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03

Calma. La calma siempre podía ser gratificante, sin embargo en ese momento la calma resultaba desesperadamente horrible y serena.

— Hola. — Kira entró en el bar que sabía que estaba Karube y donde él solía trabajar.

— Hola, bella.

— Karube, escuche sobre lo de La Playa. — los ojos de Karube se centró en ella inmediatamente escucho lo que dijo, pidiendo con su mirada más explicación. — Yo... — Un suspiró salió de los labios de Kira. — Yo me quedare para ayudarte a encontrar ese lugar. Pero quiero que me ayudes a hacerle entender a Arisu que lo que antes teníamos él y yo jamás podra ser otra vez.

Él solo asintió comprendiendo, pues había visto las miradas fugaces que Arisu aún le dedicaba a Kira, la cual no correspondía ninguna de esas miradas.

Antes de que Kira se retirará del lugar, Karube aprovechó la ocasión.

— Kira, quiero pedirte algo también. — Kira volvió a verlo otra vez, con toda su atención puesta en él. — Quiero que si no llego a sobrevivir a algún juego antes de llegar a La Playa conserves esto y jamás permitas que alguien lo robe o aleje de ti.

Kira comprendió rápidamente la petición de Karube al ver la pequeña cajita de tercipelo que poseía un anillo adentro que Karube le extendió.

— Karube ten fe que tu podras llegar a darselo.

Kira sabía del amorio que Karube tenía con su compañera de trabajo. Sabía las intenciones de Karube, él realmente la amaba y quería pedirle matrimonio.

— Se que hay que tener fe, pero uno nunca sabe cuando sea mi hora y se que tu lo cuidaras muy bien. Incluso lo cuidaras con más dedicacion que Arisu.

Kira solo asintió tomando entre sus manos la caja aterciopelada, sin más que decir.

...

Todos ya se habían ido. El jardin lucia tetrico y a Kira rápidamente le dio mala espina absolutamente todo.

En una mesa pudieron observar diferente armas, de los cuales por instinto Kira escogió un hacha fácil de maniobrar.

Todos se pusieron los aparatos extraños y de inmediato el juego comenzó, y la voz reveló la cruel verdad.

Solo uno de ellos sobreviviría esta vez.

Pronto todo comenzó a tornarse oscuro, pues descifraron que el que tenía que huir era el lobo, y para ese entonces era Shibuki.

La pelinegra comenzó a correr con desespero mientras que Karube la perseguia y Kira simplemente comenzó a caminar serenamente por el otro lado con la esperanza de interceptarla de manera inesperada para Shibuki.

De alguna manera el instinto asesino se despertó en Karube y Kira, pues a ninguno de los dos les importaba Shibuki y ambos tenían un objetivo: salir de allí para por fin poder juntar a Karube y a la chica que tanto le gustaba.

Rápidamente Karube y Kira encontraron a Shibuki, Karube intentó darle una estocada con su arma pero no lo logró, así que Kira decidió actuar y logró enterrar no tan profundamente el hacha en la pierna de Shibuki, la cual solo soltó un alarido de dolor pero continuo con su lucha por la supervivencia.

Las cosas pasaron demasiado rápido, y de un momento al otro le estaban dando caza a Arisu, quien había huido para no ser asesinado.

Kira en ese punto solo enloquecio al ver a Karube rendirse y aceptar su muerte. Recurriendo al consuelo en los recuerdos de oro.

Kira solo se limitó a sentarse y regular su respiración y siendo consciente de que Arisu podía escuchar lo que ella decía solo dejo abrir su corazón.

— Arisu, solo quiero que sepas que llegue a amarte mucho. — Su voz se veía cada vez más interrumpida por los sollozos. — Arisu se consciente, mira lo que has hecho. Ninguno de nosotros tiene una vida plena, pero Karube tenía la oportunidad de construir una buena vida. Arisu... por lo que más quieras dejale la oportunidad de sobrevivir a Karube, por favor.

Tras unos segundos de silencio, en los cuales solo escuchaba los sollozos de Arisu. Se dio por vencida, aceptando que moriría.

Vio a Karube luchar por sentarse, Kira le ayudo a hacerlo para que pudiera descansar.

De pronto Arisu comenzó a decir que se rendiria. Sin embargo, nadie le respondió. Karube sabía que moriría y Kira ya estaba asimilando la probabilidad de morir.

— Sabes, Kira. Al fin y al cabo ninguno podra ir a La Playa. — Karube intentó animar a quien era ahora su mejor amiga. — Te quiero, Kira. Siempre lo hice, perdón por alejarme de ti, perdón por tratar de ignorarte, perdón por no estar ahí cuando lo necesitaba. Perdóname, Kira.

Kira no respondió, solo beso la mejilla de Karube provocando que el rubio cerrara los ojos con pura serenidad en su rostro.

Ahora Kira podía ver las estrellas que su hermano tanto le decía que podría visitar cuando fuera astronauta. Ahora lo sabía, comprendió lo que debía pasar: Arisu debía sobrevivir.

Tanto Chōta como Karube comenzaron a recordar los viejos tiempos, haciendo romper en llanto a Kira, recordando cuando había llegado a amar a Arisu.

— Oye Arisu, te amo.

Eso fue lo ultimo que Kira dijo cuando sintió la sangre de Karube manchar todo su cuerpo. Gritó de agonia, pensando que ya estaba muerta, sin embargo sintió los brazos de Arisu rodaerla.

¿Como podía ser? ¿Como había sobrevivido?

El juego ha acabado, felicidades lobo e impostor.

Todo este tiempo Kira había estado destinada a sobrevivir.

Kira se unió a los gritos desesperados de Arisu, pero ella no se quedo tirada agonizando. Sino que tomó todos los anillos de Karube y se los colocó, sacó la pequeña caja y apretó con dolor esta, recordando la promesa que le había hecho a Karube.

Ella encontraria La maldita Playa.

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