ya estás dentro de mi mente. Finalmente lograste lo que tanto deseabas. Lo sabes todo, has visto mi pasado desde dentro hacia afuera. También podrías ver nuestro futuro si te esfuerzas un poco. No eres un strigoi común, príncipe Park.

La daga en la mano derecha de Jimin tembló un poco antes de que fuera arrojada al suelo. No perdió tiempo para golpearme con ambos puños en medio de un ataque de histeria donde lloraba y me maldecía.

Como un niño pequeño berrinchudo al que a duras penas logré controlar terminó escondiéndose en el hueco de mi cuello mientras las heridas en mi rostro cicatrizaban. Ahora más rápido gracias al strigoi compartido en mis venas.

—Por qué demonios te amo… por qué, cuando eres al que todos buscan... el traidor del abismo evanescente que ha vendido a nuestros clanes.

Aquello me dejó sin palabras. Aun cuando había tenido acceso a mi mente, por lo visto Hoseok le había agregado algo a las bebidas o a las ropas de Jimin para que no fuera perceptible en mis recuerdos.

—Chim… te equivocas de traidor. Es cierto que me asignaron eliminar al portador del strigoi pero yo no llevo información de un lugar a otro. Quien se ocupa de eso es…

Un ruido logró que nuestra conversación quedara fragmentada. Parecía como si a alguien le estuvieran arrancando una parte de su cuerpo o algo peor.

Un desmembramiento.

Pensamos los dos al mismo tiempo para en cuestiones de segundos acceder a la sala del trono. Allí había un charco color escarlata digno de una película de terror mientras el chico que se había presentado como Jungkook levantaba otra vez una espada contra un colosal monstruo de tres cabezas y siete patas.

No tenía que preguntar para saber quién estaba detrás de aquel teatro. Solo a unos metros del trono se encontraba Hoseok, con su túnica color azul marino y los ojos resplandeciendo en púrpura, prueba que estaba haciendo gala de sus poderes. Un sentimiento venenoso comenzó a llenar mis venas. El mismo sentimiento que hacía a Jimin bufar y querer arremeter contra él si yo no lo sujetara por el brazo.

—¿Qué demonios Yoon? No querías jugar al inocente, este es el momento… No sé qué le ha sucedido a Hobi hyung pero…

Una risa estridente llenó la estancia y fue entonces cuando nos percatamos que los asistentes a la cena seguían a nuestro alrededor, congelados en una especie de hechizo de parálisis donde a pesar de no poder articular movimientos eran conscientes del desastre que les circundaba.

Solo Jungkook seguía en pie, como el guerrero que parecía ser y ahora nosotros ocupábamos el campo visual de la bestia. Hoseok nos dedicó una floritura con su mano derecha y lo próximo que percibí fue cómo unas cadenas me lanzaron sobre el nivel del palacio y quedé suspendido en una de las lámparas de araña del salón principal.

Era doloroso cómo aquellas ataduras que rasgaban mi piel también se manifestaban en el plano mental. Maldita sea, qué ingenuo fui. Mientras la bestia luchaba contra Jungkook y Jimin comprendía con lentitud de qué se trataba aquello, Hoseok bajó del trono para golpear el suelo tres veces, proyectando una especie de portal por el que desapareció antes de ser seguido por el Príncipe Heredero.

No debiste confesárselo.”

El tirón en mi mente me advertía del espacio a dónde habían ido. Dejándonos un problema lo suficientemente grande entre nuestras manos: recurrir a lo que nunca hubiera deseado en mi existencia.

Mediante este contrato, te ofrezco mi sangre…Lilith, madre de los primeros vampiros…”

Mientras la oscuridad envolvía mis ojos mi cuerpo cedió al empuje de las cadenas.

Abandonaría cualquier existencia con gusto si con ello puedo tenerte a mi lado.

🦇🎃🦇

Las puertas de aquel mundo que solo recordaba en los cuentos que el propio Hoseok me había relatado exhalaron un olor nauseabundo cuando logré incorporarme. Estaba en un páramo terrible y mi espalda escocía a horrores. Como si unas agrietadas alas compitieran por emerger.

“Tranquilo, estoy contigo, solo intenta que no me perciba. Te amo Chim, no voy a abandonarte.”

Arrugué la nariz por acto reflejo al encontrar aquella chispa en el fondo mi atribulada mente. Era mucho que digerir. Por qué no me di cuenta antes, por qué demonios fui tan ingenuo y dejé que Hoseok se convirtiera en el pilar más importante de mi vida de aprendiz. Quién era el verdadero enemigo ahora y por qué Yoongi y yo parecíamos ser tan importantes en su plan.

