❝Kim's suspicions❞
「Advertencia: capítulo con contenido sensible en varias partes.
Dedicado a caliope_italic 」
Dos días pasaron desde aquel trabajo doble hecho por Jungkook, y hasta ahora, todo le había salido bien.
Quedaban tres personas en su lista, nadie tenía sospechas concretas que pudieran inculparlo —o al menos eso creía— y además había ganado un cómplice.
¿Qué podría hacerlo aún mejor?, mmm, bueno, quizá quitar el aroma que comenzaba a inundar el sótano.
Debía idear un plan perfecto para poder deshacerse de las tres bolsas negras que ya empezaban a oler muy mal, y tenía que lograrlo sin que nadie se diera cuenta.
Difícil, pero para Jungkook, nada era imposible.
—Gatito, ¿de casualidad tienes auto?—preguntó el peli rosa de repente.
Ambos se encontraban en la sala de estar, mirando televisión y comiendo un bowl de palomitas con mantequilla que Jeon había preparado; era de noche, casi las 11, y los dos vestían pijamas iguales —siendo que la ropa era de Jungkook, tenía sentido—, todo mientras se sentía un ambiente frío.
Tal vez hubiera sido una escena cliché de una película juvenil, de no ser porque uno de los chicos era un rehén.
Por supuesto, Yoongi no estaba muy tranquilo, y casi no estaba entendiendo la película en la televisión, pero no podía negarse a cualquier cosa que Jungkook le pidiera hacer.
Aún si la petición era tener una "bonita" noche de películas para calmar las tensiones.
—Propio no... El automóvil que usaba era de mis padres, pero aún así... Antes de llegar aquí... Ellos ya no me dejaban manejarlo mucho...—explicó el peli negro con lentitud y un gaje de confusión por la pregunta repentina.
—Demonios... ¿Cuesta mucho rentar uno?—volvió a cuestionar.
—Mmm, no lo sé... Unos veinte dólares quizá...—respondió encogiendo levemente los hombros. Jungkook chasqueó la lengua con frustración.
—No tengo tanto... Agh, maldita sea, ahora debo encontrar a alguien que tenga auto y me lo quiera prestar...—mantenía una expresión pensativa, mientras que Yoongi aún no entendía la razón de esa pregunta.
—Taehyung tiene auto...—comentó el pálido por lo bajo, casi en un susurro. Evidentemente, el contrario lo escuchó.
—¿Qué?—le clavó la mirada de inmediato, adoptando una postura dominante y un tono de voz frío. No le gustaba que otra persona mencionara el nombre de su amor.
—N-no... Nada nada... Solo decía...—Min de inmediato trató de sonreír como disculpa, y por instinto retrocedió un poco aún sentado en el sofá.
Pero, aunque casi fue asesinado por el filo de dos iris azules, aún así tenía razón.
Taehyung sí tenía automóvil propio.
—Bueno... De hecho estás en lo cierto, mi bebé tiene un auto muy bonito.—Jungkook volvió a relajar su postura, y se calmó—Tal vez pueda llamarlo y pedirle que me lo preste para hacer un mandado.
—¿Mandado?—el peli negro solamente seguía tratando de hacer conversación para no molestarlo más.
—Entre comillas, no le diré realmente para que lo necesito ¿verdad?—sonrió "inocente" y tomó su teléfono—Iré a la cocina a hablar con TaeTae, tú quédate aquí eh.
Yoongi solo asintió de inmediato y lo vio alejarse por el pasillo.
Largó un suspiro, y trató de no pensar en el porqué de esa conversación repentina; solamente quería calmarse e intentar entender de una vez por todas la película que veían.
Sí, por ahora se concentraría en eso.
Mientras tanto, Jungkook entró a la cocina y, sin preguntar antes, llamó al número de Taehyung, pues realmente no pensó que necesitara avisarle.
La primera vez no contestó, eso lo desanimó un poco.
No respondió en la segunda ni tercera llamada.
Y justo cuando Jeon estaba por perder la paciencia, al cuarto intento Kim respondió por fin.
—¿Qué te pasa Jungkook?, ¿qué no ves la hora?—fue lo primero que escuchó por el teléfono.
—Pues... Son las once, sabía que estarías despierto aún TaeTae.—le habló con un tono de voz impresionantemente dulce.
—Sí, pero estoy en algo más importante que una llamada tuya.—aveces podía llegar a ser demasiado duro con él—Pero en fin, ya que me interrumpiste, ¿para qué me llamaste?
El peli rosa trató de no romper en llanto por tan fea contestación, respiró profundo y con una voz suave y tierna, prosiguió.
Definitivamente era demasiado vulnerable ante Taehyung, y parecía que el castaño lo sabía.
—Bueno... ¿Aún tienes tu auto, verdad?—Kim respondió con un "mhm"—Quisiera saber si podrías prestármelo un ratito...
—Ja, ¿cómo para qué?, ni siquiera sabes manejar.—se escuchó una leve risa burlona.
—Sí sé hacerlo, y lo necesito para un asunto muy importante... Tengo que salir de la ciudad y no tengo dinero para tomar un transporte.—eso fue lo más rápido que se le ocurrió.
—Mmm... ¿Qué clase de asunto?—tal vez a Kim no le importaba mucho eso, más bien, no le gustaba compartir su automóvil.
—Algo familiar...—pronto se acabaría la batería social de Jungkook, y si no se apuraba a conseguir el favor, probablemente explotaría.
Hubo unos segundos eternos de silencio en la línea, solamente con las respiraciones leves de ambos y algunos sonidos de fondo.
Jeon esperaba haber sonado convincente.
Taehyung dudaba en si prestarlo o no, ya que apreciaba más a su auto que a Jungkook.
Pero al final, cedió.
—Está bien, puedes usarlo, pero solamente unas horas y estaré contando tu tiempo.—dijo el castaño con voz seria y exigente—Te lo llevo en un rato.
—¡Ay mil gracias mi TaeTae!, eres un amor enorme, te adoro.—el menor se transformaba en otra persona por completo cuando se trataba de Taehyung.
El castaño solamente hizo un sonido afirmativo y colgó la llamada, sin responder nada más.
Pero para Jungkook, esos minutos de atención habían sido suficientes.
20 minutos después, se escuchó como un automóvil se estacionaba afuera de la casa de Jungkook, y este se emocionó instantáneamente.
Eligió no cambiarse la pijama, sino solo colocarse un conjunto de guantes y bufanda color azul pastel para salir al frío.
Debido a la época decembrina, por las noches comenzaba a nevar, bajando mucho la temperatura y cubriendo las calles de blanco; sería el paisaje perfecto para una bella historia.
Por supuesto, no era el caso.
Jungkook salió de la casa, dejando la ventana y la cortina cerrada y la puerta bajo llave.
Ahí fue cuando vio a Taehyung, con una chamarra ligera, un bonito pantalón negro de mezclilla y sus clásicas botas tipo militar que usaba en invierno; estaba recargado sobre el costado del auto, con los brazos cruzados, esperando por el peli rosa.
Esa imagen fue más que suficiente para hacer que Jeon se enamorara con mucha más fuerza.
—¡Hola TaeTae!—saludó el menor en cuanto llegó frente a él. Se posó ahí con los brazos abiertos en busca de un abrazo, pero este no llegó.
—Sí, hola.—no se movió ni un centímetro. Y ante tal reacción, el peli rosa bajó lentamente sus manos, cruzándose de brazos y fingiendo demencia por el rechazo—Escucha, te lo prestaré solo hasta las tres, ni un minuto más, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, a las tres lo tendrás de vuelta.—respondió Jungkook con la voz un tanto triste—¿Vendrás por él o lo llevo a tu casa?...
—Vendré por él, solamente tenlo listo.—respondió completamente indiferente, ignorando lo que había provocado en el menor—Ya me voy, me están esperando.
Jungkook tomó aire antes de contestar, sintiendo como el frío llenaba sus pulmones y tratando de mantener bajo control la situación. Era difícil considerando que Taehyung parecía querer romper su corazón al comportarse tan duro con él.
—Sí claro, nos vemos más tarde TaeTae... Ve con cuidado.—el peli rosa sonrió muy levemente, recibiendo solo un movimiento de cabeza afirmativo.
El mayor se fue alejando del lugar, caminando entre la nieve que comenzaba a cubrir un poco las aceras y perdiéndose rápidamente en la noche.
Jungkook no tardó en perderlo de vista, dando un suspiro pesado cuando se quedó solo; sentía una ligera punzada en el pecho, esa que le indicaba que pronto lloraría si no se calmaba. Después de todo, Kim lo había tratado como a un completo desconocido sin escrúpulo alguno, y eso le había dolido.
Taehyung era la única persona capaz de doblegar a Jungkook, y parecía saberlo muy bien.
Después de respirar varias veces de forma profunda y lograr tomar de nuevo el control de su sentir, Jeon regresó a la casa, guardando las llaves del auto en el bolsillo de su pijama.
Abrió la puerta con rapidez, asustando a Yoongi debido al ruido precipitado.
—Gatito, hora de irnos.—exclamó con normalidad, cerrando la entrada tras de sí.
—¿A dónde?...—respondió con apenas voz, dejando el bowl de palomitas en el sofá.
—Vamos a dar un paseo con nuestros amigos los trillizos.—y dicho esto, el peli rosa caminó en dirección al sótano, haciendo un ademán de "sígueme" con los dedos.
Yoongi, aún bastante confundido y aterrado, tuvo que obedecer e ir detrás de él.
11:45 de la noche, ambos chicos se disponían a irse.
Jungkook ocuparía el auto de Taehyung para sacar los cuerpos de los Kim de su casa, y botarlos en algún lugar muy alejado de allí; para esto, obligó a Yoongi a ayudarlo, dándole a cargar una bolsa, mientras que él llevaba a rastras las dos restantes.
Por supuesto, corroboró varias veces que no hubiera gente en la calle que pudiera verlos, y aún así, se esforzó en actuar con mucha cautela y agilidad. No era sencillo sacar tres bolsas negras tan grandes de la nada, mucho menos a mitad de la noche sin levantar sospechas.
Metieron los bultos en la cajuela del auto, un bonito Hyundai Azera color plata; por fortuna, éste tenía el espacio suficiente en su parte trasera como para que los tres paquetes entraran a la perfección.
Aquellas bolsas realmente apestaban, tanto que Yoongi casi vomitó cuando cargó a "Jennie" en sus hombros y luego la bajó a la cajuela.
Con los cuerpos ya en su sitio, Jungkook cerró por completo el compartimiento e hizo que el pálido subiera al auto. Podía ir solo, claro que podría, pero prefería atormentar un poco más al pobre de Min, llevándolo con él y obligándolo a esconder las evidencias juntos.
Además de que ni siquiera le dió un juego de bufanda y guantes, por lo que tendría que aguantar todo el frío sin barrera alguna; si se congelaba o enfermaba de hipotermia, sería muy bueno, y sino, al menos sería divertido verlo resfriado.
—¿A dónde vamos?...—preguntó Yoongi cuando el contrario encendió el vehículo.
—Tomaremos la carretera principal hasta encontrar algún lugar desolado, una vez pasé por una zona boscosa muy bonita, y estaba al lado del camino.—explicó con total normalidad, como si de verdad fuera un paseo común—La buena noticia es que no hay tráfico a estas horas, así que llegaremos rápido.
—Está bien...—el peli negro se abrochó el cinturón y recargó por completo su espalda en el asiento, tratando de mantener la calma en el trayecto o, mejor aún, tomar una siesta.
No quería ver ni escuchar nada, tampoco pensar.
Jungkook mientras tanto prendió el estéreo del auto, eligiendo la lista de reproducción pre-establecida de Taehyung.
"Romantic homicide" sonó como primera canción, y a partir de ahí, Jeon no dejó de repetirla en su cabeza, poniéndola como fondo en cada pensamiento y acción que cometió desde ese momento; talvez lo hizo solo porque era de sus canciones preferidas, y también una favorita de Kim; o lo hizo porque pensaba que era una descripción de sus sentimientos.
A pesar de todo lo que pasaba por su cabeza, toda aquella locura descontrolada e ira sofocante, en lo profundo de su dañada mente, Jeon sufría.
En un oscuro rincón de su ser, todavía existía ese chico dulce y tímido que lo único que quería era sentirse querido; todavía había un pequeño Jungkook que lloraba hasta ahogarse, porque pensaba que nadie jamás lo abrazaría sin lastimarlo después.
Sufría y sentía un profundo dolor en su alma, y ya ni siquiera sabía cuál era el motivo más grande para su afección.
"Se siente como si a ti no te importara"; Taehyung ya no estaba ahí con él, ya no lo llamaba espontáneamente ni lo invitaba a salir. No volvió a almorzar con él o a decirle "Kookie". Simplemente, le rompía el alma que su gran amor lo viera como un completo desconocido.
Su locura se aferraba a qué Kim lo amaba.
Su dolido corazón le pedía comprender que eso no podía ser cierto.
"¿Por qué sigo aquí?"; Jungkook recordaba todos aquellos pensamientos e intentos de suicidio que había tenido a lo largo de su vida. Desde que era niño, justo después de su primer golpe de crueldad, comenzó a pensar que no valía la pena estar vivo si solo iba a sufrir.
Muchas veces lo pensó, otras tantas lo intentó, pero jamás dió el resultado que esperaba, pues siempre era salvado por alguien y llevado al hospital.
Después conoció a Taehyung y aquello paró de tajo, Kim lo hacía feliz.
Pero cuando todo explotó, sus ideas autodestructivas también lo hicieron.
"Pero, ¿por qué?"; solo esa pregunta se hacía aquel Jungkook que yacía escondido en lo profundo de su mente. En ese rincón, todavía quería saber que había pasado, como era que todo había terminado así, que cosa había hecho mal con Taehyung.
Incluso, se preguntaba por qué estaba haciendo tantas cosas horribles, si él jamás quiso lastimar a nadie nunca antes. De algún modo, Jeon sabía que estaba enfermo, o mal de la cabeza. Pero, ¿quién iba a ayudarlo?
"En el fondo de mi mente, yo te maté, y ni siquiera me arrepiento". Era una carta dedicada a todas sus víctimas, presentes y futuras, y quizá también para Taehyung. "¿Que pasaría si decido matarte a ti también?"... Pensó mientras conducía a mitad de la autopista, viendo la nieve caer y nublar su visión.
Pasó un buen rato hasta que finalmente llegó a un punto muy lejano de la ciudad, casi tocando los límites de ésta.
Pasadas las 12 de la noche, Jeon estacionó el Hyundai a un lado del camino en dónde se encontraba una amplia zona de bosque, completamente solitaria y sin ruido, perfecta para su plan.
Apagó la música —que ya ni siquiera estaba escuchando con atención desde hacía mucho tiempo atrás— y volteó a mirar a Yoongi, quien estaba con los ojos cerrados, aparentemente dormido.
Respiró hondo, trató de enfocar su mente en su trabajo, ocultó los pocos rastros de lágrimas que amenazaban con destruir su careta oscura, y se olvidó de sus sentimientos más humanos.
Nadie volvería a ver su debilidad jamás. No mientras pudiera impedirlo.
—Llegamos, hora de trabajar.—dijo Jeon mientras removía el brazo del contrario.
Por supuesto, esta acción bastó para hacerlo reaccionar del susto y dar un ligero brinco en el asiento.
—S-si... Vamos...—respondió Min con la mirada algo perdida, luchando contra sí mismo para despertar por completo y no cometer algún error estúpido.
Ambos bajaron del auto, sintiendo inmediatamente el golpe del invierno en su piel, y viendo como la nieve se empezaba a notar sobre sus hombros.
No había ni un alma además de ellos en la carretera, las únicas luces que los ayudaban a ver mejor la zona eran los focos delanteros del Azera y algún destello perdido de los postes más lejanos, además se podía percibir un silencio casi espectral, solamente interrumpido por el choque de dientes que producían los chicos friolentos y sus propios pasos en la nieve.
Cada quien por su lado caminaron hasta la cajuela, Jungkook la abrió de inmediato y de ella emergió todo aquel aroma putrefacto aún más concentrado que antes; el haber pasado cerca de una hora ahí sin ventilación y en un espacio tan pequeño no había mejorado la situación.
—Respira por la boca, estarás bien así.—comentó Jeon al ver como su acompañante estaba a nada de vomitar—Te ves verde, cálmate. Si me ensucias, me enojaré mucho eh.
Yoongi no contestó porque no pudo hablar, solamente asintió con la cabeza e hizo caso a la sugerencia dada.
Nuevamente, el pálido cargó la bolsa que contenía a la chica, mientras que Jungkook sacó las bolsas de Seokjin y Namjoon.
Decidió dejar la cajuela abierta para tratar de que el aroma se dispara y no se impregnara más, pues de no ser así, dejaría muchas sospechas y pistas.
Lado a lado avanzaron hacia el bosque.
Sus zapatos se hundían en la densa capa de nieve que cubría el césped, las bolsas que Jeon arrastraba iban dejando un camino de dos líneas, y el frío les calaba los huesos —más a Yoongi por su falta de ropa abrigada—.
No pararon su recorrido hasta que perdieron por completo de vista todo rastro de luz, pensando que eso indicaba su gran lejanía con la autopista; cuando su única compañía fue la tenue luz lunar y un paisaje de árboles iguales y frondosos, se detuvieron.
Ahí, en el medio de la nada, rodeados de mil caminos diferentes e idénticos a la vez, escondieron la evidencia de un crimen sumamente cruel.
—Ayúdame a escarbar, los vamos a enterrar lo más que podamos.—Jungkook soltó las bolsas y frenó sus pasos delante de un árbol—Usa piedras o una rama, o tus manos.
Yoongi miró hacia abajo, viendo cómo sus uñas seguían lastimadas y su piel se había tornado más rosada debido al frío. Claramente, eso fue una burla.
—Claro...—respondió tiritando, y el pálido soltó la bolsa en el suelo.
Tal como el peli rosa había dicho, ambos se dispusieron a hacer un agujero en la nieve y luego en la tierra.
Se ayudaron de ramas planas y piedras algo afiladas para lograr el objetivo, aunque claramente no quedó una fosa simétricamente correcta, pero al menos consiguieron abrir un espacio con el ancho suficiente para que las tres bolsas entraran allí.
La profundidad quizá no importaría tanto, después de todo, era invierno, caía nieve a diario y se cubriría perfectamente. Nadie encontraría nada en meses, y en caso de hacerlo, ya no habría material que identificar.
Tardaron mucho en terminar de enterrar los restos de los trillizos, al menos una hora de trabajo duro.
Cuando hubieron puesto los cuerpos en el agujero, solamente quedaba cubrirlo nuevamente hasta que dejaran de verse las bolsas; eso fue mucho más fácil a decir verdad.
1:45 de la madrugada, lo que quedaba de los hermanos Kim "descansaba" bajo la nieve de un bosque olvidado, sin que nadie supiera de su paradero.
Quizá su familia los buscaría, tal vez alguien los extrañaría o preguntaría dónde estaban. Nadie nunca sabría lo que les pasó o cuánto tuvieron que sufrir antes de, finalmente, descansar en paz.
—Está hecho, vayamos a casa, gatito.—sonrió Jeon victorioso y algo cansado, con un tono de voz gustoso, digno de un trabajador satisfecho.
—¿Puedo decirles algo?...—preguntó Yoongi con un hilo de voz. Jungkook asintió confundido.
El peli negro se agachó ligeramente hacia el montón de tierra y nieve que habían formado, y con lágrimas recorriendo sus mejillas, susurró:
—Lo siento mucho... Espero que puedan irse en paz...—sus ojos se llenaron de tristeza y culpa, dejando caer gotas de ésta sobre el manto blanco del suelo. Había tenido el atrevimiento de disculparse con las víctimas de Jeon justo frente a la vista de él, y de algún modo, salir con vida.
—Que tierno, ya vámonos.—exigió el peli rosa con los brazos cruzados. No le había hecho nada de gracia aquel acto de culpabilidad.
Finalmente, después de un arduo trabajo, ambos caminaron hacia el auto siguiendo sus propias huellas, y entonces fue momento de marcharse.
3:00 de la madrugada, Taehyung llegaba a casa de Jungkook para recoger su auto.
Para entonces, el menor ya se había encargado de limpiar cualquier rastro que hubiera podido quedar de su "mandado", y creyó que había quedado impecable.
Usó cloro, bicarbonato y vinagre blanco para formar una mezcla excelente para eliminar sangre y malos olores; con esto se dispuso a tallar cada pequeño rincón de la cajuela del Hyundai, incluso por la parte externa, y trató de que todo se viera exactamente igual a como Kim se lo había dejado.
Todavía le dió tiempo de rociar más cloro diluido en el compartimiento y colocar un aromatizante de autos en el espejo del frente. Todo había quedado bien a su parecer, nada extraño ni fuera de lugar.
Y claro, también se encargó de encerrar nuevamente a Yoongi en la casa antes de que Taehyung llegara.
—Y bien, ¿qué era eso tan importante que fuiste a hacer a la mitad de la noche?—eso fue el saludo del castaño.
—No tiene relevancia ya porque se resolvió. No te preocupes TaeTae.—sonrió el peli rosa al verlo ahí frente a él, con ese semblante serio característico que lo ponía débil.
—No me preocupo por ti, sino por mi auto, no le hiciste nada ¿verdad?—y de nuevo, lo aterrizó en la tierra de golpe.
