❝To the insanity❞
*Pov narradora*
Las vacaciones de verano habían llegado a su fin, un nuevo ciclo escolar daba inicio.
Todos los estudiantes de la Academia Halfway ingresaban por la enorme reja, con expresiones distintas; algunos se notaban emocionados por regresar a sus aulas y ver a sus amistades; mientras que otros ya se miraban hartos aún sin haber iniciado clases todavía.
Era una gran institución, con áreas verdes extendiéndose por varios metros, edificios elegantes e imponentes, dormitorios bastante decentes, todo acompañado de una decoración minimalista, pero a la vez, refinada, mezclando perfectamente los tonos cafés oscuros con lo claro del beige.
Cualquier persona con el dinero suficiente y ganas de estudiar con los mejores profesores de Seúl, se encontraba allí.
Entre todos los jóvenes que entraban esa mañana de lunes, se encontraban dos cercanos amigos, sonriendo y caminando lado a lado.
Kim Taehyung y Jeon Jungkook.
Ambos eran amigos desde hacia ya varios años, cinco para ser exactos, y no había prácticamente nada que no hicieran juntos.
Desde su último año de secundaria, hasta éste segundo ciclo de Universidad, habían sido inseparables, sin importarles lo que algunas personas dijeran de ellos a sus espaldas.
Salían, pasaban las noches en la casa del otro, jugaban todo tipo de cosas, compartían mucho tiempo juntos, en fin. Simplemente disfrutaban de la compañía mutua.
Jungkook, un chico de cabellos rosas un poco brillantes, ondulados y largos, con un par de ojos tan azules como el cielo de verano, y estatura ligeramente menor a la de su amigo.
Al verlo, lo único que te transmitía era dulzura y ternura puras, Jeon era un algodón de azúcar andante.
Taehyung, de cabellos castaños caramelo, piel canela, ojos con un tono miel en su centro, y al menos diez centímetros más alto que Jungkook.
El no denotaba tanta ternura a primera vista, más bien, su presencia imponía, y a la vez, enamoraba.
Sí, un dúo algo cliché, pero eran felices de ese modo.
—¿Qué clases crees que tengamos éste año, Tae?, sería genial llevar música o cocina ¿no?—decía el pequeño peli rosa con una sonrisa abierta.
—Definitivamente sería divertido, sí.—afirmó el castaño—También espero que nos toque el mismo horario, escuché que ésta vez sí habrá grupos.
—¡Cierto!, eso es lo más importante.—dio un ligero salto—Ojalá no nos separen, o si no, lloraré.—Jeon formó un puchero.
—Que tierno eres cuando haces eso.—Taehyung sonrió sin contenerse a la bonita expresión del contrario.
—Basta, me pones nervioso, lo sabes.—cubrió un poco su rostro sonrojado con las mangas del suéter que portaba.
Sin intentarlo, Jungkook en verdad causaba mucha ternura con la mínima acción que hiciera.
Ambos llegaron al patio principal de la Academia, donde les dijeron que estarían los profesores para recibirlos, y tal como Taehyung había dicho, cada maestro tenía un letrero entre sus manos con el número y letra de cada grupo que se formaría.
—Atención estudiantes.—comenzó a hablar el director a través de un micrófono—La Academia Halfway les da una cordial bienvenida, esperando que cada uno de ustedes estén cómodos con nosotros.
Jungkook se mantenía lo más pegado a Taehyung como le fuera posible, pues de los dos, él era el que más buscaba estar cerca. Se sentía protegido y en calma cuando se encontraba a pocos centímetros del castaño, y en esos momentos de nerviosismo, necesitaba estar unido como un chicle a Kim.
—A continuación, se les llamará por listas, se indicará el grupo a donde se integrarán y deberán formarse frente al profesor correspondiente.—finalizó el director.
Y cuando comenzaron a nombrar a cada estudiante, el corazón de Jeon se aceleró de inmediato.
No lograba imaginar cómo sería estar en un grupo diferente al de Taehyung, siempre estaban juntos, incluso sus nombres aparecían muy cerca en las listas.
Por ello, sintió una aguda punzada en el centro de su pecho cuando escuchó "Jeon Jungkook" ser mencionado como el último miembro del grupo 2°A. Y por supuesto, estaba seguro de que en ese listado no había oído el nombre de su amigo.