—Verte me revuelve el estómago. No críe a un príncipe para que fuera a caer en las manos del idiota de Yoon. Tienes todas las actitudes para convertirte en el strigoi más poderoso de todos los tiempos niño tonto, en lugar de jugar al castillo y los príncipes destinados con ese asqueroso lamia.

¿Qué sucede cuando descubres que la persona en la que más confiabas siempre usó una máscara?

¿Qué sucede cuando la decepción cubre la repugnancia por aquellas palabras más filosas que los cuchillos que acababa de enviar hacia mí y que me fijan contra la agreste pared de esta dimensión extraña?

—Hasta dónde llegas tú... hyung. Mejor dicho Jung… ya no debo tenerte respeto cuando no lo pensaste ni un segundo para traicionarnos.

Hoseok puso los ojos en blanco antes de sacar el grimorio que solía cargar y el que tantas veces intenté leer. Las escrituras en sanscrito y otro idioma más antiguo no se me daban muy bien, pero ahora comprendía su preocupación por evitar que le mostrara esas páginas a Namjoon.

—Te vuelves aburrido según pasan los siglos. Lo simplificaré para ti. Ahora que has cometido el pecado que bien predije y tu sangre pura se ha mezclado con la familia de los lamias estás en tu máximo estado de poder. Solo con un chasquido de dedos pudieras controlar el mundo evanescente… En otras palabras eres un núcleo de energía mágica que drenaré con gusto antes de que tu corazón deje de latir. Hermosa prueba de amor. Yoongi atrapado del otro lado y tú aquí pensando en una declaración que no te acaba de hacer. La vida no es un cuento de hadas.

Mis dientes rechinaron hasta que sentí los colmillos desplegarse en todo su esplendor. Intentaba cercenarle el cuello a dentelladas pero no podía. Aquellas cadenas invisibles que habían sostenido a Yoongi también me afectaban. Como si nuestra conexión espacial y espiritual fuera la misma.

En el fondo de mi mente él seguía apareciendo, pero debía esforzarme porque Hoseok no se diera cuenta, fuera cual fuera la respuesta a esta absurda batalla, ahora dependía de la habilidad de Yoongi.

—Unas últimas palabras antes de ser absorbido por el orbe de los primeros hijos de Lilith…

Inquirió Hoseok y pude percibir otra vez ese tirón en mi mente. Yoongi estaba ahí como una sombra borrosa acechando por el control del grimorio del que considerara mi maestro por siglos.

—¿Qué le dijo un murciélago a una lechuza?

Sonreí irónico y Hoseok torció el gesto. Se me daba fatal bromear pero era lo único que se me ocurría para distraerle.

—No seas idiota…

—Mientras no respondas al chiste no te digo mis palabras…

Le saqué la lengua y las cadenas solo afirmaron más su agarre. La sangre me escurría de las muñecas y tobillos donde había cuatro dagas profundamente enterradas. Aun así sonreí.

—Lo que sea… que le dijo un murciélago a una lechuza…

—Ahora caes y te enchufas…

Era el peor chiste de todos tiempos, quizás por eso Hoseok tardó en comprender que su grimorio era robado por la sombra que acababa de convertirse en una forma corpórea con grandes alas negras y espectrales ojos azules.

Yoon… tú… tú en serio me amas.”

Unas ridículas ganas de llorar me embargaron pero el dolor en mi espalda finalmente se materializó en liberación, muy similar a la confusión que abatía a Hoseok mientras el ejército de sombras deformes que seguía a Yoongi consumía su cuerpo.

Dejé de percibir ese incendio punzante en mis venas y las primeras señales de que me estaban creciendo unas grotescas alas me hicieron temblar. Yoongi rasgó el grimorio en cuatro pedazos que se desvanecieron presa del vacío de la dimensión en la cual Hoseok nos había aislado.

Aun sin saber explicar muy bien qué había sucedido. Si era un sueño o una realidad, corrí a sus brazos y no dudé en susurrarle que le amaba. No me importaba mucho el destino cuando sabía que le pertenecía a él.

Doce siglos y medio después, Seulvania.

—¡Min Hyun Jun, última vez que te lo advierto… o bajas del árbol por las buenas o me obligarás a buscarte…!

No tenía caso. Desde el balcón del palacio podía oír los gritos de Yoongi cuando evidentemente nuestro primogénito no le hacía el más mínimo caso. No iba a negar que me gustaba verlos juntos. Mi pequeño Hyun Jun era una copia exacta de mí a su edad a excepción de los ojos del mismo azul imposible de Yoon. Esos mismos orbes que tantas veces me habían privado el aliento.

