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05

Con las mejillas aun húmedas y el vidrio de los lentes fragmentados, Niragi tomó rumbo a la asotea del edificio donde residia.

— El cielo hoy esta hermoso. — hablando para si mismo, Niragi contempló los colores suaves del cielo casi nocturno.

— Particularmente hoy. — una voz inevitablemente reconocible e inigualable respondió a su comentario. — Parece como si estuviera tratando de tranquilizar a las personas de su angustia.

El chico se giró para contemplar a la chica pelirroja. Nakamura había sido un rayo de luz en su vida oscura, el cual apareció cuando más lo necesitaba.

Kira solo le sonrió, posando sus dulces labios en las mejillas ahora calidas y sonrojadas de Niragi.

— ¿Sabes, Niragi? Siempre me recordaste a el cielo pintado de estos colores.

Ambos se sonrieron mutuamente, avivando una chispa de amor inocente que confundian con afecto.

...

El juego será: caza bestias.

Aún no quería entrar con mucha confianza al juego, pero sabía que el arma que tenía le facilitaria de manera abismal su supervivencia.

El jabalí salvaje se cruzó en su camino casi de inmediato, solo tuvo que disparar un par de balas para dar en la cabeza del animal.

No quería matar más animales, su aprecio por ellos no se lo permitia.

Kira decidió disfrutar de las atracciones, montandose en una especie de barco pirata en el cual ya había una persona, sin embargo no logró distinguir su cara debido a su desinterés.

Justo cuando el juego comenzó a balancearse, el cuervo apareció.

El chico que estaba detrás de mi empezó a reír como desquiciado, hasta que finalmente de un disparo logró asesinar al cuervo.

— ¡Que fácil! — esa voz Kira la conocía, o por lo menos lo poco que recordaba de ella. Miró de reojo el rostro de aquel chico, y efectivamente era él, sin embargo no quería que él la reconociera. — ¡Oye tu! Debiste haber ayudado en algo.

Kira no volteó ni pronunció palabra alguna, solo esperó a que el juego acabará para salir de allí lo antes posible.

...

Kira

Otra vez me encontraba entre las personas ebrias, sorprendentemente yo no lo estaba, aunque dudaba que me mantuviera por mucho tiempo en sobriedad.

E incluso lo dudaba más ahora que había notado la presencia de Arisu y su mirada típicamente intensa sobre mi.

Lo había logrado y Usagi se encontraba a su lado.

Antes de ir en busca de un reencuentro, me dirigí a la barra para pedir un trago y tomar un paquete de chicles que me ofreció algún desconocido.

El desconocido que me los obsequió dijo algo de que eran de esos alimentos que te hacían volar, así que supuse que los chicles contenían droga.

Sin pensarlo mucho tomé uno entre mis labios y lo mastique esperando que hiciera efecto en mi pronto.

— Arisu. — se sentia extraño decir ese nombre de nuevo. El chico dejo de hablar con Usagi para dirigir su mirada a mi, rápidamente se levantó e hizo el ademán para besarme, sin embargo moví mi cabeza para que sus labios terminaran tocando mi mejilla. — Pudiste sobrevivir al fin y al cabo.

No iba a mentir, contenía un poco de rencor a Arisu. No lo podía mirar a los ojos sin pensar en Karube y como el rubio derramó lágrimas y sollozos al caer en cuenta de su muerte acechando.

Todo por culpa de Arisu.

Arisu solo asintió y se volvió a sentar para continuar su conversación con Usagi, la cual solo me sonrió cortesmente.

Yo me limite a sentarme detrás de Usagi y ser testigo de la naciente conexión entre Usagi y Arisu.

Bastante interesante e inesperado.

— ¿Es tu novia? — Una chica de rastas vino a sentarse junto a nosotros, su pregunta me divirtió pues vi el semblante para nada reacio de Arisu ante la idea de Usagi y él juntos aunque Usagi negó rápidamente en respuesta. — Se llevan bien ¿por qué no son novios? Ustedes nunca sabrán cuando se van a morir.

Después de aquella frase, mi mente se perdió, recordando a Karube sonreír. Era inevitable no pensar en él, más cuando ahora me encontraba en el lugar donde tanto quería estar él.

— Por cierto, soy Kuina.

Esta vez la chica de rastas habló mirandome.

— Kira.

La chica solo asintió.

— Oigan, quiten esa música horrible.

Y allí estaba: Niragi estaba caminando junto a un grupo de aspecto matón. Ahora era mucho más atractivo que en el pasado, caminando con confianza con un arma recostada en su hombro.

Lucía muy bien y eso me hizo recordar los viejos tiempos.

Todo mundo se quedo en completo silencio y Kuina empezó a explicar quienes eran, yo solo me encargue de esconder lo más que pude mi rostro de la vista de Niragi, pero fue imposible cuando él y las personas que lo acompañaban se detuvieron justo en frente de nosotros.

De inmediato sentí la mirada de Niragi sobre mi, me escaneaba con aquella mirada encendida en fuego con la que siempre me miró. El chico de piercings hizo el ademán de acercarse, sin embargo Aguni que estaba a la cabeza del grupo lo detuvo con su mano en el pecho.

— ¿Y tus aliados? — esa pregunta se dirigió a Arisu, pero se sintió como si fuera para mi. El rostro de Karube se hizo más presente en mi mente y apreté con fuerza todos los anillos de Karube que ahora descansaban en mis dedos, incluyendo el anillo de compromiso. — Entiendo. Murieron... que lástima. Solo el debil sobrevivio.

Mi sangre hervia con fuerza.

— Veo que tu herida cicatrizó muy bien.

Al parecer Aguni no había notado mi presencia, pues en sus ojos pude ver sorpresa cuando cayó en cuenta de que yo también seguía con vida.

— Así que tu también sobreviviste. — Mi mirada caló sus huesos todo lo posible, pero fue inevitable que mis ojos fueran a Niragi de nuevo. — Tu: traeme a la mujer.

Mi corazón se acelero cuando Niragi se acercó, su mirada todavía clavada en mi alma.

Arisu distrajo a Niragi cuando se alzó para defender a Usagi, la cual era el objetivo de Niragi para llevar a su jefe. Kuina llamó su atención en un regaño y yo solo me mantuve espectadora.

— Lo que quiere decir nuestro jefe es que quiere probarte. — la voz de Niragi me estremecio, incluso más de lo que antes lo hacía. — Ven.

Arisu otra vez se entrometió, haciéndome rodar los ojos fastidiada.

— ¿Que hacemos con este mocoso?

Aguni contesto y todos comenzaron a moverse, siguiendo las ordenes de Aguni.

No iba a hacer nada al respecto, no hasta que El Sombrerero intervino.

Podía notar la tension que había entre El Sombrerero y Aguni, y no solo era tension por rivalidad ahí había tension sexual.

Por favor ya besense.

— A la sala de juntas. Alice, Kira ustedes también.

Me sorprendió que me mencioncionara, pues no tenía absolutamente nada que ver.

Chishiya

— Y bien... Dime que opinas

Espere atentamente la respuesta de Kuina.

— El chico es lindo, pero esa Kira es demasiado callada e inexpresiva. — Kuina se quitó el cigarrillo de los labios y volvió su mirada a mi. — Pero se que esas son de las que te gustan.

Kuina se retiró, dejandome pensativo.

¿Tanto se notaba mi interes en Kira?

...

Kira

Todos nos sentamos en sillas alrededor de una mesa grande, por suerte pude alcanzar el puesto al lado de Chishiya, el cual me saludo con un beso en la frente que me sorprendió, pero también estaba al lado de un hombre lleno de tatuaje y una katana extravagante.

Al parecer mi mirada fue algo insistente para él, pues me regreso la mirada pero un poco más inexpresiva.

Reí al ver sus ganas de acercarse a mi y utilizar su katana, pobre que yo sería mucho más rápida para ponerle una bala en la cabeza antes de que el filo de la katana entrara en contacto con mi carne.

Su mirada se distrajo de mi para mirar a Aguni y Niragi con complicidad, justo cuando El Sombrerero que debería recargar su visa muy pronto.

Algo le pasaria al Sombrerero.

Mi mente dejo de divagar en esa idea justo cuando la calidad y suavidad de la mano de Chishiya tocó la mía debajo de la mesa. Esa acción provocó que por un momento me distrajera de del discurso de Mira, solo para mirar la pequeña sonrisa traviesa en el rostro de Chishiya.

— Como en el juego de Siete Corazones que Alice y Kira completaron y ni siquiera tuvieron que usar la mente. — Mira rio un poco, lo que hizo que yo enfureciera.

Karube vino a mi mente, aunque supongo que nunca se fue, solo dejo de torturarme por un tiempo.

— Como alguien que completo un juego de Corazones ¿tienes algún consejo para nosotros?

El Sombrerero miró atentamente a Arisu, empezando a reír junto con Mira.

Ann dijo algo, pero mi vista se nublo por completo, escuchando de nuevo los sollozos de Karube antes de morir.

Deje caer sobre la mesa el anillo de compromiso que Karube me dio, haciéndolo sonar cual moneda, callando a todos.

— Si realmente buscan la victoria en un juego de Corazones no sientan. Sentir afecto por un jugador en esas circunstancias solo nublara tu juicio. Querras morir en lugar de tu compañero, pero eso no ayuda de mucho porque si tienes un objetivo es mejor asegurarse uno mismo que se cumplió y si mueres jamás estarás completamente seguro que se obtuvo lo deseado.

Terminé mi monologo tomando el anillo y volviendolo a posicionar en mi dedo, sentí la mirada del Sombrerero curiosa.

— Me voy a unir al juego; ya sea de Corazones o de Picas. ¡Alguien como yo ganará fácilmente!

Oh, Sombrerero... yo no confiaria mucho en esa idea.

— Y antes de que todos se vayan, quiero anunciar que Kira esta especialmente bajo mi proteccion. — eso me sorprendió, incluso sentí otra vez la mirada curiosa de Niragi sobre mi. — A peticion de nuestro querido Chishiya.

Mire a Chishiya, el cual solo me sonrió de medio lado.

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