❝Hate crime❞
「Advertencia: Capítulo con escenas sensibles」
*Pov narradora*
Casi iniciaba diciembre, el mes favorito de Jungkook.
Amaba ver la nieve caer, decía que eran como pedazos pequeños de nubes que se acumulaban en la ciudad, o como malvavisco derretido sobre las calles.
Adoraba los regalos, las decoraciones que comenzaban a colocarse, y sobre todo, le gustaba mucho la comida que se preparaba en esas épocas.
Chocolate caliente y pastelitos eran su menú preferido, al igual que para Taehyung. Ambos lo amaban.
Sin embargo, aquel diciembre no estaba interesado en todos esos placeres, ni mucho menos la estaba pasando bien.
Incluso el ambiente se sentía más gélido que de costumbre para Jeon, y no, no era porque no usara suéteres o algo similar.
Más bien, lo percibía así gracias a una sola escena que había ocurrido justo frente a sus ojos, un viernes por la tarde.
Aquella imagen que acabó con la poca cordura que había mantenido dentro de sí durante todo ese tiempo.
Tres de diciembre, las clases habían terminado, y Jungkook caminaba con pasos rápidos por los pasillos, queriendo llegar ya a la salida.
Tan sólo tenía un afán en mente, ver a Taehyung para despedirse de él como todos los días, y con eso, llevarse un pequeño porcentaje de felicidad a casa.
Y bueno, sí lo vio en la entrada, pero no de la manera que esperaba hacerlo.
Ya se había acostumbrado a que Kim estuviera con alguien más, platicando o quizá abrazado a él o ella. Había aprendido a soportar aquello, se había vuelto experto en retener sus lágrimas y sonreír aún cuando no quería hacerlo del todo.
Pero... ¿Ver como Taehyung besaba a ese chico bajito?, no, jamás hubiera estado listo para eso.
Su amor de años, entrelazando sus delgados labios con los contrarios, en un movimiento sumamente repugnante ante los ojos de Jungkook.
Lo reconoció al instante, era Park Jimin, el bailarín más estúpidamente popular de la Academia.
Otro más que había caído por Kim, pero que sin duda alguna, fue de las mejores presas que el castaño consiguió.
¿Cómo iba a competir contra él?, si ni siquiera tenía oportunidad de pelear contra una chica cualquiera por un lugar en la vida de Taehyung. No había ganado compitiendo con un basquetbolista, ni con un bailarín promedio, tampoco con la bola de músicos y deportistas que habían sido parejas de Kim.
Mucho menos le ganaría a alguien como Jimin.
Así que, sin poder soportar más la horrenda situación que lo rodeaba, corrió fuera del campus, con lágrimas escurriendo por sus mejillas, perdiéndose inmediatamente entre el viento frío. Taehyung no le prestó atención, a pesar de haberlo visto perfectamente, y Jimin ni siquiera lo miró pasar.
Jungkook estaba deshecho, no aguantaba el dolor creciente en su pecho, la cabeza le punzaba y los ojos le ardían.
Esa última escena que vio sin querer, había actuado como una cajetilla entera de cerillos, que lo quemó internamente como si él estuviera hecho de gasolina.
Entró a su departamento, cerró cada puerta y ventana, se hundió entre cuatro paredes, dejándose llevar por esa oscuridad.
Simplemente quería desaparecer, o volver en el tiempo, cuando Taehyung aún tenía interés en él, incluso deseaba lastimar profundamente a todas aquellas personas viles que le arrebataron a su amor.
Su mente acababa de ser quebrada en miles de pedazos, tan duramente, que la posibilidad de restaurarla parecía nula.
Sufrió el rechazo progresivo de Taehyung, su indiferencia y su cambio repentino de actitud con él.
Aprendió a verlo sólo cuando Kim quería, hasta que simplemente ya no deseaba tenerlo cerca.
Soportó las decenas de veces que lo vio con sus parejas, y ocultó aún más los sentimientos que su corazón guardaba.
En algún momento, pensó en confesarse a Taehyung, con la esperanza de que éste lo correspondiera.
Sin embargo, ahora, aquello ya no era por ningún lado una opción.
Sencillamente, Jungkook había sido lastimado hasta el fondo por la persona que más amaba.
—¡Estúpido, estúpido, estúpido!—gritaba con voz desgarrada, mientras golpeaba a puño cerrado la pared de su habitación.
Era tierno, sí, pero aún de ese modo, Jungkook tenía la fuerza suficiente como para romper un mueble si su enojo lo aclamaba. Jamás había recurrido a eso, herirse o golpear algo, pero justo en ese momento, ya nada le importaba.
—¡Eres un maldito estúpido Taehyung!—golpeó nuevamente—¡¿Cómo pudiste hacerme ésto?!—otro impacto, más fuerte que el anterior—¡Que sencillo fue reemplazarme ¿no?!
No podía parar, no quería contenerse más.
Necesitaba liberar todo lo que había reprimido durante meses, ese tornado de sentimientos que poco a poco fue aumentando su tamaño y ferocidad, aquel que, si no lo expulsaba de su ser pronto, acabaría destruyéndolo.
Pero, aunque la pared estaba manchada con su sangre, y algunas partes se veían agrietadas ligeramente, no se sentía mejor.
Todavía no lograba apagar el fuego que lo consumía por dentro.
Requería más que sólo golpear un muro hasta romperlo.
—Prefieres a todos, menos a mi... Te fijas en todos, pero nunca en mi... ¿Es que yo no existo para ti, eh?... ¿Que carajos debo hacer para que me notes?, maldita sea...—susurró mirando sus manos lastimadas.
Su voz ya no era dulce ni tierna, ahora, poseía una mezcla entre enojo, rencor, tristeza, desesperación y locura, quizá demasiada locura.
—Te amo carajo, te amo, y tú sólo me jodes...—cayó de rodillas al suelo, llorando sin control—No sé qué más hacer...
Y entonces, en algún momento de su arranque de ira, una idea apareció en su cabeza, brillando más que cualquier otra.
Se le ocurrió algo aparentemente lógico, claro, a su percepción, para solucionar de una vez por todas su situación.
Cosa que a nadie en sus cinco sentidos le parecería buena opción, alguien cuerdo ni siquiera se atrevería a pensar algo así.
Pero la dolida y destruida mente de Jungkook, la presentó ante él como la única alternativa viable.
—Si ya no hay nadie estorbando... ¿Me amarías a mi, verdad?...—habló al aire, mostrando una sonrisa digna de un psicópata—Claro... Eso es.
Se levantó del suelo, y caminó hasta su buró de noche, donde guardaba una pequeña libreta llena de pensamientos lindos y cortos poemas que había escrito en algún momento para Taehyung.
La tomó, manchando las pastas de ésta con la sangre que aún brotaba de sus nudillos.
Buscó una pluma cualquiera, y sin dejar que su fantástica idea se escapara, comenzó a escribir una lista de nombres en aquella libreta.
Eran todas las personas que él conocía, y sabía, que habían estado con su Taehyung.
—El idiota de Jung... Min, por supuesto... ¡Cómo pude olvidarla!, la número uno es la estúpida de JiEun.—hablaba consigo mismo, al tiempo que los anotaba con letra impecable.
Y así, en cuestión de minutos, había llenado una página completa con nombres. Claro, había algunos que desconocía, pero recordaba cada rostro que había visto cerca de Kim, por lo que no tendría problemas con eso.
Además, su idea consistía en quitar primero del camino a todos los exs, quienes seguían frecuentando al castaño buscando regresar con él, u otras cosas. Y si Taehyung no entendía de ese modo que lo amaba, entonces allí entrarían al juego todas las demás personas que llegaron a tener un ligero contacto con él.
Dejaría que Kim decidiera cuanta gente estaría involucrada en su limpieza de obstáculos, así de sencillo.
•JiEun.
•Jung Hoseok.
•Min Yoongi.
•Kim Namjoon.
•Kim Seokjin.
•Kim Jennie.
•Lisa Manoban.
•Rosé Anne.
•Lee Félix.
•Hwang Hyunjin.
•Choi Yeonjun.
•Park Jimin.
—Carajo TaeTae, doce parejas en lo poco que va del semestre.—soltó una risa baja—¿Enserio te metiste con los trillizos Kim?, y encima tienen tu mismo apellido, que horror... Espero no tengan parentesco contigo, sería aún más repugnante ¿verdad?
Jungkook se reía solo, hablaba al aire, como si Taehyung estuviera allí conversando con él. En realidad, la imagen que tenía era perfecta para una película de terror, o incluso para enviarlo al manicomio.
—Yeonjun... Iugh, es un chico de primer semestre, degenerado.—leyó su propia lista con tono burlón—Definitivamente de todos, yo soy el mejor partido, pero eres un estúpido ciego.
Al finalizar su episodio de risas psicópatas y burlas, firmó la lista con su nombre, colocando las "o" como corazones.
—Tengo el listado... Ahora, ¿cómo me desharé de todos ellos?, e ahí lo complicado.—formó una mueca pensativa—Meh, creo que dejaré que todo fluya, estoy cansado como para pensar en todo.—bufó.
Cerró la libreta, dejándola en su buró nuevamente, y con un bosquejo de sonrisa en su rostro, se levantó de su cama para dirigirse al baño.
Necesitaba lavar sus manos y cubrirlas con vendas, pues aunque no había gran rastro de heridas en ellas, se veían dañadas.
Después de hacer aquello, cambió su ropa por una más cómoda, y ni siquiera pensó en limpiar su pared, ya que, de algún modo, esas manchas rojas le gustaron como nueva decoración.
Finalmente, a las casi ocho de la noche, se hundió en su cama, decidido a dormir más de lo común. Se sentía cansado, aturdido, y aún confundido por las cosas extrañas que pasaban por su mente. Era nuevo para él, pero por primera vez, le parecía un cambio bueno.
—Buenas noches TaeTae, espero te guste el nuevo yo...—susurró antes de caer dormido—Porque tú me hiciste así...
Al día siguiente, Jungkook despertó con un aire renovado, parecía haber mejorado en el transcurso de la noche, o bueno, sólo de sus ánimos.
Amaneció sonriendo como siempre, e incluso decidió volver a arreglarse bonito, con un suéter rosado algo esponjoso, un par de aretes brillantes y colocó un broche pequeño en su cabello. También cambió sus vendas por unas limpias, después de lavar otra vez sus heridas.
Estaba de buen humor, pues ahora que sabía cómo resolver todo, no tenía porqué seguir triste.
Antes de salir de su hogar, guardó en su mochila color pastel un cuchillo que encontró en su cocina, el más grande y filoso que tenía, ocultándolo bien entre sus cuadernos.
Quizá lo usaría, quizá no, pero quería llevarlo de cualquier modo.
—Por si acaso...—susurró para sí mismo cerrando la mochila.
Dejó su casa al poco tiempo, caminando a paso lento hacia el punto donde siempre se encontraba con Taehyung, una parada de autobús a una cuadra de su departamento.
A decir verdad, cuando guardó aquella arma, pensó en lo difícil que podría resultarle disimular todo su plan, quizá se le notaría algo raro o no sabría como actuar normal.
Sin embargo, pudo ir a lado de Kim sonriendo, sin demostrar cambio alguno, y el castaño no presentó signos de sospecha.
Incluso Jungkook se sorprendió, pues le era realmente fácil ser el mismo de siempre, aún con su radical modificación mental.
Claro, lo único que el castaño notó, fue su nuevo ánimo, pues tenía mucho tiempo que no lo veía tan feliz.
—¿Has hecho amigos o algo nuevo?, te ves de mejor humor Kook.—cuestionó Taehyung cuando la conversación previa sobre el clima terminó.
—En realidad no, no los necesito.—contestó sonriente—Sólo es que hoy descubrí algo genial, es todo.
—Vaya... ¿Y qué es?—soltó una leve risa.
—No te diré, es secreto.—sonrió dulcemente.
—Ah, ¿y ahora nos ocultamos cosas?—Kim bufó bajo ante eso, aún cuando no tenía mucho derecho de reclamar algo así.
—Tú también tienes secretos conmigo ¿no?, además, el mío es inocente.—respondió sin borrar su sonrisa, pero con un tono entre amable y harto.
—Ya vale, si no quieres decirme, no lo hagas.—desvió la mirada un poco incómodo por aquel tono de voz.
Jungkook no volvió a hablar, pues a los pocos segundos llegaron a la Academia, y Taehyung se fue directamente trás Jimin.
El peli rosa caminó solo a su salón correspondiente, no pasó por los casilleros, ya que aún tenía su horario en la mochila.
Solamente avanzó, sin mirar atrás, pues no quería arruinar su ánimo viendo más escenas cursis y asquerosas de Taehyung con su novio. Incluso pensar en esa última frase le revolvía el estómago.
Ni siquiera le tomó importancia a la conversación anterior, fuera como fuera, no pensaba decirle al castaño lo que había maquinado, por lo que no le veía sentido a tomarlo con seriedad.
El receso llegó, Jungkook acomodó su mochila nuevamente para que sus útiles cubrieran su arma, y salió del aula decidido a comer algo.
Casi nunca almorzaba en la escuela, pero ese día, pensaba comprar un ramen y tal vez algún postre.
Sin embargo, al llegar a la cafetería, vio una nueva escena indeseable a lo lejos.
Era JiEun, tomando del brazo a Taehyung mientras le sonreía de forma coqueta, y él no hacía más que mostrarle el mismo semblante. Jungkook no sabía leer mucho los labios, pero por lo poco que entendía, Ji estaba ofreciéndole una cita casual, y al parecer, Kim había aceptado.
Aquello le quitó el apetito por completo, pero le activó su recién creada parte violenta.
Algo en su mente hizo click, y formó un plan rápido para alejar de una vez por todas a esa chica, la primer persona que lo había empujado lejos de Taehyung.
Todo sería rápido, y según maquinó, resultaría perfecto.
Con la mochila colgada en su hombro, y las mangas del suéter un poco arriba de las muñecas, salió de la cafetería, con rumbo a Ji.
Cuando ella dejó a Taehyung, giró sus pasos hacia un reducido grupo de chicas, algo alejado de su posición inicial. Fue en ese trayecto cuando Jungkook la abordó, aprovechando que por una fracción de tiempo, Ji se había quedado sola.
—¡Hola!, eres JiEun ¿cierto?—saludó con su más dulce sonrisa.
—Ah... Sí, ¿qué se te ofrece?—lo miró incómoda al reconocer de quien se trataba.
—Quería saber si me puedes ayudar con algo, necesito terminar un proyecto que incluye entrevistas, y deben ser al menos diez.—dijo Kook, ideando sobre la marcha.
—¿Para qué clase es?—cuestionó Ji con duda, y a la vez, tratando de hacerlo confesar su mentira.
Pero, Jeon ya había tomado una decisión, y saldría perfecta a como diera lugar.
—Comunicación, ¿no es obvio?—se encogió de hombros.
—Mmm, ¿y porqué yo no tengo esa tarea?—Ji se cruzó de brazos algo confundida.
—Porque es un trabajo extra que me solicitaron, por mis bajas notas.—explicó con normalidad, jugando un poco con su suéter para una actuación perfecta.
—Ya vale, te ayudaré.—rodó los ojos resignada, creyéndose por completo aquella mentira—¿Lo harás aquí o en otro sitio?
—Trabajo mejor en un lugar silencioso, ven, sé donde habrá tranquilidad.—Jungkook le sonrió, e indicó con su mano la dirección a donde quería ir.
Ji aceptó la sugerencia, y comenzó a caminar a lado del peli rosa, todavía con una pequeña pizca de duda respecto al dichoso trabajo de entrevista.
Pero, pensó que fuera lo que fuera, no le quitaría más de cinco minutos, y quizá si lo ayudaba, Taehyung le daría otra oportunidad por tratar bien a su amigo.
Jungkook la guió hasta un lugar totalmente apartado de la zona concurrida del campus, un pequeño terreno vacío detrás de los últimos edificios de salones. Sabía que nadie iba allí nunca, pues él mismo había pasado varios recesos en ese sitio, por lo silencioso y fresco que era el ambiente ahí, y jamás, ni por error, se había topado con otra persona.
Es más, incluso parecía que casi ningún estudiante o empleado de la Academia tenía conocimiento de ese terreno.
—Vale, aquí estará bien.—dijo Kook al llegar, colocando su mochila en el suelo.
—Si tú lo dices...—susurró Ji—Ni siquiera sabía que éste lugar existía.
—Es lindo ¿no?, lo encontré por casualidad.—abrió la mochila, sonriendo en todo momento.
—Iugh, ¿cómo puedes decir que es lindo?, es húmedo y extraño.—formó una mueca disgustada—Pero en fin, ¿empezamos ya?, quiero ir a comer.
—Sí claro, buscaré mi libreta con las preguntas.—ella asintió, mientras Jungkook rebuscaba su arma.
Estaba decidido a quitarla del camino, ¿y qué mejor que eliminarla permanentemente?
En esos cinco segundos, que parecieron eternos, Ji comenzó a pensar en lo que el chico había dicho. ¿Entrevistas?, ¿trabajo extra?, de un momento a otro, empezó a sonarle extraño. Tanto, que decidió volver a preguntarle qué ocurría.
—Oye... Pero en comunicación no estamos viendo ese tema, y el profesor nunca da tareas extra por puntos.—dijo Ji encarando al peli rosa, quien ahora mantenía una mano oculta en su espalda.
—¿Ah no?, que raro.—susurró sonriendo, aunque, ya no se veía para nada tierno.
—Dime la verdad, ¿para qué me trajiste aquí?—se cruzó de brazos.
—Me descubriste... En realidad, quiero pedirte algo.—Ji arqueó una ceja, en señal de que continuara—Quiero que te alejes de Taehyung.
—Ja, ¿qué?—soltó una risa burlona—Escucha, no perderé el tiempo explicando ésto, sólo espero que te quede claro que Tae aún me quiere, y no me alejaré de él.
Vaya que era una chica persistente, pero Jungkook también, y definitivamente, en esos momentos ya no contaba como virtud.
—Entonces te quitaré de en medio.—susurró el chico apenas audible, con una expresión y voz bastante serias.
—Habla bien, no te escuché.—sonrió con burla, y esa, fue su última sonrisa.
—¡Dije que te quitaré del camino!—gritando con furia, y usando su mano libre, la empujó contra el primer muro que encontró.
Con toda su rabia y fuerza, sacó el cuchillo de su escondite, comenzando a enterrarlo directamente en el cuello de Ji, cortando todo a su paso, sin siquiera detenerse a medir en qué zona daba las puñaladas. El objeto atravesaba sin esfuerzo la pálida piel, llegando casi a perforar el lado opuesto del cuello, debido a la fuerza infringida.
Simplemente, siguió y siguió, parando unos cuantos instantes después, cuando JiEun dejó de gritar, y los ojos de ésta quedaron en blanco.
—¡Muérete, muérete, muérete maldita!—gritaba entre cada puñalada, sintiendo como su adrenalina iba disminuyendo poco a poco.
En aquel terreno, sólo quedó el cuerpo de Ji, con una perforación alarmante en el lado derecho del cuello, e hilos de líquido escarlata resbalando por su boca entreabierta. La pared se encontraba totalmente manchada de sangre, tanta, que escurría hasta el suelo.
Y Jungkook estaba sonriendo, al ver como su suéter rosa tenía decenas de gotas rojas, su cara también había sido salpicada, y las vendas en sus manos ya no eran blancas en lo absoluto.
Y después de todos los gritos ahogados de JiEun, combinados con la voz demencial de Jungkook, el lugar volvió a quedar en completo silencio. Nadie lo notó, ni una persona irrumpió, y seguramente pasarían muchas horas hasta que alguien encontrara a la chica.
—Carajo... Tengo que salir de aquí.—murmuró Jeon al soltar el cuerpo, dejándolo caer al suelo.
No podía volver a clases, no en ese estado, mostrando claramente que él era el culpable del crimen.
Así que, guardando su arma ensangrentada, y colgando la mochila en su hombro, salió corriendo de allí, hasta dar con la reja que rodeaba la Academia.
La saltó, huyendo por la parte trasera del sitio, y acelerando sus pasos lo más posible por la calle.
Al ser casi las doce del día, no había gente en la zona, todos aún se encontraban en sus trabajos o escuelas.
Nadie lo vio corriendo todo lleno de sangre, ninguna persona escuchó las risas psicópatas que soltaba a cada paso.
Jungkook pudo llegar hasta su departamento sin contratiempos, encerrándose rápidamente en su habitación.
Miraba aquel líquido rojo, ya casi seco por completo, y no podía evitar sonreír al recordar tan violenta escena protagonizada por él.
¿Porqué algo tan malo, lo hacía sentir tan bien?
—Una menos, faltan once.—canturreó divertido, mientras tachaba el nombre de JiEun en su lista.
A la mañana siguiente, Jungkook llegó a la Academia un poco más temprano de lo habitual, tan sonriente como el día anterior.
Claro que se alarmó un poco cuando, al llegar, vio varias patrullas rodeando el lugar. Sabía lo que hacían allí, era lógico que alguien había descubierto su crimen; sólo esperaba que nadie tuviera sospechas sobre él, o todo su plan se vendría abajo.
Y para cubrir aún más sus huellas, decidió actuar como tonto ante la situación. Fingir que no sabía qué ocurría no debía ser tan difícil ¿cierto?
—Por dios, ¿qué pasó?—preguntó Jungkook a Taehyung, cuando lo encontró en la entrada.
—Hay un loco suelto, eso pasó.—contestó viéndolo de reojo—Hace un par de horas el conserje halló un cadáver aquí, en la Academia.
—Vaya... ¿De quién era?—fingió preocupación y asombro.
—De Ji... Mi ex novia.—susurró, desviando su mirada—Los peritos dicen que parece un crimen de odio, la apuñalaron violentamente...
—No puede ser... Ella se veía dulce, pobre chica.—bajó la vista, aguantando sus ganas de sonreír—Hay mucha gente inestable por las calles...
—Pues ojalá atrapen al culpable, podría hacer más daño de no ser encarcelado.—Jungkook asintió en aparente acuerdo, mientras Taehyung mantenía una expresión seria.
A Kim no le dolía en sí por JiEun, más bien, le parecía extraño que ella fuera la víctima. Tenía sus conflictos con algunos estudiantes, pero pensaba que no al punto de quererla asesinar.
Y Jungkook no podía estar más feliz, pues al ver todo el alboroto que se había generado por una simple chica popular, otro click resonó en él. Era algo incomprensible todavía para su mente, pero de cierto modo, la atención hacia su delito le aumentó las ganas de continuar haciéndolo.
Con los ánimos por los cielos, caminó según los policías les indicaron a todos, llegando escoltados hasta sus aulas.
Más tarde iniciarían los interrogatorios, enfocados solamente en las personas cercanas a la víctima, y en las últimas que la vieron con vida.
La policía llamó primero al grupo de amigas de Ji, conformado sólo por tres chicas. Ninguna de ellas pudo dar información concreta, pues todas dijeron lo mismo, que Taehyung había sido la última persona con la que estuvo, y que no habían visto a nadie más cerca de Ji, denotando la poca atención a su alrededor.
Siguieron con el mencionado, Kim, a quien tenían como principal sospechoso debido al anterior noviazgo que había mantenido con ella. Éste dato fue dado por una de las chicas interrogadas.
Él, siendo inocente, confesó todo lo que habían platicado por última vez, además de usar un tono de voz ofendido, dado el asunto. Se mantuvo firme, siempre diciendo que él no la odiaba, y que jamás habría siquiera pensado en hacerle daño.
Y finalmente, Jungkook fue llamado, al ser metido a la investigación por el mismo Taehyung, quien alegó que él también la conocía de cerca, y que tal vez sabría algo más.
—¿Cuándo fue la última vez que vio a la señorita Eun?—primera pregunta.
—Durante el receso de ayer, le pedí ayuda con una tarea, nada más.—respondió con una fingida expresión de nerviosismo.
Es decir, sí estaba nervioso, pero no tanto como aparentaba. Más bien, su actuación denotaba confusión, dando más la idea de que él era inocente.
—¿Sabe a qué hora fue eso?, los forenses indicaron que su muerte sucedió entre las once cincuenta y las doce de la mañana.—continuó el policía.
—Recuerdo haber visto mi celular, eran más o menos las once treinta.—formó una mueca pensativa.
—Una cosa más, ¿usted tenía problemas con ella?, ¿algún disgusto?, ¿o sabe de alguien que pudiera tener malas intenciones hacia JiEun?—Jungkook negó primeramente con la cabeza, antes de hablar.
—No, para nada, la conocí hace un tiempo y siempre me pareció una chica agradable.—mostró una muy leve sonrisa, aparentando melancolía—Y... Realmente no sé quién pudo hacer algo tan atroz, Ji no lo merecía.
"Merecía eso y mucho más, debí cortarle la cabeza cuando tuve oportunidad", pensó Kook después de finalizar su oración.
Había dicho lo más cliché del mundo, todos usan ese tipo de palabras cuando alguien muere, y su actuación impecable había dado el toque final.
El policía asintió al terminar el interrogatorio, agradeciéndole por su sinceridad y cooperación. Se había creído la mentira por completo.
Aquel crimen quedó en carpeta cerrada, pues la familia de Ji no quiso continuar la investigación, querían que la chica descansara en paz, y según sus ideas, el seguir buscando pistas y culpables no ayudaría.
No se tomaron huellas dactilares de la escena, no se buscó el origen del arma, ni tampoco se sacó el caso en los noticieros.
Simplemente quedó ahí, en un violento episodio, que todos esperaban, jamás se volviera a repetir.
Y eso, por supuesto, fue un enorme alivio para Jungkook, pues no había sido totalmente cuidadoso al cometerlo. Se alegró de que la familia de esa chica tuviera ideas raras, y les agradeció internamente.
Gracias a ellos, podría continuar su plan sin restricciones, siendo en extremo cuidadoso las próximas veces.
Bueno, como quiero relatar lo mejor posible todo, alargaré la historia un poco más de lo pensado. Quizá sean dos capítulos más aparte de éste, así que prepárense mentalmente.
Los amo❤
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