—Deberías ir a ver a tu esposo y a tu hijo. Si siguen así probablemente haya otro incendio.

Hice un puchero. Estaba encinta otra vez y si con el embarazo de Hyun Jun había vivido en cama los primeros meses, ahora parecía que mi próximo retoño sería aún más imparable. Pateaba como el demonio.

Acaricié mi prominente vientre y volví mi ceño fruncido hacia Taehyung. Mis padres seguían de viaje por sus Bodas de Oro y pasar de ser un príncipe al nuevo Emperador Vampiro desde que me casara con Yoon y los clanes se reconciliaran, aún era un cambio que intentaba procesar. No era muy dado a la idea de dar tantas órdenes, por eso dejaba a Taehyungnie como la voz de mi conciencia.

—Ya verás cuando Jungkook pase por esto. Me duelen los pies. Estoy enorme y tengo pereza. Yoon podrá con él solo.

Tae chasqueó la lengua. En el fondo sabía que no era cierto. Yoongi padecía de debilidad por su primogénito incluso más que yo.

—Sí como aquella vez que tu manipulador hijo lo convenció de comer helado a escondidas. Por si fuera poco, ser mitad lamia mitad strigoi lo hace un desastre ambulante.

—¡Hey es tu sobrino también, tenle algo de fe!

—¿Qué tanto me están despellejando?

Como si le hubiera invocado, mi gatito hizo acto de presencia con Hyun Jun en brazos. El puchero del menor era admirable mientras le ponía los ojos en blanco a su padre.

—Que ustedes dos son los peores padres de este universo. Si Hyun fuera mi hijo…

—Pero no lo es.

Interrumpió otra voz y todos observamos a un enfurecido Jungkook ocupar el umbral de la biblioteca real.

—Chim… dejemos a la pareja de turno que resuelvan sus problemas. Tenemos un mocoso que bañar.

Solo mencionar eso y Hyun Jun se soltó del agarre de su padre para correr a mis brazos.

—Papi… yo no me quiero bañar. Papá Yoon es muy malo a veces…

Cómo lo explico… me derriten los pucheros de mi hijo. Yoongi me estaba asesinando con la mirada pero para evitar otra guerra nos acompañó fuera del salón donde Jungkook y Tae vivían su drama.

—Aun cuando no quieras te debes bañar. Si lo haces tu hermanita estará feliz… Qué dices pequeño monstruito de papá…¿Nos damos un baño en la tina?

Hyung Jun pareció pensarlo de más. Sentí los brazos de Yoongi rodear mi cintura y el inicio de un bochornoso sonrojo me incendió el rostro. Aun cuando hubiera pasado por un embarazo con anterioridad, siempre me daba vergüenza que me tocara estando así de enorme.

—Vale…Si me ayudas y hablo con mi hermana puedo soportarlo…

Cinco siglos y era tan inteligente. Suspiré antes de besarlo en la coronilla.

—Entonces deja que papi Yoon te cargue bebé. Papi Jimin está más cansado hoy por cargar a tu hermana en su pancita todo el tiempo.

Mi pequeño niño sonrió antes de besarme en las mejillas. Rocé su naricita con la mía. Si algo amaba de él era ese olor a inocencia. Mi retoño estaba creciendo muy rápido. Disimulé mis ganas de llorar mientras escuchaba los gritos de mi primo y su pareja del otro lado del umbral.

Horas después cuando Jun estaba en su pequeña cama, arropado y plácidamente dormido sabría que el origen de la pelea era el embarazo gemelar de Jungkook. Yo iba a ser tío y padre por segunda vez. Estaba tan ensimismado en ese hecho que casi pego un grito cuando percibí la respiración cálida de mi gatito en el cuello.

—¿En qué piensa mi dulce Emperador?

Sonreí ante el apodo y otro escalofrío me tomó por sorpresa. Yoongi no cambiaría en siglos y eso era lo que más me gustaba de nuestra relación. Saber que tendríamos la eternidad para nosotros era demasiado bueno.

Iba a responderle cuando el escalofrío se convirtió en un punzante dolor y el inicio de las lágrimas se insinuó en mi rostro. La humedad que invadió mi vientre solo significaba una cosa.

—Por la diosa Chim… que no era dentro de unas semanas…

—Yoon, tus hijos nunca cumplen con la fecha probable. ¡Qué demonios estás esperando para convocar a Seok Jin hyung…!