Con toda la negación existente recorriendo su ser, avanzó hasta el final de la fila que le correspondía, mientras le dirigía una mirada claramente triste a Taehyung.
"No te preocupes" fue lo que leyó en los labios del castaño, sumado a una media sonrisa.
Kim era el más social y desapegado de ambos, pues para él resultaba sencillo el hacer más amigos cuando la situación lo requería. Tenía bien claro que no siempre iba a poder ser como él quería, ni mucho menos, estar a cada momento pegado a Jungkook, por más cariño que le tuviera.
Digamos que su percepción era más realista, comparada a la de Jeon, quien sentía como su corazón explotaba de impotencia y sus ojos ya amenazaban con liberar lágrimas por un simple cambio de salón. Taehyung era su mejor amigo, y su único deseo era permanecer a su lado, siempre, sin importar ninguna situación.
¿De dónde venía ese apego tan grande?, sencillo, Jungkook estaba enamorado de él.
Y en realidad, no era un sentimiento nuevo, más bien, llevaba teniéndolo desde principios de preparatoria hasta la actualidad.
Comenzó como cualquier historia similar; entre más tiempo pasaban juntos, y más unidos se volvían, Jungkook iba creando sentimientos más allá de la amistad.
Le fue encontrando virtudes, incluso donde no las había, y poco a poco, el cariño y admiración normales que alguien podría tenerle a un amigo, acabaron siendo amor y gusto puros.
Quizá no existía ni una sola cosa que a Jeon no le gustara de Taehyung. Todo de él le atraía, de pies a cabeza, por dentro y por fuera, Kim era su único amor.
Y por ello buscaba estar siempre a su lado, se sentía en casa de ese modo, con Taehyung ahí, tan cerca que incluso podía escuchar su corazón latir.
E ahí la razón del porqué casi rompió en llanto aquella mañana, odiaba estar separado del castaño, porque se sentía solo y desprotegido sin él, repudiaba la idea de verlo menos tiempo.
Pero, por más berrinches tiernos que hiciera en el patio principal, los profesores tenían la última palabra, y si ellos mandaban a Kim a un millón de kilómetros de distancia, él no podría objetar.
Al final, Taehyung quedó dentro del grupo 2°C, mostrando siempre su mejor semblante.
—El profesor frente a su respectiva fila será su asesor durante éste año, así que sigan sus indicaciones a partir de ahora.—volvió a hablar el director.
Dicho ésto, cada maestro comenzó a guiar a sus nuevos alumnos hasta sus aulas, sin perder el orden de las filas, separando así cada grupo por fin.
Jungkook, aún con un nudo en la garganta, obedeció la instrucción de su profesora para avanzar, bajando la mirada cuando notó lo lejos que estaría de Taehyung.
No quería, ni debía, llorar allí, pero entre más lo perdía de vista, más crecía ese ardor en sus ojos y dolor en su corazón.
Sabía que no era sano tener tanta dependencia por una persona —a la cual no le había confesado sus sentimientos—, pero simplemente no podía evitarlo.
Una hora después de aquello, sonó el primer timbre del día, indicando el cambio de clase general.
Taehyung salió con pasos normales de su aula, mientras que Jungkook prácticamente corrió por el pasillo buscando al castaño.
—¡TaeTae!—gritó al reconocerlo desde lejos, recibiendo una sonrisa de ternura por parte del mencionado.
Y al llegar frente a él, su alma descansó por un momento.
—¿Cómo te fue en tu primer clase Kookie?—preguntó Kim cuando ambos estuvieron juntos nuevamente.
—Bien, pero fue bastante aburrido y triste sin ti allí.—sintió sus mejillas arder, sabiendo que éstas ahora estaban pintadas de rosado.
—Ay, que lindo.—sonrió—Descuida, tal vez compartamos clases, ¿te dieron tu horario?
—¡Sí!, mira.—sacó desde el bolsillo delantero de su mochila rosa una pequeña tarjeta enmicada, donde contenía su horario de clases.
Taehyung rebuscó en su chaqueta la tarjeta que le habían entregado a él, encontrándola rápidamente y poniéndola a la par de la contraria.
Con detenimiento, ambos compararon sus horarios, con la esperanza de que éstos tuvieran alguna similitud.
Sin embargo, las dos tarjetas eran completamente diferentes, siendo el período de receso general su único parecido.
—Vaya... Ni una clase.—Taehyung suspiró levemente—Creo que sólo te veré en el almuerzo ¿cierto?
—N-no... Pero...—y ahí estaba de nuevo, la punzada en el pecho—¿Cómo es posible algo así?, debe haber un error... Ni siquiera tiene sentido que hayamos quedado en grupos distintos, no puedo verte sólo veinte minutos al día...
—Calma, debieron cambiar su sistema de listados, no es algo grave.—intentó tranquilizar a su amigo—Sólo no tuvimos suerte, pero aún nos reuniremos para almorzar, y seguramente nos cruzaremos en los pasillos cada que cambiemos de clase.
—No es justo...—susurró bajando la mirada, con el sonrojo aún presente en sus mejillas.
No era mucho de su agrado el sentirse tan vulnerable y triste frente a Taehyung, mucho menos estando a mitad de corredor en la Universidad.
—Tienes razón, pero sabes que no nos corresponde hacer justicia aquí, Jungkookie.—revolvió el cabello contrario en un gesto amistoso—Tranquilo, estaremos bien ¿si?
—S-sí...—suspiró levemente ante la acción del castaño, mostrándole la mejor sonrisa que pudo.
Y momentos después, el segundo timbre retumbó en todo el campus, indicando que debían estar ya en sus siguientes clases.
Taehyung lo abrazó para intentar darle tranquilidad antes de irse, pasando sus brazos por los hombros del más bajo.
Mientras Jungkook hundió su rostro en el pecho de Kim, tratando de que su perfume masculino se quedara lo más impregnado posible en él.
Definitivamente, serían días complicados para el pequeño Jungkook.
Una semana transcurrió, con sentimientos diferentes por parte de ambos chicos.
Por un lado, Taehyung ya tenía más de una amistad en su nuevo grupo. Sin esfuerzo alguno, el castaño había conseguido amigos en cuestión de pocos días, con quienes se la pasaba hablando durante todas sus clases, riendo, compartiendo historias de sus vidas, incluso planeando salidas próximas.
Y por el otro lado, Jungkook se había mantenido alejado de todos, sentado en el último lugar del salón, únicamente emitiendo palabras para responder preguntas de sus profesores o contestar amablemente a algún compañero que llegara a hablarle.
No quería hacer amigos, o más bien, no tenía idea de cómo hacerlo. Ni siquiera con Taehyung tomó la iniciativa, pues el castaño le habló primero cuando se conocieron, y él mismo fue quien siguió buscándolo hasta que se volvieron unidos.
Jungkook realmente no sabía cómo socializar con personas nuevas, y con el afán de evitar rechazos o malos ratos, prefería retraerse en su propia burbuja individual.
Solamente salía de ella cuando escuchaba el cuarto timbre del día, el cual indicaba la hora del receso general, su momento favorito.
En cuanto esa aguda campana sonaba por los pasillos, él guardaba torpemente sus pertenencias y salía literalmente corriendo de su aula.
Ni siquiera se detenía a dejar su mochila en su casillero, solamente recorría rápidamente la distancia que lo separaba de su amor platónico.
—Te extrañé, te extrañé, te extrañé.—repetía con voz tierna, mientras escondía su cara sonrojada en el pecho de Taehyung.
—Yo también Jungkookie.—y él siempre lo recibía con un cálido abrazo.
—Pero yo mucho más, casi me puse a llorar en clase, enserio quería salir ya para poder verte.—levantaba la mirada, regalándole una sonrisa de conejito perfecta.
—Sabes que no me gusta que llores, esos ojos cielo no deben derramar lágrimas.—correspondía la sonrisa.
Día trás día, la conversación era casi idéntica, y a ninguno de los dos parecía cansarle.
Era difícil, y sobre todo, nuevo, todo aquel asunto de verse sólo por un período corto de tiempo, pero tarde o temprano se acostumbrarían a su rutina.
O eso hacía Taehyung.
Además, aún se reunían después de la escuela, salían por horas, recuperando así el tiempo perdido. No estaba tan mal ¿cierto?, Kim podía vivir perfectamente con eso, tampoco era un cambio tan exuberante.
Sin embargo, Jungkook continuaba con ganas de llorar cascadas enteras cada vez que pasaba una hora más sin Taehyung. Era sumamente sensible, y ese cambio, por más mínimo que fuera, parecía afectarle demasiado.
Pensó que se acabaría adaptando, y que en unas pocas semanas dejaría de sentirse así, tal vez encontraría la forma de soportar la lejanía de su amor de mejor forma.
Eso creyó.
Sin embargo, todo aquel entusiasmo que había logrado juntar, se fue rápidamente a la basura cuando, tan sólo dos semanas después, Taehyung no apareció durante todo el receso.
Jungkook salió, como de costumbre, corriendo por los pasillos para encontrarse con él en los casilleros, pero ese día, se sorprendió demasiado al llegar y no verlo ahí. Guardó sus cosas de forma rápida, y esperó por algunos minutos, mirando a todos lados, buscando entre las personas aquella cabellera caramelo que tanto adoraba.
No la encontró, ni tampoco apareció a su lado, a pesar de que se mantuvo en ese lugar por casi quince minutos.
Bastante decaído, y al borde del llanto, regresó al área de salones, quedándose dentro del aula donde sería su próxima clase. Ni siquiera comió algo, ni hizo más por buscar a Taehyung, solamente contuvo lo más posible sus sentimientos, e intentó crearse una pequeña esperanza en la cabeza.
Quizá su amigo le explicaría más tarde el porqué de su desaparición. Probablemente había tenido que quedarse a terminar un trabajo, o su profesor le había pedido esperar más tiempo.
No lo sabía, pero en el fondo de su corazón, esperaba que aquello no fuera una mala pasada.
Al terminar las clases, vio a Taehyung en la reja de entrada, con al menos diez personas más rodeándolo, todos platicando animadamente.
Él se acercó con la mirada baja, nervioso por la situación a la que estaba a punto de enfrentarse.
—¡Kook!, lamento no haber estado contigo en el almuerzo, perdí la noción del tiempo.—habló el castaño cuando notó la presencia del contrario.
—¿No querías evitarme?...—preguntó cubriendo la mitad de su rostro con sus manos, controlando así sus emociones.
—Claro que no, ¿porqué haría eso?—Taehyung le sonrió, mientras se despedía de el resto de chicos y chicas que estaban con ellos.
Y ahí fue donde Jungkook lo entendió, y juró sentirse aún peor que antes. Su Taehyung tenía amigos nuevos, por los cuales había "perdido la noción del tiempo". No era tonto, claro que sabía lo que había pasado.
Kim prefirió almorzar con aquellas personas, que con el aburrido Jeon de siempre.
—Mañana almorzaremos juntos como siempre, ¿trato?—regresó su atención a Jungkook, y éste, ocultando su tristeza, le sonrió de la forma más tierna que pudo.
—Claro, trato.—suspiró levemente.
Ese día salió con Taehyung a comer, recuperando así el receso perdido. Pero aunque el castaño no demostraba algún tipo de sentimiento negativo por la situación, a Jungkook le fue muy difícil olvidarse de eso.
Porque Taehyung jamás lo había cambiado por otra persona. Y por más infantil que sonara, le había dolido.
Pero, ese "mañana almorzaremos juntos" jamás llegó.
A partir de ese día, Jungkook tuvo que aprender a comer solo, pues Taehyung ahora pasaba sus recesos con un chico o chica nueva a diario, dejándolo de lado desde que entraban a la Academia, hasta que lo veía al terminar las clases.
Taehyung simplemente dejó de esperarlo en los casilleros, y Jungkook acabó por ver aquello como su nueva realidad.
Tal vez para cualquier otra persona, sería un comportamiento normal por parte de Kim, puesto que, al entrar a un nuevo ciclo escolar, solemos entablar amistades y aveces cambiamos nuestras acostumbradas rutinas. Quizá dejamos de frecuentar a ciertas personas, o lo hacemos en menor medida.
No es algo agradable, pero es la naturaleza humana. Cambiamos siempre, buscando la novedad.
Pero para Jungkook, ésto no pasaba así. Él seguía esperanzado en que estaría unido a Taehyung todo el tiempo, igual que antes, que tarde o temprano dejaría a sus demás amistades, que regresarían a su vieja rutina de llegar a la escuela, almorzar y salir de clases juntos.
No había hecho amigos, a duras penas continuaba hablando con aquellos que se le acercaban aveces, ya ni siquiera les respondía a los profesores cada vez que le dirigían la palabra, muchas veces, sólo asentía o esperaba a que le dieran su atención a alguien más.
Se sentía mal, desplazado, ignorado. Comenzaba a pensar que Taehyung lo quería sacar de su vida, y que pronto lograría hacerlo.
Aunque claro, intentaba no maquinar de más las cosas, porque su dulce corazón y su aún tierna mente le gritaban que no era tan malo como parecía.
Quizá sólo era pasajero, y muy pronto Taehyung volvería a él, ¿no?
Que tuviera otros amigos con quienes almorzar y platicar, no significaba que su amistad con Jungkook ya no importara ¿verdad?
Seguían juntos afuera de la Academia, hablaban por teléfono, y pasaban la mayoría de la tarde sin separarse, así que todo era igual a lo habitual ¿cierto?
Sí, no tenía porqué alterarse tanto, solamente era un pequeño cambio no permanente.
Taehyung aún lo quería, no lo había desplazado, sólo buscaba ser sociable.
Y con esa idea, Jungkook volvió a sonreír por varios días más, luchando por creerse su propia explicación.
Un mes había transcurrido, con muchos altibajos emocionales para el pequeño peli rosa.
Cada mañana que se dirigía a la escuela junto a Taehyung, recuperaba los ánimos y sonreía sin esfuerzo, pues durante esos momentos, se sentía completo de nuevo.
Y todo eso se venía abajo cuando, nuevamente, Kim lo dejaba solo apenas cruzaban la entrada, sin volverlo a ver hasta que las clases terminaban.
Otra vez, sus emociones se tornaban negativas, teniendo que luchar contra él mismo para no romper en llanto a cada hora que pasaba.
Era difícil para Jungkook toda esa situación, porque además de haber cambiado toda su rutina de años, Taehyung —sin planearlo, ni darse cuenta de ello— lo hacía sentirse insuficiente, aburrido, predecible, e incluso su personalidad tierna por naturaleza comenzaba a hacer eco en su mente.
¿Y si eso era el problema?, quizá había hartado o empalagado a Taehyung por ser él mismo.
Pero no podía evitarlo, Jungkook era así, no fingía nada de su comportamiento, simplemente le salía natural ser como un algodón dulce.
Por ello, el cambiar su manera de comportarse no parecía ser una opción viable. No estaba en él ser diferente, más porque jamás pensó que debía sufrir modificaciones.
O al menos, aquello no era una opción hasta que Taehyung decoró todo ese pastel de tristeza con la última cereza.
Pues justo un viernes, en donde tenían planes para salir al cine por la promoción 2x1, Taehyung le canceló de golpe, con la excusa más dolorosa que Jungkook pudo imaginar.
—Te veré otro día ¿sí?, tengo planes para éste fin de semana.—dijo el castaño cuando se encontraron al finalizar el horario escolar.
—T-también tenías planes conmigo para hoy... ¿Cuál se supone que es tu nuevo itinerario?...—cuestionó con las mejillas y nariz sonrojadas por la amenaza del llanto.
—Ah, saldré con JiEun.—respondió sonriente—Ella sugirió ir al cine hoy, a la feria mañana, y el domingo lo pasaré en su casa.
—¿Quién es ella?—y en el momento en que escuchó su contestación, sintió como su mundo era aplastado por una avalancha.
—Mi novia, hace un par de días comenzamos a salir.—desvió levemente la mirada—Cierto... Creo que no te había dicho ¿verdad?
—No, olvidaste ese pequeño detalle.—contestó con un tono serio, voz que jamás había usado con nadie.
—Hey, relájate, ¿cómo quieres que te cuente si cada vez te veo menos?—Taehyung también habló serio, e incluso algo molesto, sin notar primero su acusación sin sentido.
—¿Y eso es culpa mía?, Tae, tú eres quien se aleja más de mi a diario, no yo...—sintió como sus ojos comenzaban a quemar.
—Aveces necesito espacio, no somos chicles ¿lo sabías?—dejó de mirarlo, pensando que con aquella frase había terminado todo de la mejor forma.
—Claro... Necesitas separarte de mi, pero no de todos los demás, ellos tampoco son tus malditos chicles.—Jungkook había explotado por primera vez en su vida, e incluso a él mismo le sorprendió lo que dijo.
—Bonito vocabulario.—Taehyung bufó bajo—Ya me voy, te veo el lunes.
—E-espera... TaeTae...—intentó tomar la mano contraria, quería disculparse por su extraño comportamiento, y arreglar las cosas antes de que escalaran más.
Sin embargo, una mano delgada, pálida y con uñas pintadas de rojo se atravesó en su camino. JiEun, la chica que ahora era novia de Taehyung, interpuso su cuerpo rápidamente entre ambos chicos, y ella fue quien sostuvo la acanelada mano de Kim, lléndose con él.
Jungkook no sabía qué le había pasado, ¿de dónde había venido esa voz seria e insulto?, él no actuaba así, ni siquiera por error.
Algo le estaba sucediendo a su mente, todo por un Taehyung cada vez más indiferente.
Aunque Jungkook intentó sobrellevar la situación, le era prácticamente imposible, dado el caso.
Estaba enamorado hasta los huesos de Taehyung, y ahora, ya ni siquiera tenía la amistad que lo mantenía cerca de él.
Era feliz con tan sólo saber que Taehyung lo quería de alguna forma, con salir y compartir el tiempo, aunque fuera como mejores amigos nada más.
Jungkook había aprendido a tomar eso como un regalo, pensando que algún día podría lograr un amor correspondido.
Y ahora que Kim lo hacía a un lado cada vez más, y luego de haber discutido ya en varias ocasiones, sentía que su existencia no tenía el mismo sentido.
A duras penas sonreía, hablaba menos que antes, e incluso su rendimiento académico bajó en demasía.
Pero claro, la peor de sus desgracias, era ver como Taehyung cambiaba de pareja constantemente, como si las personas se trataran de contratos que vencían rápido.
Lo vio con Ji durante más o menos dos semanas, luego, él mismo le contó, en una de sus pocas conversaciones, que habían terminado.
Tan sólo tres días después, vio a Taehyung de la mano de un chico castaño de sonrisa brillante, un tal Hoseok, con quien duró poco más de una semana.
Luego fue pareja de un chico basquetbolista, Yoongi, su relación más corta, con tan sólo siete días de duración.
Y así podía enumerar al menos otras cinco personas que habían pasado por sus manos, en el transcurso de tres, casi cuatro, meses.
Taehyung era todo un casanova sin duda alguna, y hasta apenas ahora, comenzaba a aprovecharse de su propio atractivo.
Ya no era el mismo castaño animado y simpático de antes, ahora, se había ganado el título en mayúsculas de "Rompecorazones", por la gran cantidad de personas a las que enamoraba y luego botaba sin más.
Aunque, aún con eso, todos en la Academia seguían detrás de él, buscando la oportunidad para ser su pareja, o al menos su cita.
Y con cada relación que Taehyung tenía y soltaba, Jungkook iba hundiéndose más en sus propios pensamientos.
Su mente era un mar de negatividad, rabia, impotencia, depresión y ganas de sacar sus sentimientos reprimidos a la luz. Mientras por fuera, mantenía lo más que podía aquella apariencia dulce y tierna que lo caracterizaba.
Era sumamente difícil para él toda la situación, porque estaba solo, triste, y además, tenía que atenerse a ver como cada día, Taehyung lo reemplazaba con alguien diferente.
¿Tan poca cosa era?
¿Enserio él era tan reemplazable?
¿Porqué su único amor lo había dejado así, de la nada?
Siempre se hacía preguntas de ese tipo, cuestionamientos que lejos de distraer su mente o ayudarlo a encontrar una solución, solamente lo hacían sentir aún peor.
"Estúpida Academia"
"Estúpidos grupos nuevos"
"Maldito sistema de listados"
"Director idiota"
Porque Jungkook siempre culparía a cualquier cosa o persona, antes que echarle la culpa a Taehyung.
Aunque claramente, él había llevado los hechos hasta ese punto, consciente o inconscientemente.
Pero, sin importar cuanto quisiera intentar superar todo el dolor que lo apresaba, y salir de su burbuja gris, la vida parecía quererlo arrastrar hasta el borde de su resistencia y cordura.
Y desgraciadamente, sólo bastaría una acción más para que la mente de Jungkook se quebrara por completo.
¡Sorpresa!, será un two shot.
El 1 de noviembre estaré subiendo la segunda parte, donde viene lo brutal.
Espero les haya gustado éste preliminar, ya pueden sacar sus teorías de como terminará ésto nwn.
Los amo❤
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