—No, claro que no, lo cuidé muy bien... Incluso le puse un pinito con aroma a menta.—el menor hizo el ademán para indicar el tamaño "pequeño" con las manos, y pasó de sonreír a solamente mirarlo con ternura.
—Mmm... Vale, te creo.—Taehyung suspiró, y prosiguió—Por cierto, mi novio habló sobre tus postres, preguntó cuando vas a preparar más.
"Mi novio"... Definitivamente, aún seguía saliendo con el niño mimado de Park Jimin.
—Ah... ¿Les gustó tanto?—fingió una risita nerviosa, mientras por dentro hervía de coraje—Si es así... Muy pronto tendrán más, estoy trabajando en una receta experimental que quizá les agrade.—esbozó una sonrisa cerrada.
"Si supieran de qué estaban hechos, jamás volverían a pedirme más", pensó Jeon, burlándose internamente de su nuevo gusto canibal.
—La verdad estaban muy ricos, así que sí, te agradeceríamos que nos regales algunos más.—el mayor le restó algo de importancia encogiéndose de hombros—En fin... Le diré eso, ya me voy.
—Claro, nos vemos... Y gracias por el auto.—fue lo último que Jungkook dijo con un tono dulce, pero apagado a la vez. No quiso sumar más palabras, pues sabía que ya no sonarían igual.
Taehyung no respondió más, solo asintió con la cabeza en señal de aceptación, y subió al Hyundai. Arrancó tan pronto como cerró la puerta, y se fue aún más rápido que eso.
Su encuentro con Kim había durado muy poco para su gusto, y además no había sido siquiera amable, pero para Jungkook, eso tendría que bastar por ahora.
Al día siguiente, específicamente por la mañana, Taehyung se dispuso a usar su automóvil.
Debía llevar a Jimin a su casa, pues habían pasado la noche juntos, y después iría a sus cosas habituales.
Cuando ambos estaban en el vehículo no notó nada raro, más bien estaba enfocado en el camino y en su novio. Sin embargo, al regreso de ello, comenzó a pensar que algo no cuadraba.
Le pareció extraño que Jungkook hubiera colgado un pino aromatizante en el auto, cuando no era necesario ya que este se encontraba limpio.
Igualmente, tenía un raro aroma impregnado, el cual pudo identificar como cloro; no le había prestado atención anteriormente debido al cansancio de la noche pasada, y al trayecto con su pareja, pero estando solo, se dió cuenta.
El auto despedía ese ambiente lleno de cloro y notas de vinagre, lo cual fue más que extraño para Taehyung.
Decidió revisarlo correctamente al llegar a su casa, y eso hizo; buscando de dónde provenía exactamente la fuente del aroma, se topó con la cajuela y la abrió.
De ahí era donde salía definitivamente, pues en cuanto la destapó, el cloro inundó su nariz al instante, sintiendo además como sus ojos ardían.
La cajuela estaba demasiado limpia en vista, pero en su aroma había algo que estaba aún más mal; el castaño sabía identificar el cloro, el vinagre y vio un poco de polvo blanco en los lugares más pequeños, el cual luego de tocarlo supo que era bicarbonato.
Pero, había una cosa más.
Notó que esas tres sustancias estaban revueltas con otro olor extraño, algo que no supo decir lo que era, pero definitivamente era fuerte.
¿Qué había metido Jungkook en su auto como para tenerlo que limpiar con tanta consciencia?
Además, ¿por qué se lo pidió a tan altas horas de la noche?
Tonto no era, no se había tragado el cuento de Jeon sobre el supuesto asunto familiar, pero no pensó que fuera necesario preguntar más.
Sin embargo, ahora con este nuevo misterio sobre la exagerada e innecesaria limpieza a su maletero, ese detalle se hacía más pesado en su consciencia.
Taehyung ya tenía sospechas de Jungkook, de hecho, desde que lo vió con Yoongi las tuvo.
Quiso ignorarlo y callar lo que había visto, pero ahora, ¿cómo podría hacerlo?, si era más que evidente que algo no estaba bien.
Y decidió que le seguiría la pista para descubrir que era lo que Jungkook ocultaba.
Nuevo cappppp, ya el número 12 juju.
Calculo que faltan entre cuatro y cinco capítulos más o menos para que termine la historia, sé que no serán más de 20 jsjs.
Los amo ❤️
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