Siempre me ponía histérico pero el dolor no me dejaba pensar. En pocos minutos medio palacio estaba en pie para auxiliar el nacimiento de la segunda princesa de Seulvania. Varias veces pensé que no lo conseguiría. De hecho las marcas en las manos de Yoon hablaban de lo mal que me había portado, pero cuando el llanto de mi niña llenó la estancia solo pude sonreír como el tonto que era.

Bienvenida al mundo Min Hye Lin.”

Pude escuchar a Yoongi repetir eso mientras besábamos en ambas mejillas a la energética recién nacida que no paraba de llorar y retorcerse sobre mi regazo. Más días agitados nos ocuparían. Así pasaron las estaciones y ahora me encontraba dando vueltas en la sala principal de la biblioteca real en espera de dos adolescentes vampiros que aún no llegaban a casa.

—Te van a salir arrugas por estrés. Ven aquí…

Yoon palmeó su regazo y yo accedí de mala gana. Cómo habían pasado los años tan rápido. Cómo el tiempo se mide tan diferente a la cronología que usan los humanos.

—Soy el peor padre del universo entero. No debía haberles dejado ir si me iba a poner así… Te lo juro, el día que me digan que se van del palacio yo me muero…

Me anclé al cuello de un divertido Yoongi que me acariciaba la espalda intentando controlar mis ataques de drama.

—Te digo algo cariño… sin ti ya me hubiera dado de baja de la paternidad… Eres increíble, no me dejes solo. Además no permitiré que Hye Lin se case hasta los doscientos treinta y siete…

—Pero Yoon…

—Como lo oyes, nadie tocará a mi bella princesa, y por “nadie” me refiero al mocoso de los Kim…

Aquello sí era digno de remarcar. Los hijos de Taehyung y Jungkook eran gemelos pero en los últimos tiempos Jaebum era el más apegado a mi Hei Lin. Cosa que a Yoongi le provocaba explosiones de celos masivos que yo me encargaba de calmar.

—Entonces eres un egoísta cuando permites que Hyun Jun rompa corazones con solo ciento diecisiete años…

—Pero eso es…

—No te atrevas Min Yoon Gi…comentario sexista que salga de tu boca, comentario que silenciaré a mordidas…

Nuestra tonta pelea siguió con sus carcajadas y mis pucheros. Ninguno de los dos fue consciente que nuestros retoños nos observaban desde el otro lado de la estancia hasta que escuchamos una ligera perturbación en el ambiente.

—Ya salgan de ahí. Esconderse usando un hechizo menor no tiene gracia.

Sentenció Yoongi y ambas formas cobraron nitidez a la luz de las lámparas de araña de la estancia.

—Solo vine porque Hei Lin se volvió a pelear con el idiota de Jaebum. Te lo juro papá, es mi primo pero a veces quiero molerlo a golpes.

Hyun Jun no perdió tiempo para hacerse un espacio a nuestro lado en el sofá. Hei Lin le siguió poniendo los ojos en blanco.

—Sé defenderme. Un siglo de kendo no es nada para tomarse a la ligera, solo me estresa que se comporte como un tonto hormonal cuando no estoy para esas estupideces. Quiero terminar la preparatoria, ir a la universidad. Experimentar esas cosas que hiciste con papá Yoon antes de pensar en una relación…

—¿El mocoso de Jungkook y Tae te pidió matrimonio?

—¡Papá!

Hei Lin se cubrió el rostro con ambas manos mientras yo golpeaba a Yoongi en la cabeza. Maldito celoso adorable.

—No me golpees Chim. Te dije que el mocoso era un problema…

—Pero yo estaba allí cuando Jaebum dijo que fueran novios y Hei Lin le golpeó en las bolas. No te preocupes papá, mientras yo esté cerca de la mocosa de mi hermana no hay peligro…

—¡Junnie! En serio mejor me entierro de cabeza en el jardín real. Ustedes disfrutan humillándome…

—No mi princesa, solo son estos dos celosos compulsivos. Ven aquí con papá.

No dudé en abrazarla mientras Hyun Jun también se unía al enredo de brazos que éramos en el sofá.

Mi gran preocupación de envejecer, aun siendo inmortal, se estaba materializando pero a pesar de todo tenía que darle la razón a mi madre. Yo también fui un problemático cuando recién conocía a Yoon. Hay guerras aún más complejas que una revolución hormonal.

Por ahora viviré en el presente, disfrutando a mis niños y de un celoso gatito que me robó el corazón desde la primera mirada.

Así que tú, simple mortal que has tenido la oportunidad de conocer mi historia… ten cuidado con lo que deseas porque los clichés se pueden volver realidad…Buenas noches y dulces pesadillas.

Atentamente, Emperador Park Jimin de Seulvania.

THE END


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro